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LOS SINDICATOS ANTE LAS CIENCIAS SOCIALES

Y LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL EN MÉXICO: ANTECEDENTES,


LOGROS Y PERSPECTIVAS EN EL SIGLO XXI

Sergio G. Sánchez Díaz*

Resumen: Los sindicatos continúan siendo estudiados desde diversas disciplinas de las ciencias
sociales, a pesar de que en décadas recientes han perdido peso en los arreglos corporativos en
México. El propósito del autor es actualizar los enfoques de esas disciplinas para la primera déca-
da del siglo xxi. Los campos de investigación en los que se continúan estudiando los sindicatos son
el corporativismo, las reestructuraciones laborales y los nuevos sujetos obreros, la cultura política
y las subjetividades obreras, la democracia sindical, las relaciones de género y participación feme-
nina en los sindicatos. A partir de la revisión de una bibliografía muy actualizada, el autor esta-
blece los alcances, las limitaciones y los retos que hoy se le presentan a estos estudios sobre el
sindicalismo en México.
Palabras clave: sindicalismo, teoría social, cultura sindical, subjetividad obrera.

Abstract: Unions continue to be studied from various disciplines in the social sciences, although
in recent decades they have declined in importance in labor corporate negotiations in Mexico. The
author’s purpose is to update the approaches of these disciplines for the first decade of the twen-
ty-first century. The fields of research in which unions continue to be studied are: corporatism,
labor force restructuring, and new labor subjects, political and organizational culture, worker
awareness, union democracy, gender relations, and women’s participation in unions. The author
establishes the scope, limitations, and challenges that face research on trade unions in Mexico
today based on a review of current literature.
Keywords: Unions, social theory, organizational culture, worker awareness.

D
esde la década de 1970, mucho versas disciplinas sociales (la sociolo-
se ha escrito en México, y se se- gía, la antropología social, la economía,
guirá escribiendo, sobre los mo- la ciencia política, entre otras) interesa-
dos de hacer análisis sobre la clase das en los asuntos del trabajo, sus
obrera y sus sindicatos. Este interés ha transformaciones, y las acciones de los
continuado desde entonces, ahora como trabajadores y las trabajadoras, sobre
parte de los llamados “nuevos estudios todo en acciones desarrolladas desde
del trabajo”, en los que convergen di- los sindicatos, las organizaciones más
características del mundo obrero. Con
ese antecedente, llevaremos a cabo un
*Profesor-investigador titular C del Centro
de Investigaciones y Estudios Superiores en An-
recuento, forzosamente general, de los
tropología (ciesas); miembro del Sistema Nacio- temas e intereses de estos estudios so-
nal de Investigadores, nivel II. bre los sindicatos en México que con­

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sideramos más relevantes en años tria —realmente elementos de flexi­


recientes: corporativismo y sus trans- bilidad han existido de hace décadas
formaciones; reconversiones laborales en sectores de la industria, como el
y nuevos sujetos obreros; cultura, cul- “pago a destajo”, o los contratos tempo-
tura política y subjetividades obreras; rales—, el surgimiento de un nuevo
democracia sindical o ausencia de ella; comando empresarial en las empresas,
relaciones de género y participación despidos masivos en diversos sectores,
femenina en los sindicatos. Para ello y un indudable debilitamiento de la
nos remontamos brevemente a los pri- acción sindical.
meros enfoques desde los cuales se es- Recordemos que mucho se escribió
tudiaron los sindicatos a partir de la en su momento sobre uno de los rasgos
década de 1970; temas e intereses que, más comunes del modelo de relaciones
por cierto, encuentran cierto paralelis- laborales de la Revolución mexicana
mo en otros países de América Latina, que predominó por décadas: una ac-
a los que ya nos hemos referido en otros ción sindical centrada en los aspectos
trabajos (Sánchez y Belmont, 2006). salariales, es decir, en la compra-venta
En estas páginas trataremos de pre­ de la fuerza de trabajo sindicalizada
sentar, a grandes rasgos, los principa- ante el capital y el Estado; acción que
les enfoques sobre los estudios de los no se limitaba a las luchas de corte
sindicatos, los logros de estos estudios, económico, como veremos enseguida,
los campos de interés, los nuevos te- pues también se daba una “acción polí-
mas, pero también sus alcances y limi- tica” de las y los trabajadores desde los
taciones, continuando así una reflexión sindicatos, pero vinculada al Estado
que hemos hecho en otras publicacio- posrevolucionario (De la Garza y Rhi
nes (Sánchez, 2001). Sausi, 1985; De la Garza, 1986).
Con ello tratamos de motivar el aná- Recordemos algunos aspectos de
lisis y nuevos estudios sobre el sindica- esa acción sindical predominante por
lismo en México desde la sociología, la décadas, previa al ascenso del neolibe-
antropología social o sociocultural y ralismo y aun después. En efecto, fue
otras disciplinas (como la economía y la esa una acción sindical en torno a la
ciencia política), en tiempos que mues- “circulación de la fuerza de trabajo”, en
tran síntomas de una reac­tivación de la torno al salario, llevada a cabo por la
acción sindical —esperamos no ser de­ mayoría de sindicatos mexicanos du-
masiado optimistas al respecto—, en rante la larga etapa del “desarrollo es-
México y otros países de América Lati- tabilizador”; una acción alejada de los
na, a 30 años de haberse implantado problemas de la producción y de diver-
las políticas neoliberales, las cuales sos aspectos de la vida laboral, como
implicaron, como bien sabemos, impor- sería la salud de las y los trabajadores,
tantes transformaciones en los centros de acuerdo con las tesis de Enrique de
de trabajo: privatizaciones, aparición de la Garza.
la flexibilidad del trabajo como política Fueron estos sindicatos partícipes
general en amplias franjas de la indus- de la alianza añeja con el Estado surgi-

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do del movimiento armado de 1910- cual implica la subcontratación de tra-


1917; es decir, el Estado comandado bajadores en el seno de las empresas
por el Partido Revolucionario Institu- por parte de otras empresas, una prác-
cional (pri) y sus antecedentes (Partido tica generalizada en empresas priva-
Nacional Revolucionario, Partido de la das y públicas desde la década de 1990.
Revolución Mexicana), representante Por falta de espacio, sólo menciona-
de un modelo corporativo, protector de mos que esas transformaciones son
la fuerza de trabajo, con intercambios parte de procesos de cambio mayores,
muy importantes con una clase obrera globales, que corresponden a una nue-
sindicalizada a la cual se le garanti­ va etapa de desarrollo capitalista. En
zaron protecciones diversas (ante el realidad estamos ante una nueva ge­
despido injustificado, garantías de la neración de reformas (o contrarrefor-
estabilidad laboral, acceso a prestacio- mas, según el bando político en que nos
nes como salud, vivienda, e incluso ac- ubiquemos) de corte neoliberal que,
ceso al poder político vía presidencias además de la reforma a la lft en 2012,
municipales, gubernaturas, diputacio- en los dos años siguientes incluyó una
nes y senadurías), pero bajo control reforma educativa que golpea seria-
de un Estado autoritario y represor de mente la estabilidad del empleo de las y
cualquier brote de disidencia. En sínte- los trabajadores de la educación públi-
sis, nos referimos al llamado “modelo de ca y privada; además, una reforma
relaciones laborales de la Revolución energética que implicó desmontar las
mexicana” (De la Garza, 1988 y 1991). barreras que impedían, en la Constitu-
Imposible hacer un recuento de las ción mexicana, la injerencia del capital
transformaciones y permanencias de privado en la explotación de hidrocar-
ese modelo. En un apartado de este buros.
trabajo retomamos la cuestión, indis- A partir de estos cambios conviene
pensable para pensar la situación ac- señalar que la propia clase obrera sin-
tual de los principales sindicatos dicalizada (una minoría con respecto
mexicanos: toda vez que el pri retornó al conjunto de la clase obrera mexica-
al gobierno federal en 2012 —luego de na, pero con un peso muy significativo
dos sexenios con gobiernos federales en términos sociales y políticos) vivió
emanados del Partido de Acción Nacio- cambios muy importantes. Según indi-
nal (pan)—, y una vez reformada la Ley ca Enrique de la Garza, recordamos
Federal del Trabajo (lft) ese mismo aquí que la clase obrera transitó de la
año, hay una mayor flexibilidad labo- “rigidez” en el puesto de trabajo hacia
ral o, para ser más precisos, mayor normas flexibles que implicaron una
margen para los cambios neoliberales nueva actitud ante el trabajo, no sólo
en el trabajo ya presentes desde fina- rechazo a la flexibilidad, por cierto.
les del siglo xx, pero sin estar reconoci- Pero este análisis nos coloca ante otra
dos en la lft: una mayor diversidad de dimensión de estudios que rebasan los
contratos temporales para las y los tra­ propósitos de este artículo (De la Gar-
bajadores, o el llamado outsourcing, el za, 1992).

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Tales son algunos de los cambios ciales encontramos que el tema de la


mayores que sin lugar a dudas están democracia en esos gremios (o la pre-
impactando al mundo sindical en caria democracia que se da en ellos), la
México. Las ciencias sociales, como conformación de elites en el seno de
suele pasar, están rezagadas con res- estas organizaciones y, desde luego,
pecto a la realidad que analizan. Igual sus vínculos complejos con partidos
sucede con los cambios en los sindica- políticos —en particular, los vínculos
tos, y no sólo en lo que hace a su rela- de los principales sindicatos con el pri,
ción con el Estado y los empresarios, nexo que puede verse como una tupida
sino con la vida interna de esas organi- red de acuerdos, compromisos y nego-
zaciones, cuestión que remite al pro- ciaciones que todavía hacen de ese par-
blema de la democracia (restringida o tido una organización que agrupa a
no) en los sindicatos, con muy escasa importantes sectores de la clase obre-
transparencia en cuanto al manejo de ra—, veremos que pocos estudios siste­
sus ingresos, egresos, e inversiones de máticos y rigurosos dan cuenta de la
todo tipo. complejidad de la vida sindical real en
Es así como se abre una dimensión las organizaciones obreras de nuestro
de estudio de los sindicatos muy am- país.
plia. Es necesario recordar que las Dicho lo anterior, el propósito de
ciencias sociales en México habían es- este artículo consiste en presentar un
tablecido que en los sindicatos existía horizonte muy preciso: estará centrado
un control férreo de los líderes vincu­ en las imágenes sobre los sindicatos
lados al sindicalismo corporativo vía construidas desde la antropología so-
mecanismos como las cláusulas de ex- cial o sociocultural, tratando de ubicar
clusión —entre otras medidas coerciti- los momentos más significativos de esos
vas que parecían venidas a menos desarrollos sin pretensiones de ex-
luego de haber sido cuestionadas por haustividad. Es grande la actual com-
diversos actores del mundo sindical—, plejidad del fenómeno sindical en
pero que todavía se aplican a tra­ México, y ante este hecho nuestro inte-
bajadores disidentes en diversos sin­ rés aquí es que el lector o lectora co-
dicatos. Todo lo anterior, junto con la nozca algunas líneas de investigación
llamada “toma de nota”, o el obligado que animan a las y los estudiosos del
reconocimiento de los sindicatos por mundo sindical en nuestro país.
parte del Estado mediante las Juntas
de Conciliación y Arbitraje, se man­ LAS PRIMERAS IMÁGENES ACERCA
tiene como parte de las relaciones DE LOS SINDICATOS
labo­rales de México aun después de la
reforma a la lft en 2012. Los precursores de los estudios sobre
Si nos enfocamos a pensar en la sindicalismo datan de la década de
vida propia de los sindicatos, en sus 1970. Entonces se generaron estudios
formas internas de gobierno, en la lite- que comprendían análisis sobre histo-
ratura generada desde las ciencias so- ria del sindicalismo (el análisis “his­

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toriográfico”), sobre procesos de trabajo uso de la violencia por parte de los cha-
y sobre acción sindical. Entonces ha- rros —violencia propia o a través de la
bía dos orientaciones para el estudio fuerza pública— para acallar cualquier
de los sindicatos, según Enrique de la brote de disidencia o inconformidad,
Garza (1986). etcétera (De la Garza, l986: 89-92).
Veamos con cierto detalle estas dos Pronto se gestó otro modo de estu-
imágenes. La primera de ellas, la del diar a la clase obrera y sus sindicatos.
consenso en los sindicatos, le asignaba Entonces se generaron investigaciones
cierto margen de representación a las sobre la vida sindical que empezaron a
direcciones sindicales oficialistas, por dar cuenta de situaciones complejas:
estar afiliadas al pri, entonces partido se ubicó la heterogeneidad de la clase
único del Estado. Incluso llegó a seña- obrera y sus diversas orientaciones
lar que los líderes, entonces llamados sindicales en función de la composición
charros (por un líder ferrocarrilero afi- técnica de los obreros; se planteó por
cionado a la charrería), jugaban un primera vez el estudio sistemático de
papel de mediadores entre las bases la conciencia obrera; se estudiaron los
obreras, el capital y el gobierno; esos agrupamientos político-sindicales de
líderes también eran gestores de de- los obreros a partir de esta perspectiva,
mandas de las bases para alcanzar y que presentaban orientaciones po­
conquistas económicas y tener cierta líticas diversas: no sólo eran afines al
representación de esas bases ante el Estado y a su alianza con el gobierno,
poder político, encarnado entonces en también los había de izquierda, e in-
la figura del “Señor Presidente”. Podía cluso de ultraizquierda. Se vio una ac-
observarse una suerte de intercambio ción sindical que distaba mucho de ser
“patrimonialista” como sustento de esa heroica, y más bien estaba centrada
relación política, noción acuñada por en la lucha económica cotidiana; tam-
Enrique de la Garza (1991). bién pudo verse que los obreros ingre-
La otra imagen, la del control en los saban a los sindicatos para alcanzar
sindicatos, subrayaba las prácticas ciertas mejoras en sus condiciones de
más negativas de las burocracias sin- trabajo y de vida (Novelo y Urteaga,
dicales “oficialistas” en el movimiento 1979; Bizberg 1982); y se registró una
obrero. Esta imagen indicaba que el acción sindical radical, de confronta-
sindicalismo de Estado podía definirse ción con los empresarios y el Estado,
por rasgos como la imposición de líde- que pretendía doblegar a estos actores
res; mediante esos mismos líderes, su- de las relaciones laborales mediante la
misión de los sindicatos al capital y al imposición sindical de condiciones en
gobierno; ausencia de verdadera vida los centros de trabajo.
sindical; rechazo de los líderes charros Con todo y las críticas hechas a los
al pluralismo en los sindicatos y a la resultados de algunos de esos trabajos
actividad de partidos políticos distin- por el énfasis en medir procesos difí­
tos al pri; corrupción de los dirigentes cilmente cuantificables —conciencia
respecto a los recursos del sindicato; obrera, causas de las orientaciones po-

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líticas de los trabajadores, etcétera—, tado-sindicatos, sino en una serie de


dichas contribuciones sentaron las ba- vínculos complejos: Es­tado-partidos
ses para avanzar en este tipo de estu- políticos, Estado-orga­nizaciones de la
dios a nivel teórico, conceptual y en sociedad como las organizaciones no
cuanto a la investigación empírica. gubernamentales, etcétera.
En pocos años asistimos a un cambio No nos detendremos en todos los
muy importante en nuestra compren- antecedentes y en el estado actual de
sión de la vida sindical desde lo que esta perspectiva de estudios, “la pers-
puede considerarse “la academia”. Los pectiva corporativista”. Más bien nos
sindicatos ya no volverían a ser, en las interesa referirnos a algunos de los
imágenes generadas por las y los cien- principales estudios que recurrieron a
tíficos sociales, esas “cajas negras” de esta perspectiva de la ciencia política y
las que sólo asomaba la cabeza de los la sociología política para pensar la re-
dirigentes, mientras se desconocía la lación de los sindicatos con el Estado,
vida interna de esas organizaciones, para entonces referirnos a los dilemas
las acciones de sus bases y sus comple- del uso de esta noción al calor de la
jas negociaciones con los empresarios transición política en el siglo xxi, cuan-
(De la Garza, 1986). do el pri deja el poder presidencial y lo
cede al pan, en lo que muchos supusie-
SINDICALISMO, CORPORATIVISMO, ron como un cambio irreversible en la
NEOCORPORATIVISMO vida de México que conduciría sin re-
Y POSCORPORATIVISMO medio a “la democracia”.
A finales de la década de 1980 Luis
Dentro de los acotados límites de este Reygadas (1989) desarrolló el tema del
artículo, aquí nos interesa enfatizar corporativismo mientras incursionaba
una dimensión de los estudios sobre en otros enfoques, entre ellos los basa-
los sindicatos relacionada con la no- dos en Weber, en el enfoque pluralista
ción del corporativismo, pues creemos y en el marxista. Conjugar estas pers-
que innovó mucho este tipo de estu- pectivas de análisis —burocracia, rup-
dios, aunque no siempre haya per­ tura con las visiones que sólo permiten
manecido como una perspectiva de ver el lado autoritario de los procesos,
análisis central a lo largo de los estu- observando los mecanismos democrá-
dios en el periodo al que aquí referi- ticos, pero sin olvidar la dominación
mos. Sabemos que desde la década de clasista propia de los enfoques marxis-
1980 la perspectiva corporativista es- tas— le permitieron ver las actitudes
taba presente en algunas investigacio- de ambivalencia en la cultura de los
nes. Hoy sigue siendo una referencia mineros mexicanos, y una serie de
para los estudios sobre sindicatos, pero dualidades en la cultura política en
la reflexión parece venida a menos tal ellos. Ese autor imaginó escenarios al-
vez por la complejidad que hoy presen- ternativos a lo que entonces se veía
ta el corporativismo en México, el cual como “la crisis” del corporativismo, cri-
no sólo está basado en el vínculo Es­ sis por la falta de representatividad

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del sindicalismo mayoritario, por lo Estado y remarcaron la existencia de


antidemocrático en sus estructuras in- un vínculo que impide la participación
ternas, por poner trabas al desarrollo política de la clase obrera. Si bien esa
de la productividad a partir de prácti- relación corporativa aportó ventajas
cas protectoras hacia las bases obre- reales a la clase obrera y canalizó pro-
ras, etc. Esos escenarios alternativos testas de las bases, en realidad el corpo-
eran el neocorporativismo, la moderni- rativismo puso cuotas en tanto anulaba
zación autoritaria y la regulación de- el conflicto entre trabajo y capital, im­
mocrática. pidiendo con ello la lucha de clases (Biz-
Por falta de espacio no nos deten- berg, 1990: 44-76).
dremos en este tipo de previsiones, que Aun cuando De la Garza (1988 y
cuando fueron escritas representaron 1991) también contribuyó de manera
un gran esfuerzo para pensar en las importante a desarrollar la discusión
posibles alternativas para el futuro po- del corporativismo, y lo consideraba
lítico del país. Hoy podemos decir que —al igual que Bizberg— sinónimo de
México ha transitado hacia ciertos control del Estado sobre los sindicatos,
cambios, donde encontramos elemen- para él era un medio de participación
tos de los tres escenarios que Reyga- del sindicato en asuntos nacionales.
das suponía excluyentes unos de otros Por medio de ese vínculo la clase obre-
hace 30 años. Nosotros encontramos es- ra organizada influyó en el reparto del
cenarios “neocorporativos”, vínculos del gasto social y en el logro de subsidios
Estado con otras organizaciones so­ diversos. Era un “corporativismo patri-
ciales, no sólo con sindicatos, sino tam- monialista”, dado el intercambio de
bién, y de manera determinante, con los beneficios entre el Estado y la clase
partidos políticos; además, hay claros obrera: apoyo político del sindicato
elementos de la “modernización autori- para el Estado a cambio de conquistas
taria” (reconversiones laborales agresi- y beneficios concretos, sin que impor-
vas, unilaterales, por parte del Estado y tara el ambiente no democrático de ese
los partidos) y, en menor medida, pue- intercambio político-patrimonialista.
den verse elementos de “regulaciones ¿Cómo se imaginó el sindicalismo
democráticas” en determinados secto- desde la antropología social, luego de los
res laborales —entre ellos el de la edu- cambios que llevaron a la alternancia
cación superior— que implican la política? Veamos brevemente esta cues-
concertación entre sus diversos actores; tión, la cual consideramos central para
este escenario se mantuvo hasta la mo- el desarrollo de los estudios sobre los
dernización autoritaria de 2012 y 2013, sindicatos en México.
cuando se implantó una agresiva refor- Recordemos brevemente que, al pa-
ma educativa que cuestiona la estabili- rejo de la implantación del neolibera­
dad en el empleo del sector magisterial. lismo en el ámbito laboral, diversas
Algunos expertos vieron esa rela- fuerzas políticas cuestionaron la exis-
ción corporativa como una forma de tencia del Estado autoritario encabeza-
controlar los sindicatos por parte del do por el pri. Se luchó por la democracia

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electoral y la alternancia, por enterrar gena, entre otros grupos organizados:


al viejo dinosaurio que encarnaba el pri, deudores de la banca, organizaciones
por la “transición a la democracia”. Re- no gubernamentales, pueblos y co­
cordemos también que la entronización munidades regionales con formas de
del modelo económico neoliberal influ- representación de diverso tipo, intere-
yó en las estructuras estatales. La déca- sados en reformas y en ser parte de la
da de 1980 representó una ruptura vida política nacional en diversos as-
profunda en los criterios rectores de pectos y de distintas maneras.
las políticas públicas. En breve: las En esa situación las elaboraciones
nuevas prioridades se definieron en académicas se vieron limitadas teóri-
razón de la incorporación económica de camente, lo cual puede verse en las
México al proceso de globalización; de la numerosas adjetivaciones del concepto
racionalización del gasto público; de de corporativismo por parte de un am-
la esfera de influencia y la acción del plio número de investigadores, entre
Estado para estabilizar la economía; los cuales nos contamos.
de la lucha contra la corrupción y por Algunos —entre ellos Enrique de la
la transparencia en el manejo de los Garza— sostienen que el corporativis-
recursos públicos; de la reestructura- mo sindical se mantiene prácticamente
ción del aparato productivo para ele- intacto, pues conserva parcelas impor-
var la productividad y colocarla en tantes de poder en el Estado y el control
condiciones de competencia. autoritario de los principales dirigentes
¿Cómo impactaron esos cambios en sindicales continúa vigente. El mismo
la vida de los sindicatos? Un hecho pa- investigador incluso sugiere que es ries-
recía indudable: el debilitamiento de goso, políticamente hablando, soste­
las corporaciones sindicales como inter- ner que el corporativismo sindical ha
mediarios privilegiados de la negocia- cambiado o decir que ha muerto, pues
ción con el Estado, a partir de que dicho im­pide que los trabajadores sean cons-
Estado vivía procesos de alternancia cientes de sus enemigos y del control
política que derivaron en algunas que aún ejercen sobre ellos esos líderes
transformaciones de corte democrático, sindicales, pero sobre todo el Estado, al
sobre todo en el ámbito electoral. Todo margen del partido que lo encabece.1
ello frente a la emergencia de nuevos En cambio, otros autores reconocen
actores sociales, muchas veces agrupa- cambios profundos en las relaciones
dos en corporaciones que desplazaban a
los sindicatos de su papel como interlo- 1
Grabación de la conferencia del Dr. Enri-
cutores privilegiados del Estado que que de la Garza en el Encuentro Internacional
habían tenido en décadas anteriores. “Los Trabajadores frente a la crisis económica:
Nos referimos al papel de los me- una perspectiva binacional sobre el futuro de
dios de comunicación —y en primer las relaciones sindicales México-EUA”, organi-
zado por la Línea de Estudios Laborales del
término a las televisoras—, al ejército, Posgrado en Estudios Sociales de la uam-Iztapa-
a los partidos políticos y a nuevos acto- lapa y el Labor Center de la ucla, Ciudad de
res sociales como el movimiento indí- México, 23 y 24 de septiembre del 2010.

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laborales —el llamado neoliberalismo, en torno al regreso del pri al gobierno


la flexibilidad del trabajo, la pérdida de federal en 2012, pues parecen claros
espacios políticos por parte de los sin­ los cambios en el pacto corporativo en-
dicatos— que afectaron profunda­mente tre el partido tricolor y los sindicatos,
el edificio del sindicalismo corporativo. como puede constatarse en el caso de
Así, Rendón (2005) observa que, a pesar la reforma educativa, que práctica-
de los esfuerzos de ese sindicalismo por mente dejó de lado la alianza del pri
adaptarse a los cambios —lo que él lla­ con el Sindicato Nacional de Traba­
ma “los reformismos” en el sindicalismo jadores de la Educación (snte) para
corporativo—, resultaba indispensable continuar con la modernización del
un esfuerzo de mayor envergadura sector. No obstante, deben mencionar-
para alcanzar autonomía y encontrar se algunas propuestas que apoyan la
un proyecto propio que permitiera al existencia de un “corporativismo pre-
sindicato negociar con el capital y el cario”; es decir una gran recomposición
Estado las nuevas y más amplias del otrora “sindicalismo oficial”, en el
demandas de la clase obrera. Por ello cual los sindicatos asumen nuevas ca-
Rendón pronosticaba la “crisis termi­ racterísticas y abandonan otras: el sin-
nal” de ese sindicalismo. dicalismo corporativo se mantiene,
También encontramos la noción de aun cuando pierde importancia en el
“corporativismo empresarial” de Luis esquema de dominación política gene-
Méndez y Othón Quiroz, para quienes ral en México (Gatica, 2011).
el sistema corporativista continúa, mas Otra noción para caracterizar las
ahora se observa una clara hegemonía transformaciones del vínculo sindica-
del capital sobre las centrales obreras; to-Estado es la de “neocorporativismo”,
de ahí el adjetivo “empresarial”, pues la cual proviene de teóricos del mundo
sugieren que la “clase empresarial” aho- anglosajón como Schmitter y Lehm-
ra impone sus condiciones tanto a los bruch (1992), y que en México es reto-
trabajadores como al mismo Estado. mado por autores como Enrique de la
Pero además refieren el surgimiento de Garza, si bien Reygadas lo emplea en
un “pacto corporativo panista” —el cual su estudio sobre la minería ya en la dé-
despuntó claramente en el sexenio cada de 1980.
2006-2012, con los pactos del segundo Para De la Garza la idea de “neocor-
gobierno panista encabezado por Felipe porativismo” expresa la continuidad del
Calderón—, y su pragmatismo para sistema corporativista, sobre todo en
vincularse a las corporaciones sindica- cuanto a la organización interna de los
les del pri. Todo ello era expresión de sindicatos, marcados por el autoritaris-
una “modernidad atorada” en nuestro mo y una escasa democracia. Llama la
país, una modernidad que no acababa atención sobre la capacidad de adap­
de desarrollarse plenamente (Méndez y tación de los líderes sindicales a las po­
Quiroz, 2009: 149-168). líticas empresariales destinadas a
Son de esperar nuevas y más pro- aumentar la productividad y la eficien-
fundas reflexiones de ambos autores cia, y que puede observarse en prácti­

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camente todos los sindicatos afiliados strm—, hablaba de la posibilidad de ese


a la Confederación de Trabajadores de poscorporativismo, aun cuando el im-
México (ctm) y la Confederación Revolu- pulso político del strm ha decaído no­
cionaria de Obreros Campesinos (croc). tablemente en nuestros días, e incluso
La generalización del neocorporativis- su continuidad está en entredicho ante
mo daba sustento al nuevo concepto, el los cambios en el sector de telecomuni-
cual parecía dejar atrás la noción de caciones (De la Garza: 2001: 21-51).2
“corporativismo patrimonialista”, y que Nosotros hemos recurrido a la idea
caracterizó por décadas a la relación de neocorporativismo sindical para pen-
corporativa de entre sindicatos y Esta- sar una nueva fase del “corporativismo
do (De la Garza, 2000). patrimonialista” de la época estatista,
Desde principios del siglo xxi ese au- en medio de las transformaciones po­
tor preveía otro escenario posible en el líticas, sociales y laborales ya mencio­
sindicalismo mexicano, el cual apunta- nadas. Vemos que la subordinación
ba a la superación del neocorporativis- sindical se ha acentuado y que las cor-
mo y planteaba la posible existencia de poraciones sindicales carecen de su pa-
un poscorporativismo sindical. En tal pel central de otras épocas; sin embargo,
escenario “pos” —decía— los sindicatos los pactos neocorporativos continúan
podían adquirir autonomía frente al Es- entre empresarios y sindicatos en el
tado y su acción podía ser diversa, sin piso de las fábricas, pactando de mane-
estar centrada únicamente en las cues- ra no democrática las nuevas y cada vez
tiones de las empresas. Su presencia más precarias condiciones de trabajo.
podía llegar a sectores sociales externos Nosotros observamos estos escena-
a la empresa y permitiría a los sindica- rios neocorporativos hace dos décadas,
tos una acción múltiple, una que permi- en las maquiladoras de exportación de
tiera descentralizar la acción sindical, la ciudad de Chihuahua. Ahí la ctm,
la cual no sólo estaría en manos de los
dirigentes cooptados por el Estado, pues 2
Desde esta idea de poscorporativismo po-
habría una importante participación de dríamos razonar hoy la experiencia del snte
las bases del sindicato que daría lugar a —al menos hasta antes del encarcelamiento de
la democratización sindical. su lideresa, Elba Esther Gordillo en 2013—, que
negociaba cambios laborales en la educación
Detrás del concepto de poscorpora- con orientación neoliberal e impulsa desde hace
tivismo estaba la experiencia del Sin- años una expresión política, el Partido Nueva
dicato de Telefonistas de la República Alianza (Panal), sin que ello implicara haber de-
Mexicana (strm) y la negociación, has- jado de lado los pactos corporativos de corte tec-
nocrático y neoliberales entre ese sindicato y el
ta cierto punto exitosa, de la producti- gobierno de Felipe Calderón: pacto de las refor-
vidad en Teléfonos de México (Telmex). mas a la ley del Instituto de Seguridad y Servi-
La presencia sindical en esa discusión cios Sociales para los Trabajadores del Estado
con la empresa, así como el impulso al (issste) y el Acuerdo para la Calidad de la Edu-
cación. Más adelante retomaremos los pactos
Movimiento Social de los Trabajadores corporativos de corte tecnocrático y neoliberales
—como movimiento político de los tra- entre el Estado autoritario neoliberal y los sin-
bajadores por parte de la dirección del dicatos.

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Los sindicatos ante las ciencias sociales y la antropología social en México… 69

una central sindical hasta la fecha li- dicatos, sociedad y Estado. O que al
gada al pri, había pactado —con mu- menos no tornen más opaca la com-
chas dificultades, pues incluso debió prensión de esas relaciones, ya de por
sembrar huelgas en algunas empresas, sí marcadas por una creciente subor­
dado que esa central sindical no era dinación sindical al Estado, y diver­
aceptada por las empresas maquilado- sos episodios de confrontación entre
ras—, contratos colectivos flexibles, gobierno y sindicatos, sin que ello sig-
donde el empresario tenía las “manos nifique una ruptura en los pactos cor-
libres” casi completamente para orga- porativos tecnocráticos y neoliberales
nizar el trabajo y los sindicatos tenían en las empresas y sectores diversos, a
una presencia muy reducida en el pro- nivel “macro” —como fue el caso del
ceso de producción. Todo eso a cambio, snte con la Secretaría de Educación Pú-
claro, de “administrar” un conjunto de blica— y “micro”, esto es, en pequeñas y
prestaciones para los agremiados: la medianas empresas, o en las maquila-
definición del otorgamiento de estímu- doras de exportación ya señaladas
los económicos por puntualidad y asis- (Sánchez y Pérez, 2012).
tencia, los puentes —días de descanso
obligatorios que se juntan con fines de SINDICATOS Y SUJETOS OBREROS
semana—, y apoyos diversos para el ANTE LA RECONVERSIÓN LABORAL
“comité ejecutivo” del sindicato, como CAPITALISTA
plazas “liberadas” de trabajo para que
los dirigentes sindicales se dediquen a El tema de la reconversión capitalista
gestiones del gremio —plazas estas ocupó a los estudiosos del sindicalismo
muy codiciadas por los trabajadores, desde la década de 1980. Era claro ya
ya que les permiten estar adscritos a entonces que el sindicalismo se encon-
algún cargo sindical sin tener respon- traba inmerso en grandes cambios y
sabilidades laborales—, cubículo para enfrentaba nuevos retos. Un trabajo
las actividades de “representación” pionero en ese sentido es el publicado
sindical, línea telefónica, apoyos para por De la Garza y RhiSausi (1985). Ahí
el desfile del Día del Trabajo, entre no sólo se apuntan las reflexiones de
otras (Sánchez, 2000). Enrique de la Garza sobre el sindicato
En suma, ese conjunto de plantea- de Estado y el corporativismo mexica-
mientos sobre la nueva fase del corpora- no, sino la creación de conceptos socia-
tivismo sindical en México expresa lizados en medios académicos.
desacuerdos, dudas e incertidumbres Ya entonces empezaron a difun­
en el análisis desde los nuevos estudios dirse conceptos como “sindicato de Es-
del trabajo. Es de esperar que esas ela- tado” y “sindicato de la Revolución
boraciones, sin llegar a la unanimidad mexicana”; desde mediados de 1980 se
—inalcanzable en muchos aspectos de identificó a éste como un sindicato “de
las ciencias sociales—, desarrollen y la circulación”, desligado de los proble-
coadyuven al entendimiento que hoy mas del trabajo en el proceso de pro-
tenemos sobre las relaciones entre sin- ducción; es decir, era un sindicalismo

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70 Sergio G. Sánchez Díaz

centrado en el salario, si acaso, en la ne- ción, el nuevo proletariado del norte,


gociación política con el Estado. De la aunque ahora ya no es nuevo y está en
Garza y RhiSausi también se re­firieron trance de disminuir drásticamente por
a la crisis de ese tipo de sin­dicato por su la crisis del sector (Sanchez, 2001). Por
resistencia ante las exigencias de ma- otro lado, algunos autores sostienen
yor productividad por parte del capital, que hoy el “nuevo proletariado del nor-
así como a la demanda de diversas fuer- te” lo conforman en realidad las ban-
zas políticas para democratizar el sis­ das del crimen organizado como los
tema político y ponerlo a tono con la Zetas. Este sector, el del nuevo prole­
modernización económica. tariado del norte, era el que no había
Enrique de la Garza incorporó pos- conocido las etapas protectoras del Es-
teriormente la perspectiva marxista (o tado pos-revolucionario, que sólo cono-
gramsciana) de “los sujetos sociales”, a cía los intensos ritmos de trabajo, la
fin de pensar los cambios que experi- flexibilidad laboral, el despido fácil, y
mentaba la clase obrera mexicana en que en general carecía de sindicatos.3
función de las transformaciones neoli- Para entonces el trabajo de Enri-
berales. Dado que le interesaba ubicar que de la Garza era un referente muy
a los sujetos obreros surgidos de la re- importante para el desarrollo de los
estructuración productiva iniciada en nuevos estudios sobre trabajo y sindi-
la década de 1980, elaboró conceptos calismo, y no sólo en México. Forjó toda
para pensar la nueva situación de la una escuela en el área, la cual se ex-
clase obrera. Constató que para esos presa en múltiples estudios desde las
años se habían generado varios su­jetos ciencias sociales, de alto nivel y ex-
obreros, en función del sector indus- haustivo trabajo de campo; entre ellos
trial en que laboraban, de las caracte- diversas tesis de maestría y doctorado
rísticas que ahí hubiera mostrado la en la Línea de Estudios Laborales del
reestructuración industrial, y del pa- Posgrado en Estudios Sociales de la
pel que hubiesen jugado los sindicatos. uam-Iztapalapa. Desde entonces la he-
Para él podía hablarse de sujetos re- gemonía de la sociología sobre discipli-
convertidos con bilateralidad ante las nas como la antropología social es un
empresas a partir de sindicatos que hecho indudable, sin dejar de señalar
atendían los reclamos del capital y ne- que en diversas instituciones se realizó
gociaban con éste las nuevas condicio- el registro de situaciones laborales di-
nes de trabajo, a veces con bastante versas y caracterizadas por lo que co-
éxito (como el trabajador de Telmex); nocemos como reconversión industrial
otros eran los sujetos reconvertidos sin en su primera y segunda generación.4
bilateralidad —los de la mayoría de
empresas privatizadas—, donde los 3
El doctor Héctor Domínguez, de la Univer-
sindicatos habían pasado a jugar un sidad de Texas en Austin, fue quien me sugirió la
idea de que el “nuevo proletariado del norte” hoy
papel casi decorativo; y otros eran los lo conforman las bandas del crimen organizado.
sujetos obreros nacidos flexibles, es de- 4
Un esfuerzo que vale la pena señalar aquí
cir, los de las maquiladoras de exporta- es el de Yolanda Montiel (2007), quien a lo largo

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Los sindicatos ante las ciencias sociales y la antropología social en México… 71

Al respecto cabe mencionar trabajos desaparecido con el cierre de la empre-


relevantes desde la antropología social, sa y el despido masivo, se reconfigura
como la tesis de Analí Ibarra (2011), lentamente y busca nuevos cauces
antropóloga social que durante más (Victoria, 2012). A su vez, Edgar Bel-
de cuatro años documentó la huelga de mont estudia el mismo contexto de Ne-
los mineros de Taxco. En nuestros días caxa y arriba a la conclusión de que ahí
esa huelga aún se sostiene —si bien sigue “renegociándose el orden social”,
con deserciones en sus filas— como mientras hay una disputa por “definir
parte de la estrategia del Sindicato el valor histórico y el uso de la infraes-
Nacional de Trabajadores Mineros, tructura de la empresa” (Luz y Fuerza),
Metalúrgicos y Similares de la Repú- que incluye la lucha por los recursos
blica Mexicana, y sigue en su lucha hidrológicos de la localidad, con lo cual
contra el Grupo México. la lucha continúa para ese grupo de
La antropóloga Fabiola Sánchez do- trabajadores (Belmont, 2013).
cumentó las difíciles condiciones de Finalmente comentamos un trabajo
vida de un grupo de trabajadores des- un tanto “atípico”, que registra la expe-
pedidos de Luz y Fuerza del Centro en riencia organizativa de los tra­bajadores
2009, luego de su cierre y sustitución de la Universidad Autónoma de la Ciu-
por parte de la Comisión Federal de dad de México (uacm), un proyecto edu-
Electricidad (cfe). Esta investigadora cativo del Partido de la Revolución
fundamenta las experiencias y percep- Democrática (prd) que pretendía, entre
ciones de los trabajadores del Sindica- otras cuestiones, contrarrestar el mode-
to Mexicano de Electricistas (sme) y su lo neoliberal hegemónico basado en la
inserción en la llamada “economía in- productividad y la excelencia, y que sin
formal”. Los testimonios de los traba- embargo estuvo basado en la precarie-
jadores reflejan su concepción sobre la dad laboral de sus trabajadores. El es-
cfe, sus precarias condiciones de em- tudio documenta la formación del
pleo y sus esfuerzos por permanecer en sindicato en esa universidad, las con-
ella antes de su clausura —a pesar de tradicciones de su modelo, y constata
las malas condiciones de trabajo vigen- que las izquierdas mexicanas, en este
tes (Sánchez, 2012). caso las que confluyen en el prd, no son
Los trabajadores del sme han lla- muy afectas a respetar los derechos la-
mado la atención de estudiosos como borales de los trabajadores (García Fre-
Gabriela Victoria, quien estudia la co- goso, 2012).
munidad de Necaxa luego del cierre de
Luz y Fuerza. Ella sostiene que la CULTURA, CULTURA POLÍTICA
identidad “esmeíta”, antes que haber Y SUBJETIVIDAD OBRERAS
EN LOS SINDICATOS

de su vida laboral documentó los cambios en la


fábrica de Volkswagen en Puebla, así como los
Desde la década de 1980, y a partir del
vaivenes de su sindicato, caracterizado como impulso de antropólogas y sociólogos,
“independiente” del Estado. el tema de la cultura obrera se planteó

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72 Sergio G. Sánchez Díaz

en este campo de estudios. Lo introdu- doras, con nuevos temas de estudio y


jo y desarrolló Victoria Novelo (1984, nuevas elaboraciones teóricas. Ya en la
1987a y 1987b). Poco después Juan década de 1990 los nuevos estudios so-
Luis Sariego (1987) publicó un artículo bre cultura en el trabajo y el sindica­
sobre la cultura de los mineros del nor- lismo se aglutinaron en torno a dos
te del país, al que siguió una extensa seminarios: el encabezado por María
bibliografía sobre el tema. Eugenia de la O., Enrique de la Garza
Tanto Novelo como Sariego, anima- y Javier Melgoza en 1993 —y cuyos re-
dos por el marxismo entonces en boga sultados serían publicados en 1997—,
(sobre todo en el caso de la primera), el convocado por Rocío Guadarrama y
trataron de definir el concepto de cul- Carlos García en 1995 y 1997.
tura obrera. Partían de la condición de Los resultados del primer seminario
explotación y subordinación de la cla- fueron publicados por María Eugenia
se obrera en el sistema capitalista, y de la O, Enrique de la Garza y Javier
afirmaban que la cultura era sinóni- Melgoza (1997). A su vez, el primer se-
mo de valores, formas de vida, aspira- minario de Guadarrama y García (1995)
ción de futuro. dio lugar a un número especial sobre
Al paso de los años el estudio de la “Cultura laboral” de la revista El Coti-
cultura obrera y sindical se fue enri- diano. El segundo seminario dio lugar
queciendo. Uno de los avances impor- a la publicación de un libro coordinado
tantes corresponde a Luis Várguez y por Rocío Guadarrama (1998).
sus trabajos sobre los cordeleros de Ya no se trataba sólo de ver la cultu-
Yucatán, donde mostraba que la idea ra obrera como el proceso de for­mación
de cultura obrera era más comple­ja que de una conciencia cuyos elementos pro-
la planteada por Novelo y Sariego. venían de intelectuales o mili­tantes; una
Várquez vio las dimensiones naciona- conciencia que, a final de cuentas, era
les y regionales de esa cultura y advir- externa a la misma clase obrera. La cul-
tió cómo se mezclaban con elementos tura obrera y sindical se veía ya como un
socialistas arraigados en ese lugar. proceso complejo, que implicaba el es-
Los elementos étnicos mayas y mes­ tudio de las manifestaciones simbóli-
tizos se sumaron a esa herencia so­ cas de los obreros marcadas por la
cialista. Su crítica alcanzó mayor diferencia de género; conllevaba tam-
profundidad cuan­do señaló que la cul- bién el estudio de sus representaciones
tura de los cordeleros era sobre todo sociales, del significado que obreras y
de legitimación del orden social, más obreros imprimen a su acción, y todo
que de impugnación. Várguez mos­tró ese ello dinamizado por las relaciones de
punto de manera amplia cuan­do analizó poder en un sentido amplio, más allá
a los cordeleros en las fábricas, en los de la sola relación entre capital y tra-
sindicatos y en la vida cotidiana (Vár- bajo.
guez, 1988 y 1993). En nuestros días la noción de cultu-
Desde entonces empezó a madurar ra obrera ha perdido la fuerza de sus
una “nueva” generación de investiga- primeros años, sin desaparecer de la

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Los sindicatos ante las ciencias sociales y la antropología social en México… 73

escena académica, opacada por nocio- sobre el mismo contingente de la clase


nes como subjetividad, identidad, re- obrera, pero en un medio rural, a fin de
presentaciones, resignificaciones y observar unas prácticas sindicales
percepciones obreras, entre otras. Con marcadas por la cultura local, comuni-
todo, la noción de cultura obrera no taria. Por su parte, y desde una pers-
está enterrada por completo y reapa­ pectiva de la historia social, Benito
rece periódicamente en diversas in­ Méndez Castro (2012) contribuye a la
vestigaciones sobre el trabajo y los historia de los telefonistas en México, y
sindicatos también como cultura polí- muestra la experiencia de trabajo sin-
tica, una noción que tampoco es nueva dical de ese contingente obrero, en el
y ha guiado las investigaciones de Ja- periodo heroico 1934-940.
vier Melgoza (2011) sobre el sme desde Específicamente sobre cultura polí-
hace varias décadas. tica puede verse el trabajo de la etno-
En años recientes otros antropólo- historiadora Marlen Osorio (2007),
gos y antropólogas han continuado con que estudia nuevamente el drama de
el estudio de la cultura obrera en los los trabajadores del imss, luego de un
sindicatos. La “ventana etnográfica” de primer trabajo como tesis de licencia-
Mario Ortega (2012) sobre los telefo- tura (Osorio, 2004). Esos trabajadores
nistas de Tláhuac permitió ver los afa- sienten que han perdido sus referentes
nes en torno a la productividad de ese institucionales ante las agresivas re-
sector ligado a su comunidad, en pleno formas laborales en su centro de traba-
Distrito Federal. Saúl Moreno (2007) jo, y ello los hace estar convencido de
estudió a los petroleros y sus prácticas que el Instituto Mexicano del Seguro
corporativistas en la empresa y en el Social (imss) ya no es más el instituto
sindicato. Lourdes Fernández (2007) apacible dedicado a la protección de los
estudió la cultura plebeya entre baila- obreros y obreras y sus familiares ase-
rines de danza, sus procesos de forma- gurados. Para ellos, ahora los controles
ción en la disciplina, sus demandas y estrictos del trabajo y las privatizacio-
sus intentos de organización laboral, nes son una realidad en ese instituto.
en una visión inédita sobre este sector, Las épocas de resistencia de estos
rara vez atendido por los “nuevos estu- trabajadores al neoliberalismo han pa-
dios del trabajo”. Luis Méndez (2010) sado a la historia, y pocos desde las
volvió a estudiar las difíciles condicio- ciencias sociales las han documentado.
nes de trabajo de los mineros de Taxco. Marlen Osorio (2004) investigó la lucha
Gabriela Victoria (2012) descubrió la en defensa del contrato colectivo de ese
renovación de la identidad de los electri­ sector en 1989, y que llevó a la caída del
cistas del sme en Necaxa, luego del des- entonces secretario general del Sindica-
pido masivo de 2009, en medio del to Nacional de Trabajadores del Seguro
dra­ma que ello implicó para esa comu- Social (sntss), Punzo Gaona.
nidad y para el conjunto de trabajado- Por su parte, el etnólogo Hugo de
res del sme. Un esfuerzo similar fue Ávila (2009), en su tesis de maestría en
realizado por Yadira Contreras (2011) educación, se adentró en la cultura po-

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74 Sergio G. Sánchez Díaz

lítica de los profesores del sistema de “nuevos estudios del trabajo”, tiene
educación media superior, del Gobier- que ver con la “democracia sindical”,
no del Distrito Federal, recreando las aun cuando son pocos los estudios so-
precarias condiciones de este sector, en bre la cuestión. Ese problema remite
un instituto de educación media su­ sin duda al problema de la legitimi­
perior creado por el prd en la ciudad de dad de los sindicatos en el piso de las
México y que contaba con un modelo empresas. En muchos estudios sobre
de relaciones laborales que daba a las democracia sindical se aborda esta
autoridades gran control sobre el proce- cuestión desde el punto de vista de
so de trabajo de los profesores, entonces obreras y obreros, al calor de las trans-
con contratos eventuales; situación vi- formaciones en la organización del tra-
vida antes de la sindicalización de estos bajo que las políticas neoliberales
trabajadores del magisterio. continúan profundizando.
Por su parte, Saúl Moreno y Ma- Esos estudios se propusieron inda-
nuel Uribe incursionaron en un tema gar en la vida interna de los sindicatos
escasamente tratado en la producción luego de esos cambios, y observar qué
sobre sindicalismo en México: la rela- había sucedido en ellos —en cuanto a
ción entre sindicatos y fiestas comuni- su representatividad y legitimidad—,
tarias en el sur de México, en el sur a nivel de las bases sindicalizadas. Tra-
petrolero, una relación que cohesiona e taron de observar los cambios, pero tam­
identifica a las bases obreras (Moreno bién las permanencias de las prácticas
y Uribe, 2011). sindicales. En ese contexto el tema de la
Como consideración final de este cultura sindical también fue par­te de
apartado consideramos pertinente se- la preocupación académica, en la me-
ñalar que la hegemonía de la sociolo­gía dida en que trataba de estudiarse la
en este campo de estudio es notoria, en participación de las bases en los sin­
términos de la producción generada dicatos, conforme a qué reglas se lleva-
en torno al difícil concepto que repre- ba a cabo, y cómo asumían todo ello los
senta “la perspectiva cultural”, sin que actores involucrados.
la antropología sociocultural haya sido En México se han generado estu-
eliminada completamente. Se mantiene dios sobre reestructuraciones sindi­
un diálogo, préstamos y polémicas im- cales; es decir, sobre cambios y ajustes
portantes entre una y otra disciplina, en la dinámica interna de los sindica-
sin que en este artículo podamos entrar tos luego de los procesos de reestructu-
en detalle en torno a tales cuestiones. ración productiva. El objetivo consistía
en indagar en la vida interna de los
LOS ESTUDIOS SOBRE DEMOCRACIA sindicatos luego de esos cambios, y
SINDICAL observar qué había sucedido en ellos
respecto a su representatividad y legi-
Uno de los campos más recientes en timidad a nivel de las bases.
que se han desarrollado los estudios En una colección coordinada por De
sobre sindicatos en México, desde los la Garza (2002-2003) se propusieron

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Los sindicatos ante las ciencias sociales y la antropología social en México… 75

indagar en materia de democracia sin- mos con algunos atisbos recientes


dical en México; es decir, se trataba de (Sánchez y Melgoza, 2013).
dar a conocer cómo era en concreto la La anterior es, sin duda, una pers-
participación de las bases en los sindi- pectiva muy importante, pues permite
catos, con qué reglas se llevaba a cabo analizar la vida interna de los sindica-
y cómo asumían todo ello los actores tos. Más que corroborar las hipótesis
involucrados. Por lo menos en Méxi­ sobre el control de las bases por los
co, tal intención significó una ruptura dirigentes, la propuesta sobre la de­
importante frente a los estudios que mocracia sindical busca recuperar el
habían dominado el tema de la demo- punto de vista de las bases obreras,
cracia en los sindicatos, y donde la de- sus valores, sus concepciones sobre le-
mocracia era vista como un proceso de galidad y legitimidad, sobre ética, etc.
ascenso permanente de las bases sin- Desde luego, hay investigaciones pio-
dicales en su lucha contra los líderes neras como la de Gatica (2001), quien
charros y contra las empresas. En esta indagó en la vida interna del Sindicato
interpretación, muy influida por pro- Independiente de Trabajadores de la
puestas marxistas, las bases siempre Universidad Autónoma Metropolitana
parecían dispuestas a la lucha en con- (situam), en el cual observó actitudes
tra del charrismo sindical y los empre- ambivalente por parte de las bases sin-
sarios. dicales: había quienes apoyaban a sus
Sin embargo, se desconocían las re- líderes y se mantenían en posturas
glas y normas formales e informales muy rígidas ante la flexibilidad la­
que regían esas organizaciones. Rara boral, mientras otros optaban por
vez se analizaban los estatutos de los plantear la posibilidad de acceder a es-
sindicatos, al igual que las prácticas de tímulos salariales.
los afiliados o la dinámica interna de las
bases sindicales, la cual podía contener MUJERES, RELACIONES DE GÉNERO
incluso expresiones de ritualidad. Se Y FALOCENTRISMO EN LOS
atendía más a lo que sucedía en las cú- SINDICATOS
pulas obreras en su relación con el Esta-
do, que a lo sucedido entre las bases. En la década de 1990 se generó un
La investigación coordinada por De conjunto de investigaciones que bus-
la Garza cubre diferentes aspectos de caban descubrir cómo había sido la
los trabajadores y sindicatos de: telefo- participación de las mujeres obreras
nistas, aviación, electricistas, la indus- en los sindicatos. Mediante un buen
tria textil del Valle de Toluca, Instituto número de monografías se fue descu-
Mexicano del Seguro Social, Ruta 100, briendo que las mujeres habían esta-
uam, Universidad Pedagógica Nacional, do subordinadas en los sindicatos, con
bancarios, y la ciudad de Aguascalien- muy escasa participación en puestos
tes. Obra que espera ser continuada y directivos.
ampliada mediante el estudio de gre- La riqueza de la información gene-
mios como el snte, del cual sólo conta- rada por tal perspectiva de estudios

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76 Sergio G. Sánchez Díaz

permitió avizorar que la participación cialistas o izquierdistas. Y que una


de las mujeres en los sindicatos se ha- mujer, la maestra Elba Esther Gordi-
bía dado a nivel de base y a nivel de di- llo, pudo empoderarse —hasta antes
rección sindical. Podía advertirse una de su caída en 2013— como cualquier
complejidad de situaciones que habla- hombre en el sindicato de maestros, y
ba de mujeres entronizadas en los constituirse en un elemento central
puestos de dirección que reproducían la del poder político (Radkau, 1984;
cultura política patriarcal; obreras in- Goldsmith, 1992; Limones, 1989; Ore-
diferentes ante los sindicatos y más jel, 1989; Sandoval, 1992; Valdés 1992).
bien aliadas a las empresas; hasta A raíz de los sismos de 1985, y de la
obreras anarco-sindicalista autorita- fundación del Sindicato de Costureras
rias y defensoras a ultranza de sus “19 de Septiembre” (damnificadas lue-
ideales. go de esos terremotos), se generó un
También hubo estudios sobre las buen número de investigaciones sobre
trabajadoras del magisterio. Un con- esas trabajadoras y su naciente sindi-
junto de investigaciones tomaron como cato. También se han investigado otros
escenario privilegiado a las maestras contextos, donde las mujeres han teni-
de la sección IX del snte, donde las in- do y tienen papeles protagónicos en
vestigadoras pudieron observar el cha- sindicatos, empresas privadas y ma-
rrismo y el patriarcalismo, así como la quiladoras. En tales estudios ya se
heterogeneidad del trabajo de las plantea el empoderamiento de las mu-
maestras, con énfasis en su papel su- jeres al ocupar puestos sindicales, em-
bordinado. El maternaje llevaba a que poderamiento que no siempre ha sido
esta profesión fuese preferentemente un proceso sencillo, sin contradicciones,
de mujeres. La doble jornada y, por pues no pocos de esos estudios indican
ende, la escasa participación de las que las mujeres suelen reproducir los
maestras en el sindicato, resultaban esquemas de control del poder propio
ser otros rasgos fundamentales de ese de los líderes autoritarios, de los hom-
trabajo femenino. bres no democráticos (Ravelo, 1993;
En la mayoría de investigaciones se Ravelo y Sánchez, 1997).
construyó una imagen de las maestras En medio de esa treintena de tra-
como víctimas del patriarcado y el cha- bajos sobre mujeres en los sindicatos
rrismo sindical. Incluso en algunas de —la mayoría realizados desde una
ellas se presentaba a las maestras te- perspectiva de género— debemos lla-
merosas de participar en la lucha polí- mar la atención sobre una monografía
tica: si acaso le otorgaban cierta pionera sobre masculinidad en el sin-
capacidad de resistencia, pero sólo des- dicato de Volkswagen de México en
de el aula. Sabemos ahora que esa Puebla. Fue elaborado por el antropó-
imagen de las maestras resulta insos- logo social Fernando Huerta (1999), y
tenible. En la década de 1990 ellas en ella el autor se introduce en un
mostraron que la militancia sindical es tema difícil y escabroso, precisamente
parte de su proyecto de vida, sean ofi- el de ser hombre, obrero y poblano; se

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Los sindicatos ante las ciencias sociales y la antropología social en México… 77

trata de un extraordinario trabajo, EL FUTURO DE LOS ESTUDIOS


pero que lamentablemente no ha teni- SOBRE SINDICALISMO EN MÉXICO
do continuidad por parte de otros estu-
diosos del sindicalismo. No nos detendremos en todos los ava-
Aun cuando estos estudios pare- tares de este tipo de investigaciones.
cían haber desaparecido del horizonte Sólo diremos que en ellos se dio una
académico en años recientes, el trabajo importante apertura teórica y metodo-
de René Jaimez (2012) vuelve a traer lógica. Con los estudios sobre la cultu-
el tema de las relaciones de género, el ra y la subjetividad obrera y sindical
poder y la dominación en los centros de encontramos una aproximación rica,
trabajo. Con un enfoque audaz y nove- compleja y sugerente a la vida interna
doso, Jaimez recrea el sexismo, el auto- de los sindicatos. Los esfuerzos se en-
ritarismo y la dominación entre los caminaron a descubrir la acción obrera
trabajadores administrativos de un y sindical luego de los procesos de res-
centro de trabajo de Ciudad Universi- tructuración de las últimas dos déca-
taria (cu), en la ciudad de México. Para das. También ha sido muy sugerente la
ello presenta un concepto inquietante incorporación de la perspectiva de gé-
que parecería sustituir al de patriar­ca­ nero para pensar la realidad interna
do: el “falocentrismo” como explicación de los sindicatos, además de la incorpo-
de fenómenos de poder en los centros de ración de conceptos nuevos y audaces,
trabajo, además del concepto de clase y como el del “falocentrismo”.
de género. Arguye que la dominación Resulta difícil establecer la articula-
masculina, presente desde la familia, ción que existe entre todos estos campos
se reproduce en el ámbito laboral y de estudio, y otras cuestiones, porque
sindical de ese centro de trabajo uni- tales temas no se desarrollan de mane-
versitario, y con ello explica la su­ ra sistemática por parte de sus autores.
misión a autoridades; pero sobre todo A veces se estudian las reestructuracio-
analiza la larga permanencia en su nes productivas, a veces la vida interna
cargo de secretario general del Sin­ de los sindicatos, a veces los modelos de
dicato de Trabajadores de la Univer­ producción, y así sucesivamente. Enton-
sidad Nacional Autónoma de México ces resulta difícil determinar el predo-
(stunam), ante quien trabajadores y minio de uno de ello sobre los demás, o
trabajadoras administrativas se pre- cuáles serían los derroteros de cada uno
sentan de manera sumisa, como si de esos campos de estudio.
estuvieran ante el falo del padre, sim- Lo que sí es un hecho es que ahora
bólicamente hablando. La resistencia podemos plantear nuevas preguntas
de los trabajadores, que sí la hay, de sobre los sindicatos: ¿cuál es la legiti-
todas maneras resulta una resistencia midad que hoy tienen los sindicatos
marginal al proceso de dominación entre trabajadoras y trabajadores?
arriba esbozado, sin visos de que pue- ¿Cuál es su futuro inmediato y media-
da lograrse un cambio democratizador to? ¿Remontarán los procesos de des-
en el stunam. composición y de marginación en los

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78 Sergio G. Sánchez Díaz

centros de trabajo en que se han visto de 2009, y que todavía pugnan por for-
envueltos a partir de la ofensiva capita- mar una organización política obrera
lista? ¿Cuáles son las posibles respues- —la Organización Política de los Traba-
tas organizativas de la clase obrera hoy, jadores— y una nueva central sindical.
ante la globalización y la restructu­ Sin embargo, los anteriores ele-
ración y ante una segunda generación mentos de reorganización palidecen
de reformas neoliberales en los cen­ ante muchos otros contextos que ha-
tros de trabajo? ¿Qué lugar ocuparán blan claramente de precarización labo-
los sindicatos en esas respuestas? ral, de la imposición de las nuevas
Probablemente la realidad ya esté normas laborales por los empresarios
dando alguna respuesta con la imposi- y el Estado concretadas en la Ley Fe-
ción de la reforma educativa de 2012, deral del Trabajo de 2012, pues con
la cual dejó de lado el pacto con el snte, ellas los sindicatos seguirán viendo re-
reforma que se encamina a precarizar troceder sus ámbitos de influencia en
el empleo en el sector; con la fallida los centros de trabajo. En realidad sólo
oleada de lucha magisterial de la Coor- el tiempo dirá si el retroceso continúa,
dinación Nacional de Trabajadores de o si llega a darse un nuevo impulso
la Educación (cnte) en 2013, encami- sindical.
nada a echar abajo esa reforma; con la
reforma energética del mismo año, que BIBLIOGRAFÍA
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