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Ontología y materialismo

La teoría del sujeto trascendental en la obra de Slavoj Zizek

José Francisco Desentis Torres

Slavoj Zizek comienza The Incontinence of the Void haciendo mención de la


principal crítica, según él resultado de un “malentendido”, que ciertos lectores hacen
de su obra: “Zizek ‘no está exactamente en el terreno de la filosofía’... es un ‘lector
de filosofía’, alguien que ofrece no una filosofía sino un método.” 1Ante ello nuestro
autor inmediatamente responde: “en mi trabajo sí propongo un tipo de ‘ontología’:
mi trabajo no sólo es una reflexión deconstructiva sobre las inconsistencias de otras
filosofías, en él se perfila cierta ‘estructura de la realidad’”.2 En este mismo tenor
también remite a la elaboración de su “quasi-ontología del ‘menos que nada’ en mi
lectura de las implicaciones ontológicas de la física cuántica.”3 Dentro del marco de
esta interpelación, la presente investigación interpreta el pensamiento de Zizek como
una.
Para ello existen dos vías que, en realidad, refieren a lo mismo pero su
perspectiva es distinta. Por un lado, la construcción de una genealogía conceptual de
la “quasi-ontología” de Zizek a lo largo de su obra, esto es, introducir momentos de
ruptura o continuidad, clasificar su obra por temáticas, etcétera. Por otro lado, hacer
un esfuerzo por reescribir de modo ordenado la “ontología del den” pues no se
puede evitar señalar que, como dijera Kant modificando la sentencia del abate de
Terrason: “algunos libros serían mucho más claros (y no excesivamente largos, p. e.
Less than nothing) si no hubiesen pretendido ser tan claros (con las incontables

1
Slavoj Zizek, Incontinence of the Void. Economical-Philosophical Spandrels, p. 2. De ella se
sigue otro señalamiento esbozado por Bruno Bosteels donde trata de “psicoanalizar” a Zizek
indicando que “sus tics simplemente delatan su ansiedad de ser excluido del prestigio institucional
de los departamentos de filosofía”; no sólo por indicar algo irrelevante para nuestro objeto sino, en
realidad, por ser una falta de seriedad en el asunto se ignorará completamente su indicación.
2
Ibidem.
3
Ibid., p. 3.
ilustraciones fílmicas, literarias, históricas, científicas, chistes, casos clínicos,
etcétera).”4 La presente investigación apuesta por la segunda vía y, por lo tanto, se
limita a mostrar un camino de reescritura de la ontología zizekiana purgándola de su
particular modo de presentación escrita.
Probablemente para una lectura entregada al texto en cuanto tal –ya sea
“deconstructivamente” o, inclusive, filológicamente– esto sería ab initio la
exposición de una ontología quizá sí del den, pero definitivamente ya no zizekiana.
Sería algo así como, dirán algunos críticos no sin cierta dosis de dramatismo, “un
Zizek no zizekiano” y esto en el mejor de los casos, para los más fieles se trataría
enteramente de la proposición de un “anti-Zizek”. Pues bien, mea maxima culpa.
Aquí interesa lo que se dice y no quien lo dice. Si por un lado confesamos “las
lecturas de las que somos culpables”, por el otro igualmente confesamos que el
interés es por la Cosa y no por la persona que la enuncia.
Hace casi dos siglos Hegel nos afirmaba que todo lenguaje es un caso
especulativo. Asunto no reductible a la evidente discontinuidad entre los múltiples
idiomas particulares sino que la naturaleza misma de tal o cual lenguaje particular
está en sí misma fracturada. Lo esencial no sólo se dice de muchas maneras en tal o
cual accidente idiomático sino incluso dentro de la particularidad de un mismo
idioma existen múltiples potenciales antagónicos de Vortrag para el mismo
Darstellung. Así pues, aquí se propone otro Vortrag, no un “nuevo” Darstellung; a
pesar de la insistencia de los susurros hegelianos dirigidos a los oídos de quien
escribe afirmando que, en realidad, dicho antagonismo radical consiste, por su
naturaleza misma, en una inseparabilidad absoluta, es decir, no hay modo de no
“afectar” la autoexposición de la Cosa al reescribir de otra manera su presentación
escrita.
Sin saber con certeza si la estructura de la investigación simplemente salió así
o si, por el contrario, esconde en sus entrañas la presencia espectral de la sentencia
maoísta sobre la contradicción, “lo uno se divide en dos”, aquella se divide en un par
4
Immanuel Kant, Crítica de la razón pura, p. 12.
de capítulos. El primero, sobre el den, la experiencia de la condición acontecimental
de lo humano y que sólo podemos referir “catacrésicamente” ya que su estatuto es
“preontológico”, el exceso puro que es el sujeto previo la subjetivación. El segundo,
la presentación de las precategorías lógicas conocidas, esto es, el paso a la
consignación en lenguaje de la negatividad absoluta; aquí ya no hay cabida a
“metáforas”, o al menos no en el sentido radical señalado arriba, pues su descripción
opera ya de modo autorreferencial sobre el orden del lenguaje, pero aún no lleva
nombre -el capítulo- pues aún no se ocupa el análisis de un ser determinado como
tal.
La presentación está siempre “contaminada” de recursos histórico-teóricos
exteriores al “despliegue inmanente del concepto” -sobre todo aclaraciones de
términos, reflexividad sobre algunos matices de nuestra interpretación y justificación
de las ediciones de las obras utilizadas-, sin embargo, para evitar ensombrecer
demasiado la exposición se agregan “Observaciones” con la intención de representar
de modo independiente y un poco más in extenso algunas problemáticas imposibles
de no referir sobre las discusiones, relecturas y fuentes teóricas que constituyen a la
ontología zizekiana.

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