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oraciones

TU ERES EL BIEN

Tu eres el bien, todo bien,


Sumo bien,
Señor Dios, vivo y verdadero.

Tú eres fuerte, Tú eres grande,


Tú eres Dios Altísimo,
Tú eres santo, Señor Dios único
Que haces maravillas.

Tú eres humildad, Tú eres paciencia,


Tú eres seguridad,
Tú eres caridad y amor, Tú eres sabiduría.

Tú eres nuestra vida eterna,


Grande y admirable Señor.
Tú eres nuestra dulzura.
PESCADOR

Pescador que al pasar por la orilla del lago,


Me viste secando mis redes al sol.
Tu mirar se cruzo con mis ojos cansados
Y entraste en mi vida, buscando mi amor.

Pescador en mis manos


has puesto otras redes
que pueden ganarte
la pesca mejor
y al llevarme contigo en la barca
me nombraste, Señor, pescador.

Pescador, entre tantos que había en la playa


Tus ojos me vieron. Tu boca me hablo.
Y a pesar de sentirse mi cuerpo cansado,
Mis pies en la arena siguieron tu voz

Pescador, mi trabajo de toda la noche,


Mi dura faena hoy nada encontró,
Pero tú que conoces los mares profundos
Compensa, si quieres, mi triste labor.
TOMAME

M Dios, atráeme hacia Ti,


Tómame todo en Ti,
Transforma en Ti todo mi ser,
Vísteme de tu luz.

Eres mi sol y mi calor,


Esplendor, fiesta y paz.
Te busco y llamo sin cesar
Por la fe en la oscuridad.

Señor, yo me abandono a Ti,


Solo a Ti, todo a Ti,
Cual niño puro quiero ser
Y vivir siempre así.
SALMO 16

Tú eres mi Señor,
Ningún bien tengo sin Ti,
Tú eres mi Señor,
No hay felicidad fuera de Ti.

El Señor es la porción de mi herencia.


Tú eres quien guarda mi suerte;
Cayeron mis cordeles en parajes amenos
Y me encanta mi heredad.

Bendigo al Señor que me aconseja,


aun de noche me instruye.
Tengo siempre a Yave ante mis ojos
Pues con El no vacilo.

Por eso mi corazón se alegra,


En Ti descansa seguro.
Me enseñaras el camino de la vida,
A tu derecha,
delicias por siempre.
SALMO 63

TODA MI VIDA TE BENDECIRE


Y ALZARE LAS MANOS INVOCANDOTE
ALELUYA.

Oh Dios, Tu eres mi Dios, por Ti madrugo;


Mi alma tiene sed de T;
Mi carne siente ansia por Ti;
Como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Como te contemplaba en el santuario


Viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
Te alabaran mis labios.

En el lecho me acuerdo de Ti,


Y velando medito en Ti,
Porque fuiste mi auxilio,
Y a la sombra de Tus alas canto con jubilo.
SALMO 89

Cantare eternamente
Las misericordias del Señor,
Anunciare tu fidelidad
Por todas las edades.

Tuyo es el cielo, tuya es la tierra,


Tú cimentaste el orbe y cuanto contiene;
Tú has creado el norte y el sur;
El Tabor y el Hermon aclaman Tu nombre.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte;


Camina, Oh Señor, a la luz de tu Rostro;
Tu nombre es su gozo cada día,
Tu justicia es su orgullo.

Porque tu eres su honor y su fuerza,


Y con tu favor realzas nuestro poder,
Porque el Señor es nuestro escudo,
Y el Santo de Israel nuestro Rey.
CENTRO DE GRAVEDAD

Para cantarte, mi Señor Jesús,


como me gustaría tener ojos de águila,
corazón de niño
y una lengua bruñida por el silencio.

Toca mi corazón, Señor Jesucristo;


tócalo y veras como despiertan los sueños
enterrados en las raíces humanas
desde el principio del mundo.

Todas nuestras voces se agolpan e tus puertas.


Todas nuestras olas mueren en tus playas.
Todos nuestros vientos duermen en tus
horizontes.
Los deseos mas recónditos, sin saberlo,
te reclaman y te invocan.
Los anhelos más profundos te buscan
impacientemente.
Eres noche estrellada,
Música de diamantes,
Vértice del universo,
Fuego de pedernal.

Deslumbrado mi corazón ante tanta maravilla,


me inclino para decirte:
Tú serás el rey de mis territorios.
Para Ti será el fuego de mi sangre.
Tú serás mi camino y mi luz,
La causa de mi alegría,
La razón de mi existir y el sentido de mi vida,
Mi brújula y mi horizonte,
Mi ideal, mi plenitud y mi consumación.
Fuera de Ti no hay nada para mí.

Para Ti será mi última canción.


¡Gloria y honor por siempre a Ti, Rey de los
siglos!

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