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LOS CIUDADANOS FRENTE A LA CORRUPCIÓN EN EL PÉRU

Corría los años 2015 y me encontraba como asistente en función fiscal en una de
las fiscalías especializadas tendientes a combatir el flagelo de las organizaciones
criminales; llegando a postular a una plaza de nombramiento en una Fiscalía Penal
Especializada; es así, que tras las etapas de calificación, a vísperas de mi entrevista
personal, el asesor de uno de los miembros del anterior Consejo Nacional de la
Magistratura, bajo la apariencia de conocer mi buen desempeño, me ofreció el
ansiado nombramiento, a cambio de una contraprestación económica de cincuenta
mil dólares. Desde aquel momento sentí a la corrupción en carne propia, como un
fenómeno que descompone la debida conducta individual y social, transgrediendo
valores éticos, morales, y normas legales que debieran garantizar el funcionamiento
del Estado y la convivencia en sociedad. Estas malas prácticas encubren delitos de
cohecho, malversación, tráfico de influencias, abuso de autoridad, colusión,
negociaciones incompatibles, pagos indebidos, entre otros.
El Instituto de Estudios Peruanos (2014), ha realizado un estudio estadifico en el
que nos revelan que solo 13 de cada 100 peruanos creen que se justifica pagar un
soborno. Este porcentaje baja a 9 de cada 100 entre quienes no han sido víctimas
de corrupción, pero aumento a 23 de cada 100 entre quienes sí han sido víctimas de
una solicitud de soborno. Ello nos lleva a la siguiente interrogante, ¿en la
actualidad, los ciudadanos peruanos fomentan la corrupción o están
ayudando a erradicarla?, ante esta pregunta sostendremos que la corrupción está
en proceso de generalización, llegando a ser parte de la vida cotidiana, en la que,
casi diariamente, conocemos y nos vinculamos directa o indirectamente,
contribuyendo de algún modo a fomentarla, debilitándose así la cohesión social al
carcomer paulatinamente un conjunto de valores importantes en la sociedad,
llegando al extremo de la existencia de altos niveles de desconfianza. En los
siguientes argumentos se expondrán nuestras razones.

La corrupción tiene la habilidad de multiplicarse y extenderse como el cáncer que


destruye la institucionalidad democrática y el futuro de un país desarrollado; este
flagelo llega filtrarse en todos los distintos estratos sociales, desde el ciudadano de a
pie que ofrece una “gaseosita” para evitar una multa hasta los casos más grandes
de corrupción como lo ocurrido en de la década de los noventa “Caso Vladivideos”,
llegando a los más recientes casos “Lava Jato” y “Cuellos Blancos”; además, no se
trata de un fenómeno nuevo, sino que, es sistémica y de larga data. A decir de
QUIROZ, A. (2013), la historia republicana del Perú está impregnada de acciones
venales que han modelado el rumbo económico y social del país, una herencia que
nos llega desde el virreinato.
Merino F. y Urbina D. (2019) afirman que las instituciones son fundamentales
para alcanzar el desarrollo económico; por lo que la corrupción en ellas impide
un desarrollo eficiente, generando entre sus consecuencias: desigualdades
entre los ciudadanos, inflación en los costos, desviación de los recursos, mala
calidad de bienes y servicios ofrecidos por el gobierno, efectos negativos en la
economía, entre otros. ARBIZU, J. (2014) señala entre las instituciones públicas
más corruptas: al Congreso de la República, la Policía Nacional, el Poder Judicial,
las municipalidades y los gobiernos regionales. Así, dentro de las instituciones, los
peruanos han contribuido a fomentar la corrupción cuando ante los excesos de
procedimientos, y en busca de una decisión oportuna, han apostado por pagos
ilegítimos o cualquier forma de corrupción, para obtener resoluciones favorables.
SERRANO, B. (2013).
Según la novena encuesta elaborada por Proética, Ipsos Perú, revela que el 72%
de la población tiene tolerancia media hacia la corrupción y el 6% una tolerancia alta;
es decir, un 78% acepta convivir con este flagelo, y esto se devela en frases como
“no quiero más problemas”, o “ si denuncio no pasará nada, no habrá resultados”;
sobre ello, consideramos que esto no significa una aceptación a la corrupción, pero
sí una actitud de pragmatismo, resignación y hasta complicidad, la cual puede
revertirse con la colaboración de los ciudadanos, haciendo frente con una actitud
que rompa el eslabón de corrupción; ¿cómo? No fomentemos más la corrupción con
nuestro silencio, el callar no es una opción, nuestro deber es denunciar,
construyamos un Perú con integridad.

En conclusión; la corrupción no es un secreto recién descubierto, es una realidad


que zumba en el rostro de millones de ciudadanos, quienes en la actualidad han
contribuido a fomentarla, a través de su acción y omisión. Así; se fomenta la
corrupción a través de la acción, cuando el ciudadano la considera un mal necesario,
una vía para alcanzar su meta a toda costa, concibiendo que sus acciones pueden
trascender toda norma a través de ella, porque es un medio para lograr sus fines,
manifestándose en comportamientos como ofrecimiento de dádivas, entre otros. Por
otro lado, la omisión también constituye una forma de fomentar la corrupción, porque
los ciudadanos se han acostumbrado a ella, y se hace imponderable desde los
diferentes ámbitos generar conciencia en una ciudadanía responsable con deberes
de asumir la capacidad de indignación y protestar, denunciar frente a cualquier
mínimo de acto de corrupción.
La tarea es enorme, pero aquí estamos para hacerla, ayudemos a erradicar la
corrupción.

Referencias Bibliográficas

 ARBIZU, Julio. (2014) “El espiral de la corrupción en el Perú”. En Revista


Argumentos, Edición N° 3 disponible en https://argumentos-
historico.iep.org.pe/articulos/el-espiral-de-la-corrupcion-en-el-peru/ ISSN
2076-7722
 Canal de YouTube: Banco Mundial en América Latina y el Caribe. (2013)
“¿Cómo afecta la corrupción al desarrollo de Perú?”. Disponible en:
https://youtu.be/VsUGQehGoGQ.
 Canal de YouTube: RTV-La República. (2018) “Así es la corrupción en el
Perú?”. Disponible en: https://youtu.be/VsUGQehGoGQ.
 Encuesta elaborada por Proética, Ipsos Perú, en: El Comercio, disponible en
https://www.proetica.org.pe/noticias/el-78-de-los-peruanos-son-
tolerantes-con-la-corrupcion/.
 Instituto de Estudios Peruanos: Barómetro de las Américas LAPOP, (2014).
Infografía “Peruanos creen que la corrupción está generalizada, pero no
los afecta directamente”. Disponible en: http://bit.ly/3qTeeTK,consultado
el 03 de abril de 2021.
 MERINO AMAND, Francisco y URBINA, Dante. Conversatorio “Vínculo
entre la ética y la corrupción en la gestión pública: caso
Odebrecht”, organizado por Económica (Año 2019).
 QUIROZ, Alfonso. (2013) “Historia de la corrupción en el Perú”. Lima, Perú.
Instituto de Estudios Peruanos. 
 SERRANO, Besabe. (2013) “Explicando la Corrupción Judicial en las Cortes
Intermedia e inferiores de Chile Perú y Ecuador”. México. Perfiles
Latinoamericanos. Volumen 21 N° 42.

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