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estructurales en México
comercial en 1985, la lista de reformas económicas y sociales es ya considerable, con
mayor acento y prioridad en las primeras; las segundas siguen siendo un comple-
mento del proyecto inacabado de creación de una economía movilizada por criterios
(coordinadores)
centrada en políticas de impulso a los mercados y a la inversión privada, en la refor-
mulación del papel del Estado y una acelerada apertura comercial y financiera a la
Gerardo Ordóñez Barba economía global. Continuando con esta tendencia, en la primera mitad del gobierno Enrique Valencia Lomelí | Gerardo Ordóñez Barba Enrique Valencia Lomelí
Doctor en ciencia política por la Universi- de Enrique Peña Nieto repuntó con intensidad la actividad reformista, con nuevas (coordinadores) Profesor-investigador en la Universidad de
dad Complutense de Madrid, obteniendo propuestas económicas y sociales; las reformas de este período de gobierno supera- Guadalajara y miembro del Sistema Nacio-
en 2002 el grado con Sobresaliente Cum ron ya la decena, si se toma en cuenta la laboral, aprobada durante el período de nal de Investigadores desde 1996 (actual-
Laude. Desde 1990 es investigador en el mente en el nivel III), con maestría en
transición. sociología en la Universidad Iberoamerica-
Departamento de Estudios de Adminis-
tración Pública de El Colegio de la Fronte- Como comunidad observadora de las reformas iniciadas en la década de 1980, na de la Ciudad de México y doctorado en
ra Norte (El Colef). En 2002 obtuvo la la Red Mexicana de Investigación en Política Social (Remipso) ha atestiguado (y ciencias económicas (estructuras producti-
vas y sistema mundial) en la Universidad
www.colef.mx
Nueva ronda de reformas estructurales
en México. ¿Nuevas políticas sociales?
ISBN: 978-607-479-424-4
HN 113.5 N8 2021
ISBN: 978-607-479-414-4
I
Nuevas reformas estructurales: narrativas agotadas
II
Enfoques históricos y sociales de la reforma tributaria
III
¿Hacia una nueva generación de reformas en la seguridad
social y la salud?
V
Reformas estructurales: ¿hacia una nueva institucionalidad?
VI
Reformas ausentes: las políticas del cuidado
7
8 Valencia lomelí
los cambios efectivos ha estado en la economía; sin embargo, se han propuesto nuevas
reformas sociales (seguro de desempleo), leyes (pensiones no contributivas) o programas
que acentúan anteriores reformas (Cruzada Nacional contra el Hambre y otros más).
Para analizar el arranque de esta nueva carrera reformista, sus implicaciones sociales
y su vinculación con las políticas sociales, la Red Mexicana de Investigación en Política
Social (Remipso) y el Centro de Investigación Observatorio Social del Centro Universitario
de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara convocaron al xiv
Seminario Nacional de Política Social, junto con la Cátedra Konrad Adenauer-Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso) y el Departamento de
Economía, Administración y Mercadología del iteso. La Remipso ha discutido durante ya
casi 20 años el desempeño social de las reformas de mercado y la generación de nuevas
políticas sociales. Con esta experiencia, este xiv Seminario fue convocado con el título
“Nueva ronda de reformas estructurales en México, ¿nuevas políticas sociales?”, y se diri-
gió especialmente a debatir sobre el período reformista del nuevo gobierno, su narrativa
y sus impactos en las políticas sociales. Las políticas sociales que surgen al abrigo del
nuevo ciclo de reformas estructurales ¿son innovadoras?, ¿abren una nueva etapa en las
políticas sociales mexicanas?, ¿son reiteración de las políticas sociales amigables al mer-
cado, impulsadas desde hace dos décadas al menos?
El objetivo de Remipso no es presentar un solo punto de vista, sino impulsar debates
e investigaciones que profundicen en el desempeño social de las reformas, en la identifi-
cación de nuevas dinámicas en el régimen de bienestar mexicano, en la caracterización
de las nuevas y viejas políticas sociales, en la pertinencia de programas (por ejemplo, los
de transferencias monetarias condicionadas) e instituciones vinculadas a las políticas
sociales (destacadamente el caso del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social-Coneval). Como red observadora de las reformas iniciadas en la década
de 1980, Remipso ha atestiguado (y documentado en varios proyectos editoriales) el
pobre desempeño social de las llamadas reformas de mercado: se ha generado en las
últimas décadas una especie de estabilidad perversa, no de la macroeconomía, sino de la
pobreza y la desigualdad. La incidencia de la pobreza se mantiene en las mismas dinámi-
cas de comienzos de la década de 1990 y la desigualdad se sostiene en niveles elevados
(índices de Gini cercanos al 0.50). ¿Las nuevas políticas sociales y sus reformas rompen
con esta dinámica o se inscriben en la misma lógica de estabilidad perversa de la pobreza
y la desigualdad?
Este libro presenta diversas respuestas a estas preguntas en varias de las ponencias
presentadas durante las sesiones del xiv Seminario y corregidas posteriormente con el
debate generado y las propuestas de los dictaminadores independientes (en enfoque
doble ciego). Se organiza el texto en seis apartados: Primera parte. Nuevas reformas
estructurales: narrativas agotadas; Segunda parte. Enfoques históricos y sociales de la
reforma tributaria; Tercera parte. ¿Hacia una nueva generación de reformas en la seguri-
dad social y la salud; Cuarta parte. Reformas recientes en las acciones públicas frente a la
introducción 9
pobreza y la vulnerabilidad; Quinta parte. Reformas estructurales: ¿hacia una nueva ins-
titucionalidad?, y Sexta parte. Reformas ausentes: las políticas del cuidado.
En la primera parte, con un enfoque más general sobre las reformas estructurales
recientes, se incluye cinco textos. Los tres primeros abordan el contexto económico y
político de las nuevas reformas: “Viejas y recientes reformas: trayectoria de una misma
ruta, acerca de las narrativas históricas vinculadas a las nuevas modificaciones”, de
Enrique Valencia Lomelí; “Para ir más allá de la pobreza: una reforma macroeconómica
del Estado, un debate sobre otra manera de enfrentar la política económica y el desarro-
llo”, de Rolando Cordera Campos, y “Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso
del pri y el mito de las reformas, una visión amplia y detallada del marco político recien-
te”, de Alberto Aziz Nassif. Los dos siguientes se enfocan a las implicaciones de las refor-
mas en estrategias e instituciones sociales en general: “Las propuestas de reformas y las
nuevas estrategias sociales del gobierno de Enrique Peña Nieto. ¿Cambio de rumbo en la
política social mexicana?”, de Carlos Barba Solano, y “Las reformas estructurales y el
empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo, centrado en la vinculación entre
reformas y empleo”, de Luis Ignacio Román Morales.
La segunda parte está integrada por tres artículos relacionados con la reforma fiscal
de Enrique Peña Nieto y sus impactos sociales. Uno de carácter histórico y comparativo,
de Mónica Unda Gutiérrez, “El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica e
internacional después de la reforma de 2013”; otro más de carácter histórico vinculado a
las cuestiones fiscales y los gastos sociales, de Gerardo Ordóñez Barba, “Las finanzas
públicas y el gasto social en las últimas tres décadas en México, 1982-2014”, y el último
de carácter econométrico, de Luis Huesca Reynoso, Arturo Robles-Valencia y Abdelkrim
Araar, “Medición generalizada del efecto redistributivo del sistema fiscal en México: ¿Sin
recaudar y sin redistribuir?”.
La tercera parte contiene cuatro textos vinculados a reformas sociales de Peña Nieto:
el inicial de Manuel Canto Chac y Tania Garduño Nando, que confronta la propuesta
presidencial con la articulada por Santiago Levy, titulado “La transformación de la segu-
ridad social. ¿Hacia un modelo de subsistencia?”; el siguiente de Graciela Bensusán
Aerous, “Aciertos, desaciertos y posibles mejoras en el diseño del seguro de desempleo en
México”; el tercero, de Berenice P. Ramírez López, “La seguridad social y la pensión uni-
versal”, y para terminar, de Oliva López Arellano y José Alberto Rivera Márquez, “Sistema
Nacional de Salud Universal: universalidad de mercado y restricción de derechos”.
La cuarta parte abarca diversos enfoques sobre las nuevas iniciativas frente a la
pobreza y la vulnerabilidad. Dos trabajos están estrechamente relacionados con la
Cruzada Nacional contra el Hambre: el primero, de Iliana Yaschine Arroyo, Sara Ochoa
León y Citlalli Hernández Juárez, “Cruzada Nacional contra el Hambre: análisis de su
diseño desde un enfoque de seguridad alimentaria”, y el segundo, de Julio Boltvinik
Kalinka, “Conceptos y mediciones de pobreza y políticas públicas. La medición multidi-
mensional del Coneval y la Cruzada Nacional contra el Hambre”. También incluye un
10 Valencia lomelí
debate de Araceli Damián González sobre los actores en las políticas frente a la pobreza,
“Constelaciones de poder y el papel de los intelectuales en la construcción de los Estados
de bienestar y la política social”, y un trabajo de Rodrigo Flores Elizondo, “Programa
contra la sequía: entre la construcción de resiliencia y la construcción de vulnerabilidad
social”.
La quinta parte se aproxima a reformas de carácter institucional: Arranca con el texto
de Alfonso Celestino Pérez, “Los derechos humanos en las instituciones públicas. ¿Una
nueva generación de instituciones para el bienestar?”; continúa con el relativo a la vincu-
lación de políticas públicas y organizaciones civiles, de Israel Banegas González y Tania
Hernández, “Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva admi-
nistración?”, y se dirige por último a los aspectos de evaluación de las políticas sociales
con el trabajo de Gonzalo Hernández Licona, “Autonomía de hecho y autonomía de
derecho: los retos de la reforma política para el Coneval”.
La sexta parte discute, con dos artículos, asuntos vinculados a las reformas ausentes
en el campo del cuidado: de Rocío Enríquez Rosas y David Foust Rodríguez, “Envejecimiento,
redes y protección social en la ZMG: reflexiones a partir de estudios de caso”, y de Óscar
Alfonso Martínez Martínez, Adolfo Rogelio Cogco Calderón y Jorge Alberto Pérez Cruz,
“La importancia de la satisfacción en los programas sociales. El caso de estancias infanti-
les de México”.
Remipso, con el apoyo editorial de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), ofrece
a los lectores este nuevo acercamiento a las políticas sociales y a las implicaciones sociales
de las reformas económicas recientes. Desde un enfoque crítico, pretende así contribuir
al debate y a la generación de políticas sociales eficazmente centradas en la vigencia de
los derechos sociales.
I
Nuevas reformas estructurales:
narrativas agotadas
Viejas y recientes reformas: Trayectoria de un mismo ciclo
Enrique Valencia lomelí
1
Generalmente sin incorporar en esta estabilización al crecimiento económico (Valencia, 2013b).
2
Se entiende como “narrativa” a una estrategia discursiva.
13
14 Valencia lomelí
1. Disciplina fiscal Limitaciones legales al déficit público y búsqueda del equilibrio fis-
cal como obligación legal; control de la inflación, objetivo central
5. Tipos de cambio unifica- Unificación del tipo de cambio (devaluaciones en períodos de cri-
dos y competitivos sis, sin política explícita de tipo de cambio competitivo)
está íntimamente asociada a este ciclo, y es específica a cada una de las etapas; el núcleo
de ella es una cierta épica de la transformación nacional. Estas nueve fases pueden tras-
laparse, pero generalmente han estado presentes en el ciclo de vida de cada reforma en
los últimos 30 años; las reformas estructurales recientes, en el gobierno de Enrique Peña
Nieto, que incluyen modificaciones en las políticas sociales, también han transitado al
menos por las fases iniciales del ciclo de vida mencionado. La narrativa reformista, como
era de esperarse, se ha reactivado como una nueva gesta heroica; así, ante las nuevas
reformas, viejas estrategias discursivas vuelven a la escena.
Un breve repaso de la historia reciente, con algunos ejemplos seleccionados, puede
ser útil para visualizar este ciclo de vida de las reformas y las narrativas subyacentes. La
fase de identificación ha implicado inicialmente el diagnóstico que caracteriza una situa-
ción o una vieja política económica como obstáculo para el desarrollo y posteriormente
(o paralelamente) la fase del diseño de una nueva iniciativa para superar los obstáculos
señalados y llevar al país hacia una nueva dirección (generalmente de mayor productivi-
dad, competitividad, estabilidad y crecimiento, en un ambiente de respeto a los mercados
y, por ende, mayor bienestar). Las visiones tradicionales conservadoras deben dar paso a
las modernas, de apertura a los mercados y a la globalización. En estas fases de identifi-
cación y diseño ha actuado una coalición promotora, formada generalmente por una
alianza de pequeños grupos políticos (inicialmente monopartidista –pri– y posteriormen-
te transpartidista, con la inclusión sobre todo del pan) y de restringidas comunidades
epistémicas, en ocasiones abiertas a grupos empresariales. La coalición promotora es
creadora de una estrategia discursiva, de una narrativa del cambio ineludible.
Ahora bien, en su identificación y diseño, las reformas mexicanas no han pasado por
un debate abierto, público, sino que han sido identificadas como necesidad inevitable por
esta coalición restringida, consolidada y paulatinamente enriquecida después de la severa
crisis de 1982. En el marco de esta crisis un grupo de funcionarios cobró “aguda concien-
cia de la necesidad de mantener las finanzas públicas bajo una estricta disciplina”
(Córdoba, 1991) y fue fortaleciendo una coalición prorreformas de mercado (Noyola y
Serra, 1992),3 que ha ido actuando con visos de urgencia, en determinadas coyunturas,
para transformar la economía nacional. Disciplina, apertura, mercados e inevitabilidad se
convierten en ejes de la nueva narrativa.
Esta narrativa de cambio ineludible se asocia a una práctica o enfoque top-down en la
política económica (Ai Camp, 2002:254). Las reformas han sido decididas y diseñadas
por una coalición tecnócrata restringida (o tecnopolítica, de acuerdo con Domínguez,
1997), coalición que no ha dudado en evitar desgastantes y “prolongadas negociaciones
3
Decían Noyola y Serra (1992:80) –asesor y Secretario de Comercio, respectivamente, en la época que
escribieron el texto– que para relanzar el crecimiento económico se requerían dos “condiciones”: por una parte,
estabilidad macroeconómica, y por otra, recurrir en mayor medida a las fuerzas del mercado para guiar la asig-
nación de recursos.
16 Valencia lomelí
políticas” (ocde, 1992:153) para acelerar e imponer los procesos de cambio y “asegurar
su irreversibilidad”, como fue el caso de la apertura comercial de mediados de la década
de 1980 (Córdoba, 1991; Aspe, 1993:140) y de la negociación del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (tlcan).4 Los cambios debían generarse rápidamente, sin
demora. No extraña por ello que ninguna de las grandes reformas del período de Carlos
Salinas fuera anunciada en su campaña electoral, ni planteada en su Plan Nacional de
Desarrollo (Cordera y Lomelí, 2008); las decisiones fueron tomadas en el seno de un
grupo restringido (Cordera y Lomelí, 2010:208).5
En otras reformas se puede encontrar el mismo patrón de actuación top-down, aso-
ciado a la narrativa del cambio indispensable. Son los casos notables de los procesos de
reforma del Estado, en específico de la privatización (Aspe, 1993:154-189),6 de la reforma
del sistema de pensiones (Dion, 2006 y 2008; Madrid, 2008), de la reforma constitucional
sobre la salud en 1983 (Abrantes, 2010), de la inclusión del Sistema de Protección Social
en Salud y la creación del Seguro Popular (Dion, 2008; Valencia, 2013c) e incluso de la
generación del programa de acción frente a la pobreza, Progresa, después Oportunidades
(Teichman, 2007). En estos ejemplos, coaliciones tecnócratas restringidas concibieron las
reformas y lograron su adopción (Valencia, 2013c).
Cada episodio reformista ha incluido su campaña de difusión y de convencimiento;
es la fase de legitimación. La reforma en cuestión es tipificada y defendida como base
imprescindible para avanzar hacia el desarrollo, crucial para la transformación económica
nacional e impostergable por lo mismo so pena de perder el momentum; si la reforma no
se concretara en el período deseado por sus promotores, conciben ellos, probablemente
no habría otra ventana política u oportunidad histórica. Se trata de La reforma. La coali-
ción promotora debería informar, explicar, convencer y educar (Aspe, 1993:173, 175).
Véanse cuatro ejemplos en cierto sentido paradigmáticos: la creación de un espacio nor-
teamericano de libre comercio (Carlos Salinas), el amplio programa de privatizaciones y
las reformas financiera (Ernesto Zedillo) y laboral (Felipe Calderón). El núcleo de la
narrativa legitimadora era que las reformas generarían cambios sustanciales. Así sucedió
4
Para Domínguez (1997:41), la ausencia de democracia “aisló a los decidores [mexicanos] en una forma
sin precedente” en América Latina, en lugar de abrirse a la escucha de críticas.
5
El presidente Salinas hizo pública la decisión ya tomada de incorporar a la economía mexicana a un
acuerdo comercial en América del Norte, inicialmente con Estados Unidos; después se desarrolló el proceso de
negociación trilateral y los negociadores mexicanos insistieron en que se trató de un proceso transparente y
participativo (Zabludovsky, 1994:107-108 y 110); algunos opositores reclamaron lo contrario: el desarrollo de
un proceso de negociación controlado y selectivo (rmalc, 1997).
6
Aspe subrayaba que las privatizaciones tenían que hacerse de manera rápida para evitar resistencias
(Aspe, 1993:173) y mantenerse bajo control central (Aspe, 1993:174). Las autoridades debían “explicar” las
ventajas de las privatizaciones mediante una “tarea política de educación y convencimiento” (Aspe, 1993:173)
debían “informar” a la sociedad (Aspe, 1993:175). Las decisiones principales se informaban ya cuando había
sido tomadas, como fue el caso paradigmático de Teléfonos de México (Aspe, 1993:176-178). Pueden verse en
Clifton (1999) las medidas de control sindical que se operaron para obtener el apoyo del sindicato de telefonis-
tas y evitar su oposición a la privatización.
Viejas y recientes reformas: Trayectoria de un mismo ciclo 17
7
La ocde (1992:241) resumía simulaciones de los beneficios por el tlcan en incrementos del salario real
que podrían oscilar entre 5.3 y 16.2 por ciento.
8
Propuso esta reforma en el marco de una iniciativa presidencial de trámite preferente para subrayar su
carácter prioritario. El entonces presidente electo, Enrique Peña Nieto, se declaró en favor de esta reforma fle-
xibilizadora, a la que defendió como urgente (Cortés y Reséndiz, 2012).
18 Valencia lomelí
9
El soporte a la coalición tecnócrata mexicana, en diversos medios internacionales, fue notable: el equipo
de Salinas de Gortari fue calificado por la revista The Economist, el 14 de diciembre de 1991, como el grupo
económicamente más preparado que probablemente ha gobernado un país.
10
En otros ejemplos, la búsqueda de esta legitimación internacional ha sido también parte central del ciclo
de reformas: en el programa Progresa/Oportunidades fue incluida desde el diseño la participación de evaluado-
res internacionales (Levy y Rodríguez, 2005:142); algunos de los principales evaluadores internacionales se
convirtieron rápidamente en promotores del programa (Behrman y Skoufias, 2006) y en los balances del Banco
Mundial sobre transferencias monetarias condicionadas se han incorporado alabanzas notables sobre la calidad
del programa (Fiszbein y Schady, 2009). Progresa/Oportunidades forma ya parte de la coalición transnacional
promotora de los programas de transferencias monetarias condicionadas a nivel global; el soporte de esta coa-
lición transnacional ha sido clave para la continuidad transexenal del programa.
Viejas y recientes reformas: Trayectoria de un mismo ciclo 19
A partir de hoy, las normas de trabajo propiciarán que todos los mexicanos cuenten con un
trabajo digno. Un trabajo en el que no exista discriminación de ninguna índole. Un trabajo en
el que tengan acceso a seguridad social y perciban, los trabajadores, un salario remunerador
[…] En suma, señoras y señores, con esta reforma histórica, modernizamos el marco jurídico
laboral y hacemos más atractivo a nuestro México para la inversión y para la creación de más
puestos de trabajo (Presidencia de la República, 2012b).
11
Poco antes, el Secretario General de la ocde había afirmado también que era urgente la reforma laboral
y su modernización (Sánchez, 2010).
20 Valencia lomelí
En México, si bien los efectos positivos del sistema reformado se verán plenamente en el futu-
ro, cuando los trabajadores que han empezado a cotizar con el nuevo esquema reciban las
pensiones al momento de su retiro, numerosos e importantes beneficios son ya palpables […]
En suma, gracias a la reforma hoy tenemos un sistema de pensiones que responde a la actual
estructura demográfica del país y que garantiza plenamente los recursos de los trabajadores;
es decir, les da certidumbre de que contarán con pensiones dignas al momento de su retiro
(Presidencia de la República, 1998).
12
Es notable que la página web presidencial (http://calderon.presidencia.gob.mx) no distinguió entre afi-
liación universal a un seguro de salud y la cobertura médica universal.
Viejas y recientes reformas: Trayectoria de un mismo ciclo 21
van destacando los avances y los logros. Sin embargo, después del fuerte movimiento
político y comunicativo generado para cada nueva iniciativa, el impulso reformista se
presenta a sí mismo como un proyecto inacabado: faltan más reformas para transitar hacia
una sociedad desarrollada y no puede detenerse el impulso de cambio cuyos frutos se
disfrutarán en el largo plazo. Esta fase de la identificación de una nueva reforma necesaria,
o de avance hacia el diseño de una nueva generación de reformas, ha sido más evidente
en los últimos años. La narrativa épica de las reformas mexicanas pareciera como que da
cuenta de varias transformaciones “heroicas” de un país con crecimiento sostenido, forta-
lecimiento del aparato productivo, crédito y competitividad crecientes, estabilidad
macroeconómica, empleos, salarios dignos, certidumbre en pensiones, salud para todos.
Esta narrativa de la epopeya de las transformaciones de mercado destaca la reducción de
la inflación, los límites al déficit público y el incremento de las exportaciones, pero se ha
ido confrontando con que el crecimiento económico ha sido muy débil y ha enfrentado
severas recesiones, con que los salarios reales han disminuido, la pobreza se ha manteni-
do en niveles muy elevados, no hay cobertura médica universal y la generación de crédi-
to para el sector productivo es endeble. Se da entonces un paso más: el eje de la
narrativa reformista es que se requiere completar el ciclo de las reformas estructurales con
nuevas iniciativas. ¿Para qué? Respuesta sin sorpresa después de la reiteración discursiva
de 30 años: para modernizar al país, para crecer sostenidamente, para generar empleos,
para ser más competitivos, para incrementar los salarios reales y para atraer inversiones.
Tempranamente uno de los principales impulsores de reformas, Pedro Aspe ya había sido
enfático al respecto al presentar sus conferencias en la London School of Economics en
1992, preparadas “desde una perspectiva de largo plazo, especialmente en cuanto a cam-
bios estructurales” (Aspe, 1993:11). El reformista Aspe se decía “optimista ante el futuro”,
pero afirmaba: “México tendrá que continuar con la tarea de modernización por muchos
años, con el mismo vigor que lo ha hecho hoy bajo el liderazgo del presidente Salinas de
Gortari” (Aspe, 1993:208).
La narrativa reformista se reedita a sí misma. La presentación de estos discursos
estratégicos, en las nueve fases mencionadas, podría ser considerada como irrelevante (el
discurso político así es…), a no ser por su reiteración coherente en un ya largo proceso
de 30 años: en retrospectiva, pareciera que cada reforma reinventa al país en una nueva
época de prosperidad. En los momentos de intensificación de reformas, la reinvención
discursiva del país vuelve con fuerza a la escena política y mediática. Esto ha sucedido en
el inicio de gobierno de Enrique Peña Nieto, un nuevo gobierno transformador de mer-
cado. La insistencia e identificación de una necesidad histórica: el nuevo ciclo de trans-
formaciones requiere de otro ciclo con, entre otras, reforma fiscal, energética, financiera
y de la seguridad social verdaderamente, ahora sí, universal, que impulsará el crecimien-
to. Frente al informe del Coneval sobre la pobreza en 2012, el secretario de Hacienda Luis
Videgaray sostuvo el 29 de julio de 2013 que “es ahí donde se inscribe la agenda de
reformas estructurales que, como las de competencia económica y de telecomunicacio-
22 Valencia lomelí
13
El énfasis es propia. La explicación de quiénes: ¿cuáles han sido las evaluaciones de diseño y desempeño
que han llevado a la misma explicación?
Viejas y recientes reformas: Trayectoria de un mismo ciclo 23
les. Los discursos y las contraposiciones fueron numerosos y se llevaron varios meses de
2013 y 2014; el Partido Acción Nacional (pan) se asoció al proyecto de apertura del
sector energético. Uno de los puntos centrales de la narrativa era que se requería moder-
nizar este sector y romper paradigmas; no se trataba de privatizar. “Mienten y quieren
engañar al pueblo quienes con un discurso engañoso desean confundir a la gente”, seña-
laba Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores del pri, en referencia al cues-
tionamiento que hablaba de privatización energética (Román y Urrutia, 2013:1).
El intenso ciclo reformador del nuevo gobierno implicó, en síntesis misma del pre-
sidente, 11 reformas más, con 58 modificaciones constitucionales y 81 cambios a leyes
secundarias.14 Después de la formalización de la reformas, que supuso, con Enrique Peña
Nieto, la firma de un pacto15 y un proceso legislativo de poco menos de dos años,16 llegó
de nuevo la celebración de los logros obtenidos y la reiterada reinvención del país. Al celebrar
el punto culminante del ciclo reformista con la transformación legal energética, la que se
podría llamar la reforma madre del sexenio, Peña Nieto señaló:
Esta nueva legislación representa un cambio histórico que acelerará el crecimiento económico
y el desarrollo de México durante los próximos años […] Gracias a la unidad de propósitos,
en meses superamos décadas de inmovilidad, se han derribado barreras que impedían a
México crecer de manera acelerada y sostenida. Éste es un momento tan simbólico como
trascendente para el país, los mexicanos debemos sentirnos muy orgullosos porque nuestra
democracia ha dado grandes frutos (Presidencia de la República, 2014b).
14
Las reformas fueron las siguientes: laboral (aprobada durante el período de transición), financiera,
hacendaria, de competencia económica, telecomunicaciones y energética, además de la educativa, de la Ley de
amparo y del Código nacional de procedimientos penales, electoral y de transparencia, véase Presidencia de la
República (2014a).
15
Véase al respecto el texto de Alberto Aziz en este mismo libro.
16
La reforma energética se completó con la modificación de 12 leyes y la generación de nueve más, las
llamadas leyes secundarias. Dijo el presidente: “Con la promulgación de las leyes secundarias de la reforma
energética este día culmina la fase legislativa del importante ciclo reformador que iniciamos el 2 de diciembre
de 2012” (Presidencia de la Republica, 2014b).
24 Valencia lomelí
2014 las reformas laboral, financiera, energética y educativa, señaló que México es el
único país de mercado emergente que ha logrado un número de reformas de gran alcan-
ce en un tiempo tan corto y con un amplio apoyo político (Pacto por México), y además
sin que haya sido necesaria una crisis económica o financiera. Para la directora del fmi
estas reformas prometen desencadenar el crecimiento potencial de México (más allá del
débil 2.3 % de los últimos 15 años): “Al embarcarse en esta trayectoria de reformas
estructurales, México se ha atrevido a soñar. Y ahora está experimentando el creativo –y
transformativo– proceso de construcción de una nueva economía más fuerte. Este proce-
so toma tiempo” (fmi, 2014; el énfasis es del autor). Efectivamente, después del magro
desempeño (crecimiento) de la política económica mexicana en los tres decenios de
reformas, en los discursos recientes se ha ido tomando el cuidado de afirmar que los
cambios lograrán sus objetivos en el largo plazo. El mismo José Ángel Gurría, antiguo
reformista mexicano y actualmente secretario general de la ocde, en la presentación del
estudio Perspectivas del desarrollo mundial, el 2 de julio de 2014, destacó que México ha
realizado reformas que le permiten cambiar la tendencia de lento crecimiento hacia “un
nivel superior de crecimiento” que le permitirá converger con el ingreso per cápita de los
países de la ocde en 2050. Un entusiasta Gurría afirmó de manera osada: “No es una
cuestión de optimismo o de pesimismo, es una cuestión objetiva [sic]. Por las reformas
específicamente la tendencia va a cambiar” (Notimex, 2014b). También en medios de
comunicación internacionales, como en otros períodos reformistas mencionados, hubo
fuerte eco de esta narrativa reformista; por ejemplo, para los académicos de Harvard
Pierpaolo Barbieri y Niall Ferguson (2013), en comentario publicado el 26 de diciembre
de 2013 en The Wall Street Journal: “México tiene las perspectivas futuras más brillantes
de la región”.
En la narrativa reformista de Peña Nieto destacan dos conceptos: atrevimiento y
movimiento. Era necesario atreverse a superar obstáculos y viejos paradigmas, y el
gobierno lo consiguió; era imprescindible ponerse en movimiento frente a viejas ideas. El
paradigma central al que alude esta narrativa es el del control estatal del sector energético.
Al resumir y celebrar los cambios, el presidente dijo en el segundo informe:
Había llegado la hora de romper juntos los mitos, paradigmas y todo aquello que había limi-
tado nuestro desarrollo. Era tiempo de construir y conquistar el futuro. Era tiempo de mover a
México […] Ahora, al poner las reformas en acción, sus efectos, resultados y beneficios
comenzarán a verse y sentirse en todo el territorio nacional. Hoy, México ya está en movimiento.
Si algo nos tiene que quedar muy claro es que éste no es el país de antes. Éste es el México que
ya se atrevió a cambiar (Presidencia de la República, 2014b).
17
Las proyecciones del crecimiento para 2014 se fueron reduciendo paulatinamente: la shcp hablaba de
2.7 % en agosto (shcp, 2014:44). El crecimiento anual al tercer trimestre de 2014 fue de apenas 2.2 %.
18
Por ejemplo, para la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (cepal, 2014:52) el crecimien-
to mexicano de 2014 fue de únicamente 2.1 % y el de 2015 de 3.2 %.
26 Valencia lomelí
referencias
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Para ir más allá de la pobreza: Una reforma
macroeconómica del Estado para el desarrollo
Rolando Cordera campos
A manera de introducción
31
32 Cordera campos
En esto, hay que insistir, las reformas propuestas por el Ejecutivo y aprobadas por el
Congreso de la Unión, algunas de ellas sin mayor discusión, siguen sin atender y, al pare-
cer, sin entender lo siguiente: que el mal desempeño económico de largo plazo que ha
registrado la economía mexicana desde la última década del siglo xx no es efecto sólo, ni
principalmente, de un desajuste o distorsión de los mercados nacionales e internaciona-
les, sino el fruto de decisiones políticas y económicas que han hecho caso omiso de otras
“fundamentales”, como la necesidad de inversión física sostenida, cuya expansión depen-
de en el origen de la inversión pública, para el crecimiento a largo plazo; del impulso
derivado de una política industrial dirigida a diversificar y a crear nuevas cadenas pro-
ductivas para apropiarse de la renta externa, así como de poner en el centro de la atención
y acción del Estado la creación masiva de empleo, la superación de la pobreza y el abati-
miento consistente de la desigualdad.
Lo que está hoy en el orden del día del desarrollo económico mexicano es la recon-
figuración de sus funciones objetivo básicas: poner el empleo como objetivo central y
articulador de una estrategia para la expansión destinada a la obtención de metas de
igualdad que impliquen el abatimiento efectivo y pronto de la pobreza.
Es por esto que se habla en esta comunicación de una reforma de la política macro-
económica. Esta reforma debe entenderse como el inicio de una nueva serie de modifica-
ciones en el carácter y propósitos del Estado y sus intervenciones en la vida social, así
como en las propias decisiones económicas en sus diferentes niveles de acción y concre-
ción. Desde luego, sus primeros pasos deben dirigirse a modificar los conceptos y con-
vicciones que han ordenado las decisiones de la política económica general en las últimas
décadas, en especial lo referente a los equilibrios y ecuaciones que han inspirado las
decisiones primordiales en materia de gasto e ingreso públicos, tipo de cambio y orienta-
ción y composición de los mercados de dinero y capitales en el país. Su faro debe ser de
nuevo la promoción de la acumulación de capital, la diversificación y profundización de
la actividad productiva y la constitución de plataformas institucionales y de fomento
productivo que contemplen de manera explícita objetivos de inclusión social, empleo y
abatimiento de la pobreza y las carencias básicas.
Sólo mediante acuerdos amplios y generosos de cooperación entre fuerzas sociales,
grupos productivos y regiones, capaces de combinar la democracia con la movilización
colectiva, será posible redefinir los linderos entre lo público y lo privado sin posponer y,
mucho menos, sacrificar la hora de la igualdad propuesta por la cepal. La clave reside en
montar, ahora bajo los mandatos de la restricción democrática, una conversación virtuo-
sa entre acumulación de capital y distribución de los frutos del crecimiento. Bajo un
entendimiento claro y a fondo de la cuestión social contemporánea, México podrá (re)
conocer al desarrollo como un derecho central y fundamental de una modernidad globa-
lizada en clave democrática.
En los apuntes que siguen, se busca estimular una reflexión sobre lo que genérica-
mente he llamado la idea del desarrollo. Para ello, se ha escogido como guía proponer la
Para ir más allá de la pobreza: una reforma macroeconómica 33
reflexión sobre el desarrollo como tema central de nuestro tiempo, que puede ser un
aporte a los debates abiertos por la crisis.
De hacerlo se podría, por ejemplo, reconstruir una imagen novedosa de la trayectoria
histórica del desarrollo para calibrar su edad y tiempos, su ritmo de difusión espacial y
los cambios epocales que trajo consigo con indudable celeridad en la segunda mitad del
siglo xx, a través de los “treinta gloriosos” del crecimiento sostenido, que arrancaran con
la reconstrucción de la segunda posguerra, así como del conflicto estructural planteado
desde el sur y activado planetariamente por las sucesivas guerras petroleras de los años
setenta y primeros ochenta del siglo xx, para seguir con la “estanflación”, que asolara a
los países avanzados, y la irrupción del momento neoliberal, que habría de desplegarse
en una avasalladora revolución de los ricos hasta la gran crisis global del presente.
Examinado como fenómeno histórico de no tan larga duración, del mismo modo
como debe entenderse el subdesarrollo, apenas “descubierto” en los años cincuenta del
siglo pasado, según apreciación del gran pensador brasileño Celso Furtado (1962), el
desarrollo reclama hoy de nuevos y más precisos adjetivos y objetivos, algunos de los
cuales lo acompañaron de modo explícito desde que en los foros de las Naciones Unidas
empezó a hablarse y reconocerse al desarrollo como un derecho de los pueblos, las nacio-
nes y los Estados, cuya membresía se multiplicó precisamente en ese período. En parti-
cular, desde la perspectiva abierta por la crisis presente, sobre todo si se ve a partir de lo
que ocurre en algunos de los países “periféricos del Centro”, se puede afirmar que poner
a la justicia social en el centro de las agendas para la recuperación económica no es una
opción académica más.
del presente. De otra forma, se asuma o no tal necesidad, el presente continuo del globa-
lismo deviene ominoso estancamiento y la recesión se apodera no sólo de la producción
o el empleo, sino del conjunto de la vida social y, en especial, de la democracia, la cultu-
ra y el pensamiento sobre la sociedad.
Por qué y cómo unas naciones fallan y otras no. Por qué unas naciones se enriquecen
y otras se mantienen sometidas a los círculos viciosos de la pobreza. Cómo y en qué
condiciones las élites gobernantes deciden hacer un giro en sus políticas y estrategias, en
la ortodoxia que suele acompañarlas y tranquilizarlas, para arriesgarse y acometer tareas
que en su despliegue son portadoras de cambios sociales y aún políticos y del poder para
el desarrollo. Son cuestiones que dan voz, hasta hacerles eco, a las proclamas por otro
desarrollo y el altermundismo que ahora se empatan con los reclamos de la indignación
juvenil y el rechazo activo a las cúpulas de Wall Street. Estos reclamos llevan también a
admitir la necesidad de cambiar los términos y criterios de la política económica, de la
función objetivo que organiza las decisiones primordiales en materia económica y social,
es decir, la macroeconomía y sus paradigmas maestros.
El globalismo se tornó sentido común al calor del gran cambio del mundo que
irrumpió con la globalización de fin de siglo y el fin del régimen bipolar de la Guerra Fría.
A pesar de las conmociones y turbulencias recientes, y de las que acompañaron desde el
inicio la implantación de este nuevo credo sobre el mundo y la especie, este sentido
común fue construido y es reconstruido en y desde las esferas mediáticas y los centros
dominantes de pensamiento y formación de opinión, generalmente vinculados al poder
constituido y los poderes de hecho.
Tan sólo por este contexto, su génesis y evolución hasta la fecha, a través y a pesar
de la gran recesión y su impacto demoledor sobre la sabiduría convencional, el globalis-
mo como fórmula ideológica, como weltanschauung, no admite ni se presta fácilmente a
deliberar sobre el surgimiento o la necesidad y legitimidad de nuevas ideas sobre el
gobierno del Estado y la economía.
De aquí la subordinación a la que se somete a la macroeconomía desde la microeco-
nomía y desde uno de sus pilares fundamentales, la política monetaria, para desde ahí
marginar o someter a su dictadura a la política social, en especial cuando ésta trae consi-
go mensajes y propuestas de redistribución del ingreso, la riqueza y el poder.
Así, la visión asociada al globalismo conforma una poderosa serie de trincheras
contra estas ideas renovadoras y su conversión en paradigmas alternativos; también se
sirve de revisiones y renovaciones cosméticas del pensamiento y las corrientes principa-
les, cuya reproducción no es lineal sino que se da por medio de las casamatas institucio-
nales e ideológicas, a través de las cuales tienen lugar el conflicto social y clasista y la
confrontación política permanente que es propia de las sociedades complejas.“Los cam-
bios paradigmáticos en la economía no siempre resultan de planteamientos que perfec-
cionen la formulación anterior o que den una mejor explicación del comportamiento de
ciertos fenómenos humanos. Invariablemente ofrecen verdades, anhelos sociales e indi-
36 Cordera campos
El Estado en el desarrollo
Un marco de referencia para imaginar, diseñar y evaluar sendas políticas como las suge-
ridas debe partir de la economía política del desarrollo, y asumir que en toda discusión
sobre el desarrollo y sus perspectivas hay una economía política y una historia nacional
peculiares que no se pueden desdeñar ni subsumirse indiferenciadamente en una historia
mundial homogénea o sobredeterminante.
El desarrollo, visto como un proceso de cambio social, político y económico, requiere
de un correcto funcionamiento de las instituciones, pero también implica una reestructu-
ración básica de valores y actitudes. Así mismo, los bloqueos y diques estructurales para
dicho cambio pueden encararse, como se ha dicho, desde una plataforma activista de
diseños y estrategias que rompan la estabilidad negativa fruto de esos bloqueos, para des-
embocar en diferentes constelaciones institucionales capaces de dar cauce y acumular las
energías desatadas por el cambio económico y social y las políticas destinadas a ello.
El desarrollo moderno, en especial el que arranca con el fin de la segunda guerra,
pronto se desplegó en un proceso institucional y político complejo y diverso pero que
38 Cordera campos
Un repaso memorioso
La idea del desarrollo como progreso, como “estar al día”, es tan vieja como la moderni-
dad, forma parte no sólo del pensamiento clásico de las ciencias sociales, sino de la
experiencia política internacional de los dos últimos siglos. Sin embargo, la preocupación
por este proceso central de la modernidad se volvió universal y estratégica hasta la segun-
da mitad del siglo xx.
Fue en la segunda guerra cuando el mundo topó con un gran punto de inflexión,
luego de la catástrofe económica de la Gran Depresión y el ascenso de los fascismos. En
más de un sentido, se trató de la primera gran vivencia masiva de la globalización, al
poner en contacto a hombres de todas las latitudes, e introducir a poblaciones enteras de
las regiones atrasadas en lo que hoy llamaríamos la modernidad, condensada entonces en
la organización vertical y racional de los ejércitos y la enorme capacidad de destrucción
de las armas en uso. Cierto es que esto se hizo a través de la destrucción más violenta
imaginable, pero sus lecciones fueron asimiladas por las élites emergentes y en formación
en los territorios todavía coloniales y en América Latina, y desde luego en India y China.
Así, el derecho al desarrollo empezó a plantearse como un reclamo universal, y la
autonomía de los Estados y la soberanía de las naciones como componentes indisolubles
del nuevo orden. Como paradigmas reinaban el pleno empleo y la protección social, que
resumían la respuesta política de las sociedades a la terrible experiencia del desempleo y
la penuria de la Gran Depresión; su derivado obligado fue la premisa de que el crecimien-
to económico sostenido era la ruta por excelencia para arribar a plataformas de progreso
que se concretaban en los Estados de bienestar.
Para ir más allá de la pobreza: una reforma macroeconómica 39
Con las convulsiones de fines del siglo xx, resumidas en la implosión del comunismo
soviético y la globalización de las finanzas y, en menor medida, de la producción y el
comercio, sobrevino un radical cambio paradigmático. En lugar de pleno empleo y pro-
tección social, se impuso la lucha contra la inflación, la búsqueda de la estabilidad finan-
ciera y la reducción de los compromisos del Estado con el bienestar y la justicia social.
En varios países, como México, las nociones de ajuste externo, pago de la deuda
externa, revisiones –y reversiones– de sus Estados, se volvieron criterios y políticas cen-
trales en consonancia con lo que se llamó el Consenso de Washington. Se dio así una
contrarreforma macroeconómica del Estado. Más que un desarrollo “esquivo”, como el
experimentado en la década de 1970 con sus oscilaciones y rupturas y la “estanflación”,
lo que el mundo empezó a vivir en las dos últimas décadas del siglo xx fue un extravío
en términos de aquellos valores y criterios que dieron lugar a la gran gesta del desarrollo
como derecho y cambio social.
Con su catálogo de recomendaciones destinadas a “volver a lo básico”, el Consenso
pretendió redefinir el perfil global del mundo y asegurar la implantación de un nuevo
orden mundial. La visión de una economía de mercado irrestricta por su eficiencia sus-
tenta la propuesta, que se pretende universal y racional, de reducir al Estado a su mínimo,
hasta volverlo una entidad puramente instrumental.
Se fue tan lejos en la carrera por “corregir” lo que se tenían como excesos y adiposi-
dades del Estado y sus tareas, en la revisión de ideas y proyectos, que incluso se pretendió
desaparecer del mapa de las prioridades internacionales la idea misma del desarrollo. Así,
el derecho al desarrollo fue sometido a las exigencias del mercado y las finanzas, inter-
pretadas arbitrariamente desde el poder internacional. El resultado está a la vista.
De una globalización económica y financiera vista como portento, se asiste hoy a una
brutal y costosa constatación: el así llamado pensamiento único, con su postulación de la
eficiencia de los mercados y su imbatible eficacia para autorregularse, no sólo estaba
equivocado en sus premisas fundamentales, sino que ha llevado a una crisis de enorme
profundidad cuyos efectos son aún imprevisibles para los tejidos económicos y sociales.
40 Cordera campos
un nuevo curso de desarrollo, que abra cauces para un proyecto de inclusión social y de
consolidación democrática.
La reforma del Estado que la época reclama para encaminarse a un cambio funda-
mental debe tener como eje maestro una reforma social del propio Estado. No puede
reducirse a satisfacer demandas específicas de cambios en el uso de los recursos o la
conformación institucional; para ser un componente y un catalizador de una efectiva y
radical “reforma de las reformas” del Estado, debe centrarse en la reconstrucción de los
tejidos y procesos sociales básicos, lo cual implica, a su vez, una redistribución del poder,
un reacomodo radical de las relaciones y pesos entre las esferas de la economía y su
comando en la asignación de los recursos y la distribución de los ingresos y la riqueza.
También, sin duda, en la esfera del poder político y administrativo y en la propia división
del trabajo dentro del Estado.
Cambio de rumbo
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Grandes expectativas, pobres resultados: El regreso
del pri y el mito de las reformas
Introducción
H ay tres supuestos sobre los que se puede analizar el problema del regreso del Partido
Revolucionario Institucional (pri) y las reformas: la necesidad de recuperar capaci-
dad de regulación del Estado mexicano para hacer gobernable al país; la reconfiguración
del presidencialismo para establecer a un ejecutivo con capacidades de gobernar median-
te pactos, un partido disciplinado y una coalición reformista, y gobernar sin mayoría a
través de un pacto político. Algunos supuestos de este planteamiento son:
• El regreso del pri se da entre la tensión que generan las inercias del viejo régimen y
las nuevas tendencias del pluralismo, con un sistema de gobiernos divididos sin
mayoría y sin la pieza para resolver la formación de mayorías.
• La presidencia de Enrique Peña Nieto (epn) está orientada a una “represidencializa-
ción” del Poder Ejecutivo, que tiene como objetivo recuperar las palancas de gober-
nabilidad que se perdieron por la alternancia y los gobiernos divididos, mediante los
instrumentos del Pacto por México, la reforma fiscal, la recuperación de espacios
capturados, la disciplina de los gobernadores y la centralización del gasto (por ejem-
plo, la nómina de los maestros y el gasto social).
• El Estado mexicano ha perdido capacidades de regulación y control, de legitimidad
y del monopolio del uso de la fuerza; el regreso del pri está orientado a una perma-
nencia en el poder que pasa por esta recuperación de capacidades. Lo que no se sabe
todavía es qué balance habrá entre un proceso para fortalecer al Estado y otro que
47
48 Aziz nassif
El primer año de gobierno de epn pasó por diferentes fases: la luna de miel en donde
se anuncia el Pacto por México y se hacen las dos primeras reformas, la educativa y la de
telecomunicaciones, período que va de la toma de posesión al primer período ordinario
de sesiones del Congreso. Luego viene el intermedio electoral, en donde la competencia
por los comicios locales impone su dinámica y quedan entre paréntesis las reformas. Una
vez terminada la competencia, se inicia un período extraordinario donde se aprueban dos
de tres leyes secundarias de la reforma educativa en medio del movimiento magisterial de
la cnte, que asfixió a la ciudad de México con la bandera de tirar la reforma. El último
período se inicia con el primer informe de gobierno, cuyo mensaje político se mantiene
dentro de un ambiente controlado y con un discurso más cercano al spot publicitario que
a un reconocimiento de logros y dificultades. En esta última fase se aprueba el paquete
económico y la nueva miscelánea fiscal, así como la reforma energética, que divide a los
integrantes del pacto y anuncia su fin.
Para 2014 quedan pendientes las leyes secundarias en materia de telecomunicacio-
nes, la reforma político-electoral y la reforma energética. La estrategia pactista tuvo como
objetivo fundamental sacar adelante todas las reformas constitucionales en este primer
año de gobierno, fijar nuevas reglas y hacer los reacomodos necesarios para desplegar un
gobierno de resultados en los siguientes años. La idea de sacar adelante lo que ha queda-
do pendiente en los últimos 15 años ha generado un congestionamiento de iniciativas en
el Congreso. La estrategia deja adversarios importantes, el reacomodo de los intereses no
ha concluido y el escenario muestra resistencias, desencanto y desgaste. En los últimos
días de 2013 se vio el fin del Pacto por México.
El objetivo de recuperar capacidades regulatorias para el Estado mexicano se ha
enfrentado a fuertes resistencias empresariales, sindicales y de los grupos del crimen
organizado. Algunas de las reformas han encontrado un contexto adverso, como el hecho
de subir impuestos en medio de una caída del crecimiento económico. En la reforma en
telecomunicaciones está todo por definirse en las leyes secundarias, es una batalla que
todavía no tiene desenlace. Se hizo un primer intento para pasar un proyecto que regula
a las empresas de telecomunicaciones y deja a las televisoras con una serie de privilegios.
Un proyecto que fue rechazado por un sector del pan y del prd, y se formó un Frente por
la Comunicación Democrática para luchar contra la censura de internet, el vacío de los
medios públicos y el intento de subordinar el Instituto Federal de Telecomunicaciones
(ift) al gobierno federal.
Para poner a prueba estos supuestos voy a desarrollar algunas de las piezas más rele-
vantes de este rompecabezas que se está armando y que hoy es todavía un proceso inaca-
bado. Comienzo con el inicio del gobierno, la recomposición de la presidencia, la
coalición reformadora que se formó en el Pacto por México y el contraste entre las per-
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 49
cepciones externas y las internas sobre el desempeño presidencial. En una segunda parte
hago un acercamiento a algunas de las reformas, como la de telecomunicaciones y radio-
difusión, la político-electoral, el paquete de la reforma energética y los cambios fiscales.
Una última parte toca dos temas muy importantes: el conflicto de Michoacán, la insegu-
ridad y el miedo de los ciudadanos, y por otra parte los derechos humanos y las evalua-
ciones negativas que hacen algunos organismos internacionales. Al final se hacen algunas
reflexiones. No sigo una secuencia cronológica, sino analítica.
Este primer acercamiento al regreso del pri se hace desde la temporalidad que impli-
ca analizar acontecimientos que han tenido lugar durante los primeros 17 meses del
gobierno de Peña Nieto, es decir, se trata de un período que representa apenas 23.6 por
ciento, poco menos de la cuarta parte del sexenio. Puede ser que en este tiempo ya se
hayan fijado las marcas más importantes de este gobierno, lo cual es discutible. De lo que
se puede tener más certeza es de que en esta fase se hicieron las principales apuestas
legislativas del sexenio mediante una coalición temporal de partidos; se mostraron las
posibilidades y, sobre todo, las limitaciones de un gobierno del pri. Con estas certezas se
tratará de perfilar algunos de los rasgos del nuevo modelo de sistema político que se
desarrolla en el país con esta administración.
El arranque sexenal
El inicio de un sexenio abrió fuertes reacomodos de poder. No sólo por los cambios de
partido gobernante y de equipo y los nuevos proyectos para el desarrollo del país, sino
por la escenografía que se montó en diciembre de 2012: discursos, gestos, imágenes,
buenos propósitos y, como la cereza del pastel, un pacto político con los partidos de
oposición. Aquel ya lejano 1 de diciembre la alta política y la protesta en la calle tuvieron
un grave desencuentro.
Enrique Peña Nieto (epn) llegó con prisa para demostrar que sería un gobernante efi-
ciente. Con la propuesta de sus 13 nuevos mandamientos iniciales intentó reconstruir la
imagen del pri que se fue en el año 2000. La mayor parte de las ofertas presidenciales, las
decisiones que anunció el 1 de diciembre de 2012, implicaban recursos importantes.
Las decisiones fueron: austeridad, cero déficit, estabilidad y un crecimiento bajo de la eco-
nomía, que se calculó en 3.5 por ciento para 2013, pero en realidad sólo llegó a 1.3 por
ciento. Se anunció que el ejército seguiría en labores de seguridad, es decir, en las calles.
La nota la dio el Pacto por México, como la carta a los reyes magos, que se firmó el
2 de diciembre de 2012 entre cuarto personas: epn y los presidentes del pri, pan y prd.
Para el pri, partido en el poder, la sincronía de propuestas entre partido y gobierno estaba
alineada; en el pan el pacto se convirtió en la moneda de disputa entre los dos grupos que
buscan el control del partido. En el caso del prd, la lucha también por el control, además
de la división de la izquierda entre prd y Morena, generó críticas internas.
50 Aziz nassif
El pacto fue una suma de agendas que cubren una parte importante de los pendien-
tes legislativos. Se trata de 95 compromisos en cinco grandes apartados (sociedad de
derechos; economía, empleo y competitividad; seguridad y justicia; transparencia, rendi-
ción de cuentas y combate a la corrupción; gobernabilidad democrática). En cada parte
había compromisos de reformas, cumplimiento de leyes y algunas fechas generales.1
El tema de fondo del regreso del pri es si la recuperación del Estado tiene viabilidad,
no sólo para hacer gobernable esta democracia vulnerada que se tiene, sino para que las
expectativas de cambio puedan ser una realidad y un contrapeso al México capturado de
la continuidad. En los términos del discurso de Peña Nieto el problema se puede plantear
de la siguiente forma: para tener un gobierno eficiente se necesita gobernar los poderes
fácticos, porque de continuar la captura y los privilegios el Estado estará sometido a inte-
reses particulares.
La recomposición de la presidencia
Tres definiciones significaron reacomodos conflictivos para acotar poderes fácticos: pri-
mero, la reforma educativa para reordenar el campo de la educación, porque el proyecto
anunció un conflicto con el sindicato magisterial. Segundo, la oferta de una reforma en
las telecomunicaciones y la radiodifusión, además de las dos nuevas cadenas de televi-
sión, prefiguró un reacomodo con los poderosos en estos campos. ¿Será el presidente más
televisivo el que pueda empezar a reordenar el espacio mediático? Tercero, el ordena-
miento de los gobiernos locales que en muchos casos se han convertido en señoríos
feudales. ¿Un presidente del pri pondrá en orden a los gobernadores?
Las promesas tendrían que pasar por laberintos de negociación con el Poder
Legislativo, para empezar, con el marco presupuestal de los proyectos, luego vendría la
implementación y los detalles y, sobre todo, las luchas de poder que suponen reordenar la
vida pública. Es el país de las promesas sexenales. El inicio del nuevo sexenio y el regreso
del pri con Peña Nieto en la presidencia lograron en los primeros días empezar a posicionar
a un gobierno que planteó cambios. Algo que el pan nunca entendió es que se necesita
elaborar un discurso y construir un consenso para hacer pactos que lleven a proyectos y a
iniciativas de ley. Eso lo hizo el pri a su regreso. Había tanta necesidad de cambios que el
aplauso sobre el Pacto por México formó un coro de opiniones favorables. Peña Nieto vivió
una luna de miel política con la oposición y el Congreso. Los proyectos empezaron a fluir:
primero la reforma educativa (evaluación y plazas por méritos) y después una nueva estra-
tegia de seguridad (planeación, prevención del delito y protección de derechos humanos).
1
En el período de transición entre los dos gobiernos, se cocinó un acuerdo general –el Pacto por México–
para cambiar la dinámica de confrontación. Sin el conjunto de compromisos que contiene este acuerdo, el
regreso del pri a Los Pinos sería una repetición de lo que han sido los gobiernos divididos desde 1997: una
complicada rebatinga de intereses y una parálisis legislativa.
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 51
Los resultados electorales de 2012 dejaron un dato importante: el partido que ganó
la presidencia no se llevó la mayoría en el Congreso de la Unión. Ésa fue la condición que
llevó a la clase política a imaginar un escenario de negociación y acuerdos para enfrentar
los problemas más importantes del país. El pacto abrió un campo de disputa de intereses.
En la mesa de negociación de la agenda del primer semestre de 2013 estuvo la reforma
educativa y las telecomunicaciones; en el segundo semestre vino el paquete económico,
la reforma fiscal, la reforma energética y la reforma político-electoral.
Después de la intensa etapa de reformas constitucionales, en donde los consensos en
el Congreso de la Unión parecían circular por una gran carretera, el primer período ordi-
nario de 2014 fue como abandonar los buenos caminos y entrar a una brecha polvosa y
cuesta arriba. Este paso no se debió a un cambio de humor, sino a una racionalidad dife-
rente, un cálculo en donde el Pacto por México necesitaba de un gran consenso para
modificar la Constitución, pero no las leyes secundarias. Además, como dijo un periodista,
Peña Nieto aprendió después de su primer año que la “calle ladra pero no muerde”
(Zepeda, 2014); es decir, que ante el proyecto que más le interesa, la reforma energética,
no necesita a la izquierda porque con cerrarle el ojo a la derecha panista tiene los votos
necesarios. El recurso de la protesta se desgasta, citar a Lázaro Cárdenas para parchar un
proyecto completamente diferente al que impulsó el general resulta bastante incómodo, así
que mejor recurrir a los aliados cercanos: pan y pri de nuevo, como ha sido desde 1988.
Una de las mayores preocupaciones de Enrique Peña Nieto, desde su campaña, ha
sido lograr una presidencia fuerte. Se trata de la reconstrucción de la presidencia median-
te una estrategia de “represidencializar” al Poder Ejecutivo.
La primera prueba del nuevo consenso gobernante fue la reforma para la educación,
que se aprobó sin mayores dificultades, pero lo más espectacular de esa voluntad de
recuperar la rectoría del Estado en la materia fue la detención de la poderosa líder de los
maestros, Elba Esther Gordillo, a quien rápidamente se le dictó auto de formal prisión.
La detención generó una amplia aprobación social. Que vaya a la cárcel un personaje que
ha abusado de su poder, que se enriqueció de forma ilícita, además de su prepotencia,
exhibición de lujo y manejos turbios de millones de pesos, no puede menos que generar
aplauso. Sin embargo, el problema de fondo persiste: un modelo de hacer política, de
convertirse en un poder fáctico y de violentar las reglas del derecho, de la ética y de la
democracia, que permanece. Quitan la pieza, pero la maquinaria sigue igual.
El cambio de partido en Los Pinos hizo evidente que las alianzas de los gobiernos
panistas con las dirigencias sindicales corporativas, como los maestros o los petroleros,
obedecían a una creencia no comprobada de que para llevar la fiesta en paz se tenían que
hacer una serie de concesiones que para los gobiernos priistas no eran necesarias. Esa
creencia o temor panista desapareció con el partido tricolor de nuevo en Los Pinos.2
2
Al regresar el pri al poder, “el presidente Enrique Peña Nieto inauguró su gobierno con dos decisiones
importantes en el sector educativo: la instauración de un servicio profesional docente para los maestros de
52 Aziz nassif
La reforma “educativa” cargó las tintas en la parte laboral y el resto de las piezas del
modelo educativo no aparecen todavía. Algunos especialistas, como Manuel Gil, hablan
de lo que podría ser un problema de enfoque, con la metáfora de un autobús viejo y
destartalado que va por un camino sinuoso, y lo que hace la reforma es un intento para
capacitar al chofer, pero el resto no se toca. La otra pieza es un reordenamiento adminis-
trativo. Se hizo un censo de escuelas, maestros y alumnos de educación básica y especial
(Inegi), y el resultado deja un panorama terrible que debería dar vergüenza a los funcio-
narios, líderes sindicales y legisladores. Miles de maestros con licencia sindical para
dedicar su tiempo a otras actividades que no tienen nada que ver con la enseñanza; miles
y miles de escuelas en ruinas, mientras grandes cantidades del gasto público se siguen
dilapidando. ¿Cómo es posible que haya en el país más de 36 mil escuelas sin agua, más
de 20 mil sin baño, más de 18 mil sin luz, más de 123 mil sin internet? Esa precariedad
se da en medio del lujo de legisladores y partidos. Quizá con un año del financiamiento
público de los partidos se puedan arreglar esas miles y miles de escuelas. Quizá sin
“moches”, sin fraudes como el de Oceanografía,3 con un mes de gasto publicitario de los
gobernadores, hace años que se hubieran podido reparar esas escuelas.
Por otra parte, las comparaciones con otros sexenios muestran similitudes, por eso
se habla de quinazo y se quiere establecer la semejanza con el gordillazo. ¿La ley o una
pequeña selección de villanos indefendibles? ¿La pieza o la maquinaria? El presidente
durante el autoritarismo mexicano funcionaba como el poder con mayúsculas y el árbitro
de los intereses; poco a poco se convirtió en un poder minoritario con menos capacida-
des. En la redistribución del poder que trajo la alternancia, el presidente se quedó sin
algunas palancas que le permitían ser el árbitro y pasó a ser uno más de los tres poderes
y uno más de los niveles de gobierno. Sin mayoría en el Congreso, sin un partido disci-
plinado y sin la mayor parte de los puestos de representación popular (legisladores,
gobernadores, alcaldes), el presidente navegó entre muchos contrapesos e inercias. En
este contexto se puede entender el proyecto de Peña Nieto para rehacer, en la medida de
lo posible, ese lugar privilegiado.
En esta recomposición de poder el discurso presidencial indicaba que se afectarían
intereses fácticos y se aplicarían todos los recursos del Estado para recuperar espacios
perdidos. El partido en el gobierno sería otra vez un instrumento del Ejecutivo, una
maquinaria electoral reforzada para el clientelismo, con todo y su “cruzada contra el
hambre”. Una de las claves era mantener una estrecha cercanía entre poderes Ejecutivo y
Legislativo.
educación básica y media superior y el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, presidenta del snte. De un
lado, llega a su fin una larga etapa en la historia de los maestros de educación básica, la era de los trabajadores
de la educación, y comienza la de los profesionales de la educación. Del otro lado, termina el cacicazgo más
prolongado en la historia del snte” (Arnaut, 2013:19).
3
Oceanografía es una empresa contratista de Pemex que hizo un fraude a Banamex por 400 millones de
dólares.
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 53
igualdad, mejor Estado de derecho, mayor bienestar y seguridad. Uno de los indicado-
res del desgaste en la credibilidad presidencial tiene que ver con una sociedad más
exigente, sobre todo en términos de resultados. La aprobación alta ha desaparecido,
ahora Peña Nieto está por debajo de 50 por ciento de opiniones positivas sobre su
desempeño.4
El Pacto por México no fue un bloque homogéneo, sino una serie de procesos políticos
de negociación. Esta coalición que funcionó durante el primer año del sexenio de Peña
Nieto, atravesó por diversas crisis en donde se puso a prueba. La exigencia de la oposi-
ción del pan y del prd para establecer prioridades mantuvo al gobierno sentado en la mesa
de negociaciones. Los integrantes de esta alianza asumieron diferentes riesgos, ganancias
o pérdidas. Uno de los resultados fue el debate sobre el balance de quién ganó y a qué
precio y quién ganó menos. Por ejemplo, en un momento se llegó a tener la imagen de
que la oposición se había evaporado y se encontraba enganchada en el tren del gobierno
peñista. El pan reclamó que muchas de las reformas formaban parte de su agenda y tenían
el “dna” panista, como solía decir su presidente nacional. Esta idea se pudo ver con mayor
claridad en la reforma energética, en donde ganó el proyecto más aperturista, la propues-
ta de Acción Nacional, que el gobierno apoyó de forma amplia cuando ya no tuvo que
negociar con la izquierda. De la misma forma, la izquierda sacó adelante varios temas de
su agenda fiscal con los que el pan no estuvo de acuerdo. Como ha sucedido en muchas
ocasiones el pri jugó algunas cartas con la izquierda y otras con la derecha. En esta fase
los consensos del pacto ya habían empezado a fracturarse.
De cualquier forma, durante 2013 se hizo costumbre para la clase política vivir den-
tro del Pacto por México como el espacio más importante de negociación. A nadie le
convenía quedar fuera de ese acuerdo o, para decirlo de otra forma, era más costoso estar
fuera que dentro y, por esa razón, el famoso pacto se convirtió en una buena estrategia
para que la oposición pudiera presionar al gobierno. Pero también se volvió una de las
piezas importantes de la legitimidad gubernamental, sobre todo por la percepción de que
era posible superar la larga etapa de parálisis legislativa.
4
Según Consulta Mitofsky, a finales de febrero de 2014 la aprobación fue de 47.6 por ciento, con lo que
se completaron tres trimestres con baja en la aprobación (Consulta Mitofsky, 2014). gea-isa en abril de 2014
estableció que 52 por ciento desaprueba la gestión de epn, y que 57 por ciento está en contra de la reforma
fiscal, así como 51 por ciento considera que la situación económica es mala (Camacho, 2014). Por su parte, el
diario Reforma indicó a principios de abril que la aprobación se ubica en 48 por ciento y que la recaptura del
“Chapo” Guzmán es uno de los puntos que más favorecen la imagen presidencial (Regeneración, 2014). En la
medición de Reforma se distingue entre ciudadanos y líderes y la desaprobación de los primeros es de 48 por
ciento, mientras que en los segundos es de 53 por ciento.
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 55
Una de las crisis del pacto se tuvo con la cercanía de varias elecciones locales en
donde la oposición pudo forzar al gobierno a una serie de compromisos, un addendum
que se sumó a los acuerdos del pacto, y que en realidad tuvo más un papel simbólico que
real. Resultaba poco creíble y poco viable la salida de querer blindar los programas socia-
les con los que los partidos gobernantes en los diferentes niveles consiguen el voto de sus
clientelas. Es muy complicado que las transferencias condicionadas no sean una ventana
de oportunidades para ejercer el clientelismo. El único mecanismo que realmente serviría
para proteger a la política social del fuego de los comicios es mediante un cambio en el
enfoque: pasar de la focalización de los programas a mecanismos universales. Ello signi-
ficaría transitar de la percepción de que el programa “lo da” el gobierno y el beneficiario
tiene que “mostrar su lealtad” con el apoyo político, a la visión de derechos que no impli-
ca pago a lealtades. Cuántas veces se ha escuchado eso de blindar los programas sociales
y muchas organizaciones se han empeñado en hacerlo sin conseguirlo. Cada elección es
lo mismo: la manipulación de personas necesitadas que son incorporadas o excluidas, y
todo depende de quién esté en el gobierno. Todos los partidos ponen en operación lógicas
clientelares, pero sólo algunos casos llegan a escándalos, como sucedió en 2013 en
Veracruz, pero el modelo se ha generalizado en el país. Sin duda, uno de los compromisos
que le faltaron al Pacto por México fue el de un cambio de modelo de la política social y
económica, cuya mayor responsabilidad está en la izquierda, que firmó los compromisos,
pero no incorporó gran parte de lo que debe ser su agenda sobre la desigualdad, el tra-
bajo y el salario, puntos sustantivos para cualquier partido de izquierda.
Durante 2013 se hicieron diversos balances, algunos hablaron del vaso medio lleno,
otros del vaso medio vacío. Los optimistas decían que el país estaba en la ruta correcta y
que las reformas importantes estaban saliendo, como la educativa y la de telecomunica-
ciones. Pero los pesimistas decían que faltaban cambios importantes, como la iniciativa
en contra de la corrupción, limitar el fuero de los legisladores y gobernantes, regular el
desastre del gasto en los estados y un largo etcétera. De cualquier forma, para los que
cantaron victoria anticipadamente, solo con las reformas constitucionales, había una pos-
tura realista que nunca dejó de lado el hecho de que faltaban piezas estratégicas, las leyes
secundarias, que pondrán en operación las reformas y delimitarán sus alcances reales.
Para entender de mejor modo la coalición política de los partidos que negociaron las
reformas se puede revisar en qué situación se encuentran. Es fácil decir que el pri se está
volviendo un partido de Estado, o que regresa a su perfil de antes de la transición, porque
así nació y no ha cambiado. También es sencillo afirmar que todo lo que sucede con las
reformas y los cambios legislativos es puro cuento y que todo seguirá como antes, la tesis
del gatopardismo. Otro punto de vista es entender que las fuerzas se mueven y los inte-
reses pueden jugar con nuevas reglas, si es que se logran sacar adelante leyes secundarias
con perfil democrático, lo cual abre diversas posibilidades.
Es cierto que si se ve al pri y al gobierno de Peña Nieto desde dentro, lo que se encuen-
tra es una dinámica similar a la que existía antes de la alternancia. El pri vivió los dos
56 Aziz nassif
sexenios panistas como una suerte de estado anormal; en el año 2000 pasó de una divi-
sión a la derrota y posteriormente inició una recuperación de puestos en las elecciones
locales. En 2006 se desmoronó hasta el tercer lugar, ante la polarización entre prd y pan,
pero de nuevo regresó hasta llegar a Los Pinos en 2012. Es la reconstrucción de una
maquinaria eficaz para conseguir votos, vía clientelas y amarres en los tejidos sociales,
una organización que supera a sus contrincantes. Disciplina, verticalidad y pragmatismo
son tres de sus características. Peña Nieto, como presidente de la República, encabeza los
festejos del 4 de marzo como en los viejos tiempos. La “sana distancia” se sustituyó por
la “sana cercanía”. El pri no se hace bolas, como sucede con los partidos de oposición,
sabe que el vector de mando está en Los Pinos y ésa es su jerarquía de poder.
No se puede entender el pri hoy sin el gobierno de Peña Nieto. El partido es la maqui-
naria para conseguir los votos y los puestos de elección, pero la estrategia, la agenda y la
negociación se deciden desde Los Pinos. Ésa es una de las reglas más importantes, es decir,
en cada sexenio el partido se amolda a los tiempos que marca su jefe político, el presiden-
te. El pri organiza, consigue votos, representa intereses, pero es una pieza en el tablero del
Ejecutivo. El gobierno gasta para mantener sus votos y clientelas y hace reformas.
El gobierno de Peña Nieto tuvo su gran momento mediático con la captura de
Joaquín Guzmán, “el Chapo”, y mostró la eficiencia que los dos presidentes anteriores no
tuvieron. Ya se sabe que un capo más en la cárcel no significa una mejor estrategia. A
partir de 2014 Peña Nieto se tuvo que dedicar a la crisis de seguridad en Michoacán,
apoyándose en los grupos de autodefensas para combatir los intereses del grupo criminal
Los Caballeros Templarios, que controlaba ese estado.
La maquinaria del pri y el gobierno de Peña Nieto son compatibles con los reacomodos
de poder. El pri es una mixtura que se mueve entre las inercias del pasado y los cambios
actuales. Sería complicado afirmar hoy que el poder del pri es el poder del Estado mexica-
no, como lo fue hace unas décadas. Se supone que la diferencia es que ahora existen con-
trapesos, división de poderes y un juego de competencia política que dificulta tener un
partido de Estado. Ya se sabe que el pri pierde elecciones y se puede ir al fondo de las
preferencias, como en 2006. El pri va a hacer todo lo posible por quedarse un largo tiempo
en el poder presidencial, pero eso dependerá de muchos factores que no controla el partido
ni el presidente, como la marcha de la economía, la fuerza o debilidad de la oposición y los
contrapesos de la sociedad. No se está en un régimen de partido de Estado, pero desde el
año 2000 se tiene un sistema competitivo sin alternancia de proyectos de país.
La otra cara del campo de partidos en México apunta hacia la oposición. Las noticias
son preocupantes cuando se mira a la derecha y a la izquierda, no sólo porque atraviesan
por complicados procesos internos y se han debilitado en el imaginario como opciones
frente al pri sino, sobre todo, porque hoy por hoy ya no representan necesariamente la
aspiración para tener mejores gobiernos.
De forma emblemática, la derecha panista no sólo se fue al tercer lugar en 2012, por
un funesto y peligroso gobierno que dejó al país sembrado de muerte e inseguridad, sino
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 57
que ahora salen a la luz expedientes que establecen signos de corrupción y de incapaci-
dad que tuvieron los gobiernos panistas, como el de Oceanografía en Pemex o el caso de
los “moches” entre legisladores y presidentes municipales. Dijeron que habían liquidado
a capos que siguieron vivos, como el caso del “Chayo”, recientemente abatido; no atrapa-
ron al más buscado, “el Chapo”.
Las ofertas de cambio y de reforma del panismo quedaron en el olvido, se acomoda-
ron a los poderes fácticos y los ayudaron a crecer sin regulación y con alianzas de conve-
niencia que resultaron muy caras al país, como la consumada con Elba Esther Gordillo
en educación, donde el atraso y la tolerancia hacia un liderazgo magisterial corrupto
fueron emblema, o la practicada con Romero Deschamps en el sindicato petrolero, cuya
hija protagonizó imágenes que muestran el despilfarro de recursos públicos. El pan es
reformador desde la oposición, como lo fue con Salinas.
¿Por qué Peña Nieto pudo hacer un pacto para realizar las reformas, mientras que
Fox y Calderón fueron completamente ineficientes en esta materia? La disputa panista por
quedarse con la presidencia del partido está completamente atravesada por la relación del
panismo con Peña Nieto y con lo que fue el Pacto por México. El grupo calderonista,
encabezado por Ernesto Cordero, hace campaña con el discurso de volver al pan a la
oposición de antes y Gustavo Madero trata de capitalizar las reformas y el pacto como un
avance de su agenda. Se trata de pugnas con proyectos similares. Llama la atención que
los panistas se hacen bolas en la relación entre partido y gobierno, tanto cuando están en
el poder como cuando son oposición. Es un problema que no han sabido resolver.
Incluso se puede decir que ese tema fue el principal eje de la disputa entre Madero y
Cordero durante su campaña por la presidencia del partido, es decir, la relación entre
partido y gobierno es un tema pendiente para los panistas.
La izquierda no canta mal las rancheras. No ha tenido la responsabilidad del gobierno
federal y cuando llegó su mayor oportunidad, en 2006, no supo aprovecharla por graves
errores de estrategia y por una fuerte oposición de sus contrincantes. ¿Qué pesó más para
definir esa polémica elección que terminó con una diferencia de medio punto porcentual?
El prd, el partido de izquierda que surgió después del fraude de 1988 y que logró ser el
mayor esfuerzo de alianzas y de unificación, se encuentra hoy dividido y en crisis al cum-
plir 25 años de existencia. Ese partido vive un proceso en donde ha sido fagocitado por
sus grupos internos. La ruptura se generó desde hace años, pero se hizo formal después
de las elecciones de 2012 con la fundación del nuevo partido, Morena, que ya tiene su
registro legal. Sin duda, el cálculo aritmético no es positivo: si toda junta la izquierda, en
una gran alianza, no pudo ganar la Presidencia de la República (1988, 1994, 2000, 2006
y 2012), será difícil imaginar que fragmentada tenga mejores resultados.
Cuando la izquierda estaba completamente lejos del poder sus batallas principales
eran ideológicas y se generaban a partir de tesis e ideas. Ahora que es parte de las estruc-
turas que gobiernan el país, sus batallas son por el dinero público, los escaños y los
puestos. Así pasó del debate entre maoístas y leninistas, entre línea de masas y trotskistas,
58 Aziz nassif
a las peleas entre “los chuchos” y los bejaranistas. La izquierda partidista en México no
ha podido resolver la tensión entre un partido institucional y un movimiento social, y se ha
hundido entre tribus que buscan el control de la burocracia, las candidaturas y la cheque-
ra. Ahora vendrá la pelea por los votos entre el prd y Morena. Si no se logra fortalecer
alguno de los partidos, el resultado en 2015 es una constelación de fragmentos con
pequeños porcentajes para cada uno, como era antes de 1988. Tal vez el mayor déficit de
la izquierda partidista tenga que ver con la falta de un proyecto diferente, atractivo y
viable, que pueda llevar al país a otro escenario de cambios en materia de desigualdad,
corrupción y Estado de derecho.
El prd también está en el proceso para renovar a su dirigencia y gran parte de su
futuro inmediato dependerá de cómo se resuelva el proceso interno. Los escenarios pro-
bables son que de nueva cuenta el grupo de “los chuchos” se quede con el partido, lo cual
dejará las diferencias claras con Morena, que tratará de capitalizar la salida de perredistas.
La otra posibilidad es que el ingeniero Cárdenas sea electo como dirigente de unidad para
mantener a las tribus en una coexistencia pacífica. De cualquier forma, la división debi-
lita a las izquierdas, que están lejos de ser la opción que necesita el país para formar un
proyecto alternativo al del pan y el pri.
Tanto en el pan como en el prd muchas voces de legisladores se manifestaron en
contra de la dinámica de negociación del pacto, que cocinaba los proyectos y simplemen-
te se mandaban al Congreso para su aprobación. Se podría pensar que esta modalidad,
con una mesa pequeña de negociación, facilitó los acuerdos, porque si se hubiera seguido
con una dinámica institucional es muy probable que las reformas se hubieran tardado
mucho más tiempo, sin que eso haya sido negativo necesariamente. Pero el juego del
pacto y las prisas inyectaban la urgencia de tener resultados y con ello ganar legitimidad
para el regreso de un pri eficiente y negociador.
Sin embargo, una vez que terminó la coalición del pacto se regresó a las dinámicas
“normales” del Congreso, lo cual significó que al término del primer período ordinario de
sesiones de 2014 quedaron pendientes la mayor parte de las leyes secundarias: la político-
electoral, la de telecomunicaciones y el último día ingresó el proyecto de leyes secundarias
de la reforma energética. Al mismo tiempo, se anunciaron ya tres períodos extraordinarios
antes de septiembre para aprobar las leyes de las reformas de energéticos, telecomunica-
ciones y político-electoral.
El desprestigio por el que atraviesan los partidos políticos, en el escenario pragmático
de la maquinaria priista, diseñada para ganar votos y elecciones, con su gran dosis de con-
tinuismo, vuelve a ser la pieza fuerte en la competencia electoral. Los contrapesos de una
oposición atractiva, tanto de derecha como de izquierda, están hoy lejanos. El panismo
gobernante perdió la oportunidad que se le abrió a partir del año 2000 y la izquierda, con
sus divisiones internas y su fragmentación tribal, está lejos de ser la que necesita el país.
Las elecciones de 2015 (donde se disputaron nueve gubernaturas, ocho elecciones inter-
medias y 500 diputados federales) fueron un termómetro que no dejó del todo claro quién
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 59
ganó y quién perdió con el momento reformador de 2013-2014; ese proceso no modificó
la correlación de fuerzas en el Congreso, respecto a 2012 y en los estados se mantuvo un
resulado similar.
5
El diario afirma que “la clase media ha visto cómo los impuestos a la propiedad se elevan con Peña Nieto.
La gasolina es más cara y también lo son las bebidas gaseosas, golpeadas con impuestos más altos. Casi la mitad
del país se mantiene en la pobreza y la confianza del consumidor está cayendo, con otros indicadores que mues-
tran que a los más pobres mexicanos les va peor con Peña Nieto que bajo su predecesor” (Sin Embargo, 2014a).
60 Aziz nassif
Telecomunicaciones y radiodifusión
¿Se ha vuelto insostenible mantener monopolios, una regulación débil, la captura de los
órganos y un poder fáctico creciente que desafía al Estado? Hoy la respuesta es afirmativa.
Así lo consideran organismos internacionales, como la ocde, el movimiento #YoSoy132,
múltiples entidades de la sociedad civil organizada y diversos observatorios de medios.
En 2013 llegó la hora de una reforma importante de telecomunicaciones.
No fue fácil lograr los delicados equilibrios para esta reforma, pero ahí están los
resultados: órganos constitucionales para regular a las telecomunicaciones, reforzamiento
de la Comisión Federal de Competencia y creación del Instituto Federal de Telecomunicaciones;
tribunales especializados en la materia; apertura a la competencia y la inversión; reglas
institucionales para las concesiones que dejen atrás la discrecionalidad; licitación de nue-
vas cadenas de televisión y una enorme lista de pendientes que pueden mejorar los espa-
cios públicos, como el derecho de réplica y evitar la trampa de la propaganda mediática
revestida de información. Los temas que mayor resistencia generaron son: el must carry,
must offer; las opiniones vinculantes del Ejecutivo para concesiones y hacer simétrica la
afectación a los monopolios de la televisión y las telecomunicaciones. La iniciativa dejó
17 artículos transitorios en donde se ubicaron los pendientes que tendrá que sacar ade-
lante el Congreso en las leyes secundarias.
Si alguien pensó que de la reforma constitucional en telecomunicaciones se daría un
paso sencillo hacia las leyes secundarias se equivocó de forma amplia, porque la historia
sería muy diferente. El proyecto presentado respondió a los movimientos del poder para
hacer un reacomodo y dejar un modelo de comunicación regresivo, de control y abierta-
mente anticonstitucional, porque los avances que se lograron en la reforma constitucional
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 61
6
El 12 de abril de 2014 se realizó la Asamblea Nacional Constitutiva del Frente por la Comunicación
Democrática, encabezado por el senador Javier Corral y Cuauhtémoc Cárdenas. Las primeras acciones que se
llevaron a cabo fueron la realización de una cadena humana desde Los Pinos hasta Televisa Chapultepec, así
como seguimiento personalizado a los senadores de las comisiones que harán el nuevo dictamen.
7
En su momento, el pleno del ift le comunicó a los senadores 16 observaciones al proyecto de ley que
discutían (ift, 2014).
62 Aziz nassif
donde entren todas las voces y posiciones. Mientras se siga con el duopolio televisivo
como la principal oferta comunicativa, el país continuará en la precariedad de conteni-
dos. La regresión de la ley secundaria en telecomunicaciones y radiodifusión es grave. Se
está en un momento que definirá si se tiene un modelo democrático o una simulación.
La opción es entre respetar la autonomía del ift, garantizar los derechos de las audiencias,
regular de forma pareja al sector y desarrollar los medios públicos y comunitarios, con-
trapeso necesario, o quedarse con la propuesta de Peña Nieto.
Como era esperable, el peligro de una regresión activó de nueva cuenta un sector
social sensible a esta amenaza y con la velocidad de las redes sociales se denunció el
intento por controlar internet y las propias redes, como sucede en países autoritarios.
El dictamen que hizo el senador Lozano (presidente de la Comisión de Comunicaciones
y Transportes, integrante de la bancada del pan) fue ampliamente desconocido por su
bancada y la del prd y ante la complicación de ejercer un mayoriteo (pri-pvem y unos
cuantos votos más) y sacar una iniciativa muy favorable al duopolio televisivo, se abrió
un paréntesis y el tema se pasó para un período extraordinario. Además de la acción
social del frente, se dejó ver la posibilidad de recurrir a una controversia constitucional,
similar a la que se hizo con la Ley Televisa en 2007. Queda en evidencia que la lucha
por una comunicación democrática todavía tendrá que dar muchas batallas, como, por
ejemplo: la calidad del árbitro y el respeto a sus facultades y autonomía; la defensa de
los derechos de los usuarios; el tema de la preponderancia y emparejar el terreno entre
actores de las telecomunicaciones y de la radiodifusión; aclarar los criterios para la
propiedad cruzada; la transición digital que ha generado resistencias; los medios públi-
cos, contraparte fundamental que se necesita fortalecer; quitar los controles que se
quieren reinstalar en la Secretaría de Gobernación y, por supuesto, todos los criterios
de censura a internet, la intervención de las comunicaciones y la geolocalización
(Torres, 2014).
Alguna vez escuché a José María Pérez Gay citar a Karl Kraus quien afirmaba: “El psicoa-
nálisis es la única enfermedad que cree ser su propia terapia”. Algo así le pasa a la clase
política en México: creen que cada reforma política es la medicina para resolver la enfer-
medad, es decir, los abusos que ellos mismos cometieron en el proceso electoral anterior.
Se ha pasado por una serie de ciclos de reformas y conflictos que no han logrado confi-
gurar una democracia confiable y satisfactoria. Para variar, aquí se ve otra vez por qué
siempre queda algo pendiente, siempre hay materia para ajustar la lucha por el poder. Se
podría decir que las reformas electorales son las preferidas de los políticos. A estas alturas
no se sabe si las reformas son el síntoma de problemas estructurales que no se han que-
rido tocar, o son remedios caseros para una enfermedad grave.
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 63
El Pacto por México colocó entre sus prioridades políticas una serie de cambios que
se pueden dividir en dos bloques: uno que se orienta a modificar piezas del régimen
político y otro propiamente electoral. Se anunció que se trabajaría la siguiente agenda:
6) La reforma del Distrito Federal, en donde lo más importante será dotar de una
Constitución a la capital de país, una reforma largamente postergada, que fue apro-
bada y entre 2016 y 2017 se hará la Constitución para la Ciudad de México.
7) Ordenar el fuero y otra vez regular la publicidad gubernamental en los medios. Lo
que se hizo en el primer período de 2014 fue aprobar las reglas para acotar el fuero
militar.
Al final del período ordinario no se lograron los acuerdos para concretar las leyes
secundarias, por lo que se decidió mandarlas a un período extraordinario.
Con las reformas se acentuó un nuevo modelo político que tiene, como dice Mauricio
Merino (2014), dos características centrales y una secundaria. Por una parte se genera
una multiplicación de los órganos autónomos constitucionales, en donde se pretende
separar de la política partidista una serie de funciones centrales del Estado, pero al mismo
tiempo se establece un mecanismo de control partidista en el nombramiento de los inte-
grantes de esos espacios a través de cuotas, lo cual refuerza el control de los partidos
políticos sobre los espacios de supuesta autonomía.
Este proceso contradictorio hace que el Ejecutivo necesite contar con mayorías legis-
lativas, o con una coalición mayoritaria para intervenir en los nombramientos. Existen
diferentes formas para la designación de consejeros, comisionados o ministros, según sea
el caso, con lo cual se pretende tener un equilibrio de poderes, expresado en los vetos y
en las negociaciones que llevan a las cuotas, a pesar de los esfuerzos que se han hecho
recientemente para tener comisiones de expertos que hagan una selección previa a la
decisión que hacen las fracciones parlamentarias en el Congreso. Así se hizo con el ine,
el ift y el ifai, con lo cual se intentó reducir el margen de discrecionalidad de los partidos
y el Ejecutivo. Habrá que evaluar los desempeños de estos nombramientos durante los
próximos años; ése será un trabajo posterior.8 De esta forma queda instalada una gran
contradicción en el modelo. La tercera característica del mismo es que hay una ola de
centralización que afecta el sistema federal. Con el regreso del pri se han vuelto a concen-
trar centralmente recursos, programas y facultades, con el fin de recuperar el control
sobre el desorden de los gobiernos locales, que abusaron de sus facultades, de los recur-
sos y no respondieron con buenos resultados y una mayor rendición de cuentas. En esa
lógica de centralizar no se resuelve el problema de fondo de construir un federalismo más
eficiente, con mejores contrapesos y con rendición de cuentas; en cambio, se fortalece el
presidencialismo. No se sabe si la medida será por los casos extremos de abuso, como el
endeudamiento excesivo y el desorden administrativo, o se quedará como una marca
permanente del regreso del pri para “represidencializar” al Poder Ejecutivo.
8
Al final del período se nombró a los comisionados del ifai y se logró colar a una persona muy cercana a
Peña Nieto, que no estaba en la lista que hizo el comité de especialistas. El prietito en el arroz que le cubrirá las
espaldas a Los Pinos.
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 65
Energéticos e impuestos
9
El gasto de los recursos públicos del Estado propicia desconfianza, porque hay un sistema de dispendio y
corrupción que rodea las inversiones públicas. A mayor cantidad de recursos, más oportunidades para la corrup-
ción, y Pemex está rodeada de ese mal que de forma cotidiana sale a la luz pública. Algunos especialistas consi-
deran que el Estado no cuenta con “las estructuras, los procedimientos y el personal capacitado para hacerse
cargo de proyectos ambiciosos. Y la corrupción (en forma de moches, licitaciones amañadas o aceptación de
obras defectuosas) encuentra el espacio propicio en la ausencia de criterios para distribuir el gasto o seleccionar
proyectos, en la regulación excesiva (y al mismo tiempo ineficiente) que abre espacios para la extorsión o la
simulación y en la ausencia de controles efectivos y de una rendición de cuentas cabal” (Cejudo, 2014).
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 67
escribió una carta pública a Peña Nieto en donde le hacía 10 preguntas sobre la reforma
petrolera. Además de la visibilidad del director, los cuestionamientos tocan una serie de
preocupaciones que se han convertido en parte del discurso social común en el país. Se
pregunta por la fecha en la que bajarán los precios de los energéticos, como se dijo en la
campaña publicitaria del gobierno; sobre la afectación al medio ambiente; sobre el desa-
rrollo de tecnologías alternativas; sobre el fenómeno de la corrupción; sobre el financia-
miento ilícito y las presiones de los grandes intereses; sobre las herramientas reguladoras;
sobre la incompatibilidad entre la productividad en Pemex y la corrupción dentro del
sindicato; sobre cómo se cubrirá el aporte que hace Pemex cuando esos recursos no vayan
al presupuesto público; sobre cómo garantizar que las utilidades no sean para incremen-
tar la burocracia, y sobre las rutas para evitar crisis como la de 1982 (Cuarón, 2014).
Dos días después de la carta de Cuarón, el Ejecutivo mandó nueve leyes secundarias
al Congreso, seis al Senado y tres a los diputados, y ese mismo día aparecieron en la
página de la Presidencia las respuestas al director de cine. Las respuestas establecen que
las reducciones de tarifas de luz y gas serán dos años después de que entren en vigor las
leyes secundarias; al mismo tiempo, el gobierno calcula que para 2018 habrá 500 mil
nuevos empleos y para el año 2025 serán 2.5 millones; también afirma que habrá uno
por ciento adicional del producto interno bruto (pib) en 2018 y dos por ciento en 2025,
así como un incremento en la producción de gas y petróleo. Peña Nieto afirma que habrá
responsabilidad con el medio ambiente y que ya hay tres centros de investigación que
trabajan en la búsqueda de tecnologías alternativas. Sobre el tema de la corrupción se
indica que habrá siete mecanismos para evitarla, como rondas de licitación, contratos
transparentes, publicidad en los costos y los recursos que reciba el Estado serán públicos
y auditables. La información de Pemex y cfe será pública de acuerdo con los estándares
internacionales de las empresas que cotizan en la bolsa de valores. Las respuestas siguen
en la lógica de que la reforma se hace para evitar que se vuelva a generar una crisis como
la de 1982 (La Jornada, 2014). Las previsiones del gobierno peñista pueden caer en el
optimismo o en la moderación, lo cierto es que las mayores ventajas de la reforma ener-
gética tendrán que esperar varios años, a mediados de 2016, para tener precios más bajos,
y al final del sexenio para tener más empleo y crecimiento y en 10 años más inversión; lo
que equivale a respuestas que pueden ser ciertas o no, por lo pronto a ver cómo capita-
liza este gobierno la reforma, más allá de spots publicitarios.
El paquete fiscal que presentó el gobierno mexicano no fue una reforma constitucio-
nal, pero se hizo dentro del Pacto. Con estos cambios se dieron las primeras diferencias
importantes en el consenso del Pacto por México: el pri se fue con el prd, con la oposición
del pan, de la misma forma que en la reforma energética la alianza fue pan y pri en contra
el prd.
La propuesta original de cambios fiscales sufrió modificaciones importantes que se
rechazaron a partir de los consensos negativos, como sucedió con el iva a las colegiaturas,
a la venta de casas y créditos hipotecarios (debajo de 3.5 millones) y a los espectáculos
68 Aziz nassif
Lo que para Felipe Calderón fue el inicio de un grave error, una aventura militar para
legitimar su cuestionado triunfo electoral, que terminó en tragedia y fracaso, el gobierno
de Peña Nieto tampoco ha podido resolver el caso de Michoacán, que llegó a la frontera
de una guerra civil.
El contraste no puede ser más brutal. Mientras en el estado de Colorado, Estados
Unidos, la gente hace fila para comprar mariguana de forma festiva y legal, en Michoacán
el crimen organizado, que vive del narcotráfico, ha expropiado a los ciudadanos la posi-
bilidad de una vida en paz y al Estado le quitó el monopolio de la fuerza y lo convirtió
en fallido. El ciclo de Michoacán conduce a una espiral que se ha agravado en los últimos
dos años, pero el conflicto tiene una historia larga. Algunos de los líderes de las autode-
fensas10 hablan de 10 o 12 años, como el tiempo que tiene la población de Tierra Caliente
de padecer al crimen organizado. El caso no es muy diferente de otros territorios en
10
Los grupos armados de autodefensa se originaron hace más de 20 años en algunos municipios del esta-
do de Guerrero, en el caso de Michoacán se trató de un fenómeno diferente.
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 69
donde el crimen organizado controla la vida de una región y destruye a la sociedad, pero,
sin duda, tiene particularidades que hoy hacen de Michoacán la punta de una madeja
muy complicada.
No se necesita una gran estrategia de inteligencia para saber qué pasa en la región. Los
testimonios que se han recabado dan cuenta de que el crimen controla el territorio y al que
se resiste lo amenazan y luego lo matan. En Michoacán grupos de civiles se armaron y
tomaron el control de la seguridad en sus comunidades. El caso de Cherán es un buen
ejemplo inicial. No quiere decir que el modelo de armarse sea general, pero el problema
en otras regiones sí es similar. Hay dudas sobre estos grupos armados de civiles, a los que
algunos llaman “paramilitares”. Cuando el escenario está revuelto, como en Michoacán, la
desconfianza alimenta todas las iniciativas. Las preguntas son válidas: ¿quién paga el arma-
mento y cómo llega a estos grupos?, ¿hay relación de las autodefensas con otros grupos del
crimen?, ¿qué relación hay entre esos grupos y los diferentes niveles del gobierno?
En Michoacán hay un abc para explicar el problema. Primero el gran negocio de la
droga que es imparable con estrategias punitivas y que contamina, corrompe y destruye
lo que toca. Esas cantidades de dinero penetran a los gobiernos, someten y compran a los
cuerpos policiacos y se apropian de la vida de las comunidades. No se trata sólo de man-
dar a las fuerzas armadas: cuantas veces ha entrado el ejército y la policía federal y cuán-
tas veces la situación regresa o empeora. En segundo lugar, está la corrupción que corroe
las estructuras institucionales. ¿Hasta qué grado de despojo ha llegado el crimen que se
convirtió en un gobierno despótico paralelo? El crimen organizado se apropia de huertas,
hace cobro de piso y extorsión, asesina, secuestra, viola. En tercer lugar, viene la descon-
fianza en las autoridades, que están completamente penetradas, es un proceso que se
inicia desde las campañas electorales, los puestos, las policías, las alcaldías. Michoacán es
“el mayor productor de marihuana y metanfetaminas del país y un punto estratégico del
trasiego de drogas” (Calderón, 2014).
En este mapa es lógico ver a las autodefensas como el héroe popular, sin dejar de lado
que fácilmente se pueden convertir en paramilitares al margen de la ley. Si la única vía es
mediante el derecho y las instituciones, ¿por dónde se empieza?, ¿cuál puede ser el inicio
del cambio en Michoacán? Ya se sabe que las fuerzas federales se tienen que ir y otra vez
el gobierno quedará en manos locales. Uno de los dilemas más importantes es qué hacer
hoy con los grupos armados de autodefensas, que surgen como una expresión frente al
fracaso gubernamental. ¿Se debe desarmar a esos grupos o se les debe permitir seguir con
su lucha? En los dos casos hay riesgos. La intervención federal llegó con la consigna del
desarme y la manipulación mediática, pero las cosas se complicaron y el saldo fueron dos
civiles inocentes muertos. Después se dijo que se negociaría el desarme y ahora se les
invita a pasarse del lado de la autoridad, a formar una suerte de policías rurales. El con-
flicto michoacano va para largo, sin dejar de lado otras ciudades en donde no se ha
podido disminuir la violencia, como en Torreón y Acapulco, o en los estados de
Tamaulipas y Morelos, para mencionar algunos de los puntos más críticos.
70 Aziz nassif
ciento en Jalisco, 23.8 por ciento en Sonora, 29.7 por ciento en Tlaxcala y donde se agu-
diza el fenómeno es en estados como Querétaro, con 39.9 por ciento, Chiapas con 34.6
por ciento y, sobre todo, Yucatán con 67.8 por ciento. Estas cifras desmienten las voces
que ubican el problema de la inseguridad en unos cuantos municipios: la ola crece y son
excepcionales los casos en donde baja, como Nayarit, que disminuye 22.4 por ciento.
De la misma forma en la que el gobierno peñista tiene el reto del crecimiento econó-
mico, que no se ve sencillo, enfrenta el compromiso de disminuir los índices de crimina-
lidad y poner en práctica nuevas estrategias que reduzcan la violencia, porque casos como
el de Michoacán llevan a una faceta mucho más peligrosa, en donde los grupos sociales se
arman al margen de una autoridad que ha fracasado por incompetencia o por corrupción.
Hay un área en donde los supuestos avances para la recuperación regulatoria del Estado
o la reconfiguración del presidencialismo no han movido el escenario: me refiero a los
informes negativos que hacen organizaciones extranjeras como Human Rights Watch
(hrw) o Freedom House sobre los derechos humanos en el país en la actual administra-
ción. Cada vez que se presentan los informes de estas organizaciones internacionales
sobre la situación de los derechos humanos en México suceden al menos dos cosas, una
rápida respuesta defensiva del gobierno federal y la comprobación de que hace falta algo
más que buenos discursos para cambiar la terrible realidad de violencia e impunidad que
campea en el país.
Independientemente del partido en el gobierno, la violación de derechos humanos
sigue lastimando a los ciudadanos. hrw presentó una evaluación sobre el primer año de
gobierno de Peña Nieto, sin dejar de lado el rezago del sexenio anterior, y muestra cómo
se agudiza un ciclo que parece no tener fin. Para hrw una democracia tiene al menos tres
elementos necesarios: elecciones periódicas, Estado de derecho y respeto a los derechos
humanos. Algunos analistas consideran que este último es como el adn de un sistema
democrático. Algunos puntos a destacar:
llenas de pobres que cometen delitos completamente menores y están en una prisión
por no tener cómo defenderse.
3) En el informe de hrw los derechos humanos están en la lona. La administración
panista dejó una “crisis humanitaria”, entre otras cosas, por la desaparición de 26 mil
personas. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (cndh) investiga actual-
mente 2 443 desapariciones en donde están involucrados agentes estatales. El gobier-
no de Peña Nieto ha promovido algunas acciones como la ley para víctimas y la
comisión respectiva, pero sus resultados son muy pobres. Al problema se añaden las
tumbas clandestinas en la frontera de Jalisco y Michoacán, que expresan el horror
que ha dejado la guerra contra las drogas en México. Como parte de la crisis huma-
nitaria se tienen datos sobre abuso militar e impunidad: de los 8 150 casos que
revisa la cndh, la oficina del procurador militar investiga 5 600, de los cuales 38 han
recibido sentencia, según hrw. De la misma forma sucede con los cientos de casos
de tortura, mecanismo que permanece como práctica cotidiana (hrw, 2013).
libertad de expresión, cerca de Afganistán, Angola o Venezuela (cjdh y fh-mx, 2013; Sin
Embargo, 2014b).
Reflexiones provisionales
Se está ante un proceso en marcha. El objetivo de este texto fue caracterizar el momento
inicial y la ruta de las reformas que se emprendieron durante el primer año del sexenio,
así como establecer el rumbo que llevan las leyes secundarias.
Los tres ejes que se plantearon en la introducción para entender el regreso del pri:
recuperación del Estado en sus capacidades regulatorias, reconfiguración del poder pre-
sidencial y las estrategias para gobernar sin mayoría, permitieron desarrollar algunas de
las principales problemáticas que se han visto en estos primeros meses del sexenio. En
este sentido se pregunta:
• ¿Hasta qué nivel se ha recompuesto el presidencialismo mexicano con el regreso del pri
a Los Pinos? Se trata de una estrategia en la que hay resultados mixtos. Se ha logrado que
la relación del Ejecutivo con su partido funcione como en el pasado, con verticalidad y
disciplina, y sobre todo con mucho pragmatismo, en eso no hay ambigüedad. Sin embar-
go, el experimento del Pacto por México, que fue una pieza clave para el inicio sexenal
y el momento reformador, ha terminado y ahora se presentan de nuevo las alianzas
parciales y puntuales. Peña Nieto busca lograr consensos con alguna de las principales
fuerzas, y no ha querido imponer su mayoría con los pequeños aliados afines.
• ¿Qué tanto el Estado mexicano ha recuperado sus capacidades regulatorias frente a los
monopolios y poderes fácticos? Hasta el momento se ha ampliado el modelo de los
organismos autónomos, pero con el control partidista de las cuotas o los vetos del
Ejecutivo; sin embargo, hay batallas pendientes con el duopolio de la televisión.
Dependerá de cómo se resuelva el tema de los poderes fácticos, que al parecer tiene
diferentes tratamientos: con las telecomunicaciones se pretende una regulación fuerte;
con las televisoras una regulación débil; con los sindicatos se recupera el control; con
los maestros se tiene un reordenamiento administrativo; a los petroleros se les saca del
consejo de administración de Pemex y se abre la industria a la competencia extranjera.
• ¿El Pacto por México fue un experimento exitoso y único que sirvió, entre otras
cosas, como una prueba de los que podrían ser en el futuro los gobiernos de coali-
ción o se seguirá con las dinámicas inestables de gobiernos sin mayoría y con coali-
ciones puntuales? Se necesita revisar la legislación secundaria de la reforma
político-electoral para ver hasta dónde se resolverán temas centrales de la democracia
electoral; pero será más confiable analizar si los cambios van a generar una dinámica
electoral distinta, con mayor equidad y transparencia en 2015.
74 Aziz nassif
11
Los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (enoe) octubre-diciembre 2013 indican
que en el cuarto trimestre de 2013 todas las modalidades de empleo informal sumaron 29.6 millones de per-
sonas, para un avance de 0.7 por ciento respecto a igual período de 2012, y representaron 58.8 por ciento de
la población ocupada (tasa de informalidad laboral). De manera detallada, 14 millones conformaron específica-
mente la ocupación en el sector informal, cifra que significó un incremento anual de 2.6 % y constituyó 27.9
por ciento de la población ocupada (tasa de ocupación en el sector informal) (Inegi, 2014).
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 75
Un gobierno que se presentó como reformador, pero que quiere controlar conteni-
dos, disminuir la autonomía de las instituciones y proteger intereses particulares, está
76 Aziz nassif
Posdata
Entre mayo y octubre de 2014 pasaron una serie de acontecimientos importantes con los
que concluyó la fase de reformas legislativas del Pacto por México. No hubo cambios en
la lógica de las reformas, simplemente se dieron los debates y la aprobación de las nuevas
reglas del juego en dos materias: telecomunicaciones y medios y la reforma energética.
Con la aprobación de estas leyes secundarias vino un reacomodo interno de las fuerzas
políticas partidistas. El pan celebró su 75 aniversario y el prd tuvo su elección interna;
además, vino la presentación del segundo informe de gobierno de Peña. Al discurso ofi-
cial de que México había cambiado por atreverse a hacer las reformas, siguió la dura
realidad con golpes terribles de violencia y crimen. La opinión mayoritaria es desfavora-
ble al gobierno y al presidente y se desaprueba el rumbo del país.
Si el cálculo del gobierno de Peña era que con la aprobación de las reformas obtendría
una buena ganancia política, un amplio consenso favorable y una perspectiva más conforta-
ble para los siguientes años del sexenio, se equivocó. Los problemas graves como la desigual-
dad, la violencia, la descomposición, la colusión entre autoridades y crimen, la desigualdad
de un modelo económico que concentra la riqueza y la enorme ola de impunidad que cubre
al país, son las aduanas que no ha podido sortear este gobierno, ni los anteriores tampoco.
Los expedientes se acumulan y poco a poco, sin saber cómo, el país ha entrado en
una etapa diferente. El gobierno parece haber perdido la iniciativa política y está en su
papel de bombero tratando de apagar los fuegos que se producen en diversas partes del
país. Así, en esta fase a la defensiva los conflictos empiezan a rebasar al gobierno: se
intenta “tapar” una matanza en Tlatlaya, en donde están involucradas las fuerzas armadas,
y desde el extranjero se devela el caso y se hace un escándalo internacional; no se ha
logrado arreglar el caso de Michoacán, cuando estalla Guerrero; no termina el caso de
Tlatlaya y viene la desaparición y probable asesinato de 43 normalistas de Ayotzinapa,
Guerrero, en donde los tres niveles de gobierno tienen responsabilidad; el secretario de
Gobernación sale a dar respuesta al movimiento estudiantil del Instituto Politécnico
Nacional, pero a pesar de una respuesta positiva, el movimiento que demanda democra-
cia y mejor educación no confía en el cumplimiento de sus demandas y sigue el paro; hay
un discurso oficial insistente que anuncia la baja de las cifras de la violencia, pero el Inegi
publica datos de 2013 sobre el crecimiento del secuestro, la extorsión y el robo; la
Secretaría de Hacienda da una cifra sobre la perspectiva de crecimiento económico y cada
mes ésta se baja, los pronósticos iniciales de crecimiento del pib de 3.9 por ciento ya se
bajaron a 2.7 por ciento, de forma similar a lo que sucedió en 2013.
Grandes expectativas, pobres resultados: el regreso del PRI y el mito de las reformas 77
Ésta es una dinámica que muestra las complicadas relaciones entre discurso oficial y
realidad, entre inercias y deseos de cambio, procesos que se observan con mucha claridad
en las ofertas reformistas, en las diferencias de su fase constitucional (más progresista) y
su momento concreto en las leyes secundarias (con retrocesos). Todavía falta por conocer
lo que pasará con la aplicación de las reformas. En todos los casos hay un hilo común,
un problema de legitimidad que ronda la forma de operar del gobierno.
Se expondran algunas problemáticas que en estos meses han sido motivo de debate
público y que completan el cuadro de los dos primeros años de este gobierno, que no
logra legitimarse a pesar de haber sacado adelante una agenda reformista:
tos, es contraria al discurso oficial. Una mayoría considera que la reforma de teleco-
municaciones favorecerá a los monopolios, y tienen mucha razón. Además, la
mayoría considera que la reforma energética provocará un alza en los precios de la
luz y los combustibles. El regreso del pri ha caído en el gatopardismo, por eso Peña
no repunta y está reprobado.
d) ¿Vamos adelante o fracasamos? Dos estudiosos del desarrollo de los países, Daron
Acemoglu (mit) y James A. Robinson (Harvard) escribieron en 2012 un libro, Por qué
fracasan los países, en el que analizan el éxito o fracaso de los países desde el enfoque
institucional. Su tesis central es que “el desarrollo y la prosperidad económicos están
asociados con las instituciones económicas y políticas inclusivas, mientras que las
instituciones extractivas normalmente conducen al estancamiento y la pobreza”
(Acemoglu y Robinson, 2013:115). ¿Se aplica la tesis a México? Los autores descar-
tan otras hipótesis para explicar el problema del desarrollo, como la geografía, la
cultura o la ignorancia de las élites. En México sí se aplica la tesis: no es la geografía,
ni la cultura, sino el proceso oligárquico de sus élites. El nivel de concentración de
la riqueza y los monopolios reproduce la desigualdad, mantiene la pobreza e impide
el cambio de reglas. Se supone que las actuales reformas son para generar cambios y
modificar estas condiciones que se construyeron desde el sexenio salinista. México
es hoy el país más desigual de la ocde, la brecha social crece y el salario se hunde
(Verdusco, 2014). Las reformas de energía y telecomunicaciones están lejos de una
normatividad inclusiva. Sin duda se enfrenta a un dilema: la posibilidad de tener
mecanismos incluyentes o quedarse con el viejo sistema, ahora maquillado, pero
igual de excluyente y extractivo. El duopolio televisivo defendió sus intereses para
quedarse en situación de ventaja frente a las nuevas reglas. Por otra parte, el gobier-
no peñista no tuvo interés en apoyar un sistema de medios públicos y comunitarios,
espacio necesario para tener un contrapeso a la oferta del duopolio que sufre en el
país. El paquete de reformas energéticas tiene como principal objetivo la apertura a
la inversión privada, sobre todo extranjera. Hay una visión extractiva dominante del
gobierno y del pan.
e) Los reguladores autónomos. No se ve la ganancia del tránsito del ife al ine, porque
las ventajas han quedado disminuidas en un arreglo partidocrático de cuotas y
dobles estructuras. De la misma forma, hasta el momento el nuevo ift (telecomuni-
caciones) resultó reducido en sus facultades y capacidades, y no parece ser una ins-
titución que haga la diferencia, porque los controles que se sacaron por la puerta
ahora se quieren meter por la ventana, como lo mostró el ift al desechar la posibili-
dad (cinco votos contra dos) de ir a una controversia constitucional para defender
sus facultades constitucionales. Algo similar sucedió con el “nuevo” ifai, que entró a
cuadro de los organismos autónomos, pero en la primera prueba, presentar una
controversia constitucional por restricciones a las libertades, también votó que no
(cuatro votos contra tres). La integración de los organismos públicos locales electo-
80 Aziz nassif
rales (ople) que hizo el ine también tuvo la sombra de la captura de las cuotas parti-
distas, con lo cual el carácter de organismo autónomo no sólo depende de las reglas
que lo conforman, sino de los desempeños, aspecto donde se suele presentar de
forma cotidiana la captura partidista de las cuotas.
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Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias
sociales del gobierno de Enrique Peña Nieto: ¿Cambio
de rumbo en la política social mexicana?
Carlos Barba solano
Introducción
1
El concepto de régimen de bienestar fue propuesto por Esping-Andersen (1990) y hace referencia al
hecho de que la producción y distribución del bienestar social en distintas sociedades depende de la articulación
entre el Estado, los mercados y los hogares.
2
Tal como lo señalan los autores que se inscriben en el institucionalismo histórico, es necesario poner
atención tanto en procesos de largo plazo como en coyunturas críticas y no sólo en maniobras de corto plazo,
para comprender los “procesos que interactúan, dan forma y reforman los estados, la política y el diseño de la
política pública” (Pierson y Skocpol, 2008:7).
85
86 Barba solano
Comprender y analizar el bienestar social exige una perspectiva compleja, ya que éste
depende de una serie de dimensiones que de manera articulada determinan los alcances
y modalidades de su producción y distribución. Los pilares del bienestar son el Estado,
3
Los procesos de lento devenir pueden involucrar transformaciones que establecen estructuras que condi-
cionan cambios futuros.
4
Algunas de ellas son las siguientes: las reformas aludidas ¿han contribuido o contribuirán a la integración
del los distintos sistemas de protección o conducirán a una mayor segmentación de los sistemas de protección
social?; ¿tendrán incidencia positiva en la reducción de las brechas de calidad de los servicios sociales o las
reafirmarán?; ¿lograrán trascender los enfoques minimalistas o los reproducirán?; ¿su adn es compatible con el
enfoque universalista, basado en derechos ciudadanos, o hacen falta reformas más profundas para alterar las
estructuras que articulan a las instituciones de bienestar?; ¿cómo se articulan las reformas ya consumadas y las
que vendrán?; ¿implicarán un cambio de rumbo o ratificarán la tendencia a residualizar la política social?
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 87
Como lo señalan diversos autores, en América Latina a lo largo del siglo xx se desarrolla-
ron al menos tres tipos distintos de regímenes de bienestar que determinaron formas
diferenciales de producción y distribución del bienestar en distintos países. Por ello, no
es correcto hablar de un régimen de bienestar único en esta región (Barba, 2003, 2007;
Filgueira, 2005; Martínez, 2008a).
No obstante, tres características generales prevalecieron, en diversos grados, a escala
regional. La primera fue la predisposición a reproducir las desigualdades heredadas del
período colonial, más notable en los países con una proporción mayor de indígenas o
afrodescendientes, donde estos grupos no fueron incorporados formalmente al mercado
ni a la protección social6 (Barba, 2003, 2007).
La segunda es la emergencia de estados desarrollistas7 que impulsaron la industrialización
vía sustitución de importaciones (isi) y lograron una gran expansión del mercado interno,
5
En el caso de los países industrializados, Esping-Andersen habla de tres tipos de regímenes de bienestar:
el residual o liberal, el conservador o corporativo y el universalista. En el primer caso el mercado juega el papel
principal; en el segundo la reciprocidad familiar, las redes de reciprocidad ligadas al empleo y la acción estatal
son las figuras cruciales; mientras en el tercero el Estado es el eje del bienestar, ya que su acción tiende a des-
mercantilizar el bienestar y a desfamiliarizar el cuidado (Esping-Andersen 1990).
6
Las diferencias raciales o étnicas están entre los factores más significativos en la exclusión social, que
significa un acceso desigual a la educación, la salud, los servicios públicos, los mercados laborales, la participa-
ción política y los derechos y libertades humanas (Perry 2000:10).
7
Que pusieron fin a los viejos estados oligárquicos heredados del siglo xix.
88 Barba solano
niveles considerables de crecimiento económico y ampliación del gasto público, así como el
desarrollo de amplias políticas sociales y sistemas de seguridad social8 (Barba, 2003, 2007).
Un tema crucial para comprender este proceso es la clara subordinación de la políti-
ca social a la política económica que ha prevalecido en muchos países de América Latina
y también en México a partir de la etapa isi, lo que ha continuado durante la fase de
liberalización de la economía y corresponde a lo que Holliday (2000) denomina produc-
tivist welfare capitalism.9
La tercera característica general es que, a semejanza de los regímenes mediterráneos,
los regímenes latinoamericanos descansan fuertemente en la reciprocidad familiar, tanto en
el terreno de la puesta en común de los ingresos de los hogares y en la difusión del mode-
lo del hombre proveedor como en la tendencia a cargar las labores de cuidado y las tareas
reproductivas a las mujeres (Sunkel, 2006; Martínez, 2008b). En general puede decirse
que los mejores resultados en términos de la reducción de la pobreza y la desigualdad se
lograron donde hubo un mayor desarrollo institucional y donde las políticas sociales fue-
ron más universales. Lo contrario ocurrió donde la presencia estatal fue menor.
En distintos trabajos he propuesto una clasificación de regímenes de bienestar lati-
noamericanos que incluye tres tipos distintos: universalistas, excluyentes y duales.10
Argentina, Chile, Uruguay11 y Costa Rica conforman un racimo o cluster de regímenes
universalistas. La mayoría de los países de América Central y los países andinos integran
el grupo de regímenes excluyentes,12 mientras, México, Brasil, Colombia y Venezuela
integran el conjunto de regímenes duales (Barba, 2003, 2007, 2009).
Los regímenes universalistas, en términos relativos, se caracterizan por haber logrado
la mayor cobertura institucional en materia de educación y salud y por haber construido
los sistemas de seguridad social que lograron la mayor cobertura a escala regional. Esta
tendencia estuvo asociada a un notable y creciente proceso de ampliación del “salariado”13
8
Que, al menos discursivamente, buscaban realizar los principios de universalismo y solidaridad.
9
Es decir, capitalismo de bienestar productivista.
10
Para construir esta tipología modifiqué la tipología de matrices de bienestar elaborada por Fernando
Filgueira (1997, 2005), acercándola a la teoría de los regímenes de bienestar. Para potenciar el análisis histórico,
agregué a este enfoque dos filtros analíticos que enfatizan procesos de diferenciación importante en
Latinoamérica; el primero fue la articulación de las prestaciones sociales y los modelos de crecimiento; el segun-
do fue la composición etnocultural que influye en los niveles de exclusión tolerados por la discriminación. Ésa
es la tipología que empleo aquí (Barba, 2003, 2007, 2009).
11
Todos ellos países que pueden considerarse pioneros en la constitución de sistemas de bienestar a prin-
cipios del siglo pasado (Mesa-Lago, 1986).
12
En América Central países como Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua; en América del Sur
países como Paraguay, Bolivia y Ecuador (Barba, 2003).
13
El concepto de “salariado” fue propuesto por Robert Castel para subrayar la aparición de una relación
salarial que desbordó la condición obrera, para incluir a empleados, jefes, miembros de las profesiones inter-
medias, etcétera. Castel señala que el salario dejó de ser la retribución puntual a una tarea (como ocurría en el
caso del salario obrero) y se convirtió en una vía de acceso a prestaciones fuera del trabajo (enfermedades,
accidentes, jubilación) y permitía una participación ampliada en la vida social: consumo, vivienda, educación,
ocio, vacaciones (Castel, 1997:326).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 89
durante la etapa isi. Esta clase de sistemas de protección generó derechos sociales diferen-
ciales e instituciones estratificadas en el campo de la salud, la educación y la seguridad
social, que fueron el eje del crecimiento de una ciudadanía social amplia y segmentada.
En este tipo de regímenes el familiarismo fue la tendencia central para hacer frente al tema
del cuidado14 (Barba 2003, 2007).
Por su parte, los regímenes excluyentes se distinguen por la constitución de Estados
muy débiles que actuaban en el marco de economías ligadas al sector primario y a las
industrias extractivas, en donde los servicios y las instituciones sociales públicas sólo se
desarrollaron de manera incipiente y se caracterizaron por ser excluyentes y clientelistas.
En este caso la protección social dependió fundamentalmente de las redes familiares y
comunitarias. En estas sociedades el bienestar social se polarizó: una pequeña oligarquía
gozaba de amplios privilegios y protecciones, mientras una mayoría indígena sufría, como
ocurría desde la época colonial, un amplio proceso de exclusión social (Barba, 2007,
2009; Wood y Gough, 2006).
Para los fines de este trabajo merece una mención especial los regímenes duales,
como el mexicano. Este tipo de regímenes siguió patrones institucionales muy similares
a los de los regímenes universalistas, esto es, fuerte protección bismarckiana del trabajo
formal a través de esquemas de seguridad social, el mismo enfoque conservador de géne-
ro y un régimen similar de ciudadanía social segmentada, aunque notablemente más
excluyente (Barba, 2003, 2007, 2009).
Sin embargo, en este caso la protección tendió a concentrarse territorialmente en las
áreas metropolitanas y fue acompañada por un importante proceso de desafiliación
social15 y por la emergencia de amplias zonas de vulnerabilidad,16 ocupadas por la pobla-
ción urbana informal y los campesinos, quienes no participaban en la economía formal,
ni contribuían directamente al proceso de industrialización. Por otra parte, los regímenes
duales, al igual que los excluyentes, continuaron haciendo a un lado y estigmatizando a
las antiguas víctimas del colonialismo: la población indígena y la afrodescendiente (Barba,
2007, 2009).
14
El modelo dominante fue un esquema de seguridad social contributiva, estratificada, expresada en un
régimen de seguros múltiples y ligada al bread winner system o modelo del hombre adulto proveedor de ingreso
y derechos y las mujeres responsables de las labores ligadas a la reproducción y el cuidado familiar.
15
Como señala Castel (2010), creador del concepto de desafiliación, este término habla del proceso
mediante el cual un individuo o un grupo social se disocia de redes sociales que permiten su protección. Es
decir de un recorrido hacia la vulnerabilidad.
16
En América Latina estas zonas de vulnerabilidad a las que se refiere Castel (2010) no se desplegaron,
como ocurrió en los países más desarrollados, a partir del auge de la economía de los servicios o posindustrial
y como resultado de la crisis del salariado y el avance de la precarización laboral, sino como resultado de débi-
les procesos de salarización durante la fase de industrialización ocurrida entre las décadas 1940 y 1970, lo que
explica la ampliación de la economía informal. En cuanto a la vulnerabilidad hay que señalar que en América
Latina ésta cristalizó, como lo ha señalado Fernando Cortés, en situaciones de marginación sufridas por indivi-
duos en localidades donde el progreso técnico no se ha propagado (Cortés, 2002).
90 Barba solano
Puede afirmarse que en este caso se privilegió a grupos de ingresos medios,17 mien-
tras se ofrecían esquemas inferiores de protección social para el resto de la población, lo
que segmentó a la sociedad y propició tanto la reproducción de patrones de desigualdad
social como de exclusión sociocultural (figura 1).
Los trabajadores
urbanos informales
recibieron asistencia social
17
Como los trabajadores industriales, los empleados del Estado y los miembros de las clases medias, todos ellos
integrantes de una amplia coalición social que respaldó el proceso de industrialización vía sustitución de importa-
ciones impulsado por estados desarrollistas latinoamericanos como el mexicano o el brasileño (Barba, 2007).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 91
Fuente: Elaboración propia a partir de Esping-Andersen (1990, 1999, 2010); Wood y Gough (2006); Skocpol
(1987); Sojo (2011); Esping-Andersen et al. (2002).
18
Podrían incluirse otros ejes, como la relación entre la política económica y la política social (producti-
vista-no productivista), o el grado de exclusión étnica (excluyente-no excluyente), pero la extensión de este
trabajo no lo permite.
92 Barba solano
dencia del mercado, lo que implica garantizar bienestar como un tema de ciudadanía y una
cuestión de derechos, independientemente de las relaciones de mercado. Los valores nega-
tivos aluden precisamente a lo contrario, al acceso a servicios y prestaciones sociales en
función de la posición que se ocupa en el mercado y de las capacidades adquisitivas de
cada individuo. Este tema está ligado al establecimiento de un mercado o cuasimercado del
bienestar (Esping-Andersen, 1990).
En el eje Z los valores positivos aluden al proceso de emancipación de los individuos
de la dependencia familiar, de reciprocidades familiares y/o conyugales. Los valores positi-
vos están relacionados con el establecimiento de regulaciones laborales que protegen tareas
reproductivas, de instituciones que asumen públicamente el cuidado de niños, personas de
la tercera edad, enfermos y personas con discapacidades, de derechos para las mujeres que
las liberan de las responsabilidades de cuidado familiar. Los valores negativos se refieren a
la tendencia a mantener el tema del cuidado como algo que concierne al ámbito familiar,
dentro del cual se mantiene como una responsabilidad femenina (Sojo, 2011).
En el eje W los valores positivos se refieren al desarrollo de la ciudadanía social, la
cual debe ser entendida como acceso a derechos y garantías sociales que adquieran el esta-
tus legal y práctico de los derechos de propiedad,c que son cruciales para limitar el impac-
to negativo del funcionamiento del mercado en la sociedad y para lograr niveles
diferenciales de cohesión social (Marshall y Botomore, 1996); Esping-Andersen, 1990;
Castel, 2010). Los valores negativos aluden a la protección basada en relaciones corporati-
vas donde el estatus social es lo crucial o a relaciones clientelares, jerárquicas y asimétricas,
ligadas a formas de protección informales vinculadas a las redes familiares y/o comunitarias
(Wood y Gough, 2006).
a
Este enfoque supone que la mayoría de la población puede contratar su propia previsión social y que el Estado
sólo debe apoyar a quienes son incapaces de resolver sus propios problemas. Considera que la pobreza es re-
sultado de deficiencias individuales y atribuye a la función pública un papel complementario al del mercado, a
través de beneficios modestos para evitar reducir la motivación para trabajar. Se sospecha que quienes solicitan
apoyo apenas lo merecen y pueden estar evitando un empleo honesto (Esping-Andersen, 1990; Skocpol, 1987).
b
Los regímenes de bienestar varían justamente en términos de sus niveles de desmercantilización: los liberales
sólo garantizan asistencia en términos de prueba de medios; los conservadores ofrecen seguridad y titularidades
para quienes contribuyen al financiamiento de los sistemas de seguridad; los socialdemócratas son los más des-
mercantilizadores, porque ofrecen derechos sociales como alternativa al empleo (Esping-Andersen, 1990). cEl
fundamento de esta idea es que es posible reducir la desigualdad social sustituyendo la posición de clase genera-
da por el mercado por el estatus político de ciudadanía (Marshall y Botomore, 1996). A esa forma de propiedad
se refiere Robert Castel cuando habla de propiedad social (2010).
Fuente:: Elaboración propia.
19
Este período comprende los años transcurridos entre la promulgación de la Constitución de 1917 y el
cardenismo (1934-1940).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 93
Recuadro 2. La política social durante los tres períodos del régimen mexicano
Durante la constitución del régimen la política social fue utilizada para legitimar el control
autoritario de los vencedores, a través de intercambios clientelistas y corporativos con los
sindicatos y organizaciones campesinas. En un primer momento a través de la vinculación
de éstos con algunos de los caudillos de la revolución, posteriormente por medio del reco-
nocimiento de derechos sociales en la Constitución Política de 1917 y más tarde a través
de la inclusión corporativa dentro de los sectores del Partido de la Revolución Mexicana
(prm) (Barba, 2003, 2004, 2007; Barba y Valencia, 2013).
En el período de consolidación, la política social fue utilizada para respaldar la puesta
en práctica de un proyecto estatal de industrialización,a ligado a la expansión y protección del
mercado interno. En este período se consolidaron los intercambios corporativos entre el
Estado, los sindicatos y organizaciones populares urbanas al interior del Partido Revolucionario
Institucional (pri), garantizando derechos y protección social para la amplia coalición social
que respaldó ese proyecto (Barba, 2003, 2004, 2009; Barba y Valencia, 2013).
En la etapa liberal se ha intentado redefinir la política social, primero en el contexto del
proceso de liberalización económica y política; después en el marco de la crisis global que
atraviesa la economía y que se expresa en un cuestionamiento profundo del neoliberalismo
como receta universal. En la actualidad se ha producido una aguda tensión entre las pro-
puestas liberales para reformar la política y las instituciones socialesb y algunas propuestas
más progresistasc (Barba, 2009, 2010, 2012, 2013a, 2013b; Barba y Valencia, 2013).
a
Estrategia seguida por un estado desarrollista. bResidualizar, focalizar y mercantilizar. cDesmercantilizar, univer-
salizar, ofrecer derechos y garantías sociales.
Fuente: Elaboración propia.
20
Industrialización vía sustitución de importaciones, ocurrida a partir de la década de 1940 y hasta 1982.
21
Este período inicia con el gobierno del presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) y continúa
hasta nuestros días, tras experimentar una profunda crisis en 1994-1995 y otra aún más profunda y global a
partir de 2008.
94 Barba solano
incipiente, así como garantías laborales y agrarias y concesiones materiales para las orga-
nizaciones obreras y campesinas, que parecían orientarse al cumplimiento de la promesa
de justicia social emanada de la revolución de 1910 y respondían a la tentativa de cons-
truir un pacto social para garantizar el apoyo popular a la élite triunfante. Las caracterís-
ticas del régimen de bienestar mexicano al concluir su etapa de constitución puede
apreciarse en la figura 2.
Mercantilización - X 2 4 X+ Desmercantilización
5
Familiarismo -Z 3
-W Clientalismo
Corporativismo
-Y
Visión residual
Constitución del
régimen
1) Una fuerte regulación del mercado laboral, que cristalizó en el reconocimiento de derechos
laborales en la Constitución Política de 1917.a
2) Un enfoque universalista-minimalista en el ámbito educativo, que se concretó en 1921 con la
fundación de la Secretaría de Educación Pública.b
3) La creación de la primera institución asistencial, la Secretaría de Asistencia Pública en 1937.c
4) La culminación del reparto agrario durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas (1934-
1940).d
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 95
5) El establecimiento del salario mínimo para los “jefes de familia” que desde entonces adquirieron
un reconocimiento estatal como proveedores, lo que contrastaba con la ausencia de política o
instituciones públicas encargadas de hacer frente al tema del cuidado, dejado exclusivamente
como una responsabilidad del ámbito familiar y de las mujeres.
a
El centro de la regulación fueron los contratos colectivos de trabajo (De la Garza, 1989). En el Artículo 123,
jornada máxima de ocho horas, derechos de asociación y huelga, definición del salario mínimo; en el Artículo
27, disposiciones fundamentales para respaldar una reforma agraria (Barba, 2003). bPara cumplir con el mandato
del Artículo 3 constitucional de extender la educación primaria gratuita a todo el territorio nacional. Al final del pe-
ríodo de gobierno de Cárdenas las escuelas públicas atendían a 1 800 000 niños y el analfabetismo se redujo entre
1934 y 1940 de 50 a 45 por ciento de la población en edad escolar (Barba, 2003). cFundamentalmente orientada
a la prestación de servicios de salud a los pobres, lo que daba cumplimiento a lo establecido en el Artículo 4 de
la Constitución de 1917.
d
Basada en el Artículo 27 constitucional, buscaba acabar con los latifundios y desmercantilizar la tierra.
Fuente: Elaboración propia.
22
Subdividido en dos períodos: 1940-1970 y 1970-1982. El primero incluyó el despliegue de la estrategia
de industrialización vía sustitución de importaciones; el segundo, conocido como “desarrollo compartido”, fue
cuando se intentó complementar el modelo de trickle down, iniciado desde el gobierno de Miguel Alemán, con
una reforma fiscal y reformas sociales encaminadas a la redistribución del ingreso (Solís, 1975; Székely, 1983).
96 Barba solano
Los incluidos:
• Obreros organizados Coalición urbana ligada al proyecto de
• Empleados públicos industrialización
• Sectores medios Impulsada por el Estado y respaldada
por empresarios nacionales y transna-
cionales
Los desafiliados:
• Campesinos
• Trabajadores del sector informal
En 1940 67 % de la PEA se ubicaba en el
Los discriminados: sector primario
• Mujeres, jóvenes, niños,
personas con discapacidad Para 1970 sólo 37 % se dedicaba
y de la tercera edad a esa actividad
Los excluidos:
• Indígenas
Fuente: Elaboración propia con base en Barba (2003, 2004, 2007); Barba y Valencia (2013).
No sorprende que después del sexenio de Cárdenas los actores ligados a la tierra
pasaran a un segundo plano y que la reforma agraria dejara de ser uno de los pilares de
la política social y se convirtiera en un mecanismo de control. La promesa de justicia
social fue reemplazada por una nueva promesa: crecimiento económico y redistribución
gradual de la riqueza (Barba, 2003).
En ese escenario surgieron algunas de las figuras centrales del régimen de bienestar
mexicano, entre las que sobresale la dualización de la política social, ligada a la consoli-
dación de un partido de Estado corporativo: el pri. Ese fue uno de los legados fundamen-
tales del período y se expresa en la construcción de un sistema estratificado de seguridad
social, que incluyó subsistemas de pensiones, de salud23 y de vivienda24 cuyos referentes
23
De acuerdo con estimaciones de López Acuña (1980), en 1978 la capacidad total de cobertura de las
instituciones de salud en México alcanzaba a 69.9 por ciento de la población. Los servicios públicos para todos
los ciudadanos, ofrecidos por la Secretaría de Salubridad y Asistencia, sólo cubrían a 15.6 por ciento de la
población y eran básicamente asistenciales y preventivos. Además, la desigualdad en el acceso a la salud gene-
raba también grandes desigualdades regionales, expresadas en brechas insalvables entre las regiones más ricas
y las más pobres de México (Gutiérrez, 2002).
24
El Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y el Fondo de Vivienda para los
Trabajadores al Servicio del Estado (Fovissste), ambos creados en 1972, así como el Fovimi o Fondo de Vivienda
Militar, creado en 1973 (Catalán, 1993; Aldrete, 1991).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 97
corporativos eran los trabajadores varones, formales y urbanos, ligados al sector privado,
los servicios públicos o las fuerzas armadas.25 Ese sistema fue complementado por el
acceso a educación media y superior para los estratos con ingresos medios y superiores,26
lo que contrasta agudamente con las instituciones asistenciales27 edificadas para el resto
de la población.
La matriz de protección corporativa no alcanzó a los pobres urbanos, quienes fueron
manipulados políticamente primero a través de intercambios clientelistas ligados a la
construcción de infraestructura urbana28 y después por medio de los primeros programas
sociales29 orientados a transferir recursos públicos a los pobres que habitaban las zonas
rurales. Aunque en esta etapa se dio un pequeño paso adelante hacia la desfamiliarización
con la creación de instituciones asistenciales orientadas a la protección de la infancia y la
familia,30 poco se hizo para evitar que la población indígena siguiera siendo excluida de
los sistemas de protección social.
Hacia el final de ese período la creación de programas contra la pobreza marcó el
inicio de procesos de focalización y abrió la puerta para que la pobreza se convirtiera en
un elemento fundamental de la agenda de la política social, tendencia que se acentuaría
en la etapa de la reforma liberal. La figura 4 sintetiza las tendencias más significativas de
este régimen antes de la crisis económica de 1982.
25
Los trabajadores del sector formal se repartían desigualmente entre las diferentes instituciones de segu-
ridad social. Las dos instituciones con más asegurados eran el imss (creado en 1943) y el issste (fundado en
1959), la primera con 80 por ciento de los derechohabientes y la segunda con 17 por ciento; muy por debajo
se encontraban el issfam (establecido en 1976) y los trabajadores de Pemex, que en conjunto atendían a tres por
ciento de los asegurados (ocde, 1998:96; Gutiérrez, 2002:112).
26
Entre 1940 y 1980 la cobertura de la educación primaria creció de 45.2 a 86.9 por ciento y la de edu-
cación media pasó de 37.4 a 67.3 por ciento (Urrutia, 1993:48 y 49).
27
La Secretaría de Asistencia Pública se transformó en la Secretaría de Salubridad y Asistencia en 1943 y
se concentró en ofrecer servicios de salud preventiva, atención primaria a problemas de salud y asistencia ali-
mentaria (Kumate y Soberón, 1989). Además de una institución de apoyo a la vivienda popular, denominada
Fondo Nacional de Habitaciones Populares, creada en 1981 (Aldrete, 1991; Catalán, 1993).
28
No hay que olvidar que como resultado de la crisis agrícola de la década de 1960 se produjo un proce-
so masivo de migración de los pobres del campo a las periferias de las zonas metropolitanas, donde se asentaban
ilegalmente y demandaban servicios urbanos básicos (Cornelius, 1980). En ese contexto el pri funcionó como
un mecanismo de mediación y mediatización de esas demandas sociales (González Casanova, 1981), que coop-
tó a los líderes de esos grupos y los utilizó para obtener estabilidad electoral (Fagen y Tuohay, 1972).
29
Entre ellos destacan: el Programa de Inversiones Públicas para el Desarrollo Rural (Pider), creado en
1973; la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar),
creada en 1976, y el Sistema Alimentario Mexicano (sam), creado en 1980 (Barba, 2003).
30
Destacan el Instituto Nacional de Protección a la Infancia (inpi), creado en 1961, y el Instituto Mexicano
de Asistencia a la Niñez, de 1968, ambos creados para ofrecer asistencia médica y educativa y apoyos alimen-
ticios (Barba, 2003).
98 Barba solano
Estatismo
Y+
Mercantilización - X 2 3 X+ Desmercantilización
6 4
5
Familiarismo -Z -W Clientelismo
Corporativismo
-Y
Visión residual
Constitución del
régimen
Fuente: Elaboración propia con base en Barba (2003, 2004, 2007, 2013a, 2013b); Barba y Valencia (2013).
1) Continúa la regulación del mercado laboral, pero el sistema de seguridad social que se desarro-
lla tiene como contrapeso la creación de instituciones asistenciales.
2) Hay un retroceso en el proceso de desmercantilización de la tierra con el desgaste de la reforma
agraria, pero continúa la tendencia universalista en la educación básica.
3) Inicia la construcción de ciudadanía social a través de la conformación de un sistema estratifi-
cado y corporativo de seguridad social, ligado al empleo formal.
4) Este sistema refuerza las tendencias corporativas del régimen y en conjunto con las prácticas de
clientelismo urbano acentúa la herencia autoritaria de la etapa de constitución del régimen.
5) La creación de instituciones asistenciales en el ámbito de la salud y la vivienda, así como de los
primeros programas focalizados en la pobreza, tienden a subrayar una tendencia residual emer-
gente.
6) Hay un pequeño avance en el tema del cuidado con la creación de instituciones de asistencia a
la niñez, lo que habla de un proceso incipiente de desfamiliarización (figura 4).
31
De acuerdo con Székely (1998:figura 1.2), entre 1950 y 1984 la población con ingresos medios pasó de
24.3 % de la población total a 55.9 %. Mientras, la población en pobreza extrema se redujo de 31.3 % en 1950
a 11.4 % en 1984.
32
De acuerdo con Hernández Laos (1992:cuadro 3.2), aunque la incidencia de pobreza extrema en los
hogares se redujo de 63.3 por ciento alcanzado en 1963, aún llegaba a 23.8 % de éstos en 1984. A esto se suma
un repunte de la pobreza moderada, que pasó de 14.8 % en 1963 a 36.1% en 1984.
100 Barba solano
7
Vinculación de los derechos sociales a esquemas
Contribuyen a la reproducción formales de empleo
de desfigualdad social
La reforma liberal que comenzó durante la década de 1980 ha hecho frente a dos de los
desafíos mencionados: incluir a los pobres en los sistemas de protección y garantizar la
viabilidad financiera de éstos. La política social se reorientó hacia un nuevo objetivo:
reducir la pobreza y limitar la vulnerabilidad social. Esto fue posible porque una nueva
constelación de actores de carácter transnacional impulsó estas iniciativas. Destacan,
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 101
entre ellos, las tecnocracias ligadas a instituciones financieras internacionales (ifi) como
el Banco Mundial (bm) y el Banco Interamericano de Desarrollo (bid), así como las secre-
tarías de Hacienda, de Desarrollo Social y a la propia Presidencia de la República.33
Las premisas de la reforma liberal fueron las siguientes: desarticular al corporativis-
mo; mercantilizar gradualmente los sistemas de pensiones, salud y educación para hacer-
los más eficientes y viables financieramente; descentralizar los servicios públicos de
educación y salud; desmercantilizar los servicios sociales básicos para los más pobres, y
focalizar programas sociales en ese segmento social y en el de los vulnerables, utilizando
prueba de medios, estableciendo condicionalidades y procurando evitar grandes costos
fiscales (Barba, 2007, 2012).
Entre las innovaciones más significativas del período destacan las siguientes: la crea-
ción en 1997 de Progresa-Oportunidades;34 la reforma al sistema de pensiones del imss en
1995; la creación en 2003 de un seguro voluntario de salud,35 denominado Seguro
Popular, y en 2006 del Seguro Médico para una Nueva Generación;36 la creación de pro-
gramas de pensiones no contributivas desarrollados a partir de 2003,37 que condujeron a
la creación del Programa de Atención a los Adultos Mayores de 70 años y más, orientado
primero a zonas rurales y paulatinamente ampliado a zonas urbanas; la reforma al sistema
de pensiones del issste en 2007, y la creación ese mismo año del Sistema Nacional de
Guarderías y Estancias Infantiles.
Los logros en materia de inclusión de los más pobres son notables. Oportunidades cuen-
ta actualmente con un padrón de 30 millones de individuos (5.8 millones de familias). El
programa Adultos Mayores de 70 años y más cubría en 2011 a 2 millones de personas.
Finalmente, de acuerdo con registros administrativos, la población atendida por el Seguro
Popular alcanzaba ya en 2011 a 51.8 millones de personas y la atendida por el Seguro
Médico para una Nueva Generación llegó a 5.7 millones ese mismo año (Coneval, 2012).
33
Esta nueva coalición y las reformas que impulsaron erosionaron la capacidad política de la vieja coalición
de actores locales que impulsaron la industrialización.
34
Se cambió el nombre original para marcar la ampliación de su cobertura (incorporando no sólo a pobla-
ción en pobreza extrema que vivía en zonas rurales, sino a aquella que vivía en ciudades medias), objetivos (v.gr.
no sólo énfasis en educación básica, también media y media superior), vinculación (acceso a programas de
empleo temporal, proyectos productivos, de vivienda, ahorro, etcétera) y financiamiento (préstamo del Banco
Interamericano de Desarrollo) (Hevia, 2009).
35
No contributivo para los afiliados pertenecientes a los dos primeros deciles de ingreso.
36
Que incorpora a niños nacidos a partir del 1 de diciembre de 2006 (fecha de inicio del gobierno de
Felipe Calderón).
37
Ley de pensión alimentaria del Distrito Federal de 2003, que otorgaba una pensión universal para personas
mayores de 70 años (edad que luego se redujo a 68 años) sirvió de “inspiración” para la creación de programas
similares en 19 entidades federativas de México (Valencia, Foust y Tetreault, 2012).
102 Barba solano
38
Procampo o Progresa-Oportunidades.
39
Ningún miembro de los hogares con acceso al Seguro Popular o donde el jefe del hogar no cuenta o
contaba con derechohabiencia a servicios médicos como prestación laboral (Coneval, 2012:45).
40
La pobreza de patrimonio tuvo su mayor repunte en 1996, cuando alcanzó a 69 por ciento de la pobla-
ción, lo mismo ocurrió con la pobreza de capacidades y la alimentaria, que ese año llegaron respectivamente a
46.9 y 37.4 por ciento. El nivel más bajo de las tres formas de pobreza se alcanzó en 2006, cuando la primera
se redujo a 42.9 por ciento, la segunda a 20.9 por ciento y la tercera a 14 por ciento de la población total
(Coneval, 2013).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 103
sólo perjudicaba a 21.2 por ciento (Coneval, 2013). Los avances en el acceso a estos
servicios se debieron sobre todo a la dotación de agua potable,41 mientras que la mejora
en la calidad y espacios de la vivienda es atribuible a la reducción de los pisos de tierra42
(Coneval, 2012:28).
La carencia de acceso a la salud, concebida como falta de derechohabiencia, se redu-
jo de 58.6 por ciento de la población en 2000 a 21.5 por ciento en 2012, debido al gran
avance en cobertura del Seguro Popular y del Seguro Médico para una Nueva Generación.
La cobertura del primero aumentó entre 2006 y 2011 en 36.1 millones de personas;43
mientras la cobertura del segundo se extendió a casi cinco millones de personas más44
(Coneval, 2013; Coneval, 2012:27).
Menos importante es la reducción en el rezago educativo. Entre 1990 y 2005 el por-
centaje de personas que enfrentaba esta situación se redujo de 26.6 a 19.8 por ciento,
después hubo un repunte y el porcentaje llegó a 21.9 en 2008, para situarse en 19.2 por
ciento en 2012 (Coneval, 2013).
En el campo de las pensiones no contributivas también se dio un paso adelante, ya
que entre 2008 y 2010 aminoró la carencia de acceso a la protección social para personas
de la tercera edad, a través del incremento de la cobertura de los programas de pensiones
no contributivas y de los apoyos de programas sociales. El programa 70 y más, después
rebautizado como 65 y más, duplicó su cobertura, de uno a dos millones, lo que le per-
mitió atender a 50 por ciento de su población potencial (Coneval, 2012:27).
No obstante, y a pesar de estos avances en la reducción de carencias sociales, no se
dieron pasos adelante para hacer frente a muchos de los retos acumulados por el régimen
de bienestar mexicano que se mencionan en el recuadro 5. Además, como se verá a con-
tinuación, en muchas de las reformas liberales puede detectarse la persistencia de elemen-
tos fundamentales del viejo adn del régimen de bienestar mexicano.
Progresa-Oportunidades
41
La carencia de servicios básicos en la vivienda disminuyó entre 2008 y 2010 de 19.2 a 16.5 por ciento
(Coneval, 2012:28).
42
El porcentaje de personas que vive en casas de piso de tierra pasó de 15.8 en 1990 a 4.8 en 2010
(Coneval, 2012:34).
43
Pasó de 15.7 a 51.8 millones de personas (Coneval, 2012:33).
44
Pasó de 819 400 a 5 millones 783 mil personas atendidas (Coneval, 2012:33).
104 Barba solano
Otras reformas muy importantes son las realizadas a los sistemas de pensiones del imss y
el issste, para hacer frente a la crisis financiera por la que atravesaban. Estas reformas
pusieron fin a los sistemas de reparto o de pay as you go e implicaron una mercantilización
de estos sistemas, a través de la creación de cuentas individuales y de instituciones finan-
cieras encargadas de administrarlas (Afores y Pensionissste).50 A pesar de estas reformas no
45
Realizada a través de una metodología sumamente compleja que demanda altos grados de pericia técnica.
46
Con frecuencia ligados a instituciones internacionales o académicas que cuentan con un gran prestigio,
quienes evalúan resultados cuantificables generados por el propio programa.
47
De acuerdo con Molyneux (2007) el programa no sólo reproduce una visión patriarcal, sino que a través
de él el Estado promueve activamente la estructuración de relaciones de género desiguales y asimétricas.
48
Esto es muy evidente por ejemplo en el caso de los servicios de salud ofrecidos por ese programa, ya que
sus beneficiarios sólo tienen acceso a un paquete mínimo de servicios básicos y preventivos, en unidades ambu-
latorias, lo que contrasta con los servicios ofrecidos por el Seguro Popular y las instituciones de seguridad social
(Barba y Valencia, 2011).
49
Además ha sufrido modificaciones normativas que han erosionado seriamente su legitimidad democrá-
tica interna.
50
Estas reformas fueron realizadas para hacer frente a la crisis financiera por la que atravesaban esas insti-
tuciones como resultado del deterioro de la tasa de trabajadores activos respecto de los pasivos, de la mala
administración de los recursos acumulados, de la evasión fiscal por parte de los empleadores y de los altos
costos administrativos de la operación de los sistemas (Mesa-Lago, 1994, 2007).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 105
En lo que corresponde a la reforma al sistema de salud realizada en 2003, hay que seña-
lar que ésta se legitimó como un mecanismo que da cumplimiento al derecho universal
a la protección en salud, garantizado para todos los ciudadanos por la Constitución. Esta
reforma abrió un ciclo de modificaciones orientadas a la universalización de los sistemas
de protección social. Sin embargo, la reforma reprodujo dos viejas tendencias: la visión
básica de la universalidad en materia de derechos sociales y la profundización de la seg-
mentación del sistema de salud. La creación del Seguro Popular agregó un piso interme-
dio al sistema de salud y reprodujo la predisposición a ofrecer una cobertura desigual y
51
57 por ciento de la pea trabaja en condiciones de desprotección, en la informalidad. A pesar de ello se
habla de 60 por ciento de la población protegida porque se incluye a quienes tienen derecho al Seguro Popular.
Esto es un grave error, porque este seguro no ofrece prestaciones como las pensiones, guarderías, beneficios en
especie o vivienda (Ramírez et al. 2012:21).
52
Que en el caso del issste enfrentaron intensas movilizaciones sindicales y múltiples recursos legales, y
regresaron a cada trabajador en lo individual la responsabilidad de hacerse cargo de los riesgos ligados al ciclo
vital correspondientes a la cesantía por vejez.
53
En proceso de extinción.
106 Barba solano
servicios de calidad inferior para los más pobres, ubicados al margen de esquemas de
empleo formales. Además, la reforma no logró la incorporación a los servicios de salud
de más de 30 por ciento de los mexicanos (figura 6).54
Seguros
privados
Trabajadores asegurados
Servicios de tercer nivel Derecho laboral
del sector formal
36.6 %
54
Con datos actualizados a 2012, la exclusión de personas de algún tipo de seguro en salud fue de 21 por
ciento (Coneval, 2013).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 107
55
Este tipo de guarderías se multiplicaron tras una reforma a la Ley general del imss en 2003 que flexibilizó
los requisitos para establecerlas y redujo las erogaciones per cápita de ese instituto, lo cual condujo a la reduc-
ción de la calidad en la atención a los menores.
108 Barba solano
1%
cuidados
en una
guardería privada
Avance marginal
2.6 % cuidados en una
guardería pública
Otras redes de
7.2 % Cuidados por otra persona reciprocidad
Ciudadanía social W+
Z+ Desfamiliarismo
1
Mercantilización - X X+ Des-
Mercantilización, sistema de pensiones, mercantilización
ramos de salud, educación y vivienda
de interés social
Familiarismo -Z -W Clientalismo
corporativismo
Oportunidades
Des... laboral/focalización/
-Y minimalismo
Visión Residual
Reforma liberal
Las propuestas de reforma social del gobierno de Peña Nieto se enmarcan en una reforma
fiscal, que aunque no llegó a los niveles esperados o deseables sí le permitirá al gobierno
disponer de una enorme cantidad de recursos. De acuerdo con estimaciones de Gerardo
Esquivel (2014), el gobierno dispondrá de 200 mil millones de pesos adicionales, prove-
nientes de nuevos impuestos. Este monto podría llegar a 350 mil millones si se conside-
ra la eliminación de subsidios y ajustes de tarifas. A estos recursos habría que sumar
también los recursos adicionales que podrían obtenerse debido a la autorización de un
déficit fiscal de 1.5 por ciento del pib, que podría llegar a 650 mil millones de pesos. El
potencial redistributivo es, pues, muy importante (Milenio, 2013).
Con ese telón de fondo deben analizarse las iniciativas del actual gobierno encami-
nadas a fortalecer el régimen de bienestar, entre las que destacan: la creación de una
pensión universal no contributiva, la instauración del seguro de desempleo, y la cnch.
Respecto de estas propuestas hay algunas preguntas que son obligadas: ¿la instauración
de la pensión universal necesariamente implica un avance hacia el universalismo y va más
allá de los programas 65 y más y los programas estatales?; ¿la propuesta del seguro de
desempleo implica un avance en los derechos sociales o sólo constituye una red mínima
de seguridad?; ¿la cnch, que afirma garantizar el derecho universal a una alimentación
nutritiva, suficiente y de calidad, rebasa efectivamente una perspectiva focalizada en los
más pobres?
110 Barba solano
56
Cuando este capítulo estaba siendo escrito aún no pasaba por la Cámara de Senadores.
57
Esa cantidad se determinó a partir de la línea de bienestar mínimo del mes de julio de 2013 calculada
por el Coneval (Presidencia de la República, 2014).
58
Se prevé que la edad que se establece se ajustará cada cinco años a partir de la entrada en vigor de la ley,
a la edad que resulte de aplicar el factor de 0.87 a la esperanza de vida general al nacer, calculada por el Consejo
Nacional de Población. También se plantea fomentar el ahorro a través de los mecanismos que se establezcan
para el caso, con el propósito de incrementar el monto de la pensión (Presidencia de la República, 2014).
59
Aproximadamente 1 010 pesos mensuales.
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 111
en zonas urbanas llegó a 1 234.38 pesos, lo que significa que quienes la reciban estarán
en una situación de pobreza. Esto se agrava si se considera que el monto de 1 092.00
pesos se alcanzará dentro de 15 años (Coneval, 2014). En estas condiciones la pensión
universal se revela como una transferencia monetaria condicionada, extremadamente
limitada y que no garantiza un derecho ciudadano a vivir dignamente al margen de la
pobreza para los adultos mayores que no tienen acceso a pensiones laborales.
El seguro de desempleo
En México nunca ha existido alguna clase de seguro federal de desempleo.60 La Ley fede-
ral del trabajo sólo prevé una “indemnización por finalización del trabajo” para los
empleados formales. En ese sentido, la propuesta del gobierno de Peña Nieto de crear un
seguro de desempleo es un movimiento significativo en la ampliación de la protección del
pilar contributivo ligado al empleo formal. No obstante, como se vera, no implica avance
alguno en el terreno de la universalización de derechos ciudadanos.61
La propuesta fue discutida y aprobada en la Cámara de Diputados el 18 de marzo de
2014, aunque con una notable oposición,62 y será turnada al Senado para su discusión y
aprobación. De aprobarse en el Senado, la creación del seguro de desempleo implicará
modificaciones a las leyes Federal del trabajo, del Sistema de ahorro para el retiro, del
Seguro Social, del issste y del Infonavit.
Se propone que el seguro de desempleo forme parte de los seguros reglamentados
por la Ley del seguro social, aplicable a los trabajadores sujetos al régimen del apartado “A”
del Artículo 123 constitucional; es decir, a los trabajadores que cotizan al imss y al
Infonavit. Este seguro se otorgará a quienes estén afiliados al régimen obligatorio del
seguro social o al régimen obligatorio del issste63 y queden desempleados a partir del 1
de enero de 2015. La prestación podrá recibirse por una vez en un período de cinco años.
Se otorgan facultades expresas al imss para administrar el seguro de desempleo
(Presidencia de la República, 2013a).
Los requisitos previstos para acceder a este seguro son los siguientes: haber cotizado
al menos 24 meses en un período no mayor a 36 meses, a partir de su afiliación o desde
60
La excepción fue la creación de un programa de seguro de desempleo, aprobado por la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal en agosto de 2008 y publicado en octubre de ese mismo año (styfe, 2013).
61
De aprobarse tal vez sería sustentable en términos financieros, pero podría entrañar una erosión de los
derechos laborales conquistados por los trabajadores mexicanos.
62
Fue aprobada con 204 votos a favor y 202 en contra, con 97 reservas que presentaron el pan, el prd, el
pt y Movimiento Ciudadano. El común denominador de estas reservas fue en el sentido de cambiar el sistema
de financiamiento de ese seguro, por considerar que la propuesta aprobada va en detrimento de los derechos
de los trabajadores. Sin embargo, todas las reservas se desecharon (Radio Fórmula, 2014).
63
También se propone que los gobiernos estatales y municipales podrán inscribir a sus trabajadores al
seguro de desempleo mediante la celebración de un convenio de incorporación al imss (Presidencia de la
República, 2013a).
112 Barba solano
64
Según se establezca en la Ley del seguro social y en la del issste.
65
Esto significa que el seguro de desempleo se cubrirá en primer término de la subcuenta mixta de la
cuenta individual de cada trabajador, establecida por la Ley de los sistemas de ahorro para el retiro, y que en caso
de que los recursos sean insuficientes se utilizará el fondo solidario, y en última instancia recursos del presu-
puesto de egresos de la federación (Presidencia de la República, 2013a).
66
De hecho, si no se usan los recursos como seguro de desempleo aún pueden utilizarse para vivienda, así
como para la contratación de una renta vitalicia, seguro de sobrevivencia o retiros programados (Presidencia de
la República, 2013a).
67
De acuerdo con Arturo Alcalde, abogado laboral, asesor de la Unión Nacional de Trabajadores (unt) y
representante legal de diversos sindicatos, de los 144 000 millones de pesos que actualmente recibe el imss por
concepto de aportaciones patronales, 60 por ciento (86 000 millones) estaría en riesgo si se aprueba esta ley.
Considera que de aprobarse quedarán tan solo 58 000 millones disponibles para la vivienda en este país, para
los trabajadores del apartado “A” (Melgar, 2014).
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 113
68
A escala nacional se refiere también a la Ley general de desarrollo social, así como a la Ley de desarrollo rural
sustentable. En el ámbito internacional hace referencia al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales firmado por el país en 1981, que obliga al Estado a garantizar el derecho de toda persona a estar
protegida contra el hambre, y también a otros instrumentos internacionales (Presidencia de la República,
2013b).
69
No queda claro quién será el responsable directo de la estrategia.
70
El Consejo Nacional de la Cruzada contra el Hambre está integrado por: el secretario de Desarrollo Social
(quien lo preside), representantes de los sectores social y privado, representantes de instituciones académicas y
también de organismos internacionales (Presidencia de la República, 2013b).
71
A cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
72
A cargo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.
73
A cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
74
A cargo de la Secretaría de Economía.
75
A cargo de la Secretaría de Educación Pública.
76
A cargo de la Secretaría de Salud.
77
A cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
114 Barba solano
80
A cargo de la Secretaría de Desarrollo Social.
81
A cargo de la Secretaría de Seguridad Pública.
82
En particular se señala que la cnch promoverá la integración de comités comunitarios integrados por
beneficiarios de programas sociales, que participarán en su instrumentación y supervisión, pero no se aclara
cuáles serán los criterios para seleccionar dichos comités (Presidencia de la República, 2013b).
83
Por ejemplo, un mejor desempeño, una mejor calidad educativa, condiciones mínimas en los hogares
para desarrollar capacidades cognitivas y afectivas, así como incentivos para integrase a la economía (México
Evalúa, 2013).
84
Coneval señala que hay 2 456 municipios en el país agrupados en cinco categorías, y en todas ellas hay
población en pobreza extrema.
Las propuestas de reformas y las nuevas estrategias sociales del gob. de Enrique Peña nieto 115
Conclusiones
Durante las últimas dos décadas se ha desarrollado un pilar no contributivo que ha des-
mercantilizado aspectos básicos de protección social para los más pobres. A pesar de ello,
en el horizonte del régimen está aún muy lejos el desarrollo de un régimen universal de
ciudadanía social. Se ha buscado reducir el clientelismo, pero los programas sociales
tienden a reproducir esa herencia histórica. Se ha avanzado en las reformas orientadas a
lograr que los sistemas de protección social lleguen a ser viables financieramente, pero no
en aquellas dirigidas a lograr que se conviertan en sistemas integrados y unificados. No
se ha logrado cerrar las brechas sociales y territoriales. No se han dado pasos importantes
para integrar a la población indígena, como tampoco para construir sistemas públicos de
cuidado, lo que significa que el régimen continúa siguiendo la trayectoria familiarista del
pasado y reproduciendo con fuerza las desigualdades de género.
En este contexto, es muy evidente que las nuevas reformas propuestas por el gobier-
no de Peña Nieto no se apartan de las tendencias de las últimas décadas. La pensión
universal continúa en la línea, iniciada por el Seguro Popular, de construir derechos
básicos para los más pobres; se trata de un paso más hacia un “universalismo mínimo”
85
Mientras que 34.4 por ciento de los niños entre cinco y 10 años tienen esos padecimientos y lo mismo
ocurre con 35 por ciento de la población entre 12 y 19 años (insp, 2012:150 y 168).
86
Padecimientos relacionados con el desarrollo de diabetes, hipertensión arterial, cáncer, cardiopatías y
otras enfermedades crónicas, en personas de todas las edades, así como con muertes evitables, además de gene-
rar elevados gastos de salud.
87
De acuerdo con Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición
Salvador Zubirán, existe una relación estrecha entre obesidad y consumo de leche en polvo en edades tempra-
nas y Nestlé controla gran parte de ese mercado (citado por Damián, 2013).
116 Barba solano
que no modifica el carácter dual del régimen ni ofrece derechos sociales equiparables para
todos los ciudadanos. Sin duda, su desarrollo implica avanzar en el tema de la desfami-
liarización de la protección de las personas de la tercera edad. Implica ir más lejos que el
programa 65 y más y se trata de una ampliación del proceso de inclusión social iniciado
desde la década de 1990. Sin embargo, esta nueva figura no contribuye en lo más mínimo
a reducir la segmentación que predomina en el campo de las pensiones ni garantiza a los
adultos mayores salir de la pobreza.
En el caso del seguro de desempleo, difícilmente puede hablarse de un progreso en
la construcción de derechos sociales, si se considera que su financiamiento se basa en la
utilización de fondos que pertenecían a los programas de construcción de vivienda de
Infonavit y Fovissste, lo que ha generado un gran rechazo por parte de las organizaciones
sindicales, quienes perciben una pérdida de derechos ya alcanzados en etapas previas.
Finalmente, la cnch no puede considerarse un mecanismo que garantice el cumpli-
miento del derecho constitucional a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad,
establecido en el Artículo 4 constitucional. Su enfoque es muy focalizado, de hecho se trata
de una focalización dentro de la focalización. Además, su diseño aparece como un retroce-
so en la política social mexicana, debido a su falta de transparencia, a su ausencia de clari-
dad conceptual, organizativa y operativa, así como por su susceptibilidad al clientelismo.
Hay en el saldo de deudas del régimen una tarea crucial pendiente: construir un
sistema universal de ciudadanía social. Eso no significa asistencia para los más pobres, ni
prueba de medios, ni condicionalidades, ni familiarismo, ni servicios sociales básicos
diseñados para el sector más pobre. Implica garantizar igualdad de estatus para todos los
ciudadanos: los mismos beneficios, ofrecidos con la misma calidad, como derechos bási-
cos para toda la población, que incluyan tanto a ciudadanos de clase media como a los
más pobres. Es evidente que para lograr esto primero hay que fijarlo como una meta en
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Las reformas estructurales y el empleo: De la prioridad
discursiva al desdén efectivo
Luis Ignacio Román Morales
123
124 Román morales
Supóngase, sin conceder, que las dificultades de México en los últimos 32 años
hayan sido resultantes en lo primordial de algunas de las razones aludidas en el párrafo
precedente. ¿Qué garantiza que los esperados efectos benéficos derivados de las actuales
reformas estructurales no sean igualmente anulados por esas mismas circunstancias u
otras similares? Si ello es imprevisible, ¿cómo pueden anunciarse luminosas expectativas
sociales y económicas sin considerar los factores que en el pasado han impedido que éstas
se cumplan, o sin tomar en cuenta los nuevos factores de incertidumbre nacional, inter-
nacional o global (como los medioambientales)?
En todo caso, la mercadotecnia parece desempeñar un papel clave: parecería que los
opositores a las reformas son ignorantes o dogmáticos, mientras que los que las respaldan
son dinámicos, informados, inteligentes y simpáticos. Estos últimos, gracias a su gran
optimismo y convicción, son los que logran “mover a México”.
Entre el cúmulo de beneficios que se espera de las reformas en el discurso oficial,
destaca la generación de empleo. No es para menos: la pérdida en el poder adquisitivo de
los ingresos, la precarización laboral, la pérdida de posibilidades reales para exigir dere-
chos, las jornadas extenuantes, la recurrencia a la migración, a la economía informal, a la
ilegalidad o la exclusión de la participación económica (los “ninis”), son situaciones cada
vez más presentes o cercanas para proporciones crecientes de la población. Así, resulta
muy atractiva una oferta de políticas y reformas en la que se prometen “buenos empleos”,
“empleo digno y decente”, “empleo formal”, “inversión generadora de empleo”, “empleos
competitivos”, etcétera. ¿Tienen estas buenas expectativas un fundamento real?
go, ninguno de los compromisos específicos en esta materia hace referencia al empleo
(compromisos 37 al 73). El objetivo general se pierde en las definiciones específicas.
Donde existen puntos detallados sobre el empleo es en el área de política social del
pacto (acuerdos para una sociedad de derechos y libertades). El empleo se refiere en los
compromisos uno (acceso universal a los servicios de salud) y cuatro (seguro de desem-
pleo). Así mismo, en el área de “acuerdos para la seguridad y la justicia” se establece la
creación de un programa de empleo para jóvenes (compromiso 74).
Parece existir un interés general significativo en materia de empleo, pero no se tra-
duce en compromisos específicos más allá del seguro de desempleo y del programa de
empleo para los jóvenes. En cuanto al primero, su planteamiento generó una gran expec-
tativa, pero su regulación operativa lo convierte en marginal y finalmente no ha sido
aprobada su definición concreta. En cuanto al programa de empleo para jóvenes, éste no
representa una modificación estructural en términos legales, de instituciones o de orien-
tación de políticas.
Resulta extraño que en el diagnóstico se destaque el problema del empleo para las
personas con discapacidad pero no haya mención alguna al respecto en las líneas de
acción. En cambio, en el diagnóstico no se menciona la problemática ocupacional de nin-
gún otro grupo poblacional, pero hay líneas particulares para adultos mayores. También
resalta el que no haya líneas de acción en perspectiva de género en el empleo, cuando ésta
constituye uno de los ejes transversales. Además, en el eje México en paz se planteaba la
problemática específica del empleo de los jóvenes y en ninguno de los dos ejes se retoma
alguna línea de acción al respecto.
Lo que sí se bosqueja es la relación esperada del empleo con programas sociales (en
particular el seguro de desempleo y la pensión para adultos mayores), la continuación de
los programas de transferencias condicionadas de ingreso y un objetivo que se reitera
enfáticamente a lo largo del plan y las reformas: el abatimiento de la informalidad y su
paso a la economía formal.
El eje de educación de calidad carece de un diagnóstico sobre la relación educación-
empleo, de un plan de acción que lo aborde, de objetivos en materia de articulación entre
ambos aspectos y de estrategias específicas. Sin embargo, se plantean “líneas de acción”
en materia de empleo:
1
En los Criterios generales de política económica 2014 se indica: “Otro de los sectores estratégicos con
gran potencial de generación de empleos y bienestar es el turismo, el cual actualmente representa nueve por
ciento del pib” (shcp, 2013). Es notorio que se justifique en términos de empleo, pero el dato que se refiere sea
el de pib y no el de empleo. El empleo en servicios de restaurantes y alojamiento representa 6.8 por ciento del
total; es decir, menos de la mitad del que tiene en el sector agropecuario, cuando en la selección de este último
no se hace mención al empleo. En comparación con la industria manufacturera, que no fue seleccionada como
sector estratégico, la diferencia es extrema: la manufactura, con ocho millones de trabajadores, tiene 2.3 veces
más que los servicios antes referidos, y sin embargo no recibe mención alguna en materia de empleo.
128 Román morales
salarial. Para revertir esta situación, es necesario que nuestro capital humano esté mejor
preparado, con un desarrollo humano pleno, y que pueda generar mayor valor agregado
en su trabajo” (shcp, 2013:144). Cabe entonces preguntarse por qué es justamente para los
egresados de esta formación, y no de las demás, para quienes se plantea la necesidad de
beca. Si la demanda laboral funcionara en la lógica de capital humano con la que se ha
privilegiado la educación, los egresados de formación técnica encontrarían empleo más
fácilmente y serían los que menos requerirían un programa focalizado de becas. Si no es
así, posiblemente la concepción de capital humano no sea la que explique la relación entre
educación y empleabilidad de los egresados del sistema educativo en México.
En México con responsabilidad global se parte del diagnóstico de que el acceso a
nuevos mercados, más los acuerdos comerciales, se traduce en mayor empleo. Desde esta
lógica, en el plan de acción se señala que la difusión económica, turística y cultural, junto
con el sector privado, genera igualmente empleo. La única línea de acción sobre empleo
que se deriva de este eje se encuentra en su articulación con la estrategia de “democratizar
la productividad”: “dedicar especial atención a temas relacionados con la competitividad
regional, como la infraestructura, el capital humano y los mercados laborales, para generar
empleos a ambos lados de nuestras fronteras” (Presidencia de la República, 2013a:154).
Un primer aspecto que resalta es la afirmación tajante y contundente sobre los efec-
tos benéficos de la apertura económica de México sobre el empleo, sin hacer ningún
balance. Un segundo aspecto es el de la “difusión económica, turística y cultural”, sin que
el plan precise el contenido de lo que refiere tal difusión.
En cuanto a la línea de acción, su planteamiento es confuso: ¿qué se propone el
gobierno mexicano con “dedicar especial atención a temas relacionados con…”, ¿se refie-
re a hacer estudios, proponer programas específicos, priorizar los temas en la asignación
de políticas? El objetivo parece confrontarse con el sentido general del eje: ¿la responsa-
bilidad global está delimitada por las fronteras colindantes?, ¿y el resto del mundo no
forma parte también de la responsabilidad?, ¿a qué se refiere al “empleo a ambos lados de
nuestras fronteras”: a Belice, Guatemala y Estados Unidos, o solamente a este último?, ¿a
qué región se refiere con la competitividad regional?, ¿a qué se refiere con competitividad:
a la definición de Foro Económico Mundial? El riesgo del planteamiento expresado es el
de seguir profundizando la posición periférica marginal en la economía estadounidense.
En los ejes expuestos hasta ahora no hay un planteamiento que conduzca a las refor-
mas estructurales, al menos en cuanto a su potencial de incidencia en el empleo. Sin
embargo, en el eje México próspero, que integra la mayor parte del contenido económico
del pnd, se concentra la mayor parte de los enlaces entre el Pacto por México, el propio
pnd y las diversas reformas estructurales en materia económica.
El eje México próspero se plantea como propósito la aceleración del crecimiento
económico para impulsar las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) y el
empleo. Tanto el diagnóstico como el plan de acción y los objetivos se presentan con la
siguiente secuencia:
Las reformas estructurales y el empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo 129
• Estabilidad macroeconómica.
• Acceso al financiamiento.
• Empleo.
• Desarrollo sustentable.
• Acceso a servicios de telecomunicaciones.
• Energía.
• Competencia y desregulación.
– Fomento económico, política sectorial y regional.
– Infraestructura de transporte y logística.
– Minería (aunque no se le menciona en el plan de acción).
– Sector agroalimentario.
– Sector turístico.
– Desarrollo regional.
Fuente: Elaboración propia a partir del pnd 2013-2018 (Presidencia de la República, 2013a).
Las reformas estructurales y el empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo 131
2
La calidad se refiere a la “propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su
valor” (aale, 2014), pero en este caso no aparece la caracterización de ese conjunto de propiedades y menos
aún los elementos que permitan valorar al empleo como de buena o mala calidad.
132 Román morales
Población económica- 51 584 355 52 675 784 1 091 429 2.12 % 100.0 %
mente activa (pea)
Población 49 076 626 50 243 493 1 166 867 2.38 % 95.4 %
ocupada (po)
po con acceso a insti- 17 673 831 18 058 176 384 345 2.17 % 34.3 %
tuciones de salud
po con ingresos supe- 3 924 027 3 656 915 -267 112 -6.80 % 6.9 %
riores a cinco salarios
mínimos
po que laboró más de 13 972 359 14 257 339 284 980 2.04 % 27.1 %
48 horas semanales
po en micronegocios 19 155 842 19 777 989 622 165 3.25 % 37.5 %
Sector informal 13 677 000 14 027 211 350 211 2.56 % 26.6 %
(sector de los hogares
con menos trabajo
doméstico remune-
rado y agricultura de
subsistencia)
competitivo y con muy buenos empleos. Cuando se suprimió la reforma agraria y la pro-
piedad pública del ejido, la reforma se justificó en términos de su beneficio a los produc-
tores del campo. Desde entonces se han perdido cerca de 2.5 millones de empleos
agropecuarios (Inegi, 1993, 2004, 2014a). Más recientemente, uno de los objetivos
fundamentales de la reforma laboral fue el de más empleo y otro el de mayor formaliza-
ción, pero las tendencias no muestran un balance positivo. Cabe reiterar, en el caso de la
reforma energética, ¿cuáles deben ser las consecuencias para los responsables de la misma
en caso de que los principales resultados sean contrarios a los que anuncian?
En la línea de competencia y desregulación, el diagnóstico del pnd indica que se debe
promover una mayor competencia en los mercados, que genere más empleos, eleve los
salarios reales y mejore la calidad de vida. Sin embargo, no se presenta un plan de acción
acorde con el diagnóstico. Hay, sin embargo una línea de acción en el plan en la que se
propone “diseñar e implementar una estrategia integral transversal, con el fin de atraer
inversiones, generar empleo, incrementar el contenido nacional en las exportaciones y
posicionar a México como un país altamente competitivo”. En todo caso, esta línea es
acorde con la concepción predominante en las últimas décadas, en la que se asume que
la generación de empleo se deriva automáticamente de la atracción de la inversión y de
la inserción de los productos mexicanos en el exterior.
La lógica subyacente es que el empleo depende de la producción, ésta de la inver-
sión, ésta de incentivos al capital (liberalización, desregulación, subsidios, etcétera) y
éstos a su vez requieren de un marco de estabilidad financiera. Efectivamente, el empleo
depende en gran parte de la producción, pero si se privilegian sectores en función de la
extracción de riquezas naturales, de la facilidad de deterioro al medio ambiente, de la
precarización del empleo que generan y no se privilegian los efectos multiplicadores del
empleo, ni la calidad y arraigo de los mismos, entonces el impulso a la producción
genera un flaco favor a la ocupación. A su vez la producción depende en gran medida
de la inversión, pero no de cualquier inversión: si se favorece fundamentalmente la
inversión especulativa, los beneficios de corto plazo se acompañan de mayor fragilidad
económica, además de no generar empleo en forma significativa. Si se privilegian los
incentivos al capital sobre los del trabajo, lejos de generarse un mayor equilibrio entre
los factores, se impulsa una sociedad más polarizada. Por último, si se privilegia la esfe-
ra financiera sobre la real, la economía se encuentra más vulnerable ante la volatilidad
financiera y es menos capaz de generar empleo digno. En suma, es cierto que el empleo
requiere de producción, la producción de inversión y la inversión de condiciones para
llegar y desarrollarse, pero no cualquier política de estímulos conduce a la inversión que
se requiere para generar una forma de producción que maximice la generación de
empleo digno.
El último asunto planteado en el eje México próspero es el de fomento económico,
política sectorial y regional. El pnd refiere que “resulta indispensable que el gobierno de
la república impulse, al igual que lo hacen las economías más competitivas a nivel mun-
Las reformas estructurales y el empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo 135
dial, a los sectores con alto potencial de crecimiento y generación de empleo” (Presidencia
de la República, 2013a:80).
Los sectores seleccionados como prioritarios han sido: infraestructura de transporte
y logística, minería, el agroalimentario, el turístico y desarrollo regional. Con excepción
del primero y del agroalimentario, en los demás se refiere su importancia para el empleo,
pero en ningún caso este asunto es abordado en el plan de acción. En cambio, queda
excluida del listado la manufactura (con excepción de la parte que le corresponda del
sector agroalimentario), el comercio y la mayor parte de los servicios, sectores que en su
conjunto concentran la mayor parte del empleo. Además, al no considerarse la variable
empleo en el plan de acción del sector agroalimentario, se pone en duda que haya sido
considerada como criterio significativo en la selección.
Los Criterios generales de política económica 2014, al referirse al sector agropecua-
rio, señala: “Se debe impulsar la construcción de un nuevo rostro del sector agroalimen-
tario, de la ganadería y de la pesca, con un enfoque de productividad, rentabilidad y
competitividad, que también sea incluyente, incorpore el manejo sustentable de los
recursos naturales y garantice la seguridad alimentaria” (shcp, 2013:147). Extraña en la
enumeración de enfoques la ausencia de consideración alguna sobre el empleo, cuando
dependen de este sector siete millones de trabajadores, que equivalen, en el cuarto tri-
mestre de 2013, a 13.9 por ciento del empleo total del país (Inegi, 2014a).
En el objetivo de desarrollar sectores estratégicos, el pnd presenta la estrategia de
“impulsar a los emprendedores y fortalecer las micro, pequeñas y medianas empresas”.
Sin embargo, la única línea de acción que se refiere al empleo se restringe a las Mpymes
asociables a las empresas predominantes a nivel nacional, lo que reduce a las posibles
beneficiarias (y al empleo que generen) a una ínfima proporción de su universo. La línea
de acción señala: “Apoyar la inserción exitosa de las micro, pequeñas y medianas empre-
sas a las cadenas de valor de los sectores estratégicos de mayor dinamismo, con más
potencial de crecimiento y generación de empleo, de común acuerdo con los gobiernos
de las entidades federativas del país” (Presidencia de la República, 2013a:139).
Fuera de este esquema, en la política sectorial el empleo sólo se menciona en el sec-
tor carretero, mediante programas de empleo temporal.3 En el presupuesto de egresos de
3
Los programas de empleo temporal están constituidos principalmente por obras de conservación y man-
tenimiento carretero, en donde participan las secretarías de Comunicaciones y Transportes, del Medio Ambiente
y Recursos Naturales y de Desarrollo Social. Se concentran en la generación de empleos estacionales en períodos
de baja demanda y a raíz de desastres suscitados ante fenómenos naturales en zonas de marginación media, alta
y muy alta. Los apoyos son pagos por el equivalente al salario mínimo, por un máximo de dos jornales diarios
y 132 días por año. Igualmente, se pueden utilizar los recursos para el arrendamiento o compra de materiales,
maquinaria o equipo, y existen apoyos en especie o actividades de capacitación (Comité Técnico del Programa
de Empleo Temporal, 2013). En cuanto al Programa de Apoyo al Empleo, éste se deriva de los programas de
capacitación existentes desde 1984 (Programa de Becas de Capacitación para Trabajadores Desempleados), que
capacitan a trabajadores en función de requerimientos de la demanda de trabajo. Se basa en supuestos referidos
a imperfecciones en los mercados (por falta de información entre oferentes y demandantes y porque las carac-
136 Román morales
terísticas de la oferta no se empatan con las necesidades de la demanda). En particular, “Con el pae se busca
ayudar a solucionar las dificultades que enfrentan demandantes y oferentes de empleo para encontrarse en el
mercado laboral, debido, por una parte, a la insuficiencia de conocimientos, habilidades y destrezas laborales;
falta de recursos para: buscar o mantener un empleo, iniciar o fortalecer una actividad por cuenta propia, tras-
ladarse a mercados con oferta de empleos; o bien adecuar sus habilidades laborales; y por otra parte, la falta de
promoción de las vacantes disponibles para su ocupación” (stps, 2012:1).
Las reformas estructurales y el empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo 137
• Un incremento del impuesto sobre la renta empresarial, por 131 000 millones de
pesos, provenientes de un impuesto a las ganancias bursátiles y sus dividendos; la
eliminación de 75 por ciento de los tratamientos preferenciales; la eliminación de 50
por ciento de los regímenes especiales y la eliminación del régimen de consolidación
fiscal.
• Un incremento del impuesto de la renta personal por 58 600 millones de pesos, por
el incremento de 30 a 32 por ciento para los perceptores de más de 500 000 pesos
anuales. Las tasas fueron modificadas en el Congreso y aumentaron a 31 por ciento
para los perceptores de 500 000 a 750 000 pesos anuales, a 32 por ciento para los
perceptores de 750 000 a tres millones y 35 por ciento para ingresos mayores.
El costo asociado a la carga administrativa para pagar impuestos resulta particularmente one-
roso para las empresas más pequeñas […] Por lo tanto, las empresas más pequeñas son las que
más tienen que ganar de una simplificación en el pago de impuestos […]
Para avanzar en la simplificación del sistema impositivo y reducir el costo de cumpli-
miento de las obligaciones fiscales, se propone a esta soberanía la eliminación tanto del ietu
como del ide, y simultáneamente fortalecer la base del isr […] esta propuesta permitirá que
los contribuyentes reasignen su tiempo y reorienten sus recursos para lograr mayor producti-
vidad.
Así mismo, de manera conjunta con la eliminación del ietu e ide es necesario realizar
modificaciones al isr, orientadas a ampliar la base gravable, mejorar la equidad y progresivi-
dad, simplificar su diseño y fortalecer su potencial recaudatorio, tal como se plantea en la
presente Iniciativa.
Con esta medida, se reduce en más de la mitad el número de cálculos que las empresas
tienen que realizar mensualmente para cumplir con sus obligaciones tributarias, así como la
complejidad de dichos cálculos. Ello beneficiará principalmente a las pequeñas y medianas
empresas, responsables de la mayor parte del empleo en el país (Presidencia de la República,
2013e:lxxvii-lxxviii).
Lo anterior muestra uno de los primeros problemas de la reforma, puesto que uno
de los aspectos más críticos de su implantación ha sido la complejidad administrativa que
ha representado para los contribuyentes, especialmente los pequeños, como en el caso de
los antiguamente llamados “repecos” (régimen del pequeño contribuyente), que ahora
deben integrarse al régimen de incorporación fiscal.
La complicación, en vez de simplificación fiscal, está asociada al conflicto existente
entre este propósito y el de formalización de la economía, planteado en diversas reformas
y particularmente en ésta. Se esperaba que el incentivo de la seguridad social y la reduc-
ción del isr para los trabajadores de menores ingresos fuesen los impulsos para la acep-
tación de buen grado de la inclusión en las estructuras administrativas tradicionales, sin
considerar los problemas que representa lograr tal inclusión.
La posibilidad de que las maquiladoras puedan destinar al mercado nacional una parte sustan-
cial de su producción intensifica la manipulación de las bases gravables […] En este sentido,
el régimen fiscal aplicable a la industria maquiladora es complejo y vulnerable a planeaciones
fiscales que buscan reducir el pago fiscal; incluyendo el pago de salarios bajos y remuneracio-
nes exentas, lo que les permite entregar el subsidio al empleo a sus trabajadores, el cual es a
cargo del fisco federal. En algunos casos, empresas distintas a las maquiladoras se disfrazan
para apropiarse indebidamente de los beneficios fiscales que no les corresponden (Presidencia
de la República, 2013e:xliv).
La iniciativa planteó elementos que en principio estaban dirigidos a una mayor equi-
dad en la carga fiscal, pero el gobierno promulgó diversos decretos, particularmente el del
26 de diciembre de 2013, con los que hizo contrapeso con distintos subsidios a las gran-
des empresas que en principio se verían afectadas, por lo que mantuvo el carácter regre-
sivo de la fiscalidad. Al respecto, cabe consultar el capítulo preparado por Mónica Unda
en este mismo volumen.
Los resultados de enero-agosto de 2014 son poco alentadores, pues los ingresos
presupuestarios del sector público se incrementaron en 2.6 por ciento frente al mismo
período de 2013, mientras que en este último fueron 3.3 por ciento superiores a los de
2012 (en un período previo a la reforma).
Las reformas estructurales y el empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo 141
En este orden de ideas, uno de los objetivos primordiales de la reforma social y hacendaria es
robustecer la seguridad social en nuestro país […] Así, la presente iniciativa tiene por objeto
incluir dos nuevos derechos: el derecho de los adultos mayores a contar con una pensión
universal que los apoye a cubrir sus gastos básicos de manutención durante la vejez, así como
el derecho de los trabajadores a contar con un seguro de desempleo que les permita cubrir sus
necesidades en tanto logran reincorporarse al mercado laboral formal (Presidencia de la
República, 2013g:i).
Tal seguridad no está garantizada en México en ninguno de los cuatro planos reque-
ridos (enfermedad, desempleo, maternidad y vejez) al nivel del mínimo referido por la
oit. En la propuesta gubernamental se señala:
cambiantes de la realidad laboral, lográndose así mejores condiciones para que los trabajado-
res reingresen al sector formal de la economía.
• La estructura del seguro de desempleo es de carácter redistributivo; es decir, permitirá bene-
ficios más altos en términos relativos para la población de menores ingresos, los cuales gene-
ralmente se encuentran financiados a través del subsidio del Estado.
• Finalmente, se propone la modificación al Artículo 123, Apartado A, fracción xxix, consti-
tucional, con el objeto de eliminar la mención al seguro de cesación involuntaria del trabajo,
toda vez que el nuevo seguro de desempleo que se propone no está limitado a dicha modali-
dad de terminación de las relaciones laborales (Presidencia de la República, 2013g:xxi-xxii).
El seguro de desempleo consistirá en máximo seis pagos mensuales, divididos en dos etapas.
La primera etapa comprende los dos primeros pagos, por un monto establecido con base en
el promedio de las últimas veinticuatro cotizaciones, correspondiente al 60 por ciento para el
primer pago y 50 por ciento en el segundo pago. Para los cuatro pagos siguientes, el monto
mensual será equivalente al 40 por ciento del salario promedio antes descrito (Presidencia de
la República, 2013h:xvi).
crecimiento y que son menos productivos que los formales. Cabe preguntarse si quienes
se encuentran en trabajos informales y en el sector informal tendrían en el formal condi-
ciones de ingreso y de jornadas de trabajo similares, cuando en el propio sector formal se
han incentivado, sobre todo a partir de la reforma laboral de 2012, condiciones más
precarias, con menores ingresos, jornadas más irregulares y acceso intermitente a las
prestaciones sociales básicas. También se puede cuestionar si la mayor productividad en
el sector formal se traduce en mayores beneficios en favor de sus trabajadores que los
beneficios derivados de la productividad en la economía informal.
Los resultados que presenta la enoe para el primer trimestre de 2014 muestran que
se ha logrado un incremento del empleo formal, particularmente en grandes empresas, a
la par que se ha reducido el trabajo informal, el no asalariado y el de los microestableci-
mientos. Sin embargo, la mejora en la formalidad ha ido acompañada de ingresos más
bajos y jornadas más largas.4
La iniciativa parte de un diagnóstico que obligaría a los desempleados a atender las
condiciones de pago del seguro en términos de capacitación para el trabajo. En otros
términos, el desempleado debe dedicarse a las actividades que le requieran los programas
gubernamentales, por lo que el seguro no es muy distinto a los programas de becas de
capacitación para desempleados existentes desde 1984.
En cuanto al monto de ingresos esperable, el techo está establecido en 25 salarios
mínimos, pero de los 29.2 millones de trabajadores subordinados y remunerados que
especificaron su ingreso en la enoe al tercer trimestre de 2013, 42.1 por ciento percibían
cuando mucho dos salarios mínimos y otro 31.5 por ciento de dos a tres.5 Sólo 9.4 por
ciento obtenía ingresos superiores a los cinco salarios mínimos. Así, para casi tres cuartas
partes de los trabajadores subordinados y remunerados el beneficio mensual del seguro
de desempleo oscilaría entre el salario mínimo y 3 595 pesos para los dos primeros meses
y el mismo salario mínimo y 2 397 pesos para los dos últimos. El acceso al seguro de
desempleo se muestra particularmente restrictivo y complicado, por lo que se expone a
continuación:
aquellos sujetos que pretendan acceder al beneficio deben cumplir los siguientes requisitos:
1. Haber cotizado al menos 24 meses en un período no mayor a 36 meses, a partir de su
afiliación o desde la fecha en que se devengó el último pago mensual de esta prestación. En
este caso, pueden considerarse como cotizaciones aquellas que de manera sucesiva y en el
período señalado se hayan realizado en términos de la Ley del seguro social o de la Ley del
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, según corresponda;
2. Haber permanecido en condición de desempleo al menos 45 días naturales;
4
Al respecto, Román (2014:51-67) detalla la evolución del empleo entre los primeros trimestres de los
años 2013 y 2014.
5
Se considera en este caso el tercer trimestre de 2013 y no el cuarto, como en otros tabulados, por el sesgo
que implicaría considerar los ingresos extraordinarios obtenidos en los últimos trimestres de cada año, como es
el caso del aguinaldo.
144 Román morales
3. No percibir otros ingresos económicos por concepto de jubilación, pensión, apoyo por
desempleo u otro de naturaleza similar, y
4. Acreditar el cumplimiento de los requisitos de los programas de promoción, coloca-
ción y capacitación a cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (Presidencia de la
República, 2013h:xv).
Contar con una cotización continua de 24 meses en los últimos 36 no sólo deja fuera
de la posibilidad de obtención del seguro a los desocupados en la economía informal y a
los buscadores de empleo sin experiencia laboral, sino que restringe las posibilidades para
trabajadores eventuales y subcontratados, aunque legalmente puedan estar incluidos.6
Como la flexibilización de los mercados de trabajo y la reforma laboral de 2012 han
incentivado estas formas de contratación, la precariedad laboral y la heterogeneidad en
las condiciones de acceso y ejercicio de la formalidad se extienden ahora a los beneficios
potenciales en caso de desempleo.
Haber permanecido en condición de desempleo al menos 45 días hábiles limita tam-
bién las posibilidades de acceso al seguro. Si un trabajador no cuenta con ahorros para
enfrentar una situación de desempleo, si no tiene acceso al crédito regular para subsistir
mientras tanto, si en su entorno no puede ser sostenido por una tercera persona, como
es común en el contexto mexicano, entonces este trabajador no puede esperar 45 días
para obtener el beneficio de un seguro. Según la enoe del cuarto trimestre de 2010, casi
la mitad de los desocupados (49 %) permanecía en esa situación cuando mucho un mes,
y otro 18.5 por ciento entre uno y tres meses. Este requisito impide acceder al seguro de
desempleo a la mitad de los trabajadores desocupados, además de los demás obstáculos
señalados.
No percibir otros ingresos económicos y la referencia a “otros de manera similar”
reduce la posibilidad de obtener el seguro si un trabajador desempeña alguna actividad
considerada informal (con mayor razón si lo que se pretende es desalentar este tipo de
actividades). No queda claro entonces, por ejemplo, si una trabajadora que es despedida
y temporalmente vende mercancías en su vecindario mediante estructuras multinivel es
acreedora del seguro de desempleo.
Por si lo anterior no fuese suficiente, el trabajador que obtenga el seguro de desem-
pleo debe cumplir con los programas de promoción, colocación y capacitación de la
Secretaría del Trabajo, por lo que el seguro de desempleo termina asemejándose a una
beca de capacitación y no a un derecho.
6
En los casos de trabajadores contratados por tiempo determinado, temporada, obra determinada, sujeto
a prueba, capacitación inicial, estacional o eventual, “se deberá cumplir con los requisitos relativos al tiempo de
desempleo, no percepción de otros ingresos y cumplimiento de los requisitos de los programas a cargo de la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social, así como contar al menos con seis meses de cotizaciones al seguro de
desempleo en un período no mayor a 12 meses a partir de su afiliación o desde la fecha en que se devengó por
última vez la prestación” (Presidencia de la República, 2013h:xvi).
Las reformas estructurales y el empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo 145
Se propone al H. Congreso de la Unión que el Sistema de Ahorro para el Retiro sea la plata-
forma a través de la cual se implemente este nuevo seguro. Para lo anterior, se creará una nueva
subcuenta como parte de la cuenta individual denominada “mixta”. En dicha subcuenta se
propone acumular recursos que puedan ser usados indistintamente para el desempleo, la
vivienda o el retiro. Mientras no se utilicen, los recursos que se acumulen en dicha subcuenta
serán invertidos, lo cual les permitirá, a través de los muy competitivos rendimientos que
ofrecen las Afore, capitalizarse en el tiempo (Presidencia de la República, 2013h:xxix).
En el caso de los trabajadores al servicio del Estado y del sector privado se expresa
de la siguiente manera, respectivamente: “Se establecerá el seguro de desempleo para los
trabajadores al servicio del Estado, ajustando el porcentaje del monto de las aportaciones
patronales destinadas a la subcuenta del fondo de la vivienda de cinco por ciento a dos
por ciento sobre el salario base de los trabajadores. Lo anterior, en atención a la expedi-
ción de la Ley del seguro de desempleo” (Presidencia de la República, 2013h:xliv).
La presente iniciativa incluye reformas a la Ley del Instituto del Fondo Nacional de la
Vivienda para los Trabajadores, con el objeto de reformar el Artículo 29 de dicha ley para
ajustar el porcentaje del monto de las aportaciones patronales a vivienda de cinco a dos
por ciento sobre el salario de los trabajadores. Lo anterior, en atención a la expedición de
la Ley del seguro de desempleo que tiene por objeto establecer los términos y condiciones
para otorgar el acceso al seguro de desempleo (Presidencia de la República, 2013h:xlv).
De igual modo, en la Ley del sistema de ahorro para el retiro, el Artículo 217 D señala:
“Las prestaciones del seguro de desempleo serán cubiertas por las cuotas del tres por
ciento sobre el salario base de cotización, que para este efecto aporten los patrones y
demás sujetos obligados, y por el subsidio que otorgue el gobierno federal, en los térmi-
nos y condiciones que establece la Ley del seguro de desempleo” (Presidencia de la
República, 2013h:58).
En contraparte, al igual que en el caso de las Afore, el gran beneficiario de la acumu-
lación de recursos sería el sistema financiero, particularmente el bancario, como destina-
tario inicial y gestor del ahorro forzoso derivado de las cotizaciones para las cuentas
individuales de las prestaciones sociales.
146 Román morales
A manera de conclusión
no puede haber demanda de trabajo, pues no se adquirirían los bienes y servicios gene-
rados por los trabajadores. Así, el mercado de bienes y servicios no puede ser más que
externo (internacional) e interno (nacional). Si el mercado externo es incierto, dada la alta
volatilidad financiera internacional, particularmente en Estados Unidos, a donde México
orienta 80 por ciento de sus exportaciones, no hay garantía de estabilidad en él, y por
ende no se asegura la generación regular de empleo. El mercado interno tampoco puede
ser dinámico si las remuneraciones al trabajo no sólo se mantienen sumamente reducidas,
sino que se reducen cada vez más. Si no hay un crecimiento sostenido del mercado exter-
no ni del interno, el conjunto del mercado de bienes y servicios se frena y no hay condi-
ciones para generar los empleos necesarios para una población económicamente activa en
crecimiento.
La cuestión no es la de una simple adecuación entre oferta y demanda entre un tra-
bajador “reparable” y una demanda supuestamente preexistente, sino la de un contexto
macroeconómico que paraliza la generación de empleo formal, aun cuando se le exhiba
como “estable”, centrándose exclusivamente en la presentación de variables financieras y
monetarias.
Es cuestionable que el empleo se reduzca sólo al existente en el mercado de trabajo.
Un agricultor indígena que trabaja en comunidad puede vender parte de su producción
en el mercado de bienes, pero él mismo no está ofreciendo su trabajo, sino parte del
producto de su trabajo. En otros términos, está parcialmente inserto en el mercado de
bienes, pero no en el de trabajo. El propietario de una tienda de abarrotes vende los pro-
ductos de los que dispone en la tienda, pero no está ofreciendo su trabajo, sino tales
productos; está en el mercado de servicios, no en el de trabajo. Gran parte del empleo se
inserta económicamente fuera del mercado de trabajo, aunque sea dentro de la economía
de mercado vista como conjunto. La lógica del emprendimiento responde al menos par-
cialmente a la escasez de posibilidades de empleo en el mercado de trabajo. La búsqueda
de autoempleo, innovación y espíritu emprendedor es reconocida y valorada en el discur-
so asociado al sistema educativo, pero es criticada y condenada si se ejerce en la informa-
lidad, aunque ésta sea fuertemente determinada por la falta de empleo formal.
La informalidad parece ser, en el discurso gubernamental, un obstáculo para la eco-
nomía de mercado, por lo que es primordial procurar la formalización del empleo. En
esta visión, mientras el informal juega una competencia desleal, el formal genera empleo;
mientras el informal puede estar asociado a la criminalidad, el formal atiende las dispo-
siciones legales; mientras el informal no paga impuestos, el formal cumple con sus obliga-
ciones fiscales; el informal es menos productivo que el formal; el informal viola derechos
de marcas, patentes, de autor, etcétera. En suma, el informal es asumido como un lastre
que entorpece el funcionamiento económico.
Sin embargo, cabe preguntarse sobre las causas de la expansión de la informalidad.
¿Se trata de meras decisiones individuales provenientes de incentivos perversos o, por el
contrario, la informalidad es producto de un funcionamiento económico “formal” que
148 Román morales
ha sido incapaz de integrar de forma digna y cohesionada a la mayor parte de los traba-
jadores?
En 1993, cuando acababa de modificarse el Artículo 27 constitucional para liberali-
zar el mercado de la tierra ejidal, había en México 8.8 millones de productores agrope-
cuarios (Inegi, 1993). En la actualidad no llegan a siete. En las industrias extractiva,
manufacturera, eléctrica y de la construcción había 7.2 millones de trabajadores. En el
mismo trimestre de 2013 había 11.7 millones, un incremento de 4.5 millones en 20 años.
El efecto combinado de los sectores agropecuario e industrial implica un crecimiento de
2.7 millones de empleos, formales e informales. Sin embargo, en estos años la población
económica activa pasó de 33.65 a 52.16 millones de trabajadores. Se han generado 2.7
millones de empleos en las actividades primarias y secundarias, cuando el número de
trabajadores se ha incrementado en 18.5 millones. ¿A dónde pueden ir los otros 15.8
millones? El único sector que queda es el de servicios (los migrantes al extranjero pasan
a formar parte de la pea del país de destino, no están contabilizados en las cifras que se
han referido), pero los únicos altamente dinámicos son las telecomunicaciones y los ser-
vicios financieros, que tienen una capacidad reducida de generación de empleo. Entonces
el resto de los trabajadores buscan refugio en donde puedan generar ingresos, así sea en
sectores de baja productividad y entorpecedores del mercado formal. Se trata, en su
mayoría, de trabajadores excluidos de los beneficios de la formalidad, no delincuentes
antisociales, sino víctimas de un funcionamiento económico que los ha excluido.
Cabe entonces preguntarse si las grandes empresas monopólicas y oligopólicas, que
tantos subsidios y beneficios han recibido de las políticas públicas de la liberalización
impetuosa, no han eludido impuestos por vías legales, o los han evadido por medios
ilegales, y si efectivamente se han orientado con criterios de bienestar social y ambiental;
cabe preguntarse quiénes y cuántas empresas concentran las ganancias de la productivi-
dad, si la promoción de las empresas gigantescas no ha ahogado las posibilidades mismas
de creación, estabilidad y consolidación de las micro, pequeñas y medianas. Cabe igual-
mente preguntarse si la gran mayoría de las empresas “de calidad mundial” pagan a los
trabajadores todas las prestaciones a las que están comprometidas, si tales trabajadores
tienen empleos estables, con posibilidades de mejora regular, con protección a sus ingre-
sos, a su seguridad y a su parte en los beneficios de la productividad. Pero en el discurso
predominante, los causantes de los problemas son los informales.
Evidentemente, en un mercado cada vez más desregulado la “ley de la selva” puede
imperar más fácilmente y esto también se refleja en el comercio callejero, en los produc-
tos pirata, en la venta de artículos dañinos y en la formación de padrinos y caciques que
concentran poder económico y capacidad de ejercer violencia en la economía informal.
El libre mercado no lleva a la igualdad entre todos los participantes, sino a luchas de
poder que pueden ser cada vez más agresivas. Pero más que informalidad, la concentra-
ción de poder en las calles y en la ilegalidad es un fenómeno asociado al desmoronamien-
to de la cohesión social, del que la lógica de la liberalización no es inocente.
Las reformas estructurales y el empleo: de la prioridad discursiva al desdén efectivo 149
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152 Román morales
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II
ENFOQUES HISTÓRICOS Y SOCIALES
DE LA REFORMA TRIBUTARIA
El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica
e internacional después de la reforma de 2013
Mónica Unda Gutiérrez
Introducción
Lo propuesto y lo aprobado
155
156 Unda gutiérrez
• isr empresarial. La shcp se concentró en reducir las disposiciones legales que permi-
ten disminuir, de una u otra manera, la base tributaria sobre la cual actúa el impues-
to. Propuso eliminar el régimen simplificado y los regímenes especiales con que
contaban algunos sectores.1 Planteó también disminuir algunas deducciones, la
consolidación fiscal e imponer una tasa de 10 por ciento a la distribución de divi-
dendos.
• isr personal. El Ejecutivo propuso aumentar la tasa máxima a 32 por ciento para
ingresos anuales de 500 mil pesos y más; un nuevo régimen para incorporar a las
personas físicas con actividad empresarial que están en la informalidad, disminuir las
deducciones personales permitidas para las personas físicas y una tasa de 10 por
ciento para la ganancia por la enajenación de acciones en la bolsa de valores.
• iva. La shcp planteó equiparar el impuesto que se cobra en la franja fronteriza a la
tasa que aplica en el resto del país (16 %) y eliminar las exenciones a la compra, renta
y pagos de hipoteca de casa habitación, a los servicios de enseñanza y a los espectá-
culos. También propuso eliminar la tasa cero de la que gozaban productos como
chicles, alimentos para mascotas y joyería.
• ieps. La propuesta incluía crear un impuesto de un peso por litro a bebidas saboriza-
das con azúcar, algunos impuestos ambientales2 y la disminución del subsidio a la
gasolina y el diésel.
Pero la iniciativa de la shcp, para ser aprobada, incorporó algunas modificaciones por
parte de los legisladores. Los cambios más importantes hechos por el Congreso3 son los
siguientes:
1
Como los sectores minero, agrícola y ganadero, los transportes de carga o pasajeros, las sociedades coo-
perativas, las sociedades inmobiliarias de bienes raíces, las desarrolladoras inmobiliarias y las instituciones de
crédito, fianzas y seguros.
2
Impuestos a combustibles fósiles, a los que, de acuerdo con su contenido de carbono, se les carga un
gravamen en centavos por litro o pesos por tonelada de combustible. Y un impuesto a plaguicidas, que va de
nueve a seis por ciento según su toxicidad.
3
Estas modificaciones se aprecian al contrastar la propuesta de Ley de ingresos del Ejecutivo (Presidencia de
la República, 2013a) con la ley de ingresos aprobada por el Legislativo y publicada en el Diario Oficial de la
Federación (Congreso de la Unión, 2013a).
4
Éstos son definidos como los productos que contienen más de 275 calorías por cada 100 gramos.
El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica e internacional 157
cambios. La tónica de los ajustes realizados por los legisladores fue ser “más suave”
con el contribuyente de lo que había planteado la shcp. En cuanto al isr cobrado a
las personas físicas, los diputados aumentaron la tasa máxima a 35 por ciento y
estratificaron más los niveles de altos ingresos, especificando como ingresos más altos
a los que superen los tres millones de pesos anuales. Establecieron un límite a las
deducciones personales en lo que resulte menor: 10 por ciento del salario anual de
la persona física o cuatro salarios mínimos anuales (94 549 pesos). Así mismo,
ampliaron el período de regularización de seis a años 10 para los contribuyentes que
entrarían al régimen de incorporación fiscal para personas físicas con actividad
empresarial.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Presidencia de la República (2013b) y Congreso de la Unión
(2013a).
Sin embargo, en términos de los montos que pretendía recaudar la shcp con las
modificaciones al isr, iva e ieps, los legisladores sí que parecen aplacar las pretensiones de
la shcp. La propuesta del Ejecutivo planteó un aumento en la recaudación de 162 800
millones de pesos, pero los diputados y senadores recortaron, a través de los cambios que
hicieron, 85 695 millones de pesos; más de la mitad del incremento propuesto original-
mente.
158 Unda gutiérrez
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Presidencia de la República (2013b) y Congreso de la Unión
(2013a).
Cabe mencionar que los datos de los cuadros 1 y 2 provienen de contrastar lo esti-
pulado por la Exposición de motivos para la reforma de las leyes del isr, iva e ieps y la Ley
de ingresos de 2014. Desafortunadamente, ni la shcp ni el Legislativo muestran datos
numéricos a detalle. Por ejemplo, la propuesta de la shcp no explicitó cuánto exactamen-
te iban a aumentar los ingresos del iva por equiparar la tasa en la zona fronteriza o cuán-
to aumentaría la recaudación de isr por el cobro del impuesto a los dividendos o a las
ganancias de personas físicas por la enajenación de acciones en la bolsa de valores.
Los datos que se dan en la propuesta de la shcp son montos agregados por impuesto,
no por cada una de las modificaciones propuestas en cada impuesto. Del mismo modo,
las modificaciones del Congreso no detallan su impacto con datos desagregados, sólo
presentan un monto global de recaudación por impuesto. Esta falta de información, ya
sea porque no la tienen (lo que implica que no hacen cálculos al respecto) o porque no
la transparentan, es una falta grave, puesto que no se ofrecen elementos para analizar y
valorar la reforma a profundidad, y tampoco permiten un mecanismo esencial en cual-
quier democracia: la rendición de cuentas.
A partir de lo que se propuso y aprobó se puede decir que la reforma tuvo algunos aspec-
tos positivos y otros negativos. Sin embargo, el balance global es más bien negativo,
puesto que los problemas estructurales del st no son abordados; en consecuencia, la
recaudación seguirá siendo extremadamente baja.
El mayor de los aciertos de la reforma fue lo que no incluyó: la eliminación de la
exención del iva a los alimentos y medicinas. Esto es un resultado político importante. En
el análisis de reformas es también muy relevante aquello que está en la mesa de discusión,
pero que en la etapa previa a la presentación de una propuesta al Legislativo (que es lo
El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica e internacional 159
Del mismo modo, la diputada Luna considera inadmisible que los decretos no pro-
vean información cuantitativa desagregada sobre el efecto de cada modificación estipula-
da en los mismos. Para ella es inaceptable que el decreto: “no presente ninguna
cuantificación del impacto que significa ceder el cobro de recursos que forman parte de
la hacienda pública […] es obvio que las modificaciones van a significar menos ingresos
para el país […] este paquete de concesiones tiene un entorno de opacidad y discrecio-
nalidad” (Cámara de Diputados, 2014).
Considerando lo anterior, el cuadro 3, que desglosa la estimación de ingresos tribu-
tarios para 2014, ya no es vigente y además, como mencionó la diputada, no se sabe de
qué magnitud será el impacto en cada uno de los impuestos. Los dos decretos publicados
a finales de diciembre 2013 afectarán la recaudación del isr, iva e ieps a través de los
múltiples estímulos fiscales, deducciones y exenciones que conceden estos instrumentos
a distintos sectores (véase anexo 1).5
5
El anexo 1 da algunos ejemplos de los beneficios fiscales que otorgan los decretos referidos. Lo ideal sería
cuantificar lo que estos estímulos o exenciones significan, pero es información no transparentada por la shcp.
El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica e internacional 161
Nivel de recaudación
La constante en la historia fiscal mexicana del siglo xx ha sido tener una hacienda pobre.
La recaudación tributaria en México ha sido y es muy baja en términos absolutos y rela-
tivos. Véase. La recaudación en 1925 era equivalente a 4.5 por ciento del pib y en 2010
aumenta a 10 por ciento del mismo; es decir, en 85 años la recaudación aumentó 2.23
veces, un incremento distante del dinamismo de la producción económica per cápita del
país en gran parte del período.6
7
(%)
6
4.48
5
4
3
2
1
0
1925
1927
1929
1931
1933
1935
1939
1941
1943
1945
1947
1949
1953
1955
1957
1959
1961
1963
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
2010
1937
1951
1965
1979
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Inegi (2000) y Banco de México (2013).
6
El pib per cápita de 1925 a 1997 (en pesos de 1970) creció de 3 666 a 13 507, lo que significa un incre-
mento real de 3.68 veces.
162 Unda gutiérrez
Y ¿cómo se compara este nivel de recaudación con otros países? Para responder a esta
pregunta se contrasta la recaudación mexicana con dos grupos de países. El primer grupo
lo conforman aquellos de industrialización tardía y que comparten con México un nivel
de desarrollo económico similar antes de la segunda guerra mundial, en 1936.7 Los países
seleccionados son: España, Chile, Japón, Corea del Sur y Turquía. La gráfica 2 muestra,
principalmente, lo siguiente: niveles “de arranque” de pib per cápita similares en 1936;8
un despegue explosivo a inicios de la década de 1970 de Japón y España; el despegue
más marcado de Corea del Sur a inicios de la década de 1980 y de Chile a finales de la
misma década y el rezago de México y Turquía en comparación con los demás integrantes
del grupo.
20 000 (GK$)
15 000 (GK$)
10 000 (GK$)
5 000 (GK$)
0
1936
1938
1940
1942
1944
1946
1948
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
2010
Fuente: Elaboración propia a partir de The Maddison Project (2013). gk$ expresados en dólares Geary-Khamis.
7
Los datos sobre pib per cápita provienen de la base de datos de The Maddison Project (2013), llamada así
en honor a su iniciador, Angus Maddison, y están expresados en dólares Geary-Khamis (gk) de 1990 o dólares
internacionales, mismos que se utilizan para hacer comparaciones entre países y con series de tiempo largas (la
base de datos incluye cálculos de pib per cápita, para algunos países, desde el año uno).
8
El pib per cápita para Chile, Japón, España, México, Turquía y Corea del Sur en gk dólares en 1965 era
de 2 847; 2 244; 1 989; 1 768; 1 588 y 802, respectivamente.
El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica e internacional 163
taje del pib de España era de 32.2, de Japón 28.6, de Turquía 27.83, de Corea del Sur
25.9, de Chile 21.2 y de México de 10.9 Es evidente que el nivel de recaudación tributa-
ria en México es muy bajo. Aún Turquía, con quien México comparte una tendencia de
desarrollo económico similar tiene un nivel de recaudación por encima del mexicano,
19.8 puntos del pib más.
40
35
30
25
20
15
10
0
69
71
75
77
79
81
83
85
87
89
93
95
97
99
01
03
05
07
09
11
65
67
73
91
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
20
20
20
19
19
19
19
19
El segundo grupo de países lo conforman los que tienen los niveles más altos de
recaudación, los cuales son a su vez países avanzados. Éstos, obviamente, para 1936 ya
tenían un nivel de desarrollo económico mucho más alto (adelantado) que México. Pero
se juzga igualmente relevante apreciar su trayectoria en términos recaudatorios. La gráfica
4 muestra que Suecia, Francia, Noruega, Alemania y el Reino Unido recaudaban entre 30
y 35 por ciento de su pib en 1965; que Suecia es el país que tuvo el crecimiento recauda-
torio más marcado y que este conjunto de países aumenta de manera moderada y cons-
tante su recaudación hasta la actualidad. En 2011, Suecia, Francia Noruega, Alemania y
Reino Unido recaudan 44.2, 44.1, 42.5, 36.9 y 35.8 por ciento de su pib, respectivamente.
9
No se toman los datos que la base de datos de la ocde provee para México puesto que esta fuente consi-
dera dentro de la recaudación tributaria total a los ingresos tributarios petroleros, lo que distorsiona mucho las
comparaciones.
164 Unda gutiérrez
55
50
45
40
35
30
(%)
25
20
15
10
5
0
75
97
99
01
03
05
07
09
11
65
67
69
71
77
79
81
83
85
87
89
93
95
73
91
19
20
20
20
20
20
20
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
10
La lista de indicadores económicos que según este enfoque influyen en el nivel de recaudación puede
ser todavía más larga. Burgess y Stern (1993:74), por ejemplo, consideran también las siguientes variables para
explicar cargas tributarias nacionales: proporción de los ingresos no tributarios, tasas de escolaridad y urbani-
zación, nivel de deuda, grado de monetización de la economía y nivel de apertura de la economía.
El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica e internacional 165
del nivel desarrollo, que a su vez indica la capacidad de pagar y recaudar impuestos; se
considera que mientras más grande sea el tamaño del sector primario, menor será la
recaudación, ya que la producción agropecuaria (especialmente en los países subdesarro-
llados) es más difícil de tasar y, por último, se considera que la intensidad del comercio
internacional es positiva para la recaudación, debido a que tasar las importaciones y
exportaciones de un país es relativamente más fácil que con otras fuentes de ingreso
(gracias a las aduanas).
Aquí sólo se indagará sobre la correlación entre los niveles de desarrollo y recauda-
ción de un país. La gráfica 5 muestra en 1965 una correlación positiva y estadísticamen-
te significativa entre la recaudación tributaria y el pib per cápita para el conjunto de países
(22) para los cuales se tiene datos en ese año. Los resultados de la regresión lineal entre
estas dos variables indican que 26.32 por ciento de la variación en el nivel de recaudación
se explica debido al pib per cápita.11
40
Austria Francia
35
HolandaSuecia
Bélgica Alem ania
30 Finlandia Reino Unido
Noruega
Irlanda Canadá Estados Unidos
Italia
(Rec. Trib. % PIB)
25
Australia Nueva Zelanda
20 Grecia Japón Suiza
15 Portugal España
Turquía
10
México
0
2 000 3 000 4 000 5 000 6 000 7 000 8 000 9 000 10 000 11 000 12,000 13 000 14 000 15 000
11
Los resultados estadísticos de la regresión más relevantes son: Pearson 0.5131; R cuadrada 0.2632; error
típico 0.001046.
166 Unda gutiérrez
Pero ¿cuál es la correlación entre estas dos variables a lo largo del tiempo y especial-
mente en la actualidad? Para 2010, con una muestra más amplia, de 32 países, la corre-
lación positiva se sostiene y es estadísticamente significativa, como se refleja en la gráfica
6.12 La regresión indica que 13.5 por ciento de la variación en la recaudación del conjun-
to de 32 países se debe a su nivel del desarrollo económico.13
50 Dinamarca
Suecia
45 Italia Bélgica
Noruega
Francia Austria
Finlandia
40 Hungría Eslov enia
Alem ania Holanda
Re pública Checa Estonia Reino Unido
35
Polonia España
Grecia Israel
Nueva Zelanda Canadá
(Rec. Trib. % PIB)
30 Portugal Irlanda
Turquía Suiza
Japón
Corea Estados Unidos
25
Australia
Chile
20
15
México
10
0
7 000 9 000 11 000 13 000 15 000 17 000 19 000 21 000 23 000 25 000 27 000 29 000 31 000
Las regresiones que sustentan las gráficas 5 y 6 reflejan una correlación positiva entre
el nivel de desarrollo económico y el de recaudación, es decir, a mayor pib per cápita
mayor recaudación tributaria. Sin embargo, esta correlación positiva en tres momentos
distintos de la línea de tiempo (1965, 1985 y 2010), al dividir la muestra en dos (los de
12
También se corrió una regresión para 1985, la cual indica una correlación positiva y significativa para
una muestra de 24 países, con valores de Pearson de 0.6222; R cuadrada de 0.387 y error típico de 0.00117.
13
Los resultados estadísticos de la regresión para el año de 2010 más relevantes son: Pearson 0.36802; R
cuadrada de 0.1354 y error típico de 0.03823.
El sistema tributario mexicano en perspectiva histórica e internacional 167
recaudación más alta y los de más baja), no se sostiene para toda la muestra de países y
es de hecho negativa para los que tienen los niveles de recaudación más altos (gráfica 7).
Es decir, a lo largo de los últimos 45 años el resultado positivo de la correlación se debe
más bien al comportamiento del grupo de países de baja recaudación.14
30 Irlanda
Japón Suiza Estados Unidos
25 Australia
Corea
20
15
10
0
20 000 22 000 24 000 26 000 28 000 30 000
Vale la pena llamar la atención sobre tres puntos. En primer lugar, las variables eco-
nómicas como el pib per cápita u otros indicadores considerados por el enfoque econó-
mico pueden definir el potencial recaudatorio de un país, pero no necesariamente
explican el nivel de recaudación. Si bien los indicadores económicos, al denotar los ciclos
y la estructura económica de un país, marcan los límites a la recaudación (o el potencial
14
Este grupo ha incluido, de manera más o menos constante, a México, Turquía, Chile, Corea del Sur,
Japón, Suiza, Portugal, Estados Unidos, Australia, Grecia, España, Irlanda, Nueva Zelanda y Canadá. Estos
países, en su promedio de recaudación de los últimos 47 años (o para el período del que se tienen datos), están
por debajo del promedio de recaudación del grupo de la ocde, es decir, debajo de 32 por ciento del pib.
168 Unda gutiérrez
de ésta), no son suficientes para explicar el hecho de que países con variables económicas
similares presenten niveles de recaudación distintos. Para muestra basta ver el comporta-
miento descrito aquí de México y Turquía (gráficas 2 y 3).
En breve, los determinantes económicos son útiles para identificar el nivel de recau-
dación potencial, pero carecen de suficiente poder explicativo para entender a qué se
debe la diferencia entre el potencial recaudatorio y el nivel de recaudación real. Es aquí
donde el enfoque de economía política es más provechoso. Si se recuerda la descripción
y el análisis de la reforma tributaria de 2013 que se hizo en la primera parte de este texto,
se puede intuir que el nivel de recaudación tan bajo se debe más bien a factores políticos.
Entre ellos puede contarse la presión que tienen ciertos grupos de interés para bloquear
reformas tributarias que busquen aumentar la recaudación o bien el propio nivel demo-
crático del país, en términos del balance de poder existente entre los poderes, en este caso
entre el Ejecutivo y el Legislativo. Estos aspectos son más promisorios para explicar el
nivel de recaudación.
En segundo lugar, para los países que en el último medio siglo han sido los máximos
recaudadores, su avance en términos de desarrollo económico (medido por el pib per
cápita) no contribuye a explicar su alta recaudación de 1965 a la actualidad.
Probablemente antes de 1965 la variable de desarrollo económico sí era relevante para
determinar el nivel de recaudación con mayor confianza, pero la historia dice que otros
eventos experimentados por estos países, como las guerras mundiales, fueron cruciales
para detonar el nivel de recaudación; y ésta, a partir de entonces, ha sido “simplemente”
mantenida.
En tercera instancia, para los países con tasas de recaudación bajas (en la muestra de
países analizada), el nivel de desarrollo económico ha explicado entre 13.5 y 38.7 por
ciento de la variación en la recaudación, dependiendo del año que se tome como referen-
cia en el período de 1965 a 2010; es decir, el resto está determinado por otros factores
económicos, de corte administrativo y de economía política.
al ingreso. Esto hace al st brasileño mucho más regresivo que el sudafricano.15 Véase
entonces cuál ha sido la evolución en la composición de la recaudación tributaria en
distintos países y cómo se compara México en esta dimensión del st.
De la gráfica 8 resaltan dos puntos: 1) que México en 1965, junto con Grecia y
Turquía, son los que menos recaudaron en impuestos al ingreso como porcentaje del pib.
En el caso de México, esto se debe principalmente al bajo nivel de recaudación y no tanto
a la relevancia que el isr tenía dentro de la recaudación total. México recaudó 2.25 por
ciento de su pib en isr pero esto significó también que la composición era directa en 35.4
por ciento. Para 1965 el promedio de composición directa de las recaudaciones de países
de la ocde era de 34.8 por ciento; es decir, México tenía una composición similar a la de
esos países; 2) que no hay una correlación clara entre el nivel de recaudación y la com-
posición tributaria. No se puede establecer que a mayor nivel de recaudación mayor
composición directa o, al revés, que a menor recaudación menor participación de los
impuestos directos en la recaudación.
México 2.2467
Turquía
España
Portugal
Suiza
Japón
Grecia
Australia 10.469
Nueva Zelanda
Estados Unidos 11.859
Irlanda
Canada
Promedio OCDE 8.926
Italia
Islandia
Luxemburgo
Noruega 12.875
Dinamarca
Finlandia
Reino Unido
Bélgica 8.6
Alemania
Holanda
Suecia 18.266
Austria
Francia 5.43
0 5 10 15 20 25 30 35
15
Para abundar en la comparación entre los st de Brasil y Sudáfrica, véase Lieberman (2003).
170 Unda gutiérrez
Las gráficas 8 y 9 muestran que los países avanzados, con un desarrollo económico
alto y que recaudan niveles elevados de impuestos, muestran constancia en su composi-
ción directa (alrededor de 34 % en el último medio siglo); lo que significa que en prome-
dio más de la mitad de su recaudación ha sido provista y proviene de impuestos
indirectos. ¿Esto indica –asumiendo que los países atrasados debieran tratar de replicar
la trayectoria de los más avanzados– que sería positivo que México aumentara la propor-
ción de impuestos indirectos de su recaudación total (como algunos sectores en los deba-
tes de la reforma tributaria de 2013 argumentaron)? No, debido al impacto regresivo
inmediato que esta medida tendría en la población (Minzer y Solís, 2013) y al hecho de
que México no gasta (progresivamente) como gastan los países desarrollados. Estos últi-
mos, aún con una amplia recaudación de impuestos indirectos, cuentan con sistemas
tributarios que tienen un efecto progresivo en la distribución del ingreso y además sus
sistemas de transferencias (gasto público) son muy redistributivos; el efecto de las trans-
ferencias es aún de mayor progresividad que sus st (Goñi, López y Servén, 2008).
En gran parte debido a esto, las valoraciones sobre los st o las decisiones tributarias
en general deben considerarse en función también de cómo se asigna el gasto, de cómo
se van a canalizar los ingresos tributarios.
Conclusiones
Recuadro 1
• Se otorga un estímulo fiscal a las personas morales (Título ii de la Ley del isr) que
consiste en disminuir de la utilidad fiscal el monto de la participación de los traba-
jadores en las utilidades de las empresas pagada en el mismo ejercicio.
• Se otorga un estímulo fiscal equivalente a 80 por ciento del isr a los contribuyentes
que utilicen aviones con permiso para ser explotados comercialmente.
• Se mantiene el estímulo por los pagos por servicios de enseñanza correspondientes
a los tipos de educación básico y medio superior, incluso sin tomarlo en cuenta para
el límite global de las deducciones personales establecido en la nueva Ley del impues-
to sobre la renta.
• Se establecen las mismas facilidades de comprobación que se otorgan al sector de
autotransporte terrestre de carga federal y foráneo de pasaje y turismo para el sector
de autotransporte terrestre de carga de materiales y el de autotransporte terrestre de
pasajeros urbano y suburbano. (Deducir hasta el equivalente a ocho por ciento de los
ingresos propios de su actividad.)
• Se otorga un estímulo fiscal correspondiente a 100 por ciento del ieps a los importa-
dores o enajenantes de turbosina.
• Se otorga un estímulo fiscal correspondiente a 100 por ciento del ieps a los importa-
dores o enajenantes de chicles o gomas de mascar.
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Introducción
177
178
Antes de iniciar con el desarrollo de los objetivos centrales de este capítulo, se expon-
drá algunos apuntes metodológicos que muestran las dificultades que existen en México
para investigar el comportamiento histórico de las finanzas públicas federales; en el
segundo subcapítulo se presentará el análisis sobre el comportamiento de las finanzas del
gobierno federal en los últimos 30 años, el cual incluye apartados específicos sobre la
evolución de los ingresos, los gastos y el balance presupuestarios, así como sobre el gasto
programable y el presupuesto en funciones de desarrollo social; en el tercer apartado se
hará una recapitulación de las principales debilidades del régimen hacendario al inicio de
la presente administración; por último, se abordará las implicaciones de la reforma hacen-
daria de 2014, que de acuerdo con los resultados preliminares tendrá efectos poco signi-
ficativos en lo inmediato sobre el gasto programable y algunos rubros del gasto social.
Como se apunta al final del capítulo, en el mediano plazo el gobierno federal espera que
la maduración de esta reforma, junto con la instrumentación de otras (principalmente la
energética), habrá de generar las condiciones para fortalecer las finanzas públicas, pero
de no concretarse estos escenarios no le será posible acceder a mayores recursos para
potenciar el desarrollo económico y social del país.
ingresos presupuestarios y al gasto neto pagado en porcentajes del pib (anexo 1), los datos
se obtuvieron del anexo estadístico del tercer informe de gobierno de Felipe Calderón
(1983-1994) y de la página electrónica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(1995-2013).
En lo que corresponde a los datos a precios corrientes del gasto federal programable
(gfp) y de sus subdivisiones de acuerdo con la clasificación funcional (con los cuales se
construyó el anexo 2), éstos provienen de los anexos estadísticos del sexto informe de
gobierno de Salinas (1970 a 1989), del tercero de Calderón (1990 a 2008) y del primero
de Peña Nieto (2009 a 2011), así como de la cuenta pública de 2012 y de los presupues-
tos de egresos de la federación de 2013 y 2014 aprobados por la Cámara de Diputados.
Para hacer compatibles estas series se realizaron diversos ajustes, debido a los cambios
realizados en la clasificación de los presupuestos a través del tiempo, sobre todo en los
rubros en que se dividen los gastos en desarrollo social.
Como puede apreciarse en el cuadro 1, el sistema de clasificación de los gastos socia-
les ha sufrido cuatro modificaciones en los últimos 44 años, mediante las cuales se han
introducido desagregaciones a los diferentes rubros del presupuesto. Aun con todo el
esfuerzo que implicó la estandarización de las series, no fue posible tenerlas completas
para algunos renglones del gasto social. En el anexo 2 puede verificarse que no fue posi-
ble desagregar los gastos en salud, seguridad social y asistencia social entre 1970 y 1989,
debido a las grandes discordancias que había en los datos oficiales entre estos años y los
subsiguientes.
Independientemente de lo anterior, cabe mencionar que el último de los cambios a
la contabilidad gubernamental se realizó en 2010 mediante el Acuerdo por el que se
emite la clasificación funcional del gasto, publicado en el Diario Oficial por el Consejo
Nacional de Armonización Contable (cnac, 2010), que es el órgano encargado de la
armonización contemplada en la Ley general de contabilidad gubernamental de 2008
(Congreso de la Unión, 2008). En este acuerdo se establece que sus criterios serán obli-
gatorios “para facilitar a los entes públicos [de todos los poderes y órdenes de gobierno,
incluidas las entidades paraestatales] el registro y la fiscalización de los activos, pasivos,
ingresos y gastos y, en general, contribuir a medir la eficacia, economía y eficiencia del
gasto e ingreso públicos” (cnac, 2010). La nueva clasificación entró en vigor en 2011 y
previsiblemente dará mayor estabilidad a los sistemas de registro de la contabilidad
gubernamental; sin embargo, en lo que toca al gasto social sorprende que se hayan inte-
grado en el rubro de protección social gastos que anteriormente se catalogaban en dos
arenas políticas muy diferentes: seguridad social y asistencia social. Aunque es posible
desagregar nuevamente ambos tipos de gasto, con la agrupación contenida en la norma
aparentemente se está poniendo en el mismo saco a los recursos que se orientan a los
seguros de enfermedad, incapacidad y edad avanzada, con los apoyos asistenciales a las
familias y grupos vulnerables.
180
Fuente:: aSalinas (1994:63 y 65); bCalderón (2009:100); cCalderón (2009:101); Peña (2013:366); dshcp (2012,
2013a y 2014a).
Por otra parte, en lo que respecta a los datos del pib a precios corrientes, que sirvieron
para relativizar los gastos programables, y el índice de precios implícitos del pib (ipipib) a
precios de 1993, que se utilizaron para calcular el pib y los gastos a valores constantes, las
series se construyeron con datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la
Cámara de Diputados (1970 a 1987) y del Banco de México (1988 a 2004). A partir de
2005 la actualización del pib real se realizó aplicando las tasas de crecimiento reportadas
por el Banco Mundial (2005-2012), Inegi (2014) y el Banco de México (2014a); en el
caso del ipipib la actualización se realizó aplicando las tasas de inflación anual reportadas
181
por el Banco Mundial (2005-2012) y el Banco de México (2013-2014). Por último, los
datos de población, que se utilizan para obtener los valores del pib y de los gastos progra-
mables en términos per cápita, provienen de dos fuentes distintas: la Cámara de Diputados
(1970-2013) y las proyecciones que realiza Conapo (2014).
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2011 2010
Argentina 27.4 38
Brasil 26 38.3
Uruguay 18.6 29
Bolivia 20.4 34.5
Ecuador 14.4 31.2
México (2013) 10.2 23.6
ocde (34 países) 24.7 40.5
b) A pesar de las reformas fiscales instrumentadas en los últimos dos sexenios (Sobarzo,
2004 y 2007), los ingresos tributarios no han tenido un repunte significativo que
permita modificar la estructura de los ingresos presupuestales del país, por lo que se
mantiene la dependencia sobre los recursos provenientes del petróleo, los cuales
siguen aportando alrededor de una tercera parte de los ingresos totales del gobierno
183
federal (gráfica 2). Esta dependencia genera problemas de volatilidad a las finanzas
públicas, tanto por las fluctuaciones en los precios internacionales del petróleo como
por la caída en los volúmenes de producción y exportación de hidrocarburos.
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Nota: La suma de las columnas para cada período o año es igual a 100 por ciento.
Fuente: Anexo 1.
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Cabe precisar que esa mayor disponibilidad de recursos que se observa en los últi-
mos cinco años se destinó principalmente a los gastos de las entidades bajo control pre-
supuestario directo, particularmente de Pemex, que absorbieron casi 70 por ciento de los
recursos generados por el déficit presupuestario en 2009, al aumentar sus presupuestos
de 7.4 por ciento del pib en 2008 a nueve por ciento en 2009.
En términos más generales, en la gráfica 4 se aprecia que la recuperación de los
niveles de gasto que tuvo lugar a partir de 1998 benefició en mayor medida al gasto pro-
gramable, con lo cual éste alcanzó a partir de 2009 niveles similares a los registrados 30
años atrás, durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1983-1988), aunque, como se verá
en el siguiente apartado, todavía muy lejanos de los porcentajes alcanzados en los años
previos a la crisis de 1982.
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19
Fuente: Anexo 1.
Esta tendencia, junto con la gradual caída del gasto no programable destinado a
sufragar los costos financieros de la deuda pública, impulso la participación del gasto
programable en proporciones cercanas a 80 por ciento respecto del total de los gastos
presupuestarios del gobierno federal (gráfica 5).
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Años
Total Gobierno y R.A. Desarrollo económico Desarrollo social
Fuente: Anexo 2.
En contraste, una vez superada la etapa más aguda de la crisis de 1982, y las secue-
las de los sismos y la caída de los precios internacionales del petróleo de 1985, los gastos
en desarrollo social comenzaron a ocupar el lugar principal en los presupuestos federales,
y en 2012 alcanzaron una asignación de 12.5 por ciento del pib, 3.5 puntos arriba de la
que tuvieron en 1981, con lo cual ocuparon casi 60 por ciento del gfp.
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19
19
Años
Desarrollo social Desarrollo económico Gobierno y R.A.
Fuente: Anexo 2.
El crecimiento casi ininterrumpido del gasto social observado a partir de 1990 reper-
cutió de manera distinta entre sus diferentes componentes, lo que propició etapas de
expansión diferenciadas para cada uno de ellos (gráfica 8).
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19
Años
Desarrollo social Educación Salud y Seg. social Asistencia, vivienda y D.R
Fuente: Anexo 2.
188
En una primera etapa, ubicada entre 1990 y 1994, la expansión privilegió los gastos
educativos y de tipo asistencial, que observaron tasas de crecimiento anual promedio de
15 y 31 por ciento, respectivamente. Desde entonces los gastos en educación se han
mantenido en alrededor del cuatro por ciento del pib, y los asistenciales tuvieron nueva-
mente un repunte importante a partir de 2004 y hasta el 2011, cuando alcanzaron su
punto más alto con 2.4 por ciento del pib.
Por su parte, aunque los gastos en salud y seguridad social también mantuvieron
tasas de crecimiento significativas entre 1990 y 1994 (con 9.7 % anual), su mayor etapa
de expansión se dio después de 1997; es decir, cuando entraron en vigor las reformas al
sistema de pensiones del imss.
Como consecuencia de estos cambios, la estructura de los gastos sociales ha tendido
a consolidar la importancia de los gastos asistenciales, en salud y seguridad social, y a
reducir la participación del gasto educativo de 45 por ciento del presupuesto programa-
ble en 1995 a una tercera parte en 2012.
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20
Años
Asistencia, vivienda y D.R. Seguridad social Salud Educación
Fuente: Anexo 2.
189
En lo que respecta a los ingresos, con la reforma hacendaria que entró en vigor en
enero de 2014 se propone ampliar la recaudación tributaria, principalmente a través de
aumentos al impuesto sobre la renta (isr), tanto de personas físicas como morales, y la
homologación del iva en la frontera norte, que pasó de 11 a 16 por ciento. En lo referen-
te a las reformas sociales, se plantean dos medidas centrales: pensión universal para
adultos mayores de 65 años (por un monto de 1 092.00 pesos mensuales) y el estableci-
miento de un seguro de desempleo para trabajadores que hayan cotizado al menos duran-
te 24 meses (máximo seis meses: primer mes por 60 % del promedio cotizado en los
últimos 24 meses, 50 % para el segundo y 40 % para los cuatro meses siguientes).
Pero en términos concretos, ¿cuáles son los alcances de estas reformas en la capaci-
dad de la federación para financiar el desarrollo del país, particularmente en los rubros
de gasto asociados a la política social? De acuerdo con el presupuesto de egresos que
finalmente aprobó el Poder Legislativo para 2014, se desprende que los gastos programa-
bles en 2014 tendrían un incremento de 10 por ciento respecto del presupuesto aproba-
do en 2013, el cual presentó un descenso de más de cinco por ciento respecto de lo
ejercido en 2012. Si se compara el presupuesto de 2014 con el de 2012, el crecimiento
se reduce a 4.5 por ciento, que en términos per cápita sería de 2.1 por ciento, y en por-
centajes del pib de apenas 0.3 por ciento (cuadro 3).
Fuente: Anexo 2.
191
Con estos últimos parámetros, los únicos gastos que tendrían un incremento real en
2014, respecto de los niveles alcanzados en 2012, serían los destinados a las funciones
de desarrollo social, con 5.1 por ciento de aumento per cápita y 3.2 por ciento en relación
con el pib. En cambio, los presupuestos asignados a tareas de gobierno y al desarrollo
económico tendrían un retroceso de -1.1 y -4 por ciento, respectivamente, en compara-
ción con los porcentajes del pib registrados en 2012. En general, no se aprecia un cambio
significativo en la capacidad de financiamiento de la federación, por lo que se ha tenido
que recurrir nuevamente a una reasignación presupuestal a fin de otorgar recursos adi-
cionales al desarrollo social.
En lo que respecta a la distribución de los gastos sociales (cuadro 4), las áreas que
recibirían mayores recursos respecto de lo asignado en 2012 serían la asistencia, con 32.7
por ciento de incremento per cápita y 30.3 por ciento en relación con el pib; la seguridad
social, con 11.5 y 9.5 por ciento, y los apoyos a la vivienda y al desarrollo regional, con
12.9 y 10.9 por ciento. Por su parte, los gastos en salud se mantendrían prácticamente
sin cambios y los de educación experimentarían una reducción de -3.3 y -5 por ciento,
respectivamente, respecto de los niveles alcanzados en 2012.
Fuente: Anexo 2.
192
En síntesis, los recursos adicionales para el desarrollo social apenas servirán para
hacer frente a los compromisos que suponen los crecientes requerimientos de la seguri-
dad social, la pensión universal a los adultos mayores de 65 años y más y el seguro de
desempleo, así como los programas asistenciales y de apoyo a la vivienda y a la urbani-
zación. En el caso de los gastos en salud no se perfilan grandes cambios, aun cuando el
rezago en esta materia ronda 21 por ciento de la población, y en el presupuesto educati-
vo el escenario que se vislumbra es de una mayor austeridad.
Hacia el futuro, de acuerdo con los Criterios generales de política económica 2014
(shcp, 2013b), el gobierno federal espera que la instrumentación de las reformas estruc-
turales aprobadas en 2013 (la energética, principalmente), junto con la maduración de la
reforma hacendaria, traerán un repunte de la economía y el fortalecimiento de las finan-
zas públicas. De acuerdo con este documento se prevé para 2017 que la economía alcan-
ce tasas de crecimiento elevadas, así como el regreso a un presupuesto balanceado. De
concretarse estos escenarios cabría la posibilidad de cambios importantes que permitan a
la federación acceder a mayores recursos para financiar el desarrollo económico y social
del país; de lo contrario se mantendrán las inercias que han marcado la historia de los
últimos años.
Anexo 1. Situación financiera del sector público (porcentajes del pib)
Años Totales Petro- Totales Tribu- No Orga- Total Progra- Total Costo Parti- Adefas Balance
leros tarios tributa- nismos mable finan- cipa- y otros presu-
rios y em- ciero ciones puestario
presas
1983-1988 29.5 12.6 16.9 8.9 0.9 7.1 38.7 20.7 18 14.4 2.6 1 -10.2
1989-1994 25.2 6.8 18.4 10.1 2.7 5.6 25.1 15.8 9.3 5.9 2.9 0.6 0.1
1995 19 6.3 12.7 6.9 1.7 4 19.1 12.8 6.3 3.8 2.2 0.2 -0.1
1996 19.2 6.8 12.3 6.8 1.8 3.7 19.3 13.1 6.2 3.7 2.3 0.2 -0.1
1997 19.3 6.5 12.8 7.3 1.8 3.7 19.8 13.5 6.3 3.4 2.5 0.4 -0.5
1998 17 5.1 12.0 7.5 1.1 3.4 18.1 13 5.1 2.4 2.5 0.2 -1
1999 17.2 5.2 12.1 7.8 1 3.2 18.2 12.7 5.5 3 2.5 0 -1
2000 18.2 6 12.3 8 1.1 3.2 19.2 13.2 6 3.1 2.8 0.1 -0.9
2001 18.8 5.7 13.1 8.4 1.3 3.4 19.4 13.7 5.7 2.8 2.9 0 -0.6
2002 19.4 5.7 13.6 8.6 1.6 3.5 20.4 14.8 5.6 2.5 3.0 0.1 -1
2003 20.8 6.9 13.9 8.8 1.3 3.8 21.4 15.8 5.6 2.5 2.9 0.2 -0.6
2004 20.4 7.3 13 8.2 1.2 3.6 20.6 15.2 5.5 2.4 2.8 0.3 -0.2
2005 20.7 7.7 13 8.4 0.8 3.7 20.8 15.5 5.3 2.2 3 0.1 -0.1
2006 21.5 8.2 13.3 8.8 0.8 3.7 21.4 15.7 5.7 2.4 3.1 0.2 0.1
continúa
continuación
Años Totales Petro- Totales Tribu- No Orga- Total Progra- Total Costo Parti- Adefas Balance
leros tarios tributa- nismos mable finan- cipa- y otros presu-
rios y em- ciero ciones puestario
presas
2007 21.8 7.7 14.1 9.2 1.4 3.5 21.8 16.6 5.2 2.1 2.9 0.1 0
2008 23.3 8.6 14.7 9.9 1.2 3.7 23.4 18 5.4 1.9 3.5 0.1 -0.1
2009 23.3 7.2 16.1 9.3 3.2 3.6 25.6 20.2 5.4 2.2 3.1 0.1 -2.3
2010 22.3 7.3 15 9.9 1.3 3.7 25.1 19.7 5.4 1.9 3.3 0.2 -2.8
2011 22.5 7.6 15 9.9 1.2 3.8 25 19.7 5.3 1.9 3.3 0.1 -2.5
2012 22.6 7.6 15 9.7 1.4 3.8 25.2 19.9 5.3 2 3.2 0.1 -2.6
2013 23.6 7.8 15.7 10.2 1.7 3.8 25.9 20.6 5.3 1.9 3.3 0.1 -2.3
Fuente: Elaboración propia con base en series de datos contenidas en: de 1983 a 1994: Calderón (2009:10); y de 1995 a 2013: shcp (2014b y 2014c).
Anexo 2. pib y gasto federal programable devengado del sector público presupuestario en clasificación funcional
(millones de pesos de 1993)
Año Total Go- Desarrollo Desarro- Educa- Total Salud Segu- Total Asisten- Urbani- pib Índice de Pobla-
bierno econó- llo social ción ridad cia social zación precios im- ción
y ramos mico social vivienda plícitos del (miles)
autóno- y desa- pib (base =
mos rrollo 1993)
regional
1970 80 301.4 14 327.6 42 316.5 23 657.2 8 663.2 12 328.4 0 0 26 65.6 0 2 665.6 493 470.2 0.09 48 225
1971 86 058.7 10 966.2 47 938 27 154.4 9 817.4 14 726.1 0 0 2 611 0 2 611 514 054.5 0.1 498 65.57
1972 103 373.2 12 236.4 56 385.4 34 751.4 11 551.2 17 424.6 0 0 57 75.6 0 5 775.6 557 686.6 0.1 515 61.96
1973 125 217.2 14 335.2 73 230.5 37 651.5 13 039.9 18 998.5 0 0 56 13.2 0 5 613.2 604 583.2 0.12 533 16.05
1974 137 089.9 14 430.5 80 698.8 41 960.6 14 570.6 22 766.6 0 0 46 23.4 0 4 623.4 641 527.6 0.14 551 29.82
1975 174 757.6 16 626.4 109 818.4 48 312.9 18 734.8 24 578.1 0 0 5 000 0 5 000 677 524.5 0.17 57 005.29
1976 168 296.3 16 102.3 96 964.8 55 229.3 21 319.2 27 790.2 0 0 61 19.9 0 6 119.9 706 242.7 0.20 58 944.56
1977 164 724.8 16 162.3 93 181.9 55 380.6 23 668.9 25 583.9 0 0 6 127.9 0 6 127.9 730 556.8 0.26 60 949.81
1978 185 842.2 16 105.9 109 191.3 60 545 25 473.6 27 741.6 0 0 7 329.8 0 7 329.8 795 992.4 0.3 63 023.27
1979 209 940.7 14 415.5 125 608.8 69 916.4 28 147.1 29 925.1 0 0 11 844.2 0 11 844.2 873 189.1 0.37 65 167.26
1980 247 473.7 18 115.6 152 798.7 76 559.4 29 851.3 33 201.3 0 0 13 506.7 0 13 506.7 953 812.8 0.47 67 384.20
1981 302 917.4 18 474.7 190 927.3 93 515.4 37 033.3 36 781.4 0 0 19 700.7 0 19 700.7 1 037 487 0.6 68 992.73
1982 273 733.8 16 536.9 165 275.8 91 921.1 38 168.4 36 615.2 0 0 17 137.5 0 17 137.5 1 030 972.6 0.97 70 639.66
1983 229 004.7 13 887.4 151 208.2 63 909 26 534.4 28 928.9 0 0 8 445.7 0 8 445.7 98 7710 1.85 72 325.90
1984 240 143.7 16 070.8 157 983.9 66 088.9 28 287.8 27 463.9 0 0 10 337.2 0 10 337.2 1 023 368.1 2.97 74 052.39
continúa
continuación
Salud y seguridad social Asistencia social, vivienda
y desarrollo regional
Año Total Go- Desarrollo Desarro- Educa- Total Salud Segu- Total Asisten- Urbani- pib Índice de Pobla-
bierno econó- llo social ción ridad cia social zación precios im- ción
y ramos mico social vivienda plícitos del (miles)
autóno- y desa- pib (base =
mos rrollo 1993)
regional
1985 225 021.8 16 273.4 139 034.4 69 714.1 28 885.9 27 998.4 0 0 12 829.7 0 12 829.7 1 049 907.9 4.7 75 820.10
1986 209 132.8 14 716.2 130 574.2 63 842.4 25 413.1 28 780.6 0 0 9 648.7 0 9 648.7 1 010 495.2 8.22 77 946.39
1987 197 439.9 13 452.8 123 852.7 60 134.3 25 733.3 26 307.7 0 0 8 093.4 0 8 093.4 1 029 247.5 19.87 80 132.31
1988 185 786.6 14 158.7 112 500.2 59 127.7 25 750 27 159.5 0 0 6 218.3 0 6 218.3 1 042 066.1 39.95 82 379.53
1989 174 632.6 15 399.6 97 498.8 61 734.2 26 488.7 29 956.1 0 0 5 289.4 0 5 289.4 1 085 815.1 50.55 84 689.77
1990 180 834.9 17 061.4 94 970.9 68 802.6 28 146.6 32 558 31 457.8 1 100.2 8 098.1 1 422.3 6 675.7 1 140 847.5 64.77 87 064.80
1991 186 504 20 137.2 84 050.2 82 316.5 32 346.8 38 154.6 37 055.1 1 099.5 11 815.2 2 653.9 9 161.3 1 189 017 79.83 88 630.90
1992 195 189 18 721.2 81381.9 95 085.9 39 295.6 41 294.2 39 785.9 1508.3 14 496.1 3715 10 781.1 1 232 162.3 91.33 90132.60
1993 206 987.2 21 566.5 79093.4 106 327.3 47 221.5 44092.3 43 708.6 383.7 15 013.5 3 360.6 11 652.9 125 6196 100.00 91600.70
1994 230 420.5 25 697.4 83879.4 120 843.7 53 672.4 47511.4 31 852.8 15 658.6 19 659.9 4 048.5 15 611.4 131 1661.1 108.27 93 055.30
1995 194 578.8 21 286.1 70049.4 103 243.3 46 600.5 42 285.1 27 172.7 15 112.4 14357.7 4 310.4 10 047.3 1 230 771.1 149.26 94 490.30
1996 206 742.2 21 519.9 76901.3 108 321.1 48 370.7 43 586.4 26 919 16 667.4 16 364 5 261.2 11 102.9 1 294 196.6 195.15 95 876.70
1997 229 905.2 27 876 83170.1 118 859.1 49 666.5 53 840.7 3 0909.6 22 931.1 15 351.8 3 878.6 11 473.3 1 381 839.2 229.71 97 204.60
1998 226 619.2 24 337.3 71872.9 130 409 56 036.4 57 110.6 33 211.9 23 898.7 17 262 3 575.4 13 686.6 1 451 350.9 265.02 98 485.40
1999 233 098.1 27 859.3 63950.7 141 288.1 57 573.7 67 231.2 36 091 31 140.1 16 483.3 3 309.5 13 173.8 1 505 876 305.12 99 706.10
2000 249 984.8 33 781.2 65226.0 150 977.6 60 504.3 71 737.6 35 670.6 36 067.0 18 735.8 3 163.4 15 572.4 1 605 127.9 342.14 100 895.80
2001 258 852.9 31 512.6 67741 159 599.3 64 940.7 73 024.9 37 419.7 35 605.2 21 633.6 3 525.9 18 107.7 1 604 601 362.06 102 122.30
2002 278 535.2 30853 82412.9 165 269.3 67 019.5 75 609.1 34 306 41 303.1 22 640.7 3 764.9 18 875.8 1 616 987.7 387.33 103 417.90
continúa
continuación
Salud y seguridad social Asistencia social, vivienda
y desarrollo regional
Año Total Go- Desarrollo Desarro- Educa- Total Salud Segu- Total Asisten- Urbani- pib Índice de Pobla-
bierno econó- llo social ción ridad cia social zación precios ción
y ramos mico social vivienda implícitos del (miles)
autóno- y desa- pib (base =
mos rrollo 1993)
regional
2003 295 412.2 39 808.1 90135.8 165 468.3 63 959.1 76 119.2 41 501.1 34 618.1 25 390 4 099 21 291 1 639 468 420.38 104 719.90
2004 293 941.4 30 910.3 90369.1 172 661.9 64 421.4 78 562.8 41 098.2 37 464.6 29 677.7 4 467.2 25 210.4 1 707 689.1 451.43 105 951.60
2005 313 039 31 708.3 97259.4 184 071.4 67 989.6 84 744.5 47 365 37 379.5 31 337.3 5 382.3 25 954.9 1 762 427.9 471.94 107 151
2006 331 898.7 35 133.9 100472.7 196 292.1 70 892.1 89 322.5 49 087.7 40 234.8 36 077.5 7 343.5 28 734 1 853 195.6 503.52 108 408.80
2007 359 361.2 38 577.5 107266.0 213 517.8 73 863.1 97 959.8 52 015 45 944.8 41 694.9 7 016.5 34 678.5 1 913 614.4 531.87 109 787.40
2008 394 152.6 37 530.4 122067.3 234 554.9 76 463.9 111 798.3 51 948.6 59 849.7 46 292.8 10 745.9 35 546.9 1 936 398 565.56 111 299.00
2009 417 367.7 36 825 154183.0 226 359.7 79 021.4 106 554.8 56 646.6 49 908.2 40 783.6 10 490.9 30 292.6 1 821 106 589.31 112 852.60
2010 430 809.9 38 085 151779.4 240 945.5 81 048.6 113 197.3 58 116.8 55 080.5 46 699.7 11 892.6 34 807.1 1 917 281.2 612.94 114 255.60
2011 443984.7 40 539.5 151573.7 251 871.5 82 978.7 121 164.7 61 616.4 59 548.3 47 728.1 12 178 35 550.1 1991819.2 649.78 115 682.90
2012 463663.3 43 040.6 161478.5 259 144.1 86 906.6 128 479.7 65 199.8 63 279.9 43 757.8 12 809.5 30 948.3 2069987.3 673.35 117 053.70
2013 439190.4 40 142.2 147413.5 251 634.7 80 733.8 126 613.2 63 670.7 62 942.6 44287.7 14 300 29 987.7 2092757.2 696.91 118 395.10
2014 484 354.3 44 346.7 161494.8 278 512.8 85 961.4 139 443.1 67 270.9 72 172.2 53 108.3 17 380.2 35 728.2 2155539.9 721.31 119 713.20
Fuentes: Elaboración propia con base en series de datos contenidas en: para el gasto federal programable, de 1970 a 1989: Salinas (1994:63 y 65); de 1990 a 2008:
Calderón (2009:100-101); de 2009 a 2011: Peña (2013:366); para 2012: shcp (2012); para 2013: shcp (2013a); y para 2014: shcp (2014a). Para el pib, de 1970 a
1987: Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (2003:12); de 1988 a 2004: Banco de México (2014a). A partir de 2005 la actualización del pib real se realizó
aplicando las tasas de crecimiento reportadas en: de 2005 a 2012: Banco Mundial (2014a); para 2013: Inegi (2014); y para 2014: Banco de México (2013). Para
el ipipib, de 1970 a 1987: Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (2003:12); de 1988 a 2004: Banco de México (2014b). A partir de 2005 la actualización del
ipipib se realizó aplicando las tasas de inflación anual reportadas. De 2005 a 2012: Banco Mundial (2014b); y para 2013 y 2014: Banco de México (2013). Para la
población, de 1970 a 2013: Cámara de Diputados (2014); y para 2014: Conapo (2014).
198
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puesto de egresos de la federación para el ejercicio fiscal 2013”, México, shcp, en
<http://www.apartados.hacienda.gob.mx/presupuesto/temas/pef/2013/temas/tomos/
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temas/ppef/2014/index.html>, consultado el 20 de febrero de 2014.
200
Introducción
1
Véase por ejemplo el trabajo de Lustig et al. (2012).
201
202 Huesca reynoso / Robles valencia / Araar
aplique en forma de beneficios a la población. Por lo anterior, son pocos los estudios a la
fecha que obtengan el resultado de una medición conjunta y generalizada de qué tan bien
actúan los sistemas fiscales cuando proceden con el cobro de impuestos y asignan trans-
ferencias de la manera más eficiente.
“Los iguales (contribuyentes o familias) deben ser tratados por igual” (Duclos et al.
2003). Esta frase presenta un valor ético relacionado con el impacto negativo de lo que
se denomina la desigualdad o inequidad horizontal (hi, por su nombre en inglés) en el
efecto redistributivo, donde la intervención gubernamental puede aumentar las dispari-
dades de ingresos en lugar de reducirlas. Para evaluar el grado de hi y su impacto en el
sistema fiscal mexicano reciente se utiliza en esta investigación el enfoque metodológico
de Duclos, Jalbert y Araar (2003) (en lo sucesivo dja).
A continuación se presenta el orden del trabajo. En la segunda parte se describe los
antecedentes con una revisión actualizada de la literatura; la tercera parte explica el enfo-
que teórico y la derivación matemática del método aplicado y los índices correspondientes
a emplear; en la cuarta se presenta la aplicación empírica para evaluar la redistribución del
sistema fiscal de México, y la quinta parte concluye con las recomendaciones respectivas.
Antecedentes
Para los dos países en transición: Eslovenia y Croacia, Cok, Urban y Verbic (2012)
realizan una de las aplicaciones empíricas más completas, utilizando una amplia variedad
de figuras para completar todo el sistema fiscal en ambos países y obtener comparaciones
de los componentes verticales y horizontales. Aplicando el enfoque dja para Croacia, se
encontró que estos dos países comparten una experiencia similar, pero con diferentes
resultados en sus sistemas fiscales. Encontraron cómo el sistema fiscal en Eslovenia ha
creado un impacto mucho mayor que en Croacia sobre los efectos verticales de equidad,
pero para el primer país el sistema fiscal también indujo más inequidad horizontal cuan-
do el análisis de sensibilidad lo implementan con mayor aversión a la desigualdad en el
extremo inferior de la distribución, lo que implica que en Eslovenia existen problemas de
asignación de las transferencias entre los grupos de bajos ingresos, aun cuando su sistema
de impuestos sea progresivo.
2
Los impuestos indirectos (como el iva) han sido criticados como una herramienta que afecta negativa-
mente a la población; en este sentido, Bird y Gendron (2011:75) dan elementos de porqué en el mundo real la
gente mantiene la creencia de que los impuestos como el iva son regresivos. Además, señalan que un iva bien
diseñado puede ser más progresivo que impuestos directos (ingreso sobre la renta), ya que estos últimos sólo
afectan a una parte de la base disponible.
Medición generalizada del efecto redistributivo del sistema fiscal en México 205
no deben ser gravados. Vargas (2009), con un enfoque estático, parte de la evolución y la
distribución del ingreso en México en un período de 20 años, donde analiza la incidencia
de la carga tributaria y de los beneficios para evaluar el gasto público. Empleando micro-
datos de ingresos y gastos con el método de concentración, encuentra que el sistema
tributario en México es progresivo debido a la alta concentración de la carga fiscal en los
primeros deciles de ingreso.
La shcp (2012)3 señala que el decil de ingresos más alto de los hogares mexicanos
contribuye con 30.6 por ciento de los pagos totales de iva (tasa general), aporta 12 por
ciento de sus gastos de tasa cero y 24.9 por ciento en las exenciones, con casi 37 por
ciento de los ingresos no obtenidos de estos contribuyentes. En este panorama, se puede
observar una carga tributaria con mayor incidencia para los niveles de ingreso más altos,
pero nadie puede tener la certeza de que exista un trato igualitario para los contribuyen-
tes en la situación prefiscal por parte del sistema tributario.
El trabajo de Lustig et al. (2012) ofrece buenas perspectivas en la búsqueda de la
incidencia de progresividad de las figuras del sistema fiscal mexicano y su impacto en los
indicadores de pobreza, comparándolo con otros cinco países de América Latina.
Mediante un enfoque de concentración y modelos de regresión probit para indagar sobre
la movilidad, sus resultados muestran que los sistemas impuesto-beneficio son más pro-
gresivos para los países examinados en años recientes; Bolivia, México y Perú tienen los
menores impactos sobre la reducción de la pobreza, mientras que Argentina, Uruguay y
Brasil presentaron las mayores reducciones y son los países con los sistemas fiscales más
redistributivos.
Scott (2014), por su parte, muestra una evaluación del impacto redistributivo del
sistema mexicano, comparando los años 2008 y 2010, y a pesar de que su estudio carece
de un soporte común de comparación de resultados entre ambos años, muestra un siste-
ma fiscal más progresivo en 2010. La falta de sustento en la comparación a través de
ambos años puede haber mitigado sus resultados, o bien, crear conclusiones disímiles
(Musgrave y Thin, 1948; Musgrave,1990).
Los trabajos de Lustig et al. (2012) y Scott (2014) siguen empleando índices de pro-
gresividad de Kakwani (1977) y Reynolds-Smolensky (1977), así como curvas de con-
centración cuando se combinan los impuestos y los beneficios totales para obtener los
efectos horizontales y verticales con el enfoque de Lambert (1985), pero ambos estudios,
desafortunadamente, no proporcionan en detalle las principales fuentes de la redistribu-
ción como efecto de la progresividad o regresividad local y tampoco el reordenamiento
producido en los hogares como parte del proceso, que son la tarea de este capítulo.
3
Estos resultados deben tomarse con cierta mesura, ya que la estimación de la carga tributaria no excluye
los gastos informales, por lo que los pagos de iva son sobrestimados.
206 Huesca reynoso / Robles valencia / Araar
Un impuesto se considera progresivo cuando se grava más el grupo no pobre. Esto impli-
ca una disminución de la desigualdad y un aumento en la proporción de los ingresos
netos para el grupo pobre de la distribución. “Iguales deben ser tratados por igual” es un
valor ético fácilmente defendible (Musgrave, 1990; Duclos et al., 2003). Por hi se refiere
al grado de trato desigual a iguales (contribuyentes con el mismo nivel de ingresos bru-
tos) por el sistema fiscal. Con reranking se denota el impacto del cambio en la clasificación
de ingresos brutos causado por el sistema impuesto-beneficio. Con el término ve se hace
referencia al impacto del sistema impuesto-beneficio sobre la desigualdad donde los igua-
les son tratados por igual.
Duclos et al. (2003) han propuesto un buen método para descomponer el efecto de
la redistribución o la variación de la desigualdad en estos tres componentes. Con esta
aplicación, se puede descomponer la diferencia entre los ingresos brutos X, y las desigual-
dades de ingresos netos N descrito en la fórmula (1):
∆i (∊, p) = IX - INE
- (IP E
N
- In) - (IN - Inp ) (1)
{
{
{
VE HI R
En el contexto del gobierno entrante y la propuesta de reforma fiscal iniciada por el gabi-
nete del presidente Enrique Peña Nieto se ilustrará la redistribución lograda en México
por el sistema fiscal de 2012 con las reglas fiscales de ese mismo año, para después pro-
ceder con una simulación de reformas que permita contar con un pronóstico adecuado
de sus posibles efectos en los hogares, pero considerando la base de datos de 2012 y las
nuevas reglas fiscales de 2014.
De esta manera es factible observar los efectos de redistribución que traería consi-
go una reforma de aumento al ingreso sobre la renta (isr) en su tramo más alto (de 30
a 35 %), así como de incremento al iva a una tasa general (16 %). En esta última se
respeta la exención en la canasta básica alimentaria considerada por Coneval; y en una
segunda simulación, la tasa de isr en la propuesta implementada, pero considerando
como caso extremo la tasa general de iva (16 %) para todos los bienes y servicios para
observar qué tanta reducción en progresividad (o aumento en regresividad) generaría
tal escenario.
Para la realización del ejercicio empírico se utilizó la Encuesta Nacional de Ingresos
y Gastos de los Hogares (enigh) de 2012, así como los datos más recientes al momento
de este trabajo (Inegi, 2013). La base de datos cuenta con una muestra de 9 007 hoga-
res y expandida representa los 31 millones existentes. Con la información recolectada se
procede a construir la distribución según unidades equivalentes con la escala de Coneval
y aplicando métodos de identificación directa e indirecta (Lustig et al., 2012).
Una vez que se ha obtenido el ingreso disponible N es posible calcular las cifras
indicadas en el cuadro 1 para reconstruir el sistema fiscal y lograr contar con el ingreso
de mercado (bruto) denotado por X. Es así como se imputan las normas tributarias vigen-
tes del año 2012 por cada fuente de ingresos y se procede a la reconstrucción del sistema
fiscal considerando las hipótesis de traslación del impuesto propuestas por Pechman
(1985). Las ciudades ubicadas en la frontera con Estados Unidos e incluidas en la encues-
ta tienen un tratamiento de iva diferente del resto del país en 2012, por lo que éste se ha
controlado y se aplica la tasa general de 11 por ciento. Así mismo, se considera un esce-
nario que simula en un primer momento el incremento del iva a la tasa general de 16 por
ciento extendido a la franja fronteriza y, en un segundo momento, extendido a todos los
bienes y servicios. Mediante este proceso no se agregan impuestos más allá de lo real
pagado por los contribuyentes.
El sistema fiscal mexicano cuenta con un esquema de límites y cuotas para el grava-
men del isr. Los ocho tramos deben pagar la cuota respectiva (0.00, 114.24, 2 966.76, 7
130.88, 9 438.60, 13 087.44, 39 929.04, 73 703.40), así como un porcentaje del salario
para los ingresos marginales, que va desde 1.92 hasta 30 por ciento en el ejercicio fiscal
de 2012. La encuesta permite obtener el ingreso para 81 fuentes, de las cuales, cuatro son
perceptoras de isr. En el caso de los impuestos indirectos analizados, se tomó al iva e ieps
208 Huesca reynoso / Robles valencia / Araar
(impuesto especial sobre producción y servicios), que son las dos figuras fiscales más
grandes después del isr.
La encuesta permite también el análisis de 726 productos y servicios genéricos, de
los cuales 27 generan iva, a una tasa general de 16 por ciento, la cual se reduce cinco por
ciento en localidades de frontera; además de los 27 que generan iva, 10 son gravados con
ieps, con tasas de hasta 160 por ciento para productos de tabaco. En el caso de las trans-
ferencias fiscales, se colectan a nivel hogar de la misma encuesta, mediante la siguiente
división: becas y transferencias para educación; programa Oportunidades de asistencia
social; programa 70 y más (para adultos mayores sin pensión); Programa de Apoyo
Alimentario (pal, programa de asistencia alimentaria); la transferencia por empleo tempo-
ral, y otros programas de asistencia (programas sociales no especificados pero captados
por la encuesta).4 Al final, el ingreso de mercado X se estima solo al añadir el total de
impuestos, pensiones y contribuciones federales de los salarios en el sistema de la segu-
ridad social (ssc), menos las pensiones y las transferencias recibidas por los hogares,
como se observa en la expresión (2):
X = N + T + SSC - B - P (2)
4
Así como en los trabajos de Cok, Urban y Verbic (2012) y Lustig et al. (2012) no se añadieron la jubila-
ción y las pensiones como un componente de beneficios debido a su naturaleza contributiva, pero se incluyen
en la cifra de ingresos netos.
Medición generalizada del efecto redistributivo del sistema fiscal en México 209
Impuestosa Indicadores
Obtenidos mediante el uso de métodos de simulación imputados. bObtenidos mediante el uso de métodos
a
directos de identificación.
Fuente: Elaboración propia con la clasificación en fuentes administrativas shcp (2012), enigh 2012 (Inegi,
2013).
su posición distributiva), al ser casi de la misma magnitud que la equidad vertical con lo
que, precisamente, le resta parte del efecto positivo al sistema fiscal. Se observa la misma
dinámica del sistema fiscal en la reforma con mayor gravamen de isr e iva con la canasta
básica exenta, donde la ve se mantiene con el mismo nivel y el reranking aumenta leve-
mente (20.15 %). En el escenario de una tasa general de iva a 16 por ciento en todos los
productos y servicios, sin exenciones ni tasas cero, la ve disminuye, con 15.49 por ciento,
mientras que la hi se ve más afectada que en la situación actual (44.83 %), lo mismo que
el reranking (25.64 %).
210 Huesca reynoso / Robles valencia / Araar
isr35
Actual iva
Componente Notación % iva
(2012) 16%b
10 %a
Desigualdad del ingreso IX (∊, p) =
0.6825 0.6825 0. 6825
bruto 0.5 p = 2
Desigualdad del ingreso IN (∊, p) =
0.6238 0. 6251 0. 6526
neto 0.5 p = 2
Concentración del índice INP (∊, p) =
0.5991 0. 5994 0. 6267
de ingreso neto 0.5 p = 2
Concentración del índice INE (∊, p) =
0.5554 0. 5551 0. 5813
de ingreso neto purgado 0.5 p = 2
Efecto redistributivo: ∆i (∊, p) 0.0587 0. 0574 0. 0299
Impactos en reformas % % %
isr 35 % en ingresos > a 1 millón de pesos, iva de 10 % en exentos y una canasta básica alimentaria exenta. biva
a
16 % generalizado en todos los bienes y servicios, sin exenciones ni reducción en la frontera del país.
Fuente: Elaboración propia empleando el modelo dja con base en enigh 2012, (Inegi, 2013).
Cuadro 3. Recaudación del sistema fiscal, México 2012, captada por la enigh
y escenarios de reformas (millones de pesos)
isr 741 645.30 4.8 808 561 5.2 741 645.30 4.8
iva 556 234.00 3.6 663 892 4.3 1 285 917.31 8.3
ieps 160 791.20 0.7 162 907 1.1 182 250.18 1.2
Total 1 459 886.30 9.1 1 636 264 10.6 2 186 793.44 14.2
a
isr de 35 %, iva de 10 % en exentos y canasta básica alimentaria exenta. b
iva de 16 % en todos los bienes y
servicios, sin exenciones ni reducción en frontera.
Fuente: Elaboración propia con base en enigh 2012 (Inegi, 2013).
Conclusiones
Se implementa un ejercicio empírico para el caso del sistema fiscal en México en 2012
aplicando por vez primera la técnica de la descomposición no paramétrica Duclos-
Jalbert-Araar de la redistribución en sus tres componentes: equidad vertical, inequidad
212 Huesca reynoso / Robles valencia / Araar
Anexo
Cuadro A1. Estadísticos básicos de la base de datos del sistema fiscal con escala
de equivalencia Coneval, México, 2012
Transferencias:
Nota: La manera de verificar la integración de las variables en el ingreso bruto (de mercado) es con la suma de
los siguientes componentes: X = N + T + SSC - B - P.
Fuente: Elaboración propia con base en la enigh 2012 (Inegi, 2013).
214 Huesca reynoso / Robles valencia / Araar
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III
¿HACIA UNA NUEVA GENERACIÓN DE REFORMAS
EN LA SEGURIDAD SOCIAL Y LA SALUD?
La transformación de la seguridad social:
¿Hacia un modelo de subsistencia?
Manuel Canto Chac y Tania Garduño Nando
Introducción
219
220 Canto chac / Garduño nando
marco de derechos sociales? Queda claro que por la situación inicial del gobierno –al
momento de escribir este texto– sólo se podrán sugerir algunos elementos para una valo-
ración inicial de los alcances de esta iniciativa.
En la primera parte de este trabajo se señala las características del modelo de seguri-
dad construido en México, a partir de la fase desarrollista del Estado mexicano, confron-
tándolo teóricamente con el llamado Estado de bienestar y el Estado desarrollista
latinoamericano; en la segunda se presenta la propuesta de Levy, en el marco de la discu-
sión en América Latina sobre la ss, sus alcances y limitaciones; en la tercera parte se
presenta las características de la iniciativa del Ejecutivo, mismas que aún están en proce-
so de discusión en el Congreso, y en la cuarta y última se discute las orientaciones de
estas iniciativas y sus posibles alcances y restricciones.
La hipótesis que guía este trabajo es que en toda América Latina se perciben transi-
ciones en la política y en la ss por razones distintas a la situación europea, en la que
también hay una transición en este tema, pero impulsada por los cambios en su estruc-
tura demográfica. En México esta transición parece estar orientada por la sustitución de
derechos, los que son reemplazados por un sistema universalizado de servicios básicos.
De aquí entonces que lo que se vive es la lucha entre la informalidad, que conduce al
deterioro de las instituciones que estructuraron la política social del siglo xx, y el surgi-
miento de instituciones y entidades gubernamentales para contender de manera limitada
con sus efectos, pero sin reparar en el acuerdo social y político que las sustente.
El Estado social se manifestó en tres versiones, Estado de bienestar, para el mundo europeo-
occidental y estadounidense, Estado socialista, para Europa oriental y parte de Asia, y Estado
desarrollista, para buena parte de América Latina […] En el último cuarto del siglo xx, las tres
1
Esta fórmula de paz consiste básicamente, en primer lugar, en la obligación explícita que asume el apa-
rato estatal de suministrar asistencia y apoyo (en dinero o especie) a los ciudadanos que sufren necesidades y
riesgos específicos característicos de la sociedad mercantil; dicha asistencia se suministra en virtud de preten-
siones legales otorgadas a los ciudadanos. En segundo lugar, el Estado de bienestar se basa en el reconocimien-
to del papel formal de los sindicatos, tanto en la negociación colectiva como en la formación de los planes
públicos. Se considera que ambos componentes estructurales del Estado de bienestar limitan y mitigan el
conflicto de clases, equilibran la asimétrica relación de poder entre trabajo y capital, y de ese modo ayudan a
superar la situación de luchas paralizantes y contradicciones que construían el mecanismo más ostensible del
capitalismo liberal (Offe, 1990:135-136).
La transformación de la seguridad social. ¿Hacia un modelo de subsistencia? 221
Artículo 22. Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social,
y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la
organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, socia-
les y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 25: 1) Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivien-
da, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene así mismo derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida
de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad, 2) La mater-
nidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos
de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho por igual protección social (onu, 2011).
222 Canto chac / Garduño nando
es la protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de medidas
públicas, contra las privaciones económicas y sociales que, de no ser así, ocasionarían la des-
aparición o una fuerte reducción de los ingresos por causa de enfermedad, maternidad, acci-
dente de trabajo, o enfermedad laboral, desempleo, invalidez, vejez y muerte; y también la
protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las familias con hijos.
El derecho a la seguridad social tiene una ruta ascendente desde 1942, con el decreto de la Ley
del seguro social que da lugar al nacimiento del Instituto Mexicano del Seguro Social (imss),
creado para proteger a los trabajadores asalariados del sector formal de la economía; posterior-
mente se expide la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado
que crea el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (issste),
para proteger a los trabajadores asalariados del sector público (Rojas y Ulloa, 2002:35).
Desde una perspectiva más amplia, la reforma de la Ley del seguro social de 1995 se insertó en
las políticas de desmantelamiento de la propiedad nacional y de ampliación del ámbito de la
gran empresa privada nacional y extranjera […] con la reforma de seguridad social ya no es
sólo el campo económico y financiero el objetivo de la política de privatizaciones, sino tam-
bién el campo de los derechos sociales constitucionales y de las grandes instituciones de
bienestar social (Rojas y Ulloa, 2002).
la precarización de las instituciones que garantizaban los derechos de las personas, aun a costa
de la inobservancia de la ley, no como una “mala práctica”, sino como un nuevo sistema, pro-
ducto del desmantelamiento paulatino de las instituciones que le dieron estabilidad al siglo xx,
que procuraban el cumplimiento de los derechos y que permanecen formalmente sólo para ser
ignoradas en lo real […] Al final de cuentas, informal quiere decir que la forma (acciones-
instituciones) vivida durante el siglo xx se perdió (Berrios y Canto, 2012:29).
Para precisar algunos aspectos de la precarización del trabajo veamos algunos datos
fundamentales:
Como se ve, la línea de pobreza laboral, definida como la incapacidad del salario para
adquirir los satisfactores básicos, ha experimentado un crecimiento sostenido desde
2005, lo cual se corresponde con la caída de los niveles salariales por la contracción del
porcentaje de trabajadores que tenían mayores ingresos y la expansión de los que tenían
ingresos bajos.
La transformación de la seguridad social. ¿Hacia un modelo de subsistencia? 225
En medio de este panorama, en toda América Latina –con el impulso de los organis-
mos multilaterales– se comienza a hablar de la contradicción entre los sistemas contribu-
tivos de seguridad social y la desprotección en la que se encuentran todos aquellos que
no tienen acceso al empleo formal, como si las contribuciones fueran la causa de la
informalidad. Al señalar lo anterior se deja de lado la informalidad como forma de eva-
sión fiscal. Es entonces, como continuación de esta tendencia, que aparece la propuesta
de Levy.
226 Canto chac / Garduño nando
Los programas que transfieren ingresos en efectivo –a los pobres extremos, habría que preci-
sar– y que condicionan explícitamente el otorgamiento de beneficios a ciertas conductas que
parece conveniente promover –conocidos como programas de transferencias condicionadas–
pueden contribuir de manera importante a la lucha contra la pobreza […] son más eficientes
y eficaces que el conjunto heterogéneo y descoordinado de subsidios alimentarios, distribu-
ciones de bienes en especie, controles de precios (Levy, 2008:171).
La transformación de la seguridad social. ¿Hacia un modelo de subsistencia? 227
2
Entre los programas de protección social se encuentran, en materia de salud, el Seguro Universal de Primera
Generación, el Seguro Popular, el programa imss-Oportunidades y otros ofrecidos por las secretarías del ramo
federales, estatales y del Distrito Federal; en materia de pensiones no contributivas el programa federal para adul-
tos mayores de 70 años y otros similares a cargo de los gobiernos estatales o del Distrito Federal; en materia de
guarderías el programa federal de Estancias Infantiles para Madres Trabajadoras y otros a nivel estatal o municipal
ofrecidos por el dif u otras instancias similares; en materia de vivienda los apoyos y subsidios otorgados a través
de varios programas de la Secretaría de Desarrollo Social o los gobiernos estatales o municipales. La característica
distintiva de todos estos programas es que ofrecen beneficios similares a los proveídos en conjunto por el imss, el
Infonavit y las Afores, pero dirigidos a los trabajadores que carecen de cobertura de seguridad social.
228 Canto chac / Garduño nando
3
Exceptúa de estas consideraciones al trabajador sindicalizado. Los trabajadores sindicalizados, por perci-
bir salarios más altos y ocuparse en empresas de mayor tamaño, experimentan menores tránsitos entre forma-
lidad e informalidad, y mayores períodos promedio de estancia en la formalidad. Pero añade que estos
trabajadores no son la totalidad de los formales y distan mucho de ser la mayoría de los trabajadores del país.
4
Cada uno de sus supuestos es bastante discutible, sin embargo, puesto que este trabajo centra la atención
sobre la relación de estas propuestas con la iniciativa gubernamental, no se detendrá en la discusión teórica,
sólo se hará alguna referencia general al final del artículo.
La transformación de la seguridad social. ¿Hacia un modelo de subsistencia? 229
a) Suprimir el actual modelo contributivo, para dar paso a uno de carácter universal
financiado con recursos fiscales. El modelo alternativo brindaría prestaciones sociales
iguales a todos los trabajadores y a toda la población, mismas que estarían sustenta-
das en una legislación.
b) Las prestaciones son empaquetadas y obligatorias para todos los trabajadores, pero
son menores que las prestaciones actuales para los trabajadores formales. Tendrían
cuatro contenidos básicos: 1) seguro médico, 2) pensiones de retiro, 3) seguro de vida
y 4) seguro de invalidez. Las otras prestaciones a las que actualmente tienen derechos
los trabajadores formales: 5) guarderías, 6) despido, 7) esparcimiento y 8) vivienda,
no formarían parte de las prestaciones universales financiadas por el fisco, sino que
serían producto de acuerdos específicos entre cada empresa y sus trabajadores.
c) El financiamiento de esta propuesta se realizaría con los recursos que el gobierno
tiene actualmente comprometidos en la seguridad social y en los programas de pro-
tección social (en los términos en que los ha definido Levy), a excepción del progra-
ma Oportunidades, más un incremento al impuesto al valor agregado y la supresión
de sus regímenes especiales; es decir que el gravamen del iva sería aplicable a todos
los productos, incluidos medicinas y alimentos.
d) Como los trabajadores se verían afectados por el incremento anterior, Levy propone
efectuar transferencias directas a las personas que se ubiquen hasta el tercer decil de
ingresos. Si bien esta parte de su propuesta la plantea como una posibilidad y no la
integra al cálculo de costos que realiza.
e) Los cálculos del costo de la seguridad social en esta propuesta serían a partir de
considerar el costo medio de atención médica del imss, expandido a toda la población
económica activa (pea); el cálculo para las contribuciones al fondo universalizado de
retiro lo obtiene a partir de considerar la media actual de pensiones, correspondien-
tes a tres salarios mínimos.
230 Canto chac / Garduño nando
De acuerdo con este autor las ventajas que tendría este modelo son:
• Reduciría los incentivos para la informalidad, toda vez que los empresarios ya no
tendrían el actual costo indirecto de los salarios, representado por las contribuciones
a la seguridad social,5 expandiendo con ello la base fiscal.
• Esta reducción del costo indirecto del salario repercutiría por sí misma en el incre-
mento de la productividad, lo que permitiría el incremento del salario directo, así
como la expansión del producto interno bruto.
• Fortalecería el Estado de derecho.
Para finalizar este apartado, es necesario hacer una aclaración fundamental sobre el
uso que Levy hace de la expresión derechos sociales universales. En sentido estricto tal
expresión significa la conformidad de la política de seguridad social del país con la nor-
matividad internacional expresada en los pactos internacionales de derechos humanos (a
lo que se hizo alusión al inicio), pero el planteamiento de Levy está muy lejos de eso; les
llama derechos universales porque se establecerían por ley para todos, no porque corres-
pondan a la garantía de los derechos establecidos en los pactos internacionales –de los
que su propuesta está muy por debajo– ya reconocidos por el Artículo 1 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Una de las primeras acciones del gobierno de Enrique Peña Nieto fue enviar al Congreso
un paquete de medidas denominado seguridad social universal (Presidencia de la
República, 2013a, 2013b). El propósito enunciado es: “crear una red de protección social
que otorgue a cualquier mexicano, independientemente de su condición social o estatus
laboral, un conjunto de beneficios sociales procurados por el Estado a través de un siste-
ma de seguridad social universal” (Presidencia de la República, 2013a:ii).
Este paquete de iniciativas desató polémicas y experimentó variaciones significativas
en su paso por las cámaras del Congreso. Sin embargo, la discusión sobre la reforma
energética desplazó la atención y, hasta el momento de entregar este texto, no se había
concluido el proceso de aprobación por ambas cámaras legislativas. No parece problema
que se desechen, es posible que en períodos posteriores, una vez concluida la reforma
energética, sean retomadas. Entre los contenidos de esta iniciativa relevantes para el tema
de este trabajo se encuentran:
5
El propio Levy reconoce que, en su propia lógica, la disminución para los empresarios del costo actual
de las prestaciones sociales para los trabajadores no sería condición suficiente para terminar con la informali-
dad, puesto que se mantendrían otros incentivos, como por ejemplo la evasión fiscal.
La transformación de la seguridad social. ¿Hacia un modelo de subsistencia? 231
La pensión de adultos mayores, cuyo propósito es que “[…] atienda a todos aquellos que no
puedan obtener una pensión de carácter contributivo y que otorgue un piso mínimo de bienes-
tar y protección ante eventos coyunturales que pueden aumentar la pobreza transitoria o profun-
dizar los niveles de pobreza de los adultos mayores” (Presidencia de la República, 2013b:iii).
Que sean mayores de 65, no pensionados, con ingresos menores a 15 salarios mínimos.
Tendrá un monto inicial (a partir de lo que Coneval ha establecido como el costo mínimo de
vida para una persona) de 1 092 pesos, financiado con fondos federales (Presidencia de la
República, 2013b:iv, vi y vii).
Añade también que las pensiones que otorguen los estados tendrán que sujetarse a estas
normas, menos el D. F.6
Para el financiamiento de la pensión universal de las personas que a partir de 2014 cum-
plan 18 años se constituirá un fideicomiso irrevocable en el Banco de México (Presidencia de
la República, 2013b:x).
Seguro de desempleo
La administración y operación del seguro de desempleo estará a cargo del imss y del issste
(Presidencia de la República, 2013b:xiv).
Habrá un máximo de seis pagos mensuales: uno de 60 por ciento, uno de 50 por ciento
y cuatro de 40 por ciento del salario promedio (Presidencia de la República, 2013b:xvi).
Financiamiento: de la cuota aportada por los patrones, equivalente a tres por ciento del
salario del trabajador (inicialmente previsto reducir la cuota de vivienda de 5 a 2 %), dos por
ciento se depositará en la subcuenta mixta; el restante uno por ciento se acumulará en el fondo
solidario, y en caso de que los recursos no sean suficientes, el gobierno federal, con cargo al
presupuesto de egresos de la federación, cubrirá los demás pagos (Presidencia de la República,
2013b:xvii y xviii).7
La prestación sólo podrá recibirse por una vez en un período de cinco años (Presidencia
de la República, 2013b:xviii).
Se financia sobre los fondos de retiro y el faltante con los fondos colectivos de ahorro para
la vivienda (Presidencia de la República, 2013b:xix).
Probable recentralización en la gestión gubernamental de la salud. La Secretaría de Salud,
de acuerdo con el Artículo 77, bis 5 de la Ley general de salud (entre otros):
• Realiza diseño organizacional y establece bases de regulación y acreditación de los
establecimientos.
• Financia (a 50 %) y evalúa el desempeño de los sistemas estaduales.
• Define instrumentos para analizar la capacidad de pago de beneficiarios.
6
Esta distinción no la hace la iniciativa presidencial. Como ya se ha advertido, al momento de concluir
estas páginas estas reformas aún están en proceso en el Congreso federal, la que fue aprobada por la Cámara de
Diputados añadía que estarían exceptuados los estados que previo a estos cambios tuvieran pensiones ya esta-
blecidas y respaldadas por una ley, al parecer sólo el Distrito Federal cumple esta característica, cuyas implica-
ciones habrá que discutir en otra ocasión.
7
Este aspecto ha sido particularmente polémico en su discusión en el Congreso, toda vez que implica la
exclusión de la vivienda de los contenidos de la seguridad social y confirma la pretensión de reducir gradual-
mente el alcance de los derechos sociales asegurados.
232 Canto chac / Garduño nando
Para analizar la racionalidad implícita en la propuesta del Ejecutivo hay que tener en
cuenta que se está en el terreno del cambio en los criterios de orientación, aún no ante
un cambio de la política y mucho menos de los programas que la expresen. Las tenden-
cias de los últimos años se mantienen en el ejercicio presupuestal de 2013 y 2014, como
queda claro en el cuadro anterior, pero en el ámbito jurídico se vislumbra ya el panorama
de un proceso de angostamiento de la seguridad social y de ampliación de los paquetes
de servicios básicos. La pregunta que queda es: ¿qué tan básico será el universalismo
básico subyacente en la propuesta del Ejecutivo? Se podría responder inicialmente que,
de continuar las tendencias actuales, será de menores alcances que el pregonado por Levy.
Atención a la salud en general, calculando para ello Atención a la salud en general a partir de
el costo medio actual por derechohabiente del imss. un paquete básico de atención, que no in-
corpora todos los padecimientos.
La formulación de políticas públicas en un contexto de segundo mejor [la suya sería por
supuesto la óptima] descarta una reforma sistémica; restricciones políticas o fiscales fuerzan a
los formuladores de políticas a hacer cambios marginales […] en la medida en que cambios
en la política social —mayores o menores, rápidos o lentos— sean viables, es esencial tener
clara la dirección que esos cambios siguen. El intercambio relevante para México no es reforma
“integral” versus “fragmentada”, sino “reforma consistente paso a paso hacia una política social
internamente consistente y coherente” versus “reformas aisladas ad hoc a programas actuales o
implementación de nuevos programas sociales” (Levy, 2008:328).
Parece que el actual gobierno ha iniciado esos pasos en lo jurídico, a lo que se podría
añadir que lo importante para su racionalidad no es precisamente los resultados que arro-
je en la satisfacción de las necesidades sociales, sino el mensaje que transmita al capital
internacional y a las calificadoras, en el sentido de que México es una buena inversión
porque los costos del trabajo son cada vez más bajos y porque se han iniciado los “cambios
de fondo” que los actores de la globalización reclaman. En esto se puede ver una alta con-
sistencia entre el discurso de Levy y el del actual gobierno: so pretexto de universalizar lo
básico se tiende a la reducción de las contribuciones patronales a la seguridad social; el
ahorro que eso significaría para los empresarios no es irrelevante, pero de ello no se habla.
El futuro de este híbrido no dependerá de las variables económicas, sino de las polí-
ticas; un gran frente opositor a las reformas aún no se ve, la débil resistencia a la aproba-
ción de las propuestas de reforma que ya hizo la Cámara de Diputados al momento de
cerrar este trabajo así lo demuestra, si bien un cambio futuro no es imposible.
En tanto, la orientación de las reformas del Ejecutivo permitirá no sólo avanzar paso a
paso en el “adelgazamiento” de la seguridad social, sino que también facilitará la recentra-
lización de la asistencia en manos del Ejecutivo federal como parte de un proyecto de dis-
minuir el federalismo para aumentar la “gobernabilidad” del territorio nacional, orientación
ya presente en la estrategia de seguridad pública y se cree que también en la de salud.
Es claro que la debilidad que hasta ahora han tenido los opositores a estas reformas
puede residir, por lo menos en parte, en que el discurso que los orienta está más fincado
en su rechazo, pero sin haber reparado lo suficiente en la construcción de alternativas.
Para ello será muy útil volver la mirada hacia otros caminos que actualmente se siguen
en América Latina.
Un ejemplo podría ser Brasil, que con un reconocido dinamismo económico, es el
país de la región que mayor proporción de su pib destina a la seguridad social (16.5 %),
lo cual no se ha convertido en un obstáculo para la atracción de inversión extranjera, ni
para su crecimiento económico. Ha logrado establecer un sistema de atención universal
a la salud, integrando a los tres órdenes de gobierno (federal, estatal y municipal) en el
sistema único de salud (sus) y con participación efectiva de la sociedad. Tiene también
un sistema previsional mixto, en el que existe un seguro universal no contributivo y otro
de carácter contributivo obligatorio, al cual se pueden añadir las aportaciones voluntarias
(Ministerio de Salud, 2011; Nakahodo y Savoia, 2008; cepal, 2006).
La transformación de la seguridad social. ¿Hacia un modelo de subsistencia? 235
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Aciertos, desaciertos y posibles mejoras en el diseño
del seguro de desempleo en México1
Graciela Bensusán
1
La información y las ideas que se utilizan en este capítulo provienen de la investigación realizada por la
autora entre los meses de septiembre de 2013 y abril de 2014 destinada a la elaboración del estudio publicado
por la cepal en 2014, misma que incluyó la realización de 20 entrevistas a especialistas, actores sociales y polí-
ticos respecto de las ventajas y desventajas de la iniciativa presidencial, véase al respecto Bensusán (2014). Una
versión inicial de este capítulo formó parte de la intervención que la autora realizó en el Senado de la República,
ante las Comisiones Unidas de Hacienda y Crédito Público, Seguridad Social y Puntos Constitucionales, el 24
de abril del 2014.
2
Véase al respecto el análisis de la reforma laboral de 2012 en Bensusán (2013).
3
Véase el discurso del secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, al presentar en la residen-
cia oficial de Los Pinos la iniciativa de reforma hacendaria (El Universal, 2013).
237
238 Graciela Bensusán
que actualmente tiene el proyecto de decreto enviado al Senado de la República por parte
de la Cámara de Diputados para su posterior aprobación. Este análisis considera los obje-
tivos que debería satisfacer el seguro de desempleo según la propia iniciativa presidencial:
ser un medio de sustitución de ingresos, actuar como red de seguridad social para evitar
las situaciones de pobreza vinculadas a la pérdida del empleo, favorecer la estabilidad
macroeconómica al activar el consumo en las recesiones y reducir las resistencias ante la
necesidad de adoptar despidos económicos. Se apoya también en una perspectiva com-
parativa con base en los diseños institucionales en los seis países de la región que ya
cuentan con seguro de desempleo. Finalmente, a modo de conclusión, se muestran las
posibles mejoras que pudieran introducirse en el diseño del seguro de desempleo, toman-
do en cuenta la situación económica, social y política del país.
4
Véase la revisión de prensa y las opiniones de expertos y actores sociales y políticos sobre la iniciativa
presidencial del seguro de desempleo en Bensusán (2014).
5
Comisiones Unidas de Hacienda y Crédito Público; de Seguridad Social; de Estudios Legislativos, Primera
y de Puntos Constitucionales. Cabe señalar que mientras en la primera etapa de este proceso legislativo, al
presentarse la iniciativa presidencial en la Cámara de Diputados, la Comisión de Trabajo y Previsión Social tuvo
mayor protagonismo mientras en la segunda etapa, al optarse por una reforma a la legislación secundaria, tomó
el control del proceso la Comisión de Hacienda y Crédito Público al integrarse en comisiones unidas, como se
acaba de mencionar.
240 Graciela Bensusán
problemas que supuestamente busca atender. Entre tanto, hay que seguir considerando
como eje del análisis que lo que se viene discutiendo en el Poder Legislativo no es un
seguro de desempleo, no tiene carácter universal ni menos aún relación alguna con la
transición del asistencialismo a la seguridad social universal.
Los aciertos
A pesar de los problemas y peligros anticipados, hay que decir que es un acierto haber
colocado en la agenda política nacional la necesidad de contar en el país con un seguro
de desempleo, cualquiera que haya sido la razón que llevó a esta decisión, en tanto esta
institución probó su utilidad en numerosos países desarrollados y en desarrollo. Como ya
se dijo, en septiembre de 2013 existían 10 iniciativas legislativas con alcance nacional
presentadas por el pri, el prd, el pt y el mc, además de la presentada por el presidente de
la república el día 8 de ese mismo mes. El seguro de desempleo existía en el Distrito
Federal desde 2007 y había un par de iniciativas locales en el Estado de México y Nuevo
León que no se habían concretado. Esto quiere decir que, salvo en el caso del pan, había
un amplio consenso político a favor de proteger a los trabajadores ante el riesgo de perder
el empleo. Sin embargo, prueba de que se está regresando al viejo régimen presidencia-
lista (distinto de un régimen presidencial, al darse al presidente el papel protagónico
frente a los otros dos poderes y un rol proactivo en el proceso legislativo), este tema no
tuvo viabilidad en el Congreso de la Unión hasta que se incluyó como compromiso del
candidato del pri en la campaña presidencial y en el Pacto por México (2 de diciembre
del 2012), y nueve meses más tarde tuvo lugar la presentación de la iniciativa presidencial
a la Cámara de Diputados. A pesar de estos antecedentes, que hubieran hecho esperar un
debate mucho más rico sobre los beneficiarios, la tasa de reposición, los requisitos y sobre
el financiamiento, lo cierto es que el procedimiento seguido en la Cámara, de origen, no
permitió que se discutieran allí las ventajas y desventajas de la iniciativa, y aunque con
una votación dividida se logró aprobar el proyecto de decreto. Fue el Senado quien más
tarde abrió la oportunidad para que los especialistas pudieran expresar su opinión antes
de que el proyecto de decreto se discutiera en ese recinto, todavía con un pronóstico
incierto.6
Otro acierto de la iniciativa presidencial fue proteger con el seguro de desempleo a
la totalidad de los trabajadores asalariados registrados en la seguridad social, tanto en el
imss como en el issste, lo que fue modificado más tarde por la Cámara de Diputados
(proyecto de decreto de reforma constitucional aprobado el 18 de octubre del 2013). Si
bien es cierto que los trabajadores al servicio del Estado tienen mayor estabilidad laboral
6
En relación con la apertura del Senado a los especialistas, véase Senado de la República (2014).
242 Graciela Bensusán
y otras formas de compensación en caso de pérdida del empleo, habría falta un diagnós-
tico más preciso sobre la situación real del conjunto de estos trabajadores, en sus diversas
categorías, para fundamentar la decisión de excluirlos. En cualquier caso, es importante
que tanto la iniciativa presidencial como el dictamen aprobado por la Cámara de
Diputados hayan considerado que este seguro debe incluir a los trabajadores por tiempo
indeterminado o determinado (eventuales), si bien en este último caso existen reglas
específicas que implican una injustificada discriminación. Cabe señalar que el trabajo por
tiempo determinado o eventual ha aumentado al punto de que según algunas estimacio-
nes más de 30 por ciento del empleo generado entre 2005 y 2014 tiene esta modalidad,
tendencia que viene creciendo y podría aumentar con base en las nuevas formas de con-
tratación incluidas en la reforma a la Ley federal del trabajo de 2012.
Haber mantenido el régimen de indemnizaciones (además del seguro de desempleo),
desoyendo al menos por ahora voces que desde el sector empresarial y otros ámbitos
venían pidiendo su eliminación o reducción sustancial (además de la ya realizada al fijarse
un tope a los salarios caídos en la reforma laboral 2012) es también un acierto, porque
ambos mecanismos responden a objetivos diferenciados. Mientras el primero procura evitar
los despidos arbitrarios, el seguro de desempleo tiene otros propósitos y es un apoyo más
oportuno y menos incierto de lo que lo es el cobro de la indemnización. Esto no implica
que no sea necesario repensar en el futuro el régimen de despido para facilitar el cobro por
parte del trabajador de la indemnización, que el empleador debe cubrir en caso de despido
justificado, como plantea el investigador del Banco Mundial David Kaplan (2014).
No puede dejarse de decir también que, en el peor de los casos, el seguro de desem-
pleo en su versión actual ofrecería al trabajador por un máximo de seis meses una com-
pensación de un mes de salario mínimo, garantizado a partir del fondo solidario al que
se aportará, por parte del gobierno, 0.5 por ciento de los salarios de cotización de los
trabajadores. Sin duda esta cantidad, igual que la prevista para el seguro de desempleo en
el Distrito Federal, es insuficiente para evitar que el trabajador y su familia caigan en la
pobreza. El problema radica entonces en que el salario mínimo equivale hoy a la tercera
parte del que se tenía en 1976, por lo que no alcanzará en ningún caso a cubrir las nece-
sidades más básicas de los trabajadores (cepal, 2014). Aun así, esa cantidad a lo largo de
seis meses es más que lo que hoy se tiene en caso de perder un empleo y podría obtener-
se sin esperar el incierto cobro de las indemnizaciones.
Por último, como lo han señalado muchos de los expertos y actores políticos preo-
cupados más por la situación económica del país que por los propósitos sociales del
seguro de desempleo, el esquema de financiamiento previsto en la iniciativa presidencial
y el previsto en el proyecto de decreto aprobado por la Cámara de Diputados el 18 de
marzo de 2014, de concretarse, tendría la ventaja de no poner en peligro las finanzas
públicas. Tampoco se podrá usar como pretexto por los empleadores para justificar la
escasa generación de empleos formales, ya que la cantidad que aportará el gobierno es
mínima (0.5 % de los salarios) y no se incrementan las aportaciones patronales.
Aciertos, desaciertos y posibles mejoras en el diseño del seguro de desempleo en México 243
Los desaciertos
En suma, el grave inconveniente de esta regulación, cuestionada incluso por los que por
razones políticas terminaron votando a favor en la Cámara de Diputados, como es el caso
de la diputación obrera del pri, se debe a que se terminará debilitando al Infonavit y al
sector de la vivienda de interés social y se fortalecerá a la larga a la banca privada, sin un
diagnóstico que demuestre la incapacidad del Infonavit para cumplir con su misión ni
fundamente la conveniencia de esta política de privatización de la vivienda de los traba-
jadores.
continúa
246 Graciela Bensusán
continuación
continúa
Aciertos, desaciertos y posibles mejoras en el diseño del seguro de desempleo en México 247
continuación
continúa
248 Graciela Bensusán
continuación
Fuente: Bensusán (2013), con base en Velázquez (2003, 2010); Ochoa León (2005); Islas (2002); n/d: información
no disponible.
Debido a que estos requisitos no toman en cuenta en modo alguno las trayectorias
laborales de México, se puede esperar una baja cobertura, mucho menor a la de otros
países de la región (que de por sí cubrían en 2008 a entre 6.5 % y 19.5 % de los traba-
jadores que pierden un empleo en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay) (Velázquez,
2010:54).
A lo anterior se agrega el hecho de que en México sólo cuatro de cada 10 trabajado-
res del país tiene hoy un empleo formal (Inegi, 2014) y que de éstos quedarán excluidos
los trabajadores al servicio del Estado, aunque puedan por convenio incluirse los de los
estados y municipios y organismos autónomos. Veánse algunos datos.
Basta señalar que de acuerdo con la Encuesta de trayectorias laborales del Inegi-
Consar (Inegi, 2012) existe una baja densidad de cotización a la seguridad social, al
punto que en 100 semanas se tuvo un promedio de sólo 38 cotizaciones, lo que equivale
a la tercera parte de este período. Si se toma en cuenta que la iniciativa y el dictamen de
la Cámara de Diputados fijan como requisito para acceder al seguro de desempleo haber
tenido 104 cotizaciones (24 meses) en un período de 156 semanas (o tres años), queda
Aciertos, desaciertos y posibles mejoras en el diseño del seguro de desempleo en México 249
claro que se pide que el trabajador haya estado cotizando las dos terceras partes del perío-
do, lo que significa el doble de las cotizaciones que en promedio hace un trabajador, por
lo que la mayor parte quedará excluido.
Cabe señalar que el requisito es menor en el caso de los trabajadores eventuales: 26
semanas de cotización en un año, pero estos trabajadores tiene otras restricciones en
cuanto al beneficio, como se verá más adelante.
Otra cuestión es que solamente puede accederse al seguro de desempleo una vez
cada cinco años, cuando se permite hacerlo dos veces en ese mismo período en el caso
chileno. Cuando algunos estudios señalan que la tasa de rotación laboral supera en
México 50 por ciento al año (Cowan, 2007) resulta notoriamente restrictiva la modalidad
señalada. En el mismo sentido, la Encuesta de trayectorias laborales mencionada señala
que cuatro de cada 10 trabajadores duró menos de dos años en su empleo, aunque es
cierto que no en todos los casos ello se debió a “perdida involuntaria del empleo”, que es
la causa que daría lugar a solicitar el acceso a la prestación cubierta por el seguro.
Por último, en cuanto a los requisitos de acceso, exigir que transcurra un período de
45 días después de la pérdida del empleo para acceder al beneficio es excesivo y se apar-
ta de lo seguido en otros países como Chile o Argentina (donde no se fija un plazo de
espera) o de lo establecido en el convenio 102 de la oit. Este convenio no ha sido ratifi-
cado por México y sólo se exige un período de siete días antes de solicitarlo. Cabe señalar
que algunos países tienen sistemas de información, como en Brasil, que permiten al
gobierno un control en tiempo real de los despidos y contrataciones en el mercado de
trabajo. En cualquier caso, no hay razón alguna para fijar tal requisito (45 días) como no
sea la expectativa de que para entonces el trabajador ya haya optado por un empleo
informal y se desista de solicitar dicho seguro. Lo más probable es que esto sea lo que
ocurra, si se toma en cuenta que ese es el tiempo que normalmente una persona perma-
nece en desempleo abierto, dada la falta de ahorros que permitan al trabajador sobrevivir
sin emplearse en lo que sea. En suma, se trata de un diseño pensado para beneficiar a
muy pocos, lo que resulta coherente con el esquema de financiamiento.
hasta un máximo de un salario mínimo por los meses que falten solventar, monto que en
cualquier caso quedaría garantizado por el gobierno federal.
Si se viera desde una perspectiva optimista se diría que, aunque muy insuficiente, es
un punto de partida que abriría el paso para un futuro seguro de desempleo digno de tal
nombre. Sin embargo, siendo realistas, a menos que se reconozca su bajo perfil y poten-
cial cobertura, podría verse como una nueva simulación con un propósito eminentemen-
te político, sin la intención de cumplir con los objetivos que se dice buscar y como una
manera de legitimar la muy cuestionada reforma hacendaria. En cualquier caso queda
claro que los recursos derivados de la reforma hacendaria no tendrán por destino proteger
a los trabajadores desempleados como se prometió.
Se ha cuestionado que los recursos se concentren en una sola cuenta para cubrir
distintos riesgos. Sin embargo ésta no sería de por sí una mala solución, siempre y cuan-
do las aportaciones sean suficientes para evitar que se tenga que sacrificar un derecho por
otro, como actualmente sucede. En este sentido, convendría revisar la experiencia de
Uruguay (Velázquez, 2003, 2010) y atender de manera prioritaria la necesidad de una
revisión a fondo e integral del sistema de seguridad social, antes de introducir un nuevo
parche en un esquema que muestra fallas por todas partes.
Beneficio insuficiente
Además, como sucederá en la mayor parte de los casos por diversas razones, si los
recursos de la subcuenta mixta no alcanzan para reunir el equivalente a 270 por ciento
del salario o si se opta por un crédito de vivienda (en cuyo caso la subcuenta mixta se
destinará exclusivamente a cubrirlo), el beneficio máximo que se recibirá siempre que se
tengan las cotizaciones requeridas (104 en un período de tres años) será de un salario
mínimo durante seis meses, que provendrá del fondo solidario. Los trabajadores eventua-
les o temporales no podrán acceder a este fondo y tendrán un tope en el beneficio equi-
valente a dos veces el salario promedio de los últimos seis meses.
Por todo lo anterior, para la gran mayoría de los trabajadores y durante muchos años
más, la tasa de reemplazo será de un salario mínimo, proveniente en gran medida del
fondo solidario. Además de ser insuficiente este monto, el gobierno nuevamente lo está
utilizando como parámetro para contraer una obligación con los trabajadores, generán-
dose así un círculo vicioso muy inconveniente. Ello se debe a que existe consenso en que
se tendría que dejar de usar el salario mínimo como parámetro de multas y obligaciones
del gobierno y los empleadores, como condición para promover una política activa de
salarios mínimos en el país capaz de ayudar a una gran parte de los trabajadores a salir
de la pobreza en que actualmente se encuentra, como lo muestra la evolución del índice
de tendencia laboral de la pobreza calculado por el Coneval a partir de 2005 (Coneval,
2014).
En suma, si se sigue manteniendo al salario mínimo a un nivel que no permite cubrir
la canasta básica de una familia y que se encuentra muy por debajo del que se paga en
otros países de la región (equivale a menos de la mitad del que se paga en Brasil o Chile
y a la tercera parte del que se tiene en Argentina), muy difícilmente se podrá evitar que
con esta tasa de reemplazo los trabajadores caigan en la pobreza, porque seguramente ya
están en esta situación y de poco servirá la prestación derivada del seguro de desempleo
para que no se profundicen las carencias.7
Desarticulación
Por último, un desacierto es la falta real de articulación entre políticas activas y pasivas
de mercado de trabajo que, supuestamente, se pretendería vincular con esta iniciativa. Al
menos hasta ahora no se han comprometido siquiera los recursos necesarios para fiscali-
zar el cumplimiento de los compromisos de capacitación y las labores de intermediación
requeridas para facilitar realmente la reinserción laboral de los trabajadores desempleados
en el menor tiempo posible. El problema es que la administración del seguro quedará en
7
El salario mínimo de México es el único en la región que se mantiene por debajo de la línea de pobreza
(0, 66), véase al respecto cepal (2014).
252 Graciela Bensusán
manos del imss mientras las políticas activas corresponden a la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social, dependencia que no cuenta hoy en día con los recursos necesarios para
desempeñarlas eficazmente y con la cobertura necesaria. Tómese en cuenta que México
es uno de los países que menores recursos destina a estas políticas en la región (10 veces
menos que Argentina y Chile y 15 veces menos que Brasil, países que de todas maneras
gastan mucho menos que los países de la ocde, como lo muestra Ruiz Durán (2009).
Prueba de lo anterior es la evolución que ha tenido el pae, según datos de la ficha de
monitoreo 2012-2013 del Coneval, cuya cobertura ha descendido de 153.1 por ciento de
la población objetivo a 118.54 por ciento en 2012, principalmente debido a la reducción
presupuestal.
En primer lugar, hay que decir que se requiere tiempo y espacios para que sean escucha-
dos y valorados con seriedad los argumentos y propuestas de otros actores sociales y
políticos con el ánimo de que se logre una solución dotada de verdadera legitimidad y
que tienda a cumplir los objetivos que se dice buscar. En este sentido, la decisión del
Senado de postergar la discusión del proyecto de decreto enviado por la Cámara de
Diputados abre una oportunidad. La deliberación ayudaría a que el “juego de la política”
sea lo suficientemente abierto como para favorecer un diseño adecuado a la realidad del
país y lograr una implementación menos azarosa de la que se está acostumbrado.
Se conocen muy bien cuáles son las implicaciones de legislar al vapor a partir de
“momentos mágicos” que permiten conseguir los votos necesarios, pero no conducen a
tomar las mejores decisiones ni a eludir las fallas de implementación (Scartascini et al.,
2010). Para no ir más lejos, está el caso de la inutilidad de la reforma laboral de 2012,
por lo que se refiere a su supuesta capacidad de fomentar la generación de empleo formal
digno, entre otras razones porque mejorar en la opinión de los organismos internaciona-
les por haber hecho la reforma no mejora la realidad laboral del país. Además, la legisla-
ción mexicana no es la causa del bajo crecimiento económico experimentado en las tres
últimas décadas, por lo que difícilmente podría mejorarse la situación cambiando las
reglas. También se deben recordar las complicaciones que experimenta en estos días la
implementación de la reforma educativa al haberse partido de un diagnóstico unilateral
y limitado a los aspectos laborales y administrativos del sistema educativo (Bensusán y
Tapia, 2013).
Si se han esperado casi 100 años desde que se incluyó en la Constitución la obliga-
ción de proteger a los trabajadores ante la cesación involuntaria en el empleo, para con-
siderar su regulación por parte del Poder Legislativo, seguramente hoy se podrá dedicar
el tiempo necesario para no caer en una nueva simulación en el mundo del trabajo o en
otra reforma inservible. Cumplir con las promesas hechas en la campaña presidencial de
Aciertos, desaciertos y posibles mejoras en el diseño del seguro de desempleo en México 253
una forma tal que se siga beneficiando a los más favorecidos o contar con la aprobación
de la ocde al acatar sus recomendaciones a favor de contar con un seguro de desempleo
–sin importar si el diseño permite o no cumplir con los objetivos de esta institución–,
difícilmente será el camino para evitar que los desempleados caigan en la informalidad o
la pobreza.
Por complicado que resulte, es indispensable ligar la discusión y aprobación de un
verdadero seguro de desempleo con una reforma integral de la seguridad social y de las
políticas activas de mercado de trabajo, estableciendo también la conexión con los cam-
bios necesarios en las políticas macroeconómicas y sectoriales que permitan colocar en el
centro de las mismas la urgente generación de empleo formal de calidad, en cantidad
suficiente y con salarios dignos para evitar la informalidad y la pobreza proveniente del
mismo mercado de trabajo. Existen diversas propuestas que van en esa dirección, enca-
minadas a lograr un “nuevo curso de desarrollo para México”.8
Por el contrario, ningún seguro de desempleo ni ninguna política de formalización
implementados de manera aislada serán capaces por sí solos de resolver o siquiera ate-
nuar el problema de la informalidad, ni mucho menos sus causas y consecuencias, como
parecen tenerlo claro los políticos y administradores de países que padecen los mismos
males en sus mercados de trabajo, como es el caso de Brasil. En este caso, de relativo éxito
al haber reducido sustancialmente el empleo informal, se ha estimado que tomaría más
de 25 años eliminarlo si solamente se apelara a los incentivos para formalizar los que hoy
ya existen en tal condición (Berg, 2011).
En segundo lugar, si por razones estrictamente políticas se considerara urgente e
inevitable decirle a la ciudadanía que se ha cumplido con esta promesa presidencial,
como quiera que haya sido, al menos convendría empezar por asumir humilde y abierta-
mente el bajo perfil del esquema que se está proponiendo, lo que podría justificarse en
razón de las malas condiciones en que hoy se encuentra la economía del país y por la
inviabilidad política de aumentar las aportaciones patronales, como recientemente se
puso de manifiesto. Así se hizo al reformarse la Ley del seguro social en 2009 para permi-
tir a los trabajadores utilizar bajo determinadas condiciones los recursos destinados al
retiro. Reconocer las restricciones de lo que está ofreciendo sería una mejor señal que
seguir con un discurso sin fundamento en torno a la universalidad y beneficios de la
protección, ya que es evidente –y no se podrá ocultar– que muy pocos se beneficiarán
(los que menos lo requieren) y en cualquier caso sucederá de forma insuficiente.
Por lo anterior, aunque se trate de una protección de muy bajo perfil, o si se quiere
mínima, es indispensable flexibilizar los requisitos y beneficios, como lo hacen la mayor
parte de los países de la región, de modo tal que se tomen en cuenta las trayectorias
laborales de México. Los datos antes expuestos permiten sostener que no se puede exigir
8
Véase al respecto las propuestas de la unam (2012) y Roch et al. (2009).
254 Graciela Bensusán
104 cotizaciones en un período de tres años, no se puede excluir a los trabajadores even-
tuales del fondo solidario y no se puede poner un requisito de 45 días de espera antes de
solicitar este beneficio.
En este camino una mejor alternativa sería estudiar con detalle el caso de Brasil, tanto
por la flexibilidad de los requisitos y beneficios que ofrece, tomando en cuenta criterios
vinculados a la dinámica de su mercado laboral, como por los esfuerzos destinados a
articular mejor las políticas activas y pasivas y a aumentar la capacidad de formalizar los
empleos. También es ilustrativa la manera en que se administran los recursos del fondo
de amparo al trabajador (donde están los fondos del seguro de desempleo) por parte del
bndes, favoreciendo el desarrollo y la generación de empleo formal, lo que es absoluta-
mente prioritario en México.9
Hasta ahora, la política laboral y la dependencia responsable de diseñarla e imple-
mentarla han tenido un escaso protagonismo en México, lo que explica en gran medida
el grave deterioro del mercado de trabajo a lo largo de los últimos 30 años. Esta tenden-
cia ha sido revertida en la década pasada en países como Argentina, Brasil y Uruguay. Es
claro que esta situación debe revisarse con urgencia y que se deben comprometer mayo-
res recursos destinados a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, quien requiere un
presupuesto adecuado para atender las tareas de capacitación, intermediación, inspección
y justicia laboral (siendo este país el único de la región en que esta última función depen-
de del Poder Ejecutivo).
En tercer lugar, habría que valorar muy seriamente, con base en un diagnóstico dado
a conocer a la opinión pública, el riesgo de permitir que los recursos de la subcuenta de
vivienda se destinen a las Afore, aun cuando actualmente se ponen requisitos y se poster-
ga tres años el derecho a optar por el traspaso. Dados los malos resultados alcanzados
hasta ahora y los problemas que se enfrentan en las Afore y puesto que también se estarán
aprobando reformas a la Ley del sar, lo mejor sería evaluar los resultados alcanzados con
la implementación de estos cambios antes de incluir siquiera la posibilidad de transferir
los recursos de la subcuenta mixta a las Afore. Hace falta además considerar las razones
–y explicarlas a la opinión pública– por las cuales se considera que el Infonavit puede
prescindir de parte de los recursos provenientes de aportaciones patronales y, si fuera el
caso, porqué es conveniente favorecer nuevamente a las Afore en lugar de asegurar que
dichos recursos se destinarán a promover un verdadero desarrollo en el país. ¿Por qué
deberían beneficiarse acá los bancos privados en lugar de destinarse estos recursos a pro-
mover un mayor crecimiento y desarrollo como se hace, por ejemplo, en Brasil?
Por último, se considera necesario desvincular al salario mínimo de la garantía guber-
namental ofrecida a los trabajadores en caso de no tener los recursos suficientes en la
subcuenta de vivienda. De este modo se estará eliminando uno de los muchos obstáculos
que existen para revertir la restrictiva política de salarios mínimos seguida en el país
durante los últimos 37 años. Esta política ha convertido al mercado de trabajo en una
fuente de pobreza en lugar de ser una vía de acceso a un salario y una vida dignas, lo que
no solamente constituye un derecho humano fundamental sino un factor capaz de impul-
sar el crecimiento del mercado interno y la recuperación de la economía, como se ha
probado con creces en experiencias como las de Argentina, Uruguay y Brasil.
Si se preguntara cuál es el tema prioritario en la agenda de la política laboral del país,
probablemente muchos coincidirán en que junto a la mala calidad del empleo lo es la
política salarial, ya que gran parte de los problemas que se enfrentan se originan en este
ámbito, como es el caso de la escasa inversión privada en capacitación e innovación ante
la oportunidad de basar la competitividad del país en los bajos salarios y la precariedad
laboral. Romper este círculo vicioso y dar protagonismo a la política laboral, en lugar de
suavizar los efectos adversos del actual modelo económico con más política social –siem-
pre insuficiente si el mercado laboral sigue generando más pobreza y desigualdad– debe
ser un objetivo desde el cual repensar no solamente el seguro de desempleo sino también
la urgente reforma integral del sistema de la seguridad social.
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Reporte Temático núm. 3.
Aciertos, desaciertos y posibles mejoras en el diseño del seguro de desempleo en México 257
Introducción
259
260 Ramírez López
por tanto no tienen cobertura de pensiones públicas 61 por ciento de la población, 71.8
millones de personas (Coneval, 2013).1
¿Cuáles pueden ser los límites y debilidades de la propuesta cuando sólo se recono-
ce la baja cobertura, pero no se evalúan los resultados de las reformas al imss y al issste?
Nada se ha dicho en cuanto a calidad y acceso efectivo. ¿Cuáles pueden ser las implica-
ciones que se derivarían del esquema de financiamiento aprobado? y si ¿es posible real-
mente lograr cobertura universal y un mínimo de bienestar?
Para abordar estas interrogantes se desarrollarán los siguientes aspectos: 1) situación
actual de la seguridad social, de los mercados de trabajo y los alcances de la propuesta;
2) características de la política social que se está instrumentando, y 3) acerca de la pensión
universal.
1
“[…] el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, relativa a la medición de la
pobreza 2010-2012, […] señala que 61.2 % de los mexicanos (71.8 millones de personas) carece de acceso a
la seguridad social. Así mismo, 66.3 % de las personas mayores de 65 años nunca ha cotizado al sistema de
seguridad social y 37.6 % de ellas no recibe ningún tipo de pensión o jubilación, lo que será más grave en el
futuro toda vez que en las nuevas generaciones hay un porcentaje amplio de la población que no cotiza en la
seguridad social para su vejez (48.1 % de la población económicamente activa mayor de 16 años)” (Presidencia
de la República, 2013:ii-iii).
La seguridad social y la pensión universal 261
PO
Si a esta situación se le suma que desde su origen la seguridad social mexicana nació
diferenciada y segmentada, lo que provocó que nunca se hubiera alcanzado la universa-
lización, el problema se presenta con mayor complejidad.
Cabe recordar que la seguridad social incluye a los seguros sociales contributivos que
brindan servicios de atención médico-hospitalaria, pensiones y jubilaciones, prestaciones
monetarias por riesgos ocupacionales, de enfermedad o maternidad, así como prestacio-
nes para vivienda y guarderías. También incluye a los programas públicos de atención a
la salud, la asistencia social y asignaciones familiares que ahora se expresan principalmen-
te en los programas sociales focales como han sido Solidaridad, Progresa, Oportunidades,
Vivir Mejor y ahora Prospera. Solamente las instituciones de seguro social contributivo,
en los que aportan los trabajadores, empleadores y el Estado, brindan seguros que cubren
de forma más completa contingencias económicas y sociales. El resto de los programas
públicos se ubican fundamentalmente en la atención de la salud y en algunas transferen-
cias monetarias focalizadas y muchas de ellas condicionadas. Es importante comparar lo
que sucede en la actualidad, mientras el Seguro Popular cubre 1 500 intervenciones el
imss atiende un promedio de 12 000 diagnósticos (Laurell, 2013:71-73).
262 Ramírez López
2
Beveridge (1942) incorpora la asistencia social y los seguros voluntarios complementarios a los seguros
sociales contributivos ante riegos de enfermedad, accidentes de trabajo y vejez, instrumentados en Alemania
por Bismark en 1883-1889.
La seguridad social y la pensión universal 263
tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades para el
acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la federación y las entida-
des federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción
xvi del artículo 73 de esta Constitución”. Se refiere a que el Consejo de Salubridad
General dependerá directamente del presidente de la República, sin intervención de nin-
guna secretaría de Estado, y sus disposiciones generales serán obligatorias en el país
(Congreso de la Unión, 2015). A pesar de esta reforma, tuvieron que pasar otros 20 años
para que se estableciera el Sistema de Protección Social en Salud que incluye a los pro-
gramas de Seguro Popular, Embarazo Saludable, Seguro Médico para una Nueva
Generación, Oportunidades en su componente de salud y cirugía extramuros, y cuyos
principales problemas son su carácter voluntario, no ausente del cobro de cuotas, su falta
de infraestructura y atención limitada a un cuadro base de 1 500 intervenciones.
La falta de cobertura se acentúa si se observan las manifestaciones de los mercados
laborales. Lo que más ha crecido dentro de la informalidad es el empleo desprotegido y
ello tiene repercusiones directas en las densidades de cotización.3 Consar muestra que
de su registro de 50 millones de cuentas individuales, 26.2 millones están inactivas, la
densidad de cotización es de 38 por ciento. Esto quiere decir que si la Ley del seguro social
señala 1 250 semanas para tener derecho a una pensión mínima garantizada, los trabaja-
dores han cotizado un promedio de 475 semanas en 16 años que lleva el sistema. ¿Qué
pasará con los trabajadores que al final de su vida laboral no alcancen cotizar 1 250
semanas? La Ley del imss de 1995, en el ámbito de pensiones de vejez y retiro, tiene un
pilar solidario a partir de ofrecer una pensión mínima garantizada que representa un
salario mínimo de 1 997 indexado. Se otorgaría una pensión mínima garantizada a los
que tengan ahorros insuficientes, pero el requisito es cotizar 1 250 semanas. Para los
trabajadores del issste, la pensión mínima garantizada equivale a dos salarios mínimos de
2 007 indexados, y el requisito son 30 años de trabajo para hombres y 28 para mujeres.
Con los niveles de densidad registrados, con el porcentaje de empleo informal y
desprotegido que se tiene, es probable que sólo 36.5 por ciento alcance una pensión
mayor a la mínima (Valencia, 2008:34). Cabe señalar que los cálculos prospectivos del
actuario Valencia, toman como tasa de densidad la que registró Chile en la encuesta
levantada en 2002, que fue de 50.2 por ciento y que el tiempo de cotización que deter-
minan las leyes chilenas son 20 años. Actualmente la densidad de cotización en México
es de 38 por ciento y el tiempo de cotización obligatorio para acceder a una pensión son
1 250 semanas, 24 años para los trabajadores afiliados al imss.
La posibilidad de contar con seguridad económica en la vejez es un desafío grande,
por ello se señala que a la propuesta de pensión universal le faltó primero hacer una
evaluación de los alcances de las reformas al imss a partir de 1995 y del issste en 2007,
3
Número de aportaciones realizadas en el tiempo requerido para obtener una pensión, 1 250 semanas en
el imss. En el issste, 28 años las mujeres y 30 años los hombres.
264 Ramírez López
así como la revisión de la viabilidad del actual sistema de capitalización individual de admi-
nistración privada, que en 2013 tuvo minusvalías de siete por ciento y su tasa de renta-
bilidad nominal en esos 12 meses fue de 2.86 por ciento (Consar, 2013).
Las reformas no cumplieron con dos objetivos básicos, la ampliación de la cobertura
y la sustentabilidad del modelo en su orientación de posibles beneficios al trabajador. Sin
embargo, hay que destacar que nuevamente se esté poniendo en el centro de la política
social a la seguridad social como expresión de responsabilidad estatal. Lo que llama la
atención es que sea después de tres décadas de buscar mediante instrumentos de política
económica su descapitalización, así como de la ausencia de vigilancia en las prácticas
mercantiles y de rentabilidad del sector privado en la gestión de pensiones y servicios de
salud.
Las reformas a la seguridad social en América Latina inician en 1981 con la reforma pre-
visional y la reforma en salud instrumentada en Chile. Destaca por los cambios de alcan-
ce estructural que introduce, nuevos requisitos, nuevas modalidades de financiamiento
que corresponden con las transformaciones en las funciones del Estado, de ser éstas de
orientación intervencionista y tintes socialdemócratas, transita hacia un Estado netamen-
te liberal que considera que los individuos pueden acudir al mercado a solucionar sus
necesidades de salud y bienestar, y que el Estado sólo deberá atender a los más despro-
tegidos (Esping-Andersen, 2002). Con ello se inicia un cambio de perspectiva privilegian-
do las políticas de atención a la pobreza y abandonando las que contengan elementos que
promuevan una distribución más equitativa de la riqueza, como serían políticas activas
de empleo protegido. De la misma forma se acotan las responsabilidades estatales y se
priorizan las individuales.
Además, esta orientación privilegia lo financiero sobre lo social. Lo que importa es el
equilibrio y la superación del déficit, y para ello nuevamente se acude a las transferencias
entre el Estado (que se financia con los recursos de todos los ciudadanos) y el sector
privado. Se han creado condiciones de crecimiento para el mercado de capitales así como
para el ahorro financiero. Se han desarrollado a los prestamistas institucionales pero no a
los ciudadanos con ingresos suficientes para que construyan certezas en la cobertura de
sus riesgos de vida.
Evidentemente que se continúa en la disputa entre modelos de bienestar, no ha sido
semántica la contienda entre instrumentar sistemas de protección social o fortalecer a la
seguridad social. La protección social fue definida antes de ponerle los calificativos de
integral, universal, etcétera, como “intervenciones públicas y privadas para asistir a los
individuos, hogares y comunidades a mejorar su manejo del riesgo y proporcionar apoyo
a quienes se encuentran en la extrema pobreza” (Banco Mundial, 1996:133-148). Aquí lo
La seguridad social y la pensión universal 265
4
El convenio incluye nueve rubros básicos de la seguridad social: asistencia médica, prestaciones mone-
tarias de enfermedad, prestaciones de desempleo, de vejez, por accidente de trabajo o enfermedad profesional,
prestaciones familiares, de maternidad, por invalidez y prestaciones de sobrevivientes. También se establecen
normas sobre la igualdad de trato a los residentes no nacionales. Un elemento importante es que se determinan
cuotas mínimas de cobertura por cada rubro de seguridad social, ya sea como un porcentaje de los trabajadores
asalariados o de los residentes del país. Cabe señalar que este convenio no hace referencia a los mecanismos
específicos de implementación de la seguridad social (oit, 2002:5-7).
266 Ramírez López
relación entre niveles salariales y aportaciones a la seguridad social darán por resultado,
si no cambian las condiciones y diseño de las pensiones, pocas y muy bajas pensiones de
retiro y vejez. Así que el gobierno al proponer la pensión universal promueve que el
conjunto de la población que aporta con el pago de impuestos a las finanzas públicas,
asuma el costo de las transferencias de los ahorros de los trabajadores al sector privado.
Y ante la falta de incentivos para promover la inversión productiva y la generación de
empleos protegidos, así como de políticas orientadas al fortalecimiento del mercado inter-
no, las pensiones no contributivas aparecen como la única posibilidad de incentivar un
magro consumo que evite una estrepitosa caída a la extrema pobreza, aunque lo más
relevante son las derivaciones políticas que puedan resultar de vincular beneficiarios con
clientela política. Adelantarse a las pocas y bajas pensiones, podría explicar en parte la
reducción de edad de 70 a 65 años porque se empata con la edad de jubilación señalada
en las leyes reformadas del imss y del issste.
Las propuestas sobre la instrumentación de una pensión universal o una pensión no
contributiva, término más adecuado, datan de muchos años atrás. Algunas de estas
modalidades fueron introducidas en los beneficios que brindan algunos Estados de bien-
estar europeos para aquellas personas que no habían contribuido para su pensión o que
habiendo contribuido, sus ingresos eran muy reducidos por lo que requerían de un apoyo
económico. En las últimas tres décadas y ante la falta de empleo y la existencia de activi-
dades no remuneradas, como las del hogar, nuevamente resurgió el tema por las pensio-
nes universales, las pensiones no contributivas y hasta la consideración de una renta
ciudadana (Bertomeu y Raventós, 2006:2)
En México, la primera propuesta a nivel local de una pensión no contributiva inicia
en 2003 en el Distrito Federal con la ley que establece el derecho a la pensión alimentaria
para los adultos mayores de 70 años, modificada a partir de los 68 años en 2013
(Asamblea Legislativa del Distrito Federal, 2003). El beneficio otorgado es “una pensión
diaria no menor a la mitad del salario mínimo vigente en el Distrito Federal” (1 009.00
pesos en 2014) (Asamblea Legislativa del Distrito Federal, 2013).
Entre sus ventajas, además de establecer un mínimo ingreso, es la de haberle otorga-
do un enfoque de derechos mediante la Ley de desarrollo social del año 2000. Sin embargo,
a lo largo de la última década, los gobiernos del Distrito Federal van a adoptar sin más
explicación analítica o política, el concepto de protección social que el gobierno federal
maneja a lo largo de los dos últimos sexenios, y las diversas delegaciones empiezan a
instrumentar una serie de programas de corte asistencialista que se cuentan en más de
400 iniciativas (Coneval, 2013). De esta forma, el gobierno del Distrito Federal no ha
logrado articular la pensión alimentaria ni la política social con una propuesta de desarrollo,
aunque ha otorgado un mínimo ingreso a 80 por ciento de los mayores de 68 años que
no tienen pensión, se convierte en un programa a imitar ya que dará lugar a una diversi-
dad de iniciativas similares, aunque con menos apoyo monetario, por todo el país. Sin
embargo, en el Distrito Federal es una agenda pendiente la creación de empleo protegido.
268 Ramírez López
Con proporciones similares a las nacionales, 50.1 por ciento de la población ocupada se
encuentra en el empleo formal y 49.9 por ciento en el empleo informal. No hay políticas
activas de empleo, ni de créditos ni mecanismos que operen como banca de desarrollo.
Sólo se ha priorizado en el rescate y manejo de los espacios públicos.
En la última década se mantiene la siguiente distribución, 40 por ciento de los ocu-
pados en el Distrito Federal pertenece a un micro negocio, siendo mayoritarios (23 %)
los que no tienen local, frente a los que si lo tienen (17.1 %). 18 por ciento de los ocu-
pados son de pequeñas empresas, 13 por ciento de medianas y 12 por ciento de las
grandes, porcentaje que disminuyó en 0.6 por ciento durante 2010. Los ocupados en el
gobierno representaban 10 por ciento en 1996, 7.4 por ciento en 2006 y 8.5 por ciento
en 2010 (Ramírez y Álvarez, 2010).
24 por ciento de los ocupados se ubica en el sector de los hogares. Se contabilizan
27 por ciento de los ocupados en actividades informales, 19.9 por ciento como trabaja-
dores por cuenta propia. Si se suma 27 por ciento del sector informal con 35 por ciento
de los trabajadores subordinados y remunerados que no tienen contrato escrito, el
Distrito Federal se acerca al porcentaje nacional de que sólo 33 por ciento de la población
ocupada cuenta con seguridad social (Ramírez y Álvarez, 2010).
Otro programa que impulsa pensiones no contributivas es el de Oportunidades 70 y
más, ahora convertido en 65 y más.5 El programa está diseñado para “personas de 70
años de edad o más que no reciban ingresos por concepto de pago de jubilación o pen-
sión”. Para 2012, esta población se estimó en 3 328 573 personas (padrón al cierre). Se
les otorga los siguientes apoyos:
5
Este apartado se apoya en “Meta evaluación 2007-2012 del Programa 70 y más. Informe final”, elaborado
por el Centro Universidad-Empresa de la Universidad Autónoma de Chiapas (2012).
La seguridad social y la pensión universal 269
6
Ampliar el acceso a la seguridad social; proteger a la sociedad ante eventualidades que afecten el ejercicio
pleno de sus derechos sociales; fomentar políticas de empleo y fortalecer los programas de transferencias para
proteger el poder adquisitivo y el ingreso; instrumentar el seguro de vida para mujeres jefas de familia; promo-
ver la inclusión financiera en materia de aseguramiento de los distintos riesgos que enfrentan los mexicanos a
lo largo del ciclo de vida; apoyar a la población afectada por emergencias u otras situaciones adversas, median-
te la responsabilidad compartida entre la sociedad y el Estado; promover la cobertura universal de servicios de
seguridad social en la población; facilitar la portabilidad de derechos entre los diversos subsistemas que existen
tanto a nivel federal como en las entidades federativas y municipios; promover la eficiencia y calidad al ofrecer
derechos de protección social a la población, independientemente de la condición laboral y tomando en cuen-
ta a las personas adultas mayores; instrumentar una gestión financiera de los organismos de seguridad social
que garantice la sustentabilidad del sistema de seguridad social en el mediano y largo plazos; reordenar los
procesos que permitan el seguimiento del ejercicio de recursos con apego fiel al logro de resultados; racionalizar
y optimizar el gasto operativo; incrementar los mecanismos de verificación y supervisión del entero de aporta-
ciones y cuotas; determinar y vigilar los costos de atención de los seguros, servicios y prestaciones; implemen-
tar programas de distribución de medicinas; promover esquemas innovadores de financiamiento público-privado;
impulsar la sustentabilidad de los sistemas de pensiones (Gobierno de la República, 2013).
270 Ramírez López
más y mejor cobertura. Los objetivos señalados sin argumentaciones ni diagnósticos sóli-
dos terminan siendo una enumeración de buenos propósitos, desarticulados entre sí.
Confunden objetivos con derechos, con procesos, con metas y nunca expresan la necesi-
dad de hacer un diagnóstico completo del estado de la seguridad social después de las
reformas instrumentadas, en el contexto de una débil economía que no ha generado
empleos formales y que además se encuentra en una rápida transición demográfica que
ante la falta de política pública eficiente ha perdido ya buena parte del bono demográfico.
La pensión universal7 pretende favorecer a todas las personas de 65 años y más que
no cuenten con una pensión mensual menor a 1 092 pesos. Además de los requisitos de
edad, deben residir en territorio nacional y tienen que estar inscritos en el Registro
Nacional de Población. Es decir además de contar con acta de nacimiento, la población
tiene que certificar su clave única de registro de población (curp).La pensión debería
haber iniciado en 2014 con 584 pesos mensuales, 29 por ciento de un salario mínimo y
el monto de 1 092 se alcanzará progresivamente en 15 años, que indizado será aproxi-
madamente de 1 900 pesos.
Se reproduce lo señalado en la pensión de 70 y más referente al pago de gastos fune-
rarios, dos mensualidades de pensión. El monto definido de 1 092 pesos ni siquiera cubre
el monto de ingreso de bienestar mínimo determinado por Coneval, que para febrero de
2014 era de 1 234 pesos. Mucho menos los 584 pesos con los que iniciará. No se cumple
con lo señalado en la definición del Artículo 2, iii, “pensión universal: el beneficio que con-
siste en el pago mensual vitalicio que recibirán, durante su vejez, las personas que cumplan
con los requisitos previstos en esta ley, para apoyar sus gastos básicos de manutención”.
Pareciera que la pensión universal pretende enmendar los errores del modelo econó-
mico que desestructuró al mercado interno y que no ha dejado más opción que sobrevi-
vir a partir de los activos generados y acumulados por varias generaciones familiares y
que se expresan en el sector económico de los hogares. Se están haciendo muchas refor-
mas con la intención de encontrar nuevas sendas de crecimiento pero no se observan
incentivos productivos ni educativos para fortalecer la inserción de los pobres, excluidos
e informales en actividades remuneradas y protegidas.
Lo que más llama la atención es la propuesta de financiamiento de la pensión uni-
versal. Señala que mediante estudios actuariales y demográficos los recursos para esta
pensión deberán preverse en el presupuesto anual de egresos de la federación. Este res-
paldo es bueno y ya se aprobaron 4 083 millones de pesos para 2014 para su ejecución.
Ahora, el gobierno federal tiene la obligación de encontrar los recursos presupuestales
para igualar en términos reales el valor de 1 092 pesos mensuales. Para ello se ha plan-
teado un lapso de 15 años.
7
Este apartado se apoya en una ponencia de la autora presentada en sesión de trabajo de las comisiones
unidas de Hacienda y Crédito Público; de Seguridad Social, y de Estudios Legislativos, Primera, y de Puntos
Constitucionales de la Cámara de Senadores (Ramírez, 2014).
La seguridad social y la pensión universal 271
Cabe señalar las características que tiene el presupuesto de 2015 para comprender
que a pesar de ya estar aprobado el proyecto de ley, los recursos con que cuenta para su
instrumentación son mínimos y la mayor parte de lo asignado será para atender a la defi-
citaria seguridad social contributiva. Para 2015 se han asignado 497.7 mil millones de
pesos para el imss y 208.8 mil millones de pesos para el issste (shcp, 2014). Del presupues-
to aprobado en 2014 se asignaron 360 071.3 mdp a las “aportaciones a seguridad social”.
De este monto, 72.9 por ciento se destinaría para pagar pensiones y jubilaciones en curso
de pago, apoyo para cubrir el déficit de la nómina de pensiones del issste y el seguro de
enfermedades y maternidad. En términos relativos, la mayor expansión presupuestal se
presentó en el rubro de pensión mínima garantizada del imss (49.9 %) (cefp, 2013). La
iniciativa de la ley además señala:
Una vez revisada la minuta proyecto de decreto de la Ley de pensión universal, presen-
tada el 18 de marzo por la Cámara de Diputados (2014), se señala lo siguiente:
Aunque han pasado 17 años es un acierto que ahora se realice, porque los trabaja-
dores desconocen cuestiones tan básicas como cuál es su salario base y cuántas semanas
de cotización tienen reconocidas, pero se necesita contar con un instrumento de cálculo
elaborado y supervisado por diversas instancias, entre ellas de expertos y académicos que
incluyan variables que reflejen el real comportamiento de la rentabilidad, el impacto de
las comisiones y el costo de los seguros de sobrevivencia. El trabajador debe tener claro
su monto de rendimientos obtenidos. El actuario Alberto Valencia ha demostrado en
diversos ejercicios realizados que con una densidad de cotización de 100 por ciento,
cotizando por 40 años, la tasa de rentabilidad para el trabajador es apenas de 0.4 por
ciento (Valencia, 2008). El impacto de las comisiones y de la dinámica de rentabilidad del
sistema es muy revelador. Por ello, se debe aclarar que las minusvalías pueden ser mane-
jadas así para el sistema, no para los trabajadores, para ellos son claras pérdidas.
• Hay que revisar con lupa las modificaciones al régimen de inversiones. Por más
regulación prudencial se tienen en este momento muchos ejemplos de la falta de
regulación (ohl, hscb, etcétera).
La seguridad social y la pensión universal 273
• La reforma al Artículo 69 admite adquirir valores que sean objeto de oferta privada.
Las Afore establecerán negociaciones directas con empresas.
• La adopción de un nuevo modelo de traspasos de cuentas individuales resulta tardío,
es el segundo intento. La misma Consar en 2013 informó que 50 por ciento de los
traspasos fueron a Afore con menos rentabilidad y más alta comisión. ¿Dónde esta-
ban las instituciones encargadas de la regulación?
A manera de conclusión
Referencias
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disposiciones de la Ley que establece el derecho a la pensión alimentaria para los adul-
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viembre de 2015.
Cámara de Diputados, 2014, “Minuta de proyecto de decreto por la que se expide la Ley
de la pensión universal y se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la
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Cámara de Senadores, lxii Legislatura, 18 de marzo, en <http://infosen.senado.gob.
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consultado el 30 de noviembre de 2015.
La seguridad social y la pensión universal 275
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ca económica para la iniciativa de ley de ingresos y el proyecto de presupuesto de
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<http://www.shcp.gob.mx/politicafinanciera/finanzaspublicas/finanzas_publicas_cri-
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Berenice Ramírez, Roberto Ham y Alberto Valencia, coords., Evaluación y tendencias de
los sistemas de pensiones en México, Tijuana, México, El Colegio de la Frontera Norte/
iie-unam/Miguel Ángel Porrúa.
Sistema Nacional de Salud Universal: Universalidad
de mercado y restricción de derechos
Oliva López arellano y José Alberto Rivera Márquez
Introducción
L as transformaciones del sistema de salud mexicano en las tres últimas décadas han
sido modeladas por las reformas neoliberales, que en el campo social y sanitario se
rigen por la lógica bipolar de privatización/mercantilización y neobeneficencia (Laurell y
López, 1996). En esta dinámica se redefinen las características de los sistemas de protec-
ción social y se modifica la relación público-privada (Laurell, 1997; López y Blanco,
2001; Laurell, 2001).
La política neoliberal en salud modela al sistema sanitario a través de varios ejes,
entre los que destacan la reconfiguración del financiamiento, la privatización de lo públi-
co rentable, la selectividad en las intervenciones y la focalización de poblaciones (López
y Blanco, 1993). En este proceso se incorpora gradualmente la lógica mercantil a las
instituciones públicas, se fortalecen los discursos tecnocráticos, descalificando la politici-
dad inherente al campo sanitario y se privilegian las propuestas que diluyen la responsa-
bilidad del Estado como el sujeto obligado de garantizar los derechos humanos,
trasladando a los individuos la tarea de gestionar/administrar sus riesgos para mejorar su
salud (López y Blanco, 2007; López y Blanco, 2010a).
Estos ejes de transformación se impulsan desde 1982, y con distintos matices sexe-
nales y períodos de aceleración y freno se mantienen a lo largo de cinco sexenios, per-
mean el quehacer de las instituciones de salud y seguridad social, las transforman
debilitando su carácter público y conducen a la primacía del mercado como ordenador
de la atención médico-sanitaria.
El objetivo del trabajo fue analizar las propuestas de políticas de salud y seguridad
social que el poder ejecutivo ha impulsado durante la primera etapa de gobierno de
Enrique Peña Nieto (epn). Con este propósito, se realizó el análisis de documentos, pro-
gramas, discursos e iniciativas de reforma impulsadas en la primera etapa del sexenio, a
través de la revisión biblio-hemerográfica y estadística.
Como punto de partida, se identifican dos problemas de salud que el gobierno de
epn considera relevantes y las acciones específicas para enfrentarlos. En un segundo
momento, se analiza la propuesta para conformar el sistema de seguridad social universal,
que incluye la pensión para adultos mayores, el seguro de desempleo y un seguro de
salud universal. En la tercera parte del trabajo se señala las principales características y
contenidos de la propuesta de seguro de salud universal, discutiendo sus posibles impli-
caciones desde la perspectiva del derecho a la salud.
277
278 López arellano / Rivera márquez
La pregunta general que guía este trabajo es indagar si se trata de una “nueva” polí-
tica sanitaria que modifica y/o amortigua el sentido de las transformaciones precedentes
o si más bien se está frente a una fase de consolidación de la política neoliberal en salud
y seguridad social.
Obesidad
Con datos de las más recientes Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (Ensanut) de
2006 y 2012, se advierte que el sobrepeso y en particular la obesidad constituyen un pro-
blema de salud pública que afecta de manera generalizada a poblaciones en todo el país y
en prácticamente todos los grupos etarios. Los resultados de las Ensanut 2006 y 2012
también sugieren el fracaso de las acciones en materia de combate a la adiposidad excesiva
en algunas franjas de la población, ya que las prevalencias no disminuyen en los seis años
del período. Por ejemplo, a nivel nacional, la prevalencia de obesidad en escolares de ambos
sexos fue de 14.6 por ciento en 2006 y en 2012. Sin embargo, se registró un aumento de
la prevalencia de obesidad en jóvenes de 12 a 19 años de ambos sexos, al pasar de 11.9 por
ciento en 2006 a 13.3 por ciento en 2012. En población adulta se observan incrementos en
las prevalencias que combinan sobrepeso y obesidad. En 2006, 71.9 por ciento de las muje-
res de 20 años o más tuvo algún grado de sobrepeso, mientras que en 2012 la prevalencia
fue de 73 por ciento. En los varones del mismo grupo de edad las cifras fueron 66.7 y 69.4
por ciento para 2006 y 2012 respectivamente (Olaiz et al., 2006; Gutiérrez et al., 2012).
El reconocimiento por parte de las autoridades sanitarias de que las cifras de sobre-
peso y obesidad se triplicaron entre 1980 y 2010, de que estos problemas están asociados
al aumento de patología crónica y que sus costos de atención son muy elevados, dan
mucha visibilidad a los problemas derivados de la mala alimentación. En el año 2000, el
costo total del sobrepeso y la obesidad fue de 35.5 mil millones de pesos,1 mientras que
en 2008 la cifra se elevó a 67.3 mil millones de pesos. Las proyecciones a 2017 sugieren
que los costos llegarán a 151.0 mil millones de pesos (Barquera et al., 2010).
Pesos de 2008.
1
Sistema Nacional de Salud Universal: universalidad de mercado y restricción de derechos 279
Hambre
1. Cero hambre a partir de una alimentación y nutrición adecuada de las personas en pobreza multi-
dimensional extrema y carencia de acceso a la alimentación.
2. Eliminar la desnutrición infantil aguda y mejorar los indicadores de peso y talla de la niñez.
3. Aumentar la producción de alimentos y el ingreso de los campesinos y pequeños productores
agrícolas.
4. Minimizar las pérdidas poscosecha y de alimentos durante su almacenamiento, transporte, distri-
bución y comercialización.
5. Promover la participación comunitaria para la erradicación del hambre.
La Organización Internacional del Trabajo (oit) señala que la seguridad social es una
expresión clara de la importancia que una sociedad le otorga a la protección de sus inte-
grantes frente a las contingencias económicas y sociales derivadas de la pérdida de ingre-
sos a consecuencia de enfermedades, maternidad, riesgos de trabajo, invalidez, vejez y
muerte. La reconoce como un derecho humano fundamental y señala que su desarrollo
fortalece la cohesión social, la inclusión y la vida digna (oit, 2011). En la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (onu, 1948) y en el Pacto Internacional de los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (desc) (onu, 1966), se considera como un
derecho humano, y el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales, conocido como
Protocolo de San Salvador, señala en su Artículo 9 incisos 1 y 2: que toda persona tiene
derecho a la seguridad social que la proteja contra las consecuencias de la vejez y de la
incapacidad que la imposibilite física o mentalmente para obtener los medios para llevar
una vida digna y decorosa, que en caso de muerte del beneficiario, las prestaciones de
seguridad social serán aplicadas a sus dependientes; que cuando se trate de personas que
se encuentran trabajando, se cubrirá al menos la atención médica y el subsidio o jubila-
ción en casos de accidentes de trabajo o de enfermedad profesional y en el caso de las
mujeres gozarán de licencia retribuida por maternidad antes y después del parto (oea,
1988). Desde esta visión, la seguridad social incluye un conjunto de prestaciones en
México, entre las más importantes destacan pensiones, riesgos de trabajo, licencia por
maternidad, protección en situaciones de fragilidad, atención médico-sanitaria y apoyos
culturales y recreativos.
El sistema de seguridad social universal propuesto por el gobierno de epn considera
tres componentes: pensión para adultos mayores de 65 años, seguro de desempleo y
seguro de salud, y requiere de recursos financieros, humanos y materiales para hacerlo
viable (Presidencia de la República, 2013c). Los contenidos de este sistema, sus caracte-
rísticas y los mecanismos para generar los fondos necesarios para impulsar la seguridad
social universal aún están en debate en el Congreso de la Unión, pero desde enero de
2014, el Banco Interamericano de Desarrollo (bid) tiene previsto un crédito por 300
millones de dólares para reformar el sistema de seguridad social, en donde incluye ins-
284 López arellano / Rivera márquez
La pensión para adultos mayores de 65 años que no cuentan con un sistema de ahorro
para el retiro del imss o issste se inscribe en la lógica financiera de transferencia masiva
de fondos públicos a privados, en este caso a instituciones bancarias en donde se abrirán
cuentas individuales para los mexicanos que en enero de 2014 cumplan 65 años. Lo que
se propone es un fondo financiero, con recursos presupuestales que serán individualiza-
dos y el establecimiento de mecanismos que fomenten el ahorro complementario.
En el caso del financiamiento de la pensión de las personas que a partir de 2014
cumplan 18 años de edad, en un primer momento se planteó la constitución de “un
fideicomiso en el Banco de México irrevocable, sin estructura orgánica […] Los recursos
aportados al fideicomiso se individualizarán a favor de las personas a que se refiere el
párrafo anterior en la medida en que se cuente con la información que permita su plena
identificación, en términos del reglamento, y se encuentren registrados en una adminis-
tradora de fondos para el retiro” (Presidencia de la República, 2013d:x-xi).
La reforma a la seguridad social, aprobada el 18 de marzo de 2014 en la Cámara de
Diputados y turnada a la Cámara de Senadores, señala que a partir del presente año el
monto mensual vitalicio de la pensión universal a personas de 65 años de edad o más será
de 580 pesos, que este monto se ajustará anualmente conforme a la disponibilidad de
recursos y en un plazo no mayor a 15 años hasta llegar a 1 092 pesos mensuales, y que
quienes cuenten con una pensión contributiva podrán acceder a la pensión universal sólo
si la primera es menor al monto de la segunda (Cámara de Diputados, 2014).
Tanto la pensión como el seguro de desempleo serán financiados con una proporción
(3 %) del fondo de vivienda que los patrones aportan en beneficio del trabajador (5 % de
su salario) y con 0.5 por ciento de recursos de la federación. Esta nueva ley implica que
el gobierno federal se queda con tres por ciento de la cuota que el patrón aporta a cada
trabajador, es decir que con recursos que son patrimonio de los trabajadores2 se consti-
tuirá un fondo de 34 mil millones de pesos para financiar dos de los componentes del
sistema de seguridad social universal de epn, mientras que los montos de ahorro de los
trabajadores ante el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda de los Trabajadores
(Infonavit) sufrirán una reducción de 60 por ciento.
2
El Artículo 5 de la Ley del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) seña-
la que cinco por ciento del fondo de vivienda se considera patrimonio de los trabajadores. Este cinco por
ciento es una conquista de los trabajadores, y posibilita la obtención de crédito para vivienda y el derecho a la
vivienda.
Sistema Nacional de Salud Universal: universalidad de mercado y restricción de derechos 285
vivienda, alimentación, educación, nivel de vida, acceso al agua, entre otros) (oea, 1988;
López y Blanco, 2010b).
La perspectiva gubernamental se centra en el derecho a la protección de la salud y
en su diagnóstico sobre el sistema de salud se reconoce (a diferencia del gobierno ante-
rior) que existen mexicanos sin acceso a servicios de salud (Peña, Zambrano, Díaz y
Madero, 2012) y que la afiliación al seguro popular de salud (sps) no es equivalente a
cobertura efectiva. Se plantea como objetivo alcanzar el acceso universal a partir de la
generalización de un seguro médico básico, garantizado con fondos públicos. Esta pro-
puesta se fundamenta en el pluralismo estructurado (Frenk y Londoño, 1997) que sus-
tentó la creación del sistema de protección social en salud y del seguro popular de salud
(Secretaría de Salud, 2003 y 2004) y apunta a ser profundizada en este sexenio para
configurar lo que desde la perspectiva de este trabajo se reconoce como “universalidad de
mercado” (López et al., 2013).
El gobierno de epn evalúa en forma positiva la creación del sistema de protección
social en salud (spss). No hay ninguna crítica a su concepción, que sintetiza la visión
minimalista del derecho a la protección de la salud, ni a su brazo operativo, el seguro
popular de salud (sps), que “garantiza” un paquete básico de atención, por el cual se tiene
que prepagar en forma diferenciada dependiendo de la situación socioeconómica del
afiliado.
Se mantiene la idea que el spss se constituye en el tercer pilar de la protección social
en México, equiparándolo con el imss y el issste, cuando en los hechos, el sps es un segu-
ro médico voluntario, subsidiado, que sólo incluye un paquete limitado de servicios
predominantemente curativos, mucho menor al conjunto de intervenciones ofrecidas por
el imss (López et al., 2013) y sin ningún otro componente de la seguridad social.
Así mismo, se valora positivamente el incremento de los fondos del sps (Presidencia
de la República, 2013b), que contrasta con el desfinanciamiento del imss (Levy, 2003;
imss, 2007). Si bien el financiamiento del sps se ha incrementado (Juan, 2014), con el
consecuente aumento en los recursos para población sin seguridad social (de 32.4 en
2000 a 45. 9 % en 2012), no ha logrado la protección financiera para sus afiliados, pues
el gasto de bolsillo entre ellos mantiene altas proporciones (alrededor de 50 %).
El equilibrio logrado ha sido a costa de una reducción sustancial de los recursos del
imss, disminuyendo los fondos destinados a la población con seguridad social. Esta insti-
tución pierde 13 puntos porcentuales como proporción del gasto público, pasando de
67.6 en el año 2000 a 54.1 en 2012.
Otro aspecto que se considera positivo es el aumento de las intervenciones ofrecidas
por el sps que se incrementan de 90 en 2004 a 285 en 2013; en tanto que las considera-
das en el fondo de gastos catastróficos inician con cuatro y actualmente ascienden a 59
(Juan, 2014). Sin embargo este paquete de intervenciones dista mucho de lo ofrecido por
el imss que atiende 12 487 diagnósticos, frente al sps que diagnostica y trata aproximada-
mente 1 553 enfermedades (López et al., 2013).
Sistema Nacional de Salud Universal: universalidad de mercado y restricción de derechos 287
Reflexiones finales
La seguridad social es un derecho humano y debería ser impulsado para toda la pobla-
ción; sin embargo, en el imaginario neoliberal se argumenta tramposamente contra ella y
se presenta como un privilegio para los que trabajan en el sector formal o tienen mayores
recursos económicos. Lo que se perfila de la política de salud y seguridad social de epn
mantiene las características de la política social neoliberal, no avanza en la garantía del
derecho a la salud, ni en su protección integral.
El sistema público de salud y seguridad social, segmentado de origen y muy hetero-
géneo, con estas nuevas variantes de “universalidad de mercado” estaría condenado a
reproducir sus limitaciones estructurales y a una mayor fragmentación. Las principales
propuestas y las modificaciones legales que las sustentan están pensadas como instru-
mentos financieros, que debilitan lo público, en particular las instituciones de seguridad
social, financiarizan la política de salud y promueven los mercados de servicios médicos.
La evidencia reciente en países como Chile (Labra, 2002) y Colombia (ansa y crs, 2013)
muestran que esta ruta reproduce en forma ampliada las inequidades en salud y fortalece
un modelo de atención médica excluyente, inequitativo y regresivo.
3
El derecho a la salud es un derecho inclusivo que no sólo abarca la atención de salud oportuna y apro-
piada sino también los principales factores determinantes de la salud, como el acceso al agua limpia potable y
a condiciones sanitarias adecuadas, el suministro adecuado de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una
vivienda adecuada, condiciones sanas en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la educación e información
sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva. Otro aspecto importante es
la participación de la población en todo el proceso de adopción de decisiones sobre las cuestiones relacionadas
con la salud en los planos comunitario, nacional e internacional, véase Observación general 14 de la
Organización de Estados Americanos (oea, 1988).
Sistema Nacional de Salud Universal: universalidad de mercado y restricción de derechos 291
Referencias
Bonilla, María E. y Nelly Aguilera, 2013, The Mexican Social Protection System in Health,
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Cámara de Diputados, 2014, “Minuta de proyecto de decreto por la que se expide la Ley
de la pensión universal y se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la
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IV
reformas recientes en las acciones públicas
frente a la pobreza y la vulnerabilidad
Cruzada Nacional contra el Hambre: Análisis de su diseño
desde un enfoque de seguridad alimentaria
Iliana Yaschine Arroyo, Sara Maria Ochoa León y Citlalli Hernández Juárez
Introducción
1
El análisis que se presenta se basa en la información pública disponible hasta octubre de 2013, momen-
to en el cual puede afirmarse que esta estrategia se encontraba aún en proceso de definición y consolidación.
Durante el año siguiente se han realizado algunas modificaciones, entre las que destaca la publicación del
Programa Nacional México sin Hambre 2014-2018 en abril de 2014, en el cual se incluye un objetivo adicional
de la cnch (“Promover el desarrollo económico y el empleo de las zonas de mayor concentración de pobreza
extrema de alimentación”), se establecen sus estrategias, líneas de acción y metas, y se emite un listado de
programas que integran la estrategia y que implica variaciones respecto al listado original (Presidencia de la
República, 2014). Adicionalmente, se han hecho cambios a su matriz de marco lógico, así como modificaciones
a las reglas de operación de algunos de los programas participantes con el propósito de alinear sus acciones a
las de la cnch.
299
300 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
la cnch con las dimensiones del enfoque de seguridad alimentaria, se valora la posible
efectividad de dichos instrumentos de intervención para resolver la inseguridad alimen-
taria. Finalmente, se presentan algunas reflexiones sobre los aciertos y limitaciones del
diseño de la cnch en términos de su potencial para garantizar la seguridad alimentaria de
la población mexicana.
2
De acuerdo con la metodología de Coneval para la medición multidimensional de la pobreza, una per-
sona se encuentra en situación de pobreza extrema cuando sus ingresos están por debajo de la línea de bienes-
tar mínimo y presenta, al menos, tres carencias sociales. Por su parte, la carencia de alimentación, se mide a
través de una escala de seguridad alimentaria validada para el caso de México (Coneval, 2010a).
3
Esta cuantificación de la población objetivo se basa en la estimación realizada por el Coneval con cifras
de 2012 (Coneval, 2013b:12).
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 301
4
Si bien el Decreto enlista 70 programas federales, el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades y
el Programa de Empleo Temporal fueron citados en tres ocasiones por lo que, sin contabilizar las repeticiones,
resulta un universo total de 66 programas.
5
El procedimiento para la selección de los beneficiarios consta de dos etapas. Primero, se realiza una
focalización geográfica en la que seleccionan los municipios a atender, con base en criterios definidos por el
gobierno federal. Posteriormente, se lleva a cabo la identificación de los beneficiarios en dichos municipios.
Cada programa que participa en la cnch, con apego a su normatividad vigente, considera además sus propios
302 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
criterios de elegibilidad para la incorporación de beneficiarios (Yaschine, Ochoa y Hernández, 2013). La discu-
sión sobre la selección de los 400 municipios queda fuera del objetivo de este trabajo. Al respecto se puede
revisar Azuara (2013), Coneval (2013b), Esquivel (2013) y Yaschine, Ochoa y Hernández (2013).
6
Cálculos propios con base en Coneval (2013a:13).
7
En algunos documentos de la fao y otros que retoman su marco analítico se habla de “seguridad alimen-
taria y nutricional”, con lo cual se busca enfatizar la importancia de un buen estado nutricional como un pre-
rrequisito para aprovechar los beneficios de una adecuada alimentación, así como la necesidad de que las
acciones implementadas estén orientadas a lograr resultados nutricionales favorables en un sentido amplio
(incluyendo tanto desnutrición como sobrepeso u obesidad) (fao, 2014; Gross y Shoeneberger, s/f). En este
sentido, se define la seguridad nutricional como aquella “situación que existe cuando el acceso seguro a una
dieta apropiadamente nutritiva es acompañada con un ambiente sanitario, servicios de salud y cuidado adecua-
dos, para asegurar una vida saludable y activa para todos los miembros del hogar” (fao, ifad y wfp, 2013:50).
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 303
Presidencia de la República
Comisión Intersecretarial
– Se integra el Tablero de Seguimiento de Ejecución de las Acciones y Programas
– La CI hace recomendaciones sobre cambios a reglas de operación de los programas
- La CI propone nuevos programas
8
fao, ifad y wfp (2013) también enlista los indicadores utilizados para medir cada dimensión de seguri-
dad alimentaria.
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 305
Es importante hacer una breve reflexión sobre la relación entre la seguridad alimenta-
ria y el hambre. Según la fao (2011:3), el hambre se puede definir como “una sensación
incómoda o dolorosa causada por no ingerir en un determinado momento suficiente ener-
gía a través de los alimentos […] todos los que padecen de hambre sufren de inseguridad
alimentaria, pero no todos los afectados por la inseguridad alimentaria sufren de hambre,
pues existen otras causas de inseguridad alimentaria, incluidas la ingesta insuficiente de
micronutrientes”. Por tanto, para eliminar la sensación de hambre debe asegurarse la
ingesta de alimentos suficientes y nutritivos, pero también podría saciarse con alimentos
de bajo valor nutricional acarreando problemas para la salud. Así también, el hambre
puede ser temporal y no causar daños permanentes a la salud, o puede ser crónica y tener
desenlaces negativos como la desnutrición o el retraso del crecimiento infantil.
Toda vez que la seguridad alimentaria tiene como propósito lograr una alimentación
adecuada y una buena nutrición para toda la población, la erradicación del hambre es
condición necesaria para ello, pero resulta insuficiente porque es necesario garantizar el
consumo de alimentos nutritivos y la atención de los resultados nutricionales negativos
que esta trajo consigo.9 Cabe señalar que, en muchos documentos, la fao utiliza el con-
cepto de hambre para referirse a situaciones de desnutrición crónica (fao, ifad, wfp,
2013) y prioriza la atención sobre la población que la padece, con lo cual acota el pro-
blema del hambre a su manifestación extrema.
Como se ha señalado, el concepto de seguridad alimentaria ha evolucionado a lo
largo de las últimas décadas y, recientemente, se han hecho esfuerzos por plantear una
vinculación explícita entre la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación, el cual
está consagrado en un conjunto de instrumentos normativos internacionales, incluyendo
la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966. De acuerdo con la fao (2013:6), el
derecho a la alimentación se define como “un derecho humano reconocido en el derecho
internacional que permite que las personas tengan acceso a una alimentación adecuada y
a los recursos necesarios para tener en forma sostenible seguridad alimentaria. El derecho
a la alimentación impone a los Estados obligaciones jurídicas de superar el hambre y la
desnutrición y de hacer realidad la seguridad alimentaria para todos”.
De esta definición es posible destacar, por un lado, la vinculación explícita entre el
derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria. Por otro lado, la responsabilidad que
se asigna a los gobiernos de llevar a cabo acciones de política que busquen garantizar la
seguridad alimentaria, reducir el hambre y la desnutrición y, por ende, garantizar el ejer-
cicio del derecho a la alimentación. Según la fao (2013), el reconocimiento de la alimen-
tación como un derecho humano implica la creación de un andamiaje jurídico e
institucional que dé sustento a políticas alimentarias y nutricionales que garanticen el
9
Adicionalmente, hay que tomar en cuenta que la seguridad alimentaria es un concepto multidimensio-
nal, por lo que la alimentación y la nutrición inadecuadas no son los únicos factores que contribuyen a ella.
306 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
ejercicio de este derecho y que permita imponer obligaciones a los actores responsables,
así como crear mecanismos que las personas puedan utilizar para reclamar el cumpli-
miento de sus derechos.
La Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, organizada por la fao, tuvo
como resultado la Declaración de Roma, en la cual se fijó la meta de reducir a la mitad,
para el año 2015, el número absoluto de personas con hambre en el mundo, definidas
como personas que padecen desnutrición (fao, 1996). En el año 2000 se llevó a cabo la
Cumbre del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas (onu), que dio lugar a la
Declaración del Milenio, en la cual se establecieron ocho objetivos que los gobiernos
debían lograr entre 1990 y 2015. El primero de estos objetivos se propuso erradicar la
pobreza y el hambre, fijándose las metas de reducir a la mitad el porcentaje de personas
cuyos ingresos son menores a un dólar por día, así como la proporción de personas que
padecen hambre (onu, 2013). El hambre en este caso se mide a través de la nutrición
insuficiente y se acompaña de indicadores de deficiencia de peso y retraso del crecimien-
to (baja talla para la edad) en niños menores de cinco años.
En junio de 2012, ante los avances significativos pero insuficientes en la meta del
primero de los Objetivos del Milenio,10 la onu lanzó el Reto del hambre cero (rhc), que
consiste en un compromiso mundial de lograr objetivos alimentarios en un escenario post
2015. A partir de esa fecha, el rhc ha sido el principal instrumento para expresar los aspec-
tos prioritarios de la agenda de la seguridad alimentaria internacional. En el cuadro 1 se
presenta los objetivos del rhc y sus líneas de acción. Como se verá, el análisis de la rela-
ción entre los objetivos de la cnch y el enfoque de seguridad alimentaria saca a la luz que,
en la práctica, dichos objetivos tienen una vinculación más cercana con los objetivos del
rhc que con las propias dimensiones de la seguridad alimentaria. Así, en el siguiente
apartado se analizará los objetivos del rhc tomando en cuenta las dimensiones de la
seguridad alimentaria y los objetivos de la cnch.
10
El porcentaje de personas con nutrición insuficiente respecto al total de la población ha disminuido de
23.2 en 1990-1992 a 14.9 en 2010-2012 (onu, 2013:10).
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 307
Disponibilidad de alimentos
Oferta suficiente de alimentos. 1) Erradicar el hambre 1) Hambre cero a partir de una ali-
Calidad de la dieta disponible. (que 100 % de las personas mentación y nutrición adecuada de las
tengan una alimentación personas en pobreza multidimensional
adecuada todo el año). extrema y carencia de acceso a la alimen-
4) Erradicar la pobreza tación.
rural (aumento de 100 % 3) Aumentar la producción de alimentos
en la productividad y el y el ingreso de los campesinos y peque-
ingreso de los pequeños ños productores agrícolas.
productores). 4) Minimizar las pérdidas poscosecha y
5) Eliminar el desperdicio de alimentos durante su almacenamien-
y las pérdidas poscosecha. to, transporte, distribución y comercia-
lización.
Acceso a los alimentos
Acceso económico. 1) Erradicar el hambre (que 1) Hambre cero a partir de una alimenta-
Acceso físico. el 100% de las personas ción y nutrición adecuada de las personas
tengan una alimentación en pobreza multidimensional extrema y
adecuada todo el año). carencia de acceso a la alimentación.
4) Erradicar la pobreza 3) Aumentar la producción de alimentos
rural (aumento de 100 % y el ingreso de los campesinos y peque-
en la productividad y el ños productores agrícolas.
ingreso de los pequeños 4) Minimizar las pérdidas poscosecha y
productores). de alimentos durante su almacenamien-
5) Eliminar el desperdicio to, transporte, distribución y comercia-
y las pérdidas poscosecha. lización.
Utilización de los alimentos
Insumos alimentarios. 1) Erradicar el hambre 1) Hambre cero a partir de una ali-
Resultados de la desnutrición. (que 100 % de las personas mentación y nutrición adecuada de las
tengan una alimentación personas en pobreza multidimensional
adecuada todo el año). extrema y carencia de acceso a la alimen-
2) Eliminar el retraso del tación.
crecimiento infantil. 2) Eliminar la desnutrición infantil
aguda y mejorar los indicadores de peso
y talla de la niñez.
Estabilidad (vulnerabilidad y choques) a través del tiempo
Dependencia alimentaria con 3) Hacer que todos los
respecto al exterior. sistemas alimentarios sean
Volatilidad de los precios y la sostenibles.
producción de alimentos.
No es considerada como di- 5) Promover la participación comunitaria
mensión, sino como elemen- para la erradicación del hambre.
to instrumental para lograr
los objetivos de la seguridad
alimentaria.
Fuente: Elaboración propia con base en dof (2013), fao, ifad, wfp (2013) y fao (s/f).
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 311
rural. Sin embargo, sectores más amplios de la población tienen dificultades para el acce-
so económico a los alimentos debido a ingresos insuficientes, y presentan carencias en el
acceso a la salud, saneamiento y educación que limitan una adecuada utilización de los
alimentos. Esto hace que la inseguridad alimentaria se extienda a población en pobreza
moderada, tanto rural como urbana, e incluso a población que no es clasificada como
pobre, pero que se encuentra en una situación de vulnerabilidad a la pobreza y al hambre
(por una disminución drástica de sus ingresos, eventos climatológicos adversos y escasez
temporal de alimentos, entre otros ejemplos).
El carácter multidimensional de la seguridad alimentaria demanda acciones en las
distintas dimensiones que la conforman, incluyendo políticas de mayor alcance como la
política agrícola y de generación de empleo protegido y bien remunerado. Las políticas
de protección social destinadas a la población pobre son indispensables para combatir el
hambre y la desnutrición, pero insuficientes para conformar una política amplia e integral
de seguridad alimentaria.
Si bien el Decreto mencionaba la intención del gobierno federal de garantizar el
ejercicio del derecho a la alimentación de toda la población del país, en la práctica las
acciones de la cnch se restringen a la población con pobreza extrema y carencia de ali-
mentación y no se plantea una visión de mayor plazo que considere la extensión de la
población objetivo para incluir a la población en pobreza moderada que presente esta
problemática y a la población vulnerable a padecerla. Es indudable que la población que
atiende la cnch requiere de acciones prioritarias, no obstante, la acotación de la población
objetivo y la priorización de políticas ligadas fundamentalmente con la protección social
de este sector se traduce en una visión limitada de la problemática de la inseguridad ali-
mentaria en el país y del conjunto de políticas necesarias para abordarla.
En este apartado se revisa la correspondencia entre los objetivos planteados por la cnch
y su instrumento de planeación que es la matriz de marco lógico (mml),11 en la cual se
plantean el propósito, los componentes (o tipos de intervención), las actividades más
relevantes de la estrategia, así como los indicadores para monitorear el avance en cada
uno de estos rubros. Este análisis permite vislumbrar el grado de consistencia que tiene
la estrategia en cuanto a la relación que existe entre sus objetivos centrales y el tipo de
acciones planificadas para lograrlos.
11
La matriz de marco lógico es una herramienta analítica, de planeación y de gestión que comunica la
información esencial sobre un programa, incluyendo las metas que se propone alcanzar en un período determi-
nado, y que es ampliamente utilizada como parte del sistema de evaluación del desempeño de la administración
pública federal.
312 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
12
Estas dimensiones son: bienestar económico, rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a
seguridad social, acceso a alimentos, acceso a servicios básicos en la vivienda, y calidad y espacio en la vivienda.
Para mayor detalle sobre la metodología oficial de medición multidimensional de la pobreza se sugiere revisar
Coneval (2010a).
314 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
Al revisar las actividades que están consideradas en cada uno de los siete componen-
tes de la cnch (cuadro 3) destaca que, aunado al hecho de que los esfuerzos de la estra-
tegia se concretan a la atención de las carencias sociales consideradas en la medición de
la pobreza multidimensional, dichos esfuerzos traducidos en acciones buscan incidir
esencialmente en aquellos indicadores (vinculados directamente con las actividades seña-
ladas con asterisco) que son utilizados en la medición oficial de pobreza.
Por ejemplo, en el caso del “acceso al Seguro Popular” y “acceso a servicios integrales
de salud” por parte de la población objetivo de la cnch, si bien a todas luces son acciones
necesarias, éstas se priorizan por encima de otras igualmente relevantes como “la atención
médica especializada para prevenir mortalidad materna e infantil” y “la atención y orien-
tación sobre nutrición adecuada” que, por su especificidad, tendrían gran potencial de
incidir en el logro de los primeros dos objetivos de esta estrategia. Por citar otro ejemplo,
las actividades vinculadas al componente relacionado con la carencia por rezago educati-
vo (C7), al estar retomadas de los indicadores considerados en la medición oficial de esta
carencia, refieren más bien a comportamientos esperados por parte de la población (como
el “mantenimiento de la asistencia a un centro de educación formal” o la “terminación de
la secundaria completa”), mas no a las acciones concretas dirigidas a incentivar dichos
comportamientos.
En este sentido, los componentes hasta ahora planteados por la cnch pueden contri-
buir, al menos parcialmente, al logro de tres de sus cinco objetivos, con un claro énfasis
en los primeros dos. No obstante, se generan serias dudas de la capacidad de la estrategia
de generar soluciones estructurales y sustentables a las dimensiones de la seguridad ali-
mentaria, dada la complejidad de las problemáticas subyacentes. Incentivar la producción
de alimentos de pequeños productores agrícolas requiere mejorar la situación del campo
mexicano, y, por otro lado, la generación de opciones reales de ingreso para la población
debe insertarse en una política económica general acorde con este objetivo.
13
Como se mencionó antes, en documentos públicos relacionados con la cnch se habla de 70 programas
federales, sin embargo, en la práctica resulta un universo total de 66 programas.
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 315
14
Se estableció que las erogaciones que las dependencias y entidades realicen en el marco de su participa-
ción en la estrategia se cubrirán con cargo a los respectivos programas y presupuestos aprobados para el ejerci-
cio fiscal correspondiente, es decir, la cnch inició su operación sin un presupuesto específico (Presidencia de la
República, 2013).
15
Tal es el caso del documento “Mapa de los objetivos e indicadores de la Cruzada Nacional contra el
Hambre” (Sedesol, 2013b).
16
El criterio utilizado para determinar el tipo de vinculación fue el siguiente: si podía asumirse que el
programa tiene incidencia en alguna de las dimensiones de la seguridad alimentaria, se catalogó como “vincu-
lación directa”. En los casos donde se podía asumir que el programa más bien repercute en algún aspecto, el
cual a su vez es el que incide en alguna de las dimensiones de la seguridad alimentaria, se consideró como
“vinculación indirecta”.
316 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
17
El programa de Pago de cuota alimenticia por internos del fuero federal en custodia de los gobiernos
estatales de la Secretaría de Seguridad Pública.
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 317
18
Existe amplia literatura al respecto, véase, por ejemplo, undg (2010).
19
Ya sea con base en experiencias nacionales o internacionales sobre el funcionamiento de modelos de
atención similares.
20
Aun cuando el país ha logrado mantener la prevalencia de emaciación o desnutrición aguda en niveles
inferiores a cinco por ciento, la anemia se presenta en cerca de uno de cada tres niños menores de cinco años
de la población de menores ingresos y la desnutrición crónica tiene una prevalencia cercana a 34 por ciento en
niños menores de este rango de edad en zonas rurales y de 26 por ciento en zonas urbanas (insp, 2014).
318 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
campo mexicano,21 así como establecer un vínculo claro de la estrategia con la política
económica y comercial. De otra forma, la estrategia se restringe a una política de supera-
ción de la pobreza y de combate a la inseguridad alimentaria entre la población pobre.
Además, es posible que se obtengan resultados en el corto plazo, pero no implicarían una
solución sustentable a la inseguridad alimentaria.
En este momento de arranque de la cnch, el análisis permite observar tan solo los
elementos de diseño de la estrategia y, a partir de ello, derivar algunas reflexiones como
las que se han señalado. Los retos que se plantean debieran abordarse por parte de la
cnch si ésta ha de avanzar hacia la reducción de la inseguridad alimentaria en México de
forma sostenible. Los resultados de la estrategia dependen en gran medida de la eficacia
de la coordinación interinstitucional e intergubernamental, lo cual en el pasado ha pro-
bado ser de los principales desafíos de la política pública. Conforme se afine su diseño y
se avance en la instrumentación será posible valorar en qué medida la estrategia logra
alcanzar los objetivos planteados y qué dificultades encuentra en el camino.
21
El sector agrícola mexicano se caracteriza por tener un bajo crecimiento, incluso menor que el del con-
junto de la economía nacional. Así mismo, la productividad del trabajo es reducida, hay un débil encadena-
miento productivo, un creciente déficit en la balanza comercial agroalimentaria y ha caído el gasto público en
la agricultura desde la década de 1980 (Sagarpa, Sedesol, insp y fao, 2013).
320 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
continúa
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 321
continuación
continúa
322 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
continuación
continúa
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 323
continuación
continúa
324 Yaschine Arroyo / Ochoa León / Hernández Juárez
continuación
Dimensiones de la seguridad alimentaria
Núm. Institución Programa Disponi- Acceso a los Utilización Estabilidad
bilidad de alimentos de los a través del
alimentos alimentos tiempo
Fuente: Elaboración propia con base en evaluaciones e información pública de los programas participantes en
la cnch (Coneval, 2013c; Salud, 2013; Sedesol, 2013b; Sedesol y Coneval, 2013; Semarnat, 2013a; Semarnat,
2013b; shcp, 2013a, 2013b, 2013c; fao, 2007).
1
Vinculación directa con la dimensión de seguridad alimentaria; 2Vinculación indirecta con la dimensión de se-
guridad alimentaria; rPrograma enfocado en sector rural; iPrograma enfocado en población indígena; pPrograma
que promueve el desarrollo de proyectos productivos.
cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 325
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cruzada nacional contra el hambre: análisis de su diseño 327
Propósito y contenido
329
330 Boltvinik kalinka
acceder a los tipos de dietas (en cantidades adecuadas para nutrirse bien) que “se acos-
tumbran o son ampliamente promovidas o aprobadas en la sociedad a la que pertenecen”,
para adoptar en esta materia el enfoque de pobreza relativa desarrollado por Peter
Townsend (1979:31). Hambre crónica y desnutrición están estrechamente emparentadas
pero no es así en el caso del hambre aguda (la que se siente después de varias horas de
no ingerir alimentos).
También se utiliza el concepto de inseguridad alimentaria (ia), que en México han
medido el Coneval y el Instituto Nacional de Salud Pública (insp). El Coneval identifica
la ia como hogares (sin menores) donde respondieron afirmativamente a tres o más de las
seis preguntas siguientes: si hubo uno o más adultos que, por falta de dinero: 1) no tuvo
una alimentación variada; 2) dejó de desayunar, comer o cenar; 3) comió menos de lo que
debería comer; 4) se quedó sin comida en el hogar; 5) sintió hambre pero no comió; 6)
hizo solo una comida o dejó de comer durante todo el día. En el caso de hogares con
menores se añaden seis preguntas similares pero referidas a los menores y se considera en
inseguridad alimentaria a los hogares que contestaron afirmativamente al menos cuatro
de las 12 preguntas. Se subestima así en una proporción importante al excluir a quienes
contestaron afirmativamente dos o una de seis preguntas, o tres o menos de 12 preguntas,
pero que pueden mostrar carencias tan graves como haberse quedado sin alimentos por
falta de dinero.Al respecto, es necesario hacer tres observaciones:
Peter Svedberg, en el libro Poverty and Undernutrition (2000), indica que si por bien
nutrido entendemos a la persona que sigue la pauta de crecimiento determinada por su
potencial genético personal casi cada niño individual puede, en efecto, estar por debajo de
la pauta específica de su potencial genético; y ha identificado dos fuentes muy importantes
de subestimación de la incidencia de la desnutrición: a) Lo que llama el error 1, la clasifi-
cación como no desnutridos de personas con alto potencial genético que, sin embargo, no
realizan su potencial genético individual, lo que sería síntoma de nutrición inadecuada; “la
incidencia del error 1 es grande y probablemente mucho más grande que el error 2”, por-
que éste, que consiste en clasificar como desnutrido a alguien que no lo es, como se dijo,
se ha minimizado restando de la mediana de estatura dos veces la desviación estándar). b)
La subestimación generada por la utilización de los tres indicadores parciales mencionados
que no captan todas las consecuencias de la desnutrición y que se plantean como medi-
ciones alternativas en vez de complementarias, que es lo que son. Para captar su carácter
complementario, el autor plantea el uso de un indicador integrado de desnutrición al que
llama el índice compuesto de falla antropométrica (icfa) y que equivale a la unión de los
conjuntos de los tres indicadores parciales señalados. Con el icfa se obtienen incidencias
más altas que con el desmedro, que es de los tres indicadores parciales el que identifica
incidencias más altas de desnutrición, tanto en México como en las áreas del mundo ana-
lizadas por Svedberg. El cálculo grueso (sin procesar las bases de datos para hacer la
identificación del icfa) que hice para México es que la desnutrición, en 1999, que era de
17.7 por ciento por con desmedro, aumentaría a 29.6 por ciento (Boltvinik, 2004).
La subestimación usual de la pobreza alimentaria (pa) es todavía mayor. Tanto el
Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, a cargo de la medición oficial de pobreza
durante el gobierno de Fox, como el Coneval, han identificado la pa como la situación de
hogares cuyo ingreso es menor que el costo de los alimentos crudos de una canasta nor-
1
Recuérdese que alrededor de 95 por ciento de las observaciones, en una distribución normal, se encuen-
tran entre la media o mediana y dos veces más y dos veces menos la desviación estándar. Es decir, la operación
descrita en el texto reduce mucho las posibilidades estadísticas de que alguien aparezca como desnutrido.
Conceptos y mediciones de pobreza y políticas públicas. La medición multidimensional 333
mativa de alimentos (cna). En 2012 el Coneval estimó, como parte de su medición mul-
tidimensional de la pobreza, en 20 por ciento (22.2 millones) la población con ingresos
menores al costo de la cna (o línea de bienestar mínimo, lbm) y 19.7 por ciento con la línea
de pobreza alimentaria del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (ctmp) del
Coneval. Es evidente que el supuesto que está detrás de esta forma de medir la pa es que
la población podría, si así lo decidiera, gastar 100 por ciento de su ingreso en alimentos
crudos. El supuesto es tan absurdo como el de un ingeniero que diseñara una turbina
movida con vapor de agua y que supusiera que el agua hierve a 40°. Si se quiere medir la
pa correctamente se debe comparar el costo de los alimentos crudos (la cna) con el gasto
en alimentos crudos del hogar. Cuando estos cálculos se llevan a cabo así, como lo hizo
Araceli Damián (2016), se obtienen niveles mucho altos de pa; ella obtuvo 68.5 por ciento
en 2010. Similares resultados obtuvieron Damián y Boltvinik (2001) y Boltvinik (2010).
En la investigación de Coplamar (1982) se adoptó un procedimiento distinto para
medir la carencia alimentaria (el hambre), que consiste en: 1) calcular los contenidos de
11 nutrientes en la ingesta alimentaria (desagregada en cantidades específicas de cada
alimento) captada por la Encuesta de Ingresos y Gastos Familiares de 1975 del Centro
Nacional de Información y Estadísticas del Trabajo (Ceniet), órgano descentralizado de la
Secretaría del Trabajo; 2) se compararon dichos resultados con los requerimientos nutri-
cionales, y 3) se determinó que la ingesta nutricional de 64.6 por ciento de la población
era inferior a sus requerimientos nutricionales. Un procedimiento similar se aplica en las
Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (Ensanut) –anteriormente sin el añadido de
salud–, que lleva a cabo el insp. Como señalé (Boltvinik, 2012:88): “Los resultados (de
adecuación nutricional según la ingesta captada) quedan muy por arriba de los cálculos
de desnutrición que con tallas y pesos calcula la propia encuesta, contradicción no resuel-
ta por el insp. En los hechos las únicas mediciones que se toman en cuenta son las deri-
vadas de tallas y pesos”. En la penúltima sección se presenta la definición que ha hecho
la Cruzada Nacional contra el Hambre (cnch) de su población objetivo.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (Ensanut 2012), levantada por el insp
(2012), provee un panorama de los problemas nutricionales del país que se plasma en
esta sección y se contrasta con la población objetivo definida en la cnch. La Ensanut 2012
incluyó también un cuestionario sobre inseguridad alimentaria en el hogar, lo cual no se
había hecho en las encuestas de años anteriores (2006, 1999 y 1988). La encuesta estaba
ya publicada cuando tomó posesión el gobierno actual, por lo cual no hay excusa para
no haber utilizado, en el diseño de la cnch, los datos de esta fuente, la encuesta especia-
lizada en la materia. Tal diseño se basó sólo en los análisis del Coneval a partir de la Enigh
334 Boltvinik kalinka
a) 69.8 por ciento de los hogares, 20.4 millones (m) de hogares, alrededor de 78.5 m
de personas percibieron que están en inseguridad alimentaria: 41.6 por ciento inse-
guridad leve, 17.7 por ciento inseguridad moderada y 10.5 por ciento inseguridad
severa. Estos datos son mucho más altos que los similares del Coneval (basados en
una batería de preguntas similar a la incluida en la Ensanut, incorporada en la enigh
desde 2008) que arroja, también para 2012, sólo 44 por ciento de inseguridad total,
20.6 por ciento en leve, 13.7 por ciento en moderada y 9.7 por ciento en severa.
28.2 por ciento de la suma de la inseguridad moderada y severa de la Ensanut invo-
lucra a 8.2 m de hogares y alrededor de 31.6 m de personas, lo que es más de cuatro
veces la población objetivo de la cnch (7.4 m). El cuadro 1 compara ambas medicio-
nes de inseguridad alimentaria que, como se verá, cubre solamente al dimensión de
estabilidad del acceso a alimentos y deja fuera otras tres dimensiones que constituyen
el concepto de (in)seguridad alimentaria de la fao.
b) Entre los menores de cinco años (11 m en total), 1.5 m sufren desnutrición crónica
(baja talla para la edad), 0.3 bajo peso y 0.2 emaciación o desnutrición aguda; 1.0 m
tienen exceso de peso y 2.1 m (sin incluir menores de un año a los que no se tomó
muestra de sangre) sufre anemia. Aunque estrictamente estas cifras no pueden
sumarse (lo que se puede calcular es su unión), son problemas nutricionales distintos
Conceptos y mediciones de pobreza y políticas públicas. La medición multidimensional 335
sexos mayores de 60 años, donde es más alta (16.5 %) y afecta a 1.8 m de personas.
Solo sumando estos grupos incompletos de anémicos se llega a 5.9 m, por lo cual si
se incluyeran las mujeres entre 50 y 59 años y los varones de 20 a 59 se rebasaría
con mucho la población objetivo de la cnch nuevamente.
f) La población de mujeres de 20 a 40 años de edad con nutrición adecuada pasó de
56.6 por ciento en 1988 a menos de la mitad (27.4 %) en 2006 y a 27.9 por ciento
en 2012. Baja la desnutrición pero aumenta mucho el sobrepeso y la obesidad se
multiplica por cuatro.
g) Sumados todos los problemas nutricionales (y la inseguridad alimentaria) rebasan la
población objetivo de la cnch en 11 veces. Algo parece estar muy mal.
1. Tomando en cuenta los antecedentes legales, Coneval decidió mantener separados dos
ámbitos, el bienestar económico y los derechos, por ser de naturaleza distinta. Esto llevó a
definir una medida bidimensional: una de las dimensiones da cuenta del bienestar económico
y la otra de las carencias en derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (Coneval,
2010:19). Todas las citas siguientes provienen de esta fuente.
Comentario. El Coneval parece ignorar que el primer artículo del Pacto internacional
de los derechos económicos, sociales y culturales (pidesc) reza así: “Los estados partes en
el presente pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para
sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora con-
tinua de las condiciones de existencia”. Este derecho a un nivel de vida adecuado, en una
Conceptos y mediciones de pobreza y políticas públicas. La medición multidimensional 337
2. La pobreza, en su acepción más amplia, está asociada a condiciones de vida que vulneran
la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satis-
facción de sus necesidades básicas e imposibilitan su plena integración social (Coneval,
2010:25).
4. Desde una perspectiva multidimensional, puede entenderse la pobreza como una serie de
carencias definidas en múltiples dominios […] Su naturaleza multidimensional, sin embargo,
no requiere tomar en cuenta las situaciones de privación en todos los ámbitos en los que se
puede desarrollar la vida de un individuo. El número y el tipo de dimensiones a considerar
están directamente asociados a la forma en que se conciben las condiciones de vida mínimas
o aceptables para garantizar un nivel de vida digno para todos y cada uno de los miembros de
una sociedad (Coneval, 2010:26).
5. Los ordenamientos de la Ley general de desarrollo social permiten identificar dos grandes
enfoques que analizan (sic) el carácter multidimensional de la pobreza: el enfoque de bienestar
y el enfoque de derechos. El primero circunscribe las aproximaciones de necesidades básicas
338 Boltvinik kalinka
6. Cada enfoque adopta supuestos específicos para la determinación de las dimensiones rele-
vantes y los criterios para establecer que una persona presenta carencias: mientras que en el
enfoque de bienestar se busca identificar las condiciones de vida que brindan las opciones de
vida mínimamente aceptables en su sociedad, en el de derechos se conocen a priori las dimen-
siones relevantes. Dichas dimensiones son las correspondientes a los derechos humanos
(Coneval, 2010:28).
Comentario. Aquí se explica el enfoque de bienestar de una manera que hace eviden-
te que se refiere a la teoría neoclásica del consumidor: no hay dimensiones ni umbrales
que se puedan conocer previamente. Es la conducta del consumidor la que revela sus
preferencias; es decir se adopta una postura no normativa sobre la medición de la pobre-
za de ingresos, aunque después tengan serios problemas para sustentarla. En cambio el
enfoque de derechos sería para el Coneval apriorístico y plenamente normativo. Las
normas estarían en la legislación. Lo no normado en ella no existiría, como ocurría con
la alimentación en México hasta 2011 en que finalmente se incorporó en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cuando el Coneval definió su metodología la
alimentación no era un derecho reconocido en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
plementarlo con la evaluación de los recursos monetarios con que cuentan las personas. Sobre
esto, el enfoque de bienestar brinda un sólido marco para analizar el acceso individual a esos
bienes y servicios necesarios (sic). De esta forma, es posible vincular el enfoque de derechos y
el de bienestar, de tal suerte que el bienestar adquirido mediante los recursos monetarios y el ejer-
cicio de los derechos sociales se conformen en dos ejes analíticos complementarios que se refuerzan
uno a otro y convergen, pero que, al ser cualitativamente distintos, deben diferenciarse teórica
y metodológicamente (Coneval, 2010:28-29).
rrollo social se refieren a lo captado multidimensionalmente para medir pobreza, con los
ocho indicadores, incluyendo, por tanto, ingresos.
8. Si bien la presencia de carencias asociadas a cada uno de los espacios impone una serie de
limitaciones específicas que atentan contra la libertad y la dignidad de las personas, la presen-
cia simultánea de carencias en los dos espacios agrava de forma considerable sus condiciones
de vida, lo que da origen a la siguiente definición de pobreza multidimensional: una persona
se encuentra en situación de pobreza multidimensional cuando no tiene garantizado el ejerci-
cio [sic] de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social, y si sus ingresos son insu-
ficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades
(Coneval, 2010:38).
Comentario. Según este texto no basta para ser considerado pobre, con limitaciones
que atenten contra la libertad y la dignidad de las personas, sino que para ser pobre es
necesario que sus condiciones de vida se agraven de forma considerable más allá de
carencias en una de las dimensiones. Esto sería, quizás, defendible para un criterio de
pobreza extrema, pero no para uno de pobreza, como lo expresa involuntariamente el
término agravar. Significa que mientras una persona con ingreso igual a la línea de bien-
estar (lb) y con carencias en las seis dimensiones directas no es pobre; en cambio, una
persona con un peso menos de ingreso que la lb y con carencia solo en un servicio de la
vivienda, sí es pobre. Lo que no parecen darse cuenta quienes, como el Coneval, adoptan
el criterio de intersección de los conjuntos para identificar a los pobres, es que ello impli-
ca adoptar el criterio unión de los conjuntos para identificar a los no pobres. En efecto,
para el Coneval son no pobres todas las personas que sean no pobres en una de las
dimensiones o en las dos. Con ello se minimiza el error de inclusión (considerar pobre a
alguien que no lo es), pero se maximiza el error de exclusión: considerar no pobre a
alguien que sí lo es. Es un criterio excluyente.
9.Para identificar la población con carencias en cada indicador se adoptan criterios generales
que son específicos y apropiados para cada uno de los dos espacios definidos. Bienestar eco-
nómico. Se identifica a la población cuyos ingresos son insuficientes para adquirir los bienes
y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades. Derechos sociales. Se identifica a la
población con al menos una carencia social, en los indicadores asociados a este espacio. A la
medida agregada de estas carencias se le denominará índice de privación social” (Coneval,
2010:39). “La construcción del índice de privación social como la suma de los indicadores de
carencia, conlleva el supuesto de que cada una de las carencias tiene la misma importancia
relativa. Esto, así como la decisión de adoptar como umbral de privación a la presencia de al
menos una carencia social, está fundamentado en los principios de indivisibilidad e interde-
pendencia de los derechos humanos, los cuales reconocen que el incumplimiento de uno de
los derechos humanos vulnera el cumplimiento de los demás y que ningún derecho humano
es más importante que otro (Coneval, 2010:41).
10. La línea de bienestar mínimo permite identificar a la población que, aun al hacer uso de
todo su ingreso en la compra de alimentos, no puede adquirir lo indispensable para tener una
nutrición adecuada” (Coneval, 2010:40). “Por otra parte, de manera análoga […] se identifica
a la población que presenta un número importante de carencias sociales mediante la definición
de un umbral de privación extrema (C*), el cual permite identificar a la población en situación
de pobreza multidimensional extrema (sic). No existe un criterio metodológico único para deter-
minar un umbral de este tipo. Por esta razón […] (se) decidió aplicar los criterios de Gordon
para determinar el valor de C* con base en métodos estadísticos. Estos métodos buscan divi-
dir a la población en dos grupos (a partir de los ingresos y el valor del índice de privación de
cada persona), de forma tal que las diferencias entre ambos se maximicen y, al mismo tiempo,
su conformación sea lo más homogénea posible al interior de los mismos; al aplicarlos, se
encontró un valor para C* igual a tres (Coneval, 2010:41).
El Coneval quedó atrapado en el callejón sin salida entre los criterios unión o intersección
de los conjuntos, callejón al que lo condujo sus propias decisiones, particularmente las
de indicadores dicotómicos y de no compensación entre indicadores. Este callejón sin
salida, además de obligar a optar entre dos criterios insatisfactorios (unión o intersección)
también lleva a la pérdida de toda posibilidad de llegar a definiciones de umbrales que
no sean totalmente arbitrarias. Por ello, el Coneval acude a métodos estadísticos para
encontrar una respuesta mágica. Acuden a David Gordon y dicen haber aplicado sus
criterios para determinar el valor de C*. Pero Gordon determina ambos umbrales, de
ingresos y de privación simultáneamente para pobreza solamente, no para pobreza extre-
ma, con los procedimientos estadísticos que el Coneval dice replicar, pero cuando ya
definió la lbm con otra lógica, para determinar el umbral de privación extrema en dimen-
siones distintas al ingreso. Veáse qué dice Gordon (2010) que hizo. Empezó listando los
ocho indicadores establecidos en la Ley general de desarrollo social como sus indicadores
iniciales para un primer cálculo y dice: “se sumarán los componentes para producir un
índice de privación; éste será diagramado junto al ingreso ajustado del hogar y a un
umbral óptimo que separe de la mejor manera a los grupos identificados como ‘pobres’
de los identificados como ‘no pobres’, utilizando para ello métodos estadísticos estándar
(es decir, maximizando las diferencias entre los grupos y minimizando las diferencias al
interior de cada grupo)” (Gordon, 2010:449). Más adelante añade (bajo el subtítulo “Paso
5: identificando la línea de pobreza combinada de ingreso y privación): “La línea objetiva
de pobreza combinada puede definirse como una división entre el grupo ‘pobre’ y el
grupo ‘no pobre’ que maximiza la suma de cuadrados entre los grupos y minimiza la
suma de cuadrados dentro de cada grupo. Se puede identificar utilizando el modelo lineal
generalizado (en alguna de sus formas, por ejemplo anova, análisis discriminante o regre-
sión lineal), y controlar por el ingreso, la privación y el tamaño y composición del hogar
[…] Ambos modelos dieron el mismo resultado final: que la posición óptima para la línea
de pobreza era un puntaje de cuatro o más en el índice de privación […] Es difícil iden-
tificar el umbral exacto de ingreso ajustado que constituiría la línea de pobreza óptima,
puesto que el puntaje de privación contiene dos indicadores (ingreso per cápita y acceso
a servicios de salud) que son [sic] una forma de la medición de ingreso. Por consiguiente,
los ejes de privación y de ingreso no serán ortogonales […] Sin embargo, una estimación
inicial del umbral de pobreza de ingreso ajustado de los hogares es 2 230 pesos. Esto es
el límite más alto del intervalo de confianza (95 %) de la media de ingresos de aquellos
hogares con un puntaje de cuatro en el índice de privación del Coneval” (Gordon,
2010:464-466). Como en todo uso de parámetros observados como normas o umbrales,
se convierte el es en debe ser. Pero como el es solo tiene validez para el lugar y fecha para
el cual se calculó, el resultado del Coneval para 2008 del umbral de privación extrema
sería válido sólo para la población con la que se calculó, por lo cual tendría que repetirse
con cada encuesta. Pero el Coneval ha congelado ese dato observado para 2008 e implí-
citamente lo ha declarado válido para siempre.
344 Boltvinik kalinka
Gráfica 1. Millones de pobres con los criterios unión (94) e intersección (53.3)
de los conjuntos según el Coneval, México, 2012
Con ingreso
inferior a la línea
Con una o más de bienestar 60.6 m
carencias sociales
86.9 m
Vulnerables
por carencias Pobres
sociales, 53.3 m Vulnerables
33.5 m por ingresos 7.2 m
Con ingreso
Con 3 o más menor a LBM:
carencias: 28.1 m 23.5 m
mente muriendo de hambre) pero sólo padezcan dos o menos carencias sociales (como
se aprecia en la gráfica 2, 12 m de personas en 2012), tampoco son pobres extremos los
que padezcan tres o más carencias sociales (por ejemplo, una familia de cinco personas
que viva en una vivienda de un cuarto, de piso de tierra, materiales de desecho en muros
y techos, sin ningún servicio y en inseguridad alimentaria severa), pero su ingreso sea
igual o superior a la lbm (16.6 m en 2012). A los dos grupos que no quedan en la inter-
sección, como se aprecia en la última frase de la cita 11, Coneval les llama población en
situación de pobreza moderada multidimensional puesto que son un subconjunto de la
población pobre, ya que para esta segunda intersección Coneval dice partir de los 53.3
millones previamente determinados como pobres multidimensionales; es decir, se trata
346 Boltvinik kalinka
12. Los umbrales en el espacio de los derechos son análogos a las líneas de pobreza en el
ámbito del bienestar y se determinaron empleando secuencialmente los siguientes criterios: a)
aplicar las normas legales si existían; b) en caso de que no las hubiere, se decidió recurrir al
conocimiento y experiencia de expertos de instituciones públicas especializadas en los temas asocia-
dos con el indicador; c) si los criterios anteriores no eran conclusivos, se acordó emplear
métodos estadísticos para determinarlos, y d) en último caso, el umbral sería establecido por
el Coneval con base en argumentos fundados (Coneval, 2010:20).
2
Si el lector suma las cifras de pobreza moderada de la gráfica 2 verá que se trata de 28.6 m de personas.
En la página del Coneval, sin embargo, la cifra de pobreza moderada es mucho mayor: 41.8 m. La explicación
podría ser que los otros 13.2 m de personas pobres no cumplieron ninguna de las dos condiciones para entrar
en la gráfica; es decir, tienen una o dos carencias y su ingreso está entre la lbm y la lb. Se requiere procesar las
bases de datos para dilucidar plenamente esta inconsistencia. Además, note el lector que las dos poblaciones de
las elipses no son las correctas (éstas deben ser menores) puesto que no todas las personas que tienen tres o
más carencias (los 28.6 m), ni de las que tienen ingresos menores a al lbm (23.5 m), son pobres, pues no todas
cumplen con el criterio intersección.
Conceptos y mediciones de pobreza y políticas públicas. La medición multidimensional 347
13. Respetar la perspectiva de derechos señalada en la Ley general de desarrollo social [sic]
conlleva tres decisiones metodológicas: 1) las carencias deben medirse por variables dicotómi-
cas, esto es, decir que el derecho se satisface o no; al no haber término medio la satisfacción
no se gradúa en una escala ordinal; 2) no hay un derecho superior a otro, por lo que todos
‘deben valer lo mismo’; o dicho de otra manera, en una combinación lineal todos deben pesar
igual, y 3) la carencia de cualquiera de los derechos hace que una persona sea carente […]
Estas características de los desca permiten construir un índice sumario simple […] el conteo
del número de derechos que no están satisfechos (Coneval, 2010:20).
Comentario. Antes ya hice comentarios sobre los ponderadores iguales a todas las
carencias sociales y sobre la afirmación de que una carencia hace que una persona sea
carente. Ello implica que estos indicadores son correalizables: o se cumplen todos o no
se cumple ninguno, lo cual es evidentemente falso, aunque lo digan los expertos en dere-
chos humanos, que no son expertos en necesidades humanas, que es la sustancia que está
detrás de los derechos, que son (a veces) su reconocimiento jurídico. Quiero ahora
comentar dos aspectos: la dicotomización y la afirmación inicial de que las “tres decisio-
nes metodológicas” se derivan del respeto a la perspectiva de derechos señalada en la Ley
general de desarrollo social. Empiezo por ésta. Todo el párrafo suena a chantaje: éstas son
las únicas decisiones metodológicas que respetan la perspectiva de derechos adoptada en
la Ley general de desarrollo social; cualesquiera otras violarían tal perspectiva. Estarían
señalando que la adopción de indicadores dicotómicos respeta los derechos aunque tal
“decisión metodológica” presione a considerar el seguro popular como satisfacción plena
de la necesidad de salud porque la opción del todo o nada hace que la alternativa fuese
negar todo beneficio al seguro popular. La dicotomización obliga a calificar cada opción
como todo o nada, elevando enormemente los errores de medición y desperdiciando una
gran cantidad de información de las encuestas, como reconoce Foster (2010:359).3 Las
necesidades pueden satisfacerse en diversos grados. Por ejemplo, la insatisfacción total de
3
Con el título de “Crítica de la medida”, Foster señala que la medida “está basada en una dicotomía que
asigna un valor 1 a todas las personas por debajo del umbral y 0 a aquellas que lo alcanzan. Por supuesto, esto
conlleva una gran pérdida potencial de información y del mismo modo que la incidencia tradicional genera una clasifi-
cación que depende en gran medida de los umbrales específicos que se utilicen. En particular, el método de identifi-
cación considera que es pobre toda persona que sufre privaciones en una cantidad suficiente de dimensiones,
aun si la intensidad de la pobreza en cada dimensión es muy pequeña, mientras que una persona que padece
de carencias severas en unas pocas dimensiones puede no ser identificada como pobre. Esta falta de compensa-
ción en la etapa de la identificación es una parte central de la metodología” (Foster, 2010:359, énfasis añadidos).
Los tres puntos destacados con cursivas son aplicables al mmmop.
348 Boltvinik kalinka
La cnch define así su población objetivo (po): “Los mexicanos [sic] que presentan caren-
cia por acceso a la alimentación y que además se encuentran en situación de pobreza extre-
ma, esto es, quienes están en la condición más lejana de ejercer su derecho a la alimentación”
(Sedesol, 2013).
Añade que “las acciones de apoyo buscarán atender a las personas que se encuentren en
estado de carencia alimentaria y que sus capacidades para mejorar su calidad de vida estén
altamente limitadas porque, además, presentan carencias en, al menos, otros dos de sus derechos
[sic], y sus ingresos son menores a la línea de bienestar mínimo (lbm) (Sedesol, 2013).
En estos dos pasajes la Sedesol trata de justificar por qué definió la po con ese pro-
cedimiento de acumulación de requisitos o intersección de conjuntos. Lo hace de mane-
ra tragicómica: sostiene que entre quienes padecen inseguridad alimentaria severa y
moderada (27.4 millones en 2012), no todos lo son por falta de “capacidades” (se supone
que económicas), sino sólo los que tienen al menos otras tres carencias e ingresos inferio-
res a la lbm. Esto implica que la otra parte de los carenciados alimentarios (las tres cuartas
partes como se verá) está en esa condición a pesar de que cuenta con las capacidades para
lograrlo. En otras palabras, las tres cuartas partes de quienes padecen hambre en el país
la padecen porque quieren y, por tanto, no requieren ni merecen ayuda. La decisión del
Coneval de no considerar como carentes a los que padecen inseguridad alimentaria leve,
además deja fuera 24.2 millones de personas (nótese que si se incluyesen los que se
encuentran en condición de inseguridad alimentaria leve, la población en inseguridad
alimentaria en 2012 sería de 51.6 millones de personas, conjunto que constituiría un
posible candidato a po de un programa alimentario). El texto de Sedesol anuncia, con
orgullo, el drástico recorte de la población objetivo:
“La población potencial de la cnch representa 63.2 por ciento del total de población
en pobreza extrema del país”, y añade: “representa 26.4 por ciento del total de la pobla-
ción que presenta carencia por acceso a la alimentación en el país” (Sedesol, 2013). Estos
porcentajes muestran que los niveles de exclusión por diseño fueron 36.8 de los pobres
extremos y 73.4 de los que viven en inseguridad alimentaria. Debe advertirse que están
calculados con base en los datos de pobreza del Coneval de 2010 y la población del país,
sin la corrección del Consejo Nacional de Población (Conapo) realizada a mediados de
2013 a las cifras censales de 2010. A Sedesol se le olvida añadir que los 7.4 millones
representan 33.3 por ciento de los 22.2 millones de personas con ingreso inferior a la lbm
Conceptos y mediciones de pobreza y políticas públicas. La medición multidimensional 349
y 22.8 por ciento respecto a quienes tienen tres o más carencias sociales en 2010 (uso
ahora cifras de población corregidas).
Fuente: Cálculos propios con base en Sedesol (2013), Coneval (s/f) e insp (2012).
Notas: En los indicadores para grupos específicos los porcentajes indicados se refieren a lo que la cnch cubriría
del problema alimentario identificado en dicho grupo de edad. *2005, Boltvinik (2010:187).
En el cuadro 2 se presenta (con cifras de población corregidas para 2012) los por-
centajes que representa la po de la cnch de los agregados del Coneval, que serían opcio-
nes oficiales de po para un programa dirigido contra el hambre, así como algunas
opciones (provenientes de otras fuentes) que se han presentado a lo largo de las secciones
anteriores. Salvo la pobreza extrema del Coneval (respecto de la cual la cnch cubre casi
dos tercios), de las demás opciones cubre siempre menos de una tercera parte, incluyen-
do las situaciones extremas del mmmop en ingresos y dimensiones nbi. En tres casos
directamente relacionados con la alimentación cubre menos de 10 por ciento. Un esque-
ma para la exclusión masiva de la población, cuyo paso inicial, la definición de pobreza
extrema del Coneval, como lo muestran las cifras, es el más agudo.
¿Cómo se logran tales reducciones que permiten a la cnch orgullosamente enarbolar
que sólo va cubrir una cuarta parte de quienes tienen oficialmente problemas de hambre?;
con el criterio de la acumulación de requisitos o criterio intersección que se muestra en
la gráfica 3. Como apreciará el lector, la cnch añadió a la segunda intersección del mmmop
(véase gráfica 2), una tercera intersección. Con ello logra reducir tres carencias que se
mueven alrededor de 25 millones de personas a menos de la tercera parte: 7.4 m. La
350 Boltvinik kalinka
Con inseguridad
alimentaria severa o
moderada 27.4 millones
Con 3 o más
Ingreso menor 7.4 millones carencias
a LBM 28.1 millones
23.5 millones
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Sedesol (2013) y del Coneval, “Evolución de las dimensiones
de la pobreza” (página web).
Para el pri reempoderado no basta que una persona/hogar tenga ingresos inferiores a
una canasta de alimentos crudos (la lbm), la cual de por sí subestima la población con
carencias alimentarias, puesto que nadie puede gastar todo su ingreso en alimentos cru-
dos porque tendría que vivir en la calle, andar desnudo y comer alimentos crudos.
Tampoco basta que padezca inseguridad alimentaria severa o moderada, lo que significa
que, con cierta frecuencia, no tiene para comprar alimentos o come menos de lo que
debería. Además de estas dos indicaciones obvias de carencia alimentaria extrema, debe
tener otras dos carencias sociales, negando que el hambre sea hambre aunque se tenga
acceso a servicios de salud, a seguridad social y a todos los servicios de la vivienda. La
población objetivo de la cnch (7.4 millones de personas) es 6.1 por ciento de la pobla-
ción nacional en 2014. Pero la cnch no se propone atender, por ahora, “tan amplia
población”, sólo va atender (en los 400 municipios que seleccionó) a la mitad: 3.7 millo-
nes, 3.1 por ciento de la población. Sin embargo, no ha hecho las mediciones específicas
requeridas para identificar, con nombre, apellido y domicilio, a esos 3.1 millones. No
sabe que lo tiene que hacer y no quiere hacerlo.
Conceptos y mediciones de pobreza y políticas públicas. La medición multidimensional 351
Conclusiones
guridad). Es decir, sólo los hogares que gastaran en alimentos crudos un monto igual o
mayor que el costa de la canasta normativa alimentaria y no tuvieran ningún indicador
de inseguridad estarían en seguridad alimentaria. El resto de los hogares estarían caren-
ciados en materia alimentaria y serían parte de la población objetivo de un programa
alimentario que se propusiera erradicar el hambre humana.
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354 Boltvinik kalinka
E l presente capítulo discute cómo las posturas y concepciones sobre la pobreza que
tienen distintos intelectuales influyen en la configuración de los Estados de bienestar
y la política social que los caracteriza. Se intenta reflexionar sobre las perspectivas de
política social en el país, la cual considero seguirá vigente en la actual administración del
gobierno federal (20012-2018). Para ello, se analizarán las recientes transformaciones del
Estado de bienestar y la política social en México y el papel de los intelectuales en su
reconfiguración, lo que permitirá recapacitar sobre en qué forma su participación ha
coadyuvado a la profundización de los principios neoliberales en materia social.
Posteriormente se tomará como eje de la discusión la determinación de la medición de la
pobreza multidimensional en México, dada a conocer por el gobierno federal a través del
Coneval en 2009, y cómo en ésta se refleja el ejercicio arbitrario en el establecimiento de
normas sociales.
En la primera parte se describirá someramente la influencia de algunos pensadores
en la creación del Estado de bienestar británico, para posteriormente referirse a México,
haciendo énfasis en la transformación ocurrida a partir de la crisis de la década de 1980.
Interesa resaltar cómo en el diseño y los cambios del Estado de bienestar influyen las
constelaciones de poder, en la que participan instituciones supranacionales (organismos
internacionales, empresas transnacionales, tratados internacionales) y domésticas, por lo
que las alternativas para transformar las agendas sociales requieren de coaliciones políti-
cas y de instituciones democráticas capaces de reforzar la responsabilidad social. Parto de
tres premisas:
355
356 Damián gonzález
Como se verá, las concepciones en torno al papel del Estado en la economía y del tipo
de ayuda que requerían los pobres que predominaron desde los inicios de la construcción
del Estado de bienestar1 volvieron a tomar fuerza en las tres últimas décadas del siglo xx
a nivel global, moldeando el diseño de las políticas sociales a escala nacional, como ha
sucedido en México. Surge la “necesidad” de identificar a los pobres “merecedores”, en este
caso extremos, a fin de evitar el “dispendio” de los recursos públicos, condicionando la
ayuda a un comportamiento “adecuado” de ellos (reducción de la natalidad, asistencia a la
escuela, trabajo, etcétera). En el fondo, los diseñadores de la política social vuelven a inten-
tar, como lo hicieron en el siglo xvii y xviii, mantener la estabilidad del sistema y la “paz
social” a través de programas específicos ante las consecuencias negativas de la reformas
económicas, pero mientras que en ese entonces se intentaba configurar un sistema de
salvaguarda para los más desprotegidos con el inicio del capitalismo, se trata ahora de
mantener en un estado de carencia “aceptable” a las grandes masas de trabajadores.
1
Himmelfarb (1988) analiza el papel de las leyes isabelinas de pobres promulgadas en el siglo xvi, cuan-
do el estado monárquico establece leyes para reducir los riesgos a la paz social provocados por el quebranto de
las instituciones tradicionales de caridad y de ayuda al pobre que prevalecieron durante la edad media, parti-
cularmente la iglesia, la familia y el feudo. Con el desarrollo del capitalismo estas leyes permitieron al pobre
reclamar legalmente la ayuda que requería para sobrevivir en las nuevas condiciones sociales impuestas por el
capitalismo, en la medida que regularon las relaciones entre dueños de los medios de producción y la mano de
obra recientemente “liberada”. En su libro Himmelfarb trata de mostrar la influencia del pensamiento de Smith
y Malthus en temas clave como la intervención del Estado en la economía, en la educación para los pobres, en
el establecimiento de impuestos, de los salarios y de las ayudas a los pobres.
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 357
2
Como maíz y derivados, frijol, azúcar, café, carne de res, medicinas, derivados del petróleo, vehículos
de motor, maquinaria agrícola y aparatos electrodomésticos, entre otros (Hewitt de Alcántara, 1978).
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 359
Al momento en que estalló la crisis de la deuda de la década de 1980, las políticas eco-
nómicas nacionalistas (como la de sustitución de importaciones) enfrentaban crecientes
críticas por parte de los grupos de intelectuales adheridos a la escuela neoclásica y orga-
nismos internacionales. La nueva ortodoxia en la teoría del desarrollo consideró que el
proteccionismo y las políticas de sustitución de importaciones constituían el origen de los
problemas que enfrentaban los países profundamente endeudados. Los argumentos en
contra de la intervención del Estado se dirigían a que [esta distorsionaba los precios,
creaba cuellos de botella y rigideces en la economía. En contraste, se decía, en los países
con historias exitosas, sobre todo los asiáticos, se tenían economías que funcionaban
básicamente bajo los principios de libre mercado. Sin embargo, la escuela neoclásica de
pensamiento no tomó en cuenta el papel relevante que en el ámbito económico y social
tuvieron los gobiernos de esos países para lograr el éxito (Harris, 1990). Por otra parte,
como plantea Pogge (2009), hablar de las historias exitosas (como los tigres asiáticos y
China) no muestra que los países pobres pueden vencer la pobreza severa bajo el orden
global internacional tal y como es. Este tipo de argumentos constituyen una falacia al
suponer que lo que logran algunos lo pueden hacer todos. Pogge señala que si algunos
individuos nacidos en pobreza se vuelvan millonarios, no prueba que todos los pobres
pueden hacerlo, ya que los caminos a la riqueza son escasos.
Además, aunque el desempeño económico de los países endeudados era deficiente al
momento que estalla la crisis, no todo ello se debía a las prácticas intervencionistas y pro-
teccionistas del Estado, sino que existían factores externos que contribuyeron a la crisis de
la deuda. Como plantea Huber (2004), en el fondo la crisis fue resultado del tipo de glo-
balización impuesta desde el capital financiero, que durante la década de 1970 colocó los
excedentes de la venta de petróleo, a través de los llamados petrodólares, como deuda y al
entrar en crisis este patrón de acumulación se elevaron las tasas de interés internacionales,
lo que afectó las finanzas de los países endeudados (Damián, 2002). Los oi jugaron un
papel importante en la promoción de las condiciones que llevaron a la crisis de la deuda,
por ejemplo, el Banco Mundial propuso a México en 1981 endeudarse para aprovechar las
tasas de interés bajas y los elevados precios del petróleo (Lustig, 1992).
Los oi y los sectores académicos ligados a ellos tuvieron gran influencia en el diseño
de los cambios de política económica y social de los llamados países en desarrollo e impu-
sieron, mediante el Consenso de Washington, políticas encaminadas a promover el libre
mercado, lo cual a su juicio conduciría al crecimiento económico y a la reducción de la
pobreza (Damián, 2002). Pero ni la teoría ni las políticas impuestas funcionaron como se
esperaba, ya que la pirámide social, de por sí ancha en su base, siguió ampliándose y la
pobreza no logró reducirse. Los beneficios prometidos no se filtraron hacia abajo.
A nivel internacional surgieron protestas sociales, que provocaron que algunos investi-
gadores propusieran un cambio de política social y económica menos perniciosa hacia los
360 Damián gonzález
que menos tienen (Cornia, Jolly y Stewart, 1987). Fue así que los oi, con la ayuda de tec-
nócratas nacionales e intelectuales afines, iniciaron la promoción de programas focalizados
de ayuda, siendo el más emblemático el ahora denominado Prospera (antes Oportunidades
y originalmente Progresa). Como sucedió durante la época de la reforma a las leyes de
pobres en Inglaterra, los diversos intelectuales justificaron el diseño e implementación de
este tipo de programas con el argumento de que la política social seguida hasta antes de que
estallara la crisis de deuda había favorecido a las élites y grupos específicos (sindicatos,
comerciantes urbanos, burócratas, etcétera) a cambio de lealtad política (clientelismo/popu-
lismo), mientras que se había dejado en el abandono y la pobreza a las áreas rurales.
Abandonar la política social construida en torno al empleo y sustituirla por el apro-
visionamiento de recursos públicos hacia las zonas rurales más pobres implicó un cambio
en el paradigma de los derechos sociales. Se desvinculó el desarrollo social de lo laboral
para imponer un enfoque territorial-marginal, a través de un esquema de ayudas condi-
cionadas, otorgando servicios de educación y salud precarios y parciales. La expresión
más reciente de este cambio fue la aprobación del seguro popular. Para los oi la ayuda
debía redirigirse con los siguientes principios:
Si bien la pobreza rural no había sido resuelta, las recetas de los oi pasaron por alto
que los programas y servicios sociales desarrollados hasta entonces habían dejado fuera a
importantes sectores urbanos que padecían un proceso de proletarización “defectuosa” al
carecer de protección social y padecer deplorables condiciones de vida. Para Huber
(2004) entre las verdaderas razones detrás de los cambios de política social propuestos
por los oi están la necesidad de proteger el proceso de ajuste económico de los trastornos
provocados por las protestas sociales, procurar que en los países donde el sistema de
seguridad social era más avanzado no se presentaran problemas de disciplina fiscal y
estabilidad presupuestaria que redujeran la capacidad de pago de la deuda, y porque era
muy evidente que la recuperación económica (cuando la hubo) no mitigó los problemas
de pobreza y desigualdad. De acuerdo con esta autora, “en el nombre de la eficiencia y
de la justicia social […] se lanzaron campañas (focalizadas) de nutrición y salud preven-
tiva para los muy pobres”. Se inició una abierta “carrera hacia abajo” en materia de polí-
tica social en México, que ha conllevado a la reducción progresiva y en ocasiones al
mínimo los estándares laborales y la cobertura de la protección social.
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 361
considera que puesto que estas muertes podrían evitarse con modificaciones menores en
el orden global (por ejemplo, con una reducción ligera del ingreso de los ricos), al no
realizar los gobiernos e instituciones financieras una reforma global, o bien, al bloquear
las propuestas a favor de los países pobres, los gobiernos de los países ricos violan por
omisión los derechos humanos de los pobres globales, lo cual se agrava al promover
cruelmente y sin piedad sus propios intereses y los de sus corporaciones y ciudadanos.
Este autor subraya que los ciudadanos de esos países contribuyen con dicha violación,
puesto que permiten mantener el estado de las cosas al votar a favor de gobiernos que
perpetúan el status quo.
Empleando este mismo argumento, pero a escala nacional, se puede decir que los
agentes locales vinculados a los procesos de toma de decisiones en materia de política
económica y social que afectan las condiciones de vida de la población pueden incurrir
en violación a los derechos humanos, pero no sólo ellos sino también el electorado que
vota por los gobiernos que mantienen reglas desventajosas para los trabajadores de su
familia. Esta responsabilidad es también compartida por académicos que contribuyen a
la definición de la política económica y social que viola los derechos de los pobres.
Existen múltiples procesos y actores que han contribuido al mantenimiento de los
altos niveles de pobreza en México y al adelgazamiento del Estado benefactor. Mucho se
ha argumentado que las medidas de ajuste para “salir” de la crisis de la década de 1980
y las subsecuentes reformas de política económica han sido impuestas desde afuera por
los oi, sin embargo, a nivel local dichos organismos cuentan con el apoyo de empresarios,
tecnócratas y grupos de académicos que contribuyen a mantener esta situación.
La reforma social neoliberal se dio en un contexto del ejercicio del poder en forma
autoritaria, particularmente del Ejecutivo, con lo que O’Donell (1994) denomina demo-
cracia delegativa (dd). En este tipo de democracias, aunque se celebren elecciones, los
gobernantes se miran a sí mismos como depositarios del sentir nacional y miran a las
leyes y a los otros poderes (Legislativo y Judicial) como un obstáculo para lograr efectiva
y eficientemente lo que ellos consideran los “objetivos nacionales”.
México experimentó un período de creación de órganos democráticos, de fiscaliza-
ción y transparencia relativamente autónomos (ife, ifai y más recientemente el Coneval y
EvalúaDF), pero en la práctica perdieron autonomía al quedar sujetos a las decisiones y
alianzas de los partidos políticos de derecha, el Acción Nacional y el Revolucionario
Institucional, los cuales modificaron la legislación a fin de controlar la designación de los
integrantes de esos órganos, e introdujeron candados a la designación, con el fin de uti-
lizarlos para el intercambio de favores entre partidos políticos y actores involucrados.3 Al
mismo tiempo, se dio una dispersión del Poder Ejecutivo, con una marcada territoriali-
zación de la política, en la que se tuvo que negociar con los líderes y gobernantes locales
De hecho, la designación ha estado sujeta al balance de poder al interior del Ejecutivo y en el Legislativo.
3
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 363
profesionistas adeptos a juegos, modelos técnicos y otros ejercicios de cubículo, pero extraña-
mente [se vuelven] incapaces de entender el mundo real que les rodea, [ya que] diseñan
políticas económicas [y sólo hablan] en términos técnicos, sin aceptar ninguna responsabili-
dad por las consecuencias sociales de sus acciones. Pero en realidad sus recomendaciones de
política tienen enormes repercusiones en el bienestar de la población nacional. Afectan de
manera fundamental la posibilidad que tienen diferentes grupos e individuos de encontrar
empleo, de ganar suficiente para mantener a sus familias, de obtener crédito, de gozar de
servicios públicos. Si alguna vez han resentido, en carne propia, las dificultades que tienen la
mayoría de las familias de bajos ingresos en su país, se les enseña a olvidar la experiencia.
Esta autora señala que en esas universidades “se les borra la imaginación y la con-
ciencia social. Y lo único que les queda es una asombrosa capacidad de manipular cifras
y programas de computadora, sin el menor compromiso de considerar las implicaciones
sociales de política pública”. Santiago Levy, economista doctorado en la Universidad de
Boston, personifica uno de los ejemplos más emblemáticos de este proceso. En 1994 se
4
En este momento, 2014, se experimenta de nuevo una concentración de poder en el Ejecutivo, como
resultado del regreso del pri al gobierno federal.
5
En este punto conviene recordar los ataques al programa de la pensión universal para adultos mayores
del Distrito Federal por parte del Ejecutivo, partidos de derecha (pan y pri) y empresarios. Poco tiempo después
el gobierno federal adoptó un programa similar pero con beneficios más magros.
364 Damián gonzález
publicó un trabajo que elaboró para el Banco Mundial y que sirvió de base para el diseño
del Oportunidades. Así mismo, ha trabajado para el Banco Interamericano de Desarrollo,
fue subsecretario en la Secretaría de Hacienda y director general del Instituto Mexicano
del Seguro Social en el sexenio de 2000-2006.
Levy (1994) supuso que la pobreza extrema en el país era un problema predominan-
temente rural y que afectaba a una proporción pequeña de la población nacional, 19 por
ciento en 1984 (Levy, 1994:47). Sin embargo, como señalan Boltvinik y Damián (2001),
Levy cometió el error de definir una línea de pobreza extrema muy baja, al suponer que
los hogares más pobres del país gastaban en alimentos 80 por ciento de su ingreso, alto
para los parámetros nacionales, lo que lo llevó a subestimar la línea de pobreza extrema.
Aunque Levy justificó su decisión apoyándose en dos autores británicos que no se refie-
ren a México (Streeten y Lipton, en Levy, 1994:35), y argumentando la falta de informa-
ción para estimar el gasto de los hogares en alimentos en 1984, el cálculo de Boltvinik y
Damián para 1996 (un año antes de que se pusiera en marcha el Progresa) muestra que
ni el decil más pobre destinaba una proporción tan alta a alimentos (el decil I gastaba 57 %,
el II 51 % y el III 48 %). De acuerdo con estos autores, el coeficiente de Engel promedio
de estos tres deciles era de 0.5, lo que hubiera llevado a multiplicar el costo de la canas-
ta alimentaria por dos (al dividir entre 0.5) y no por 1.25 (dividir entre 0.8) como lo hizo
Levy. Por tanto, sus dos conclusiones básicas: 1) que la pobreza extrema es predominan-
temente rural y 2) que afecta a una proporción pequeña de la población, están sustenta-
das en un error, pero ello tuvo implicaciones de política social, a través de la creación del
programa Progresa-Oportunidades (ahora Prospera).
Por otra parte, diversos estudios mostraron los problemas de focalización utilizados
en este programa, incluyendo su alto grado de exclusión de beneficiarios (Boltvinik,
2004; Damián, 2007; Valencia, 2006), además de que no se evitó el uso discrecional de
los recursos en favor de funcionarios públicos y en muchas ocasiones la ampliación de los
recursos estuvo ligada a los procesos electorales y el clientelismo político (Serdán, 2006
y Valencia, 2011). Así mismo, a pesar de que algunas evaluaciones identificaron un esca-
so o nulo efecto del programa, no se observan cambios a éste, excepto la ampliación a
zonas urbanas, aunque la cobertura en esas zonas sigue siendo insuficiente, y es muy
elevado el error de focalización en el ámbito urbano (Gutiérrez, Bertozzi y Gertler, 2003).
En lo que respecta a los grupos que han apoyado la reforma neoliberal se pueden
ubicar al empresariado y miembros de las clases altas, quienes rechazan la idea de pagar
mejores salarios y mayores impuestos,6 y han promovido reformas neoliberales de mayor
envergadura que afectan lo social, como la laboral, la educativa y el establecimiento del
seguro popular. Las dos últimas inducen, de manera indirecta, la privatización de servi-
cios educativos y de salud, así como la evasión del pago de la cuota estatal y patronal para
6
En México los impuestos representan alrededor de 10 por ciento del producto interno bruto frente a más
de 25 por ciento en casi todos los países de América Latina.
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 365
millones. Estos autores consideran que la metodología del Banco Mundial conduce a
estimaciones de pobreza sin significación, al no estar fundamentadas en valoración algu-
na de los recursos sobre los cuales dependen los seres humanos para satisfacer sus nece-
sidades, y provoca una gran infraestimación de la magnitud de la pobreza mundial.
En el caso de México se puede decir que las cifras oficiales fueron elaboradas bajo
una lógica similar a la del Banco Mundial, en la medida en que aun cuando en el diseño
de la metodología y estimación de su volumen hubo participación de académicos (Comité
Técnico, 2002; Coneval, 2009a), se siguieron criterios de minimización de la pobreza sin
una fundamentación sobre lo necesario para la vida y los derechos humanos. Después de
una cuidadosa revisión de la metodología del Comité Técnico, Boltvinik y Damián (2003)
concluyeron que debido a un cambio en la aplicación del método sobre el que se basó el
Comité se subestimó la línea de pobreza; al corregirla obtuvieron un nivel más alto de
pobreza en México, 77 por ciento frente a 64.6 por ciento de la población en 2000, según
el dato del Comité. La infraestimación fue mayor debido a que el gobierno federal decidió
recortar, sin justificación, el nivel de pobreza del comité ubicándolo en 53.7 por ciento.
En sus escritos, la comunidad académica no suele reconocer el recorte que hizo el
gobierno y los problemas éticos derivados de las definiciones parciales de pobreza utiliza-
das en México.7 Tampoco se reconoce que lo que se suele llamar pobreza en los documen-
tos gubernamentales y por ende académicos, corresponde a lo que Sen (1992) llamó la
definición política de la pobreza, que depende “de una evaluación de factibilidad (‘debe
implica puede’), pero –aclara el autor– aceptar que algunas privaciones no se pueden eli-
minar de inmediato no equivale a conceder que no se deban considerar como privaciones”
(Sen, 1992:315). Lo que el gobierno hizo, y que de alguna manera se repite en los trabajos
académicos que citan sus cifras, equivale a decir: “Mire anciano, usted no es pobre aunque
esté padeciendo hambre ya que en las circunstancias actuales es imposible mantener el
ingreso de todos por encima del nivel requerido para eliminar el hambre” (Sen, 1992).
Es cuestionable también que en el debate académico y el que se promueve por los
encargados de administrar la pobreza se centre en justificar en qué medida hoy en día hay
menos pobreza que hace más de 20 años (1992), ya que se asume que el monto de pobre-
za de ese entonces es la línea basal apropiada para medir la poca-mucha efectividad de la
política social, particularmente la focalizada. Esta postura, quedó vertida en una veintena
de estudios publicados en la serie Documentos de investigación de la Secretaría de
Desarrollo Social, en la que participaron académicos pertenecientes al Comité Técnico y
algunos más, en coautoría con funcionarios de gobierno.
7
Existen algunas excepciones, sólo he encontrado en González y Ávila (2005) un párrafo en el que afirma
que “hay un avance en el reconocimiento oficial de que en nuestro país un poco más de la mitad de la población
se encuentra en condiciones de pobreza. Sin embargo, esta clasificación ha sido cuestionada por algunos inves-
tigadores”, sin mencionar fuente.
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 367
8
La elección de los consejeros se dio en el seno de la Comisión de Desarrollo Social, la cual fue creada
por la ley, y está integrada por los tres órdenes de gobierno (asociaciones de municipios legalmente constituidas,
secretarios de desarrollo social estatales y cuatro representantes de las áreas federales relacionadas con lo social)
y del Congreso de la Unión. Desafortunadamente este diseño de elección conllevó a la elección de consejeros
influenciada fuertemente por la composición partidista de la comisión, ya que quienes tienen mayor represen-
tatividad en las cámaras y los estados tienen la mayoría de votos. Cabe señalar que la mitad de los consejeros
elegidos fueron miembros del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza.
9
Boltvinik (2005) sugiere evitar la traducción del concepto de capability de Sen, que normalmente se tra-
duce por la palabra capacidades, ya que el significado de la palabra en español no corresponde con las acepciones
que le ha dado el autor. Señala que uno de los problemas básicos en el enfoque de Sen ha sido no precisar cla-
ramente el sentido de capability. En el primer escrito en el que aparece el concepto (Equality of What?, reprodu-
cido en Sen, 1982:367) Sen proporciona tres pistas sobre su significado: 1) en la frase “la persona que es capaz
de hacer ciertas cosas básicas”; 2) proporciona ejemplos como las habilidades de trasladarse y de satisfacer los
requerimientos nutricionales, los medios para vestirse y alojarse, el poder de participar en la vida social de la
comunidad, y 3) cuando habla de lo que las cosas buenas hacen por los seres humanos. De acuerdo con
Boltvinik, la primera pista se refiere al lado activo del ser humano, pero no a la acción misma, sino a la capacidad
de hacer, mientras la tercera alude al lado pasivo, ya que el activo lo ocupan las cosas: son éstas las que hacen
(algo por los seres humanos). Este lado pasivo desapareció en los desarrollos posteriores de Sen, probablemente
a consecuencia de la terminología adoptada: la palabra capability alude a la primera pista pero no a la tercera.
368 Damián gonzález
En los ejemplos de Sen se nota una ambigüedad en el concepto de capabilities, por eso usa habilidad,
medios y poder. Por otra parte, aparece una “gimnasia verbal” para asociar la alimentación con la primera pista,
a pesar que ésta está claramente asociada a la tercera pista (lo que los bienes hacen por las personas), contribu-
yendo así al desvanecimiento del lado pasivo del ser humano. Sin embargo, en sus desarrollos posteriores Sen
ofrece un concepto de capability como el conjunto de opciones que los individuos tienen para elegir, las cuales
finalmente dependen de la capacidad económica de los sujetos, es decir, de su nivel de ingreso.
10
Los autores en su cuadro 7 expresan los resultados de acuerdo con el porcentaje de hogares pobres (65.8 %),
ligeramente mayor cuando se expresa con respecto al total de la población.
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 369
sí constituía una aspiración social, pero actualmente queda muy lejos de lo necesario para
obtener un empleo que asegure un nivel de ingreso digno, como se deduce de la Encuesta
para la determinación de umbrales multidimensionales de la pobreza, 2007, financiada
por el Coneval (Coneval, 2007). De acuerdo con sus resultados, alrededor de uno por
ciento de la población adulta en México consideró a la primaria como el nivel mínimo
educativo “para que una persona hoy en día pueda vivir bien” y otro 9.3 por ciento a la
secundaría, el resto de la población opinó que el mínimo era de preparatoria, bachillera-
to o carrera técnica (44 %), o más (34.3 % nivel profesional y 6.6 % maestría) (Coneval,
2007). De esa manera el Coneval desconoció las prescripciones que en materia de edu-
cación reconoce la sociedad en México.
En materia de servicios de salud, el organismo consideró como cubierta la carencia
si las personas se atienden en el seguro popular, el cual otorga beneficios recortados a
población abierta y deja fuera gastos importantes en salud. Pero además, normativamen-
te equiparó este programa con los servicios del imss e issste, u otro con atención mucho
más amplia. Algo similar hizo con la seguridad social, que la consideró cubierta si las
personas tienen pensiones no contributivas (de adultos mayores y la de 68 y más del
Distrito Federal), en las que generalmente cubren la mitad o menos de un salario mínimo.
En materia de ingreso, las líneas de bienestar adoptadas supuestamente se derivaron
de los resultados de “distintos investigadores, quienes estudiaron el problema y generaron
soluciones ceñidas a la situación mexicana”. En el documento metodológico se describen
(a medias) las investigaciones realizadas para calcular los requerimientos nutricionales y
el componente no alimentario. Curiosamente con base en esas investigaciones se llegó a
líneas de pobreza casi idénticas a las utilizadas con la metodología oficial anterior, recor-
tada por el gobierno federal (Boltvinik y Damián, 2003). Así, para 2008 la línea de “bien-
estar” del Coneval en el medio urbano se fijó en 1 921.7 pesos al mes por persona frente
a la línea anterior de 1 904.8, mientras que en el rural fue de 1 202.8 frente a 1 282.3
pesos. Al examinar los trabajos sobre los que supuestamente se basaron,11 se constata que
las canastas alimentarias contienen en mayor cantidad alimentos de alto contenido pro-
teínico, que no sufrieron fuertes alzas en la crisis de los precios de alimentos, como sí
sucedió con los cereales, que ahora son relativamente más caros. Para el componente no
alimentario se estableció primero un coeficiente de Engel, calculado casi al mismo nivel
que el utilizado en la anterior metodología del Comité Técnico; posteriormente se hizo
un listado de bienes y servicios con una metodología que toma en cuenta las percepcio-
nes, la elasticidad del gasto y el perfil de gasto de un grupo de referencia a fin de deter-
minar el monto de los gastos “necesarios” por rubro (vestido, cristalería, enseres
domésticos, etcétera). El problema con este procedimiento es que se definió a priori el
monto de ingreso necesario para no ser pobre en los componentes no alimentarios y
Los resultados de las investigaciones fueron también obtenido a través de petición al ifai.
11
370 Damián gonzález
Reflexiones finales
Las reformas sociales y económicas neoliberales fueron resultado de las presiones que
emanan de la globalización y de las crisis. Lo anterior ha implicado una pérdida de sobe-
ranía nacional y la violación de los derechos económicos, sociales y culturales de la
población, a través de la imposición de reglas económicas y sociales que los vulneran. Por
otra parte, si bien es cierto que las organizaciones supra y transnacionales han jugado un
papel preponderante en este orden global, como plantea Huber (2004), las reformas se
filtraron a través de las instituciones nacionales y grupos hegemónicos locales. Los siste-
mas internacionales son solo uno de los grupos de poder que modelan los resultados en
materia de desarrollo social. A nivel local, la reforma fue posible por el desbalance polí-
tico entre el Ejecutivo y Legislativo, ya que no existen contrapesos y dominan los partidos
con inclinación derechista.
La sociedad ha mostrado poca fuerza o falta de conciencia, que en parte se explica
por un proceso en el que desde el poder se impone un conformismo social a través de los
medios masivos de comunicación, la escuela y la inseguridad económica y social genera-
da por el sistema. Se debe reconocer que la población, sobre todo la de más bajos ingre-
sos, ha tenido que seguir enfrentando períodos con altas tasas de inflación (como por
ejemplo en 1987 o 1995-6), crisis, recesión económica, desempleo e informalidad. En los
años recientes se ha producido además un aumento en el número y porcentaje de pobres
en el país, y aún así se siguen aplicando las mismas políticas económicas y sociales. Las
reformas en materia laboral, educativa y energética apuntan a la privatización de mono-
polios estatales que se convierten en monopolios privados, precarización laboral y parti-
12
Cortés (2005:32) afirma “la cobertura de los programas (y las remesas) [...] habrían jugado un rol impor-
tante en la disminución de la pobreza alimentaria rural”.
372 Damián gonzález
cipación privada sin control en la educación. Estas políticas han creado grandes bolsones
de pobreza en medio de una riqueza cada vez más concentrada en pocas manos. Las
reformas sociales propuestas por los oi, como la descentralización y la focalización, han
logrado minar la acción colectiva, debido, entre otras razones, a que las políticas aplicadas
están enfocadas a la atomización y desmovilización de la sociedad, a través de programas
como el Oportunidades y el seguro popular. Pero considero que la acción colectiva es
necesaria para el balance de las fuerzas políticas internas.
Respecto al papel de los académicos se puede decir que en materia de política social
la postura ha sido más crítica (véase Barba, 2006; Martínez, 2011, y Valencia y Aguirre,
1998) no así en la forma como se mide e identifica la pobreza (las críticas sólo se desa-
rrollan por Boltvinik y Damián, 2001; Damián, 2002). A más de una década que Huber
planteara que los programas focalizados tenían la finalidad de enmascarar los recortes
globales al gasto social, en la actualidad se han convertido en el principal instrumento de
la política social, por lo que se hace necesario establecer agendas nacionales propias con
miras a programas de cobertura universal que permitan, como plantea el artículo 25 de
la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos, tener estándares de vida adecuados
para la salud y el bienestar de uno mismo y su familia, incluyendo comida, vestido,
vivienda y cuidado médico.
Quedó claro que en México la definición de la pobreza, que ha servido de sustento
de las políticas públicas, refleja la naturaleza del gobierno y las fuentes de su poder, sin
que existan contrapesos políticos y éstos sean escasos desde la academia. Considero que
la sociedad se beneficiaría de una postura más crítica de los cientistas sociales en lo que
respecta al ejercicio del establecimiento de normas para medir la pobreza, ya que tiene
implicaciones éticas en torno al reconocimiento de los derechos económicos sociales y
culturales, y de lo que es necesario para vivir dignamente.
Los sectores más progresistas de la sociedad han apoyado propuestas universalistas,
incluyendo el ingreso ciudadano universal, pero han aceptado prestaciones que cubren
solo aspectos básicos, pero insuficientes del bienestar, como el seguro popular o los pro-
gramas no contributivos de pensiones. Se deben buscar mecanismos para “filtrar” pro-
puestas universalistas consensadas por amplios sectores sociales, a fin de evitar el
continuismo y profundización en la política social neoliberal, como sucedió en 2013 con
la implantación de la Cruzada contra el Hambre, política que permitirá además el uso
clientelar de los recursos. Se tiene como tarea superar las actitudes conformistas, de lo
contrario se seguirá ampliando la brecha entre ricos y pobres.
Constelaciones de poder, los intelectuales y la transformación del Estado de bienestar 373
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376 Damián gonzález
Introducción
E n enero de 2013, como parte de las estrategias para adaptarse a los efectos del cambio
climático, el gobierno federal lanzó el Programa Nacional contra la Sequía (Pronacose).
Expresa como su objetivo el que se elaboren programas de medidas para prevenir y mitigar
la sequía por parte de los consejos de cuenca y de los usuarios de agua más importantes.
Incluye a las ciudades desde el uso público-urbano pero también a los regantes agrícolas
y a las industrias autoabastecidas con pozo propio. Para este efecto, la Comisión Nacional
del Agua –la autoridad federal en cuestiones hidráulicas, autodenominada Conagua en
acrónimo– ha comenzado en el verano de 2013 por organizar talleres en los 26 consejos
de cuenca en que divide al país. Para el verano de 2014 ha tocado el turno a las ciudades.
Se plantea el uso racional del recurso. Sin embargo, el principal énfasis es intercambiar
experiencias entre usuarios y proponer estrategias y pautas para racionar el vital líquido
dependiendo de las prioridades en cada región, y del grado de sequía que se esté monito-
reando y determinando como oficial (Velasco Velasco, 2012; Pronacose, 2013a)
Estos horizontes de racionamiento de aguas pueden llegar a ser caóticos y desequili-
brantes de la calidad de vida de los usuarios y de la certidumbre económica de las regio-
nes si no se planean con tiempo. Si de lo que se trata es de reducir la vulnerabilidad, la
respuesta tendría que ser de construcción de resiliencia hídrica. Para ello hay una varie-
dad de estrategias propuestas desde instancias internacionales como la onu (unisdr,
2012),1 el Consejo Mundial del Agua2 (Garduño et al., 2006) o la Directiva Marco de
Aguas de la Unión Europea (Parlamento Europeo y Consejo Europeo, 2014): uso eficien-
te de agua, reducción de fugas, control de agua no contabilizada, captura de agua pluvial,
reutilización de agua residual tratada, entre otras, y que también son recomendadas por
el Pronacose (2014). La estrategia fundamental es la recuperación de los ecosistemas
cuyos servicios ambientales están relacionados con la mitigación y adaptación a la sequía
(Arrojo, s/f). Se está hablando aquí de humedales, ríos, lagos y en especial de acuíferos.
Los acuíferos son los cuerpos de agua que mejor protegen contra una sequía prolongada.
1
La Oficina para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas (unisir, por su nombre en inglés) lanzó
una campaña en 2010 titulada “Desarrollando ciudades resilientes”. Los resultados de su informe de 2012
fueron uno de los insumos para la Reunión Río + 20 de la onu sobre desarrollo sustentable.
2
Organismo auspiciado por la onu y el Banco Mundial para proponer mejores prácticas internacionales
en la gestión del agua.
377
378 Flores elizondo
Así, los planes de contingencia tendrían que estar revisando el estado de esos espacios
naturales y planeando su recuperación y preservación.
En este artículo se expone en primer lugar las cuestiones básicas del Pronacose y de
su implementación en los talleres por cuencas. Se discute a continuación el riesgo social
latente al plantearse el racionamiento de agua sin mediar otras estrategias que garanticen
los derechos humanos y de ciudadanía. Se comenta, además, las alternativas para la cons-
trucción de resiliencia hídrica en el caso de la ciudad de Guadalajara, y su estado actual
de implementación o, en su caso, de estancamiento.
3
Al haberse incluido en el Artículo 4 constitucional el derecho humano al agua potable y al saneamiento
en febrero de 2012, comenzó a correr el término de 360 días para promulgarse la ley general correspondiente
pero todavía no sucede. El cabildeo ha resultado complicado.
Programa contra la sequía: entre la construcción de resiliencia 379
Desarrollo
económico y
social
Ecosistema
de la cuenca
Práctica y principios
Precipitación deficiente en
cantidad, intensidad y tiempo relativa, mayor insolación, menos nubes
SEQUÍA
Tiempor de duración
Así, como ilustra la figura 2, la sequía comienza con una variabilidad climática con
precipitación por debajo del promedio histórico que redunda en menores escurrimientos
e infiltraciones en el subsuelo. Hay menor humedad en los suelos y mayor temperatura
en el ambiente. Conforme esa situación perdura en el tiempo pasa de ser un fenómeno
meteorológico a uno que ya afecta la agricultura en la cuestión del manejo de los riegos,
el crecimiento y rendimiento de los cultivos y el mantenimiento de los animales. El
campo como productor de alimentos es el primer espacio humano en resentir la sequía.
Pero se llega a sentir en todos los espacios de la lógica hídrica conforme son afectados
los humedales y ecosistemas que regulan y aportan el servicio ambiental del agua (que es
un concepto complejo: funciones de salud, de confort, de estabilidad térmica, culturales,
estéticas, inmobiliarias, de soporte de otras especies vivas que también tienen servicios
ambientales, etcétera). El impacto se extiende a todas las actividades humanas en distinta
medida, al ambiente en general y a las ciudades en particular, que entran en conflicto con
el campo por el agua disponible en las presas y en los lagos.5
El programa de estrategias para enfrentar la sequía establece cinco niveles según la
reducción de agua disponible con respecto a la demanda: D0 incipiente (reducción entre
5 % y 10 %), D1 moderada (10 % a 20 %), D2 severa (20 % a 35 %), D3 crítica (35 %
a 50 %) y D4 catastrófica (mayor a 50 %). A estos niveles o fases de sequía, y siguiendo
a Velasco Velasco (2012),6 la Conagua establece acciones específicas para los usuarios
sectoriales e individuales, y emite recomendaciones. Así, en la fase D0 se aconseja infor-
mación y moderación; en la D1 comienza el racionamiento y la activación de planes de
acción del gobierno y los usuarios, se restringen usos no prioritarios; en D3 los tandeos
son rigurosamente observados, la vigilancia es extrema y continua; D4 el racionamiento
es estricto y sólo hay suministro para los usos prioritarios y en cantidades mínimas. En la
última fase la recomendación es de cero desperdicios y cero tolerancias. La supervisión
de los mecanismos de control debe ser constante y completa. El cuadro completo de las
fases y las acciones se incluye como anexo al final.
Estos escenarios que parecen rayar en lo apocalíptico son menos extraordinarios de
lo que parece. El Servicio Meteorológico Nacional incluye como parte del Pronacose un
seguimiento mensual de afectación por sequía dentro de la página electrónica de la
Comisión Nacional del Agua. Se ofrece ahí una gráfica de los últimos años con el porcen-
5
Un ejemplo claro de esta situación es el conflicto entre la urbe de Guadalajara y el campo de Guanajuato
durante la sequía que prevaleció en la Cuenca Lerma-Chapala entre 1992 y 2003. Aquí es importante resaltar
que ya la temporada de lluvia 1992-1993 llegó por abajo del promedio, pero fue hasta 1997 en que, al dismi-
nuir el nivel del Lago de Chapala por debajo de los 3 000 Hm3, comenzaron las restricciones en la asignación
de agua concesionada a la agricultura, siguiendo las reglas del entonces vigente Acuerdo de distribución de
aguas superficiales de la cuenca, firmado en 1991 y revisado en 2004 como fruto de dicho conflicto (Flores,
2014).
6
Israel Velasco Velasco es especialista en hidráulica en el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (imta,
organismo público descentralizado de la Semarnat). Su escrito “Estrategia para afrontar la sequía” fue parte del
material ofertado en los talleres de cuenca de la Conagua.
382 Flores elizondo
taje del territorio nacional afectado por sequías desde enero de 2003 (gráfica 1; incluye
hasta enero de 2014). Tiene también afectaciones por nivel de sequía y número de muni-
cipios, por estados y por cuencas.
Puede apreciarse en la gráfica 1 cómo hay varios registros de nivel D4 en 2006 y
entre 2011 y 2012. Este último evento fue una sequía que afectó en algún nivel a más de
90 por ciento de los municipios del país y sus efectos todavía se alcanzaron a sentir en
2013. Aún sin recurrir al Pronacose, pues estaba en construcción, se aplicaron restriccio-
nes a la agricultura en 22 estados de la república, entre enero y agosto de 2013, ante la
incertidumbre de cuándo terminaría la sequía y registrar 43 por ciento en el nivel prome-
dio de las presas al comenzar el año. Afortunadamente, las lluvias fueron consistentes y
el director de la Conagua anunció hacia el 19 de noviembre de ese año que en promedio
las presas se habían restablecido hasta 81 por ciento. Al día primero de agosto anterior se
había calculado que se podrían sembrar 2 000 millones de hectáreas, pero ya con los
resultados de las lluvias, este estimado pudo ampliarse en 800 mil hectáreas.
80 80
60 60
40 40
20 20
0 0
ene-2003 ene-2004 ene-2005 ene-2006 ene-2007 ene-2008 ene-2009 ene-2010 ene-2011 ene-2012 ene-2013 ene-2014
DO Anormaletente seco D1 Sequía moderada D2 Sequía severa D3 Sequía extrema D4 Sequía excepcional
7
El vocablo correcto es “reutilización” pero en los ambientes de la burocracia hidráulica está muy exten-
dido el uso de este falso cognado del inglés reuse.
Programa contra la sequía: entre la construcción de resiliencia 385
Por tanto, un mejor manejo de los recursos hídricos puede ayudar a reducir la vulnerabilidad;
para ello, se deberán desarrollar nuevas reservas de agua y las existentes deben utilizarse más
eficientemente. Las estrategias a largo plazo para el manejo de la oferta y la demanda podrían
incluir, entre otros aspectos: regulaciones y tecnologías para controlar directamente el uso del
agua y la tierra, incentivos e impuestos para afectar indirectamente y enfocar la conducta huma-
na, la construcción de nuevos embalses y ductos para aumentar los suministros, mejoras en las
operaciones e instituciones de manejo de agua y la promoción de soluciones locales o tradicio-
nales. Otras medidas de adaptación pueden incluir la protección de la vegetación de las orillas,
la restauración de los canales del río a sus formas naturales y la reducción de la contaminación
del agua, es decir, impulsar el uso ambiental del agua (Velasco y Celis, 2012:63).
Sin que Velasco y Celis (2012) señalen un orden preciso en las estrategias de largo
plazo, sí parecen sugerir que tendría que comenzarse por mejorar la regulación y el con-
trol del uso, incentivar también con impuestos y usar la recaudación en infraestructura
hidráulica. Dejan como ideas complementarias la reducción de la contaminación en los
humedales fuentes de agua y la restauración a sus formas naturales. En opinión del doc-
tor Pedro Arrojo Agudo8 (Premio Goldmann Ambiental 2003 por su Fundación Nueva
Cultura del Agua) la recuperación de la salud de los ecosistemas tendría que ser la prio-
ridad aún si no se estuviera en el escenario de un cambio climático. Frente a una sequía,
empero, el acuífero es la clave. El doctor Arrojo fue miembro del equipo que redactó las
políticas de gestión del agua contra la sequía en la Unión Europea. Sus planteamientos se
detallan a continuación.
Una revisión de las mejores prácticas internacionales en política pública del agua deja
claro que el buen manejo de acuíferos es clave en la estrategia contra la sequía. En octubre
de 2000, la Unión Europea estableció un marco comunitario para la protección y gestión
del agua. Se propuso identificar y analizar la situación de sus aguas continentales y cos-
teras y adoptar planes de gestión y programas de medidas tendientes a prevenir y reducir
la contaminación, promover el uso sustentable del agua, proteger y mejorar el medio
ambiente y atenuar los efectos de inundaciones y sequías. A este esfuerzo se le llamó
directiva marco de aguas (dma). De acuerdo con la dma, la prevención de la sequía debe
basarse en tres niveles de prioridades (Parlamento Europeo y Consejo Europeo, 2014):
8
Se recoge su opinión de la entrevista concedida al periodista ambiental Agustín del Castillo en junio de
2011 (Del Castillo, 2011).
386 Flores elizondo
Arrojo Agudo, uno de los artífices de la dma, que el objetivo es aumentar la resilien-
cia de los ecosistemas a fin de maximizar sus capacidades reguladoras y regenerado-
ras de la calidad de las aguas. Esa, establece el también académico de la Universidad
de Zaragoza, tendría que ser la base de la estrategia de sequía (Arrojo, 2007).
2) Como segundo nivel, Arrojo Agudo apunta las estrategias de ahorro, eficiencia y
gestión de la demanda (medición de usos, tarifas por consumo, criterios de recupe-
ración de costos incluidos los ambientales).
3) El tercer nivel ya revisa posibles nuevos caudales en períodos de sequía (reutilización
de agua residual tratada, desalación de agua de mar o captación de agua de lluvia).
En alguna medida, el imta coincide con la dma pero para esta última la recuperación
del acuífero no es un complemento sino lo básico en la prevención y el manejo de las
sequías que el cambio climático anuncia. El mejor conocimiento de los acuíferos es el
primer paso para su recuperación y uso sustentable. A continuación se revisa la informa-
ción disponible para los cuerpos de agua ubicados en el subsuelo del país en general y
del Área Metropolitana de Guadalajara (amg) en particular.
¿Qué se sabe sobre los acuíferos del país? La Conagua tiene publicada la NOM-011-
CNA-2000 mediante la que declara el método oficial para determinar la disponibilidad
de agua subterránea de un acuífero para su explotación. Usa básicamente el método del
balance hídrico: infiltración estimada menos extracción natural calculada y antrópica
autorizada. Establece la Conagua (2012a) que en México hay 653 acuíferos, de los que
101 están sobreexplotados (esto es, que el balance hídrico sale negativo).
La página de la Comisión Estatal del Agua de Jalisco muestra los siete acuíferos rela-
cionados con el amg y su disponibilidad según los estudios de 2009 (mapa 1). Todos
resultan deficitarios menos el de Ameca, que en el municipio de Zapopan coincide con el
Área de Protección de Flora y Fauna Bosque La Primavera (decreto de 1983). Estudios de
disponibilidad de 2011 (Velasco Ornelas, 2012) confirman la situación de sobreexplota-
ción aunque las cifras varían: unas resultan con valores de menor déficit como Atemajac
que de -20.5 Hm3/año pasa a -11.9 Hm3/año, o el de San Isidro, de -1.11 Hm3/año a -0.29
Hm3/año. Otros, por su parte, suben de forma importante: Arenal (de -0.8 Hm3/año a
-6.55 Hm3/año), Cajititlán (de -0.138 Hm3/año a -11.5 Hm3/año) o Toluquilla (de -16.5
Hm3/año a -71.3 Hm3/año).9
9
La unidad Hm3 significa un millón de metros cúbicos. La demanda de agua de la ciudad de Guadalajara
no se conoce con exactitud pero se estima superior a los 300 Hm3/año. Ya se tiene la declaratoria de disponibi-
lidad de los acuíferos de Jalisco de marzo de 2014. La tendencia de déficit se mantiene.
Programa contra la sequía: entre la construcción de resiliencia 387
10
Hasta 2013, el acuerdo de servicio del siapa cubrió sólo a los municipios de Guadalajara, Tlaquepaque,
Tonalá y Zapopan. Una nueva ley sobre el siapa vigente a partir de 2014 abre la posibilidad a todos los munici-
pios del amg de adherirse al organismo operador intermunicipal. Dado el caso, se agregarían Tlajomulco, El
Salto, Juanacatlán e Ixtlahuacán de los Membrillos.
11
El Registro Público de Derechos de Agua, disponible en la página de la Conagua (www.conagua.gob.mx),
despliega concesión por concesión por estado y municipio (Conagua, 2012b). Para hacer estudios, hay que
armar una base de datos propia por usuario, tipo uso y volumen concesionado por municipio. Se usó en este
trabajo la base generada en mayo de 2010.
388 Flores elizondo
Agrícola
30 %
Público
urbano Industrial
42% 13%
Pecuario Múltiples
0% 5%
12
Se discute en círculos académicos cuánto es el abasto que necesita el amg. En este sencillo ejercicio se
suma simplemente el abasto siapa (9.5 m3/s) con el de concesiones de agua subterránea de uso doméstico y
público urbano distintas del siapa (1.3 m3/s). Resultan 341 Hm3/año: dos por ciento arriba de lo registrado en
concesiones en el repda. Tomar en cuenta además que los acuíferos están sobreexplotados.
Programa contra la sequía: entre la construcción de resiliencia 389
amg marcan sobreexplotación. Para preparar dicho plan de gestión se tiene una lista de
verificación (Garduño et al., 2006) de información, arreglos institucionales y otros reque-
rimientos que están pendientes por hacer.
Se tienen por lo pronto las declaratorias de disponibilidad de los acuíferos ya men-
cionadas y el repda por municipios. Se tiene también el estudio de estratigrafía que hizo
la empresa GEOEX en 2003 por encargo del estado. Sin embargo, y es el momento de
explicarlo más extensamente, la de balances hídricos es una metodología obsoleta.
José Joel Carrillo Rivera, investigador del Instituto de Geografía de la unam y miembro de
la Academia Mexicana de Ciencias, fue el impulsor del Coloquio nacional de agua subte-
rránea en México del 7 al 9 de noviembre de 2013. Se llevó a cabo en las instalaciones
del imta. Tuvo el propósito de obtener un panorama de la situación del agua subterránea.
Carrillo planteó que si bien la cuenca es la unidad de manejo del agua en el país, este
concepto contempla esencialmente la parte superficial y no toma en cuenta al agua sub-
terránea a pesar de que ésta representa una parte importante del volumen anual utilizado
para el abastecimiento público, de la agricultura y la industria.13
Carrillo Rivera critica que la cuenca como unidad de manejo del agua no es la más
adecuada para la gestión de acuíferos porque no considera la existencia de los flujos de
agua subterránea intercuenca, que no respetan los límites administrativos establecidos
para dividir un acuífero de otro. Estima que la mayoría del agua que se maneja en una
cuenca ha viajado desde fuera de los límites administrativos puestos por Conagua.
Desde 1966 se ha utilizado el modelo denominado “balance hídrico” como la base del
manejo del agua tanto superficial como subterránea. Ya se conocían en aquel tiempo los
sistemas de flujo del agua subterránea pero se optó por el balance al ser más simple y ante
la falta de estudios pertinentes al modelo de flujo. Éste consta de tres zonas: la de recarga,
donde el movimiento natural del agua es hacia abajo; la de tránsito, cuyo flujo es horizon-
tal, y la de descarga, que se caracteriza por el flujo del agua hacia arriba buscando la zona
de menor presión hacia un desfogue. Cada una de estas zonas posee condiciones físicas,
químicas y biológicas en las cuales el agua se manifiesta de diferente manera.
En los años sesenta del siglo xx, con la necesidad de conocer la cantidad de agua
accesible y cómo debía utilizarse de forma eficiente de cara a otorgar concesiones de uso,
se implementó el balance hídrico. Éste observa diversas variables como precipitación,
13
Según las Estadísticas del agua en México (Conagua, 2012a), el principal usuario es la agricultura. En ésta,
la proporción de agua utilizada es de poco menos de dos tercios de origen superficial contra uno de subterráneo.
Sin embargo, en el uso público urbano, la proporción de agua subterránea se eleva a 62 por ciento. En el caso
de la industria autoabastecida, la magnitud es de 54 por ciento de subterránea.
390 Flores elizondo
evapotranspiración, escorrentía, extracción, recarga y cambio del volumen del agua alma-
cenada. Se hace, pues, un balance entre recargas y extracciones en una cuenca. Es un
indicador para calcular cuánta agua puede extraerse al año, pero no dice dónde ni cómo
es conveniente hacerlo con el fin de evitar hundimientos o se sequen manantiales y otros
cuerpos de agua. El “balance”, sentencia Carrillo, se limita a evaluar el agua subterránea
a una profundidad equivalente a la de los pozos de extracción (300-400 metros), aunque
el sistema continúa hasta los tres mil o cuatro mil metros de profundidad y varios kiló-
metros más en distancia superficial.
Al mencionado Coloquio nacional sobre aguas subterráneas se dio cita Rubén
Chávez Guillén, gerente de Agua Subterránea de la Conagua. El doctor Carrillo le pre-
guntó directamente por qué no se utilizaba el método de flujos en lugar del de balances,
y respondió el funcionario que reconocía las virtudes del primero sobre el segundo, pero
que para administrar todavía no era factible al ser necesarios muchos estudios a fin de
establecer mínimamente los flujos regionales. Así, animó a los presentes a seguir hacien-
do estudios, pero estimó que al menos en el corto plazo no se modificará el sistema de
balances para la política hídrica en México.
En primera instancia, parecería que la ampliación del abasto a la ciudad y su uso más
eficiente van en la línea de la construcción de resiliencia hídrica para la ciudad de
Guadalajara en cuanto a que buscan hacerla menos vulnerable a riesgos de sequía. López
y Ochoa (2012) recuperan la cronología de estos esfuerzos y señalan por qué en los últi-
mos cuatro lustros no han sido exitosos.14 Aristeo Mejía por su parte también recupera la
historia del siapa,15 del que actualmente es director general, y acusa que los 20 años sin
que se haga una obra de abasto nueva está llevando a Guadalajara al estrés hídrico (siapa,
2014). Estos esfuerzos se señalan en la mencionada girh y en índices internacionales para
orientar esfuerzos de política pública (unisdr, 2012). En este sentido, la recuperación del
agua que se pierde en fugas, la cosecha pluvial y la reutilización del agua residual muni-
cipal tratada son estrategias que abonan.
14
A finales de 2012 se apuntaban tres proyectos emblemáticos: el segundo acueducto Chapala-
Guadalajara, la Presa El Zapotillo y la presa El Purgatorio. Dos años después, el primero ya no está en la carte-
ra de proyectos por presión social de los lugareños de Chapala; el segundo se detuvo por una orden de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (que nulifica un acuerdo de 2007 que pretendía aumentar la altura de
la cortina a 105 metros, y prohíbe que se pase la altura de lo proyectado en 2005 a 80 metros). El tercero está
en licitación y se espera esté operando en unos 16 meses. Para paliar la sequía de proyectos, la Conagua auto-
rizó a Guadalajara 37 pozos nuevos (pero sin ampliar su concesión de 3 m3/s).
15
Siglas del Sistema Intermunicipal para el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado, organismo operador
del agua de la Zona Metropolitana de Guadalajara desde 1978.
Programa contra la sequía: entre la construcción de resiliencia 391
Hay que recordar el orden de las cuestiones que marca Pedro Arrojo: primero la
recuperación de los ríos, los humedales y los acuíferos. Aún sin un contexto de sequía,
un mal manejo de las fuentes de agua las degrada y compromete no sólo su utilidad para
las comunidades humanas sino también para la vida de los ecosistemas de origen. Los
servicios ambientales relacionados con esos ecosistemas también decaerían. Este efecto ya
se puede apreciar en las comunidades en la rivera del río Santiago, para las que la cerca-
nía al cuerpo de agua fue una fuente de sustento y recreación hace todavía cuatro déca-
das, pero que hoy es un demérito en la calidad de vida y un factor para desarrollar cáncer
(Tetreault, Mc Coulligh, Flores, 2010). Por otro lado, si se sobreexplotara también el
acuífero sobre el que se asienta el Bosque La Primavera arriesgaría el soporte de dicha área
natural protegida y sus servicios de regulación térmica, de humedad, de retención de
suelos y de infiltración de agua.
En segundo lugar para la dma estaría el orden público en el manejo del agua. Aquí
vuelve a aparecer el problema del Registro Público de Derechos de Agua; puesto que no
se verifica en campo si los pozos están en donde se declara en el título de concesión, ni
se revisa correctamente que no se extraiga más volumen de agua que el establecido en
dicho documento, ni menos se inspecciona que todos los pozos existentes estén registra-
dos, en realidad no se conoce cuánta es la extracción a que están sometidos los acuíferos.
Este problema, además del de la metodología del balance hídrico ya señalada como obso-
leta, hace que difícilmente el agua subterránea esté disponible en toda su capacidad para
su manejo por la autoridad si una sequía prolongada hace decrecer de manera importan-
te el agua superficial.
¿Qué puede pasar en ese horizonte? No es difícil de imaginar: la autoridad echará a
andar el programa de racionamiento que tiene anunciado en el Pronacose y, ante el des-
orden del repda no sabrá quiénes siguen teniendo agua disponible y estos pozos privados
a la sombra de la autoridad podrán manejarla con discrecionalidad: el mercado negro del
agua durante la sequía se volverá un lucrativo negocio. Los que puedan pagar tendrán el
líquido que necesiten y los pobres tendrán lo que quede con la calidad que quede. El
desorden en el manejo de agua acaba siendo la construcción de la vulnerabilidad de los
pobres.
¿Hay remedio? Sí, en dos vertientes. En la primera, la autoridad ordena sus sistemas
de control y manejo del agua desde antes de la sequía (como de hecho lo propone el
Pronacose (2014) en sus talleres para ciudades), pone en orden el registro y controla
según su competencia el abasto de todos los usuarios, además, y como propone el mismo
pmps, negocia la mudanza de industrias intensivas en el uso del agua a fin de que liberen
de esos consumos a los pozos (Consejo de Cuenca del río Santiago, 2013. Punto 10 del
objetivo 1 de medidas de mitigación: 1.10 incentivar la reubicación de actividades eco-
nómicas acordes a la disponibilidad del agua).
La otra vertiente es la comunitaria. Ya la unisdr (2012) establece en su informe 2012
los 10 aspectos esenciales para desarrollar ciudades resilientes. En consonancia con lo
392 Flores elizondo
que busca el Pronacose, propone evaluar el riesgo, establecer sistemas de alerta temprana,
preparar la organización institucional necesaria y asignar un presupuesto. La unisdr
(2012) además coloca al mismo nivel la necesaria protección de los ecosistemas propo-
niéndolas como zonas de amortiguamiento para mitigar amenazas (de inundaciones, por
ejemplo).
Si bien establece el liderazgo de la autoridad (no podía esperarse otra cosa de la onu),
reconoce la validez de promover la participación ciudadana en estructuras diversas y en
diálogos multisectoriales. La ciudadanía debe estar sensibilizada, educada y capacitada
para actuar de la manera más adecuada como individuos y como colectivo a fin de aten-
der sus necesidades afectadas por el desastre y avanzar hacia la normalización de su vida
cotidiana tan pronto como le sea posible. En el caso de la sequía, la red social (virtual o
real) puede ser la que equilibre la vulnerabilidad que imprime el desorden en la gestión
del agua al detectar, denunciar y presionar por los espacios de discrecionalidad y merca-
dos negros del agua.
Para estas y otras tareas de la resiliencia hídrica hay que educar y capacitar a la ciu-
dadanía, pero no es esperable que la autoridad abarque todos los temas; las organizacio-
nes de la sociedad civil especializadas tendrán que prever, ilustrarse por su cuenta y
complementar.
Anexo
continúa
Programa contra la sequía: entre la construcción de resiliencia 395
continuación
Severa (D2) Se aplican las medidas y progra- Los usuarios son Se incrementan
El déficit de mas de racionamiento, y las san- conminados a apegarse las sanciones y
agua es de ciones por su no observancia. Los totalmente a las restric- se restringe más
20 a 35 % en usos domésticos deben disponer ciones y racionamientos el consumo.
relación con de equipos de bajo consumo. El del programa de emer- Sólo se autorizan
la demanda. suministro se realiza solo para gencia. La vigilancia en- usos prioritarios
Las medidas los usos esenciales, con estricto tre sectores y usuarios con volúmenes
de reducción tandeo y restricciones en volu- es continua para evitar mínimos. Si se
y restricción men. La campaña de información desperdicios y conflic- detectan y persis-
en el uso es intensa y en detalle, apoyada tos, tomas clandestinas ten usos indebi-
del agua son en todos los medios. La evolu- y usos no autorizados. dos, se suspende
obligatorias. ción del estado de emergencia se Los grandes usuarios el suministro,
registra permanentemente, y los operan de acuerdo con se aplican las
pronósticos y evaluaciones se rea- sus programas de con- sanciones y se
lizan todos los días para detectar tingencia y se sujetan disminuye la
cualquier variación. solo a los volúmenes dotación. Es obli-
autorizados. gatorio mejorar
las instalaciones
y dispositivos.
Extraordina- Todas las restricciones y racio- Los usuarios deben Se aplican las
ria (D3) namientos alcanzan su máxima cumplir estrictamente sanciones y pe-
El déficit de intensidad; las dotaciones son con el programa de nas más severas;
agua está en- mínimas y acordes con los esque- racionamiento. Todo por faltas, la
tre 35 y 50 % mas de prioridad, exclusivamente ahorro de agua es cru- suspensión del
respecto a la para los usos más elementales, sin cial, por lo que no debe servicio puede
demanda. Las excepción. Los tandeos son rigu- haber desviaciones ni ser indefinida. La
reducciones, rosamente observados. La vigilan- desperdicios. Los dis- participación de
restricciones cia es extrema y continua sobre positivos de medición, los usuarios en el
y observan- el funcionamiento de los sistemas control y uso deben manejo, cuidado
cia de los de conducción, distribución y funcionar en estado y vigilancia en
programas de medición; cualquier anomalía se óptimo. Los usos no el uso del agua
contingencia atiende de inmediato. Todos los residenciales se reducen son determinan-
son rigu- usuarios se ajustan a su dotación al mínimo o se suspen- tes para evitar
rosamente y se resuelven los conflictos entre den. La recirculación, el aumento del
observadas y ellos. Las contingencias ambien- tratamiento y reúso de problema y el
sancionadas. tales se atienden de acuerdo con agua son importantes eventual colapso
los ordenamientos de ley y entran como opciones para total.
en función los programas de elevar la disponibilidad.
emergencia apoyados por todos
los niveles de gobierno. La cam-
paña de información, seguimien-
to y educación alcanza su mayor
intensidad y es permanente.
continúa
396 Flores elizondo
continuación
Excepcional El agua disponible se asigna Usan el agua solo para Cero desper-
(D4) únicamente para los usos más lo estrictamente auto- dicios y cero
El déficit prioritarios y en cantidades muy rizado y con el mínimo tolerancias. Los
de agua es limitadas. La asistencia social de volumen. No se mecanismos de
superior a y los programas de emergencia permite ningún exceso. medida y control
50 % de la son constantes con el apoyo Los usos más priorita- funcionan co-
demanda. de las autoridades de todos los rios con la menor dota- rrectamente y se
Son las con- niveles. El agua se distribuye con ción. Los excedentes se supervisan con
diciones más el máximo de precaución para distribuyen a los demás frecuencia.
drásticas, de evitar pérdidas y conflictos. Es usuarios.
superviven- una etapa de espera hasta que las
cia. condiciones mejoren.
Fuente: Elaboración propia con base en Velasco Velasco (2012).
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398 Flores elizondo
Introducción
401
402 Celestino Pérez
En pocas palabras, se ha demostrado que existe una notable disonancia entre la retó-
rica gubernamental y la capacidad real de implementación de los buenos deseos plasma-
dos desde la legislación vigente, al igual que en los planes de desarrollo, derechos
humanos o igualdad y no discriminación, situación que en 2014 configura uno de los
retos más importantes para el gobierno federal y los gobiernos locales, específicamente
para las y los servidores y las reglas cotidianas de la institucionalidad pública.
Los derechos humanos y en general lo que hoy se entiende como dignidad humana son
un conjunto de garantías jurídicas universales que protegen a los individuos y a los gru-
pos contra acciones y omisiones que interfieren con las libertades y los derechos funda-
mentales y con la dignidad humana (oacnudh, 2006). Estos derechos y libertades, que
dan cuerpo a distintos atributos de la persona y sus procesos como sociedad, son produc-
to de la experiencia a lo largo de la existencia humana. De manera directa, muchos de
ellos surgen de luchas sociales a partir del reconocimiento de ciertos fenómenos conside-
rados injustos.
Se trata de atributos definidos como universales, es decir, inherentes a todas las per-
sonas, independientemente de su sexo, religión, nacionalidad, raza, estado civil, orienta-
ción política o sexual, situación económica, opinión pública o cualquier otra
característica que no altere la condición de persona. Así mismo, son definidos como
interdependientes e indivisibles, pues deberán recibir la misma atención y urgente consi-
deración a su protección y promoción.
La idea misma de que todas las personas tienen derechos por el simple hecho de
pertenecer a la “familia humana” (asumiéndolas como derechohabientes) constituye una
concepción de justicia fundada en el reconocimiento de atributos en los individuos exi-
gibles frente a los Estados como demandas válidas, lo que supone una forma determina-
da de organización política, económica y social.
Si bien estas garantías pueden considerarse más como demandas éticas que manda-
tos legales, es cierto que conciben obligaciones en función de que, como señala Amartya
Sen (2004), “su existencia genera razones para la acción, por parte de quienes puedan
apoyar su realización y salvaguarda”. Por tanto, en un contexto de desigualdad global
creciente, los derechos humanos constituyen una vía para lograr mayores niveles de jus-
ticia, en tanto su fundamento moral se encuentra en un atributo que es común a todos
los seres humanos (Ferrer, 2007). La viabilidad de este enfoque depende de dar signifi-
cado preciso a cada uno de los derechos, pero también de construir un marco que orien-
te a los Estados en la aplicación de medidas que contribuyan a su realización.
Así, desde la década de 1980, la Organización de las Naciones Unidas (onu), por
medio de sus diferentes comités y comisiones, ha movilizado recursos precisamente para
404 Celestino Pérez
La historia de México (como la de cualquier otro país del mundo) ha tenido distintos
momentos, visiones, estrategias frente a la idea del desarrollo con diversos alcances. Por
tanto, la política social actual es resultado del proceso de creación de instituciones, pro-
gramas e intervenciones para responder a paradigmas y problemas de diversas épocas
(Jusidman, 2008). El siglo xx comienza con la revolución mexicana, que sentaría las bases
de lo que, reconocido por diversos autores, sería lo más cercano a un “Estado social
mexicano” con un modelo redistributivo que postula la universalidad de derechos socia-
les, especialmente la ampliación del acceso a la educación y la generalización de la segu-
ridad social, aunque condicionada al mercado formal de trabajo, apoyado por el
crecimiento expansivo basado en la industrialización por medio de la sustitución de
importaciones. Sin embargo, el éxito de este modelo de crecimiento se topó con la explo-
sión demográfica y demostró la insuficiencia del mercado laboral, lo que amplió el espec-
tro de la informalidad excluyendo a un grupo social cada vez mayor del acceso a la
seguridad social.
La crisis de la deuda en 1982 y la caída del precio del petróleo llevaron a tomar
medidas de estabilización y el cambio del modelo económico, lo que redefinió el gasto
social, particularmente en educación, infraestructura social y salud (Lustig, 2002). Se
trató de una nueva forma de interpretar la cuestión social, incorporando el modelo resi-
dual, concebido a partir de la “nueva agenda contra la pobreza” del Banco Mundial, el
cual está estrechamente vinculado con una lectura de la pobreza como resultado de falta
de competitividad, “malfuncionamientos” individuales y fallas en los mercados, algunas
provocadas por la misma política social, mediante sus intervenciones en la oferta y en los
precios (Boltvinik, 2003). A partir del enfoque de capital humano, este modelo suma a
las estrategias instaladas, a los programas basados en algún criterio de selectividad,
teniendo como emblemático el Programa de educación, salud y alimentación (Progresa),
al que más adelante, durante el sexenio del presidente Fox, se le agregaron componentes
y cambió el nombre a Oportunidades, y en septiembre de 2014 se convirtió en Prospera,
que incorpora un componente financiero, productivo y laboral, alcanzando una cobertu-
ra de más de seis millones de familias. Así el país comenzó el siglo xxi con un conjunto
de visiones, teorías y estrategias con un confuso desenlace en la institucionalidad social,
generando una tensión entre las reminiscencias del “universalismo” revolucionario repre-
sentado por la seguridad social vinculada al empleo formal y la “nueva ola” de la protec-
ción social a partir de programas focalizados, que han sido internacionalmente muy
reconocidos, pero cuyos resultados en reducción de la pobreza no han sido los esperados.
Con este panorama de por medio, en 2011 se publicó una reforma al Artículo 1 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que explícitamente reconoce el
406 Celestino Pérez
marco internacional de los derechos humanos. En ella se establecen dos elementos fun-
damentales. Por un lado, que “todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección”. Y por el otro, que
“todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de promo-
ver, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los princi-
pios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad”.
Se trata de un cambio constitucional que obliga a revisar el actuar de la instituciona-
lidad pública para poner a las personas como titulares de derechos en el centro de las
políticas.
Desarrollar estas obligaciones será tarea para el Estado y la sociedad en los próximos
años, y para ello se requiere de una cuidadosa labor que permita a las instituciones mexi-
canas garantizar efectivamente el acceso a los derechos económicos, sociales y ambienta-
les, así como el ejercicio de los derechos políticos y civiles.
Cabe señalar que la incorporación de una perspectiva de derechos, dado el contexto
institucional, aunque no resuelve las contradicciones del modelo actual, constituye un
conjunto de obligaciones para las autoridades, que contribuyen a corregir desigualdades,
reducir discriminación, dotar de capacidades de exigencia, equilibrar el reparto de poder
y eleva las posibilidades de participación.
Ajuste Enfoque
estructural Capital
(contracción humano / Progresa
Estado social mexicano
de salarios Reforma
Modelo social-redistributivo y gasto social) constitucional
Menor de derechos
calidad de SP humanos
Enfoque de derechos en la
institucionalidad pública
Personas
Instituciones
usuarias
Reconocimiento
Reconocimiento Capacidades de obligaciones Capacidades
de derechos para ejercerlos y eliminación de para ejercerlos
obstáculos
Ahora bien, contando con el mandato constitucional para todas las autoridades en
todos los ámbitos de gobierno, es pertinente un ejercicio de interpretación acerca de qué
representa en la práctica este conjunto de obligaciones, principios y dimensiones a los
que se ha comprometido el Estado mexicano, qué incentivos impulsan el proceso de
asimilación de esta perspectiva y cuál es el punto del que parten sus instituciones.
Una revisión de la literatura sobre el marco internacional de los derechos humanos y sus
principios fundadores permite realizar una síntesis en seis de ellos, cada uno de los cuales
se desdobla en un conjunto de atributos, cuya definición les da cuerpo para una potencial
verificación, como se muestra a continuación (Cunill, 2000; Abramovich, 2006; pnud,
2012):1
1
Una discusión más profunda sobre la selección y definición de los principios del marco de derechos
humanos es parte del estudio de Incide Social: “Valoración del grado de incorporación del enfoque de derechos
humanos a la institucionalidad pública del Distrito Federal”, 2013.
Los derechos humanos en las instituciones públicas. 409
Principios Atributos
Universalidad Reconocimiento del marco normativo de derechos humanos
Territorialidad
Exibilidad Responsabilidad
Quejas y denuncias
Reparacion del daño
Integralidad Realización complementaria
Interdependencia
Intergubernamentalidad
Igualdad y no discriminación No discriminación
Igualdad de género
Justicia distributiva
Respeto a la diferencia o a la diversidad
Participación Diversidad y pluralidad
Inclusión
Empoderamiento
Intersectorialidad
Transparencia
Rendición de cuentas
Progresividad Cumplimiento de objetivos
Sustentabilidad
Máximo uso de recursos disponibles
Indicadores y puntos de referencia
Las características definidas como esenciales que parten de este conjunto de princi-
pios dan pauta a una interpretación de reformas al marco institucional, señalando una
serie de medidas que deben realizarse tanto en el ámbito normativo como en los procesos
de cada dependencia; sin embargo, no son la única fuente para el establecimiento de un
estándar institucional, sino que se complementa con otras definiciones internacionales.
Específicamente para el caso de los derechos sociales, las observaciones generales de los
Comités de Naciones Unidas establecen que la realización de los derechos se da en la
medida en la que los Estados protegen, respetan, promueven y satisfacen: 1) el acceso al
derecho (accesibilidad económica y geográfica); 2) la magnitud necesaria de recursos para
garantizar el derecho (disponibilidad); 3) la calidad en la provisión y en el disfrute del
derecho (calidad), y 4) la aceptación de grupos conforme a parámetros culturales (acep-
tabilidad). Se trata de las dimensiones a las que el debate internacional de los derechos
ha llegado para determinar el alcance de los mismos.
412 Celestino Pérez
Universalidad
10
Progresividad 5 Exigibilidad
Participación Integralidad
Marco jurídico
Igualdad y no
discriminación Esfuerzo Institucional
Análisis de procesos
Para valorar el esfuerzo institucional se utilizó la misma base de principios y atributos que
para la estructura, pero con variables relativas a las capacidades institucionales para la
realización de los objetivos. La herramienta diagnóstica pretende valorar el esfuerzo ins-
titucional que se ha llevado a cabo en los últimos años para la asimilación del enfoque de
derechos humanos.
En términos de universalidad, del análisis realizado a los tres entes implementadores
es posible concluir que, aunque se cuenta con programas de capacitación en género o
derechos humanos, no se tiene un programa sistematizado que de manera obligatoria
certifique a las/os funcionarios en el reconocimiento de las titularidades de derechos y
obligaciones frente a la población.
Respecto al principio de exigibilidad, que hace referencia a la existencia y operativi-
dad de mecanismos que permitan a las personas usuarias presentar quejas y denuncias
ante las autoridades responsables por el incumplimiento de sus funciones, es posible
Los derechos humanos en las instituciones públicas. 415
gen para el uso político electoral de los programas y servicios públicos. Más allá de contar
con algunas menciones de ventanillas para “quejas y sugerencias”, se requiere señalar explí-
citamente la obligación de desarrollar materiales didácticos dirigidos a quienes potencial-
mente podrían ser víctimas de manipulación, brindando facilidades para su exigencia.
En esta línea se requiere hacer énfasis en garantizar el acceso a información compren-
sible a las personas usuarias, lo cual será fundamental para incrementar la capacidad de
exigencia. Se requiere aumentar la inversión y mejorar los mecanismos de difusión trans-
versal, que reconozca la dificultad actual para asimilar las reglas de operación y linea-
mientos, y dé un paso hacia la traducción a un lenguaje inteligible para la mayoría.
Ahora bien, para abordar el problema de la implementación de los programas y ser-
vicios públicos con una perspectiva de derechos es necesario fortalecer las capacidades
del funcionariado para la comprensión y aplicación de los principios fundamentales, esto
podría realizarse mediante una certificación mínima en materia de derechos que les per-
mita reconocer la titularidad de derechos de las personas y de obligaciones de la institu-
ción de la que forman parte, entender el valor de la participación ciudadana en la mejora
de sus procesos y las limitaciones que tiene su actuación frente a la población usuaria de
los programas y servicios.
Del mismo modo es necesario contar con un mecanismo de medición sistemática de
la satisfacción de los usuarios, que permitiría de manera directa conocer las debilidades
y obstáculos a los que se enfrenta la población en su vinculación con cada una de las
instituciones, ampliando sus capacidades de mejora. La normatividad debe señalar la
obligación explícita de contar con un sistema de monitoreo de metas, en el que se invo-
lucre tanto a la ciudadanía, para su vigilancia, como a las/os funcionarios encargados de
la operación en territorio, para así alcanzar los mejores resultados.
Con el propósito de fortalecer las capacidades de las personas usuarias respecto a su
vinculación con el Estado es factible utilizar a los programas y servicios sociales como
vehículos para la educación cívica de los usuarios, desde el reconocimiento hasta el ejer-
cicio de sus derechos.
El camino hacia una nueva generación de instituciones para el bienestar, como es
posible señalar, no está libre de obstáculos y resistencias; sin embargo, la reforma consti-
tucional de 2011 fija un conjunto de obligaciones que, traducidas en un estándar míni-
mo, podrían incorporar paulatinamente una perspectiva que contribuya a mejorar la
calidad de vida de las personas. Este proceso desafortunadamente no se ha tomado con
la seriedad requerida en ningún ámbito gubernamental y parece quedarse atorado en la
vehemencia del discurso político. Ha habido experiencias notables de reconocimiento de
derechos, donde las personas usuarias se apropian de las políticas y las vigilan, cuidan y
exigen con mayor vigor. Será tarea fundamental, para los gobiernos y organizaciones de
la sociedad civil, la suma de esfuerzos para el fortalecimiento de capacidades de exigencia
de la sociedad. La perspectiva de derechos constituye, así, una brújula para la generación
de políticas públicas que apunten al desarrollo.
420 Celestino Pérez
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Sociedad civil y desarrollo social: ¿Qué podemos esperar
de la nueva administración?1
Israel Banegas González y Tania Hernández Ortiz
Introducción
E ste texto tiene como principal objetivo plantear un primer esbozo de las continuida-
des y divergencias en la política de fomento a las organizaciones de la sociedad civil
(osc) por parte de la nueva administración federal. Se parte de una revisión de las accio-
nes de las dos pasadas administraciones y los dos primeros años de la actual para identi-
ficar los temas de desarrollo social que han sido propuestos por las osc y de las formas
en que se han relacionado éstas con el gobierno federal.
La importancia de hablar de las osc recae en las múltiples esferas de acción en mate-
ria de desarrollo social, así como en los beneficios sociales que su actividad otorga. Las
acciones de las osc se encaminan a fomentar la transparencia y rendición de cuentas,
garantizar los derechos humanos y el Estado de derecho, contribuir a la formulación, el
financiamiento y la prestación de servicios públicos, promover la participación de secto-
res más pobres en las políticas públicas y la toma de decisiones e incorporar a más acto-
res privados en la esfera pública (Tapia, 2010).
Un elemento particular de las osc es que son más efectivas (en comparación con los
gobiernos) en la prestación de servicios con una mejor calidad y a un menor costo. Los
servicios que las osc brindan son más eficaces por cinco razones: 1) nivel de acercamien-
to que tienen con la población que les permite crear diagnósticos acordes con las necesi-
dades de la población que atienden, 2) costos de la prestación de los servicios son
menores, 3) diversifican las fuentes de financiamiento, 4) promueven la participación,
organización y representación de sectores más pobres en la toma de decisiones y 5) la
elaboración de políticas públicas (Tapia, 2010).
Cuando se habla de la relación entre gobierno y osc debe entenderse que se trata de
dos actores que cuentan con características, medios y fines diversos. Por actor se entien-
de aquella entidad que cuenta con orientaciones y capacidades, y que se definen a partir
del rol, preferencias, intereses particulares y percepción de los cursos de acción (Scharf,
1997). Tanto gobierno como osc se consideran actores colectivos, ya que por mínimo que
suceda existe algún grado de integración en la actuación, es decir no se trata de caracte-
rizaciones meramente nominales (García, 2007).
1
Los autores agradecen los acertados comentarios de los dictaminadores.
423
424 Banegas gonzález / Hernández ortiz
El marco analítico que se propone para este trabajo parte de analizar la relación entre
osc y gobierno desde ambos lados de la relación (Fisher 1998; Commuri, 1995).
Igualmente se integra al análisis la confluencia entre ambos actores a través de sus fines
y medios. Con esto, Najam (2000) propone caracterizar cuatro formas de relación: 1) coo-
peración (objetivos y estrategias similares), 2) cooptación (objetivos distintos con estrate-
gias similares), 3) complementariedad (objetivos similares con estrategias distintas) y 4)
confrontación (objetivos y estrategias distintas). El marco analítico propuesto igualmente
se sirve de la perspectiva de redes, a través de la cual se pueden caracterizar tres tipos de
relación que se dan entre dos actores o nodos (osc y gobierno): la relación direccionada
de gobierno con osc, la relación direccionada de osc con gobierno y la relación bidirec-
cional entre gobierno y osc.2
Se proponen seis referentes empíricos que dan cuenta de la relación entre estos dos
actores: 1) los recursos otorgados por la administración pública federal a las osc, 2) los
espacios de diálogo que son abiertos desde el gobierno federal para éstas, 3) el ambiente
regulatorio, 4) la configuración y disposiciones de la comisión y el consejo derivado de la
Ley federal de fomento a las actividades realizadas por osc (lffarosc), 5) demanda y propues-
ta de políticas por las osc y 6) la vigilancia de la actuación gubernamental desde obser-
vatorios ciudadanos.
De las múltiples tareas (objetivos, acciones) que tienen las osc en la promoción del
desarrollo social se puede de igual forma advertir si son éstas un actor (de cambio signi-
ficativo, con mayor injerencia), o su inclusión en el discurso público es mayormente
2
Al valerse de la teoría de redes, sin embargo, no se comparte la visión en que todas las relaciones de
vinculación se configuren a manera de red, debido a que las relaciones se configuran de diversas formas donde
existen incluso jerarquías. Esta herramienta sólo se utiliza para marcar la dirección de la intención de la relación.
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 425
coyuntural. Para los fines descritos, el texto se estructura en tres secciones divididas de
acuerdo con los tipos de relación para advertir los posibles cambios en cada uno de los
referentes empíricos en cada una de las tres administraciones federales estudiadas.
Esta forma de relación se puede estudiar al observar tres procesos: los recursos a las osc,
la inclusión de las osc a programas o políticas gubernamentales y el desarrollo del marco
normativo de las osc. En el análisis de las tres administraciones federales no todos los
procesos se encuentran igualmente desarrollados.
3
En 2001 Vicente Arredondo pasa a la Subsecretaría de Prospectiva (Sedesol), Gómez Hermosillo a
Progresa-Oportunidades y en Indesol entra Cecilia Loría Savignon, quien fungía como presidenta de Causa
Ciudadana (Helvia 2009:51-52).
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 427
trabajo comunitario y voluntariado. Este hecho marca una nueva tendencia del financia-
miento a las osc en las que éstas son usadas a manera de satélite para la implementación
de un altruismo gubernamental financiado desde instancias de gobierno y fundaciones
privadas.
Por otro lado, se advierte una relación de cooperación en uno de los principales
temas por los que las osc habían pugnado desde la década de 1990 en reconocimiento a
sus actividades y entornos fiscales, que es la promulgación de la lffarosc. Los anteceden-
tes se encuentran en 1995 cuando un grupo de organizaciones entregaron la propuesta
de Ley de fomento de las actividades de bienestar y desarrollo social a la Cámara de Diputados,
pero no fue hasta 2004 cuando se publicó la lffarosc. Cabe mencionar que su aprobación
fue fruto del cabildeo de organizaciones y redes como Convergencia de Organismos
Civiles por la Democracia, Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), Foro de Apoyo
Mutuo y la Fundación Miguel Alemán (Morales, 2004:28).
En la lffarosc se marca como derecho de las osc el concurso de recursos públicos.
En este sentido, es hasta 2005 que las osc están en posibilidad de inscribirse al registro
federal de osc y obtener su clave única de inscripción (Cluni). Esta última es un requisi-
to para concursar por recursos públicos federales.
Durante ese sexenio se advierte que “los recursos públicos federales otorgados en
2003 fueron de 1 180.65 millones de pesos mientras que para el año 2006 fueron de 1
659.59 millones de pesos lo cual muestra un incremento nominal de más de 400 millones
de pesos” (Villalobos, 2007). Villalobos propone advertir que realmente existe un decre-
cimiento del financiamiento público. Los reportes contabilizan recursos otorgados a
organizaciones “paragubernamentales”,4 las cuales, a pesar de contar con la Cluni y con
una figura legal como asociación civil, no pueden ser consideradas cabalmente como
organizaciones de la sociedad civil (Villalobos, 2007:41).
Al término del sexenio, el balance de las osc al apoyo financiero del gobierno es
negativo. Se argumentan tres razones: las limitaciones de acceso a los recursos, la falta de
libertad sobre la ejecución de los recursos por parte de las osc y la falta de una política
pública coherente de financiamiento a las osc (Villalobos, 2007).
Con la evidencia de la vinculación que el gobierno de Fox sostuvo con las osc se
puede decir que ésta estuvo caracterizada por relaciones de cooperación y confrontación.
Las relaciones de cooperación se constituyeron a través de dos hechos en particular: la
integración de la corriente cívica a funciones gubernamentales y la promulgación de la
4
De acuerdo con Villalobos (2007) las organizaciones paragubernamentales tienen las siguientes caracte-
rísticas: a) no son organizaciones ciudadanas, sino que son creadas por el propio gobierno para administrar
programas vinculados al sector público, b) dependen exclusivamente del financiamiento público y c) no son
autónomas en cuanto a la definición de su gobierno. Así, los llamados patronatos de fomento educativo (tam-
bién denominados patronatos proeducación) que existen en un buen número de entidades federativas en apoyo
de los Institutos estatales para la Educación de los Adultos encajan en el perfil de organizaciones paraguberna-
mentales (Villalobos, 2007:41).
428 Banegas gonzález / Hernández ortiz
La relación que sostuvo el gobierno federal con las osc durante el sexenio se caracterizó
principalmente por ser una relación de confrontación. Este hecho se debe a que desde
diferentes perspectivas, las osc en su conjunto se concentraron en evidenciar los proble-
mas en la estrategia de seguridad implementada desde el gobierno.
A medida que las movilizaciones lideradas por las osc moldearon la opinión pública
de forma negativa sobre la implementación de la política de seguridad, el gobierno se vio
en la necesidad de incluir a los líderes de las organizaciones a los programas y políticas
gubernamentales enmarcadas en la principal agenda federal: el combate al narcotráfico y
a la delincuencia organizada.
La invitación de las osc es selectiva y se implementa a través de foros y mesas de
diálogo en las que cuentan con voz y en algunos casos con la función de observadores
ciudadanos. Entre las osc que tienen una fuerte presencia durante el sexenio se encuen-
tran Alto al Secuestro presidida por Isabel Miranda, México Unido contra la Delincuencia
por algunos años presidida por María Elena Morera, México SOS creada por Alejandro
Martí, así como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que aglutina a diversas
osc, encabezado por Javier Sicilia.
En contraparte a la participación de ese perfil de osc, se advierte poca o nula inclu-
sión de las organizaciones dedicadas a otros ámbitos. A pesar de ello, durante el sexenio
tienen fuerte presencia osc que evidencian los problemas colaterales de la estrategia del
gobierno y las omisiones de éste a otros problemas sociales. Entre éstas se encuentran las
dedicadas a la promoción de derechos humanos, la prevención del delito, reconstrucción
del tejido social, rehabilitación de espacios públicos y prevención de trata de personas.
A pesar de los foros y mesas de diálogo no se generaron canales sólidos para la par-
ticipación de la sociedad civil organizada. En opinión del alto comisionado de Derechos
Humanos (onu-dh), Javier Hernández, “durante el sexenio el diálogo (gobierno-sociedad
civil) fue limitado y no se extendió para una revisión sobre las estrategias en materia de
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 429
Fuente: cfaosc (s/f) y Congreso de la Unión (2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011).
*Las diferencias en los datos obedecen a que las osc pueden recibir más de un apoyo.
430 Banegas gonzález / Hernández ortiz
Total de
4 350 397 799 100 6 028 100 4 564 815 343 100 5 315 100 6 249 125 131 100 5 716 100
la apf
sep 1 393 104 585 32 479 8 1 446 130 546 32 479 9 2 437 185 627 39 619 11
se 527 743 965 12 49 1 880 984 334 19 90 2 1 296 522 509 21 187 3
shcp 817 022 412 19 2 060 34 535 203 150 12 1 501 28 473 181 111 8 1 823 32
Sedesol 541 129 758 12 2 057 34 620 737 011 14 2 146 40 903 486 489 14 2 069 36
El gobierno de Enrique Peña Nieto en los primeros dos años se ha abocado a dos
grandes acciones de política: el Pacto por México y la cnch. En ambas estrategias incluye
de manera selectiva a las osc. Las relaciones de vinculación con las osc pueden ser anali-
zadas en tres momentos: durante su campaña, al arribo del equipo de transición de su
gobierno y los primeros dos años de gobierno.
En campaña se presenta el compromiso 90 que obliga al gobierno federal a “promo-
ver el respeto y la inclusión con programas realizados conjuntamente con la sociedad civil
organizada” (Balderas, 2012). Al arribo de su gobierno esto se materializa a través de
algunos indicadores que dan seguimiento de la aplicación del compromiso en los progra-
mas públicos en marcha; sin mayor seguimiento ni vinculación, por lo que se considera
que esta inclusión es más discursiva que de fondo.
En el período de transición se da un primer momento de fuerte colaboración entre
el gobierno y las osc debido a que se conformaron equipos temáticos en donde se inclu-
yó a líderes de las osc. Estos equipos se conformaron a través de ocho temáticas: 1) for-
talecimiento de las organizaciones civiles,5 2) inclusión social y cohesión comunitaria,6
3) reforma política y participación ciudadana,7 4) transparencia, rendición de cuentas y
acceso a la información,8 5) medios de comunicación,9 6) educación de calidad,10 7)
empleo digno y desarrollo sustentable11 y 8) seguridad ciudadana y derechos humanos.12
Grupos en los cuales Luis Videgaray fungió como coordinador y María Elena Morera
presidenta de la osc Causa en Común participó como facilitadora del diálogo entre priis-
tas y las osc (ADNpolítico, 2012).
No es de sorprender que quien encabezó por parte del gobierno el tema de fortale-
cimiento de las organizaciones civiles Carolina Viggiano sea ahora directora del Consejo
Nacional de Fomento Educativo adscrito a la sep, que como se observa en el sexenio
anterior estuvo caracterizada por otorgar recursos a organizaciones paragubernamentales.
5
Conformado por Consuelo Salinas, directora de servicios jurídicos del Cemefi, y Carolina Viggiano,
coordinadora de vinculación con la sociedad civil de Peña Nieto.
6
Conformado por Suhayla Bazbaz, fundadora y directora general de Cohesión Comunitaria e Innovación
Social, y Carolina Viggiano.
7
Paola Migoya, del colectivo Reforma Política Ya, y Aurelio Nuño, coordinador de difusión de la campa-
ña presidencial priista.
8
Juan Pardinas, director del Instituto Mexicano para la Competitividad (imco), y Claudia Ruiz Massieu,
diputada federal saliente y senadora electa.
9
Jana Palacios, consejera de Horizonte y Oportunidad y directora de Proyectos de Competencia y Buen
Gobierno del imco, y Jorge Carlos Ramírez Marín, quien fue vicecoordinador general de la campaña de Peña
Nieto.
10
Claudio X. González Guajardo, cofundador y presidente de la asociación Mexicanos Primero, de
Fundación Televisa, de la Unión de Empresarios para la Tecnología en la Educación (Únete), y Francisco
Guzmán, coordinador de asesores de Peña Nieto.
11
Mateo Lejarza, consultor independiente, exrepresentante del Sindicato de Telefonistas, y Fernando
Galindo, diputado electo para el Congreso de Nuevo León.
12
Pablo Girault, tesorero de México Unido contra la Delincuencia, Alfonso Navarrete Prida, diputado
federal saliente, y Humberto Castillejos, abogado y consultor.
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 433
13
“La cercanía de mi gobierno se reflejará, también, en una estrecha relación con las organizaciones de la
sociedad civil, con los medios de comunicación, con los creadores y científicos. Todos tendrán pleno respeto y
respaldo para llevar a cabo sus actividades y contribuir positivamente al desarrollo nacional. Convoco a la
sociedad civil organizada, a empresarios, a los medios de comunicación, a las agrupaciones religiosas, a gober-
nadores, jefe de gobierno, presidentes municipales y a todos los integrantes del Congreso de la Unión; a los
jóvenes y a todo mexicano que quiera aportar tiempo y recursos para sumarse a esta gran causa, que es por
todos los que tienen hambre en nuestro país” (Excelsior, 2012)
14
Entre las osc firmantes se encuentran: Asociación Alto al Secuestro, Ciudadanos por una Asociación Alto
al Secuestro, Ciudadanos por una Causa en Común, A. C., Fundación Merced, A. C., Iluminemos México, A.
C., Mexicanos Primero, Movimiento Blanco, Movimiento Pro Vecino, A. C., Pueblos Unidos para una Región
Mejor, A. C., Sociedad en Movimiento, A. C, entre otras 60 osc más.
15
Ciudadanos Pacto por México (2012).
434 Banegas gonzález / Hernández ortiz
Total de
la apf 6 249 125 131 100 5 716 100 5 408 922 719 100 3 513 100
sep 2 437 185 627 39 619 11 2 903 887 792 54 420 12
se 1 296 522 509 21 187 3 483 798 237 9 100 3
shcp 473 181 111 8 1 823 32 204 217 859 4 571 16
Sedesol 903 486 489 14 2 069 36 486 269 965 9 1 549 44
Por otro lado, se puede analizar el diseño de los recursos a las osc a través del
Programa de Coinversión Social adscrito a la Sedesol que por sí solo otorgó 1 344 de los
apoyos a osc, 39 por ciento de los apoyos de la administración pública federal, por lo que
puede ser un caso representativo para advertir la vinculación entre gobierno y osc.
Este programa de 2012 a 2013 y sobre todo en 2014 ha sido sujeto a cambios signi-
ficativos que se pueden observar en tres acciones: cambios del fin y propósito del progra-
ma, cambios a reglas de operación y convocatorias y convenios de colaboración para la
emisión de las convocatorias. Los cambios a fin y propósito pueden ser indicio de coop-
tación por parte del gobierno ya que se modifican para insertarse a objetivos sectoriales.
Los cambios en reglas de operación y convocatorias pasaron de ejes temáticos de activi-
dades de osc a ejes del gobierno federal y sectorial, donde se otorgan mayores montos de
recursos a osc que trabajan en municipios prioritarios de la Cruzada.
Otro indicio de cooptación lo da la canalización de recursos a entidades federativas
o municipios gobernados por el pri. Muestra son el incremento de los convenios de cola-
boración que en 2013 el Indesol suscribió con Michoacán, Jalisco, Yucatán, Durango, y
los municipios de Coatzacoalcos, León, Celaya.
Por otro lado, en el marco de la reforma fiscal impulsada por el gobierno de Peña
numerosas osc advirtieron que atentaba directamente en contra de ellas. Diversas organi-
zaciones lanzaron un desplegado dirigido a Enrique Peña Nieto, legisladores y los parti-
dos políticos firmantes del Pacto por México en el que expresaban su preocupación por
las consecuencias que la reforma tendría para las osc autorizadas para recibir donativos
deducibles de impuestos, ya que desincentivaría las donaciones de particulares.
El diagnóstico realizado por las osc advertía que las disposiciones propuestas “no
serían significativas para la hacienda pública y en cambio sí afectarían sensiblemente los
recursos de las donatarias autorizadas, al limitar las aportaciones adicionales a los
436 Banegas gonzález / Hernández ortiz
impuestos, que hacen los ciudadanos y las empresas para la ayuda a sus semejantes y para
el bien público” (Cemefi, 2013). El cabildeo propició la eliminación de la fracción xxxii
del Artículo 28 y el último párrafo del Artículo 151 de la Ley del isr.
En opinión de María Elena Morera, una de las representantes de las osc manifestan-
tes, a un mes después de los cambios advierte que “el gobierno le da a las organizaciones
civiles la oportunidad de hacer más por México, reconoce un mayor número de activida-
des autorizadas y, por lo tanto, se amplía el número de osc que pueden ser donatarias,
además se elimina la prohibición para realizar actividades destinadas a influir en la legis-
lación” (Morera, 2013).
Además, de acuerdo con el Cemefi (2014) existe un proceso de simplificación admi-
nistrativa que se ha traducido en la reducción de los tiempos de atención a los trámites
realizados por las osc; estos cambios de acuerdo explican el aumento de osc donatarias
autorizadas, que para 2013 es de 7 900 organizaciones.
Los primeros dos años de este sexenio pueden ser caracterizados por relaciones de
cooperación y cooptación. El gobierno cooperó con las organizaciones en el marco de la
reforma fiscal, escuchó sus demandas y actuó propiciando el incremento de las donatarias
autorizadas. En un sentido diferente están las acciones que hasta ahora se han observado
del delineamiento de la agenda de fomento a través de los programas desde los planes
nacionales y no desde las necesidades de fomento de las osc. Evidencia de esto es la nula
inclusión de las osc y los cambios en los programas sociales como el Programa de
Coinversión Social.
En esta sección se analizarán los espacios de interlocución donde los actores interactúen
a manera de red, donde la toma de decisiones se dé lo más cercano posible a formas
horizontales. Se comparte la visión de Marsh y Rhodes (1992), donde las redes de polí-
ticas o policy networks se conciben como un grupo complejo de organizaciones conectadas
entre sí por dependencias de recursos y distinguidas de otros grupos o complejos por
rupturas en las estructuras de dependencias. Los componentes de estas redes son los
miembros, las formas de interacción y la distribución de recursos.
El referente empírico analizado es la confluencia anual entre el Consejo Técnico
Consultivo (ctc) y la Comisión de Fomento a las Actividades de las osc que se asemeja
a redes tendientes a comunidades políticas con un grado de institucionalización derivado
de la Ley de fomento a las actividades de las osc. Esta confluencia tiene por objeto realizar
una evaluación conjunta de las políticas y acciones de fomento de las dependencias y
entidades de la administración pública federal (Congreso de la Unión, 2004).
La comisión está integrada por un representante de las secretarías de Desarrollo
Social, Gobernación, Hacienda, Relaciones Exteriores. Por otro lado, el consejo está inte-
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 437
grado por un servidor público, nueve representantes de las osc, cuatros representantes
del sector académico, profesional, científico y cultural, dos integrantes del Poder Legislativo
Federal y un secretario ejecutivo. Nueve de los 17 puestos del consejo son ocupados por
representantes de la osc. Sin embargo, es imprescindible analizar el papel de esta partici-
pación.
Desde este espacio de interlocución, que de forma natural es donde se deberían pro-
piciar relaciones de cooperación entre OSC y gobierno, se analizan las distancias al ideal
que se dieron durante los tres sexenios.
Un logro de este sexenio fue que el ctf y la comisión empezaron a sesionar regularmente.
Ya que la Ley de fomento es promulgada el 9 de febrero de 2004, no existe espacio tempo-
ral significativo para la discusión entre la comisión y el consejo. Sin embargo se logran
advertir dos temas a discusión que siguen vigentes en el debate de las problemáticas que
enfrentan las osc y los cuales el gobierno federal aún debe resolver, éstos son: la simpli-
ficación de trámites y las denuncias de participación de osc en campañas políticas.
Durante este sexenio como parte de las tareas anuales de la comisión y el consejo se ela-
boran siete evaluaciones a la política de fomento a las actividades de las osc. Una de estas,
realizada en 2011, sintetiza algunos de los retos a la política de fomento que continúan
vigentes en esta nueva administración, entre los que se encuentran: a) ausencia de una
política pública de fomento a las osc; b) criterios heterogéneos sobre la identidad de las
osc sujetas de fomento: incongruencias e inconsistencias; c) discrecionalidad en la asig-
nación de apoyos y estímulos; d) marco normativo restrictivo en el ejercicio y la compro-
bación de recursos públicos ya que fue diseñado para la apf y se impone a las osc, y e)
las dependencias de la apf solicitan a las osc apoyadas informes sobre sus proyectos pero
el énfasis de estos informes es la comprobación del ejercicio de recursos y no los resulta-
dos logrados (Sánchez, 2011). Estos puntos son evidencia de los pocos avances que se
han tenido en materia de fomento y del poco alcance que pueden tener estos órganos a
pesar de que se advierte una gran serie de problemas a los que se enfrentan las osc.
La comisión dentro de sus funciones puede “conocer de las infracciones e imponer
sanciones correspondientes a las organizaciones de la sociedad civil” (Congreso de la
Unión, 2004). Con esta base, durante este sexenio la comisión adquiere una fuerte impor-
tancia a la vez que se sobrecarga de esta función en específico, lo que provoca que cada
vez adquiera la forma de una especie de órgano fiscalizador, a manera de última instancia
de resolución de conflictos.
438 Banegas gonzález / Hernández ortiz
En la comisión se resuelve sobre los casos en los cuales las osc son exhortadas al pago
de multas o al reintegro de recursos federales debido al inadecuado ejercicio de los recur-
sos. Algunos otros temas que son tratados en este órganos son: el fortalecimiento de la
relación entre las instancias de la apf, generación conjunta de agenda legislativa, impulso
a la participación ciudadana (Comisión de Fomento de las Actividades de las Organizaciones
de la Sociedad Civil, 2007-2012). Estos últimos sin gran alcance ya que no se reflejan en
acciones concretas más allá de banners en las páginas de la internet de las dependencias
de la apf.
Por su parte, el consejo se centró en dos tareas: la supervisión de las reglas de opera-
ción de los programas federales que otorgan recursos a las osc y las reformas fiscales. Este
último tema se integra por cuatro puntos en particular: 1) la articulación de la política fiscal
y hacendaria de la política social, 2) la política de fomento, 3) la promoción del Estado de
derecho y 4) los incentivos fiscales a las actividades en la Ley de fomento (ctc, 2007-2012).
Los temas abordados por el consejo al no tener mecanismos de coacción con las instancias
de la apf quedan como buenos propósitos sin una materialización operacional.
Se puede afirmar que a pesar de existir los canales institucionales de generación de
esquemas horizontales de toma de decisión entre gobierno y osc, éstos al no contar con
mecanismos de operacionalización efectiva (en el caso de la comisión) y coacción (en el
caso del consejo) no se implementan y sólo quedan en un ámbito más bien indicativo y
a libertad de implementación. Por lo que se puede afirmar que la relación entre ambos
actores puede ser caracterizada por la no cooperación. Al contar con lógicas propias cada
órgano, comisión y consejo, se advierten aislados de la toma de decisiones conjunta.
16
Los candidatos a consejeros se regulan a través de convocatoria elaborada por el consejo. La elección de
consejeros se da a través de mayoría simple, véase el Artículo 42 del reglamento de la lffaosc (Presidencia de
la República, 2005).
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 439
Debido a que una de las estrategias principales de gobierno de Vicente Fox fue la supe-
ración de la pobreza, la participación de las osc se enmarcó en la vigilancia de los recur-
sos de la Secretaría de Desarrollo Social a través de la red de organizaciones que se
aglutinó en torno a la osc Transparencia Mexicana, que se encargó de dar seguimiento a
manera de auditoría de los programas sociales (Hernández, 2002).
Otro momento de fuerte participación de osc fue la observación de los temas sobre
desarrollo y política social que se dio en el marco de dos eventos específicos: la
Conferencia Internacional onu 2002 y la Quinta Conferencia Magisterial de la
Organización Mundial de Comercio en 2003, donde entre otras cosas se demandan estra-
tegias de financiamiento de países ricos a países pobres (Ramos y Alcántara, 2002) y se
advierte la necesidad del desarrollo económico a través de otras alternativas (Sen, 2003;
Ruiz, 2003).
Durante ese sexenio se empezó a advertir sostenidamente por parte de las osc un
aumento en la criminalidad y en las omisiones en derechos humanos. Ejemplo de ello son
las demandas de aparición de periodistas desaparecidos por parte de redes de osc con
soporte de la Organización de las Naciones Unidas (onu) (Zárate, 2005; Alcántara y
Gómez, 2005).
440 Banegas gonzález / Hernández ortiz
Ante los avances y las sinergias propiciadas entre osc y gobierno se esperaba una articu-
lación más fuerte entre ambos actores para implementar estrategias de solución a proble-
mas sociales; sin embargo, eso no fue así. Las osc se caracterizaron por ser detractoras de
la actuación gubernamental, es decir ser vigilantes del subsistema político, en específico
sobre el tema de seguridad y violaciones de derechos humanos vistos desde diversos
ámbitos de acción.
En derechos humanos, en específico lo que concierne a periodistas y migrantes, las
osc advirtieron las faltas hechas por el Instituto Nacional de Migración (inm) en cuanto a
trato a los migrantes y restricciones a la vigilancia por parte de las osc. La organización
Sin Fronteras, A. C. advierte que la normatividad del inm es gravemente violatoria de los
derechos humanos (Ramos, 2007a; Ramos, 2007b).
En el tema de seguridad se generan dos aristas: las osc que advierten omisiones
gubernamentales para garantizar la integridad de los ciudadanos y las osc que advierten
la necesidad de cambios en la estrategia contra el crimen organizado. Ambas visiones se
enmarcan en dos oportunidades políticas que acontecen en 2008 y 2011. La primera
relacionada con el asesinato del hijo del empresario Alejandro Martí, que encaja con una
visión más tradicional de la seguridad como integridad física, y la segunda relacionada
con el asesinato del hijo de Javier Sicilia, que embandera un cambio a la estrategia de
lucha contra el narcotráfico del sexenio. Ambas visiones tienen en común la observancia
negativa de la política gubernamental de seguridad.
A pesar de que se generan lugares de diálogo y espacios de integración de las deman-
das ciudadanas, el seguimiento a éstas es evaluado negativamente por parte de los intere-
sados. De acuerdo con Martí, a tres años de la frase “Si no pueden renuncien” de 2008
no existen avances significativos en el tema de seguridad (Mondragón, 2011).
Por temáticas de acción las osc tuvieron fuerte participación en diversos asuntos,
entre los que están: trata de personas, aborto y prevención y atención de la violencia
contra las mujeres. Las osc fueron parte del impulso de cada una de las temáticas o
encontraron las oportunidades políticas para la discusión. Sin embargo, más que con el
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 441
17
Colectivo por la transparencia conformado por 14 organizaciones: Alianza Cívica, ARTICLE19, Centro
Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), Ciudadanos en Medios Democracia e Información Ciudadanos por
Municipios Transparentes (Cimtra), Cultura Ecológica, DECA-Equipo Pueblo, Fundar Centro de Análisis e
Investigación, Gente Diversa-Baja California, Gestión Social y Cooperación (Gesoc),Iniciativa Sinaloa Centro
Ciudadano de Investigación, ong Contraloría Ciudadana para la Rendición de Cuentas, Presencia Ciudadana
Mexicana, Sonora Ciudadana.
18
La red Cuentas Claras está formada por Gesoc, A. C., imco, México Evalúa y Fundar.
442 Banegas gonzález / Hernández ortiz
y periodistas. Algunas de las demandas de las osc son “nuevas”, derivadas de omisiones
antiguas o estructuras gubernamentales estatales o municipales, como el caso del incre-
mento en las desapariciones. En 2013 se dan los primeros esbozos de este tipo de deman-
das en torno al Comité de Familiares y Amigos de Desaparecidos y Asesinados en
Guerrero, que exhortan a las estructuras de justicia de los diversos niveles (federal, estatal
y municipal) a encontrar a desaparecidos y dar evidencias del seguimiento de los casos
(Alcántara, 2013).
El problema se acentúa hacia octubre de 2014, donde esta “bola de nieve” de desa-
pariciones se hace más visible ante la solidarización de un gran cúmulo de osc y sociedad
en general ante el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal de
Ayotzinapa. Las demandas en específico atentan contra el subsistema político en donde
se ha exigido la renuncia del gobernador de Guerrero (Noticias MVS, 2014) e incluso del
presidente Enrique Peña Nieto (La Jornada, 2014).
Otra demanda por parte de la sociedad hacia el gobierno es la que representan los
estudiantes del Instituto Nacional Politécnico (ipn)19 en torno a la aprobación de su regla-
mento interno. Las movilizaciones de estudiantes surgen debido a modificaciones en la
operación y supuestos cambios en el carácter formativo de los alumnos. Estas demandas
se dirigen más bien al subsistema económico debido a que algunas de las principales
preocupaciones de los estudiantes son la disminución de las competencias que se tradu-
cen en bajos salarios en el mercado de trabajo (El Universal, 2014). Ante las movilizacio-
nes el gobierno ha entablado mesas de negociación desde la Secretaría de Gobernación
(Sánchez y Martínez, 2014; Gómez y Pérez, 2014); sin embargo, los movilizados mantie-
nen una evaluación negativa de las repuestas que se han dado a sus demandas, por lo que
a 20 días del inicio de la movilización, el ipn se mantiene en paro (Sánchez, 2014).
La evidencia presentada indica que la relación de osc con gobierno será caracteriza-
da por la confrontación. El papel principal que han tenido las osc se ha centrado en
puntualizar las omisiones y faltas gubernamentales en diferentes temas sociales.
Conclusiones
19
Aunque estas movilizaciones no son precisamente emanadas de osc sino de organizaciones de estudian-
tes que se caracterizan por actuar como organizaciones de movimientos sociales, se considera necesaria la
mención para contar con un esquema amplio del fenómeno de participación social.
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 443
puede ser caricaturizada como la vinculación con ciertos grupos empresariales y los
representantes de los partidos en el Congreso (Aguilar, 2013).
Igualmente, se observa continuidad en los espacios de interlocución relacionados
con el tema de seguridad y el seguimiento de las agendas de las osc. Por parte de las osc
se puede observar un perfil crítico de la actuación gubernamental en temas como la segu-
ridad y la pobreza, además de transparencia y rendición de cuentas del gasto público. Tal
vez una diferencia respecto al gobierno de Calderón se pueda observar en la tendencia a
mantener relaciones de cooptación del gobierno hacia las osc. Muestra de esto es el deli-
neamiento de agendas a las cuales las osc se deben sujetar para concursar por recursos
públicos.
En el marco de la reforma fiscal de 2014 se logró un avance para las osc en cuanto
a la posibilidad de incidir en la legislación y mayor apertura para ser donatarias autoriza-
das, sin embargo aún resta una mayor reestructuración de la política de fomento, y las
modificaciones a los impuestos que disminuyen y restringen la acción de las osc.
En su momento, Felipe Calderón fue forzado al diálogo y en algunas otras ocasiones,
por voluntad, a vincularse con las osc que atendían temas de seguridad. Las osc pudieron
ser interlocutoras en leyes y foros. A pesar de la inclusión la evaluación de la estrategia
por parte de las osc al final del sexenio fue negativa. En lo que va del gobierno de Enrique
Peña Nieto se observa una apertura al diálogo menos forzada. Sólo el tiempo permitirá
advertir si estos espacios más allá de escuchar la voz de la sociedad civil organizada per-
miten generar acuerdos vinculantes con el gobierno federal.
En cuanto a la inclusión de las osc en temas de interés público se observa la invita-
ción del gobierno de Peña a participar en el marco de la cnch así como la continuidad de
los foros en temas de seguridad. No se logra observar la participación de otro perfil de
organizaciones más allá de seguridad y cnch. Por parte de las organizaciones se logra
advertir un perfil crítico al gobierno respecto a la transparencia del gasto social.
Los programas y apoyos a las osc en el sexenio anterior se incrementaron pero no al
ritmo de crecimiento de las osc. La evaluación de los recursos públicos por las osc es
negativa debido a la presencia de organizaciones paragubernamentales y la canalización
del mayor monto de recursos a éstas. En lo que va del sexenio de Peña Nieto este proble-
ma se incrementa debido a que baja el monto de recursos destinados a osc y a que las
desigualdades (muchos recursos a pocas osc) se acentúan.
En el Consejo Técnico Consultivo desde su creación (2005) se advierte una rica
discusión de una amplia diversidad de temas que afectan a las osc, sin embargo no se han
logrado concretar propuestas debido a dificultades de operacionalización y recursos.
Muchos de los temas que se han abordado han sido discutidos desde sexenios anteriores.
Por otro lado, aunque la comisión reconoce como interlocutor al consejo, se está limitada
al estar ceñida a una agenda del gobierno federal y por la falta de presupuesto para las
acciones y la ausencia de una política transversal de fomento.
444 Banegas gonzález / Hernández ortiz
* Se considera madurez insuficiente de la confluencia entre la comisión y el consejo para advertir una relación.
Fuente: Elaboración propia con base en el planteamiento de Najam (2000).
Sociedad civil y desarrollo social: ¿qué podemos esperar de la nueva administración? 445
Lo anterior expuesto lleva a plantear una agenda de investigación que permita dar
seguimiento a la relación entre gobierno y sociedad civil en este sexenio. Ésta debe partir
de una caracterización más profunda del universo de organizaciones sociales, ya que se
aprecia una vinculación diferenciada en tres sentidos: 1) la importancia que tengan las
llamadas organizaciones paragubernamentales utilizadas por el gobierno para dominar el
discurso y atraer los apoyos del tercer sector, 2) el perfil de las organizaciones que son
invitadas a participar como interlocutoras de las agendas gubernamentales y más allá del
perfil, el poder de decisión que éstas ostentan y la continuidad o no del mismo, a través
de la creación de instituciones, y 3) el análisis comparado de las acciones u omisiones
gubernamentales en materia de fomento a las osc a través de la dinámica de las organi-
zaciones entre sexenios.
La agenda de investigación propuesta podría darnos mayores elementos para advertir
las deficiencias gubernamentales en materia de desarrollo social. Tanto desde las acciones
de contraloría social y evaluación de la política, así como la identificación de problemáticas
sociales (poblaciones carenciadas) y cobertura que escapan de la política social actual.
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450 Banegas gonzález / Hernández ortiz
1
La información referente a la medición de la pobreza es generada, a nivel nacional y por entidad federa-
tiva, cada dos años y a nivel municipal cada cinco años. Las cifras más recientes son de 2012 y las cifras refe-
rentes a 2014 se podrán consultar a partir de julio de 2015 (Coneval, s/fa).
451
452 Hernández Licona
2
El Coneval cuenta con más de 1 000 instrumentos de evaluación de los programas y políticas sociales que
pueden ser consultados en su página, véase Coneval (s/fb).
Autonomía de hecho y autonomía de derecho 453
Una mirada retrospectiva a la experiencia de casi ocho años en el Coneval lleva a pregun-
tarse: ¿cuáles son las razones que han llevado a que el Coneval haya gozado, durante todo
este tiempo, de autonomía de hecho, puesto que es una instancia gubernamental situada
inclusive al interior de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol)?
Se podría pensar que se ha debido a la claridad y capacidad de su personal; al com-
promiso y desempeño de sus consejeros (investigadores académicos); al carácter demo-
crático de los gobiernos desde 2006; al respeto de los secretarios de Desarrollo Social
durante este período, etcétera. Aunque es probable que todas estas explicaciones o com-
binaciones de ellas se hayan conjugado para dar sustento a la autonomía de hecho, en
estas breves líneas se quiere llamar la atención sobre el papel que puede haber jugado la
peculiar estructura organizativa del Coneval, la cual se ha convertido en un referente
internacional y hoy diferentes países (India, Sudáfrica, China, Vietnam, España, Chile,
Perú, Marruecos, Bolivia, Bután, Costa Rica, Argentina, El Salvador, etcétera) se han inte-
resado en este modelo.3
Incluso, es de destacar que en las evaluaciones externas practicadas al Coneval se
reconociera que el consejo se ha convertido en un referente sólido para otros países e
instituciones activas e influyentes en los temas de evaluación y medición de la pobreza.
Un ejemplo es que 92 por ciento de los actores internacionales entrevistados cuenta con
una excelente imagen del Coneval y el ocho por ciento restante manifiesta tener una muy
buena imagen de la institución. O bien que la medición de la pobreza cuenta con solidez,
posicionamiento y un alto grado de credibilidad, y más de 85 por ciento de los funciona-
rios entrevistados consideró que la información es útil, relevante, transparente, accesible,
sólida, creíble, clara, comparable y oportuna. Así mismo, se encontró una alta calidad y
relevancia de las evaluaciones que realiza a los programas sociales, por lo que el Coneval
ha contribuido a la mejora en el diseño y operación de los programas de desarrollo social,
lo cual es reconocido por los actores responsables de su ejecución.4
Así mismo, otros estudios internacionales han reconocido la labor e independencia
del Coneval al comparar la experiencia en evaluación que se tiene en diversos países,
como lo hace Gaarder y Briceño (2011): “De estos tres países [México, Chile y Colombia],
el Coneval de México es el más independiente de las tres instituciones, debido principal-
mente al hecho de que se está conformado por una junta ejecutiva de académicos inde-
pendientes”. O bien el caso de Rubio (2012) cuando explora experiencias exitosas en el
desarrollo de sistemas de monitoreo y evaluación destacando el caso mexicano en la
esfera internacional: “Una característica particular que merece atención es la naturaleza
3
Para una mejor referencia de la contribución del Coneval a la comunidad internacional consultar Coneval
(s/fc).
4
Para mayor información sobre las evaluaciones externas practicadas al Coneval, consultar Coneval (s/fd).
454 Hernández Licona
mixta del Coneval, puesto que se trata de una órgano del gobierno relativamente inde-
pendiente, con una estructura de gobierno única”. También lo destaca Castro et al. (2009)
cuando menciona: “Una característica que merece atención es la naturaleza mixta del
Coneval como agencia del gobierno y como instancia relativamente independiente, con
una estructura organizacional autónoma. A pesar de formar parte del Poder Ejecutivo y
de que su director es designado por el gobierno federal, el Coneval es dirigido por un
organismo colegiado independiente, compuesto por seis académicos”.
El órgano superior en la estructura del Coneval es el comité directivo (órgano de
gobierno), que está formado por ocho miembros: seis investigadores académicos (conse-
jeros), el titular de la Sedesol y un representante de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público.5 Los investigadores académicos, de acuerdo con la Ley general de desarrollo social
(Congreso de la Unión, 2004), son elegidos por convocatoria pública por la Comisión
Nacional de Desarrollo Social (cnds), que es la instancia creada por la Ley general de desa-
rrollo social para coordinar las acciones nacionales de desarrollo social. Los candidatos a
ser consejeros deben satisfacer una serie de requisitos técnicos que buscan garantizar que
sean académicos en activo, dedicados a los temas de evaluación de programas sociales y
al estudio y medición de la pobreza y con un perfil apartidista.6
Para la elección de los consejeros del Coneval, la cnds cuenta con un total de 44
votos, que son emitidos por los gobiernos estatales (que tienen mayoría), las asociaciones
de presidentes municipales, el Congreso y el Ejecutivo.7 Del total de estos votos, el
Ejecutivo sólo tiene seis; es decir, de acuerdo con la Ley general de desarrollo social, los
consejeros no son electos por el presidente de la república, ni por el gobierno ni por los
partidos políticos.
5
Un órgano de gobierno o comité directivo es el órgano superior de administración de una institución, se
integra por varias personas que actúan de forma conjunta para resolver o aprobar asuntos administrativos,
técnicos, normativos, presupuestales y operativos para el funcionamiento del ente. Sus atribuciones son regu-
ladas por alguna normativa, ya sea ley, reglamento o estatuto orgánico.
6
La Ley general de desarrollo social establece que el Coneval tiene dos funciones básicas: evaluar la política
de desarrollo social y medir la pobreza. La misma ley establece que el Coneval debe ser una institución con
autonomía técnica y de gestión. Señala, en su artículo 82, que los consejeros deberán ser o haber sido miembros
del Sistema Nacional de Investigadores y que colaboren en instituciones de educación superior y de investiga-
ción inscritas en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad.
7
El Artículo 49 de la Ley general de desarrollo social establece que la cnds será presidida por el titular de
la Sedesol y además estar integrada por los titulares de las secretarías de Educación Pública, Salud, Trabajo y
Previsión Social, Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, así como Medio Ambiente y
Recursos Naturales. Además de los titulares de la dependencia responsable del desarrollo social en cada gobier-
no de las entidades federativas, un representante de cada una de las asociaciones nacionales de autoridades
municipales y por los presidentes de las comisiones de desarrollo social de la Cámara de Diputados y de
Senadores.
Autonomía de hecho y autonomía de derecho 455
8
Los consejeros actuales del Coneval reciben un ingreso por la prestación de sus servicios, pero no cuen-
tan con plaza presupuestaria, ni aguinaldo, ni pago de bonos, ni de teléfonos celulares, ni de seguro de separa-
ción, ni tampoco cuentan con asistentes. Ellas/os siguen laborando en sus respectivas instituciones de educación
superior.
456 Hernández Licona
9
El sni tiene por objeto promover y fortalecer, a través de la evaluación, la calidad de la investigación
científica y tecnológica y la innovación que se produce en el país. El sistema contribuye a la formación y con-
solidación de investigadores con conocimientos científicos y tecnológicos del más alto nivel como un elemento
fundamental para incrementar la cultura, productividad, competitividad y el bienestar social.
10
Una breve reseña de los consejeros del Coneval se puede consultar en Coneval (s/fd).
Autonomía de hecho y autonomía de derecho 457
programas y políticas sociales no sólo en México sino al nivel mundial, lo que le ha dado
prestigio y reconocimiento. Otra parte se debe a la calidad profesional y compromiso de
sus funcionarios.
El ethos académico es un elemento fundamental para entender el funcionamiento del
Coneval. A pesar de su pluralidad, en general las decisiones han contado con el apoyo
unánime de sus miembros. Ha habido oportunidades en que las discusiones se han man-
tenido por largos períodos mientras se hacen las investigaciones necesarias para dilucidar
los puntos en controversia. En esencia el ethos académico exige que las discusiones se
enmarquen dentro de los límites de la ciencia y el mejor análisis empírico posible.
Otro de los principios que caracteriza a la ciencia es que sus procedimientos y resul-
tados son públicos. Toda vez que algún académico reclama haber hecho una contribución
tiene la obligación de poner a disposición de la comunidad los datos, el método y los
procedimientos empleados de modo que quien se interese pueda replicar los hallazgos.
Sobre la base de esta norma, el Coneval ha adoptado el principio de transparencia de su
proceder. En el cálculo de la pobreza, el Inegi hace pública la información de la Encuesta
Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (Enigh) a partir de la cual se estiman las
mediciones de pobreza y el Coneval publica los programas de cómputo (en SPSS, STATA
y R), de modo que los interesados estén en condiciones de reproducir las cifras oficiales.
Incluso, el Coneval desde su creación, y hasta ahora, ha sido un impulsor de los datos
abiertos, participando activamente en esta estrategia de dar mayor apertura y difusión a
la información confiable.11
En fin, un conjunto de investigadores académicos sin partido político, que son mayo-
ría en las decisiones razonadas de la institución, una actuación transparente y rendición
de cuentas, son elementos básicos que hacen posible la autonomía de hecho y sobre la
base de ella el Coneval ha logrado el respeto y reconocimiento de la sociedad del país y
de la comunidad internacional.
Un primer aspecto que requiere ser abordado por la reforma política es reconocer que el
Coneval ha actuado, en los hechos, con autonomía y transparencia absolutas, lo cual le
ha dado credibilidad a la información que proporciona. Si se parte de una premisa equi-
vocada, se podrían tener un conjunto de normas nuevas con poco valor.
Parecería que la reforma que el Congreso estableció ha acentuado el tema de la auto-
nomía, pero no el tema de la credibilidad y por lo tanto se podría tener la paradoja de
contar con una mayor autonomía formal, pero menor credibilidad de la institución si se
plantean las leyes secundarias equivocadas. La reforma política que otorgará autonomía
formal al Coneval establece que el consejo será un organismo autónomo a cargo de la
medición de la pobreza y de la evaluación de los programas de la política de desarrollo
social, así como de emitir recomendaciones y establecer, en su ley, las formas de coordi-
nación con las autoridades federales, locales y municipales. Hasta aquí la reforma sólo
adicionó de manera formal la relación de coordinación con los tres órdenes de gobierno,
puesto que el resto ya lo venía haciendo el Consejo.12
Adicionalmente, la reforma establece que el consejo está integrado por un presiden-
te y seis consejeros, quienes deberán ser mexicanos de reconocido prestigio en los secto-
res privado y social, así como en los ámbitos académico y profesional, tener una
experiencia mínima de 10 años en materia de desarrollo social y no pertenecer a algún
partido político o haber sido candidato a ocupar un cargo de elección popular, quienes
serán nombrados por el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes de la
Cámara de Diputados y durarán en su encargo cuatro años, pudiendo ser ratificados para
un segundo período. Así mismo, la reforma establece que el presidente del consejo dura-
rá en su encargo cinco años y podrá ser reelecto por una sola vez, siendo elegido en los
mismos términos que los consejeros. Si bien la presidencia del consejo ya no recae en la
Sedesol pareciera ser que los requisitos técnicos del perfil de los consejeros se relajaron.
Como tercer punto, la reforma establece que el presidente del consejo presentará
anualmente un informe de actividades a los poderes de la unión y comparecerá ante las
cámaras del Congreso. Aspecto que le da formalidad, pero que el Coneval actual ya ha
venido haciendo de diferentes formas desde su creación.
El fin último de cara a la sociedad es que la información que se genere sea creíble,
por ser esta rigurosa, transparente y generada en un ámbito que no es partidista; la auto-
nomía es solo un vehículo para que esto suceda. Si se consultara sólo a la ciudadanía
sobre la autonomía formal, muy probablemente el hallazgo mostraría que el tema es poco
relevante para ellos, toda vez no sería necesario tener autonomía para ser una fuente
fidedigna, es decir, que la autonomía es solo un mecanismo para generar confianza o
credibilidad entre la ciudadanía, elementos que ya ha conseguido el Coneval.
¿Qué peligros concretos se perciben con la reforma propuesta?
12
Para más detalle consúltese el proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversos artículos
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia política-electoral (Cámara de Senadores,
2013).
Autonomía de hecho y autonomía de derecho 459
rar la política pública. Parecería que la reforma política que se propone tiene un
énfasis exclusivo en que la información que se genere sea sólo para señalar errores.
Una evaluación que muestra errores y no tiene como objetivo el perfeccionamiento
continuo de los programas y estrategias será siempre una evaluación sesgada. Para
aplicar las mejoras necesarias es muy recomendable dialogar productivamente con
los funcionarios responsables y contar con su apoyo. Un ánimo punitivo de la eva-
luación, por el contrario, llevará a que se esconda evidencia, se maquillen los datos
y se resistan o posponga la implementación de las mejoras.
Quizás la mejor ruta para plantear las leyes secundarias que van a respaldar la refor-
ma que le otorga autonomía de derecho al Coneval sea retomar directamente los elemen-
tos que ya están planteados en la Ley general de desarrollo social y que han mostrado ser
efectivos para que el Coneval haya tenido la autonomía que en los hechos cuenta. Será
especialmente importante retomar de la Ley general de desarrollo social los requisitos que
se piden para ser investigadores académicos de la institución, la forma de elección de los
mismos, así como los objetivos de la institución y los requisitos para la medición de
pobreza, contenidos en el capítulo vi del título tercero y el título quinto de esta ley
(Congreso de la Unión, 2004).
Hasta el mes de octubre de 2014 se habían presentado al menos tres iniciativas que
buscaban reglamentar la Ley del Coneval, la primera de ellas fue presentada el 4 de junio
de 2014 por el Partido Acción Nacional (pan, 2014), la segunda el 16 de julio de 2014
por el Partido de la Revolución Democrática (prd, 2014) y la más reciente fue presentada
por el Partido Revolucionario Institucional el 9 de octubre de 2014 (pri, 2014).
En esas iniciativas pareciera que se insiste en que los consejeros sean de tiempo
completo y también se observa que la exigencia académica es mucho menor que la que
presentaba la Ley general de desarrollo social. Así mismo, en una de ellas se sugiere que
exista un comité técnico, adicional al consejo general, que tenga como objetivo proponer
la metodología de medición de pobreza y la evaluación de la política de desarrollo social.
Pareciera que con esta idea se busca preservar el carácter técnico del Coneval, pero si el
órgano máximo en el cual se tomarán las decisiones está conformado por personas dis-
tintas con un carácter más político, la existencia de esta instancia técnica generaría un
problema grave de gobernanza en el interior del consejo. Estas características harían del
Coneval una institución muy diferente respecto a la que hoy existe.
A raíz de la reforma política reciente, el Coneval pasará a gozar de autonomía garan-
tizada por la carta magna. Esperemos que en el tránsito no se pierda la autonomía de
hecho ni el carácter académico en la conducción. La autonomía de derecho que se inten-
ta debería entenderse como el conjunto de normas que garanticene institucionalicen la
autonomía de hecho con la que cuenta actualmente el Coneval.
Autonomía de hecho y autonomía de derecho 461
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disposiciones de la Ley general de desarrollo social, recibida de los diputados Agustín
Miguel Alonso Raya, Silvano Aureoles Conejo, Fernando Zárate Salgado, Fernando
Belaunzarán Méndez, Jessica Salazar Trejo, Alliet Mariana Bautista Bravo, Carol Anto-
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VI
reformas ausentes: Las políticas de cuidado
Envejecimiento, redes y protección social en México:
Reflexiones a partir de estudios de caso
Rocío Enríquez Rosas y David Foust Rodríguez
Introducción
La población del país, de América Latina y del globo entero propenden al envejecimiento
como consecuencia de las políticas de salud y demográficas que han prolongado la espe-
ranza de vida de los humanos y han cambiado la estructura etaria de las poblaciones
(Enríquez, 2012:240). Puesto que la esperanza de vida de las mujeres es mayor que la de
los hombres, el envejecimiento poblacional y los retos que implica tendrán un marcado
diferencial de género (Enríquez, 2012:241).
La proporción de personas en edad de trabajar en relación con las personas mayores
de 60 años cambiará drásticamente en las próximas décadas: si actualmente esa propor-
1
En este artículo se incorpora material de la investigación “Latinassist: Oferta institucional y lógicas de
actores: mujeres asistidas en seis ciudades de América Latina”, coordinada por Blandine Destremau e Isabel
Georges, y para el capítulo mexicano por Rocío Enríquez y Magdalena Villarreal.
465
466 enríquez rosas / Foust Rodríguez
ción es aproximadamente de ocho a uno, en el año 2050 será de tres a uno (Levy y
Schady, 2013). Y aunque otros países de la región tienen un reto más apremiante que
México (Enríquez, 2012), en el país se encienden ya focos amarillos en todos los rubros
que son considerados al hacer la evaluación global de la política social midiendo la pobre-
za: en el renglón de los ingresos suficientes para la canasta básica; en el de los derechos
sociales: a la vivienda digna, a la alimentación, a la seguridad social, a la salud, a la edu-
cación. Basta asomarse a los indicadores en cualquiera de estos renglones para constatar
la falta de preparación del país para afrontar decididamente los desafíos implicados ya
desde ahora:
Diversos estudios calculan que entre 70 y 80 por ciento de los adultos mayores no
tienen empleo ni pensión (Robles, 2013), y los que tienen, perciben ingresos raquíticos,
menores a dos salarios mínimos (Enríquez, 2012: 244). La percepción de 1 160 pesos
bimestrales del programa Pensión para Adultos Mayores le permite al Estado mexicano
contabilizar a alrededor de tres millones de ancianos como “con seguridad social”
(Coneval, 2013). Este monto está por debajo del salario mínimo (aproximadamente 1
900 pesos mensuales) y de la “línea de bienestar” que equivale a la canasta básica (apro-
ximadamente 2 500 pesos mensuales por persona para localidades urbanas). Los criterios
de inclusión de este programa, además de la edad, tienen que ver con no contar con
apoyos de otros programas sociales, no recibir ingresos superiores a 1 092 pesos mensua-
les por concepto de pago de pensión. De manera opcional los adultos mayores pueden
participar en grupos de crecimiento y sesiones informativas sobre temas relacionados con
salud y obtienen también información y facilidades para acceder a servicios y apoyos de
instituciones tales como el Inapam, que incluye también acceso a información sobre acti-
vidades productivas y ocupacionales (Sedesol, 2013).
“En México, la mayoría de los adultos mayores vive en localidades urbanas; sin
embargo las personas que residen en el medio rural tienen una mayor longevidad así
como niveles de pobreza más altos” (Enríquez, 2012:244); esta mayor esperanza de vida
se combina con una mayor presencia de hogares “dona”, formados por niños y ancianos.
La vivienda –aún con algunos avances– y el transporte muchas veces no están adap-
tados a las necesidades específicas de accesibilidad y movilidad de los ancianos, incluso
en las ciudades y metrópolis (Enríquez, 2012:245). Y los subsistemas de salud presentan
graves deficiencias en términos de acceso efectivo, que no equivale a la sola cobertura
(Muñoz, 2012). Es lógico pensar que la falta de acceso efectivo a los servicios públicos de
salud se torna particularmente grave en la vejez, que es un período en el que se necesitan
más cuidados, especialmente en una población en la que los problemas asociados a la
diabetes y la hipertensión irán en aumento.
El carácter fragmentado, incompleto y relativamente ineficiente del sistema de pro-
tección social mexicano tiene impactos negativos en los hogares, que buscan compensar
con sus propios recursos las ausencias, inercias e intermitencias de los sistemas públicos.
Dos de las muchas áreas deficitarias son el cuidado infantil y a los ancianos, así como las
Envejecimiento, redes y protección social en México 467
pensiones (Valencia, Foust, Tetreault, 2012). A su vez, las tareas de cuidado terminan
siendo depositadas no sólo en las espaldas de las familias, así en abstracto, sino en parti-
cular de las mujeres (Enríquez, 2010).
Las reformas presentadas por el gobierno actual no incluyen un sistema de cuidados
que garantice el bienestar a pesar de las debilidades estructurales del sistema de protec-
ción social mexicano. Resulta especialmente preocupante la ausencia de este sistema de
cuidados para el caso de los menores así como de la población adulta mayor. Estas caren-
cias dan lugar a la prevalencia de un sistema de protección social informal centrado
principalmente en las redes de parentesco y particularmente en las mujeres.
Las personas envejecidas están recurriendo al apoyo de sus parientes, amigos y veci-
nos más cercanos y no sólo a nivel de su propio hogar, sino también de redes sociales que
se extienden más allá o que en ocasiones forma una unidad compuesta que se extiende a
varias viviendas relativamente contiguas. Las redes sociales han sido estudiadas por un
amplio número de investigadoras/es y desde diversos enfoques: algunas/os enfatizan la
reciprocidad, la confianza o el apoyo; otros dirigen su atención hacia la morfología o
extensión de estas estructuras sociales, o hacia la intensidad y frecuencia de los apoyos.
Sluzki (1996) se refiere a ellas como el contexto sociocultural en el que está inmerso
el sujeto social, determina de manera sustantiva su universo relacional. La red social per-
sonal del individuo puede ser definida como la suma de todas las relaciones que un
sujeto percibe como significativas o define como diferenciadas de la masa anónima de la
sociedad (Enríquez et al., 2008:154).
En su texto clásico, Adler de Lomnitz (1975) planteaba que las redes de intercambio
recíproco de los marginados eran una especie de “seguro cooperativo informal”. Logró
aproximaciones que hicieron de la “confianza” algo menos etéreo y más influido por la
cercanía/distancia social, económica y psicológica de los miembros de la red.
Wenger (en Litwin, 2001), propone una tipología sobre las redes específicas del adulto
mayor a partir de los siguientes criterios diferenciales: la disponibilidad de un pariente cer-
cano en la localidad, la frecuencia del contacto con la familia, los amigos y los vecinos y los
niveles de integración social en los distintos grupos de la comunidad. Litwin (2001) retoma
algunos elementos de esta propuesta y establece una clasificación detallada en términos de
los distintos niveles en que operan los vínculos sociales, de esta clasificación destacamos las
redes privadas restringidas que se caracterizan por la ausencia de relaciones de parentesco
locales y se centran en relaciones vecinales mínimas (Enríquez, et al., 2008:157).
Estas redes sociales son ocasión, escenario y estructuración de emociones sociales
como la confianza, la solidaridad, la felicidad, la soledad. Como lo han señalado diversas/os
autoras/es, las emociones son vehículo “de sentido y orientación en el mundo” (Enríquez,
2012:250). Son punto de encuentro entre la agencia de los sujetos y su interacción con
las estructuras sociales (Hochschild, 1979; Turner, 2007).
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (enigh), realizada por el
Inegi, ha incluido recientemente un conjunto de preguntas bajo el rubro de redes socia-
468 enríquez rosas / Foust Rodríguez
1. ¿Cree usted que si necesitara usted o alguien de su hogar pedirle a alguien la cantidad
de dinero que se gana en un mes, le sería …?
2. ¿Cree usted que si necesitara […] pedir ayuda para que la/o cuiden a usted en una
enfermedad, le sería …?
3. ¿Cree usted que si necesitara pedir ayuda para conseguir un trabajo, le sería …?
4. ¿Cree usted que si necesitara pedir ayuda para que la/o acompañen al doctor, le sería
…?
5. ¿Cree usted que si necesitara pedir cooperación para realizar mejoras en su colonia
o localidad, le sería …?
6. ¿Cree usted que si necesitara pedir ayuda para que le cuiden a las/os niñas/os en este
hogar, le sería …?
nencialmente en los próximos años y exacerbará las crisis en las cargas de cuidados,
centrados estos últimos en los recursos de las familias, de sus mujeres y de las redes
sociales informales.
Se trata de una aproximación cualitativa que no tiene pretensiones de ser represen-
tativa del estado de las redes sociales de los adultos mayores. Estos casos forman parte de
investigaciones más amplias realizadas en la zona metropolitana de Guadalajara, que
podría ser caracterizada sucintamente de la siguiente forma:
… es muy triste vivir uno solo, es muy triste. En la noche despierta uno y le digo a mi hija:
hija, el día que entres y me veas muerta ¿qué vas hacer? Dice: por eso entro y te busco allá (en
la casa), y veo que no estás y ya me asomo. Y es muy triste –relata entre sollozos– cuando no
están. Se me hace triste, porque ellos todo el día se ríen y todo, y estoy oyendo… Y nomás se
van y ¡ay dios!... (Teresa, entrevista, 2012).
Para Leticia, una mujer de 71 años, “sentirse confiada para salir sola” es el asunto
central en su vida cotidiana. Ella, al igual que muchos adultos mayores que residen en
este tipo de asentamientos urbanos, ha encontrado en los vínculos con los vecinos la
posibilidad de acompañamiento para mantener hasta cierto punto los espacios y las prác-
ticas cotidianas más allá del ámbito de lo doméstico. “Ya como que no me siento tan
confiada para salirme sola. Así alguien que me invite o que vayamos dos o tres, así sí. Pero
no, ya no salgo mucho (Leticia, entrevista, 2012).
470 enríquez rosas / Foust Rodríguez
Por último, Carlos, de 84 años, muestra formas de regulación ante la soledad que
tienen que ver con aspectos cognitivos, así como con prácticas en el despliegue de la vida
cotidiana que favorecen el bienestar y que simultáneamente advierten sobre la necesidad
de construir espacios de sociabilidad seguros y propicios para el intercambio en el ámbi-
to urbano de las grandes ciudades.
–C: Nunca me he desesperado, no me desespero ahora que estoy solo; hay veces que sí digo:
hijo de su madre, qué soledad esta. Pero digo: qué más pierdo, no me hace falta nada, que
caray.
–E: ¿Y qué hace en esos momentos?
–C: No, hacerme el ánimo, ir a prender la tele y agarrar la guitarra y ponerme a cantar, poner-
me a hacer alguna cosa y ya, se me pasa eso. Y también cuidar mis plantas, diario les echo su
agüita en la mañana (Carlos, entrevista, 2012).
Para Leticia, una mujer de 71 años y que también reside en un arreglo familiar exten-
so, su tranquilidad está centrada en la posibilidad de mantener cierto nivel de dependen-
cia económica con respecto a los hijos y desde ahí un margen de negociación adecuado
para la toma de decisiones cotidiana. Esta tranquilidad tiene que ver también con saber-
se en cercanía con los suyos y con la posibilidad de pedir ayuda y también de ser recípro-
ca a partir de transferencias que bien pueden ser de carácter simbólico o material.
Bueno, en este caso yo me siento muy tranquila porque no dependo de ellos (los hijos). No
dependo totalmente de ellos, que sí necesito, pero que no dependo pues eso me tranquiliza,
porque no se tienen que esforzar tanto o privarse de cosas para estarme dando. Si yo me coor-
dino bien, si yo administro, pues no hay necesidades de que ellos estén en angustiados o
sufriendo (Leticia, entrevista, 2012).
Por otro lado, el relato de Margarita, de 74 años, muestra las aristas de la convivencia
entre generaciones y la dinámica de las redes sociales familiares que no están ausentes de
situaciones de conflicto y tensión ante las demandas mismas del proceso de envejecimien-
to y la posibilidad de contar con una propiedad o bien vivir “de arrimado” con los hijos.
Esta narrativa señala la posible coexistencia del conflicto y la solidaridad en las rela-
ciones de género e intergeneracionales en las familias con miembros envejecidos cuando
se vive especialmente en arreglos familiares extendidos (Enríquez et al., 2008).
–M: ¡es que no te lo puedo decir!, es que sin tener ya donde vivir, andar navegando, ¿te ima-
ginas? Ahorita ya estoy menos (mal), pero al principio si me sentía mal de no tener casa, no
tener nada. Mi hijo quería que me fuera con él, le digo: no, es que aquí ya me impuse con mi
hija. Imagínate ir a estar con una nuera, sabrá dios su genio, porque uno ya conoce a sus hijos,
¿verdad?, se siente uno mal.
–E: ¿Aquí se considera parte de la familia?
–M: Ahorita sí. Porque ella (la hija) me trata bien, su esposo también ya. Yo hago (quehacer)
si quiero, si no quiero no hago. Pero antes me sentía muy cohibida, no me sentía muy a gusto.
Yo diario siempre en mi casa sola con él (la pareja) y luego de un de repente, ¿verdad?”
(Margarita, entrevista, 2012).
472 enríquez rosas / Foust Rodríguez
La tristeza es también una emoción presente en algunos relatos, en este caso se mate-
rializa a través de las palabras de Clara, una mujer de 85 años que no cuenta con la
presencia de sus hijos en el mismo asentamiento en el que ella reside. Las dinámicas
urbanas y la complejidad de la ciudad, especialmente para aquellos que son viejos y pre-
sentan algún tipo de discapacidad, tornan más difícil poder mantener activos los vínculos
y con ello las redes de ayuda mutua, especialmente en esta etapa de la vida. “A veces me
pongo triste porque, por la familia que se aleja, y ya no lo vistan a uno ni nada” (Clara,
entrevista, 2012).
En una populosa colonia periférica de la zona Valle de Tlajomulco de Zúñiga, con repu-
tación de insegura, se identificaron varios casos de mudanzas familiares como estrategia
de los ancianos y sus familias para hacerle frente a la inseguridad causada por la delin-
cuencia y por la incertidumbre ante la escasez e irregularidad de los ingresos, y las inexis-
tentes o raquíticas pensiones. Se trata de personas mayores que se mudaron a vivir en una
casa y tienen de vecinos cercanos a sus hijos, nueras o hermanas. Esta unidad doméstica
ampliada amortigua el impacto que podría generar el entorno inseguro y brinda la posi-
bilidad de la compañía en la vida cotidiana, de cierto grado de tranquilidad y de alegría.
Ernestina es una mujer de 70 años que llegó a vivir a esta colonia hace apenas cinco
meses. Renta una casa limpia, aparentemente recién pintada, al menos en el exterior, con
un jardín pequeño, pero cuidado, con pasto recortado y macetitas con flores. Al llegar,
estaban en la sala su hija, el esposo de su hija y el bebé de ambos; estaban platicando y
viendo la televisión.
–D. Me interesa platicar con usted y tomar su punto de vista porque usted tiene apenas cinco
meses viviendo aquí, ¿qué le ha parecido, cómo se ha sentido en esta colonia?
–E. Bien, me he sentido bien, es tranquilo. Además, antes yo vivía en M. y tenía que subir y
bajar escaleras y me daba trabajo porque tengo problemas de la presión, en cambio aquí estoy
en planta baja.
–D. ¿Y está bajo chequeo médico constante?
–E. Sí, por la presión, pero aquí están mis hijos. Me traje a mi hija a vivir a aquí.
–D. ¿Viven las dos familias aquí, en esta misma casa?
–E. No. Ella vive en otra casa, y otra de mis hijas también, en este mismo cluster. En total son
tres de mis hijos los que viven aquí, en esta colonia, dos hijas y un hijo.
–Hija. Mi mamá casi nunca está sola. La visitamos mucho.
–D. Antes vivía en M., ¿qué la hizo mudarse para acá?
–E. Lo caro de las rentas, allá pagaba 1 500, más aparte agua y luz. Aquí pagó 1 100 y los
dueños pagan la luz y el agua.
–D. Y entonces aquí se ha sentido tranquila, segura.
–E. Sí, aquí sí, aquí lo tratan a uno con respeto, no que en donde vivía antes, ahí sí me asal-
taron una vez, me pusieron una navaja al cuello y me quitaron una cadenita. Y después de
daba miedo salir.
Envejecimiento, redes y protección social en México 473
–Hija. Aquí está tranquilo, aunque de repente nos enteramos que mataron a alguien [y sonríe].
–D. ¿Y cómo es que se enteran, les platican, se sabe?
–Hija. Pasan vendiendo periódico, “los gritones”.
–D. Ah, sí, “es vecino de aquí de la colonia” [imitando a los voceadores de esos periódicos].
–Hija. Sí, de esos meros. Pero a nosotros no nos ha pasado nada, ni a mi hermana, que ya tiene
más tiempo viviendo aquí.
–E. A veces vamos al parquecito con los nietos, los llevamos para que jueguen, o vamos las
señoras ahí por la tarde (Ernestina, entrevista, 2012).
Susana es una mujer que vive en esta colonia desde hace ocho años. En el mismo
cluster viven sus papás y su hermana. Su esposo es electricista y ella se dedica al hogar.
Dice que no ha estado presente cuando se cometía algún delito, pero que si lo hubiera
estado, “les daría unos golpes”. Su hermana, bromeando, agregó que les pegaría con el
bate que tiene tras la puerta.
De entre la lista, su mayor preocupación es que pudieran hacerles algo a sus hijos o
a alguien de su familia de camino a la escuela o al trabajo o de regreso. Ante eso se sien-
te “desesperada, intranquila, como diciendo: ¿para dónde corro? Me da pendiente cuando
sale mi hijo de la prepa. A veces voy por él en el carro, a veces pasa por él un hijo que es
mayor”. Pero este sentimiento no es continuo: “de repente es hoy, y luego duro rato que
no. No es tan seguido”.
A mis hijos sí dejé de llevarlos a la escuela cuando lo del rumor de los secuestros. No los llevé
como una semana. Y muchos de aquí no los llevaban, hasta que hablaron con nosotros los
maestros.
Donde quiera ya es lo mismo [igual de inseguro]. A donde te vayas es igual [a pesar de
esto, piensa que en los siguientes cinco años vivir en Tlajomulco pudiera ser más seguro].
Están metiendo más [patrullas] estatales. Más vigilancia. Aunque luego no se fijan. De repen-
te ya estaban revisando a mi hijo, lo tenían contra la patrulla. Hasta que las vecinas dijeron
que lo conocían, que él era de aquí. Luego fui yo y les dije: ¡es mi hijo! ¡A los que deben
atrapar, no los atrapan, y a los que no deben atrapar, sí!
Los vecinos de más cerca son los mismos desde que me vine a aquí, pero ha llegado
mucha gente que no sabemos quiénes son. Se han metido a las casas, las desmantelaban.
Como muchas casas fueron abandonadas porque las personas ya no pudieron pagar el crédito.
Y a mí me da miedo, ¿qué tal si les dan un jalón? A veces no sabemos ni quiénes son o a qué
se dedican. Hay algunos que gastan, ponen protecciones y los sacan.
Me quiero cambiar de aquí. Créemelo que sí quisiera, pero tenemos el crédito. Dice mi
papá que nos vieron la cara. Nos las dieron bien caras. Haciendo cuentas, vamos a terminar
pagando como 700 mil. Y hubo muchos que ya no las pudieron pagar. Venían licenciados y
los desalojaba. Tenía una amiga a la que la sacaron.
Con mis hijos no se ha metido nadie. A lo mejor porque mis hijos les hablan a todos
(Susana, entrevista, 2012)
En otro hogar, Adriana renta casa junto con su hermana, ambas de “la tercera edad”,
como ellas mismas dijeron. Ella tiene 67 años y su hermana 71, ambas pensionadas por
474 enríquez rosas / Foust Rodríguez
el imss, ambas costureras, ambas solo con primaria completa. Se mudaron porque se
metieron a su casa a robar tres veces. Les robaron cilindros de gas, electrónicos. Se muda-
ron y se apoyaron en el yerno de su hermana (quien vive a un lado). En una de esas
ocasiones, en su anterior vivienda, estaban adentro y se metieron en la noche. Adriana los
sacó a palazos con un palo de escoba.
Su casa era un dúplex. “Y los vecinos de abajo no intervinieron, al contrario, creo que
hasta los apoyaron. Aquí ya siento tranquilidad, me siento a gusto, aunque hace falta
autoridad competente. Pero en ese momento sentí mucho coraje. Dimos parte a la
Judicial. Se vieron muy bajos y los vecinos tenían que apoyar y, al contrario, se divirtieron
cuando se nos metieron” (Adriana, entrevista, 2013)
Nótese que Adriana señaló que los vecinos no actuaron como “deberían haberlo
hecho, siendo que ellas eran un par de mujeres de la tercera edad [interviniendo para
repeler la intrusión del delincuente, como me confirmó al preguntarle cuál era su expec-
tativa], sino que se burlaron de nosotras, incluso creo que hasta le ayudaron al ladrón…”
(Adriana, entrevista, 2013). Apuntan, pues, a la falla de ciertas normas de control social
y de apoyo vecinal que daban por hecho (para un encuadre más amplio de esta temática,
Gray, Farrall y Jackson, 2007; Sampson y Raudenbush, 1999). Ante esta falla, prefirieron
el apoyo más confiable de sus propios familiares.
Arturo, de 73 años, tiene dos años rentando en esta colonia. Fuera de su casa tiene
un puestecito de dulces. Está enfermo de la columna y ya no puede trabajar como lo hacía
en la Central de Abastos. “Y así, ¿dónde trabaja uno?”, dice.
Su hijo lo tiene asegurado por la Sedena, pero no tiene pensión por haber trabajado
como cargador en la Central de Abastos. Su hija es educadora en un kínder. Dice que
muchas veces pasa hambre.
Una sobrina vive a un lado y la hija vive a la vuelta. Se mudaron en colectivo a esta
colonia varios familiares para vivir cerca.“Sí nos hablamos [los vecinos de] toda la cuadra;
ya más allá, no” (Arturo, entrevista, 2013).
Estuvo de acuerdo con varias de las siguientes frases [que forman parte de la encues-
ta a hogares, que fue el contexto de esta entrevista]: “Muchas veces siento que tengo poca
influencia sobre las cosas que me suceden”; “Con frecuencia me siento solo”; “No hay
nada que yo pueda hacer para mejorar o empeorar las cosas en este país”. “¡Yo ya qué
puedo hacer!” (Arturo, entrevista, 2013).
Conclusiones
Se han mostrado varios casos que ilustran la importancia que las redes sociales –familia-
res o vecinales– tienen en la vida cotidiana de los adultos mayores: la soledad que se
experimenta por no tener familiares cercanos y la tristeza por la ausencia de contactos
contrastan con la confianza que da el todavía poder andar solo o tener espacios confiables
Envejecimiento, redes y protección social en México 475
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México, Conapo, pp. 11-18.
Entrevistas
Adriana [entrevista], 2013, 67 años de edad, por David Foust Rodríguez [trabajo de cam-
po], “Oferta institucional y lógicas de actores: mujeres asistidas en seis ciudades de
América Latina”, Tlajomulco de Zúñiga, Latinassist, Jalisco, 9 de marzo.
Arturo [entrevista], 2013, 73 años de edad, por David Foust Rodríguez [trabajo de cam-
po], “Oferta institucional y lógicas de actores: mujeres asistidas en seis ciudades de
América Latina”, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, Latinassist, 4 de julio.
Carlos [entrevista], 2012, 84 años de edad, por Edith Carrillo Hernández y Elba Karina
Vázquez Garnica [trabajo de campo], “Oferta institucional y lógicas de actores: mu-
jeres asistidas en seis ciudades de América Latina”, Guadalajara, Jalisco, Latinassist,
8 de junio.
Clara [entrevista], 2012, 85 años de edad, por Elba Karina Vázquez Garnica [trabajo de
campo], “Oferta institucional y lógicas de actores: mujeres asistidas en seis ciudades
de América Latina”, Guadalajara, Jalisco, Latinassist, 7 de junio.
Envejecimiento, redes y protección social en México 479
Ernestina [entrevista], 2012, 70 años de edad, por David Foust Rodríguez [trabajo de
campo], “Oferta institucional y lógicas de actores: mujeres asistidas en seis ciudades
de América Latina”, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, Latinassist, 18 de noviembre.
Leticia [entrevista], 2012, 71 años de edad, por Edith Carrillo Hernández y Elba Karina
Vázquez Garnica [trabajo de campo], “Oferta institucional y lógicas de actores: mu-
jeres asistidas en seis ciudades de América Latina”, Guadalajara, Jalisco, Latinassist,
17 de enero.
Margarita [entrevista], 2012, 74 años de edad, por Carolina Cuarenta Berumen [trabajo
de campo], “Oferta institucional y lógicas de actores: mujeres asistidas en seis ciuda-
des de América Latina”, Guadalajara, Jalisco, Latinassist, 7 de junio.
Sandra [entrevista], 2012, 74 años de edad, por María Martha Ramírez García y Carolina
Cuarenta Berumen [trabajo de campo], “Oferta institucional y lógicas de actores: mu-
jeres asistidas en seis ciudades de América Latina”, Guadalajara, Jalisco, Latinassist,
18 de junio.
Susana [entrevista], 2012, 41 años de edad, por David Foust Rodríguez [trabajo de cam-
po], “Oferta institucional y lógicas de actores: mujeres asistidas en seis ciudades de
América Latina”, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, Latinassist, 27 de diciembre.
Teresa [entrevista], 2012, 75 años de edad, por María Martha Ramírez García y Carolina
Cuarenta Berumen [trabajo de campo], “Oferta institucional y lógicas de actores: mu-
jeres asistidas en seis ciudades de América Latina”, Guadalajara, Jalisco, Latinassist,
12 de julio.
Satisfacción de los beneficiarios del programa Estancias
Infantiles: Evaluación de la política social del gobierno
federal mexicano
Óscar A. Martínez Martínez, Adolfo R. Cogco Calderón y Jorge A. Pérez Cruz
Introducción
1
El programa inicia operaciones en enero de 2007 bajo el nombre de Programa de Guarderías y Estancias
Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras, en 2009 cambia su nombre a Programa de Estancias Infantiles
para Apoyar a Madres Trabajadoras, nombre que conserva hasta la fecha.
2
La población objetivo son los hogares que superen la situación de pobreza patrimonial y no rebasen
ingresos de 1.5 salarios mínimos per cápita de acuerdo con lo definido por la Comisión Nacional de Salarios
Mínimos según el área geográfica (www.conasami.gob.mx), en los que la jefatura está a cargo de una madre sola o
padre solo que trabaja y/o estudia y no tiene acceso al servicio de guardería o cuidado infantil a través de insti-
tuciones públicas de seguridad social u otros medios. (Sedesol, 2011:3). Cabe señalar que en las reglas de
operación 2012 se pone como criterio de elegibilidad que el ingreso per cápita por hogar no rebase la línea de
bienestar económico; sin embargo, como esta investigación se realizó en 2011, se adscribe a estas últimas reglas.
481
482 Martínez Martínez / Cogco Calderón / Pérez Cruz
las reglas de operación. El apoyo será por un máximo de 700 pesos mensuales por cada
niño de uno a tres años 11 meses de edad (un día antes de cumplir los cuatro años) y de
1 400 pesos mensuales por cada niño de uno a cinco años 11 meses de edad (un día antes
de cumplir los seis años) con alguna discapacidad (Sedesol, 2011:6-7). Por su parte, los
beneficiarios pagarán de forma mensual por concepto de corresponsabilidad o contra-
prestación la diferencia del costo de la estancia y las cuotas que fije la persona responsa-
ble de la misma.
El pei ha generado espacios sobre todo para que las mujeres puedan dejar a sus hijos
mientras trabajan. Cabe hacer mención que gran parte de la política social del actual
gobierno federal se central en la Cruzada Nacional contra el Hambre, en la que se busca
entre otras actividades la incorporación al mercado de trabajo de la población que se
encuentra viviendo por debajo de la línea de bienestar. Por su parte, Ángeles et al.
(2011:26) encontraron que “en el año 2010 67 por ciento de las beneficiarias del pei
trabajaba antes de estar inscrita en el programa. Este porcentaje se ha mantenido desde
el inicio del programa en 2007”, lo que significa que ahora en lugar de que la familia
cuide a los niños, éstos se encuentran en un sistema de guarderías con ciertos estándares
de calidad que la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) de México les exige a estos
establecimientos, el beneficio se centra en que el desembolso por parte de los padres sea
menor al estar subsidiadas por el gobierno, pero también para que los padres bien puedan
continuar sus estudios o incorporarse al mercado de trabajo en mejores condiciones de
competencia al disponer de su tiempo.
De acuerdo con los autores anteriores, las mujeres que se incorporaron al programa
han tenido un incremento de casi seis horas de trabajo a la semana, lo que representa 24
horas al mes. Además señalan que trabajar por más tiempo ayudó a que su salario aumen-
tara dos por ciento y se registró un incremento de 28 por ciento en los ingresos del hogar
(Ángeles et al., 2011:25), lo que sin duda ha repercutido en el mejoramiento alimentario
de las familias así como en otros gastos prioritarios del hogar.
El programa si bien ha tenido impactos positivos y efectos no previstos, donde aspec-
tos como la economía del hogar, la salud mental de la madre y cognición han sido temas
abordados por medio de las evaluaciones de impacto, así como en la de consistencia y
resultados; desde una visión más holística el tema de la satisfacción del programa, bien
sea desde la perspectiva de los implementadores del programa o de los beneficiarios, ha
sido escasa o nulamente investigada y sobre todo las implicaciones que ésta tiene en la
política social. Por ese motivo el presente trabajo tuvo como objetivo central: determinar
el nivel de satisfacción de las madres trabajadoras beneficiarias con el Programa Estancias
Infantiles en México.
El trabajo se ha dividido en tres partes, en la primera se discute lo referente a la
política del cuidado infantil a nivel internacional, así como las evidencias de las evalua-
ciones realizadas al programa en estudio. En la segunda se presenta la metodología,
donde se describe el modelo teórico, las variables latentes analizadas, el modelo econo-
Satisfacción de los beneficiarios del Programa de Estancias Infantiles 483
métrico utilizado para medir satisfacción y el diseño muestral. En la última se muestra los
resultados empíricos del modelo de ecuaciones estructurales así como las implicaciones
de los resultados a la política del cuidado infantil en México.
Revisión de la literatura
En este apartado se analizará la literatura referente a las políticas del cuidado infantil y
algunas evaluaciones realizadas a los programas derivados de ellas. El punto de partida es
la cita de Esping-Andersen (2010) donde centra la discusión sobre la importancia de las
políticas del cuidado infantil, a la luz de las transformaciones del mercado de trabajo, en
el cual además de haber un impacto en la conformación de la familia, se ha registrado una
masculinización del trabajo femenino, lo que ha provocado un arreglo institucional dife-
rente en la oferta del cuidado infantil:
En materia de fecundidad, las decisiones de las mujeres están cada vez menos ligadas al nivel
de ingresos de su compañero, y dependen mucho más de su propia capacidad de poner pie
de forma estable en el mercado de trabajo, y de la anticipación de los costes en oportunidades
que pueda suponer la maternidad. Es sabido que la incertidumbre respecto al futuro consti-
tuye un obstáculo para la fundación de una familia (Esping-Andersen, 2010:29).
3
El Programa de Cuidado en Guatemala en el momento que realizaron la evaluación las personas reali-
zaban esta labor en sus mismos hogares, esto les permitía trabajar en su casa.
Satisfacción de los beneficiarios del Programa de Estancias Infantiles 485
que actualmente les cobran (Ruel y Quisumbing, 2006), lo anterior se explica porque el
programa está dirigido a personas en pobreza cuya necesidad de permanecer activos en
el mercado de trabajo es esencial para cubrir sus necesidades básicas.
De igual forma encontraron que los cuidadores tienden a ser afectivos con los niños
y cuidan de sus necesidades al mantenerlos limpios y muchas veces sin tener ropa extra,
así mismo les habían enseñado hábitos de higiene como es lavarse las manos antes y
después de ingerir los alimentos; sin embargo un tercio de los cuidadores fueron obser-
vados gritándole a los niños, 13 por ciento los golpeó, aun estando presente los investi-
gadores; ellos mismos señalan que puede deberse a que son prácticas aceptadas en las
casas y los barrios a los cuales pertenecen los niños (Ruel y Quisumbing, 2006:85). Aun
cuando sea habitual estas acciones en el contexto de estudio poco pueden reforzar las
actividades psicopedagógicas en los infantes, que aparte, como encontraron los evaluado-
res, son de las más débiles en la evaluación de la calidad de servicios debido a que los
cuidadores le dedican poco tiempo a estas actividades al dejar a los niños jugar por su
cuenta; los investigadores consideraron que esto se debe a la escasa formación académica
de los cuidadoros.
Además de lo antes señalado, los evaluadores identificaron, a partir de los diversos
grupos de enfoque, los principales problemas del programa desde la óptica de los cuida-
dores, que fueron resumidos en dos. 1) La calidad de los servicios, que se explica por la
ausencia de material médico y de salud, pues ellos señalan que el programa ha dejado de
mandarles medicinas básicas, vitaminas y medicamentos para desparasitar a los niños, de
igual forma les han incrementado el precio de la comida lo que ha dificultado cumplir
con los menús que establece el programa; b) la falta de apoyo de los padres y del equipo
encargado del programa; en relación con este punto su mayor preocupación era que se
esperaba que actuaran como profesores y educadores, pero que ellos carecían de entrena-
miento e incentivos financieros para hacerlo (Ruel y Quisumbing, 2006:23-27), sobre
todo la formación de esta índole.
En el caso del pei de México, las evaluaciones que se le han realizado han sido de
impacto y de consistencia y resultados. Como se describió en la primera parte del docu-
mento, el esquema de pagos es mixto donde una parte lo pone el gobierno federal y otra
los padres, debido a ello se tiene la posibilidad de escoger en que guardería mandar a los
hijos (siempre y cuando esté incorporada a la red de guarderías registradas por la
Sedesol). En cuanto a esta elección, encontraron (Ángeles et al., 2011) que 55 por ciento
lo decidió por la cercanía a su casa, que en promedio se encuentra a 15 minutos de su
hogar, esto se debe a que la mayoría de las estancias infantiles les quedaban en la misma
colonia, evitando de esta manera grandes desplazamientos y traslados con los niños a
ciertas horas del día.
En relación con el desarrollo infantil, los autores anteriores comentan que entre 80 y
97 por ciento de los padres ha observado mejoras en las habilidades de desarrollo de los
niños. Especialmente los hijos de las titulares que no trabajaban antes de entrar al pro-
486 Martínez Martínez / Cogco Calderón / Pérez Cruz
Materiales y métodos
Los estudios en las ciencias sociales conllevan con frecuencia el análisis de fenómenos
intangibles, incuantificables, heterogéneos, lo que evoca inercialmente un cierto nivel de
abstracción en su estudio y explicación. Es a partir de esta abstracción que se elaboran
medidas denominadas constructos a través de los cuales son representados los diversos
fenómenos sociales (Casas, 2002). En este sentido, evaluar la política social a través de la
satisfacción de los beneficiarios implica tomar como referencia la percepción que tienen
estos sobre la expectativa ex ante, o antes de recibir el bien o servicio derivado del pro-
grama, la calidad operativa del programa, la calidad del bien que reciben e incluso cono-
cer el grado de satisfacción que experimentan, entre otros. Para estas variables no existe
de manera puntual alguna medida que permita dimensionar su valor y el impacto que
ejerce sobre el nivel de satisfacción de los beneficiarios de los programas sociales. Por lo
tanto, es necesaria la elaboración de constructos a través de los cuales se pueda identificar
transversalmente cómo cada una de las variables impacta de manera individual y conjun-
tamente la percepción que tienen los beneficiarios de los programas sociales.
Entonces, al ser la satisfacción y sus determinantes variables de carácter perceptivas
y no contar con información directa para su cálculo, se propone ponderarlas a partir de
constructos latentes, los cuales son inferidos a través de indicadores cuantificables y que
se asocien de manera directa a cada uno de los constructos latentes, estos indicadores son
conocidos como variables proxys (Bollen, 1964; Corral, Frías y González, 2001).
La especificación del modelo estructural el cual establece la relación entre los cons-
tructos latentes, captará las características más relevantes referentes a la operación del
programa y que están directamente vinculadas con la satisfacción de los beneficiarios del
pei, el modelo está dado por la siguiente ecuación
(3)
Matricialmente:
(3a)
En este último modelo la matriz de ß contiene los coeficientes para las variables
latentes endógenas, mientras que es la matriz de coeficientes para las variables latentes
exógenas. Se asume que es homocedástico y no autocorrelacionado. El método de esti-
mación del modelo estructural fue por máxima verosimilitud, el cual asume la normali-
dad multivariable de las proxys utilizadas como indicadores (Lévy y Varela, 2003;
Manzano y Zamora, 2009), por tanto, los parámetros estimados son consistentes, eficien-
tes y asintóticamente insesgados, además que poseen la ventaja de que las estimaciones
obtenidas no dependen de la escala de medición de las variables empleadas en el análisis,
por esas razones resultó el mejor método para esta investigación. A continuación se des-
cribe conceptualmente cada una de las variables latentes empleadas (la única variable
exógena es la de Imagen) en la evaluación transversal del pei, obtenidas a partir del aná-
lisis factorial:
e1 IMAGEN
P15
11 e8 e7 e6
COHSOC e23
P58 e21
e5 P19 52
21
P60 e20
e4 P21
1
EXPECT 51 SATISFA
P61 e19
1
e3 P22
e22 31 53 e24 P62 e18
e25 CALGES
1
41 54
P27 P28 P30 P31
e13 P38
1
e14 P39
e16 P41
e26
e17 P42
Marco muestral
La población objetivo se delimitó a partir de las bases de datos del padrón de beneficiarios
2009 proporcionado por la Dirección General de Evaluación y Monitoreo de la Secretaría
de Desarrollo Social de México. Para el cálculo de la muestra se tomó en cuenta el total
de beneficiarios por estado, municipio y localidad. En primera instancia se realizó una
selección de localidades (upm) mediante un muestreo probabilidades proporcionales al
tamaño (ppt) con remplazo, obteniéndose los siguientes resultados:
Cuadro 2. Muestreo
Cantidad de beneficiarios Casos totales Casos por localidad Localidades en muestra
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados por la la Dirección General de Evaluación y Monitoreo
de la Sedesol.
Satisfacción de los beneficiarios del Programa de Estancias Infantiles 491
Resultados y discusión
El pei implementado por la Sedesol es el principal programa de cuidado infantil para per-
sonas que viven en alguna situación pobreza en México. Por medio de él se busca que la
madre o en su defecto el padre soltero puedan continuar en su trabajo o insertarse a la vida
laboral, al utilizar el tiempo que le dedicaba a las atenciones del niño a trabajar de manera
remunerada o buscar empleo, y de esta forma obtener ingresos para salir o mejorar su
situación de pobreza o en su defecto descargar a los miembros del hogar (abuelas y/o her-
manas mayores) que se dedicaban tradicionalmente a cuidar a los hijos menores, al ofrecer-
les a los padres que trabajan una estancia económica y con la que se sientan satisfechos.
En ese sentido, esta investigación evaluó la satisfacción sobre las estancias infantiles,
a partir de la metodología presentada en el apartado anterior. Ahora en este punto se
discuten las evidencias encontradas, sobre la satisfacción y sus implicaciones en la políti-
ca de cuidado en las personas en pobreza. Como primer punto se muestra la gráfica 2 que
contiene los resultados del modelamiento.
Como se puede observar en la gráfica 2 los resultados del modelamiento señalan que
la Imagen del programa no impacta de manera directa en la satisfacción de los beneficia-
rios del pei; sin embargo, si lo hace de manera indirecta a través de la variable latente
expect. En consecuencia, los beneficiarios que reciben la información de las estancias se
forman expectativas respecto del beneficio que recibirán por dicho servicio; por tanto, al
tener a sus hijos en las estancias infantiles y al ver que las mismas son consistentes sobre
el programa el beneficiario se siente satisfecho con el mismo.
En ese sentido, la expectativa determina al resto de las variables con las que se vin-
cula, siendo la calidad de la gestión sobre la que incide principalmente, es decir, los
beneficiarios ponderan alto la atención que reciben sobre los que operan el pei y el servi-
cio que les ofrecen a la hora de tramitar el programa. Por ese motivo, la calidad de la
gestión, es la que principalmente determina el nivel de satisfacción sobre el programa en
el modelo.
492 Martínez Martínez / Cogco Calderón / Pérez Cruz
IMAGEN
8.91
0.52* 0.02
COHSOC
0.02
0.31*
6.34
0.52*
EXPECT SATISFA
8.92 9.27
0.72* 0.29*
CALGES
0.52* 9.50
0.02
CONTRA
9.00
A pesar que la variable cohesión social no afectó la satisfacción, el ser beneficiario afec-
ta la convivencia con la comunidad y la familia, como se explicó en el apartado anterior. Lo
que puede deberse a que si bien la población objetivo del programa no son precisamente
los más pobres, sino se ha dirigido a los hogares que están a un paso de dejar dicha condi-
ción o que ya la han rebasado, probablemente porque ellos tienen la capacidad económica
para solventar la diferencia monetaria del costo que necesitan cubrir los beneficiarios como
contraprestación, lo que resultaría casi imposible para un hogar en extrema pobreza.
Lo anterior puede explicar los resultados de quienes han ocupado mayormente el pei.
De acuerdo con Ángeles et al. (2011:26) “en el año 2010, 67 por ciento de las beneficiarias
del pei trabajaba antes de estar inscrita en el programa. Este porcentaje se ha mantenido
desde el inicio del programa en 2007”. No descartan que más mujeres se hayan sumado a
trabajar pero quienes más han aprovechado el pei son las que siempre han tenido empleo
y que sus hijos eran cuidados por familiares y sobre todo por estancias particulares. En
cuanto a estas últimas, el cambio se explica por el costo más bajo que tienen las guarderías
incorporadas a la red del programa en relación con las que no lo están.
Cabe señalar que existen diversos aspectos que están afectando a la cohesión social,
el primero es la focalización de los recursos del pei puede estar fragmentando la cohesión
social, pues el programa tiene que hacer una selección a partir de la capacidad económi-
ca y donde los hogares en extrema pobreza son los más afectados al no ser sujetos de
selección, lo que puede estar rompiendo las redes sociales entre los beneficiarios y no
beneficiarios. La no inclusión de los hogares más pobres pareciera una gran contradicción
pues son quienes necesitarían más el programa, para que la madre pueda insertarse a la
vida laboral y de esta forma mejorar sus condiciones de pobreza.
El segundo es la restricción en el número de apoyos, pues aun cuando el pei cubre a
los niños de un hogar incluyendo a los discapacitados, se establece como tope máximo
tres niños por un período de tres años por cada hogar (Sedesol, 2011). Aún cuando Leroy
et al. (2007:33) señalan que la gran mayoría de los hogares tiene un máximo de tres hijos
y que el número de unidades domésticas con un número mayor es bajo, el no cubrir a
todos los niños genera un costo muy alto ya que no estarían en condiciones de salir a
buscar trabajo y fragmentar las relaciones comunitarias y familiares, además de generar
exclusión y discriminación hacia un miembro de la familia.
Un tercero es que si bien el programa cubre al niño de uno a tres años 11 meses (un
día antes de cumplir los cuatro años) y de uno a cinco años 11 meses (un día antes de
cumplir los seis años) con alguna discapacidad, pareciera como si fuera de esas edades
no se necesitará más de programas de cuidado, sobre todo para los que tienen alguna
discapacidad, esto genera una exclusión al interior de los hogares cuando se cumple los
topes máximos de las edades.
En cuanto al resultado final de la satisfacción, los beneficiarios le han asignado un
9.27 (en una escala de uno a 10), indicando una alta satisfacción con el pei, lo cual se
encuentra en la misma línea del trabajo de Ángeles et al. (2011:27, 79) donde encontra-
494 Martínez Martínez / Cogco Calderón / Pérez Cruz
ron que los beneficiarios le asignaban una calificación de 9.3 (una escala del uno al 10)
al programa, además 94 por ciento de los padres consideró bueno o excelente el trato de
las maestras; así mismo, 98.6 por ciento señaló que su hijo es feliz en la estancia. Dichos
hallazgos señalarían en primera instancia que el objetivo de ofrecer a personas con ciertos
niveles de pobreza el servicio de guardería de calidad se estaría cumpliendo, además de
garantizar que las madres con hijos pequeños tengan la posibilidad de continuar traba-
jando, así como impulsar a las mujeres que no laboran fuera del hogar a integrarse al
trabajo remunerado, siempre y cuando se tengan los espacios dónde hacerlo.
Por otra parte, los resultados de Ángeles et al. (2011), así como los estimados en este
documento, pudieran explicarse porque el tipo de hogares que cubre el pei no tenía acce-
so a una estancia infantil, debido a los costos en el mercado de servicios de esta natura-
leza, por tanto, al ofrecerles una opción que es subsidiada por el gobierno federal y la
contraprestación de los beneficiarios se reduce a cubrir la diferencia del costo, pudo
generar que tuvieran una elevada percepción sobre el programa, lo cual no significa nece-
sariamente que los servicios sean de calidad.
Finalmente es importante señalar que el pei representa una descarga familiar al no
tener que recurrir a lo que Esping-Andersen (2010:35) le ha denominado “la solución
familiarista tradicional”, donde los abuelos son quienes se encargan de los niños peque-
ños del hogar, la cual es una opción cada vez menos factible, pues al analizar la Encuesta
share, encontró que “la frecuencia con la que los abuelos se ocupan de sus nietos es
inversamente proporcional a la intensidad de dicho cuidado” (Esping-Andersen,
2010:35). Esto atañe a que en la Unión Europea el papel de los abuelos en el cuidado de
los niños sigue siendo significativo, la mayoría de ellos trabaja, y si bien visitan con regu-
laridad a los nietos, el número de horas que pasan con ellos es reducido.
En el caso de México la opción del cuidado por parte de los abuelos se reduce cada
vez más, debido a las necesidades económicas del hogar así como las bajas pensiones
(contributivas y no contributivas) que han llevado a prolongar el tiempo para jubilarse o
incluso integrarse a la vida laboral en esa etapa de la vida.
Conclusiones
Los resultados son congruentes con las evaluaciones a nivel internacional (Ruel y
Quisumbing, 2006) en programas de cuidado infantil dirigidos a hogares en pobreza,
donde han encontrado que los padres beneficiarios se encuentran generalmente felices
con el programa y con una buena percepción sobre el trabajo de los cuidadores; además
de señalar que dichos programas ayudan a las familias de escasos recursos, especialmen-
te a las mujeres jefas de familia y sus niños, debido a que el costo del servicio es bajo
comparado con otras alternativas. Lo que puede señalar que programas de esta naturale-
za son bien evaluados, aunque no siempre signifique que el servicio es de calidad.
Los hallazgos también muestran que aun cuando la cohesión social no determina su
nivel de satisfacción, es prioritario encaminar acciones que permitan mejorar la integración
social y familiar a los beneficiarios del pei y los que no lo son, para ello es prioritario el
incluir en el programa a las personas que se encuentran en cualquier nivel de pobreza
especialmente la extrema, bajo un esquema de calidad, lo cual no sólo requiere infraestruc-
tura sino personal capacitado especialmente para el desarrollo psicopedagógico del niño.
Los beneficios que puede generar son mayores que la inversión, pues al motivar el
empleo formal se estimula el consumo y la captación de impuestos, además que los estu-
dios han demostrado (Esping-Andersen, 2010) que los niños con desventajas sociales
generadas por los orígenes socioeconómicos, el bajo capital humano de los padres, el
origen de inmigrante o el bajo nivel de calificación de la madre, por señalar algunos, son
superados cuando los niños asisten a guarderías y prescolares, donde se les proporcionan
los mismos estándares de calidad y atención que en los lugares privados, de tal forma que
las brechas económicas y culturales son disminuidas a lo largo de los años.
Lo anterior lleva a señalar que es importante que el gobierno de México de Enrique
Peña Nieto invierta en programas de cuidado infantil que no sólo generen satisfacción
sino cambios sustanciales en el aprendizaje y socialización de los niños, porque hasta
hora la política ha estado segmentada y dirigida únicamente a aquellos hogares que tienen
poder adquisitivo para pagar este servicio, lo que ha generado mayores desigualdades
entre los niños cuyos padres pueden pagar una guardería particular, aquellos que pueden
acceder al pei y los que su medio de cuidado y distracción es la televisión, debido a que
sus padres no pueden solventar dicho gasto, por tanto, es necesario homogenizar las
políticas de cuidado y de esta forma disminuir las brechas no sólo de pobrezas sino las
educativas.
496 Martínez Martínez / Cogco Calderón / Pérez Cruz
Imagen del P15 ¿Cómo calificaría la clari- 8.91 1.748 -2.229 5.544 0.80 0.81
programa dad de la información…?
P16 ¿Qué tan apropiada consi- 8.89 1.704 -2.139 5.193 0.85
dera la información…?
Expecta- P19 ¿En qué medida… podría 9.10 1.601 -2.644 8.355 0.54 0.56
tivas del cambiar sus condiciones
programa de vida…?
P21 ¿Qué tanto le afectaría… 8.88 2.017 -2.174 4.302 0.48
que no existiera el pro-
grama?
P22 ¿En qué nivel considera- 8.78 1.901 -2.175 5.063 0.49
ba… que ayudaría a su
familia?
Calidad de P27 ¿Qué tan amable fue… el 9.53 1.147 -4.296 23.717 0.70 0.81
gestión personal del programa…?
P28 ¿Cómo calificaría la clari- 9.44 .978 -2.323 6.663 0.73
dad de la información…?
P30 ¿Qué tan amable es… el 9.58 .986 -4.207 24.633 0.78
personal que le entrega el
apoyo…?
P31 ¿En qué medida son 9.49 1.093 -3.244 13.505 0.74
entregados… en forma
completa?
Contra- P38 ¿Cómo califica las activida- 9.19 1.475 -2.856 10.265 0.53 0.80
prestación des que debe realizar?
P39 ¿Qué tan costoso le es 8.85 1.872 -2.033 4.184 0.79
llegar…?
P40 ¿Qué tan fácil o difícil es… 9.11 1.660 -2.661 8.041 0.79
acudir…?
P41 ¿Cómo califica el tiempo 9.01 1.841 -2.575 7.094 0.71
que tarda en llegar…?
P42 ¿Nivel de esfuerzo que 8.91 1.912 -2.463 6.447 0.58
debió realizar?
Cohesión P43 ¿En qué medida ha 7.66 2.996 -1.269 .312 0.59 .62
social cambiado la relación con
su familia?
P45 ¿En qué medida ha cam- 6.03 3.398 -.363 -1.325 0.83
biado la convivencia…?
continúa
Satisfacción de los beneficiarios del Programa de Estancias Infantiles 497
continuación
Variable Símbolo Indicador proxy Media Desviación Simetría Curtosis Cargas Alfa de
latente de la estándar factoriales Crobach
proxy
P48 ¿En qué medida las 5.21 3.369 .037 -1.485 0.45
actividades… son con
beneficiarios?
Satisfac- P58 …al programa ¿Qué califi- 9.44 .985 -2.541 8.504 0.73 0.72
ción cación le daría?
P60 ¿En qué medida le ayuda- 9.16 1.337 -2.557 8.914 0.63
do… a mejorar…?
P61 ¿Qué tan fácil o difícil… 9.24 1.361 -2.707 9.328 0.51
ha sido permanecer…?
P62 ¿En qué medida el 9.25 1.414 -2.783 9.755 0.66
apoyo… fue lo que espe-
raba…?
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Incluye fe de erratas, publicado el 24 de enero de 2011 y nota aclaratoria publicada
el 2 de febrero de 2011”, México, Sedesol.
Acerca de los autores
499
500 Valencia Lomelí / Ordóñez Barba
cos sobre evaluación de impacto. Forma parte del Consejo Coordinador de Remipso.
Dirección electrónica: israelbanegas@gmail.com
de Guadalajara como secretario técnico. Es autor de Los afluentes y los ríos. La construcción
social del medio ambiente en la cuenca Lerma Chapala, iteso.
Dirección electrónica: rflores@iteso.mx
David Foust Rodríguez. Coordinador del Centro de Reflexión y Acción Laboral y profesor
titular del iteso, con maestría en ciencias sociales y doctorado en ciencias sociales por la
Universidad de Guadalajara. Sus líneas de investigación y trabajo son capital social, senti-
miento de inseguridad, política social y derechos laborales. Autor de El capital social, una
espada de dos filos. Estudio sobre capital social en Atemajac de Brizuela. Miembro del comité
directivo de la Red Good Electronics, de la Red Mexicana de Investigación en Política Social
y de la Red Nacional de Investigadores en el Estudio Socio-Cultural de las Emociones.
Dirección electrónica: foust.david@gmail.com
Gonzalo Hernández Licona. Secretario ejecutivo del Coneval. Desde 1997 ha sido miem-
bro del Sistema Nacional de Investigadores, con doctorado en economía por la Universidad
de Oxford, Inglaterra, maestría en economía por la Universidad de Essex, Inglaterra, y
licenciatura en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Fue director
general de evaluación y monitoreo de la Secretaría de Desarrollo Social-Sedesol. Fungió
como director de economía en el itam y actualmente es catedrático del Departamento de
Economía. Fue representante académico ante la Comisión de Cooperación Laboral del
504 Valencia Lomelí / Ordóñez Barba
José Alberto Rivera Márquez. Profesor investigador titular del Departamento de Atención
a la Salud y coordinador del Programa de Maestría en Medicina Social, Universidad
Autónoma Metropolitana Xochimilco (uam x). Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores. Licenciado en nutrición y maestro en medicina social (uam x), con docto-
rado en epidemiología y salud poblacional (Universidad de Londres). Líneas de investi-
gación: derecho a la alimentación; evaluación de programas de salud, nutrición y
alimentación; salud, nutrición y calidad de vida en áreas urbanas; prevención de trastor-
nos de la conducta alimentaria en universitarios. Cuenta con más de 50 publicaciones en
revistas indexadas, libros y capítulos de libro, así como con diversas presentaciones en
eventos nacionales e internacionales.
Dirección electrónica: arivera@correo.xoc.uam.mx
con el tema del bienestar, crecimiento económico, sector alimentario, empleo e incidencia
fiscal; sus publicaciones tratan sobre dichas temáticas.
Dirección electrónica: artrobval@gmail.com
estructurales en México
comercial en 1985, la lista de reformas económicas y sociales es ya considerable, con
mayor acento y prioridad en las primeras; las segundas siguen siendo un comple-
mento del proyecto inacabado de creación de una economía movilizada por criterios
(coordinadores)
centrada en políticas de impulso a los mercados y a la inversión privada, en la refor-
mulación del papel del Estado y una acelerada apertura comercial y financiera a la
Gerardo Ordóñez Barba economía global. Continuando con esta tendencia, en la primera mitad del gobierno Enrique Valencia Lomelí | Gerardo Ordóñez Barba Enrique Valencia Lomelí
Doctor en ciencia política por la Universi- de Enrique Peña Nieto repuntó con intensidad la actividad reformista, con nuevas (coordinadores) Profesor-investigador en la Universidad de
dad Complutense de Madrid, obteniendo propuestas económicas y sociales; las reformas de este período de gobierno supera- Guadalajara y miembro del Sistema Nacio-
en 2002 el grado con Sobresaliente Cum ron ya la decena, si se toma en cuenta la laboral, aprobada durante el período de nal de Investigadores desde 1996 (actual-
Laude. Desde 1990 es investigador en el mente en el nivel III), con maestría en
transición. sociología en la Universidad Iberoamerica-
Departamento de Estudios de Adminis-
tración Pública de El Colegio de la Fronte- Como comunidad observadora de las reformas iniciadas en la década de 1980, na de la Ciudad de México y doctorado en
ra Norte (El Colef). En 2002 obtuvo la la Red Mexicana de Investigación en Política Social (Remipso) ha atestiguado (y ciencias económicas (estructuras producti-
vas y sistema mundial) en la Universidad
www.colef.mx