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LAS APORTACIONES ESCRITAS

COMER ENTRE LINEAS

Prólogo

Viajar a Olavarría en busca de papeles comestibles es, como mucho, el trabajo


más entretenido que he tenido que hacer en toda mi carrera. ¿Qué iba yo a
encontrar? ¿Acaso Carmen no contribuyó en esta elaboración, a través de
escritos personales, de fórmulas perecederas y que gracias a investigaciones,
hoy, podemos decir que son perdurables? ¿Acaso un vómito, una hoja
carcomida, una lista de supermercado, un diario, volantes o libros intervenidos
no confeccionan una lectura diferente, rudimentaria, mundana en un producto
único y original?

Carmen Severo es la incorporación de nuevos nombres, que proporcionan, a su


vez, una nueva visión. Más amplia, tal vez. Sin embargo, en ese intento por virar
su determinismo de mujer pasiva, es rechazada, eliminada una y otra vez, por
desarrollar su arte en forma amateur.

¿No podemos emular sin la obligación de crear de forma paralela con los
cánones establecidos, con la intelectualidad masculina o con los tabúes que
mantienen por generaciones una ciudad (pueblo) como Olavarría en estado de
sometimiento?

Reitero, viajar a Olavarría solo hizo que pueda colaborar con este prólogo. No
hay nada en pie que remita a Carmen. Ni siquiera pude percibir la visión de una
mujer obsesionada por el resultado de su poesía. La obsesión, si la hay, se
encuentra en los diarios de Fernando Oviedo en su intento de “desempolvar” los
versos en secreto. Lo que no nos alerta Fernando es sobre su enfermedad, no de
forma explícita, aunque sí deja algunas pistas.

Carmen no se cuida de lo que tiene enfrente. Para ella todo es poesía, desde un
papel, una correspondencia, un espejo, un cuchillo, madera, pintura. Lo palpa
con su boca y se convierte en un poema. No de forma accidental, sino en un
sentido y ritmo armonioso. Disolviendo su forma por medio de saliva.

En este poemario y “sus rubros varios” encontrarán poemas, dibujos, registros


epistolares y confesiones en un diario. Una experimentación con distintos tipos
de letras, de escritura convulsa y una lectura por cambiar la estrechez de un
mundo demasiado domesticado.

Aquellos que se animen a leer a Carmen Severo, recen por no ser devorados.

James Tiptree Jr.

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