Es el abandono de estudios académicos de forma temporal o definitiva.
Durante muchos años, esta situación fue desestimada y normalizada
en México, se ignoraba el impacto que tendría en los sectores económico, cultural y hasta de salud. Por lo tanto debemos ser conscientes que la deserción escolar de un alumno va a tener unas consecuencias claras sobre su futuro laboral.
Antecedentes
Lamentablemente existe un vínculo muy alto entre abandono escolar
prematuro y pobreza. En las últimas décadas se ha conseguido que el 90% de los niños de países como México, Venezuela, Argentina o Perú estén escolarizados en la educación básica, sin embargo la deserción escolar es un grave problema puesto que tan solo el 50% de los niños logra acabar los estudios de secundaria y menos del 35% continua sus estudios universitarios. Y de ese porcentaje el promedio en México de los estudiantes que terminan el nivel medio superior es de 68 %, y los que abandonan 32%. Tan solo en el primer grado, aproximadamente 700 mil estudiantes dejan la escuela cada año.
Esto toma relevancia pues muchas de las profesiones que aportan un
mayor valor añadido para la sociedad, esto es, que generan mayor riqueza para los países, son desarrolladas por personas con formación universitaria y tan solo uno de cada 8 jóvenes latinoamericanos continúa estudiando más allá de los 20 años, edad. Sin embargo no todos los países tienen iguales tasas puesto que en Chile y Argentina más de la cuarta parte de los jóvenes alcanzan la universidad, en México un poco menos seguido de Brasil.
Causas o motivos de Históricos la deserción escolar
Existe un conjunto de factores que se pueden considerar como causas
de la deserción escolar en América Latina.
Algunos de ellos serían fácilmente subsanables pero otros suponen un
cambio completo en la mentalidad de las familias que son pieza clave para que el alumno siga estudiando y complete al menos sus estudios básicos. Una de las causas más frecuentes del abandono escolar es el desinterés por parte de los padres hacia la escuela. Si los padres no motivan y se preocupan porque el niño estudie y aprenda éste no tendrá ningún apoyo y será un auténtico milagro que consiga acabar sus estudios. Aunado a eso existe un gran número de familias con unas condiciones socioeconómicas muy bajas que no se pueden permitir tener un estudiante durante muchos años en casa. En estas familias se necesitan generar ingresos cuanto antes y muchos de los alumnos víctimas de esta deserción escolar se ponen a trabajar demasiado pronto acuciados por las necesidades económicas familiares.
Otras causas son la falta de recursos suficientes en el sistema
educativo, la falta de becas para libros y de escuelas con el suficiente número de profesores y capacitación de éstos para que puedan atender convenientemente a alumnos de diversas edades en aulas separadas por cursos.
Recientemente otro factor a considerar es el impacto de la pandemia
por COVID-19 en diversos ámbitos ha sido desastroso. En el campo de la educación, el panorama no es el más alentador. Debido a las recomendaciones de distanciamiento social, las instituciones educativas cerraron sus puertas dejando a millones de niños a la deriva. Desde marzo de 2020, el sistema educativo público y privado en México también se enfrenta al desafío sin precedentes implementando clases a distancia.
Algunos de los niños pudieron retomar sus clases en modalidad a
distancia, ya sea vía internet o por televisión, y quienes no tenían acceso a las herramientas tecnológicas para hacerlo o peor aún, no contaban siquiera con energía eléctrica, sobre todo en zonas rurales, dejaron de estudiar, afirma Patricia Ducoing Watty del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación (IISUE).
La especialista señala que, según el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI), 5.2 millones de niños, adolescentes y jóvenes entre los 3 y los 29 años de edad, no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por motivos económicos y por causas de la COVID-19.
Como se puede evidenciar entre las posibles causas de deserción
revisadas están aquellas originadas desde los mismos hogares, también encontramos algunas derivadas de las mismas instituciones educativas y de los educadores así como desde la misma concepción del sistema educativo y la desatención de autoridades locales. Para lograr una solución que realmente impacte positivamente sobre el fenómeno, se requiere la concurrencia y el compromiso de todos los actores educativos, de manera conjunta y simultánea.