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PRIMER PARCIAL

CIENCIAS SOCIALES

ALUMNA: FEDERICA VARELA


CLASE: 3°A

CONTENIDO DEL PROGRAMA : 6° AÑO - El Uruguay en el siglo XX. La segunda modernización y las reformas batllistas.
RECORTE: La Revolución de 1904 en Uruguay.
LA REVOLUCIÓN DE 1904
La Revolución de 1904 fue la última guerra civil que se vivió en el Uruguay, así como la más
sangrienta y decisiva en la suerte del país en el siglo XX

ANTECEDENTES:

El Uruguay del 900 es muy distinto del que se transformaría tras los acontecimientos de Masoller.
La República recibe el nuevo siglo atosigado por problemas de antaño, disputas y
enfrentamientos que se remontaban a los inicios mismos de la vida independiente. La
controversia entre el Partido Colorado y el Partido Blanco se encontraba en un nuevo punto
álgido, el caudillismo era la moneda común en la campaña y los constantes levantamientos eran
parte del folclore nacional que se había arraigado en los orientales de aquellos tiempos.

Ciertas circunstancias que agraviaban a la Nación deben ser tenidas en cuenta:


● La inestabilidad política en esos años era patente.
● Pocos años antes había tenido lugar el asesinato del presidente Idiarte Borda, que había
liquidado la revolución de 1897, pero al precio del llamado “Pacto de la Cruz”.
● La presidencia de Juan Lindolfo Cuestas derivó en un golpe de estado.
● Los acontecimientos económicos y el peso del progreso.
Todas esas circunstancias hacían evidente que el Uruguay debía tomar un nuevo rumbo si quería
adaptarse al mundo moderno.

El ascenso a la presidencia de José Batlle y Ordoñez presagió los cambios que tanto necesitaba
el país, que tan requeridos eran para el Uruguay del porvenir. Pero como ha ocurrido siempre en
la historia, los nuevos tiempos dejan atrás otros y los que van quedando atrás, regularmente se
aferran al conservadurismo, intentando evitar la idea del progreso. Eso es, en definitiva, lo que
estaba en pugna cuando en 1904 Aparicio Saravia emprende la que sería la última guerra civil.
Los que confrontaban eran, ni más ni menos, dos modelos, dos formas de ver el mundo y el
futuro, una caudillista y ruralista, encabezado por Saravia, y otra, urbana, industrializadora e
institucionalista, guiada por Batlle y Ordoñez.

El inicio de la primera magistratura no comienza con buen augurio para Batlle, los problemas de
antaño reviven con fulgor, la paz entre blancos y colorados se arrastraba frágil desde el Pacto de
la Cruz que había puesto fin al conflicto de 1897. El mismo determinaba la coparticipación en el
nivel de los gobiernos departamentales: los departamentos de Maldonado, Flores, Cerro Largo,
Treinta y Tres, Rivera y San José tendrían Jefes Políticos nominados directamente por los
blancos.

A escasos días de la asunción de Batlle, ya existe un primer alzamiento de Saravia luego de que
el Presidente designará como en las respectivas Jefaturas Políticas de dos departamentos a
blancos de Acevedo Díaz, que había votado en la Asamblea General por Batlle, en tanto los
blancos “oficiales” respaldaron al colorado “cuestista” Eduardo Mac Eachen. El alzamiento logra
ser contenido tras arduas negociaciones encabezadas por José Pedro Ramírez y Alfonso Lamas,
las que terminan en una paz aún más frágil que la anterior (el llamado “Pacto de Nico Pérez”)
porque el acuerdo —como los anteriores— parece haber incluido cláusulas verbales que el
Presidente Batlle después afirmó rotundamente no tener conocimiento de ellas, por lo cual era
una paz sustentada en un malentendido. La principal cláusula no escrita era un supuesto
compromiso que había asumido el gobierno de no enviar tropas a ninguno de los departamentos
con Jefaturas blancas.

DESARROLLO:

A raíz de un incidente fronterizo en Rivera, ocurrido en diciembre de 1903, el gobierno envía


tropas a ese departamento, cuyo jefe político era blanco, y eso disparó el levantamiento definitivo
de las tropas comandadas por el caudillo nacionalista Aparicio Saravia. Vale destacar la posición
de inferioridad que se encontraban las fuerzas del Partido Nacional respecto a los efectivos del
gobierno: la diferencia armamentística era notable, la carencia de suficientes armas de fuego
sería una constante en el ejército nacionalista, ocasionando claramente la imposibilidad de un
enfrentamiento total, prefiriendo así los blancos las tácticas de demora, intentando mermar la
voluntad de combatir del gobierno y obtener el mejor acuerdo de paz posible. El rifle Mauser, la
incorporación de algunas ametralladoras y el uso del tren, le conferían al gobierno el poder de
fuego necesario, así como la capacidad de rápido desplazamiento por el territorio. Batlle estaba
seguro de que era la forma de unificar al país y no estaba dispuesto a ceder.

Las redadas y escaramuzas alcanzaron su clímax el 1º de septiembre de 1904, cerca de la


localidad de Masoller, en el norte del territorio patrio. Las fuerzas gubernamentales llegaron desde
el sur, dirigidas por el mismísimo general Eduardo Vázquez, hasta ese entonces Ministro de
Guerra, relevando al general Muniz en el mando del ejército del norte. Las tropas blancas, al
mando de Saravia, volvían hacia el este con renovado vigor tras conseguir nuevos pertrechos que
hacían suplir la ventaja inicial que contaba el gobierno. Un enfrentamiento decisivo era inminente.

La batalla comienza en las horas previas al 1º de septiembre, cuando las vanguardias de ambos
ejércitos se apresuran, viendo el inminente choque que ocurrirá al tomar la estratégica Cuchilla de
Haedo. Los hombres del ejército del norte a las órdenes de Vázquez lograron tomar estas buenas
posiciones que le otorgaban una ventaja defensiva ideal, sabiendo que su enemigo se
aproximaba desde la Cuchilla de Belén.

A las 3 de la tarde de aquel día y con los ejércitos desplegados, se inicia la batalla con el
estruendo de la artillería gubernista sobre toda la línea blanca.

Entre tanto, el fragor de la batalla en el ala derecha hacer retroceder a los nacionalistas, que
ceden terreno, la situación se prologa durante 3 horas, causando numerosas bajas para ambos
bandos. Las tropas blancas intentan un último esfuerzo por quebrar el espíritu de lucha del
ejército colorado y en un movimiento atrevido, lanzan un asalto al ala izquierda colorada, con
intención de desbordar y así poner en fuga al ejército de Vázquez.

La situación cambia inesperadamente cuando una bala hiere de gravedad al caudillo nacionalista.
Pese a los intentos de ocultar, la noticia se esparce entre filas blancas y la moral se desploma.
Las tropas blancas eran un ejército saravista; sin Saravia al frente, sus ánimos y posibilidades
languidecían como lo hacía su malherido caudillo, quien falleciera el 10 de septiembre, luego de
nueve días de agonía.

El final del día decantaba una victoria colorada. No fue una victoria más, no fue una reyerta más,
como muchas del siglo XIX. Con la muerte de Aparicio Saravia, la última guerra civil de la historia
nacional había culminado y ganó la modernidad. El triunfo fue absoluto, permitiéndole a Batlle
iniciar las reformas transformadoras que el país necesitaba para estar a la vanguardia de los
acontecimientos e inició el periodo político más rico de nuestra historia.

Masoller fue, pues, el final de una época y el comienzo de un nuevo tiempo: allí comenzó el siglo XX
para la República.
CONSECUENCIAS:

● El ejército blanco se somete.


● El Partido Nacional renuncia a sus posiciones inconstitucionales.
● El triunfo colorado implicó la finalización de la política de coparticipación en los
gobiernos departamentales, la consolidación del poder central y la unificación
política y administrativa del país. La coparticipación queda abolida.
● Se consolida la unidad del Estado.
● La firma de la paz de Aceguá, que puso fin a la guerra civil, deja definitivamente
asentado el modelo urbano en Uruguay.
● La destrucción material producida por la revolución fue muy importante, se
registraron pérdidas cuantiosas en ganado y alambrados y dispersión de la mano de
obra.
● Se produjo una paralización de la refinación del ganado, la baja de los precios de
cueros y haciendas, la detención de tareas del primer frigorífico y la anulación del
crédito bancario para el campo.
● La reforma electoral: Con la nueva reglamentación electoral de 1904, se aumentaba
de 69 a 75 el número de diputados, y 7 departamentos tendrán un número de
bancas divisible por 3, lo que permitirá el acceso de los nacionalistas como minoría
en caso de lograr el tercio de los votos (en lugar de la cuarta parte de los sufragios,
como se exigía anteriormente.)
En las elecciones de 1905, en Montevideo se constató que la vida política del país
todavía estaba en pocas manos: había un diputado colorado cada 593 votos, y un
nacionalista cada 779. Se cumplía el propósito de la reforma, que era el de
aumentar la representación del partido mayoritario y disminuir la del minoritario.
Para explicar este proceso histórico considero pertinente utilizar los conceptos de multicausalidad,
cambio-permanencia y conflicto.
● La multicausalidad indica que los eventos tienen distintos fundamentos. No hay una única
causa que produzca el efecto en cuestión, sino que se llega a esa consecuencia por la acción
de diversos factores.

En historia no existen nunca las únicas causas, sino que la multicausalidad es lo que explica
los hechos, hasta los más simples. José Batlle y Ordóñez (presidente) y Aparicio Saravia (líder
de la revolución) nunca se comunicaron en aquellos tiempos. Lo más cerca que estuvieron fue
en una feria ganadera, cuando todavía no eran los jefes de sus partidos. Pero no se hablaron.
De acuerdo a Lincoln Maiztegui, esta es una de las causas de una guerra, según él, sin
sentido. Plantea que “la falta de capacidad de diálogo de los líderes de ambos partidos” fue
motivo central. Pero es claro, a la luz de los hechos, que la revolución era inevitable. Dos
Uruguay chocaban, los dos con sus razones y glorias, con su pasado y cavilaciones; dos
líderes con su ego exacerbado y una batalla que estaba escrita desde los tiempos de Oribe.

● El cambio y la permanencia afrontan su convivencia en el tiempo de las generaciones que


comparten una coyuntura histórica. El pertenecer a una u otra generación acarrea un
conjunto de implicaciones culturales, siendo así que las disparidades generacionales en un
grupo humano fuerzan fenómenos de interacción.

Podemos decir que si algo permanece, mientras permanece cambia. Es decir, no hay
permanencia sin cambio. Esto quiere decir que el cambio sostiene la permanencia y la
permanencia sostiene el cambio, que el cambio y la permanencia son no solo opuestos
sino también complementarios.

Viéndolo desde el acontecimiento estudiado, podemos decir que el cambio que se generó
fue que las urnas tomaron el lugar de los sables y las lanzas, lo cual ha permanecido hasta
nuestros días.

● El otro concepto a trabajar sería conflicto, entendiendo este como un enfrentamiento, el


modo más grave de resolver las diferencias de intereses, objetivos, puntos de vista, que se
produce en el proceso de interacción social, consiste en la oposición de los participantes de
esta interacción y suele ir acompañado de emociones negativas, pasando por encima de
las reglas y normas.
CLAVES PARA LA ENSEÑANZA DE ESTE CONTENIDO

¿Por qué es significativo enseñar este contenido?


¿Cuál es el sentido de la enseñanza de las CCSS?

La importancia de enseñar este contenido a los estudiantes en la actualidad es rescatar los


hechos de pasado, asumir una conciencia social de nuestro entorno, valorar nuestra cultura, de
esta área tienen la potestad de despertar el compromiso de una mente más democrática,
valorativa y apreciativa del “Lugar Natal” estudiando sus aspectos geográficos, histórico –
temporales, sus símbolos, su gente, su folklor, cultura, leyes y todo el quehacer social para dar
paso a una revolución que incite al cambio y a una mentalidad emprendedora y de bien por los
suyos.

Desde un punto de vista pedagógico, las ciencias sociales tienen una gran ventaja, ya que es
inherentemente tangible. Todo lo contrario de las materias abstractas o teóricas, se puede hablar
en términos prácticos: agua, aire, roca. Océanos, prados, volcanes. Estas son las bases de la
compartida experiencia humana, y los profesores pueden aprovechar esta edad para emocionar a
los niños.

“Muchos de los temas que son parte del currículo de las ciencias sociales son relevantes para el
vivir del día a día de una persona'', dice Jacqueline Huntoon, rectora en Michigan Technological
University.

Ciencias Sociales, deben considerarse importantes en la educación de los niños y jóvenes, ya que
las mismas promueven la cultura general que contribuyen comprender los fundamentos de
nuestra nacionalidad, la democracia y el desarrollo del pensamiento racional y crítico – reflexivo
que aportan al desarrollo de capacidades cognitivas y afectivas exigidas en las sociedades
complejas, plurales y cambiante de la historia.
Bibliografía

● Barrán, J.P. . Nahum, B., Historia Política e Historia Económica, EBO, Montevideo, 2002.
● Lockhart, Washington, Las guerras civiles, Enciclopedia Uruguaya, N° 19, Montevideo,
1968.
● Machado, Carlos, Historia de los Orientales, t. II, EBO, Montevideo, 1986.
● Nahum, B., Manual de Historia del Uruguay. 1903-1990, t. II, EBO, Montevideo, 1995.
● Reyes Abadie, Washington - Vázquez Romero, A., Crónica general del Uruguay, t. 1, El
siglo XX, EBO, Montevideo, 2000.
● Vanger, Milton I., José Batlle y Ordóñez, Talleres Gráficos CODEL, Buenos Aires, 1968.
● Zum Felde, A., Proceso histórico del Uruguay, Arca, Montevideo, 1991.
● Barrán, J.P. . Nahum, B., Aspecto Social de las revoluciones de 1897 y 1904, EBO,
Montevideo.

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