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Notas para El Trabajo Final
Notas para El Trabajo Final
¿Cómo se forma una nación? ¿Cómo se han formado las naciones en áfrica?
¿Cómo se desarrolla la conciencia nacional?
La idea no es tomar la definición que Anderson tiene de nación, sino en
analizar Liberia a la luz de los procesos mediante los culaes una naci´pon es
imaginada según Anderson
Siendo que las preguntas que este trabajo intenta responder están directamente
relacionadas con el origen de la nación y la formación de la conciencia nacional, es
más que natural remitirse a el clásico de Benedict Anderson, citar…. Para
establecer unos lineamientos que permitan comprender estos procesos tanto en una
escala general como en el caso particular de Liberia.
Mi punto de partida es la afirmación de que la nacionalidad, o la "calidad de nación"
-corno podríamos preferir decirlo, en vista de las vañadas significaciones de la
primera palabra-, al igual que el nacionalismo, son artefactos culturales de una clase
partírolar. Afin de entenderlos adecuadamente, necesitamos considerar con cuidado
cómo han llegado a ser en la historia, en qué formas han cambiado sus significados
a través del tiempo y por qué, en la actualidad, tienen una legitimidad emocional tan
profunda.
Así pues, con un espíritu antropológico propongo la
definición siguiente de la nación: una comunidad polítíca
i~Ol.~C:(}!Do.¡tlJ:¡~rentemente limitada y soberana.
Es~porque aun los miembros de la nación
más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus
compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de
ellos, pero en la mente de c~~~ut.t(}yivela imagen desu
comunión." Renan sé refirió a esta imagen, en su estilo
afablemente ambiguo, cuando escribió: MOr l'essence
d'une nation est que tous les individus aient beaucoup
de choses en commun, et aussi que tous aient oublié
bien des choses."'
Si~:
embargo, lo malo de esta formulación es que Gellnei
está tan ansioso por demostrar que el nacionalismo st
disfraza con falsas pretensiones que equipara la "inven,
ción" a la "fabricación" y la "falsedad", antes que a la
"imaginación" y la "creación", En esta forma, da a en,
tender que existen comunidades "verdaderas" que pue
den yuxtaponerse con ventaja a las naciones. De he.
cho, todas las comunidades mayores que las aldeas
primordiales de contacto directo (y quizá incluso éstas)
son imaginadas, Las comunidades no deben distin,
guirse por su falsedad o legitimidad, sino por el estilo
con el que son imaginadas. Los aldeanosjavaneses han
sabido siempre que están conectados con personas que
jamás han visto, pero esos lazos fueron imaginados al,
guna vez de manera partícularísima, como redes infí,
nitamente extensasde parentesco yclientela. Hasta hace
muy poco tiempo, el idioma javanés no tenía ninguna
palabra que significara la abstracción "sociedad". Ahora
podemos pensar en la aristrocracia francesa del anciefl
1igime como una clase; pero es seguro que sólo mucho
tiempo después fue imaginada como taL'! La respuesta
normal a esta pregunta: "¿Quién es el conde de X?" no
habría sido "un miembro de la aristrocracia", sino' "el
señor de X", "el tío del barón de Y, o "un cliente del
duquedeZ".
Ver paigna 25, se imagina como Comunidad
vemos tan a menudo un auténtico entusiasmo popular nacionalista y una inyección
sistemática, incluso maquiavélica, de ideología nacionalista en los medios de
información de masas, el sistema educativo, las regulaciones administrativas, etc. A
su vez, esta mezcla de nacionalismo popular y nacionalismo oficial ha sido producto
de anomalías creadas por el imperialismo europeo: la conocida arbitrariedad de las
fronteras y las inteUigentsias bilingües impuestas precariamente a diversas
poblaciones monolingües.
En se"undo lugar, la "rusificación" imperial tuvo su lado práctico al igual que su
lado ideológico. El tamaño enorme de los imperios europeos mundiales y las vastas
poblaciones sometidas, significaban que las burocracias puramente metropolitanas,
o incluso criollas, no podían reclutarse ni pagarse. El Estado colonial, y un poco
después el capital corporativo, necesitaba ejércitos de empleados bilingües, capaces
de mediar en lo lingüístico entre la nación metropolitana y los pueblos colonizados.
La necesidad era mayor a medida que las funciones especializadas del Estado se
multiplicaban por todas partes al comenzar este siglo, Junto al viejo oficial de
distrito apareció el oficial médico, el ingeniero de riego, el extensionista agrícola, el
maestro de escuela, el policía, etc. Con cada ensanchamiento del Estado, crecía la
multitud de sus peregrinos internos.' Anotar que la principal diferencia es
posiblemente el origen de los “empleados de la metrópoli”. Los de empelados
nacionales no se daba, lo principal es que no se enmarca dentro de la metrópoli
Generalización de la educación
En general se reconoce que las inteUigrntsias eran fundamentales para el
surgimiento del nacionalismo en los territorios coloniales, no sólo porque el
colonialismo aseguraba que los terratenientes, los grandes comerciantes, los
empresarios industriales, e incluso una gran clase profesional, fuesen cosas un tanto
raras entre los nativos. Casi en todas partes, el poder económico estaba
monopolizado por los propios colonialistas, o compartido de manera desigual con
una clase políticamente impotente de empresarios parias (no nativos): libaneses,
indios y árabes en el Africa colonial; chinos, indios yárabes en el Asia colonial. Se
reconoce en forma no menos general que el papel de vanguardia de las
inteUigentsias se debió a su instrucción bilingüe, o mejor dicho a su instrucción y
bilingüismo.
El bilingüismo significaba acceso, por medio de la lengua de Estado europea, a la
cultura occidental moderna en el sentido más amplio, y en particular a los modelos
del nacionalismo, la nacionalidad y la nación- Estado producidos en otras partes del
siglo XIX. Se puede argumentar que hubo influencia de la independencia de
EEUU, pero toca leer la historia de Liberia para ver bien el proceso. Gran
diferencia en el aspecto cronológico de la independencia de Liberia
Sin embargo, hay un rasgo característico de las inteUigmtsias nacionalistas que
estaban apareciendo en las colonias que hasta cierto punto las separa de las
intelligentsias nacionalistas vernáculas de la Europa decimonónica. Casi
invariablemente eran muy jóvenes y asignaban una compleja importancia política a
su juventud: una importancia que sigue siendo significativa ahora, aunque haya
cambiado a través del tiempo.
Metropoli educadoira
Siempre es erróneo tratar las lenguas como las tratan ciertos ideólogos
nacionalistas: como emblemas de la nacionalidad, como las banderas, las
costumbres, las danzas folklóricas y demás. Lo más importante de la lengua es, con
mucho, su capacidad para generar comunidades imaginadas, forjando en efecto
solidaridades particulares. Después de todo, las lenguas imperiales siguen siendo
Si la radical Mozambique habla portugués, la importancia de esto es que el portugués es el
medio por el que Mozambique se imagina (y al mismo tiempo limita su extensión dentro de
Tanzania y Zambia). Considerado desde este punto de vista, el uso del portugués en
Mozambique (o el del inglés en la India) básicamente no es diferente del uso del inglés en
Australia o del portugués en Brasil. La lengua no es un instrumento de exclusión: en
principio, cualquiera puede aprender una lengua dada. Por el contrario, es
fundamentalmente inclusiva, lirnitada sólo por la fatalidad de Babel: nadie vive lo
suficiente para aprender todas las lenguas.
La radiodifusión multilingüe
puede evocar la comunidad imaginada entre
los analfabetos y las poblaciones de lenguas maternas
diferentes, (Aquí hay ciertas semejanzas con las evocaciones
del cristianismo medieval por medio de representaciones
visuales y alfabetos bilingües.)
Cap VII
Liberia was born of a white idea: that the burgeoning and unwanted
population of free blacks and emancipated slaves in post-Revolutionary
America could be sent to Africa. The early nineteenth-century politicians
who devised this idea considered it an inspired one. America could rid
itself
of its most “useless and pernicious” class of people while simultaneously
establishing a beachhead from which Africa could be civilized and
Christianized.
The settlers did plenty of their own provoking. But the remark
was revealing, as it was a sign that the erosion of the settlers’ idealism
started almost concurrently with the experiment itself. The settlers, and
later
the Americoes, could never really decide whether the Africans were their
long-lost brethren, heathens to be redeemed, or savages to be conquered.
And in almost every instance, they put their survival over their
ideals.
The ideal of Liberia as a haven for blacks endured after Blyden’s time,
though the welcome was now a more conditional one. Liberia did
everything it could to lure new immigrants from America, offering them
farm lots or town plots, immediate citizenship, and racial supremacy:
Nobody except persons of African descent could be citizens, the
Constitution declared. But in the 1920s when Marcus Garvey promised
to
send tens of thousands of American blacks to Liberia in the largest back-
to-
Africa effort in history, the Liberian elite demurred, worried that his
provocative anticolonialist rhetoric would hurt its relations with the
West.}
Coker was not born free, odd given the laws and customs of the South,
where the mother’s status usually passed to the child. But he became a
favorite around the plantation and the inseparable companion of one of
his
master’s sons, who refused to go to school without him. The “peculiar
institution,” of course, made no room for the education of slaves, and for
good reason. A literate slave often meant a discontented slave, and one
with
the ability to make his way in the wider world. Coker’s life offered all
the
evidence slave owners would have needed for the proscription. He
escaped
to New York City in his teens, joining one of the largest free black
communities in the country, and by twenty was a lay minister. In 1801,
he
returned to his home state and became the first black teacher at the
African
Academy, a school for free blacks, and the first licensed black minister in
Baltimore, even though technically he remained a slave until he was
purchased and freed by a Quaker abolitionist five years later.
ESTO ES IUNTERESANTE, VER CPOMP E PUEDE
CONCETAR CON LA EDUCACIÓN DE LOS
COLNIZACODS EN LAS METROPOLI
For more than a hundred years, from the mid-nineteenth century through
the mid-twentieth, the people of Liberia, descendants of both settlers and
“civilized” natives, would celebrate December 1 as the nation’s second
national holiday, after Independence Day. They called it Matilda
Newport
Day. Interesante was a reenactment of the day in 1822 when a
lonely band of
settlers defended itself against the native hordes bent on their
destruction.
There was one consolation to starting a difficult new life in Liberia that
Skipwith failed to mention but that many other recent arrivals noted: a
sense of relief at being their own masters, an existential release from the
burden of bondage.
The high ideals and soaring prose masked the underlying reason for the
split, which was not so different from the cause of the American
Revolution
seventy years before. Liberia’s struggle for independence had as much to
do
with taxes, and who paid them, as it did with freedom.
EL tiempo y el otro