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CAPITULO 4 | COMUNICACION PREVERBAL Y SORDERA Maria del Pilar Ferndndez-Viader 4. Acerca de las capacidades de comunicar en el ser , humano La adguisicign de los presrequisitos y habilidades comunicativas que estén en cl oxigen del desarrollo del lenguaje comporta ia incorporacién por parte del nifio fle uno de los instrumentos cultrales mis preciados pues es bien sabido que, una vez adquirido el lenguaje, el nifio tendrd en sus manos una importante herramien- ta de conocimiento y de transformaci6n de la realidad. Es de especial relevancia la contsibucién que los adultos préximos al nifio pueden aporter al desarrollo del len- guaje del nino y, en el caso que nos ocupe, del nifio sordo, en las primeras edades del desarrollo." ‘Richards (1974) define la comunicacién como «algo que va més alld de la sim. ple interaccién. No como una mera modificacién del comporiamiento de una parte y de otra de las que entran en contacto; tampoco es responder a las seftales emi- fidas, sino que es algo que, ademds, implica la idea de mutualidad, reciprocidad € imersubjetividads (Richards, 1974, 91, cit. por Perinat, 1986, p. 16). De abi que, un anilisis de la comunicacién entre el nifio y el adulto consistirfa en mostrar c6mo, lo {que comienza siendo tna mera presencia entre dos personajes y un afectarse recipro- ‘camente el comportamiento, se convierte en un tefido de sefales que se impregnan pausadamente de interevbjetivided, hasta llegar a un avtéatico compartir significado. ‘La comunicacién preveibel emerge de un tejido de fanciones basicas que con- figuran, todas ellas, el escenario de la crianza, Su punto de origen surge de las fun- ciones basicas que aseguran ia supervivencia det nifio en et entormo material. Todo clloa la par del desarollo peicol6gico del nfo, el cual llega a ser, asf, un interlocutor cada vex més competente. La emergencia y el desarrollo creciente de esa reciproci- dad o intersubjetividad en las interacciones matdre-hijo es una base para el inicio de te comunicacién y, en consecuencia, para la posterior adguisicién del lenguaje. cag aostatnne oie ptm etnies sun ten et 80 Capi 4, Comnicacin prevent y sorte Perinat (1986) destaca tres prerrequisitos fundamentales para el establecimien- to de la comunicacién entre humanos: sensibilidad cenestésica, capacidades percep- tivas y expresivas; ritmos y-pautado temporal. Con este punto de partida para la comuhicacién humana podemos comen- zar a deducir las posibles implicaciones qué puede tener para el acceso y el desa~ rnollo del lenguaje una discapacidad perceptiva auditiva congénita 0 prelocutiva y, en conseouencia, las posibles diferencins que, desde el principio, se van a dar para el establecimiento de la comunicacién cuando el nifio es oyente o bien cuando es sordo. § Hoy en dia se ha podido comprobar que el bebé es un ser dotado de ya orga nizacién incipiente de su comportamiento y es capaz de regular sus transacefones con el entorno, incluso el social, a través de un amplio abanico de capacidades. Vamos a considerar las capacidades anditivas de. los bebés oyentes, que ya hemos deseri- to ampliamente en otro lugar (Femnéndez-Viader, 1992), para considerar las posibles diferenciae que se dan cuando los bebés son sordos Sabemos que los nifios oyentes reaccionan desde los primeros dfas a estfmu- Jos auditivos (autores como Brazelion han demostrado estas capacidades en bebés recién nacidos, de dos horas de vida), en especial si los sonidos se encuentran dentro del intervalo de frecuencias de Ja voz humana. Como han mostrado diferentes inves- tigaciones (por ¢)., Condon y Sander, 1974), ademis de que desde el momento de nacer desplegamos la capacidad de captar de forma regular detalles muy sutiles de la ‘voz homana y del lenguaje hablado, durante los primeros meses de vida, los bebés oyentes comienzan a desarrollar algunas de las pautas de entonacién caracteristicas 4el lenguaje hablado por los adultos préximos siendo patticularmente sensibles a los cambios de modulacién y 2 los aspectos ritmmicos del habla (Stem, 1978; Bateson, 1971). Por otto lado, De Casper y Fifer (1980) han mostrado que los recién nacidos prefieren In voz de su madre (en la experiencia en que el recién nacido puede ac- tuar sobre las grabaciones humanas, para escucharlas, e] niflo adapta la suecién de! chupete de manera que pueda oir con mayor frecuencia fa voz. de la madre). Tam- bign es importante tener presente que el ofdo es una via sensorial privilegiada para la regulacién del tono emocional. Por consiguiente, Ia voz humana actéa de diferentes maneras sobre el compor- tamiento del bebé que dispone de capacidad para percibitla, En primer lugar, fe hace de und especie de manto sonoro que le envuelve. Este manto sonore tiene, ademés, cualidades afectivas; el nif reacciona muy pronto al tono de voz y a que la voz sea tcanquita 0 no lo sea, a que sea carifiosa o se le rifa,.. ete, Gracias que se le habla desde e] comienzo, el nifio aprender a Ta larga a hablar, El Lenguaje de In madre est directumente selacionado con lo que esté ocucriendo, es decir, al mismo tiempo que la madre ejecuta cualesquiera de las rutinas del cuidado diario con el bebé (es decir, le baa, e viste, le da de comer, etc.), le va hablando y le va explicando lo que hace, Ello hace que, normalmente, lo que Ja madre dice vaa ser plenamente significa- tivo en relacién con la situacién que vive con el nifio alo largo det dia. Bs decir, que Bloque 1 ademdés repetitiy afecto), situacis P garantiz san en g 211). Bs silencio todo pa matices manifes ‘sus rela profund sonidos sensecic ns ite su propi sultante; esta cue Jacomu E existe w pecial ic observat activams indicio incidenc cins de inexpres de relac el peque se desor su madi ropas ¥ dad del esfnerac del nia quesec aislados | portamit bebé sor | sordera imien- ‘ercep- omen- desa- tiva y, ww para do es orga escon Yamos leseri- ssibles stimu bebés lento inves: ato de ede la bebés sticas alos ‘eon, cidos e ace nel Tam- gala apor- ‘hace nfs, sea vabla radre »mpo 6 (es rque 81 Fomés de que la madre usa el caracteristico ebaby-talk» (un lenguaje simple, muy itivo, muy entético, leno de modnlaciones ricas y exageradas, & ‘impregnado de reo), e0 un Lenguaje que tine relacin directa con lo que std ocuriendo yen una ihaaci6n que, para el niftola oyente, es cei transparent "parece, pues bastante evidente que alos procesos naturals due normelmente tian tas primeras interacciones sostenidas enre los bebés los adultos repo~ ron gran parte sobre (a recepcidn del sonido por parte del bebé» (Wood, 1983, p. D1). is por ello que el continno de la comunicacion no va a cestablecerse desde el E joncio al habla, sino desde Ia comunicacién no verbal ala comunicacién verbal y Jodo parece indicar que el nifio sordo, que no vaa poder percibir a riqueza de estos sponder 0 2 comportarse de manera diferente ante les oyente, y vaa enfrentarse con diferentes problemas en ales desde el comienzo. Asi, por ejemplo, un bebé sordo vifando muy probableraente no va a poder percbir toda 1a riqueua de malloos Y enidos e las expresiones malerna,teniendo en cuena.que estén ccompitiendo con _Sensaciones tclles, visuales, olfativas y gustaivas que, ademds) van a te! Fi a seretnfensas que las sonoras, Ano poder percibirtampoco con claridad el sonido de to propia vor, el descubsimiento dela relaciones entre actividad vocal Y sonidos re- saltantes puede verse seriamente distorbado desde los primeros meses, Reromitest vera cuestén mas adelante, al aludir as estudios comparaivos sobre los inicos de acomunicacién entre bebés sordos y oyentes y 1os adultos cuidadores. Tia cuanto a la sensibilidad perceptive visual, Brazelton ha demostrado que ¥4 iste une sensibilidad erceptiva ala uz en el fto y en el recién nacido, Bs de s- pecial importancia la sensibilidad que muestra ante ol rostro hnmano. ‘También se ha Boservado que os bebé oyentes miren atentamente el rostro de su made buscando ccxvamnente Ta comunicacion y 18 interacciGn con ela © intentando detectar cualquier tedicio de manifestaci6n o expresi6n emocional en su rostro. Bs muy importante 18 incidenei de las expresiones del rostro humano sobre el bebé. As, en Tas expérien- dias ce Brazelion en Harvard y de Covayasi en Jap6n en que la madre se coloca seria Fnexpresiva, ante su hijo, durante tes minutos de violai6n de lo que es el contac de losin y expresign habitual coa el bebé, de la reciprocidad, se observa c6mo, 1 pequeio, ya a los 10 segundos de violacién de relaci6n, a su manera protesa # te devorganiza. Entonces si la situaién se prolonga, empieza a adistanciarse» de fu madre y a actuar como wn set introvetido, comicnza a jugar con sus manos ¥ ropasy 2 prescindit de In made e inluso, en ocasiones,romnpe a Mora. La seric- dud de la reacci6n de! no cuando la madre permanece sin respuesta a pesar de sus tafuervot,demaesra lo importante que es para él Ia reciprocidad. La retiada fal dl nino cuando desiste y ya no intenta llevar a su madre a la interacei6n fa hecho que se compare al compostamiento reservado y alas posturasretrafdas do los monos aislados (Hiaclov and Harlov, 1962) y ala descripcién de Bowlby (1972) del com portamiento introvertido de nis separados de sus cuidadores. Estas conductos del bebé son a prueba de que los nifios poseen ciertas expectativas mudimentarias acerca 2 Capitulo 4. Comunicaci6n preverbal y sordera de lo que es un rostro amigo y de lo que este rostro anticfpa sobre el modo en que se evaré a efecto Ia interacoién subsiguiente. En consecuencia, las expresiones afectivas del rostro con que los adultos ani- man los intercambios que prodigan con sué hijos ya desde el-mismo momento de nacer y las expresiones que los propios bebés van exhibiendo en correspondencia son antecedentes necesatios de toxo el despliegue de capacidades comunicativas que desembocarén, més tarde, en el lenguaje. Munay y Trevarthen (1985) estudiaron las expectativas del bebé acerca de la cconducta futura de la madre en sus intercambios cornunicativos. Lo ilustran mediante Ta experiencia de observar la comunicacién de la madre y el bebé de 2 meses a través de un citcuito cerrado de televisién (e! nifio tiene ante s{Ta pantalla con Ja imagen de la madre que se dirige a él y reciprocamente, Después de un rato de comvnicacién © intercambio entre ambos, aprovechando una pausa, ase propone» al nifio entrar de ‘nuevo en cologuio con la madre, a través de la pantalla. Pero lo que realmente se hace es colocarle frente a la escena que acaba de transcurrir y que, previamente, se habia grabado. El nifio contempla, pues, de nuevo, a la madre que le hace gestos carifiosos los mismos que antes, reproducidos en la filmacién—y él se Janzard a emitir los su- yos. Pero ahora, légicamente, el ritmo de las expresiones maternas no se ajusta a las ‘manifestaciones infantiles. La interacci6n resulta imposible de fegular y el nifio se de- sorganiza). Esta experiencia muestra c6mo el nifio da sefiales de desconcierto cuando ao le es posible ajustarse a las expresiones maternas, Io que parece corroborar que el bebé posee un esbozo o esquema innato de lo que es wna «feliz interaccién». Las respuestas infantiles en estas situaciones experimentales nos conducen a reflexionat acerca de la posible repercusién que pueden tener estas expectativas de interacci6n con la madre ed Ja problemAtica que viven los nitios que carecen de figuras de inter acci6n estables 0, por ejemplo, tienen una madre depresiva, Pues ella, al tener fuertes altibajos en su estado de daimo, desorienta al nitio, que no puede regular su actua- cidn a no cumplicse las expectativas de situaciones idénticas anteriores. Nosotros nos preguntamos hasta qué punto la deficiencia sensorial suditiva del nfo no va también ‘a repercutir en la respuesta de la madre oyente que probablemente va a tener més dificuliades para dotar de significacién las manifestaciones de su bebé sordo y, en definitiva, puede dar respucstas més insatisfactorias a las expectativas de interaccién de su hijo. En Ja miedida en que madre y nifio comparten un estado motivacional que Jes Neva a regular mutnamente sus acciones y que, concretamente, induce al nifto a ‘coordinar sus expresiones faciales y vocalizaciones con la representacién auditivo- visual de la madre, que esté delante, existe esa intersubjetividad primaria que leva a reconocer en el otro una mente en sintonfa receptiva, Este es el pértico que da acceso a compartir mas tarde significados concretos. ero jqué ocune cuando el nifio tiene tna discapacidad sensorial auditiva? Si partimos de la consideracién del propio déficit, todo parece sugerir que el nifio sor- do puede tener més dificultades que el nifio oyente para atribuir significacién a las sordera que se as ani- ato de encia as que ide la diante través wende racién rar de hace habia osos oesu- Lalas sede. rando rque Tas jonar cin inter- sertes etna sos, abién mis 83 Dciqnes del costo al no tener el apoyo de Igs entonaciones y expresiones verba- ven consecuencia también puede ser iaferior, desde el principio, la probabilidad “es{ablecer interacciones preverbales recfprocad entre el nifio y las otras personas. tos autores ponen de manifiesto esta problemética comprobando que, en iama- fa de ocasiones, la madce (la mayoria de las madces de nifios sordos son oyentes), * inlento de estructurar el papel de su hijo en Ia interaccién, resuelve situaciones fanicativas con st hijo sordo actuando de manera deliberada y manifiestamente va sobre el bebé, ejerciendo mayor control sobre él que las madres de nifios Fe tes con sus hijos (Gregory, Schlesinger y Meadow, 1972; Hyde, Power y Blias, 180; Fernfndez-Viader, 1993, 1996). Este intento de la madre de establecer, ditigir controlar la relacién con su hijo sordo puede provocar una respuesta emocional ‘icompronsiOn Y angustia intensa por parte del nifo y, en consecuencia, tener aves repercusiones para el establecimiento de una buena comunicacién, como es, ejaiaplo que, desde muy temprana edad, el nifio sordo muestre menos iniciativas cel bebé oyente para el inicio o el mantenimiento de interacciones comuticativas. [Desde nuestro punto de vista esto puede ejercer también como modelado en Ia vida fidulea “Ademds, en las interacciones comunicativas que mantienen los nifios sordos Sn el adulto cuidador oyente se han hallado més respuestas emocionales negatives, ‘Gai detrimento de las expresiones de satisfaccién motua y de alegrfa. Wood (1983) ‘Gonsidera que estas claras diferencias pueden justificarse, en parte, por la propia di- ficultad que tiene el nifio con deficiencia auditiva para lograr una clara informacion HE 0 ia referencia por parte del adulto, a la vez que mira hacia el referente. Es decir que tal-vez podriamos hablar de menor ntimero de experiencias compartidas entre él y el ‘adulto con objetos y, en consecuencia, de mayor dificultad en el establecimiento de los «formatos» a que alude Bruner (1983). Debemos recordar que tales formatos son de enorme interés puesto que van & Re. constituirse en unos primeros esquemas de interaccién social cuyo significado em- SB pieza a ser familiar y que le dardn acceso a Ja intersubjetividad, convirtiéndose en la situacién social por excelencia que permite el paso de la comunicacién al lenguaje. Como ha explicado Vila (1989) «en estos contextos, las situaciones de interaccién adulto-niffo se caracterizan por la estabilidad y la progresion. El adulto suele fijar la secuencia de interdccién, establecer sus limites y repetir ~siempre de la misma manera los elementos bdsicos de la secuencia (..). Esto le permite reconocer el. impacto de sus conductas y, con consecuentemente, anticipar las conductas de su conipaiiero 0 compara. Bs decir, las caracteristicas con que el adulto dota estas primitivas interacciones permiten al nifio iniciar la negociacién de un oddigo com- partido por los dos para regularlas y controlarlas» (Vila, 1989, p. 14). oe 84 Capitulo 4. Comunicaci6n preverbal y sordera Ademés, de acuerdo con la afirmacién de Kaye (1982), el papel de la madre es asimétrico en relacién al del nifio, convirtiéndose, as{ en la responsable del buen curso de la interacci6n. Nifio y adulto construyen en estos marcos interactivos, limi- tados y repetitivos, un conjunto de expectativas comunes que les permite a cada uno reconocer Ia sefial del otro y anticipar su respuesta, La made «teje» para el nifio una especie de urdimbre donde las manifestaciones infantiles quedan bien colocadas, ge- nerando una trama espacio-temporal donde se combinan con las suyas propias. En el nifo oyente, el despliegue de las capacidades comunicativas seguiré un curso regular y progresivo que Trevatthen ha denominado intersubjetividad secundaria. Para este Jogro van a tener especial importancia los formatos interactivos aque hhomos aludido al mencionar a Bruner y que van a ser como un microcostnos regulado y limitado en el que el adulto y el nifio hacen cosas para y con el otro, negociando entre ambos las convenciones y procedimientos necesarios para llevar a buen puerto Ja interaccién. Estos formatos actian a la manera de pequefios rituales y en ellos el ‘adulto va a tener un papel-primordial para la acomodacién mutua de ambos partici- pantes al irrevistiendo de significado y dotando de intencionalidad a las conductas y manifestaciones infantiles. Bruner, retomando las ideas de Vigotsky, formula el papel del adulto como una «conciencia vicaria» que guia al nifio a la consecucién. del instrumento,lingifstico. El adulto «andaniia» o sostiene las consecuciones del nifio, forzéndole a entrar en Ia «zona de desartollo préximo» mediante el juego, y enseiidndole a conseguir e] control consciente de lo que va aprendiendo, gracias a las relaciones sociales establecidas. Cuando el nifio, en el perfodo que nos ocupa, integre en su actividad el mundo de los objetos y el mundo de los adultos, logrard la intersubjetividad secundaria y buscaré ese «andamiaje» 0 soporte que le puede proporcionar el adulto, Bs enton- ces, cuando pasaré de la mera transferencia del objeto —que pasaba del adulto al nifio y viceversa~ a una verdadera estructura de Ja comunicacién. En estos momentos el niiio percibe al adulto de manera diferente. A partir de ahora no va a ser solamente. quien le cuide, le proteja, le alimente, juegue,... etc. Ahora, cl adulto la madre~ es alguien de quien se quiere aprender algo sobre los objetos que pueblan el entorno. Es muy importante observar c6mo, a partir de este momento, hacia los 9 meses de edad, aparece el gesto de la indicacién que, a sv vez, posteriormente, daré lugar a la referencia. Es un gesto muy importante en el paso de la comunicacién preverbal a la palabra. Puede parecer trivial, pero es peculiar, exclusivo de Ia especie humana. La indicacién va a ser un preludio a la funci6n declarative del lenguaje y a la funci6n im- perativa del lenguaje, de ahi que Bates (1979) le de el nombre de «proto-declarativo» y «proto-imperativo», respectivamente, segtin tenga una uv otra funcién. Por consiguiente, y recapitulando un poco lo anteriormente expuesto, podemos afirmar que la referencia no stirgird de repente, Podemos hallar muchos detalles que laanticipan y a los que hemos ido aludiendo, Un punto de origen se encuentra a partir del momento en que las miradas de la madre y del nifio convergen en algiin objeto 0 persona, Posar juntos la mirada en algo extemo a ambos, mas 0 menos alejado, esté a ‘Ly sondera Ja madre del buen “0s, limi- sada uno nifio una adas, ge- as. Enel regular os. aque regulado yociando un puerto ‘ellos el + partici- onductas mula el seoucién ones del juego, y ‘ias a las Imaadé daria y s enton- »alniio entos el lamente adre- es 2ntomno. veses de gar ala ‘bal ala ana. La :i6nim- xrativor odemos les que apartir abjeto 0 >,estéia 85 Face; que le proporciona una ayuda y un contexto significativo para ir avanzando en #2 su desarrollo. A medida que se avanza en el desarrollo, 1a relacién madre-hijo se va incluso entiende Jo que quiere decir y que no sabe expresar o dice incomectamente. ; sta capacidad de la madre de anticipar el significado de los mensajes det hijo y de suplit sus deficiencias juega un papel esencial en el proceso de aprendizaje porque a al nifo le confianza necesaria para seguir intentendo expresarse y manifestar su mientras que el bebé oyente se le presenta la misma informacion en paralelo» (Wood, 1983, p. 211), A esta manera de captar 1a informacién, consecuencia de la modali- 86 Capt 4, Comoaizacién prover ysordera dad visual, se Je ha denominade tradicionalmente «atencién dividida» y se manifiesta desde el principio en el bebé sordo: el nto recibe una llamada de atencin por parte del adulto (por ejemplo, un toquecito en el brazo), tras esta Hamada de atencién el nifio mira hacia el adulto que le va a indicat el objeto referenciado hacia el cual desea orientar la mirada del nifjo; es entonces cuando el pequefio sordo va a orientar su mirada hacia el objeto referenciado y, de nuevo, al-gitarse hacia el aduito éste le pro® porciona la informacién: en ocasiones el adulto infortna de manera casi simultinea ciando lo hace dentro del campo visual infantil, proporcionéndole informacién sobre el objeto 0 accién hacia donde el nfio ha drigido su mirada, Esta falta de simultaneidad e inmediatez en Tas relaciones entre experiencia y comunicacién, si el adulto que interactia con el pequefio sordo no esté informado de Jas caracteristicas especificas de la sordera para la comunicacién, puede ser origen de las bameras en ocesiones altamente iniranqueables y las desfavorables limitaciones que vaa tener que suftir el nifio sordo desde los inicios de su desarrollo para lograr la reciprocidad, la alternancia de tumos y la comunicacién preverbal. En consecuencia, para el logto de la intersubjetividad primaria, es decir al compartir significados. El nifio, desde Jos primeros dfas de vida, se introduce en un sistema de sig- nificados ya compartidos por los miembros del contexto que le recibe. La dificultad radica en descubrir e6mo el niifo conquista Ia intersubjetividad, més atin cuando el déficit sensorial establece en cierto modo una barrera al acceso de esos significados del mundo dé los oyentes, repercutiendo en su desarcollo lingiiistico futuro. Diferentes trabajos como los de Goldin-Meadow y Feldman (1975), Feldman et al. (1978), y Wood et al. (1980, 1983), han mostrado la lentitud del desarrollo lingiiistico y comunicativo del nifo sordo, en comparacidn con el de los oyentes, no s6lo durante las primeras edades del desarrollo, sino también en los perfodos pos- teriores, comesponilientes a las etapas de Ia educacién obligatoria, En estos trabajos se observa un crecimiento més lento del vocabulario y de su utilizacién en la cons- tauccién de estructuras sintécticas de mayor complejidad, También se ha puesto de ‘tmanifiesto en los intercambios comunicativos que se establecen entre el adulto oyen- te y el nifio sordo la dificultad para utilizar contextos de comunicacién compartidos y, en consecuencia establecer significados compartidos. Una consecuencia para el desarrollo es la desfavorable repercusi6n de los estilos de interaccién de los adultos oyentes cuando sostienen intercambios con los nifios sordos pues, como apuntabamos anteriormente, legan a modificar sus pautas habituales de interaccién con oyentes y tienden a controlar en exceso, a ser restrictivos y muy directivos, llegando, incluso 4 provocar repercusiones secundarias contrarias a los objetivos perseguidos, como | pueden ser, por ejemplo, una sobre-dependencia del niffo hacia el adulto 0 una cietta pasividad, limitacién e inhibicidn en sus manifestaciones y producciones lingifsticas espontneas, : Por consiguiente, la falta de audicién en la infancia temprana (sordera prelo- cutiva) puede acarrear consecuencias en diversos aspectos del desarrollo. Desde los inicios el nitio epadece un «déficit de experiencias» no sélo porque oye menos si- | | i ‘ | | | / | | | i Blog no ta relac. ical mene testi paral denn poste B00. lades conc diante para nnuesti elrch tintas: oblige sordo elace: Viade, bay sordere manifiesta 2 por parte atencidn el cual desea orientar su te le pro- simulténea cién sobre veriencia y ormnado de origen de nitaciones -alograr la secvencia, zados. na de sig- dificultad cuando el gnificados . Feldman + desarrollo jentes, no < odos pos- +s trabajos ‘ala cons- puesto de ilto oyen- nnpartidos ia para el »s adultos atébamos ayentes y >, incluso 0s, como ana cierta igiisticas © aa prelo- desde los nenos si- 87 que su defciensia platen graves liniiaciones a la rnaturaleza de sus (Wood, 1983, p. 213). | ‘mera de reflexion sobre las repereusiones s del déficit auditivo : ‘dios hecho especial énlasis en las pautas y estilos en os intercambios comu- que se establecen at inicio del desarrollo, entie el nifio y el adulto, haciendo i F snds eapectfica a estas relaciones cuando el adulto es oyente, estas carac- | s pueden hacerse extensible a otras poblaciones con trastornos y dificultades | Poi cecidn, Pare importante enfatizar que este tipo de intercambios pie tise do manera semejante en las interacciones gue tengan lugar en edades doves, en actividades compartidas con el logopeda, el ‘profesor 0 el psicopeda- |potrfanos etablecer up certo parslelisme entre esta interaccién adulto-bebéy GS educador,reeducador, terapents 0 logopeda y el alumno o paciente. De acuerdo Eon (1985), tambio el profesor sostene pauas interactivas con sus élomnos M- (elas cuales asostiener 0 «andarias sus logros, mostrando los caminos a seguir # ceseguir un objetivo o, simplemente, formando la intencién de conseguirlo. A se entender esta afimaci6n es extensible a [a relacién que se establezca ent nititador y/o logopeda y el nfo, ain cuando tales pautas ‘puedan ser algo dis- } tas que anieriormente heros deserito. En el perfodo de educaciGn infantil y igatorio las dificultades mencionadas para ¢l acceso ‘ala comunicacién en el nifio yan a epercutiren una TmitaciOn paca la adquisicién de lo instrumentos Pare seo aloe contenidosescolaresy culturales que i escuela transmite (Ferlez-

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