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N-340a
ALMERÍA AL-12
A-7
Conjunto Monumental
de la Alcazaba de Almería
Estación de ferrocarril
Viceconsejera de Cultura
María del Mar Alfaro García
Coordinación y texto
Ángela Suárez Márquez
Colaboradores
Francisca Alcalá, Francisco Arias, Flor de Luque y Eusebio Villanueva
Dibujos
Francisco Arias (reconstrucciones hipotéticas) y Joaquín López Cruces (plano
guía)
Imágenes
Archivo Conjunto Monumental de la Alcazaba, Archivo General Militar de
Madrid, Archivo General de la Administración, Museo de Almería, Francisco
Arias, Eduardo Blanes, Carlos de Paz, Pedro Gurriarán, Jorge Lirola, Miguel
A. Marín, Mª José Pérez, Pedro Salmerón, Carmen Suárez y Jesús Vallejo.
Producción
Agencia Andaluza de Instituciones Culturales
Diseño
Carmen Jiménez del Rosal
Maquetación
Francisco José Romero Romero y Carmen Fernández Montenegro
Edita
JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura y Deporte
ISBN: XXX-XX-XXXX-XXX-X
Depósito Legal: XXXXXXXX
© de la edición: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura y Deporte
© de los textos y fotografías: los autores
■ INTRODUCCIÓN 9
1. Historia de la investigación 19
■ LA ALCAZABA DE ALMERÍA 91
1. La Alcazaba andalusí 93
i n t r o d u c c i ó n
1
10
I N T R O D U C C I Ó N
11
la ciudad y acuartelamiento. Adquirió en época taifa el
rango de residencia del soberano y, por tanto, acogió
prestigiosos edificios áulicos. El uso propiamente castrense
se hizo exclusivo a partir de la conquista cristiana, en el
siglo XV, y se mantuvo hasta comienzos del siglo XX.
12
construyendo. Es por tanto un valioso yacimiento arqueoló-
gico y como tal tiene que ser entendido y gestionado.
13
das, tras su declaración como monumento, para restaurar y
dar un nuevo uso a la fortaleza. A través de la documenta-
ción gráfica se analiza cómo ha ido cambiando la imagen de
la Alcazaba a lo largo del siglo XX, en función de las inter-
venciones que se han ido realizando y el uso al que se ha
destinado el monumento. La creación de la institución en
1989 supuso un avance en la tutela del conjunto y consolidó
su uso como institución museística.
14
La segunda parte, centrada en el Conjunto Monumental,
analiza el origen, evolución histórica y arquitectónica de la
alcazaba y del castillo cristiano que se implantó en parte de
ella.
15
El estudio y la revisión de fuentes documentales históricas
se incorporan a la segunda parte del capítulo, dedicada a la
construcción del castillo cristiano, que se emplaza en la pun-
ta occidental, la parte más elevada del recinto.
16
alcazaba de almería
historia de la
investigación del
conjunto y de su
r e c u p e r a c i ó n
1
34
18
1. HI STORI A DE LA INVESTIGACI ÓN
19
cias de Almería, Granada y Málaga–, visitó el monumento y
propuso «realizar las exploraciones convenientes con el fin
de situar la historia, estado y posibilidades futuras del
monumento en su verdadero lugar».
20
bien sirvieron para obtener objetos arqueológicos –que fue-
ron expuestos en el pequeño museo que se acondicionó en
el aljibe califal de la Alcazaba– no aportaron conocimiento
histórico en el que basarse para reconstruir el monumento.
Plano realizado en 1955 para documentar las estructuras descubiertas por las
excavaciones por iniciativa de F. Ochotorena.
21
como la de Dorotea Duda6, sobre la cerámica de la Alcazaba,
y la de Manuel Ocaña, sobre los restos epigráficos 7, que
renovaron el interés del mundo científico por la arqueología
islámica de Andalucía.
22
ventario del material arqueológico8 y, poco después, un
equipo dirigido por Manuel Acién y Patrice Cressier (entre
julio y octubre de 1989) reexcavó parte del área de palacio,
estableciendo las bases metodológicas para la intervención
en el segundo recinto. Sin embargo, la envergadura de la
empresa y la dificultad para consolidar un equipo vinculado
de forma permanente a la investigación arqueológica del
monumento, impidió la continuación de los trabajos y con
ello la posibilidad de invertir en la restauración y musealiza-
ción del conjunto palacial durante el siglo XX.
23
lada a esta remodelación, puso de manifiesto que no se
trataba de un albacar*, como se había pensado. Las excava-
ciones realizadas en 19939 y 1994, siendo director del Con-
junto Julián Martínez, demostraron que el espacio estuvo
ocupado por distintos edificios desde la construcción del
recinto en época califal, aunque no se pudo precisar la
densidad de este hábitat.
24
arqueológica metódica y la recopilación de la documenta-
ción histórica dispersa por diferentes archivos españoles.
25
“Baraka” financiado por la Dirección General de Institucio-
nes de la Consejería de Cultura. Los objetivos eran, por un
lado, la elaboración de una planimetría detallada de todo el
conjunto monumental y su inserción en un sistema de infor-
mación geográfica (SIG) y, por otro, la evaluación de las
posibilidades de investigación del yacimiento arqueológico,
identificando las zonas que conservaran el contexto arqueo-
lógico intacto.
26
1. La confirmación de la ocupación del cerro de la Alcazaba
en época romana.
27
6. La cronología, morfología y fases constructivas del baño
de “la Tropa”.17
28
2. LA RECUPERACIÓN DE LA ALCAZABA
Plano militar realizado en 1858. El plano muestra el recinto como una gran
explanada yerma en la que destacan los baluartes situados en ambos
extremos del Muro de la Vela.
29
La fortaleza, a finales del siglo XIX, sobre la ciudad y el puerto. El tercer
recinto, que mantiene el uso castrense conserva sus volúmenes bien
definidos, sin embargo se aprecia el deterioro del resto de murallas.
30
ruinosa en la que se encuentra la Alcazaba y sus murallas,
su interés artístico y arquitectónico, lo interesante de recu-
perar tan gloriosas ruinas para el turismo almeriense» será
Francisco Prieto Moreno —que le había sucedido como ar-
quitecto conservador de la Alhambra— el que se encargue
de la restauración de la Alcazaba. Prieto Moreno redactará
en torno a unos veinte proyectos de restauración en la
Alcazaba y murallas de San Cristóbal entre 1947 y 1976.
31
Una de las intervenciones más visibles es la reconstrucción del Muro de la
Vela. Los restos de muros existentes se integran en el lienzo que divide el
primer y segundo recinto., rematando sus extremos con torres de planta
cuadrada. La intervención se realiza en los años cincuenta.
32
tauración de dependencias, murallas y estructuras y la
construcción de nuevas dependencias, adaptándolas para
uso castrense. Los nuevos proyectos arquitectónicos preten-
dieron reconstruir la época de esplendor de la Alcazaba, de
la que se conocían retazos gracias a las traducciones de los
33
textos árabes, pero tanto la falta de rigor en la interpretación
de éstos como el carácter fragmentario de estas mismas
fuentes, llevaron en muchos casos a verdaderas reinvencio-
nes.
Construcción del arco por que se accede al segundo recinto desde el sur e
imagen final.
34
cristiano para cuyo acceso, además del camino peatonal a
través de la Alcazaba, se habilitó otro, rodado, por el
exterior de la fortaleza.
35
Foto aérea de la Alcazaba en los años sesenta.
36
El frente sur de la fortificación se “restaura “unificándolo mediante la
aplicación de un falso tapial de cemento coloreado que ha distorsionado la
imagen de la Alcazaba. El color blanco de los tapiales originales destacaría en
el paisaje y favorecería su visibilidad.
37
distinta de lo que hasta ese momento se había considerado
como un espacio vacío de albacar*. Ello impone la modifica-
ción puntual de uno de los itinerarios para la conservación
de los vestigios del complejo hidráulico que aparecieron
durante las excavaciones. Mientras tanto, el deterioro de los
restos arqueológicos del segundo recinto se va haciendo
cada vez más evidente y preocupante.
38
En el interior del conjunto monumental se acometen obras
con carácter de urgencia para solucionar los problemas más
graves de infraestructura y conservación que tiene el monu-
mento. El arquitecto Eusebio Villanueva será durante esta
etapa el responsable de la mayor parte de las intervenciones
y proyectos de conservación que se realizan en el monu-
mento.
39
La intervención en el baño de palacio:
40
c
fotogramétricos, estudios con georadar, análisis de morte-
ros, etc.
41
Los trabajos de conservación deben ir siempre ligados a esos
trabajos de investigación previa y responder a las necesida-
des planteadas en sus conclusiones. Consolidar o apear
estructuras sin ese conocimiento puede servir para evitar
que se caigan, pero impide la comprensión general de los
restos. La consolidación de elementos descontextualizados
falsea y dificulta la visión del conjunto.
42
a
a) Tienda
b) Exposición de materiales arqueológicos
c) Superposición de restos arqueológicos
43
Vista del puerto de Almería desde la Alcazaba.
44
alcazaba de almería
e l c o n t e x t o
g e o g r á f i c o
e h i s t ó r i c o
1
Vista general de la Alcazaba.
2
1. EL TERRITORIO: ALMERÍA “PUERTA DEL
MEDITERRÁNEO”
47
La Alcazaba se localiza, dominando la bahía, sobre un cerro al noroeste del
actual núcleo urbano.
48
Parece ser que los montes que se ven desde la Alcazaba
ofrecerían ya entonces la misma imagen desértica de ahora,
aunque las cercanas sierras de Gádor y Alhamilla conserva-
rían sus bosques autóctonos y una fauna típica de estos
entornos. Entre los restos óseos documentados mediante las
excavaciones arqueológicas realizadas en la Alcazaba se han
identificado restos de cérvidos y de gamo, lo que corrobora
la hipótesis de que existieron bosques bien conservados en
las cercanías de la ciudad21.
49
La tecnología del riego hizo posible algo que de modo
natural no podía suceder en los climas mediterráneos: la
coincidencia de las máximas temperaturas con la mayor
humedad, lo que incrementa no sólo los rendimientos de los
cultivos tradicionales, sino también la posibilidad de culti-
var otras especies propias de climas tropicales o subtropica-
les. Durante la Edad Media fueron introducidas en España
al menos diecinueve especies anteriormente desconocidas,
originarias de Oriente Próximo, Irán, India y China: cítricos,
arroz, caña de azúcar, moral, alcachofa, berenjena etc.
50
cebras (asnos salvajes), prosperan fuera de los oasis. La exis-
tencia de estas especies animales implica una buena conser-
vación del medio natural. «En la Almería de finales de la
Edad Media la vegetación silvestre, en general, y en particu-
lar la forestal, tenían que estar más desarrolladas y tenían
que ser más exuberantes que hoy». Posiblemente la falta de
ocupación humana de amplias zonas de la provincia, como
las costeras —en momentos de guerra o piratería— o las
cercanas a la frontera —durante toda la etapa nazarí— ha-
brían ayudado a una recuperación del medio “natural”.
El río Andarax.
51
una ciudad de las dimensiones que llegó a alcanzar enton-
ces la ciudad de Almería.
52
mar nada al respecto. Así, los textos dejan claro que el puer-
to de Pechina era Almería pero no aportan datos sobre el
caudal del río.
53
2. HISTORI A DE ALMERÍ A EN ÉPOCA
ISLÁMICA
54
relevante en el renacer del comercio marítimo en el Medite-
rráneo occidental y en las relaciones con África del Norte,
gracias a sus marinos, algunos de ellos procedentes de fuera
de la Península. Entre los años 885 y 915, aprovechando
unas condiciones políticas que les eran favorables, éstos
lograron un alto grado de autonomía y la ciudad llegó a
considerarse como “la República marítima de Pechina”.
55
entonces, según describen las fuentes, no debía estar amura-
llada] incendiaron las naves omeyas, destrozaron, saquea-
ron y provocaron una gran matanza, lo que supuso un duro
golpe al Estado califal». Este hecho tuvo como consecuencia
inmediata que el califa ordenase fortificar la ciudad, que fue
elevada a la categoría de madina y dotada de murallas y al-
cazaba para proteger a su población de otros posibles ata-
ques en el futuro, así como que se mejorasen los servicios
portuarios preexistentes, tanto militares como comerciales,
incluidas sus atarazanas.
56
A mediados del siglo X, Almería era una ciudad pequeña
delimitada por el perímetro de sus murallas, que partiendo
de la Alcazaba bajaban hacía el mar, para cerrarse en el
frente sur por la línea de muralla que discurría paralela a la
costa. La ciudad experimentaría durante el califato un extra-
ordinario crecimiento, debido fundamentalmente a la cre-
ciente actividad de su puerto.
57
LA TAIFA DE ALMERÍA (1014-1091)
58
tiembre de 1003 y murió en Almería el 10 de diciembre de
1085, es decir, que fue contemporáneo de los hechos que
describe y que relatamos a continuación:
59
Lo que se conoce con el nombre de “taifa eslava”30
comprende el reinado de Jayran y de su sucesor Zuhayr,
que murió en agosto de 1038.
60
En este momento los almerienses deciden proclamar sobera-
no al régulo de Valencia: Abd al-Aziz al-Mansur, un nieto
de Almanzor que entró en Almería el 3 de septiembre de
1038, dejando como gobernador a Man b. Sumadih, con el
cual la taifa de Almería inició su segunda andadura inde-
pendiente.
61
Mutasim. Este texto, del que se han hecho distintas
traducciones y, por tanto, distintas interpretaciones, ha sido
hasta hoy la única fuente de información existente sobre el
palacio taifa de la Alcazaba.
62
Tras la toma de Granada, en septiembre de 1090, los almorá-
vides marcharon contra Almería. Al-Mutasim falleció mien-
tras el ejército almorávide en marcha triunfal se aposentaba
ante la Alcazaba, en la primavera de 1091, posiblemente el
12 de junio, sucediéndole su hijo Muizz al-Dawla Ahmad.
63
Alcazaba Muralla de Jayran Atarazanas
Mezquita Aljama Aljibe de Jayran Puerta de la ciudad
64
mos a la Puerta de Purchena. Se amplia la mezquita mayor
hasta contar con siete naves paralelas al muro de qibla*.
65
LA CECA DE ALMERÍA
A A A
R R R
66
muy homogénea desde el punto de vista estilístico. Esta
serie tipo se conoce gracias al hallazgo en los años cuaren-
ta del siglo XX de más de treinta dinares en la Alcazaba,
probablemente se trata de una ocultación durante la
conquista cristiana de 1147-1157.
A R
A
R
Medio dirhem nazarí de Ali ibn Sad
67
ampliación del puerto hacía el levante y seguramente, según
nos cuenta el geógrafo almeriense al-Udri, testigo de excep-
ción de cuanto ocurrió en esta época: la mejora de las
atarazanas.
68
EL ESPLENDOR DE LA ALMERÍA ALMORÁVIDE
(1091-1145)
69
LOS TEJIDOS DE ALMERÍA
70
La industria textil después del Califato de Córdoba, debió
extenderse a las ciudades más importantes de al-Ándalus,
como refieren los cronistas musulmanes de la época; fa-
mosas, tanto por su producción de seda (del gusano del
moral), como por sus tintes naturales y por sus talleres
textiles.
Yaqut, a comienzos del siglo XIII, nos dice que «los tejidos
figurativos y brocados fueron hechos primero en Córdoba
pero después Almería los superó».
71
estaban separados por el mar. Tanto en el aspecto militar
como en el comercial, el puerto de Almería cobró un gran
protagonismo. Al-Rusati, testigo ocular directo de la prime-
ra mitad del siglo XII, se refiere a las atarazanas de Almería
como las más florecientes del mundo, contando con un
equipamiento marítimo y pertrechos militares como ningu-
na otra construcción había reunido nunca.
72
cada a la industria y a las transacciones comerciales y que
supiera beneficiarse mejor de las fluctuaciones de los pre-
cios y los excedentes”.
73
mediterránea. La primera da cuenta de la donación de una
pila de ablución, probablemente en el recinto de la Alcazaba
y la segunda del recrecimiento del alminar de la mezquita
mayor, ambas obras realizadas bajo la supervisión del cadí
Ibn Atiyya en torno al año 1136-1137.
74
Génova y Pisa, exhortados por el Papa Eugenio III y a suel-
do de los monarcas peninsulares. La conquista de Almería
fue un hito en la historia del comercio mediterráneo y tuvo
una gran importancia como símbolo del cambio que se
estaba produciendo: la destrucción de los restos del mundo
almorávide, su relevo por un nuevo imperio, el almohade,
que vuelve a vincular al-Ándalus al Magreb, al distancia-
miento de los círculos comerciales judíos en el marco de la
nueva administración almohade y a las frecuentes y feroces
acciones corsarias cristianas que afectaron a casi todas las
ciudades marítimas de la zona32.
75
La ciudad nunca se recuperará del todo de la brutal caída
económica resultado de este acontecimiento y son numero-
sos los testimonios de autores árabes contemporáneos,
como el geógrafo al-Idrisi, que subrayan su estado de ruina
demográfica y arquitectónica, recordándola con nostalgia y
afirmando que sus encantos habían desaparecido, sus edifi-
cios apenas se mantenían en pie y que muchos de sus habi-
tantes habían sido reducidos a la esclavitud.
76
logró conquistar el poder y fundar a su vez un inmenso
imperio.
77
La investigación arqueológica deberá confirmar esta hipó-
tesis. No obstante, una primera inspección ocular de los
restos conservados parece apuntar a que perfectamente po-
drían datarse a mediados del siglo XII.
78
hade (siglos XII-XIII) y, en particular, los cambios impuestos
a la trama del parcelario. Las grandes casas, con un patio
central y acceso geminado, se remodelan y compartimentan,
dando lugar a viviendas de apenas cincuenta metros cua-
drados.
79
bién parece adscribirse a este momento. Quizás debido a
que la Alcazaba, residencia del gobernador designado por el
califa almohade, debía de tener la impronta arquitectónica
propia del régimen, mediante la que se recalcaría la adhe-
sión a la dinastía.
80
de la ciudad de Murcia en 1228. Poco después casi todo al-
Ándalus, incluido por supuesto Almería, estará bajo su
control. No obstante, el Estado así instaurado, debilitado
por los golpes cristianos y minado desde el interior por la
falta de confianza y el recelo por el incremento fiscal, no
logra mantenerse ni una década: el propio Ibn Hud acabará
siendo asesinado en Almería en 1238.
81
Granada y Almería, más partes de
las de Cádiz y Jaén. Almería se-
guirá siendo la gran fachada marí-
tima de Granada y, aunque en las
fuentes árabes no se encuentran
referencias sobre su proyección
comercial, sí se hallan referencias
en la documentación occidental
cristiana. Así, en ellas se constata
que Almería desempeñó un papel
importantísimo desde la segunda
mitad del siglo XIII, como lo de-
muestran los pactos que firmaron
Muhammad II a partir de 1279 y
su hijo Muhammad III con comer- Cerámica nazarí.
ciantes genoveses.
Esta acción militar que duró seis meses causó graves daños
en la economía de la ciudad y, además, provocó el despegue
82
alternativo del puerto de Málaga, que se convirtió, a partir
de la segunda mitad del siglo XIV, en el eje del sistema
comercial entre el mundo islámico occidental y el cristiano.
83
fante Ibn Salim, hijo de Yusuf IV, con la aquiescencia del
emir, de modo que la singularidad política del sureste no
había cesado y produciría aún nuevos efectos. Sí es más co-
nocida la lucha de Boabdil, último rey de Granada, apoyado
por los Abencerrajes y manipulado por los Reyes Católicos,
en contra de un bando con fuertes implicaciones almerien-
ses que agrupaba entre otros al Zagal, la familia del infante
Ibn Salim y que contaba con el apoyo de los Zegríes*.
84
De este documento, que está siendo traducido por J. Lirola
se pueden extraer muchos datos sobre la vida de la ciudad:
sueldos de la administración nazarí en Almería, productos
de comercio y consumo. También hay información referida
a tres elementos importantes de la infraestructura económi-
ca de la ciudad, que mantenían su actividad: la aduana,
ubicada al final de la calle Real junto al puerto y la alcaicería
situada en torno a la mezquita mayor, la actual Iglesia de
San Juan y la Puerta de Pechina, la principal vía de acceso a
la ciudad.
85
someterán los Reyes Católicos. Los monarcas nazaríes fue-
ron conscientes en todo momento de que la seguridad del
Estado dependía, en gran medida de su sistema defensivo,
por lo que nunca abandonaron el mantenimiento de sus
fortalezas. Las mayores de ellas, la de Marchena o la de
Tabernas, siguen un esquema similar al de la Alcazaba de
Almería.
86
Entrega de la ciudad de Almería, representada en la sillería del coro de la
Catedral de Toledo.
87
Por la descripción de Münzer sabemos que de sus edificios
emblemáticos sólo quedaban en pie: la Alcazaba, en fase de
remodelación y utilizada por los nuevos dueños y la
mezquita mayor, convertida en iglesia. Nos refiere que en
su puerto no había demasiada actividad, aunque destaca la
presencia de italianos, genoveses y napolitanos, así como de
muchísimos cautivos.
88
armas junto al Rey Fernando hasta la toma de Granada,
momento en el que pasó oficialmente a abrazar la religión
cristiana como Pedro de Granada y su hijo a adoptar el
apellido Venegas.
89
constructivo, tanto en la ciudad como en la Alcazaba. A
principios de 1495 se concedió oficialmente un fuero a Al-
mería, el denominado “fuero nuevo”, que era un simple or-
denamiento para el gobierno del concejo, con el que se pre-
tendía uniformar los concejos del Reino de Granada. Antes
de la formación de los concejos se habían determinado ya
dos aspectos importantes de la vida municipal, como eran la
atribución de los bienes de propios y la división de Almería
en colaciones concretamente en cuatro que tomaron el
nombre, respectivamente, de la Iglesia Mayor y de las tres
parroquias: Santa María la Mayor, San Pedro y San Pablo,
Santiago, y San Juan. Al frente de cada colación se encontra-
ba un representante de la misma, el jurado.
90
alcazaba de almería
l a a l c a z a b a
d e a l m e r í a
1
10
2. LA ALCAZABA ANDALUSÍ
Transformación del sector norte del palacio durante las fases califal, taifa y
almohade
93
Abd al-Rahman III, la Alcazaba se construye con su períme-
tro actual y se ubica en su interior la residencia de los
sucesivos gobernadores de la ciudad.
94
La primera alusión a la Alcazaba de Almería como tal se
encuentra en un texto de Ibn Hayyan en el que relatan las
luchas mantenidas entre los gobernadores de Bayyana /
Pechina y Almería en el año 914-915 y en el que se describe
el ataque a la muralla septentrional de la fortaleza y la
defensa de la puerta de la Alcazaba de Almería (bab qasabat
al-Mariyya).
Esta interpretación de la
existencia de un recinto forti-
ficado previo a la construc-
ción de la Alcazaba califal ha
sido avalada por los resulta-
dos de las últimas investiga-
ciones arqueológicas.
95
tremo oeste —el actual castillo cristiano— y todo el segundo
recinto hasta el Muro de la Vela. Los paños de muros de fá-
brica de mampostería irregular unida con mortero de cal,
que se conservan distribuidos por el segundo recinto, pare-
cen corresponder a esta primera fortificación. Esta antigua
muralla tenía una anchura de 1,80 metros y ha podido ser fe-
chada gracias al material cerámico asociado, en época
emiral*.
LA ALCAZABA CALIFAL
96
Coincidiendo con la fortificación de la ciudad, a mediados
del siglo X, se debió construir la fortaleza, aprovechando la
fortificación preexistente. Se crearía entonces el primer recin-
to con un trazado parecido al actual y desde el que salen las
murallas que cercan la madina hasta el mar.
97
califales arrasadas es visible hoy en el exterior de la muralla
norte— o remodeladas como, por ejemplo, la torre redon-
deada del primer recinto, edificada sobre los restos de una
torre califal, o la del Saliente, que se sustituye en época
nazarí por otra de mayores proporciones.
98
muros que formarían parte de una vivienda anterior al
último cuarto del siglo X, fueron documentados en las inter-
venciones arqueológicas38. En el extremo oeste del recinto
también se localizaron restos de este periodo, muros parale-
los que parecen definir áreas de viviendas39.
99
Fotografia del arranque del arco de la llamada Puerta califal. Reconstrucción
del interior de la torre con la escalera de acceso y banco corrido.
100
Las excavaciones realizadas en 2007 en el noroeste del
recinto permitieron documentar algunas estructuras de la
residencia de época califal. Se ha descubierto el acceso,
desde la puerta en recodo, a una calle de 3,60 metros de
ancho, pavimentada con guijarros de medio tamaño y tierra
apisonada con cal, que conduce a un estrecho pasillo escalo-
nado, adosado a la muralla.
101
pozos negros que —al contener abundante material cerámi-
co, de finales del siglo X principios del siglo XI— nos han
permitido fechar el momento en que se amortizaron, es
decir, dejaron de utilizarse, para construir el nuevo palacio
taifa.
102
LA ALCAZABA, SEDE DE UN REINO TAIFA
103
L. Seco de Lucena a finales de los años sesenta y fue utiliza-
do para relacionar los diferentes ámbitos que se describen
con los restos arqueológicos de la zona palaciega, lo que pro-
vocó errores de interpretación41 como la identificación del
palacio sólo con una parte del mismo (el patio o jardín cen-
tral) o como su división en un sector privado y otro público.
Errores que, como se ha demostrado recientemente con una
nueva traducción del texto42, no se sustentan en la literalidad
del escrito del siglo XI. La nueva traducción, al precisar los
términos utilizados en la descripción de al-Udri, nos da una
versión más ajustada de la descripción de los diferentes
salones y patios que configuran el palacio. Contrastando la
fuente escrita con la observación de los restos conservados,
se llega a la conclusión de que no se pueden establecer dife-
rencias entre ámbitos públicos y privados, como se ha veni-
do sosteniendo. Esa no diferenciación es común, por lo de-
más, a toda la arquitectura áulica andalusí.
Para ampliar el palacio se construye una nueva muralla más al norte, los
muros de nuevos pabellones se cimientan sobre la antigua muralla califal.
Dibujo de F. Arnold.
104
Para construir el palacio taifa fue necesario ampliar el espa-
cio habitable en la fortaleza, por lo que se construyó un nue-
vo lienzo de muralla más exterior, ganándole a la ladera del
cerro unos cuatro metros hacía el norte. Para ello se desmon-
tó una parte de la antigua muralla califal y se utilizó como
cimentación de los nuevos salones del palacio que se ubican
al norte.
105
A la muralla norte se adosan nuevos edificios, como un gran
salón alargado de cien metros cuadrados, con una alcoba en
el extremo oeste de veinte metros cuadrados. Delante del
salón había un pórtico abierto al jardín con una arquería
compuesta por cuatro arcos apoyados sobre columnas de
mármol, esquema que se vuelve a repetir en el interior del
pabellón con arcos de menores dimensiones siempre prece-
didos por un alfil decorado.
106
con el fin de absorber la presión lateral al realizar la compac-
tación. Las jambas de puertas y ventanas fueron erigidas a
partir de muros de mampostería de ladrillo y de arenisca.
107
pórtico y que estaría conectada a la alberca situada justo
delante, como sugiere el trazado de una tubería de plomo
hallado en excavación.
108
Al norte del jardín y adosada a los nuevos salones se cons-
truyó una gran alberca de 68 metros que se surtía del agua
del pozo. Para extraer el agua se utilizaba la noria ubicada
en la zona más occidental del palacio —en la actual Torre de
la Noria del castillo cristiano— que se comunicaba con la
alberca a través de una tubería de atanores. Se ha localizado
el desagüe previsto para el riego de los parterres en la
misma cota que la superficie de la tierra de cultivo.
109
polen de nenúfar; especies que se siguen cultivando hoy en
día en los jardines de la Alcazaba.
Recreación del ala sur de palacio taifa según hipótesis de Felix Arnold.
Maqueta donada por el autor al Conjunto Monumental de la Alcazaba.
110
Al este del patio se ubica un baño (hamman*) de dimensiones
reducidas, por lo que se considera que tendría un uso
privado. Suponemos, ya que carecemos de datos para su
fechación absoluta, que se construyó en este periodo, aun-
que también podría ser más antiguo. Se edifica sobre
cimientos de otras construcciones y debió estar en uso du-
rante toda la vida del palacio.
Vista general de los restos del pequeño baño del palacio taifa, al fondo los
restos de los salones desde los que se podría contemplar la ciudad y el mar.
111
Planta y reconstrucción en alzado del baño privado del palacio.
112
zaba. Estos baños fueron objeto, en los años setenta, de una
restauración fantasiosa y desafortunada. La intervención
arqueológica realizada recientemente45 ha proporcionado
evidencias que permiten datar la construcción de los mismos
en un momento posterior a la de la muralla taifa –a la que se
adosa– y por el material asociado a los niveles fundacionales
se podría concluir que el edificio fue levantado a finales del
siglo XI o principios del siglo XII.
113
El baño se cubría con bóvedas de medio cañón de ladrillo,
que aunque se han perdido completamente, se conservan
improntas de su contacto con la muralla sur. Es probable
que el vestuario y la zona de servicios presentaran una cu-
bierta más sencilla, con armazones de madera cubiertos de
teja, tal como se han documentado en otros edificios simila-
res.
114
siglo anterior, como demuestra el
empleo de sillería a soga y tizón*
en el postigo de la muralla del
cerro de San Cristóbal.
115
pantes por lo que sólo se llevarían a cabo reparaciones de los
daños ocasionados por el asedio, así como pequeñas modifi-
caciones funcionales fruto de la implantación de un nuevo
concepto de Estado, con unas normas religiosas mucho más
ortodoxas. De momento, en todo caso, estas posibles refor-
mas no han podido ser confirmadas mediante la investiga-
ción arqueológica.
EL DECENIO CRISTIANO
Bolaños
116
La excavación arqueológica del jardín del palacio, por ejem-
plo, puso en evidencia una fase que debe corresponder con
la ocupación cristiana, durante la que este espacio perdió su
función principal y se construyeron una serie de estructuras
de tapial en la superficie cultivable misma.
LA ALCAZABA ALMOHADE
117
Los nuevos gobernantes remodelan totalmente el antiguo palacio taifa.
Reconstrucción según dibujo de F. Arias.
118
Planta general de la zona norte del palacio tras las reformas de época
almohade. La parte central del conjunto palatino se organiza en torno a un
patio de crucero.
119
Hacía el sur, desde el centro de la alberca, se construye un
estrecho andén que comunica con una estructura central y
en la que confluyen los diferentes andenes que componen el
gran patio de crucero. En la actualidad son visibles las ci-
mentaciones de todos estos elementos.
120
puestos, marcando tongadas y acabado con un ligero cali-
costrado.
121
La fisonomía de la Alcazaba que conocemos se debe en gran
parte a las reformas que se hacen en la fortaleza durante los
siglos XIV y XV.
122
espacio y fechar el momento de su destrucción en época
nazarí. El espacio se destruyó de forma violenta, quizá con
un terremoto, lo que habría provocado la caída de estantes y
recipientes y que quedaran sepultados por la cubierta.
123
suelo y otra pequeña habitación. Al estar ubicadas en un
espacio muy transformado del Conjunto Monumental, no se
ha podido apreciar, por ahora, si estas casas contaban con
más habitaciones en el lado opuesto de sus patios, tampoco
si disponían de letrinas ni cuál era su acceso.
Este sector del palacio se remodela en época nazarí, las antiguas estancias se
compartimentan para construir módulos independientes de viviendas con un patio
central en torno al cual se distribuyen las pequeñas habitaciones.
124
Durante la etapa nazarí las murallas de la Alcazaba se repa-
ran utilizando las siguientes técnicas constructivas: por un
lado se utilizan fórmulas típicamente granadinas de mam-
postería encintada entre verdugadas de ladrillo, visibles
sobre todo en la Puerta de la Justicia , que se remodela total-
mente en esta época y en algunas reformas puntuales de la
muralla norte. No obstante, el principal material utilizado
será de nuevo la tapia de hormigón calizo, aunque quizá por
la envergadura de la fase constructiva, o por la premura y
escasez de medios, las tapias resultantes serán de muy mala
calidad y deficiente ejecución.
125
Los merlones y tapiales enlucidos con cal de la fortaleza nazarí se han
conservado en algunos tramos del frente norte de la muralla.
126
2. EL CASTILLO CRISTIANO DE LA ALCAZABA
DE ALMERÍA
127
él se describen tanto las tareas que se debían realizar en a
construcción, como su estado de ejecución, medidas,
materiales, número de peones, maestros, sueldos, etc48.
50 Idem, p. 36.
128
En primer plano, en la parte baja de la imagen, el castillo cristiano
construido en el extremo más occidental del cerro, sobre estructuras de la
fortaleza islámica.
129
La Guerra de Granada se encontraba en un momento clave,
a falta de conquistar la capital del reino nazarí de Granada.
Por tanto, resultaba prioritaria la construcción del principal
elemento defensivo para la salvaguarda de las clases sociales
dirigentes, en este caso el alcaide, de forma que sirviera
como último reducto en caso de asedio.
130
discuten, aprueban o modifican las trazas. En nuestro caso
es más que probable que fuera don Gutierre de Cárdenas,
comendador mayor de León, alcaide de Almería, o tal vez el
propio Fernando el Católico, durante su breve estancia en
Almería. Los arquitectos o artilleros prácticos, responsables
de la traza concreta, cuyo nombre desconocemos y
finalmente los maestros que deciden sobre aspectos menores
pero con una fuerte impronta decorativa52.
Las torres tienen alambores para desviar el fuego enemigo. Están provistas
de doble línea de tiro, la superior con almenas que albergarían la artillería
media, y la inferior con troneras a ras del suelo para la artillería ligera.
131
Las torres tienen alambores para desviar el fuego enemigo.
Están provistas de cámaras bajas de tiro, concretamente
troneras con forma de bola y cruz situada a ras del suelo
para alojar la artillería y defender el campo circundante en
caso de que las almenas superiores se hubieran perdido.
Hay que tener en cuenta que el primer objetivo de la artille-
ría, a la hora de atacar un castillo, era derribar las defensas
altas (almenas, parapetos, cadalsos y matacanes), de forma
que el pie del muro quedara indefenso y el enemigo pudiera
acercarse y minarlo o derribarlo fácilmente.
132
naje. En ese muro había una puerta, por lo que el acceso a la
Plaza de Armas se realizaba con un recodo formado por la
puerta levadiza, la entrada al zaguán y la puerta de acceso a
la plaza.
133
En el extremo oeste se construyó el elemento defensivo de
mayores dimensiones, la Torre del Espolón, hoy conocida
como Torre de la Pólvora. Esta torre debía defender un pun-
to vulnerable –por la inexistencia de foso y la imposibilidad
de crear un alambor debido al gran desnivel existente– que
exigía la construcción de una torre circular de grandes di-
mensiones, formando un ángulo agudo en busca de la des-
viación del fuego enemigo. Su ubicación en este espolón,
adaptándose a la topografía, determina la planta triangular
del recinto. Esta torre con 24,23 m de altura, no sólo es la
más alta de la fortaleza, sino también la más potente con un
diámetro de 14,78 m y unos muros gruesos de 2,78 m.
134
La conocida hoy como Torre de la Noria se denomina en las
fuentes como la Torre del Agua. Como su propio nombre
indica estaba destinada al abastecimiento de agua del recinto
que se elevaba desde el suelo por medio de una noria.
135
Bajo la Torre del Homenaje existía un aljibe que recibía el
agua de lluvia recogida en el terrado o cubierta y se distri-
buía hacia su interior por medio de atanores cerámicos. La
disposición de un aljibe en esta parte de la fortificación era
un recurso bastante habitual en los castillos, ya que asegura-
ba el abastecimiento y la tenencia del agua en caso de asedio.
136
escape desde la Torre del Homenaje y proteger el lugar en el
que vivía el alcaide. En su interior comunicaba con la torre y
poseía una tronera para atacar al enemigo en caso de que
este accediera a la Plaza de Armas. Una escalera subía al
adarve y al segundo cuerpo de la Torre del Homenaje, desti-
nado a vivienda del alcaide.
Detalle del plano de 1621 en el que se observa la torre ochavada al final del
muro que parte de la Torre del Homenaje.
137
del castillo. Según dicha descripción se construiría hacia el
interior del recinto, con una situación que permitiría atender
a los dos frentes de la Plaza de Armas desde una posición
inmejorable.
138
alcazaba de almería
l a v i s i t a a l
c o n j u n t o
m o n u m e n t a l
1
112
VISITANDO EL CONJUNTO MONUMENTAL
DE LA ALCAZABA DE ALMERÍA
141
Junto a la Torre de la Justicia se encuentra la tienda del
Conjunto y detrás la conocida como Torre de los Espejos,
cuyo nombre ha dado lugar a numerosas leyendas popula-
res. En la actualidad esta torre ubica la sala de Juntas y la
biblioteca de la institución.
142
El jardín se estructura en bancales escalonados de mampos-
tería, que se adaptan a la topografía del cerro. Fue remode-
lado en los años 90 del siglo XX, sin embargo la
transformación del primer recinto en jardín es anterior. Su
diseño, inspirado en los jardines del Generalife, fue
realizado por Francisco Prieto Moreno, arquitecto conserva-
dor de la Alhambra, cuarenta años antes –en los años
cincuenta–. En esos momentos se tenía una imagen románti-
ca de los restos y monumentos islámicos. Las obras que se
realizaron, para convertir la Alcazaba en un monumento
turístico, en el que se pudieran realizar espectáculos y
eventos sociales, intentaron recrear este modelo, dejando de
lado –por falta de conocimiento– cómo habría sido
realmente la Alcazaba islámica.
143
Existen tres itinerarios posibles para recorrer este recinto
que confluyen en la parte alta del mismo, delante del Muro
de la Vela. Y puesto que la salida del conjunto se realiza por
el mismo lugar por el que se ha entrado, es decir,
atravesando la Torre de la Justicia, se recomienza realizar la
bajada por un itinerario diferente a por el que se haya
subido.
144
COMPLEJO HIDRÁULICO
145
Recreación del funcionamiento del complejo hidráulico
compuesto por el pozo, la noria de sangre, las piletas de
decantación, el aljibe y la fuente.
146
Desde la Alcazaba se controlan visualmente la ciudad y su puerto.
MURALLA DE JAYRAN
147
«Jayran entró en la ciudad de Almería en julio de 1014 y
combatió contra Aflah y sus dos hijos; los asedió hasta des-
truir la Torre del Pozo y tomar la Alcazaba. Mató a Aflah
y a sus dos hijos. Consolidó el dominio de Almería y sus
distritos y estableció en ellos un dominio digno de elogio.
148
Las habitaciones abrían hacia el exterior saeteras
adinteladas. Tanto las torres como el lienzo de mura-
lla están rematadas con merlones en cuya parte
superior tienen albardillas piramidales.
149
Todo este espacio estaría en época islámica dentro de lo que
era el arrabal de la Musalla, uno de los barrios surgidos en
el s. XI fruto del crecimiento de la ciudad de Almería.
Muro de la Vela
150
Si optamos por la Torre Norte, hay que detenerse a mirar
hacia abajo ya que se puede ver, por un lado la Muralla de
Jayran, de la que se ha hablado anteriormente, y por otro
lado el Parque de rescate de la fauna sahariana, dependiente
del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas),
en el que se cría en cautividad especies que en sus lugares
de origen están amenazadas y posteriormente se trasladan
al lugar del que proceden.
151
La Torre Sur, que es la que atravesamos en recodo para en-
trar en el segundo recinto, es en realidad una torre construi-
da en la década de los 70 del siglo XX en el emplazamiento
de donde se supone existiría una torre similar. Una vez
situados en el segundo recinto, existen una serie de espacios
que se han adaptado para su uso museográfico e interpreta-
tivo de la ciudad y de la propia Alcazaba, así como de
diferentes aspectos relacionados con la sociedad medieval
islámica.
152
mejor conservados de al-Ándalus. El interior de la Torre
Norte se ha utilizado para tratar el tema de la Alcazaba de
Almería como fortaleza y sede del poder, y de sus transfor-
maciones a lo largo del tiempo. El mensaje que se pretende
transmitir es la idea de que la Alcazaba, tal y como la vemos
en la actualidad, es fruto del devenir histórico y de los
múltiples cambios de uso. Para ello se ha utilizado una
recreación virtual, ya que este recurso permite mostrar
cómo sería la Alcazaba en distintos momentos, los cambios
de usos, las transformaciones, etc., al tiempo que permite
acercarse a aspectos concretos.
153
En el otro extremo del espacio del la Alberca se localiza la
conocida como Ermita de San Juan que según algunas inter-
pretaciones se localiza en el lugar de la antigua mezquita.
Desde el punto de vista arqueológico, sin embargo, esta afir-
mación no se ha podido confirmar. En la actualidad este
espacio se utiliza como sala de usos múltiples en la que se
celebran las Jornadas Técnicas, se imparten cursos y confe-
rencias y en ocasiones se desarrollan talleres didácticos.
154
Las huellas conservadas en sus paramentos nos
hablan de que tenía un forjado a 3, 70 m del suelo,
que dividía el edificio en dos plantas. La escalera de
acceso a la segunda planta se situaba en el ángulo
noroeste.
155
sonoros se simula el proceso de llenado con agua de lluvia.
Así mismo, en un vinilo colocado al fondo de una de las
naves se explica el funcionamiento de los aljibes y su
sistema de captación de agua.
ALJIBE CALIFAL
156
Interior de la nave central del aljibe
157
variando. Al tiempo, se han recuperado su pavimento y
zócalos originales, los cuales están decorados con estucos
rojos.
158
sobre las que se colocaría un colchón. El hecho de que no
destaque el tamaño de unas habitaciones sobre otras indica
que posiblemente nos hallemos ante espacios “plurifuncio-
nales”, es decir, que un mismo espacio tenía un uso durante
el día y otro (de dormitorio), durante la noche. Las últimas
investigaciones arqueológicas las han fechado en época
nazarí.
159
BAÑOS DE LA TROPA
160
construyendo sus palacios en lo que hoy es el segundo y el
tercer recinto del Conjunto Monumental.
161
relevantes sobre la cronología y la evolución histórica de la
Alcazaba.
162
Lo que si ha podido concluirse arqueológicamente, es que
para construir el palacio taifa se amplió la superficie hacia el
norte, ganándole al cerro unos cuatro metros, y construyén-
dose una nueva línea de muralla más exterior.
BAÑO PEQUEÑO
163
De este baño se conserva toda la parte inferior del
mismo, la que correspondería al área de servicio
(horno, caldera, leñera). Se ha identificado el sistema
de abastecimiento del agua y la combustión del baño
gracias a la documentación arqueológica de dos
hornos de ladrillo y un pequeño aljibe.
164
Recordemos que los almohades recuperan Almería de ma-
nos cristianas tras 10 años en los que, tanto la ciudad como
seguramente la Alcazaba, fueron sometidas al saqueo y
posterior abandono.
165
CRITERIOS DE CONSERVACIÓN- EXPOSICIÓN
Panel en el que se ilustra cómo serían las dos fases que se han
musealizado.
166
cualquier persona que no se encuentre dentro de lo
que es el proceso de investigación. Esta es la razón
por la que a la hora de musealizar, de mostrar los
restos arqueológicos al público, hay que elegir qué
momento se va a enseñar. Partiendo de un profundo
conocimiento de cada una de las fases en este espa-
cio se ha optado por dejar visibles a un lado (a la
derecha conforme se mira), los restos de las depen-
dencias más antiguas de la Alcazaba, aquellas que se
corresponderían con las dependencias de los anti-
guos gobernadores de los s. IX- X, y a la izquierda las
estructuras del jardín nazarí, compuesto por una
alberca, los andenes perimetrales por los que se
pasearía a la altura de la copa de los árboles y las
estancias de la Torre de la Odalisca al fondo.
167
Vista del Castillo Cristiano desde el barrio de la Chanca. En primer término
aparece la Torre de la Pólvora y destacando sobre el conjunto, la Torre del
Homenaje.
168
El castillo se compone de:
169
TORRE DEL HOMENAJE
170
alcazaba de almería
i n f o r m a c i ó n
complementaria
1
147
G L O S A R I O D E T É R M I N O S
ALARIFE.
Arquitecto o maestro de obras.
ALBACAR.
Sector independiente y amurallado de un recinto defensivo,
generalmente desprovisto de construcciones, usado para
acoger a la población cercana o a sus rebaños en caso de pe-
ligro o para acantonar tropas.
ALCAICERIA.
Sitio o barrio con tiendas en que se vende seda cruda o en
rama u otras mercancías de lujo.
ALJIBE.
Depósito subterráneo o semisubterráneo de agua.
ALMOHADES.
Imperio beréberer norteafricano que dominó la Península
Ibérica en las últimas décadas del siglo XII y la primera
mitad del siglo XIII.
ALMORÁVIDES
Dinastía bereber que dominó el Magreb, su poderio militar
logró constituir un extenso reino al incorporar las tierras de
la Península Ibérica, que permanecieron ocupadas por ellos
desde el 1075 al 1147. Desde el punto de vista religioso
173
pretendieron una reforma basada en una interpretación más
ortodoxa de la fe musulmana.
ATAIFOR.
Recipiente cerámico de servicio o consumo, utilizados como
platos hondos o fuentes según su diámetro.
ATALAYA.
Torre aislada con función de vigía.
ATANORES.
Conducciones de arcilla para transportar agua.
ATARAZANAS.
Lugar en el que se construyen y reparan embarcaciones.
ATARJEA.
Conducción cerrada para conducir agua.
AÚLICO.
Cortesano o palaciego.
CADÍ.
Juez en los territorios musulmanes, que en ocasiones podía
ser también el gobernador de la ciudad.
CALICOSTRADA.
(Ver tapia calicostrada)
CALIFA.
Dignidad de los soberanos musulmanes que los acredita
como legítimos sucesores de Mahoma en el gobierno de la
comunidad islámica.
CALIFAL.
Periodo histórico que abarca entre los años 929 y 1035. El
califato da comienzo con Abd-al-Rahman III el cual se pro-
clamó califa separándose del resto del mundo musulmán.
174
COLACIÓN.
Territorio o parte de vecindario que pertenece a una parro-
quia en particular.
CORA.
La Cora (o Kura) era una de las demarcaciones territoriales
en que estaba dividido al-Ándalus, durante el emirato y el
califato de Córdaba, tenía como capital una ciudad impor-
tante y era regida por un gobernador.
CORA DE PECHINA.
Situada en el extremo más oriental de al-Ándalus, compren-
diendo los actuales campos de Dalías –El Ejido, el valle bajo
del río Andarax y los campos de Tabernas y Nijar. La capital
fue inicialmente Pechina, aunque su situación periférica e
interior hicieron que la capitalidad se trasladase a Al-Mariya
(Almería), que ya contaba con un importante puerto. A
pesar de ello, mantuvo su denominación.
EMIRAL.
Periodo que abarca desde el año 756 hasta el 929. Tras la
invasión musulmana, la mayor parte de la Península Ibérica
se convierte en una nueva provincia del califato islámico, al-
Ándalus, gobernado en un primer momento por un
representante del califato omeya de Damasco. Con la
llegada de Abd al-Rahman I, último descendiente de esta
dinastía, se convierte en un emirato autónomo.
FATIMI.
El califato fatimí, de obediencia sihita, gobernó el norte de
África del año 909 al 1171, fue rival del califato omeya de
Córdoba y del abasí de Bagdad.
HAMMAM.
Baño.
MADINA.
Ciudad.
175
MERINÍES.
Benimerines, mariníes, meriníes o merínidas (1258-1465) es
el nombre castellanizado que reciben los Banu Marin, miem-
bros de la dinastía bereber norteafricana más importante
que surgió tras la caída y destrucción del imperio almohade
y gobernó buena parte del Magreb a partir de 1268. Toma-
ron Fez en 1248, que convirtieron en su capital. Una vez
instalados allí declararon la guerra a los debilitados almoha-
des con la ayuda de mercenarios cristianos extendiendo su
poder por el este hasta Argelia y el norte de Túnez.
MERLON.
Tramo macizo del antepecho, entre dos almenas, para la
protección del defensor en un adarve o torre.
MIHRAB.
Nicho en el muro de qibla de una mezquita, ante el cuál se
situa el imán para dirigir la oración.
NAZARÍES.
Fue la última dinastía musulmana que gobernó el Reino de
Granada desde 1238 hasta el 2 de enero de 1492. Su caída
supuso el final de al-Ándalus. Esta dinastía tuvo un total de
20 sultanes granadinos. Durante el reinado de esta dinastía
se edificó el palacio de la Alhambra considerado el máximo
exponente del arte nazarí y una de las joyas del arte musul-
mán de todos los tiempos.
OMEYAS ESPAÑOLES.
Primera dinastía de califas islámicos, que reinaron de 660 a
750. Los omeyas eran árabes que pertenecían, como Maho-
ma, a la tribu de los quraysíes en la Meca, pero por contra-
posición al profeta provenían de una de sus familias más
poderosas. En el año 750 la dinastía omeya fue casi total-
mente aniquilada por los abbasíes; sin embargo, algunos de
sus descendientes pudieron huir y se asentaron en la penín-
sula ibérica. Los omeyas de al-Ándalus permanecieron en el
poder desde el 756 hasta el 1031.
176
OPUS SIGNINUM.
Aparejo formado por un mortero. Término latino que
designa un tipo de mortero compuesto de cal, arena y restos
de cerámica picada o en polvo que se apisona para
compactarlo. Tiene una dura consistencia y demás es imper-
meable. Este aparejo era muy utilizado para las construccio-
nes de carácter hidráulico en época romana.
QUIBLA (Qibla).
Muro de la mezquita que marca la orientación hacía la
Meca.
RIBAT.
Acción de practicar retiro espiritual y, por extensión el
lugar de este retiro. Los moradores del ribat se dedican al
yihad en su doble vertiente personal y colectiva, de proyec-
ción y defensa de la fe islámica. Por tanto, el ribat se instala
mayormente, pero no exclusivamente, en territorios fronte-
rizos y zonas marginales, en particular los litorales. Aunque
la componente militar de los ribat-s está muy marcada en
algunas regiones del Mediterráneo occidental (por ejemplo
en Ifriqiya, actual Túnez, donde son verdaderas fortalezas),
este carácter no está generalizado. La fundación de un ribat
es a menudo el resultado de una iniciativa individual o de la
de un grupo concreto y sólo de forma excepcional se debe a
la intervención del Estado. En la baja Edad Media, la noción
e institución de rabita sucede a la de ribat, confundiéndose
también progresivamente con la de zawiya.
SOGA.
Sillar dispuesto en un paramento con la cara mayor visible.
TAPIA.
Derivada de la palabra arábe tabiya (cursiva). Elemento
constructivo que se realiza mediante el uso de un encofrado
de madera denominado tapial, recuperable y de fácil mani-
pulación, dentro del cual se vierte y apisona el material en
capas hasta colmatar la totalidad del cajón, momento en el
177
que se desmonta éste para proceder a la repetición de la
misma operación en el tramo siguiente del muro. El material
a emplear en la construcción de la tapia puede ser de natu-
raleza diversa, lo habitual en obras modestas es la elección
como materia prima de simples tierras, preferentemente ar-
cillosas, mientras que en aquellas fundaciones defensivas, o
con especiales requerimientos resistentes, triunfarán los hor-
migones de cal.
TAPIA CALICOSTRADA.
Variedad de tapia en cuya masa se alternan finas capas ricas
en tierra con otras ricas en cal. Estas últimas se comprimen
contra el tapial al apisonar, creando así una superficie exte-
rior dura y resistente del muro desencofrado que no necesi-
ta revestimiento protector.
TENERÍA O CURTIDURÍA.
Taller dónde se curten y trabajan las pieles.
TIZÓN
Sillar que penetra perpendicularmente en el paramento,
dejando visible su cara menor.
TRONERA.
Hueco pequeño, con abocina miento interior y en ocasiones
exterior, abierto en los muros para disparar con armas de
fuego portátiles o ligeras.
ZEGRÍES.
Zegrí es el nombre de un linaje nobiliario del Reino de
Granada. Aunque son muy conocidos por la obra histórico-
literaria de Ginés Pérez de Hita, su presencia en las fuentes
documentales es escasa, y son, de hecho, actores
secundarios en las disensiones internas del siglo XV.
178
B I B L I O G R A F Í A
179
■ CARA BARRIONUEVO, L.: “La Alcazaba de Almería. Primeras
intervenciones (mayo-diciembre, 1987)”, Anuario Arqueológi-
co de Andalucía 1989, t. III (Actividades de Urgencia),
Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla,
1991, pp. 13-21.
180
■ DUDA, D.: Die frühe Spanich-islamiche Keramik aus
Almería. Madrider Mitteilungen, XIII, Heidelber, 1972, pp.
345-432.
181
Egipcio de Estudios Islámicos, 32, Madrid, 2000, pp. 161-172.
182
■ ORTIZ SOLER, D., MORALES SÁNCHEZ, R. y LÓPEZ BUSTOS, F.:
Excavaciones de urgencia de apoyo a la restauración en la
Alcazaba de Almería. Primeros resultados, Anuario
Arqueológico de Andalucía 1993, t. III (Actividades de
Urgencia), Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía,
Sevilla, 1997, pp. 9-19.
183
■ SUÁREZ MÁRQUEZ, A.: “La Alcazaba: un proyecto
arqueológico”, en: García Ortega, Mª. L. (coord.), Las últimas
investigaciones en el Conjunto. Monografías del Conjunto
Monumental de la Alcazaba 3, pp. 17-39, Consejería de
Cultura de la Junta de Andalucía, Almería 2009.
184
■ TORRES BALBÁS, L.: “Almería islámica”, Al-Andalus, XXII,
Madrid-Granada, 1957, pp. 411-457. (También en Obra
dispersa de Leopoldo Torres Balbás recopilada por Manuel
Casamar, I. Al-Andalus = Crónica de la España Musulmana, 6,
Instituto de España, Madrid, 1983, pp. 217-453.
185
186
n o t a s