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Atención concentrada
Se puede entender como el tiempo que una persona es capaz de concentrarse en un estimulo simple o
en una representación antes de que empiece a cometer errores. En las actividades escolares la atención
sostenida es fundamental, al igual que en muchas actividades laborales (controladores aéreos,
controladores de tráfico, juegos, corregir galeradas, examinar productos, etc).
Los niveles de activación son un factor crucial. Cuanto mayor es el nivel de activación, mejores resultados
se obtienen, siempre que no sobrepase el punto óptimo. Parece lógico pensar que en el déficit de
atención, las diferentes clases de atención no se optimizan de igual forma. Los tipos de atención que más
se ven afectados en los niños con Déficit de Atención suelen ser: la atención sostenida y selectiva.
Éste puede ser el primer paso. Pero ten en cuenta que, si no tienes claro lo
que quieres, vas a dar palos de ciego.
La felicidad también se practica. Sin perjuicio de que cada persona esté más
o menos dotada genéticamente para ser feliz, o de que ocurran sucesos que
nos acerquen o nos alejen de la felicidad, una buena cuota de felicidad la
construimos nosotros.
Hábitos, sí. Esas acciones recurrentes que forman parte del día a día.
De veras lo quieren.
Pero esperan que esa felicidad les suceda, como cuando toca un premio en la
lotería o como cuando te chocas en una esquina con el amor de tu vida.
Esas cosas pasan, pero uno no tiene apenas control sobre ellas.
Tal vez esas personas quieran ser felices, pero sus hábitos apuntan en sentido
contrario.
Los que vayan en consonancia con la idea de felicidad que tenga cada uno.
Están más claras las acciones que hemos de realizar consistentemente para
aprender a tocar el violín o a hablar otro idioma.
Lo que sí parece evidente es que las acciones que solemos practicar con
frecuencia influyen en que nos sintamos más o menos felices.
Así que, quienes estemos interesados en ser felices, hemos de evaluar si
concuerda lo que hacemos con lo que queremos: ser felices.
Y, a partir de ahí, podemos esmerarnos en esos hábitos que van en línea con
nuestra intención.
En resumen, practica:
Atención en el presente
Intención en el futuro
Desapego al resultado
El cerebro humano es el más desarrollado entre todos los seres que poseen
este órgano, entonces, si tienes todo el potencial para lograr cualquier cosa
que quieras, ¿por qué generalmente no logras lo que deseas?
2. Intención:
Piensa en algo que desees mucho y te digas: “Yo no sé cómo voy a estar ahí, o
yo no sé cómo voy a obtener eso, pero lo voy a hacer”.
Si esto lo dices con todo el poder y con todo el corazón (no con la mente), y lo
repites constantemente, ten por seguro que eso se va a plasmar en tu vida, ese
es el poder de la intención.
3. Acción:
todo lo anterior se culmina con la acción una vez que te das cuenta que si
tienes el poder para tener lo que quieres y te alineas totalmente con eso, lo que
viene a continuación es hacer todo lo necesario para lograrlo.
La Felicidad se elige
La vida es un regalo y tenemos que vivirla, por tanto, elige la mejor forma de
vivirla empezando hoy porque es el mejor día de tu vida.
Autoconfianza
Es confiar en que, en general, uno va a salir airoso de una situación, por difícil
que parezca.
Este concepto que desarrollamos sobre nosotros mismos nos ayuda a confiar y
creer en nuestras capacidades, en nuestra habilidad para adquirir nuevas
habilidades y conocimientos, y, en definitiva, a seguir creciendo a través de las
experiencias.
¿Por qué hay personas con mejor confianza en sí mismos que otras?
Esto tiene que ver sobre todo con el valor que damos a la opinión de los
demás. De cómo nos afecta la valoración de otras personas y sus críticas.
Sin embargo, no hay que perder de vista el cómo nos estamos viendo a
nosotros mismos, ya que dependiendo de esto focalizaremos más nuestra
atención hacia los aspectos positivos o negativos.
Autodisciplina
Como puedes ver, una perspectiva clara de tu vida, sumada a una gran
autoconfianza te da las llaves de la grandeza.
Si haces algo que consideras importante para ti y por lo cual sientes pasión,
tendrás suficiente autoconfianza para continuar.
Todo depende de que luches por aquello que amas hacer. Nadie te lo debe
poder impedir, eres tu quien toma tus propias decisiones y quien define el
rumbo de tu vida.
Compromiso Y Confianza
Se trata de que te fijes objetivos y metas, de que luches por tus ideales y de
que realmente tengas el coraje para enfrentarte al mundo.
Confía en que lo que dice es por lo menos tan valioso como los puntos de vista
de los demás.
Frente a entornos complejos, por ejemplo, es capaz de aventurar su propio
juicio, pero acepta también que puede haber otros puntos de vista valiosos
o que complementan lo que está expresando.
El cómo hemos desarrollado nuestra autoconfianza nos ayuda a ver más allá
de las críticas, los resultados o los errores cometidos.
1. Acción
2. Acomodo
3. Aceptación
4. Afrontamiento
Afrontar los miedos. La reacción natural al miedo es huir, pero esto no
nos permite aprender y desarrollar capacidades. Hacerlo nos hará sentir
que avanzamos y afrontaremos los nuevos temores cada vez con más
autoconfianza.
5. Autoestima
6. Autoeficacia
Haz una lista de las cosas que podrían gustarte y que se te podrían dar
bien. Pruébalas. Cuando compruebes aquellas que te gustan y haces bien,
observa las habilidades que tienes y que pones al realizarlas. Disfruta y
siente tus capacidades.
3. Ajusta tu perfeccionismo
Atrévete a ser imperfecto. Anota cada vez que dejes algo menos perfecto
de lo que te gustaría. Observa las consecuencias reales, verás que no son
importantes. Esta consciencia te irá relajando en las próximas tareas y
retos.
Haz una lista de los miedos que has tenido desde pequeño y hasta ahora,
marca los que ya has superado y piensa como lo hiciste. Inténtalo con los
que te quedan de la lista. Si te cuesta, antes de renunciar, cuenta con un
psicólogo o psicóloga, que te apoye y facilite que logres tus objetivos.
5. Mejora tu autoestima
1. Métete en el papel
Mantén un diario de gratitud para recordar los momentos gratos de tu día, así
como tus logros. Desarrollarás más paz y confianza cuando te mantengas en
un estado de ánimo agradecido.
5. Adopta medidas
6. Mantente preparado
Recuerda este lema: la planificación evita los malos resultados. Cuanto más
preparado estés, más seguro te sentirás de tu experiencia y nivel de
competitividad. Estar preparado te ayudará a evitar resbalarte por los baches
inesperados de la vida.
Si te levantas día a día, te ves al espejo y dices: vaya! que apuesto que soy!…
influenciarás de alguna manera tu autoimagen, lo que en últimas se traduce en
una mayor autoconfianza.
Encontrar pareja o decidirnos a dar ese primer paso ante la persona que
nos atrae
Así que, ¿ya sabes realmente lo que quieres? Si lo sabes… ¿Por qué
no vas a por ello? Busca las acciones que pueden llevarte a la meta. La
felicidad es ese escalón al que se accede con dos o tres pasos más, puede
que requiera algo de esfuerzo, pero el simple progreso, el subir subiendo
peldaño a peldaño va a conseguir que te vayas sintiendo mejor. ¿Por qué
no intentarlo si conoces ya lo que te motiva y lo que enciende la luz de tus
sueños?
4. No te compares
Nunca. No pongas a los demás como referencia ni tengas en cuenta lo
que los demás piensen de ti. Sé tú mismo. Todas las personas somo únicas
y particulares, y ello nos enriquece, y si bien es cierto que todos tenemos cosas
positivas y negativas, es bueno reconocer esta individualidad para envolverla
de fortaleza evitando que nos sintamos “inferiores”.
Para mejorar nuestra autoconfianza debemos superarnos día tras día hasta
que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos. Para ello siempre es útil
saber qué podemos cambiar para ser un poco mejores, para mirarnos al espejo
y decirnos: “Voy a ser capaz”.
En todo caso, se requiere de trabajo personal para poder lograrlo. Por lo tanto,
está en tu mano favorecer la confianza en ti mismo. Porque de nadie más
depende.
¿Te sientes identificado con alguna de estas conductas, emociones o
pensamientos? ¿Con cuántas de ellas?
No sé bien de que soy capaz, ya que evito hacer cosas por miedo o porque
creo que no podré realizarlas.
Siento que mi vida es más difícil y dura que la de los demás, y que me
suceden con más frecuencia cosas que no puedo resolver.
No aceptarnos.
Ecuanimidad
Por ello, poner en práctica una actitud ecuánime permite que las personas sean
capaces de aceptar aquello que está ocurriendo porque les permite
determinar qué es lo que realmente está sucediendo, más allá de lo bueno o
malo que esto conlleve.
Es la visión equilibrada y clara que pone las cosas en su lugar y sabe ver, en el
fondo de los eventos y fenómenos, la acción de las leyes de la naturaleza.
El cambio es permanente
Ecuanimidad no es indiferencia
La indiferencia impide una captación clara del estímulo, ya que al haber sido
clasificado de «poco importante», la atención no se enfoca sobre él. Por lo
tanto, tampoco hay reacción.
Aceptar el cambio
Ecuanimidad y meditación
1 / Responder con la misma negatividad o mala onda y el rollo de ojo por ojo.
Lo que consigue es aumentar la animadversión de la otra persona, alimentar
sus ganas de decirte más y más y además de cara al resto de la gente te hace
quedar como una persona agresivo-negativa. Obviamente, no hace falta decir
que eso no es bueno y que la gente de emociones negativas no mola. Esta era
la yo antigua, la que se picaba. Mi teoría era que si me lo dijeran en la calle no
me quedaría callada, por tanto, ¿por qué iba a no contestar en “mi casa”, en mi
blog?
2 / Ignorar lo que digan y chau. Lo que podría ser buena opción, pero es como
que se quedan “sin respuesta”, lo que por un lado te hace parecer de alguna
forma débil y por otro a veces necesitas aclarar algo al respecto porque no te
interesa que su opinión quede ahí, quizás necesitas sacarles de un error de
interpretación o clarificar algún punto de tu discurso de cara al resto de la
gente. Sin embargo, cuando son estupideces sin más podrías simplemente
hacer como que no lo has visto. Contemplemos que no siempre el que calla
otorga.
Es en esta apertura ecuánime donde las emociones y los deseos pueden ser
expuestos, expresándose hasta descargarse y desaparecer.
Tranquilidad
Tranquilidad interior
El mundo actual nos vende una paz tranquila, artificial y anestesiada a la que
podemos acceder simplemente colocando un cartel de “no molestar”.
Y, hasta cierto punto, es cierto. No se puede negar que la vida acarrea una
gran dosis de incertidumbre.
1. Conócete a ti mismo
Dedica menos horas a los periódicos y las noticias y más tiempo a explorar tu
interior. Dedica tiempo a la introspección-
La crítica no solo hace daño a quien es criticado sino también a quien emite
ese juicio de valor.
Eso no significa que debes aceptarlo todo, pero tienes que aprender la
diferencia entre la crítica constructiva que da pie a un cambio positivo y la
crítica destructiva cuyas consecuencias siempre son negativas.
Piensa en cómo puedes simplificar tu vida para que puedas dedicar más
tiempo a las cosas que realmente te importan y te brindan felicidad y
satisfacción.
Recuerda que la madurez no está en añadir cada vez más, sino en restar y
necesitar cada vez menos para ser feliz.
No dejes que pase un solo día sin sentirte agradecido por algo.
Siempre hay algo por lo cual dar gracias, solo hay que aprender a valorar las
cosas que damos por descontado, como el simple hecho de vivir o de tener a
nuestro lado a personas que nos aman y a las que amamos.
7. El presente es tu aliado
“Si te sientes deprimido, estás viviendo en el pasado, si te sientes
ansioso, estás viviendo en el futuro. Si te sientes en paz, estás viviendo
en el presente”, dice una frase sobre la paz interior de Lao Tzu.
Muchas veces vivimos agobiados porque estamos a caballo entre las culpas
del pasado y las preocupaciones del futuro.
8. Practica el desapego
9. Domestica tu mente
Por eso, es conveniente que dediques al menos unos minutos al día a practicar
la meditación o la relajación.
Ejercicios
No te aferres, deja ir
El experimento
En una segunda fase, todos los participantes tienen que tomar una decisión
que puede suponer un comportamiento más o menos generoso, al mismo
tiempo que se mide su actividad cerebral con ayuda de imágenes de
resonancia magnética funcional.
Por último, el nivel de bienestar de los participantes se evaluó dos veces
por medio de un cuestionario estándar: el primero al comienzo del experimento,
antes de recibir consignas, y el segundo una vez finalizado.
También tenían más interacción entre las partes del cerebro asociadas con el
altruismo y la felicidad, e informaron mayores niveles de felicidad después de
que el experimento terminó.
Este trabajo, demuestra una vez más la gran plasticidad neuronal que
caracteriza el cerebro, ya que cuando se hace un gesto psicológico (un acto
de generosidad), el cerebro se modifica.
El estudio
Aunque el PIB y la renta per cápita en África del Sur son muy inferiores a los
canadienses, quienes optaron por entregarle el obsequio al niño se
manifestaron más felices que aquellos que gastaron el dinero en ellos mismos.
Para la felicidad tiene los mismos efectos planear regalar un poco de dinero
que una suma importante.
Merece la pena valorar que, incluso las pequeñas cosas como traer café a los
compañeros de la oficina por la mañana, son capaces de provocar un efecto
beneficioso.
Asuntos pendientes
De igual forma, los estudios demuestran que aquellas personas mayores que
practican la generosidad con regularidad tienden a tener una mejor salud, hasta
el punto de que, entregar sin esperar nada a cambio, puede ser tan eficaz en la
reducción de la presión arterial como la medicación o el ejercicio.
Necesidad de supervivencia
Gratitud
Implica una suerte de deuda moral con quien nos hace bien. Deuda que no
significa hacer un cálculo para redimirla, sino elevar la estima por quien nos
hace un favor o nos prodiga un bien, y estar abiertos a la posibilidad de
corresponder por el beneficio recibido.
No solamente tienen problemas de memoria, sino que también dan por sentado
que merecen toda la ayuda que reciben. De hecho, muchos de ellos se
atribuyen por completo los beneficios que obtienen y omiten por completo lo
que los demás aportaron para poder lograrlos.
La ingratitud es propia de personas que han sido criadas con exceso de
gratificaciones. No se les enseña a valorar lo que otros les dan.
Sus padres le inculcan la idea de que lo merece todo, por ser quien es.
Quien ha pasado por dificultades y las ha resuelto, sabe el inmenso valor que
tiene la ayuda de otros.
Nada como sentirse impedido para algo, o atrapado, o vencido, para entender
que la mano que otro tiende es un verdadero regalo del cielo.
Impactos de la gratitud
Son capaces de sentir gratitud, precisamente porque eligen ver lo mejor de las
personas y guardarlo en la memoria.
Por eso no todos saben agradecer, y es que es una virtud que solamente
tienen los mejores.
Cultivar la gratitud
“No es la felicidad lo que nos hace agradecidos; es la gratitud lo que nos hace
felices. Todos conocemos personas que tienen todo lo necesario como para
ser felices, y sin embargo no lo son, simplemente porque no están agradecidas
por lo que tienen. Por otro lado, todos conocemos también personas con que
no son para nada afortunadas, y sin embargo irradian alegría, simplemente
porque aun en medio de su miseria son agradecidas. Así, la gratitud es la clave
de la felicidad” (David Steindl-Rast).
FELICIDAD
SALUD
IMPACTO
11 - Te hace una mejor persona. Nos hace mejores, más altruistas, morales y
éticas. Nos volvemos más útiles y amables con los demás.
Tomar nota de estos dones puede ser útil. Incluso podemos llevar un
“diario de gratitud” en el que registremos esos momentos en que
reconocemos y agradecemos esos dones.
Apunta cada día las razones por las que te sientes agradecido. Esta práctica te
ayudará a concentrarte en las cosas positivas y aumentará tu fortaleza
interior, lo que te servirá para alcanzar las metas que te propongas.
Dirígete por escrito a una persona con la que te sientas agradecido por algo. La
escritura tiene un efecto terapéutico porque nos ayuda a dar forma y
estructurar las ideas, y traducirlas en palabras concretas. No hay necesidad de
entregar la carta o de enviarla, si bien es cierto que hacerla llegar a la persona
implicada aumenta los efectos positivos y mejora las relaciones con ella.
Es increíble cómo las cosas simples pueden cambiar la vida de las personas.
Una de las cosas que está teniendo mayor efecto en mi vida es el comprender
el poder de la gratitud.
Lo sé, lo sé … soy una idealista, y ese mundo nunca existirá. Puedo aceptar el
mundo tal como es … y al mismo tiempo, mostrar mi gratitud por lo que este
mundo tiene de maravilloso. Y a las personas maravillosas que están en mi
vida. Y al hacerlo, mis pequeños actos de gratitud cambiarán este mundo en
parte, de manera sutil pero profunda.
2. Decir gracias todos los días. Cuando alguien hace algo bueno por ti,
aunque sea pequeño, dale las gracias. El agradecimiento tiene que ser sincero,
si no no sirve. Siempre hay algo que agradecer y si realmente no puedes
pensar en nada, simplemente di: “Gracias por estar aquí.” Esta práctica
cambiará tu relación con las personas más cercanas a ti.
6. Lleva un diario de gratitud. Anota 5 cosas cada día por las que estás
agradecido. Ponerlo por escrito ayuda a reflexionar más sobre ello. Yo todas
las noches reflexiono sobre las 3 mejores cosas del día, y estoy agradecida por
ellas.
10. Haz un favor a alguien. Sin esperar nada a cambio, haz algo bueno por
alguien. Aunque sea sólo algo pequeño. Conseguirles un té o un café, hacer
una tarea por ellos, ofrecerse a hacer un recado, algo que sabes que aprecian,
de verdad. Piensa en lo que a la persona le gusta, quiere o necesita, y trata de
hacer algo para ayudarle. Muchas veces las acciones son más elocuentes que
las palabras y puedes demostrar tu gratitud haciendo algo agradable más que
simplemente diciéndolo.
¿Suena demasiado simplista para ti? ¡No tan rápido! Echa un vistazo a 13 de
sus estelares beneficios respaldados por la ciencia.
Tan solo una palabra es necesaria para que tu mundo y el de la persona que lo
recibe se torne feliz por unos segundos, aunque a veces no se dé cuenta:
gracias.
Dar las gracias es una de las muestras de gratitud más bonitas que existen.
Y, es que la gratitud es una de las prácticas más efectivas para estimular los
sentimientos de felicidad.
Dar las gracias a la naturaleza, por estar vivos y respirar son ya muy buenas
razones para comenzar a estar agradecidos.
“Algo tan simple como escribir tres cosas por las que estás agradecido todos
los días durante 21 días seguidos aumenta significativamente tu nivel de
optimismo, y se mantiene durante los próximos seis meses.
Esta reacción, tan habitual cuando es otro el que sufre, raramente hace
aparición en nosotros cuando se trata de nuestro propio malestar emocional.
Defiende la idea de que nuestro dolor emocional, igual que el de los demás,
merece ser escuchado y atendido con amabilidad.
Para lograr esto nos propone usar como herramienta la compasión hacia
nosotros mismos.
Algunas personas podrían pensar, a priori, que la compasión dirigida a uno
mismo puede representar una especie de auto-engaño, algo así como “pintar el
mundo de color de rosa” fingiendo que todo va bien, o lo que aún es peor: no
aceptar la responsabilidad de nuestros errores cayendo así en una especie de
“holgazanería emocional” que no nos permita aprender de ellos.
Con bondad nos referimos a una actitud que busca ser más comprensivos
con nosotros mismos y aceptarnos con todas nuestras imperfecciones y
limitaciones.
Para lograr esto nos puede ser útil analizar los factores que nos llevan a
cometer errores o a sentirnos mal.
Tener esto presente hará que nos volvamos a sentir conectados con el resto y
veamos nuestra tristeza, rabia o frustración como lo que realmente son: parte
natural de nuestra existencia.
Esta resistencia hace, sin embargo, que el dolor pendiente de procesar se vaya
acumulando en nuestro ser.
A continuación, recuérdate que no estás solo con tu sufrimiento, que todos los
seres humanos lo pasamos mal alguna vez y que esto forma parte de nuestras
vidas.
Luego, dite a ti mismo: “ojalá sea capaz de darme todo el cariño y consuelo que
ahora necesito” y concentra tus energías en adoptar una actitud que te ayude a
lograrlo.
Para que te sea más fácil, puedes imaginar la manera en cómo tratarías a un
niño que estuviera sufriendo.
¡Anímate!
De esta forma lograremos ser cada vez más autónomos y sentirnos más
seguros ante nuestro malestar emocional, pues tendremos la certeza de tener
siempre a nuestra disposición la compasión que necesitamos para sentirnos
mejor.
Resiliencia.org
La compasión como terapia
Nada más ajeno a la esencia de ambos conceptos, que lejos de promover una
visión disminuida del otro o de uno mismo, precisamente lo que la compasión
contempla es la percepción y la compenetración en el sufrimiento del otro, y el
deseo y la acción de aliviar, reducir o eliminar por completo tal situación
dolorosa.
Definición de la compasión
También es algo más que la simpatía, porque esta es una reacción que nos
lleva a sentir la emoción que está sintiendo el otro.
Así, cuando percibimos el sufrimiento de alguien, podemos sufrir con él; pero la
compasión conlleva, además, el impulso hacia la actuación para eliminar o
disminuir el sufrimiento.
La autoestima aumenta cuando hacemos las cosas bien, la autocompasión
se refiere a cómo nos tratamos cuando las cosas no van bien.
La autocompasión
La compasión hacia los demás incluye la misma emoción que está involucrada
en la autocompasión y, por ello, si el sufrimiento ajeno nos deja impasibles,
podemos ser también implacables con el nuestro y viceversa.
El sentimiento es el mismo y ser compasivos con otros puede ayudarnos a
serlo con nosotros mismos y si somos críticos con los demás probablemente lo
seremos con nosotros mismos.
Es usual que una persona extremadamente crítica con los demás también
lo sea consigo misma; y también al revés.
Se sufre mucho por ello. Hay un orgullo desmedido que impide sentir la vida
desde una perspectiva relajada y positiva. Más bien cada acontecimiento se
convierte en una batalla donde lo importante es prevalecer.
Está especialmente indicada para las personas que son muy críticas consigo
mismas y con los demás.
Así mismo, enseña que este ejercicio debe aplicarse también, y primordialmente,
a uno mismo. Ser autocompasivo no es sentir lástima por uno mismo, ni llorar
por sentirse inferior, o impotente.
Nos producen alegría y calma. Nos ayudan a afrontar nuestros fallos, a tomar
riesgos, a practicar y manejar nuestros fallos desde la competencia, a manejar
las críticas y los conflictos, a crear mejores y más armoniosas relaciones.
Construir la compasión
La compasión surge del equilibrio entre los tres sistemas que regulan la
emoción, labor que realiza el sistema de bienestar
Percibir el sufrimiento
Evaluarlo
Sentir la compasión
Actuar
EL DESAPEGO
¿Qué es el apego?
Tan fuertes que puedes volverte adicto a ellos. Y, cuando eres adicto a algo,
tu vida acaba por girar en torno a esa adicción.
Nuestros apegos
A lo largo de la vida nos apegamos a muchísimas cosas, tantas que no resulta
difícil encontrar ejemplos con los que, casi con toda seguridad, te sentirás
identificado.
Nos apegamos a ciertas amistades cuando somos niños. Sentimos apego por
un amor platónico. Experimentamos apego a una pareja. Nos apegamos a
nuestra familia.
Nos apegamos a un trabajo estable que nos permite sobrevivir haciendo algo
que no nos gusta. Disfrutamos del apego a una idea o punto de vista. Y nos
apegamos a nuestros planes.
Por suerte, un día, el desapego llama a tu puerta (de hecho, siempre está
llamando, pero no siempre escuchas).
Pero entonces tu ego se resiste. Se resiste con todas sus fuerzas, porque no
quiere cambiar, no quiere que cambies.
Por tanto, la pregunta es, ¿cuánto vas a esperar a salir de zona de confort?
¿Cuánto tiempo vas a desapegarte de lo que te ata a ella?
¿Cuánto vas a tardar en renunciar a esa persona que no te hace caso para
empezar a buscar a alguien que realmente te ame? ¿Cuánta incertidumbre y
frustración vas a aguantar?
¿Cuánto tiempo vas a tardar en dejar ese trabajo en el que te explotan y que
apenas te da para vivir? ¿Cuántos sueños e ilusiones eres capaz de enterrar?
¿Cuánto tiempo vas a insistir en defender tu punto de vista sólo para tener
razón (aun sabiendo que no la tienes)? ¿Cuántas buenas ideas dejarás
escapar por culpa de tu orgullo?
Tienes que continuar persiguiendo tus objetivos y tus sueños. Tienes que
trabajar duro por lo que quieres, y jamás debes renunciar a tus proyectos e
ilusiones.
Pero debes poder hacerlo sin apegarte, sin aferrarte, sin obsesionarte, sin
volverte adicto y, por supuesto, sin sufrir.
Hay quien diría que feliz es quien disfruta de grandes bienes, una buena
pareja, una holgada cuenta corriente. Todo ello cubre sin duda muchas de
nuestras necesidades más básicas.
Es permitirnos ser más libres, más ligeros, menos aferrados a lo que tenemos o
lo que nos falta.
Significa también poder y saber darnos a los demás con autenticidad y sin
presiones.
Aun así, el desapego nos ayuda a darnos cuenta de una manera más serena
de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, sin involucramos hasta el punto
de llegar al sufrimiento emocional.
Es como ser testigos de los eventos sin que nos afecten de forma directa, nos
alejamos de la confusión inmediata y reflexionamos sobre el verdadero
significado de los acontecimientos o el comportamiento de las personas.
Esto no significa que debamos negar la existencia de problemas serios que nos
pueden desequilibrar. Sin embargo, la mayoría de las veces, los eventos son
menos catastróficos de lo que creemos en un principio.
Nos da la libertad mental para tomar decisiones sobre cómo ser, en lugar de
absorbidos por los acontecimientos.
Evaluando menos emocionalmente lo que está bajo nuestro control y lo que no,
podremos actuar en consecuencia.
La idea es:
Me despido de ti.
Aceptación
La aceptación
Todos estos aprendizajes instalan en nuestro interior la idea de que algo nos
falta que nos hacen infelices.
Distingue entre el dolor inherente a la vida, como cuando hay una pérdida
importante y el trauma que causa a la persona la no aceptación de ese
sufrimiento mínimo, lo que lleva a un sufrimiento mayor e incluso puede estar
en la base de determinados trastornos psicológicos.
Por supuesto, esto no quiere decir que no podamos utilizar recursos para
intentar mejorar física y psicológicamente.
De ser así, crea un plan de acción para mejorar tu vida, pero en el caso de
que veas que no puedes hacer nada para cambiar algo, si quieres seguir
adelante tienes que aceptar la realidad o sufrirás más de lo necesario.
Se puede convivir con esa situación desagradable sin que eso cause un
malestar exagerado, pero a pesar de vivir bajo una circunstancia que no nos
gusta, se logra centrar el interés y el foco de atención hacia otras áreas, se
intentan abrir nuevas puertas.
Las emociones que nos debilitan aparecen y nos rendimos, creemos que
no podemos mejorar nuestra vida.
Es habitual anhelar ser feliz, ya que es una cuestión esencial en todo ser
humano, pero ¿realmente sabes lo que supone ser feliz? ¿Sabes qué pasos
son los que tienes que dar para obtener una mayor satisfacción en tu vida?
Nos ponemos una venda en los ojos intentando evitar el dolor, pero de esa
forma solo alcanzamos a ser víctimas del sufrimiento.
La perfección no existe, pero nos hacen creer que sí, y esto es algo que
muchas veces nos venden desde fuera, a través de los medios de
comunicación.
Nuestra insatisfacción por lo que no tenemos, por lo que nos falta y por lo que
nos dicen que es a lo que tenemos que aspirar, genera una sociedad en busca
de necesidades materiales.
Esto forma parte de la falacia de la felicidad que nos venden las grandes
corporaciones que forman la omnipresente sociedad consumista.
La paz que nos aporta el sentirnos bien con nosotros mismos va de la mano
con la autoaceptación.
Cuando todo lo que hacemos es por y para los demás, significa que queremos
compensar nuestra falta de autoestima.
Acepta que puedes caer bien o mal a otras personas y que tú eres un ser
con tus valores, carencias, virtudes y defectos, todo un compendio de lo que te
hace ser único.
Aprende a valorarte por cómo sientes, piensas y te emocionas y cuestiona
todos los deberías.
Trabaja tus miedos. Tener miedo es algo natural. La función del miedo es
evolutiva. Pero aun teniendo miedo, actúo. El miedo no te paraliza.
Por este motivo, consideramos esos pensamientos algo muy importante que
requiere toda nuestra atención. Tanto es así que ninguna actividad puede
hacer que dejemos darles vueltas.
Por lo general, no son pensamientos que nos gusten, por lo que indirectamente
se convierten en una especie de amenaza. De esta manera, nos enganchamos
más a ellos, utilizando estrategias poco adecuadas para librarnos de ellos.
Puede que sintamos un miedo intenso, que la ansiedad esté a flor de piel… Es
algo natural, pues hay una amenaza de la que tenemos que defendernos.
La cuestión es que esa amenaza está en nuestra mente y nosotros mismos la
estamos alimentando, fusionándonos con pensamientos de los que no
sabemos separarnos.
Para terminar con esta situación tan desagradable para quien la vive y saber
cómo actuar en el caso de que se repita, la defusión cognitiva propone
algunos ejercicios.
Ahora, vamos a entrar en esa frase. Nos vamos a sentir no válidos, incluso
puede que nos vengan imágenes a la mente de situaciones en las que nos
sentimos de esta manera. También, es posible, que aparezcan por nuestra
mente frases de personas que nos han hechos sentir de esta manera.
Bien, una vez llegados a este punto en el que somos conscientes de que no
somos válidos, vamos a coger el siguiente modelo de frase y encajar este
pensamiento en ella. Sería así: “estoy teniendo el pensamiento de que yo
soy…”. Ahora sí que deberíamos decirlo en voz alta.
Hemos denominado a este ejercicio así porque creemos que resume muy bien
su objetivo. Para realizarlo, vamos a coger una palabra que nos guste. Por
ejemplo, “verde”. Bien, pues vamos a repetir la palabra “verde” muchas
veces. Cuando llevamos repitiéndola un rato, probablemente nos daremos
cuenta de que ha perdido su significado.
Bueno, pues una vez hemos conseguido llegar a este punto con esta palabra,
cogeremos la palabra “no válido”. Vamos a repetir esta palabra hasta que su
sentido se diluya en los movimientos de nuestra boca y las vibraciones de los
sonidos que pronunciamos.
Seguro que ahora lo vemos mucho más claro y pronunciamos un rotundo “no”.
Esto nos permitirá soltar ese pensamiento y dejarlo marchar. El paso
definitivo para liberarnos de ideas rumiantes de las que antes no conseguíamos
desembarazarnos.
La defusión cognitiva es una técnica muy efectiva para lidiar con los
pensamientos indeseados. Pensamientos que pueden hacer que no
disfrutemos tanto de la vida, que estemos sumidos en una tristeza constante y
que todo carezca de sentido.
Cuando vemos a los pensamientos como son, meras ideas en nuestra mente, y
nos apartamos de ellos, todo se vuelve más claro.
Antes parecía que teníamos una niebla densa que rodeaba nuestra
cabeza. Ahora, gracias a la defusión cognitiva, esa niebla se va disipando
poco a poco.
Practicar el perdón.
Capacidad para “darle la bienvenida a nuestra vida”, a todo lo que llega a ella,
sea lo que sea, generando una actitud activa de aprendizaje y otro crecimiento.
El ser humano, al igual que el resto de los seres vivos, tiene que
adaptarse a su ambiente en su fin último de sobrevivir.
De esta forma, los seres vivos tienen como objetivo alcanzar un estado de
equilibrio, el cual se logra a través de unos procesos de adaptación.
Asimilación
La asimilación es el proceso por el que los esquemas previos se imponen
sobre los nuevos elementos, modificándolos para así integrarlos.
Acomodación
Es decir, alteramos nuestras construcciones acerca del medio que nos rodea
acorde a la nueva información entrante.
Esto supone, al contrario que la asimilación, un cambio interno para lograr así
el estado de equilibrio adaptativo.
Es entonces cuando tiene que dar el salto cualitativo a otro estadio, haciendo
uso para ello de la acomodación.
Adaptación y Felicidad
Lo que antes me generaba felicidad, mis gustos y placeres, ahora que estoy
situado en otro nivel económico, se han transformado en más sofisticados, por
ejemplo; tomar champagne me produce ahora mayor placer que tomar cerveza,
y lo más seguro que después de un año de haber adquirido la mansión de mis
sueños deje de sorprenderme pues el efecto de asombro habrá pasado y habré
de acostumbrarme a mi nuevo hogar.
“La adaptación hedónica significa que los seres humanos son notables
en acostumbrarse a los cambios en sus vidas. Esta adaptación evolutiva
tal vez está relacionada con nuestro cableado cerebral, así que todos
nosotros nos acostumbramos a lo familiar”.
Gracias a que nuestra biología y en especial a nuestro cerebro que nos dotó de
este mecanismo para sobrevivir, es que nuestros antepasados pudieron seguir
perpetuando la especie.
Hoy en día muchos de los peligros que existían para el hombre prehistórico ya
no existen, sin embargo, nuestro cerebro aún conserva este mecanismo de
adaptabilidad que fue diseñado biológicamente para sobrevivir, no para
ser feliz.
Tú también tienes ese poder, todos los sistemas complejos y adaptativos son
resilientes, como cada uno de los seres humanos que aún habitan este
hermoso planeta.
Cuando un país pasa por una grave crisis, la población mira atrás y desea que
todo fuera como antes, un antes que en su momento no se valoraba porque
parecía aburrido o bien había otras aspiraciones.
Sin embargo, este planteamiento tiene un fallo de origen y es que nada resulta
como esperábamos una vez que lo conseguimos.
Del mismo modo que nos resulta difícil aceptar las cosas como son, también
nos cuesta aceptar a los demás, ya que su forma de pensar y reaccionar
nunca coincidirá con nuestras expectativas.
Podemos aceptar su singularidad y sacar partido de las cosas buenas que nos
ofrece o bien enrocarnos y señalar al otro como enemigo.
Esta autora norteamericana sostiene que “la realidad es siempre más amable
que las historias que contamos sobre ella” y que cualquier enfado que
tengamos con los demás es, en el fondo, algo de nosotros mismos que
nos molesta.
Por eso mismo desearíamos cambiarlos, porque resulta más fácil exigir la
transformación del otro que la de uno mismo.
Byron Katie sostiene que ante un pensamiento negativo solo tenemos dos
opciones: o nos apegamos a él o indagamos para comprenderlo.
Esa última actitud y una relación constructiva con nuestro entorno nos llevarán
a un plano superior.
En lugar de detenerse, decidió adaptar la melodía a las otras tres cuerdas, algo
realmente difícil con este instrumento.
Cuando le preguntaron por qué había elegido esa opción, respondió: “Hay
momentos en los que la tarea del artista es saber cuánto puede llegar a
hacer con lo que le queda”.
Para que vuelva a sonar la música, no obstante, es necesario aceptar las cosas
como nos ha tocado vivirlas, ya que son un reto y un aprendizaje.
A veces las preguntas más fáciles de formular son las más complicadas de
responder.
Los comportamientos que nos hacen sentir el ikigai no son acciones que nos
vemos obligados a llevar a cabo, sino acciones naturales y espontáneas.
1. Nivel “dar por sentado”: es el nivel más profundo, que se observa
principalmente en el lenguaje y en las prácticas sociales atávicas. Por
ejemplo, el modo en que en Japón hablamos a nuestro superior en la oficina
es algo que tenemos muy interiorizado, que es “natural” y que damos por
sentado que debe ser así, sin plantearnos que pueda ser de otro modo.
2. Nivel “ y qué se le va a hacer’: es el nivel de las prácticas y normas
culturales y expectativas de las que el individuo tiene constancia pero poco
puede hacer para cambiar. Por ejemplo, el “sarariiman” o trabajador que
debe trabajar largas jornadas, que se dedicará en cuerpo y alma a su
trabajo, a pesar de que ello le puede suponer hasta la muerte, porque es lo
que se espera de él.
3. Nivel cultural: es el nivel en el que a través de la cultura buscamos dar
forma y justificar nuestro “yo”, el nivel más “libre”, en el que cada uno puede
dar rienda suelta a sus deseos e impulsos.
En el seno de la cultura japonesa yace un impulso por hacer primero lo que les
corresponde y después lo que se quiere, es decir que el Ikigai tiende a ser una
estructura mediante la cual los japoneses se inspiran para adaptarse, y no
necesariamente un entorno “libre”.
Es probable que conozcas a personas con vocación o pasión por lo que hacen,
pero actualmente es complicado hallar a alguien que reúna los cuatro
componentes fundamentales.
Esto no se debe a que la búsqueda del Ikigai esté reservada para algunos o
sea cuestión de suerte, sino a la actitud con la que cada persona enfrenta la
vida.
https://www.youtube.com/watch?v=ff40YiMmVkU
Vivir con propósito
Vivir con propósito es hacer uso de nuestra capacidad para afrontar la vida.
No es que nuestros logros prueben nuestra valía, sino que los resultados, el
grado de consecución de los objetivos perseguidos es el medio por el que
comprobamos nuestra eficacia personal y nuestra competencia en la vida.
Nadie puede sentirse eficaz en abstracto, sin estar siendo eficaz sobre
algo en particular.
Y, por eso mismo, las personas que dicen y repiten que van a hacer algo, pero
después no lo hacen, se están cargando su autoestima.
¿Quieres saber cuáles son los pasos que necesitas dar si quieres vivir con
propósito? Aquí tienes cuatro muestras:
Y esto también se puede aplicar a nuestra vida en general, para que no nos
pase eso tan frecuente de ir en piloto automático y sin rumbo fijo.
Porque los propósitos sin un plan de acción específico tienen todas las
papeletas para convertirse en un sueño frustrado.
Y porque sólo pueden tener éxito las personas que asumen la responsabilidad
de concretar los pasos que los llevarán a sus objetivos.
Así que, en este punto toca preguntarte: “si tuviese el propósito consciente de
conseguir esta meta, ¿qué haría?”.
3. Tener autodisciplina.
Pero si tienes el foco en lo que quieres y en lo que tienes que hacer para
conseguirlo, y tienes toda la intención de hacerlo, es mucho más probable que
resuelvas esas dificultades (en vez de abandonar y volver a los patrones
antiguos, que es lo que les pasa a muchas personas, que a la primera de
cambio se vuelven a su zona de confort).
Y para eso también hace falta ser capaz de posponer lo que te apetece en ese
momento.
Es decir, de sacrificar la gratificación inmediata en beneficio de una meta a
medio o largo plazo.
Y por supuesto que a veces podemos darnos permiso para hacer lo que nos
apetece en ese momento, o para no hacer nada.
Puede ser que hagas todo lo que te habías propuesto y que aun así no
obtengas los resultados que esperabas.
Aclaración
Hay un error en el que es fácil que caigas al pensar en vivir con propósito: es
vivir en el futuro y olvidarte del presente.
Este es el típico caso de quien se pone tantos objetivos a medio y largo plazo
que se olvida de disfrutar de su presente.
Vivir con propósito implica ser capaz de integrar ambos, el presente y el futuro.
Y disfrutar de lo que te está pasando hoy, aquí y ahora, a la vez que estableces
objetivos, trazas caminos hacia ellos y te pones en marcha
Apreciatividad
Apreciatividad
Pero la mala noticia es que estas habilidades pueden estar aletargadas o poco
desarrolladas, porque nuestro cerebro es un experto buscador de amenazas y
la mayoría de nosotros hemos sido educados para verlas.
Un discípulo se mostraba ansioso de recibir las más altas enseñanzas, por eso
no dudó en preguntar a su maestro:
―Pero en las personas que me rodean y en la vida de cada día solo encuentro
rutina y vulgaridad, yo no veo la belleza por ningún lado.
El maestro dijo:
Podemos verlo más de cerca, tan de cerca como nuestra propia vista.
Seguramente quien ahora esté leyendo, difícilmente tenga conciencia del valor
intrínseco de poder ver o incluso piense cuán feliz le hace esta capacidad
de visualizar.
Actitudes que, por suerte para nuestra humanidad, no son las que más
abundan en la mayoría de los seres humanos.
Por pensar más en cómo las cosas deberían ser en vez de tomarlas y
disfrutarlas tal cual se nos presentan.
Cada tanto debemos asomar las narices a la superficie para darnos cuenta de
dónde estamos inmersos y regresar luego a las bellas profundidades con ojos
curiosos, ávidos de percibir la abundancia y el potencial que nos rodea, y ser
capaces de descubrir esos instantes.
Se trata de un modelo para aplicar dentro de las empresas como una técnica
para mejorar el clima laboral.
Este modelo sirve para desarrollar y medir las habilidades apreciativas de las
personas y las empresas, una buena herramienta no solo para la felicidad sino
para hacer buenos negocios, asegura la autora.
“Veo todo, pero elijo quedarme con la mejor parte. Si se le repite varias veces
aumentan las posibilidades de que las bondades de la vida no se pasen por
alto.
Recomiendo poner una alarma varias veces al día para que nos recuerde hacer
una práctica, poder detenernos en ese instante y observar la situación o
momento en que estamos y apreciarlo y rescatar lo valioso”, dice.
“La ciencia ha demostrado que las personas con alta autoestima son más
felices, tienen mayor bienestar y alcanzan mayores logros.
de mirar lo valioso y
El Perdón
Mayor autoestima
Pase lo que pase, comprométete a tratar a los demás con compasión, empatía
y respeto.
El proceso de perdonar
Cuando perdonar
Hay que tener en cuenta que no se trata de ponerse en riesgo de que el daño
se pueda repetir.
Quien nos ha hecho daño nos ha clavado un anzuelo que nos atraviesa las
entrañas haciéndonos sentir un gran dolor.
Pero no es la opción de no sufrir lo que justifica una elección, sino una opción
basada en los valores de la persona.
Hay que tener en cuenta que se trata de valores como los define la terapia de
aceptación y compromiso, es decir, como consecuencias deseadas a muy
largo plazo, y no solamente como valores morales o éticos.
Hay que tener en cuenta que es preciso repetir el proceso siempre que sea
necesario, ya que el ofendido no está libre de que le aparezcan de nuevo los,
pensamientos, emociones, sensaciones y sentimientos asociados a la ofensa.
Perdónate a ti mismo
La revista Disability & Rehabilitation afirma que perdonarse a uno mismo es
“lo mejor para la salud”, tanto física como mental, pero, al mismo tiempo,
reconoce que es “lo más difícil de hacer”. ¿Cómo puede usted lograrlo?
No es obvio que el que nos ha ofendido sea plenamente consciente del daño
que ha hecho y del sufrimiento que está teniendo su víctima.
Para el ofensor, saber cómo y por qué hizo lo que hizo es interesante en sí
mismo.
Compartir ese conocimiento con la otra persona es un paso necesario para
avanzar en el proceso de pedir perdón y llegar a la reconciliación.
Hay montones de razones por las que alguien decide hacer algo que causa
daño, ninguna será aceptable para la víctima.
El plan puede incluir acciones dirigidas a mejorar las debilidades propias que
han propiciado el daño realizado.
Disposición natural de trabajar para que las cosas ocurren en su versión más
favorable.
Optimismo
Vivimos a tal velocidad y con tal nivel de compromiso con tantas cosas
simultáneamente que dejamos en la cuneta el auténtico sentido de la
vida.
Ser o tener
“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa; la última de las
libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de
circunstancias”, afirmó categóricamente en una ocasión, y es que
efectivamente el ser humano posee la libertad de decidir cómo
enfrentarse a los hechos, aunque él no pueda elegirlos.
Inteligencia emocional
Las personas optimistas apenas padecen estrés, están más relajadas que
los pesimistas y se encuentran más conectadas con todo, y por ello es
más fácil que les surjan ideas; son más receptivas y fértiles por lo que suelen
ser más creativas.
Saber que nada es eterno, que todo pasa y tiene un final, también las
situaciones críticas y difíciles.
Los optimistas parecen moverse más fácilmente para resolver lo que les
preocupa.
Una persona optimista hace más para mejorar y piensa menos en su malestar,
busca más y mejores soluciones y lo intenta muchas más veces.
Hechos futuros
Hechos pasados
Una persona optimista se acuerda de las cosas buenas cuando mira hacia
atrás en el tiempo.
"De hecho, la mayoría de las personas nos acordamos más de lo positivo que
de lo negativo, y una persona optimista no se lamenta de su pasado".
Vivencias presentes
"El optimismo presente tiene que ver con nuestro estilo explicativo, nuestra
forma de ver las cosas a medida que nos van sucediendo".
El asumir que todo saldrá mal y predisponerse a las situaciones antes de que
sucedan, suele ser una de las características de los pesimistas.
Decide tener el control: aunque las cosas salgan mal, debes diferenciar qué
escapa de tus manos y qué no puedes cambiar, debes encontrar un equilibrio
entre ser responsables de tus acciones, y estar conscientes de que hay
situaciones que simplemente no pueden salir bien.
Ten un propósito: Comienza el día con un propósito y despide cada jornada
con un ejercicio de gratitud por los momentos felices que has vivido.
Céntrate: Por muy difícil que sea la situación, debes concentrarte en cómo
solucionar el conflicto y no quedarte estancado pensando en el mismo.
Alégrate: Puede parecer una simpleza recomendar ponerte una sonrisa cada
día para ser más optimista, pero la verdad es que funciona. Si cuando te
levantas cada día te vistes con una sonrisa y te propones caminar más erguido
y con más energía, enseguida se convertirá en tu actitud habitual.
Valórate: Valora lo que tienes. Nunca te compares con alguien más porque
nunca podrás ser una persona optimista, y no podrás sentirte bien contigo
mismo. Recuerda que las cosas siempre pueden ser peores. Alégrate de ser
quién eres y de lo que tienes
Decide cada día ser feliz: De una forma consciente, sin poner excusas,
concéntrate en lo que te hace sentir esa sensación, el aroma de las flores, que
al llegar a casa tu perro te reciba, ir de compras, un buen postre, charlar con
amigos o disfrutar de lo bueno de la vida.
¿Qué es el optimismo? Martin Seligman, psicólogo de la Universidad de
Pensilvania, está considerado uno de los principales expertos en el estudio de
las diferencias entre optimistas y pesimistas. Según este profesor, el optimismo
está muy relacionado con la responsabilidad que asumimos o no las personas
ante aquello que nos ocurre.
Los optimistas tienden a interpretarse más como causas de aquello que les
ocurre, mientras que los pesimistas tienden a sentirse efectos de las
circunstancias exteriores.
Más hace el que quiere que el que puede. C. R. Zinder, doctor en psicología de
la Universidad de Kansas, realizó un estudio en el que concluyó que el
rendimiento académico de un alumno depende más de su actitud que de su
cociente intelectual.
Según él, los mejores resultados académicos los obtienen más los alumnos
con una actitud optimista y positiva que aquellos que obtienen buenos
resultados en tests que miden el cociente intelectual.
En este sentido, los objetivos elevados, pero razonables, y los planes de acción
para alcanzarlos parecen ser las claves del buen resultado universitario.
Otro caso nos lo presenta el doctor Mark Albion en su libro Vivir y ganarse la
vida.
Después de 20 años, aquel 17% de los alumnos estaban más sanos, alegres y
satisfechos y tenían mejor disposición ante la vida que el resto.
Además, entre los 1.500 graduados, y tras esos 20 años, había 101 personas
que habían logrado unos altísimos niveles de prosperidad individual y social.
Conviene recordar además que la vida de aquellas personas que han hecho
grandes aportaciones a la humanidad se ha caracterizado por una existencia
plagada de adversidades y dificultades que sólo fue posible superar a través de
la fuerza de ánimo que genera el optimismo.
Winston Churchill era contundente en este sentido al afirmar que "el optimista
ve la oportunidad en toda calamidad, mientras que el pesimista ve la calamidad
en toda oportunidad".
El optimista ¿nace o se hace?
Lo que es, sin duda, muy importante es el modo en que los padres explican a
sus hijos por qué las cosas suceden como suceden, enseñándoles a aceptar la
realidad, pero no a resignarse, sino a trabajar haciéndose responsables para
crear aquellas circunstancias que faciliten el cambio.
Literatura en positivo
Eduardo Jauregui
Tomemos como ejemplo las ideas pesimistas más radicales, que sin
embargo se escuchan a menudo o que, alguna vez, todos hemos tenido: “La
vida es algo horrible, el mundo es un asco, la especie humana es
despreciable”. ¿Son ciertas estas afirmaciones?
Si nos fijamos en las guerras, los crímenes y las maldades que configuran
buena parte de los libros de historia y del telediario, puede parecer que sí, que
estas afirmaciones son ciertas y todo es un desastre. Pero si las analizamos
con espíritu crítico, veremos que son ideas que se tambalean sin remedio.
En la vida hay alegrías, hay belleza, hay risa, hay placeres del cuerpo y del
espíritu, hay bondad, cariño, sacrificio y solidaridad. Como dijo en cierta
ocasión Mahatma Gandhi,
“La regla general es el amor. Lo que sucede es que las noticias y los
libros de historia recopilan todas las excepciones a esta regla”
Por eso, el optimismo no tiene que ser “poco realista” o “ingenuo” sino
todo lo contrario. No se trata de vivir en un mundo ficticio e ilusorio sino de
sembrar dudas razonables respecto a creencias a menudo poco fundadas o
limitadas a una sola perspectiva.
Siempre los hay, solo los tenemos que dejar de lado nuestra opinión e
investigar un poco.¿El hecho de que te hayan suspendido el examen de
conducir significa realmente que nunca serás capaz de conducir? Investiga
entre tus amistades cuántas de ellas suspendieron una, dos o incluso tres
veces antes de obtener el carné; habrá más de una.
¿La lluvia del viernes por la tarde significa que hay que cancelar el viaje del fin
de semana por mal tiempo? Consulta las previsiones para el sábado y el
domingo porque a lo mejor te sorprende saber que ahí adonde tú vas brillará el
sol.
En algunos casos, puede suceder que los hechos sean demasiado claros
y no haya manera de negar el infortunio: efectivamente es cáncer, conducir
no es lo tuyo o el fin de semana va a diluviar en toda la Península.
Ejerciciso2; Optimismo
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Educa en optimismo
Los niños son especialmente sensibles a los acontecimientos vitales, no
contando, además, con el suficiente conocimiento del mundo como para poder
razonar y gestionar mejor sus emociones. Por eso necesitan que los padres y
educadores les doten de herramientas positivas que les ayuden a
enfrentarse mejor al mundo.
Los niños necesitan sentir validez y seguridad con aquello que hacen. Por eso,
cuando se enfrentan a nuevos retos, se sienten más débiles. Busca mediante
ejemplos claros, sencillos y recientes enseñarles que han sido capaces en
otras ocasiones superar los problemas pese a partir desde el desconocimiento.
Cuando hacen actividades que les salen mal, no hay que restar importancia a
sus emociones o exigirles la perfección. Estas actividades son las que más
deben practicar, con paciencia y dando espacio a la frustración. De esta forma,
sin tirar la toalla, sabrán que pueden enfrentar tareas más complicadas en el
futuro.
3. Refuerza el triunfo
4. Foco en lo positivo
* Ángel Rull, psicólogo.
Autocuidado
Autocuidado
Es una filosofía de vida, una relación con nuestro ser que conlleva
responsabilidad íntima ligada a la cotidianidad, cada uno de los actos que
generamos se fundan en nuestras experiencias, sostenidas en nuestras redes
familiares y sociales, así es el resultado de nuestra práctica social e histórica.
Por nuestra parte, coincidimos con las definiciones elaboradas por Dorothea E
Orem ya que la persona debe ser vista holísticamente desde el punto de
vista biológico, psicológico y social.
Déficit de autocuidado
Los seres humanos tienen gran capacidad de adaptarse a los cambios que se
producen en sí mismo o en su entorno. Pero pueden darse una situación en
que la demanda total que se le hace a un individuo exceda su capacidad para
responder a ella.
Los individuos que saben satisfacer sus propias necesidades de salud tienen
una agencia de autocuidado desarrollada capaz de satisfacer sus necesidades
de autocuidado.
“Tener una buena salud también depende de nuestros esfuerzos para adoptar
un estilo de vida saludable.
Piensa que tus valores y creencias son tus fortalezas y te permitirán realizar
cualquier cambio para que sigas mejorando.
- Deja el tabaco.
- El consumo de tabaco es la causa evitable más común de enfermedad y
muerte en nuestro país.
- Evita los espacios contaminados por el humo del tabaco, ya que el
tabaquismo pasivo es causa de diversas enfermedades.
- Ninguna droga es saludable.
Este término proviene del español antiguo “coidar” y este del latín “cogitare”
que significa pensar. Si buscamos la definición en el diccionario nos
encontramos con: poner atención, diligencia o solicitud en la ejecución de algo.
Sin duda, el capitalismo del homo economicus que modela las vidas en las
sociedades contemporáneas aboga por un individualismo exacerbado, en el
que el sentido de bienestar y el proyecto de una vida feliz y dichosa, está
anclado a una visión del otro como medio para obtenerla, es decir, como un
instrumento del que me puedo valer para satisfacer mis propios intereses.
Una lógica inhumana que sólo puede producir enemigos y rivales, seres
anónimos, sin rostro y que amenazan con robar ese sueño artificial de felicidad.
Es en este marco en el que el cuidado juega un papel preponderante.
El cuidado del otro ante todo invita a una manera distinta de construir una
relación y de la forma de interactuar entre seres humanos.
Cuidar al otro
Cuidar indica que te estás dedicando a él, dejando de lado tus cosas y
prestando atención a lo que necesita.
El hecho de cuidar a los demás es diferente en función del ser vivo cuidado.
Seguro conocerás la frase “ámate primero a ti mismo para luego amar a los
demás”.
¿Eso es ser un mal padre? Para nada. Significa que estás cuidando tu
integridad física para poder encargarte del pequeño, sino nadie lo hará por ti.
Podría usar una frase positiva que indique “hazle al otro lo mismo que a ti te
gustaría”.
Esta teoría se centra en las necesidades de las personas que están en una
situación de vulnerabilidad, dependencia, etc., dándose prioridad a su cuidado.
Así, puesto que no tiene por objetivo cuidar desde una perspectiva global, sino
individual, es decir, cuidador-persona cuidada, se rechaza un modelo de
deliberación moral que busque una perspectiva racional objetiva e imparcial
basada en unos principios y normas universales.
Por este motivo, la ética del cuidado se ciñe a las circunstancias concretas del
caso, a las emociones suscitadas por la situación y a las relaciones que nos
vinculan con los individuos implicados.
Por otro, el cuidado es definido como bien interno de una tarea profesional y es
lo que da sentido y validez social a la propia profesión.
Se trata de una sensibilidad ante la realidad que nos obliga a actuar ante
aquellos que requieren del cuidado.
Consideraciones finales
• El cuidar del otro es aceptar al otro con sus virtudes y defectos pues es un
ser frágil a las presiones terrenales.