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Venezuela: Categoría 3
Recomendaciones priorizadas
Investigar, llevar a juicio, y condenar los casos de trata de personas, incluyendo a funcionarios
cómplices y cualquier persona involucrada en el reclutamiento forzado de niños en grupos
armados ilegales. • Proporcionar servicios especializados a todas las víctimas de trata de
personas, incluyendo a víctimas que son repatriadas, niños soldados, hombres, niños, y
personas de la comunidad LGBTI. • Redactar y promulgar leyes amplias contra la trata de
personas que criminalice todas sus formas, incluyendo la criminalización del tráfico sexual
infantil en el que no se usa la fuerza, el fraude o la coerción, y la trata de hombres y niños. •
Incrementar el número de personal y el financiamiento de la oficina especial de la fiscalía para
combatir la trata de personas. • Educar a los venezolanos que huyen del país sobre los riesgos
de la trata de personas, así como dónde y cómo solicitar servicios de apoyo. • Capacitar a
todos los funcionarios de migración y cuerpos de seguridad que operan en los pasos
fronterizos sobre los indicadores de la trata de personas. • Dadas las graves preocupaciones en
torno a indicadores de trabajo forzoso en las Misiones Médicas Cubanas, interrogar a los
profesionales médicos cubanos para detectar indicios de trata de personas y referir a aquellos
identificados a las entidades competentes. • Trabajar en conjunto con organizaciones de la
sociedad civil y otros proveedores de servicios para asistir a las víctimas. • Implementar
procedimientos formales y capacitación tanto para identificar a las víctimas de la trata de
personas en poblaciones vulnerables, por ejemplo, las personas que se dedican a la
prostitución, como para remitir a dichas víctimas para que reciban atención. • Desarrollar y
publicar un plan de acción contra la trata de personas teniendo en cuenta los desafíos actuales
y asignar recursos para su implementación. • Mejorar la cooperación interinstitucional
mediante la formación de un grupo de trabajo permanente para la lucha contra la trata de
personas. • Mejorar la recopilación de datos sobre los esfuerzos gubernamentales contra la
trata de personas y poner esta información a disposición del público.
Enjuiciamiento
Los esfuerzos de las autoridades venezolanas bajo el mandato de Maduro para hacer cumplir
la ley fueron deficientes. La legislación venezolana no criminalizó todas las formas de trata de
personas. La ley venezolana estableció como delito la explotación laboral y algunas formas de
tráfico sexual de mujeres y niñas a través de una ley de 2007 sobre los derechos de la mujer
que establecía penas de 15 a 20 años de prisión. En contradicción con lo estipulado en el
derecho internacional, la ley exige pruebas del uso de la fuerza, el fraude, o la coerción para
indicar que se está ante un caso de tráfico sexual de menores y por lo tanto no criminalizó la
de trata de personas en todas sus formas. La legislación venezolana no estableció como delito
la trata de hombres y niños cuando los perpetradores no forman parte de un grupo criminal
organizado. La ley sobre el crimen organizado criminalizó la trata de personas por bandas
criminales organizadas conformadas por tres o más personas, e impone una pena de 20 a 30
años de prisión. Las penas por estos delitos de trata de personas fueron lo suficientemente
severas y, con respecto a la trata con fines de explotación sexual, equivalen a las penas
previstas para otros delitos graves, como la violación.
Protección
Prevención
Los esfuerzos de prevención del gobierno venezolano bajo el mandato de Maduro fueron
inadecuados. No hubo ningún organismo interinstitucional permanente encargado de la lucha
contra la trata de personas, y aunque las autoridades alegan contar con un plan nacional de
acción desde el año 2006, no queda claro si se implementó o si se actualizó para incluir
desafíos apremiantes como el aumento de los casos trabajo forzoso en empleados domésticos,
un mayor número de víctimas repatriadas desde otros países, y los esfuerzos necesarios para
mitigar la explotación de quienes abandonan el país como resultado de la crisis económica. La
ONCDOFT organizó una proyección de películas, con la participación de funcionarios policiales
voluntarios, para crear conciencia sobre los delitos de trata de personas, y el Ministerio para la
Mujer en el estado de Miranda también convocó un foro para discutir temas relacionados con
la trata de personas. En ambos casos, no quedó claro quiénes asistieron o quienes formaron
parte del público. El gobierno venezolano no brindó capacitación sobre la trata de personas a
su personal diplomático y tampoco informó sobre la realización de actividades específicas
dirigidas a reducir la demanda de actos sexuales con fines comerciales.
Perfil de la Trata de Personas
Tal como se ha reportado en los últimos cinco años, los tratantes de personas explotan tanto a
víctimas venezolanas como extranjeras dentro de Venezuela, y a víctimas venezolanas en el
extranjero. A medida que la situación económica continuó su rumbo hacia un deterioro crítico,
más de 5 millones de venezolanos han huido de Venezuela hacia países vecinos. La ONU
estima que aproximadamente 6,5 millones de venezolanos habrán huido del país para finales
del año 2020. Los tratantes de personas han cometido delitos de explotación contra víctimas
venezolanas en Aruba, Bahamas, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Curazao, República
Dominicana, Ecuador, Guyana, Macao, México, Panamá, Perú, España, Surinam, y Trinidad y
Tobago. Tanto mujeres como niñas venezolanas fueron particularmente vulnerables al tráfico
sexual en Colombia y Ecuador. Un informe de prensa no corroborado alegó que el Ministerio
del Interior Español informó que a mediados de 2019 se habían identificado en España 391
venezolanos víctima de la trata de personas. Si bien las autoridades españolas no confirmaron
el número exacto de víctimas venezolanas identificadas, informaron que en 2019 Venezuela
fue el país número uno de víctimas explotadas en España. Las ONG señalaron que la trata de
personas con fines sexuales y de trabajo en el servicio doméstico forzoso aumentó en el país
en 2019. Los tratantes de personas explotaron cada vez más a hombres venezolanos para fines
de trabajos forzosos en otros países, incluyendo las islas caribeñas holandesas. Los grupos
armados ilegales disidentes de Colombia, especialmente los que se encuentran cerca de las
zonas fronterizas, sometieron a ciudadanos venezolanos a criminalidad y reclutamiento
forzoso. En 2019, la ONU, gobiernos extranjeros, medios de comunicación, y ONGs reconocidas
reportaron que funcionarios del gobierno venezolano, incluyendo miembros de las fuerzas de
seguridad y autoridades locales que en su mayoría se encontraban en zonas fronterizas,
confabularon, toleraron, y permitieron que grupos armados ilegales colombianos operaran en
territorio venezolano de manera impune. Funcionarios venezolanos que actuaban a instancias
del expresidente Nicolás Maduro y su entorno, o en pro de sus propios intereses personales,
incluso motivados por el temor por su seguridad, al parecer proporcionaron apoyo y refugio,
descritos a continuación, a disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Estos grupos crecieron mediante el
reclutamiento de niños soldados y el tráfico de menores con fines de explotación sexual y
trabajo forzoso. Los grupos armados ilegales atraen a niños en condiciones vulnerables y
terribles circunstancias económicas con regalos y promesas de sustento básico a los cuales ni
ellos ni sus familias tienen acceso debido a la crisis humanitaria del país, para luego reclutarlos
en sus filas. Estos grupos, incluidos disidentes del ELN y las FARC, reclutan niños para fortalecer
sus operaciones y aterrorizar a las comunidades fronterizas de Venezuela y países vecinos,
especialmente Colombia, en áreas donde la presencia de autoridades es escasa. Un informe
publicado en 2019 documentó la presencia de seis movimientos disidentes conformados por
excombatientes de las FARC en al menos siete de los 24 estados venezolanos, entre ellos
Amazonas, Apure, Bolívar, Guárico, Mérida, Táchira, y Zulia, cinco de los cuales son estados
fronterizos. Las autoridades colombianas estimaron que había aproximadamente 36
campamentos del ELN ubicados en el lado venezolano de la frontera colombo-venezolana. Los
miembros del antiguo régimen de Maduro dependieron en gran medida del ELN, de disidentes
de las FARC, de grupos criminales, y de las actividades criminales y terroristas de los grupos
armados pro-régimen en Venezuela, incluyendo la trata de personas, para mantener su control
ilegítimo dentro el país. Según presuntos documentos del Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional (SEBIN), un alto comandante de las Fuerzas Armadas ordenó a miembros del Ejército,
de la Guardia Nacional y de las milicias leales al expresidente Maduro que operaban en cuatro
estados de la frontera colombo-venezolana que evitaran enfrentarse con los grupos armados
ilegales colombianos en territorio venezolano y los exhortó a apoyar y colaborar con sus
operaciones. Miembros del antiguo régimen de Maduro proporcionaron apoyo y refugio, lo
cual permitió el crecimiento incesante de estos grupos, y propició una amenaza de
desestabilización en la región, a medida que crecían sus filas debido a la explotación de
menores con fines de tráfico sexual, trabajo y reclutamiento forzoso. Según las ONGs, el
trabajo forzoso es un castigo común por violar las normas impuestas por estos grupos
armados. Los grupos armados ilegales explotaron a ciudadanos venezolanos, incluidos niños,
con fines de trabajos forzosos en zonas mineras, y a mujeres y niñas con fines de explotación
sexual. Los tratantes de personas someten a mujeres y niñas venezolanas, entre ellas algunas
atraídas desde las regiones pobres del interior del país hacia Caracas, Maracaibo, y la isla de
Margarita, con fines de explotación sexual y de turismo de explotación sexual infantil dentro
del país. Los tratantes o traficantes de personas, a menudo familiares de las víctimas, explotan
a menores venezolanos en calidad de servicio doméstico dentro del país. Funcionarios
venezolanos y organizaciones internacionales señalaron haber identificado en Venezuela
víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral provenientes de
países suramericanos, caribeños, asiáticos, y africanos. Ciudadanos extranjeros que residen en
Venezuela someten a nacionales de Ecuador, Filipinas, y otros países a trabajos forzados en el
servicio doméstico. Existen operaciones mineras ilegales en algunas de las zonas más remotas
del país, incluyendo el estado Bolívar, donde los tratantes de personas explotan a niñas con
fines de tráfico sexual, reclutan por la fuerza a jóvenes para que se unan a grupos criminales
armados, y obligan a niños a trabajar en las minas en condiciones peligrosas. En 2019 hubo un
aumento de la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral en el sector informal
de la minería. Se estima que aproximadamente el 45 por ciento de los mineros en el estado
Bolívar eran menores de edad y eran extremadamente vulnerables a la trata de personas. Los
grupos armados explotan a ciudadanos y víctimas de secuestro con fines de tráfico sexual y
trabajos forzosos, en sectores como la agricultura, el servicio doméstico, y la construcción.
Trabajadores reclutados en otras zonas del país fueron víctimas de trabajos forzados y
manipulados por deudas, amenazas de violencia, e incluso la muerte. Los tratantes de
personas explotaron a mujeres y niñas, especialmente a aquellas pertenecientes a
comunidades indígenas. El gobierno cubano pudo haber obligado a trabajar a algunos
ciudadanos cubanos que participan en sus misiones médicas en Venezuela. Algunos
profesionales médicos cubanos asignados en Venezuela indicaron que los supervisores
cubanos retuvieron sus documentos y los obligaron a falsificar registros médicos.
Esta traducción se proporciona como una cortesía y únicamente debe considerarse fidedigna
la fuente original en inglés: https://www.state.gov/wp-content/uploads/2020/06/2020-TIP-
Report-Complete-062420-FINAL.pdf
HAY QUE SABERLO
Una joven de 17 años de edad fue rescatada luego de que se viralizara la denuncia de su
desaparición en San Félix, estado Bolívar. La menor fue hallada en Delta Amacuro, una de las
rutas para la trata de personas que son trasladadas a Trinidad y Tobago.
Los detenidos fueron identificados como María Raquel Villarroel Rojas y Modesto Jesús Subero
Villarroel. Además, se incautó un vehículo marca Daewoo Lanos, placa VAS59W, color
vinotinto, el cual la víctima señaló que usaron para su traslado.
Dairelis Díaz desapareció el viernes 19 de marzo cuando salió de su casa sin decir a dónde iba.
Testigos la vieron por última vez en la parroquia 11 de Abril, en San Félix, cuando la subieron
por la fuerza a un vehículo.
La joven alegó no contar recursos para el viaje, y Broker le solicitó una cuenta bancaria para
una transferencia por pago móvil. También le dijo que debía llevar a otras muchachas. Ella
entonces le comentó sobre su hermana —que le manifestó que no iría— y una amiga.
Ese viernes que desapareció, la hermana de Dairelis revisó su cuenta en Facebook y se percató
de que mantenía comunicación con el perfil de Jhonny Broker. En uno de los mensajes, este le
indicó que pasarían por ella unas personas en un vehículo de color vinotinto, para trasladarla
hasta Tucupita, estado Delta Amacuro.
En conversación con Crónica.Uno, el abuelo de la víctima, Cruz Terán, comentó que su nieta
fue abandonada en horas de la madrugada en Tucupita.
Una de las mayores interrogantes en este caso fue cómo lograron trasladarla hasta Delta
Amacuro, precisamente en la misma semana en que se declaró un cerco epidemiológico en
Bolívar. Esta medida implicó el cierre de puentes para impedir la salida o ingreso a la entidad,
salvo por sectores priorizados. Incluso, la movilización entre municipios fue suspendida.
En los últimos dos años, Trinidad y Tobago se convirtió en uno de los lugares no solo de refugio
sino también de tragedia para venezolanos que intentaron migrar en medio de la crisis
humanitaria en Venezuela. El naufragio de los que en diciembre de 2020 zarparon desde Güiria
fue uno de ellos.
Güiria es otra de las rutas que usan no solo para la migración, sino para el tráfico y trata de
personas, así como para el contrabando de drogas.
El 16 de mayo de 2019, cuando zarpó la embarcación Ana María con 33 personas que se
trasladaban a Trinidad y Tobago, iban Génesis Nazareth Reinosa de 19 años, y su amiga
Nadiuska Sifontes, de 20 años, quienes vivían en San Félix.
Las jóvenes salieron el 2 de mayo de sus casas con destino a Güiria. De allí migrarían a Trinidad
y Tobago en busca de oportunidades laborales, planes que desconocían sus padres.
Como pasó con Dairelis, a estas jóvenes las contactaron por Facebook. Les depositaron dinero
para el viaje que incluía a por lo menos 15 muchachas de diferentes estados del país.
Semanas antes naufragó la embarcación Jhonnalys José en el sector Boca Dragón. Llevaba a
unas 30 personas, de las que solo rescataron nueve cuerpos.
En el caso del Ana María no se halló ningún cuerpo y las autoridades de la Guardia Costera
descartaron que la embarcación haya naufragado, a la fecha no hay respuesta para las familias.
De acuerdo con el Informe Global sobre Trata de Personas difundido por la Oficina de la ONU
contra la Droga y el Delito, en 2018 hubo 430 víctimas venezolanas de trata de personas en 21
países de América del Sur, Centroamérica y Europa. En 2011 fueron cinco las víctimas, 11 en
2012 y 2 en 2013.
El Observatorio Nacional de Derechos Humanos en Venezuela calcula que alrededor de 4
millones de personas en el mundo son víctimas del delito de trata de personas.
En los últimos días, a través de la etiqueta #AlertaMorada, se advierte en Twitter sobre zonas
de Caracas que serían puntos vulnerables de secuestros de mujeres.
https://cronica.uno/trata-de-personas-un-delito-que-cobra-fuerza-en-venezuela/
0Por: Ingrid Orjuela @ingridpilar Publicación original de Alternos La crisis económica induce a
medidas desesperadas y hay quienes aprovechan esa debilidad ajena. La infancia y
adolescencia en Venezuela se ha visto interrumpida por la incidencia de un delito que toma
cada vez más víctimas y que cruza fronteras: el tráfico y trata de personas, denominadas […]
ÁREAS DE INTERÉS
@ingridpilar
La crisis económica induce a medidas desesperadas y hay quienes aprovechan esa debilidad
ajena. La infancia y adolescencia en Venezuela se ha visto interrumpida por la incidencia de un
delito que toma cada vez más víctimas y que cruza fronteras: el tráfico y trata de personas,
denominadas por expertos como formas de esclavitud moderna
Las niñas son las mujeres del futuro y cada vez son más las amenazas para su crecimiento y
desarrollo seguro en Venezuela, donde las condiciones económicas hacen que la trata o tráfico
de personas “sea bien particular”, según Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap: “Se
ha convertido en un delito transfronterizo por la migración forzada frente a la crisis. Hay
factores que no resultan ajenas al contexto que se está viviendo Venezuela, por lo que deben
activarse protocolos y mecanismos de protección en zonas de riesgo como las fronteras, la
costa (por la actividad turística) y en el Arco Minero, porque son propensas a la explotación y
la trata de niños, sobre todo debido a que en estas áreas se desarrollan actividades que no son
supervisadas ni controladas, y además hay presencia de grupos de delincuencia organizada.
Estamos en un tema profundamente a la deriva”.
El Protocolo de Palermo de las Naciones Unidas, suscrito en el año 2000, define la trata o
tráfico de personas como el transporte de personas por medio de sujeción, engaño, o
aprobación de la víctima para el propósito de explotación como trabajo forzado o servicios,
prostitución, esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, servidumbre o remoción de
órganos. Venezuela es firmante de este instrumento internacional. Sin embargo, como ocurre
con otros convenios y tratados, son pocas las acciones que el Estado ha emprendido para
prevenir y combatir las mafias dedicadas a este delito. Tanto es así que el Comité de los
Derechos del Niño del Alto Comisionado de DDHH de la ONU le hizo recomendaciones a
Venezuela para que se asegure, por medio de normas jurídicas, que todos los niños, niñas y
adolescentes víctimas y/o testigos de trata, explotación sexual y económica reciban
protección, y que vele por la elaboración de programas y políticas de prevención, recuperación
y reintegración social de los niños, niñas y adolescentes víctimas de conformidad con los
documentos aprobados en los congresos mundiales contra la explotación comercial y sexual
de los niños.
Beatriz Borges, directora de la ONG Cepaz, se detiene en los términos y precisa que la trata y
tráfico de personas son formas análogas de esclavitud moderna que servidumbre por deudas,
esclavitud sexual, trabajo forzoso, venta de mujeres o niñas para consumar matrimonios y
prostitución forzada, “diferentes tipos de delitos cuyas características en común son el grado
de restricción del derecho inherente a la persona, a la libertad de circulación, a la inexistencia
del conocimiento y del consentimiento de la causa, por lo que la víctima termina en esas
situaciones en contra de su voluntad, eso atenta contra la dignidad de la persona, pues
generalmente van acompañadas de amenazas, violencia, tratos humillantes y degradantes, y
coacción psicológica o emocional”.
En estos rasgos del delito coincide Fernando Pereira, fundador y directivo de Cecodap, quien
además ahonda en los riesgos: “Está muy vinculado a la intimidación, al chantaje, a mantener
aisladas a las víctimas, quitarles los documentos de identidad para retenerlas, amenazarlas con
entregarlas a las autoridades –si están en otro país–aprovechándose que están ilegales, con
impedirles ver a sus familias si no ‘colaboran’. Es un delito en el que la dignidad y la libre
capacidad de elegir está cercenada, el poder lo tienen los depredadores, que son los
traficantes, su control está en mantener esa amenaza, y como generalmente estos grupos
están armados actúan cuando se sienten acorralados por las autoridades, poniendo en serio
peligro, incluso de muerte, a víctimas, familiares, allegados y a todo aquel que se dé cuenta de
lo que está ocurriendo. Por eso es tan importante la coordinación internacional entre
autoridades, pero ese es precisamente uno de los problemas en el caso de Venezuela, que
tiene tantas reservas de trabajar coordinadamente con autoridades extranjeras que tienen
capacidad de investigación y seguimiento a estas organizaciones criminales, y eso lo
aprovechan las mafias que actúan a sus anchas”.
Las mafias, señala Amnistía Internacional en un reporte de 2016, “no actúan aisladamente,
sino que establecen vínculos con otras formas de delincuencia organizada tales como el tráfico
de armas y de drogas. Usan redes de complicidades que actúan a menor o mayor escala como
taxistas, empresarios, funcionarios públicos, agentes de seguridad y, en muchos casos, la
propia sociedad civil (silenciosa) que asiste callada a la destrucción de la dignidad de las
personas”.
Sobre la situación actual de este flagelo, Beatriz Borges (@BEABOR) ofrece datos de
organismos internacionales: “En diciembre pasado salió un informe de la OIT sobre la
esclavitud moderna en 2016:
En el contexto de Venezuela y ante la falta de información oficial sobre este delito en el país,
Borges se refiere al Índice Global de Esclavitud para ilustrar la situación:
*En 2014 había 60.900 personas viviendo alguna forma de esclavitud moderna en el país
*En 2016 la cifra ascendió a 198.800 personas, un incremento de casi 300% en esos últimos 2
años. Mayor a Brasil en términos absolutos, donde para ese año existían 160.000 personas en
condiciones de esclavitud moderna. (Brasil tiene más de 200 millones de habitantes)
*70% de las víctimas de explotación sexual son mujeres adultas y entre 25% y 30% son niñas
La existencia de este delito no es nueva, pero ante el creciente riesgo que representa para
niños, niñas y adolescentes organismos internacionales han puesto el problema en la mira para
crear normativas orientadas hacia la prevención y sanciones. Por ello sorprende la impasividad
de naciones como Venezuela para frenar esta práctica.
En el informe Mujeres al Límite realizado en 2017 por las organizaciones Cepaz, Avesa,
Mujeres en Línea y Freya se indica que niñas venezolanas de estados pobres del país son
trasladadas a otros estados y sometidas a servidumbre doméstica , pero también son llevadas
a zonas urbanas o a centros turísticos de países del Caribe con el objeto de ser forzadas a la
prostitución, siendo Aruba, Curazao y Trinidad y Tobago los principales destinos identificados
para la trata y explotación sexual.
El estudio añade que en 2016 el Ministerio Público inició 17 investigaciones relacionadas con el
delito trasnacional de trata de mujeres, niñas y adolescentes. “Sin embargo no se tienen cifras
referentes al número de denuncias ante los órganos receptores”. Información obtenida por la
Fiscalía General venezolana indica que el año pasado esa institución trabajó en 14 casos, pero
no aportó detalles.
Borges comenta que se ha sabido de casos en los que incluso familiares van a despedir a las
víctimas a sabiendas de a dónde van y qué van a hacer, “pero muchas veces no es por mala
intención, sino por la desesperación ante la situación que se vive en el país y, de alguna
manera, incurren en un delito sin siquiera saberlo; en otros casos, por ejemplo, cuando se está
ante la venta de niños para trabajos forzados o de niñas para explotación sexual hay veces que
los familiares acceden pero es ante el desconocimiento de que se trata de un delito y por eso
no hacen nada por evitar que sus hijos sean víctimas de esas situaciones”.
Ese fue el caso de Isabel, una niña de 13 años de edad, habitante del estado Apure, a quien sus
padres entregaron a un hombre de 46 años a cambio de que él se encargara del sustento de la
familia de la menor que vivía en pobreza casi extrema. Eso, a los ojos de algunos lugareños era
algo común por “la cultura y tradiciones” en esa entidad, incluso comentaban de un
hacendado que llegó a tener en su poder a más de 100 niñas y adolescentes compradas a lo
largo de varios años y a quienes utilizaba como esclavas sexuales y en labores domésticas con
anuencia de sus padres. Pocos encontraban sentido en denunciar estos hechos que ocurrían
con pleno conocimiento de las autoridades regionales.
Aunque no todo el tráfico de personas tiene como finalidad la prostitución, en definitiva es una
de las principales actividades que mueve a las mafias y que es vista como solución a la crisis
económica por muchas jovencitas. La Asociación de Mujeres por el Bienestar y la Atención
Recíproca, Ambar, calcula que 45.000 niños, niñas y adolescentes en Venezuela practicaban la
prostitución infantil en 2015 y cree que la cifra aumentó en 2016, según reportó un artículo del
portal Crónica Uno.
En la iniciativa Proyecto Juvenil Misionero, Projumi, ven con preocupación que niñas a partir
de los 12 años de edad salen a las calles supuestamente a pedir dinero pero en realidad se van
con hombres a cambio de retribución económica, señala el mismo artículo de El Nacional.
Señalan que la trata de menores de edad se incrementó con el uso de las redes sociales con las
que los proxenetas atraen jovencitas con propuestas engañosas para explotarlas sexualmente
o hacer pornografía. Gerardo Pastrán, presidente de Projumi indicó que de diez jóvenes que
llegan a la institución por prostitución solo dos logran superarse y reinsertarse socialmente.
Como conclusión, la directora de Cepaz precisa que en Venezuela hay varias disposiciones
legales que establecen no solo la prohibición de la trata y tráfico de personas, sino también
otras formas de esclavitud, como la Ley de Inmigración y Extranjería, el Código Penal, la Ley
Orgánica del Trabajo, la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada, la Ley Orgánica sobre
el Derechos de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley Orgánica de Protección de
Niñas, Niños y Adolescentes.
“Es decir, tenemos diferentes normativas, pero no existe un cuerpo especializado ni una ley
dirigida especialmente a la esclavitud moderna ni contra la trata y tráfico. Y eso es uno de los
obstáculos que impiden abordar el tema de manera integral, comprender todas las
circunstancias y las aristas de este delito que es invisible. Es indispensable darle preparación a
los funcionarios que están en el proceso de investigación y prevención del delito, ubicar las
redes que operan en el plano internacional, por lo que el trabajo colaborativo entre órganos
de distintos países es fundamental. En el caso de Venezuela nos encontramos con que la crisis
humanitaria compleja se convierte en un caldo de cultivo potenciador de posibles víctimas que
buscan de manera desesperada salidas a la situación y eso las hace vulnerables ante ofertas
engañosas y las caen en estos círculos de esclavitud moderna. Así que la crisis profundiza el
problema”.
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El fiscal general de Venezuela destacó que, durante su gestión, se han imputado a 468
implicados en este tipo de delitos.
El Ministerio Público de Venezuela informó este viernes sobre la desarticulación de una red de
trata de personas en el país, que ha dejado varias personas detenidas, indicó a la prensa el
fiscal general, Tarek William Saab.
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El funcionario informó que dos ciudadanos se encuentran prófugos y tres fueron notificados
con alerta roja ante la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), mientras que el
Ministerio Público (MP) ha trabajado en 411 causas de delito sobre trata de personas.
“Podemos decir que desde el inicio de nuestra gestión, en agosto del año 2017, hemos
realizado imputaciones contra 468 implicados en este tipo de delitos. Hemos acusado 411
personas y se han librado 114 órdenes de aprehensión”, precisó.
El primer caso de este año fue descubierto en enero pasado, cuando tres adolescentes fueron
manipuladas, en el estado La Guaira, para trabajar en Trinidad y Tobago.
La madre de una de las víctimas, al notar la ausencia de su hija, puso la denuncia ante el
Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), que notificó al
Ministerio Público.
Saab instó a la población a estar atenta ante las acciones de los niños, niñas y adolescentes, y a
tener cuidado del entorno en el que se desenvuelven.
Saab dijo que en estos casos la investigación debe continuar, “porque entendemos, y así ha
ocurrido este tipo de hechos; nos llevan a otros en otros lugares con otras personas
pertenecientes a una red de amplio espectro”.
En este día, diversos colectivos feministas se han posicionado en rechazo a esta situación. El
colectivo cubano Cimarronas comentó, desde su Facebook, que en 2018 hubo alrededor de
50.000 víctimas de la trata de personas y 148 países denunciaron su existencia.
El 50 por ciento de las víctimas detectadas fueron objeto de trata con fines de explotación
sexual, y el 38 por ciento fueron explotadas para realizar trabajos forzosos, precisó
Cimarronas. De igual manera, las mujeres siguen siendo las principales víctimas, alertó la
plataforma.
Las mujeres representan el 46 por ciento y las niñas el 19 por ciento de todas las víctimas de la
trata, y en el mundo, una de cada tres víctimas detectadas es un niño.