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—Si

—fue la respuesta—. ¿Por qué no iba a estarlo? —En el lapso de esas seis
palabras, la actriz Julia recupero el control. Se le aclaro la voz; el tono se aligero—.
Es que estoy cansada…—continuo—. Parece que la están pasando muy bien allá
abajo.
—¿No te dejamos dormir?
—Oh, Dios, no —salto a borbotones la voz—. Solo iba al baño. —Una pausa;
luego—: Vuelve abajo. Diviértete.
Al oír esta indirecta, Kirsty volvió a avanzar por el pasillo, hacia ella. Julia se
aparto a último momento, evitando hasta el más leve contacto físico.
—Que duermas bien —dijo Kirsty desde la cima de la escalera.
Pero no hubo respuesta de parte de la sombra que estaba en el pasillo.

Julia no durmió bien. Ni esa noche, ni ninguna de las noches que siguieron.
Lo que había visto en el dormitorio húmedo, lo que había oído y, finalmente,
sentido era suficiente para apartar los sueños tranquilos para siempre, o eso comenzó
a creer.
Él estaba aquí. El hermano Frank estaba aquí, en la casa…y había estado aquí
todo el tiempo. Separado del mundo en que ella vivía y respiraba, pero lo bastante
cerca como para establecer el frágil y lastimoso contacto que había establecido. Julia
no tenia pista alguna de las causas y motivos de esa situación; el detrito humano de la
pared no disponía de la energía ni del tiempo necesarios par explicar su condición.
Lo único que había dicho, antes de que la pared empezara a cerrarse nuevamente
sobre él y que sus despojos fueran, una vez mas, eclipsados por el ladrillo y el yeso,
era “Julia”. Después, simplemente, “Soy Frank”…y, sobre el final, la palabra
“Sangre”.
Después había desaparecido por completo y las piernas de Julia habían flaqueado.
Había caído a medias, tropezado a medias, hacia atrás, contra la pared opuesta.
Cuando recupero el discernimiento, no había ninguna luz misteriosa, ninguna
figura devastada anidando en los ladrillos. La aprehensión de la realidad era, una vez
más absoluta.
No totalmente absoluta, quizás. Frank seguía allí, en el dormitorio húmedo. De
eso no tenía ninguna duda. Podía ser invisible, pero no estaba loco. Estaba atrapado,
de algún modo, entre la esfera que ella ocupaba y otro lugar: un lugar de campanas y
de atribulada oscuridad.
¿Había muerto? ¿Era eso? ¿Perecido en la habitación vacía, el verano anterior,
dejando su espíritu allí, a la espera de un exorcismo? Si así era, ¿Qué había ocurrido
con sus restos terrenales? Solo un mayor dialogo con el propio Frank, o con sus

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