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LA PRIVATIZACIÓN DE LAS AGUAS EN CHILE: CAUSAS Y RESISTENCIAS

© Rodrigo Mundaca
© América en Movimiento Ediciones
EDICIÓN
Primera edición, noviembre de 2014
Segunda edición, marzo de 2015
Primera edición ePub, septiembre de 2020
REGISTO DE PROPIEDAD INTELECTUAL
N° 247.754

ISBN
978-956-9645-34-1
EDITOR Y COMPILADOR
Rodrigo Faúndez Vergara
DISEÑO, DIAGRAMACIÓN Y PORTADA
Kim López Pizarro
AMÉRICA EN MOVIMIENTO EDICIONES
Colección Política en Movimiento
Blanco #1065, Valparaíso | Chile
www.americaenmovimiento.cl
Derechos exclusivos reservados para todos los países. Ninguna parte de este libro, incluída su portada,
puede ser reproducida, almacenada o transmitida a través de cualquier medio, sin la expresa autorización
del autor y de América en Movimiento Ediciones. Se autoriza citarlo indicando la fuente.
VALPARAÍSO | CHILE
La privatización de las aguas en
Chile: causas y resistencias
Rodrigo Mundaca Cabrera

Rodrigo Faúndez Vergara


EDITOR Y COMPILADOR
CONTENIDO

PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
I. LA LEGISLACIÓN MERCANTIL DE LAS AGUAS EN CHILE
II. INSTITUCIONALIDAD Y COLUSIÓN
III. EL MERCADO DEL AGUA
IV. EL MODELO AGRÍCOLA EN CHILE
V. NUESTRAS CONCEPCIONES SOBRE EL AGUA
VI. EL CASO PETORCA: NUESTRA LUCHA
VII. LA CRIMINALIZACIÓN DE LA LUCHA SOCIAL
VIII. LA GUERRA POR EL AGUA
EPÍLOGO
REFERENCIAS
PRÓLOGO

Un libro puede terminar siendo muchas cosas o ninguna. Son tantos los
papeles que se escriben día a día, tantos a riesgo de terminar solo siendo
tiempo y material acumulado, que los destinos de miles de libros son el polvo y
el olvido.
No obstante ese peligro, el libro que hoy tienen en sus manos contiene un
propósito que, insolente, se levanta frente a toda posibilidad de silencio. Es
más, es un libro que se levanta contra toda posibilidad de inacción. Un libro
que palpita, porque está hecho al pulso de los pasos firmes de caminantes
incansables, y por tanto de larga vida.
Es un libro que refleja un trozo de lo humano que se abre paso a
contracorriente.
Y para partir su lectura hay que asumir una sentencia: El agua en Chile se
roba. Si cree que esto no pasa o le sorprende tal afirmación, lea con detención
cada línea contenida, llénese de indignación y sea bienvenido a Macondo. Si lo
sabía y no le importa, lea también, pero con cuidado, ya que el libro será para
usted una molestia permanente, o ¡quién sabe! Tal vez llegando a los últimos
párrafos piense ya distinto. Ojalá así sea.
A través de la primera parte del libro, se nos relata la magnitud de los
problemas que trae consigo este robo, se exponen los cómplices y principales
responsables, como también, todo el andamiaje legal que ha permitido esta
usurpación. Pero como toda realidad tiene siempre su contrapunto, y frente a
los que creen que el agua es para llenarse sus bolsillos, la segunda parte nos
relata la incansable lucha que se ha llevado a cabo para recuperar las aguas en
Chile.
Y ahí es donde surgen las certezas frente a tanta injusticia, pero también
frente a tanto extravío. El agua como fuente de vida, el agua como derecho
humano, el agua como bien nacional de uso público. En definitiva, el agua como
parte vital de todo un pueblo, que al estar arrebatada, no queda más que
cumplir el mandato ineludible de recuperarla.
Así, tras cada una de las dos partes que lo componen, nos vamos
encontrando con la pluma punzante de Rodrigo Mundaca, Secretario General
de MODATIMA, quien al calor de la coyuntura y de la lucha misma por
recuperar el agua, ha ido escribiendo en el transcurso de estos años. Mientras
que es Rodrigo Faúndez –encargado del Área Socio-ambiental de Fundación
CREA y miembro de MODATIMA– quien compila y le da edición a los más de
veinticinco escritos que componen el libro.
Los invitamos a leer el texto, porque estamos seguros que esta publicación
tiene una importancia fundamental para el Chile de hoy, ya que, junto con
develar uno de los procesos de mercantilización más inaceptables que ha
impulsado el sistema neoliberal en nuestro país, con el apoyo y complicidad de
los gobernantes, nos señala también los principios y horizontes que inspiran la
lucha por el agua; como a su vez, los distintos mecanismos para lograr
conquistar la recuperación de estas.
—•—
Los invitamos a mirar más allá de la importancia que recae en su contenido,
para que lean entre líneas el valor de todos los esfuerzos y voluntades que se
han aunado para llegar a su publicación. Cabe destacar, primero que todo, que
es el segundo libro de la colección “Política en Movimiento”, que se está
trabajando desde la Editorial América en Movimiento, y por lo tanto, es parte
de un grupo de otros escritos, que al igual que éste, serán reflejo de luchas y
experiencias que, al calor de voluntades emancipadoras, se van gestando en
nuestro país y otras latitudes.
Además, está el hecho –de vital trascendencia para nosotros– que éste ha
sido un trabajo conjunto entre MODATIMA –Movimiento de Defensa por el
acceso al Agua, la Tierra y la protección del Medio Ambiente– y la Fundación
CREA, a través de su Área de Estudios Socio-ambientales; y que, por tanto, nos
ha permitido comprender, en la práctica misma, lo que nos propusimos al inicio
del proyecto de la Fundación: ser un centro de pensamiento estrechamente
vinculado con las luchas sociales y sus organizaciones.
Pero no solo esto. Desde quien ha revisado y editado el texto, quienes lo han
escrito y trabajado, todos de una u otra manera hemos estado vinculados a esta
lucha tan relevante para nuestro país y su gente. Por lo tanto, el libro significa
también, la confluencia de confianzas y compromisos por iguales principios y
causas.
Así, han de saber que tras una pluma y relato simple, que nos va
presentando una compleja realidad de injusticia y descaro, se presenta también
un puño firme e incansable, que refleja el trabajo colectivo por causas justas, y
que pone también ante nosotros llamados que ningún amante de la humanidad
debiera dejar pasar.
Rodrigo Mundaca es claro en ello: “podemos prescindir de todos los bienes
suntuarios que nos rodean; sin embargo, sin agua la vida se encuentra
irremediablemente amenazada. Los tiempos y plazos se agotan; hoy, recuperar el agua
para todas y todos es un imperativo ético, un imperativo moral… mañana será
demasiado tarde”. Párrafos como éstos abundan dentro de este libro y, con los
diagnósticos claros y las salidas propuestas, no es un grito al vacío, sino que un
llamado lleno de coraje desde un camino que muchos han comenzado a andar.
Finalmente, solo agregar –porque es imposible no ocupar este espacio para
hacerlo– que tras cada línea, acompañada de los múltiples recuerdos y
experiencias de lucha que han permitido que tantos nos encontremos hombro
con hombro, la palabra que retumba y queda revoloteando es decoro.
Este camino llevado a cabo por MODATIMA no ha sido fácil y, de seguro,
en el futuro no lo será tampoco, pero la firmeza muestra eso que José Martí
destacó en los pueblos, como la sabia que corre por los árboles: “cuando hay
muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos
hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los
pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles
de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”.
Por eso este libro está escrito por miles de hombres y mujeres, para llegar a
millones.

CARLA AMTMANN FECCI


Directora Fundación Crea
INTRODUCCIÓN

La situación de las aguas en el mundo es sumamente preocupante.


De acuerdo a estimaciones de UNESCO-WWAP1 (2003), solo un 2,5% del
agua existente en el planeta corresponde a agua dulce. De ésta, un 0,26% se
encuentra disponible para el consumo humano, mientras el resto, se encuentra
congelada en glaciares y casquetes polares. La disponibilidad de agua en el
mundo es crítica. El calentamiento global, la contaminación, la
sobreexplotación y la desertificación son fenómenos que afectan al conjunto del
planeta y amenazan severamente la disponibilidad de agua para los ecosistemas
en general y los seres humanos en particular.
Chile no se escapa de esta realidad. El territorio nacional cuenta con 1.251
ríos, 15.000 lagos y lagunas y 24.114 glaciares, correspondiente al 80% de la
superficie glaciar de Los Andes Sur. Cuenta con una de las fuentes de agua
dulce más grandes del planeta, como son los campos de hielo norte y sur. Sin
embargo, la abundancia de fuentes de agua no es sinónimo de disponibilidad y
distribución justa de este bien; al contrario, la realidad de Chile en materia
hídrica es realmente alarmante. Actualmente, gran parte de las cuencas del país
se encuentran sobreexplotadas, sobre todo en la zona norte y centro. Las
cuencas de siete regiones se encuentran sobreotorgadas por la Dirección
General de Aguas, lo que quiere decir que se han otorgado más derechos de
aprovechamiento de aguas que el agua realmente existente en los acuíferos
(Gobierno de Chile, 2012). Durante más de diez años, y particularmente en los
últimos cinco, la sequía ha causado severas consecuencias en múltiples
sectores, la que ha sido amplificada por el acaparamiento y el robo de agua.
Desde el año 2010 a la fecha se han declarado más de ciento ocho comunas del
país en estado de emergencia agrícola, por parte del Ministerio de Agricultura,
más de veinte zonas de catástrofe y cinco zonas de prohibición de aguas
subterráneas, por parte de la Dirección General de Aguas.
Esta situación se explica, fundamentalmente, por el carácter de la economía
chilena, la que se define como primario-exportadora; es decir, basa su riqueza
en la explotación intensiva de bienes naturales para su exportación. Para el
abastecimiento de los procesos extractivos se requiere un uso intensivo de
agua: la minería en el norte del país, la agroindustria en la zona central y la
industria forestal y acuícola en el sur; mientras que todo el modelo extractivo
depende de una matriz energética basada principalmente en la generación de
termo e hidroelectricidad.
El carácter del modelo económico de Chile y su estructura jurídica e
institucional genera efectos de gran magnitud en vastos territorios, a la vez que
produce desigualdades estructurales en términos sociales, ecológicos y
culturales.
Poblaciones completas han tenido que adecuarse a vivir sin agua gran parte
del año; una parte importante de las comunas del norte y centro del país son
abastecidas a través de camiones aljibes y decenas de municipios se han
endeudado por causa de la compra de agua potable para abastecimiento de la
población. Vastos territorios deben convivir con la contaminación provocada
por faenas mineras o forestales. La situación de miles de campesinos ha sido
absolutamente desfavorable, ya que se han visto obligados a endeudarse para
enfrentar la crisis de agua, o bien, han debido arrancar sus plantaciones y
transformarse en asalariados agrícolas. Las comunidades mapuche se han visto
enfrentadas a mega proyectos hidroeléctricos; mientras los comités de agua
potable rural han sido asediados por las empresas sanitarias. Asimismo, el
proceso de desertificación ha avanzado, y actualmente, amenaza seriamente el
equilibrio de múltiples ecosistemas. Toda esta situación ha sido una
permanente fuente de tensiones y conflictos a lo largo del territorio nacional.
Por una parte, los bloques de poder en Chile, esto es, el gran empresariado
(la Confederación de la Producción y el Comercio, la Sociedad de Fomento
Fabril, la Sociedad Nacional de Agricultura, la Asociación de Exportadores, el
Consejo Minero, entre otros), junto con el duopolio gobernante2, argumentan
que son pequeñas fracciones ideologizadas contrarias al “desarrollo” quienes se
movilizan y paralizan los proyectos de inversión. Las eventuales soluciones
políticas ofrecidas, en tanto, continúan sin plantear los temas de fondo: el
carácter del modelo económico chileno y su estructura jurídica y política3.
Por otra parte, a la inversa de estos sectores, y con concepciones
radicalmente opuestas, desde hace años diversos territorios y comunidades se
han levantado para exigir el fin al lucro con un bien básico para la vida, como
es el agua. La lucha por el agua se ha profundizado cada vez más en las diversas
geografías del país. Son respuestas de humanidad, dignidad y creatividad, que
entretejen alternativas y que poco a poco se articulan.
Desde esta vereda de lucha se inscribe este texto. Corresponde a una síntesis
de las principales reflexiones que desde hace algunos años viene realizando uno
de los dirigentes que ha impulsado la lucha por el agua en Chile: Rodrigo
Mundaca, Secretario General del Movimiento de Defensa por el Acceso al
Agua, la Tierra y la Protección del Medio Ambiente (MODATIMA). En sus
escritos podremos distinguir una lectura crítica de la situación de las aguas en
Chile, así como las demandas y propuestas que en el Chile de hoy levantan las
organizaciones y movimientos sociales para promover transformaciones
estructurales en materia de aguas.
En la primera parte del libro, que corresponde a los primeros cuatro
capítulos, se realiza una severa crítica hacia el contexto de las aguas en Chile;
esto es, la legislación, la institucionalidad, el mercado del agua y el modelo
agrícola.
Posteriormente, en la segunda parte del texto, correspondiente a los últimos
cuatro capítulos, se aborda la lucha por la recuperación del agua, exponiendo
las concepciones que tienen las organizaciones y movimientos sociales sobre el
agua, así como el contexto particular en que surge MODATIMA; a saber, la
Provincia de Petorca. También, se expone el proceso de criminalización que
han enfrentado los dirigentes que luchan por el agua. Finalmente, el último
capítulo intenta ir más allá del contexto local, abordando algunos aspectos
sobre la situación internacional del agua, así como las batallas que se
multiplican a lo largo de Chile.
Cabe consignar que el texto general corresponde a una compilación de más
de veinticinco escritos elaborados por el Secretario General de MODATIMA,
a lo largo del proceso de lucha que este movimiento ha impulsado. Diez de
estos artículos se presentan cabalmente a lo largo de todo el texto. Asimismo, el
artículo “Agua, bien nacional de uso público”, ha sido escrito por Rodrigo
Mundaca, en conjunto con César Correa, de la Coalición Ecuménica por el
Cuidado de la Creación. Finalmente, la coordinación y edición general del texto
ha sido realizada por Rodrigo Faúndez, coordinador de la Región
Metropolitana de MODATIMA y Encargado del Área Socio-ambiental de la
Fundación CREA.
Las siguientes páginas nos enfrentan a un dilema que ha sido central para la
historia de los pueblos: ¿Quiénes serán los que destraben este conflicto y den
una solución definitiva a esta situación?, ¿el Estado y sus bloques de poder, o
las comunidades, los movimientos y las fuerzas que pugnan contra el sistema
dominante? Es un desafío colectivo impulsar transformaciones estructurales y
pasar a la delantera.

RODRIGO FAÚNDEZ VERGARA


Encargado Área Socio-ambiental Fundación Crea
Septiembre 2014

1. Programa World Water Assessment Programme de la UNESCO, en español conocido como Programa
Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos. Este programa tiene como objetivo dotar de
información, datos, herramientas y los conocimientos necesarios a los gestores del agua y los
principales responsables de la toma de decisiones para que puedan participar de forma eficaz en el
desarrollo de políticas. http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/environment/water/wwap/
[Nota del Editor].
2. Nos referimos a las dos coaliciones políticas que han gobernado el país, después de la Dictadura: la
Concertación de Partidos por la Democracia –hoy Nueva Mayoría–, y la Alianza por Chile, que
agrupa a los partidos de derecha.
3. En los días en que este texto ha sido escrito, el gobierno de Michelle Bachelet está impulsando una
reforma al Código de Aguas, que, se supone, vendría a solucionar el problema derivado del Código de
Aguas de 1981 y los problemas de institucionalidad del agua. No tenemos certeza de cuál será el
resultado de dichos cambios, pero todo apunta a que no habrán transformaciones significativas. A
partir de toda la situación esbozada anteriormente, cabe hacerse una pregunta, ¿qué tipo de
legislación precisa nuestro país en materia de aguas? Lo cierto, es que un problema de envergadura
mayor no se soluciona con salidas cosméticas. Las transformaciones que requiere la legislación y la
institucionalidad en materia hídrica deben sin duda alguna ser estructurales; vale decir, como lo
señalan las organizaciones y movimientos que se encuentran en conflicto, deben declarar las aguas
como bien público y derecho humano y asegurar su desmercantilización.
Primera parte
EL CONTEXTO DEL AGUA EN CHILE
I. LA LEGISLACIÓN MERCANTIL DE LAS AGUAS EN
CHILE

En Chile, el año 1981, en plena dictadura cívico-militar, se promulgó el


Código de Aguas. Dicho Código señala que las aguas son un bien público, pero
a la vez, en su artículo número 5, las declara como un bien económico. Esta
singular denominación dio origen al mercado de las aguas.
El Código de Aguas está basado en el derecho de propiedad, el cual está
consagrado en el artículo 19 número 24 de la Constitución Política de 1980.
A partir de la formulación del Código de Aguas se le entrega al Estado –a
través de la Dirección General de Aguas, institución pública encargada de la
gestión del agua– la facultad de conceder derechos de aprovechamiento de
aguas a privados, de forma gratuita y a perpetuidad; privados que pueden
concurrir al mercado a vender, comprar o arrendar las aguas otorgadas por el
Estado, existiendo gratuidad en el mantenimiento, tenencia y uso del recurso.
Este instrumento legislativo, a su vez, se encargó de separar la propiedad del
agua del dominio de la tierra, transformando al vital elemento en un bien de
capital susceptible de ser privatizado, como ocurre en nuestros actuales días,
provocando la dicotomía de que hoy existen propietarios de agua sin tierra, y
propietarios de tierra sin agua.
También, el Código de Aguas creó una nueva categoría de derechos:
consuntivos y no consuntivos. La diferencia entre ambos tipos de derecho es de
naturaleza principalmente jurídica, y dice relación con la presencia o ausencia
de un compromiso por parte del usuario de devolver un caudal al río. El derecho
consuntivo se refiere al derecho de consumo de aguas, sin que puedan
reutilizarse superficialmente. Es el caso de los derechos solicitados para riego,
minería, industria y uso doméstico. Por su parte, los derechos no consuntivos se
refieren a aquellos que se solicitan para utilizar el agua sin consumirla, como es
el caso de la generación de hidroelectricidad. Estos derechos conminan a
devolver las aguas a los ríos. En este caso, la legislación chilena es
absolutamente débil para fiscalizar los perjuicios que generalmente afectan a
los usuarios de las partes bajas de las cuencas, ya que, además, estos derechos
no consuntivos agregan la particularidad de que los solicitantes puedan
administrar a su antojo las cuencas. En definitiva, en Chile el modelo de gestión
del agua se rige por las leyes de la oferta y la demanda.
Ahora bien, para ser rigurosos, habría que señalar que las aguas en Chile no
estuvieron siempre privatizadas. Chile tuvo un Código de Aguas que fue
formulado en 1967, en el marco de la Reforma Agraria. Dicho Código sostenía
en su artículo número 9, que todas las aguas del territorio nacional son bienes
nacionales de uso público. Además, contemplaba la indivisibilidad del agua con
la tierra e impedía su comercialización. Asimismo, asignaba el derecho del agua
con arreglo a las necesidades, estableciendo caducidades de dos años en el caso
en que las aguas no se utilizaran. También, establecía caducidades en el caso en
que se diera a las aguas una utilización distinta a la solicitada. Finalmente,
establecía caducidades por ceder el derecho a terceros. Sin dudas, el Código de
Aguas actual está muy lejos de ser lo que fue aquel.
En términos de reformas al Código de Aguas de 1981 que se han generado en
los gobiernos post dictatoriales, habría que señalar que entre el año 1992 y el
año 2010 se han presentado más de treinta iniciativas para reformar el Código
de Aguas; algunas de ellas son reformas cosméticas, otras plantean cambios de
fondo; sin embargo, las cosas continúan de mal en peor. Para ser rigurosos, hay
que señalar que el año 2005, se promulgó la única reforma al Código de Aguas
desde que éste se formuló en 1981. Dicha reforma estableció el pago de multas
por “no uso” de derechos de aprovechamiento de aguas, lo que pretendió
desincentivar su acumulación ociosa. No obstante, lo que en un principio se
consideró un avance, al cabo de un tiempo se transformó en una regresión, ya
que la iniciativa en cuestión estimuló la especulación con los derechos de agua y
aceleró las transacciones del mercado del agua, aumentando la presión sobre
las cuencas hidrográficas, parte importante de las cuales no sólo han perdido su
caudal ecológico, sino que también están en franco colapso por contaminación
o agotamiento.
En definitiva, y para clarificar aún más, la reforma del año 2005 no tocó el
régimen de propiedad de las aguas, lo que ha hecho que Chile sea el único país
del mundo que mantiene sus aguas privatizadas. Por lo mismo, somos un
ejemplo a nivel mundial de lo que NO hay que hacer en materia de garantizar
el acceso democrático y equitativo a este vital elemento.
A continuación, citamos dos artículos relacionados con esta materia,
escritos en el año 2012, en pleno gobierno de derecha de Sebastián Piñera.
El primero de ellos fue escrito el 11 de septiembre, mientras que el segundo
fue escrito el 15 de noviembre.

AGUA Y CONSTITUYENTE
En relación al carácter privado de las aguas, establecido en la Constitución
Política de Chile, cabría señalar algunas cosas.
La Constitución es un texto que recoge los principios y mecanismos de
organización del Estado, los derechos y deberes de los ciudadanos, su amparo
ante las injusticias cometidas por el Estado o por entidades privadas. La
Constitución es, además, una declaración de principios que refleja las ideas y
las aspiraciones del Estado; tiene como fin último fijar ciertos límites y patrones
de acción entre los diferentes poderes del Estado; es decir, la Constitución
norma la relación entre lo legislativo, judicial y el Poder Ejecutivo, formándose
a partir de ella las bases generales para el gobierno de una determinada nación.
En Chile, la Constitución que norma la vida de todas y todos los ciudadanos,
fue elaborada el año 1980, en plena dictadura militar, impuesta por la fuerza y
ratificada a través de un acto fraudulento. Por lo tanto, es profundamente
antidemocrática, ya que le confiere poder de veto a una minoría, restringiendo
la diversidad política. Además, no reconoce derechos humanos fundamentales,
como el acceso a la educación, la salud, la vivienda, el trabajo y la previsión. En
palabras simples, la Constitución de Chile ha secuestrado la soberanía política
de la nación, ya que, a través del sistema electoral conocido como Binominal,
ha consagrado el duopolio Concertación-Alianza.
La Constitución actual, se ha encargado de avalar los abusos del mercado,
ha profundizado las desigualdades, y ha regalado nuestros bienes naturales,
permitiendo, además, que se destruya el medio ambiente.
Respecto del agua, el artículo 19 número 24 señala: “Los derechos de los
particulares sobre las aguas, reconocidos o constituidos en conformidad a la ley,
otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos”. Para mejor interpretación, somos
el único país del mundo que otorga el derecho de propiedad privada al agua, y
esta situación es inmutable, ya que se encuentra consagrada en la Constitución.
Cualquier cambio que se intente, se encuentra con el infranqueable muro de los
famosos quórum calificados; es decir, quórum de mayoría de diputados y
senadores en ejercicio para su aprobación.
¿Agua y Constituyente? La recuperación de las aguas requiere de un marco
constitucional que consagre a las aguas como un bien nacional de uso y
dominio público, y su acceso, como un derecho humano esencial e
irrenunciable. En rigor, todas las luchas que se libran y despliegan en el
territorio nacional deben imbricarse con la lucha por una nueva Constitución,
que emane del ejercicio de la soberanía popular.
Recuperar el agua es un imperativo moral, y como imperativo que es, debe
estar contenido en una nueva carta constitucional que establezca los siguientes
puntos:

1. El agua es un bien derivado de la naturaleza, esencial para la vida, no


sólo humana, sino de todos los seres vivos del planeta.
2. El derecho al agua es un Derecho Humano fundamental e
irrenunciable, y su acceso debe estar garantizado por el Estado, el
que además debe establecer prelaciones de uso y aprovechamientos;
es decir, agua para consumo humano, caudales ecológicos, riego para
la producción de alimentos y otros usos productivos.
3. El agua es un bien social y cultural, y no un bien económico o
mercancía susceptible de privatización, comercialización o
exportación para fines de lucro.
4. El agua debe ser excluida de los acuerdos de comercio.
5. La nueva Constitución debe asegurar la protección y manutención de
las fuentes de agua, en beneficio de las generaciones presentes y
futuras.
6. La gestión del agua debe basarse en principios de equidad,
sustentabilidad y proporcionalidad.
7. Las aguas son bienes públicos, patrimonio de la nación,
administrados por el Estado y la comunidad.

La Constitución que rige nuestras vidas se ha encargado de enajenar y


mercantilizar nuestros bienes naturales, avalar los abusos del mercado y
profundizar las desigualdades; no reconoce a los pueblos originarios, ni
tampoco sus derechos colectivos. Esta Constitución que nos rige ha hecho del
Binominal el mecanismo para transformar a la clase económicamente
dominante en clase políticamente dominante. No van a faltar los diputados y
senadores que defiendan su extracción popular; sin embargo, una vez
instalados en el Congreso, por obra y gracia del Binominal, simplemente se han
puesto al servicio de los poderosos, o han censurado cualquier debate que
atente contra sus privilegios, como se encargó de confirmarlo escalona4 (con
minúscula): “deliberar en torno a la convocatoria de una asamblea constituyente es
ponerse a fumar opio”.
Como señalara José Martí, “hacer lo fácil, teniendo bríos para intentar lo difícil,
es despojar de dignidad al talento”. Mantener el estado de cosas actual, en
particular la Constitución del ‘80, es facilitar los privilegios a los de siempre, es
continuar con la política del gatopardo; es decir, todo cambia, para seguir igual.
Una vez más, de nosotros depende.

ES TIEMPO DE PASTOREAR
Pastorear tiene por definición llevar el ganado al campo y cuidar de él
mientras paste, es decir, cuidar el rebaño durante el período de tiempo en que
se comen la hierba.
El uso de modelos conductuales en animales para explicar conductas
humanas se remonta a varios siglos atrás, y se actualiza y cobra vigencia cada
vez que no tenemos respuestas racionales a conductas humanas impredecibles,
predecibles, impropias o simplemente inauditas.
La conducta es, en palabras sencillas, “el modo de ser del individuo”. Para
mejor comprensión, “el conjunto de acciones que lleva a cabo para adaptarse a
su entorno”. La conducta está determinada por variados factores: genéticos o
hereditarios, situacionales o del medio.
Los factores genéticos o hereditarios se refieren a la conducta innata
(instintivos) que existen en el individuo al nacer. Los situacionales o del medio,
se encargan de explicar la conducta concreta que se da ante una determinada
situación.
A propósito de todas las disquisiciones anteriores, es curioso lo que sucede
en el inconsciente colectivo de todas y todos los ciudadanos, cada vez que se
aproxima una elección parlamentaria.
En Chile, el Sistema Binominal de Elecciones es uno de los eslabones
esenciales que la dictadura chilena y sus colaboradores refrendaron en la
Constitución política de 1980.
En la génesis de la formulación del Sistema Binominal, él mismo estaba
dirigido a generar estabilidad y gobernabilidad del sistema político. En rigor, lo
que buscaba era impedir que los ganadores del Plebiscito del 88, por la vía
parlamentaria, modificaran la esencia del sistema de democracia tutelada,
consagrada en la Constitución política de 1980.
Los sistemas electorales constituyen una de las piedras angulares de los
sistemas democráticos, ya que ellos fijan las normas del ejercicio de la
Democracia, incidiendo directamente en las relaciones de poder entre las
diversas fuerzas políticas, e influyendo así en la capacidad de las organizaciones
políticas de generar y promover acuerdos, como también, en la conformación
de coaliciones.
Desde el comienzo de la transición, los parlamentarios chilenos –
generalmente uno de la Concertación y uno de la Alianza– han sido electos a
través del binominalismo, legado central de la dictadura de Pinochet, y
destinado a hacer inviable una real democratización del país.
Hay que señalar que durante el Gobierno de Lagos se llevaron adelante
algunas reformas cosméticas al sistema electoral, reduciendo el período
presidencial de 6 a 4 años, sin posibilidad de reelección, y se eliminaron los
senadores designados y vitalicios, que no llegaban al parlamento por votación
popular sino por una designación aprobada durante el régimen militar. Con
claridad, hay que señalar que estas reformas no significaron un cambio
cualitativo y radical en la composición del Congreso chileno, ni tampoco
contribuyeron a terminar con la exclusión.
En rigor, el sistema Binominal que prevalece en Chile fue diseñado para
evitar que los ciudadanos elijamos a nuestros representantes de modo
democrático, participativo y proporcional, limitándonos solamente a ratificar
las decisiones adoptadas por los partidos de la Alianza y la Concertación, así
como también, ratificar aquellos pactos acordados entre cuatro paredes y que,
supuestamente, han sido adoptados para dar “gobernabilidad”.
El sistema electoral chileno es genéticamente excluyente y su continuidad ha
debilitado el sistema democrático. Los votantes no tienen ninguna injerencia en
la decisión sobre las candidaturas y, producto del mecanismo de elección, la
certeza previa de quienes serán elegidos es muy alta: uno de la Concertación y
otro de la Alianza, duopolio que se ha repartido la administración del Estado
desde el año 1990 en adelante.
La democracia chilena requiere de un sistema electoral que solucione los
problemas de representatividad del sistema actual, que incluya la diversidad
ideológica, y que contemple también aspectos de género, pueblos originarios,
sociales, religiosos y regionales.
La exclusión, por la vía de los hechos, puede ser derrotada; el fin de la
exclusión por decreto, o por nuevas cuotas de poder, más bien, es menos de lo
mismo.
Y volvemos al pastoreo, a las declaraciones de los potenciales candidatos del
duopolio: “Me siento capacitado para representarlos”, “el partido me dio la
tarea de concursar al Congreso Nacional”, “me despojo de mis cargos y desde
mañana me pongo a recorrer el distrito”, “conozco los problemas de la gente y
sé muy bien cómo solucionarlos”, “tengo la preparación suficiente para ocupar
un escaño en el congreso” y bla, bla, bla…
Es un lugar común, no obstante, señalar que desde el 2011 no somos los
mismos; es un lugar común sostener que los movimientos sociales en Chile se
estructuraron por fuera de los partidos políticos, insistiendo que los mismos
son parte del problema y no de la solución; es un lugar común sostener que la
enajenación y mercantilización de los bienes naturales, que la mercantilización
de derechos como el acceso a la educación y la salud son una vergüenza; es un
lugar común sostener que tenemos una clase política que se ha reproducido de
forma endogámica en el poder, y que además, no ha sido capaz de dar
respuesta a las necesidades de transformación que las mayorías del país
reclaman, cautelando para sí sus privilegios de clase.
No obstante lo anterior, en la reciente elección Municipal, con voto
voluntario e inscripción automática, ganó la abstención: sesenta por ciento. Sin
embargo, e inmediatamente, ha comenzado el rito que se repite cada cuatro
años: los “capaces y dadivosos candidatos” de los partidos políticos chilenos
han salido a “pastorear”; en rigor, han salido a buscar un escaño en el Olimpo,
a costa del rebaño. ¿Seguiremos siendo ganado dócil llevado a la pradera? Una
vez más, de nosotros depende.
4. Se refiere a Camilo Escalona, influyente político de la Concertación de Partidos por la Democracia, ex
presidente del Partido Socialista, ex diputado y ex senador. Ha sido uno de los principales opositores
a los cambios que los movimientos sociales han planteado en el país. [Nota del Editor].
II. INSTITUCIONALIDAD Y COLUSIÓN

El carácter privado de las aguas en Chile, consagrado en la Constitución de


1980 y el Código de Aguas de 1981, ha estado estrechamente relacionado con
una institucionalidad débil y cooptada por el modelo de lucro y usura con las
aguas. A continuación, señalaremos algunas características de dicha
institucionalidad.
Inicialmente, podemos decir que existe una evidente dispersión institucional
en materia de aguas –más de veinticinco entidades del Estado tienen
competencias sobre éstas–, lo que en nada aporta para la solución de los
problemas hídricos que existen en el país.
La Dirección General de Aguas (DGA), dependiente del Ministerio de
Obras Públicas (MOP), es la institución que debiese velar por la
administración de las aguas en el país. Sin embargo, dicha institución carece de
facultades y competencias para garantizar el uso racional y eficiente de los mal
llamados “recursos hídricos”.
A pesar de no tener facultades para garantizar el uso racional y eficiente de
las aguas, esta entidad, en los sucesivos gobiernos de la Concertación –hoy
Nueva Mayoría– y la Alianza, ha continuado otorgando derechos de agua en
cuencas que se declararon agotadas; es decir, ha entregado más agua que la
existente en los acuíferos, comprometiendo la vida de miles de personas. La
pregunta que surge es evidente, ¿por qué la DGA concede derechos de agua en
cuencas que se encuentran declaradas en restricción?
Asimismo, la DGA ha sido absolutamente complaciente ante los grandes
empresarios que roban agua en cuencas declaradas agotadas, estableciendo
penalidades por mal uso del agua –léase robo de aguas– que son un insulto a la
inteligencia de las personas. En Chile, los que son sancionados por “robar
agua” pagan 20 Unidades Tributarias Mensuales –aproximadamente
ochocientos mil pesos– y siguen en el mismo tipo de prácticas. Pagar 20 UTM,
como sanción por usurpar agua, no se condice con los efectos que provoca en la
vida de las personas la privación de aguas. Un ejemplo que grafica los efectos
que produce esta situación se da en la Provincia de Petorca, donde existen
hombres y mujeres defecando en bolsas plásticas, hombres y mujeres
“bañándose por presas” y miles de hectáreas de propiedad de pequeños
campesinos pauperizadas.
La Dirección Regional de Aguas de la Región de Valparaíso, por su parte se
justifica señalando que no tiene personal para fiscalizar el robo de agua, y si el
delito se comprueba, los denominados “grandes”, pagan las 20 UTM, y siguen
usurpando agua. “El fin justifica los medios”; es decir, drenes, pozos y obras de
conducción irregulares; todo vale, lo que se ha visto favorecido por una
institucionalidad que no da el ancho: su falta de competencias y facultades, su
compromiso con el modelo privatizador de los bienes naturales, “la vista
gorda” ante la flagrancia con que los poderosos usurpan agua, han agudizado y
radicalizado la lucha por el agua.
Paralelamente, de acuerdo a lo que señala el Código de Aguas de 1981, la
gestión territorial de las aguas debe ser privada y estar en manos de las
denominadas Organizaciones de Usuarios de Agua (Juntas de Vigilancia y
Comunidades de Agua principalmente). Lo que ha sucedido con esto es que
empresas consultoras, avaladas por la Dirección General de Aguas, intentan
consolidar el propósito de formar comunidades de usuarios de aguas
subterráneas, en un claro intento por asegurar la gestión privada y blanquear
los delitos de usurpación de aguas.
En definitiva, en Chile los poderosos se roban el agua porque existe una
institucionalidad complaciente y porque existe una colusión feroz entre
empresarios y políticos. En este sentido, una mención particular requiere
nuevamente la Provincia de Petorca, Región de Valparaíso, que ha sido signada
como el epicentro nacional del robo de Aguas. En esta provincia, políticos y
empresarios conspicuos, poderosos y fuertemente conectados a los centros
neurálgicos del poder, se han situado por encima de “Dios y la Ley”. Las
pruebas del robo de aguas que cometen en los lechos de los ríos La Ligua y
Petorca, con la finalidad de salvaguardar sus intereses económicos y asegurar
la plusvalía que genera el negocio de la exportación de paltas, son concretas y
rotundas, y se encuentran plena y profusamente documentadas con informes de
fiscalización realizados por la DGA y por dirigentes del MODATIMA.
Estudios satelitales han demostrado la existencia de más de 60 drenes en las
hoyas de los ríos5 La Ligua y Petorca; sin embargo, los ladrones de agua, una y
otra vez, le doblan la mano a la institucionalidad. Poderosos estudios jurídicos
se ponen a su disposición para encarcelar a los hombres sencillos que los
denuncian; contratan o pagan favores para que “otros” amenacen, coaccionen
o, simplemente, siembren la maledicencia en torno a las organizaciones que
luchan por recuperar el agua para las comunidades.
No hay dudas: en Chile, una minoría privilegiada de políticos y empresarios,
fuertemente conectados entre sí tomó la decisión histórica de transformar un
bien nacional de uso y dominio público, el agua, en objeto de lucro, y aplicando
todas las formas de lucha, ha impuesto su moral, su lógica de mercado por
sobre las necesidades de las mayorías. Criminalizado al movimiento social que
lucha por el agua, ha instalado la máxima perversa “subversivo es el que
lucha”. Nada justifica las explicaciones de siempre: “no tenemos los votos”,
“nada más podemos hacer”, “hay que cautelar las inversiones”, “cómo es
posible”; en fin, como dice el argot popular, las explicaciones agravan la falta;
con rigor, la situación de las aguas en Chile es una vergüenza.
A propósito de colusión político-empresarial en relación a las aguas en
Chile, a continuación citamos el siguiente artículo, escrito el 1 de
septiembre del año 2012, en el contexto de la asunción del Presidente de la
Sociedad Nacional de Agricultura, Luis Mayol, como Ministro de
Agricultura del gobierno de Sebastián Piñera.

LA SOCIEDAD NACIONAL DE AGRICULTURA


Como se señala en Wikipedia, la enciclopedia libre, la Sociedad Nacional de
Agricultura (SNA), es la federación gremial más antigua de Chile. Fue fundada
en 1838 y reúne a gran parte de los productores, profesionales, asociaciones y
federaciones vinculadas a la agricultura y la agroindustria nacional.
El principal objetivo de la SNA es velar por los intereses generales del
sector agropecuario, representar a los agricultores en la defensa de sus
intereses comunes, promover políticas públicas que fomenten la competitividad
y el emprendimiento del agro, impulsar la formación y capacitación de capital
humano y propender a relaciones laborales virtuosas.
Sin duda que para las chilenas y chilenos comunes la sigla SNA se asocia
inmediatamente con el poder, con ese poder atávico capaz de cambiar el estado
de cosas a favor de la defensa de sus intereses. En efecto, la historia de la SNA
se encuentra íntimamente vinculada a los sectores ultraconservadores y a los
principales grupos económicos del país.
La historia reciente de la SNA se encarga de recordarnos su rol opositor al
proceso de Reforma Agraria impulsada durante el gobierno de Frei Montalva,
la creación de las denominadas guardias blancas, y su tenaz resistencia al
proceso de transformaciones en el agro chileno son parte de su legado. Durante
el gobierno de Salvador Allende la SNA complotó abiertamente en contra del
gobierno, promoviendo el año 1972 el paro patronal, con el claro propósito de
socavar al gobierno democráticamente elegido por el pueblo de Chile.
En las primeras horas del golpe militar los generales civiles de la SNA
colaboraron decididamente con la dictadura. En lugares como Paine, Lautaro o
Lonquén, los latifundistas miembros de la SNA participaban junto a las fuerzas
represivas en la delación y detención de cientos de campesinos que habían
luchado por la reforma agraria; muchos de ellos hoy aún continúan como
Detenidos Desaparecidos.
Presidentes de la SNA como Alfonso Márquez de la Plata (1978), o Jorge
Prado (1982), fueron ministros de agricultura de la dictadura comandada por
Pinochet; asimismo, el secretario general de la SNA, Sergio Romero (1968-
1976), fue subsecretario de agricultura de la Dictadura (1976).
Hoy, durante el gobierno de la Alianza, los servicios prestados por la SNA
también han sido ampliamente compensados: Ricardo Ariztía de Castro, es el
director Nacional del INDAP (Instituto Nacional de Desarrollo
Agropecuario), la institución de fomento agrícola más importante del país y
dirigida básicamente a promover el desarrollo de la pequeña agricultura. Luis
Schmidt es el embajador de Chile en el centro neurálgico de los negocios del
mundo, China. Sergio Romero, sí, el mismo ex funcionario de la dictadura y
también ex senador, es el embajador de Chile en España. ¿Qué tienen en común
todos ellos? Ariztía y Schmidt fueron presidentes de la SNA, Romero su
secretario general y dirigente histórico.
A fines de diciembre del 2011, y con la remoción de Galilea6, ha llegado a
ocupar el cargo de Ministro de Agricultura Luis Mayol, presidente en ejercicio
de la SNA hasta el día mismo de su designación (2009- diciembre 2011).
Muchas columnas se han escrito sobre el gobierno de los mejores, el
gobierno de la transparencia; sin embargo, la designación de Mayol es
evidentemente un retroceso feroz. Del mismo modo, si alguien tenía dudas
acerca de que el gobierno de Piñera era el gobierno de los empresarios, con la
designación de Luis Mayol toda duda ha sido despejada: este es el gobierno de
los empresarios.
Es más, Luis Mayol fue durante 34 años director y presidente de
COPEVAL, la mayor empresa de retail agrícola del país. Con más de 22
puntos de venta a lo largo de todo Chile, COPEVAL es la empresa más
importante en suministro de insumos y servicios para el sector agrícola.
Si el presidente de la asociación de bancos o el presidente de la asociación de
Isapres hubiesen sido designados Ministros de Economía o de Salud
respectivamente, el escándalo habría sido mayor. Se designa Ministro de
Agricultura a quien, desde su posición de presidente de la SNA, veló por los
intereses de la industria agrícola; o sea, nadie puede garantizar que las
decisiones que adopte el nuevo Ministro de Agricultura salvaguardarán el
interés público. Al fin y al cabo, sus socios de la SNA estarán atentos a todas y
cada una de sus decisiones.
Conspicuos dirigentes de la SNA ocuparon altos cargos durante la
Dictadura, conspicuos dirigentes se la SNA ocupan cargos de relevancia en el
actual gobierno de la Alianza. Es verdad lo que dicen por ahí: la Historia se repite
dos veces, una como tragedia, y otra como comedia; aunque en este último caso, los
negocios están primero.
5. El autor se refiere a la cuenca u hoya hidrográfica, que corresponde al territorio circundante a un río.
[Nota del Editor].
6. Se refiere al primer ministro de agricultura del gobierno de Sebastián Piñera, José Antonio Galilea.
[Nota del Editor].
III. EL MERCADO DEL AGUA

En Chile, un bien nacional de uso público, el agua, está librado al arbitrio de


la oferta y la demanda; librado al arbitrio de los especuladores que se han
enriquecido a costa de un bien natural que nos debe pertenecer a todos y todas.
Como lo dijimos antes: en Chile el agua es objeto de lucro, y como tal, se
encuentra al servicio de la generación de “utilidades”.
En nuestro país, la demanda actual de agua excede claramente la
disponibilidad de este elemento. Es evidente que el modelo de mercantilización
y enajenación de las aguas en el país ha privilegiado actividades productivas
intensivas como la minería, la agroindustria o la generación de
hidroelectricidad, superponiendo la obtención de utilidades en detrimento de
las necesidades humanas de agua de bebida, de servicios higiénicos, o para
producir alimentos.
Una muestra de la mercantilización de las aguas se manifiesta en la alta
concentración de derechos de agua. En Chile el 81% de los derechos de
aprovechamiento de agua no consuntivos se encuentran en manos de ENDESA
(perteneciente a la empresa público-privada de origen Italiano ENEL),
mientras que el 84% de los derechos de agua consuntivos se encuentran en
manos de empresas mineras y agroexportadoras. Esta situación evidentemente
afecta de forma irreversible nuestra soberanía nacional sobre un bien
considerado estratégico y, además, un derecho humano esencial.
Mención especial es lo que sucede con la provisión de agua potable a la
población. En América Latina, durante la década de los 90, gobiernos
neoliberales liderados en su momento por Alberto Fujimori en Perú, Gonzalo
Sánchez de Lozada en Bolivia, y Carlos Menem en Argentina, iniciaron la
privatización de las empresas sanitarias. Esta iniciativa tuvo en Chile su
correlato durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, presidente
concertacionista que inició la privatización del agua potable en el año 1997. El
mismo año, Frei Ruiz-Tagle en Antofagasta y Menem en San Juan firmaron el
Tratado Binacional Minero, entregándole las nacientes de nuestras cuencas a
las transnacionales de la megaminería. Del mismo modo, o de forma
complementaria a lo anterior, hay que señalar que la privatización de las
empresas sanitarias se continuó durante el gobierno de Lagos. Tanto Frei como
Lagos sostuvieron, como argumento falaz, la eficiencia del capital privado y la
necesidad de mejorar las condiciones de saneamiento del agua de bebida.
Finalmente, el proceso privatizador se consolidó en el gobierno encabezado por
Sebastián Piñera, con la venta de la participación pública en las empresas
Aguas Andinas, Esval, Essbio y Essal.
En definitiva, la privatización de las empresas sanitarias fue un buen y
suculento negocio; de hecho, sólo el año 2011 Aguas Andinas obtuvo utilidades
equivalentes a 111 mil millones de pesos, algo más de 220 millones de dólares.
Con esto, podemos afirmar que hoy el Estado de Chile no garantiza el derecho
de la población a satisfacer una necesidad básica: tomar agua. Situaciones como
las vividas durante los primeros meses del año 2013, en la ciudad de Santiago7,
echaron abajo los planteamientos que fundamentaron la “conveniencia” de la
privatización de las empresas sanitarias.
La privatización de las aguas en Chile ha provocado enormes inequidades.
Vastos sectores campesinos se han pauperizado debido a la falta de agua de
riego. La presión sobre las cuencas hidrográficas es de tal magnitud, que hoy
los ríos están “para museo”. Empresarios inescrupulosos, no conformes con las
aguas concedidas por el Estado, drenan los ríos, construyen obras irregulares,
agotan las napas freáticas8, comprometiendo de forma severa e irreversible, no
sólo la provisión de agua de riego, sino que además la provisión de agua de
bebida. En suma, la privatización de las aguas, la inútil institucionalidad, y la
prevalencia del mercado como rector de las aguas, simplemente ha hipotecado
la vida de las mayorías y ha provocado daños ecológicos irreparables.
En tanto, las comunidades y territorios siguen ausentes en el debate sobre el
agua. Comunidades privadas de agua se bañan “por presas” y hacen sus
“necesidades” en bolsas plásticas; crecen los cuadros de diarrea infantil debido
a la mala calidad del agua de bebida que se le suministra a la población,
particularmente en las zonas rurales; la arquitectura caminera en vastos
territorios del país se repleta de camiones aljibes repartiendo agua; miles de
pequeños agricultores pierden sus siembras y plantaciones, puesto que la
codicia de la agricultura de exportación no trepida en obras irregulares para
captar agua de forma impropia; la agroindustria y minería contamina los
cauces de agua; la forestales secan las napas freáticas y erosionan los suelos; las
hidroeléctricas dueñas del agua represan las mismas, destruyen patrimonios,
territorios y fragilizan la vida. En localidades como Caimanes, y a pesar de toda
la evidencia científica, se insiste en que el agua que le proporcionan a la
población cumple con los estándares de calidad, en circunstancias que la
población denuncia todo lo contrario, mientras el grupo Luksic se sigue llenado
los bolsillos a costa del sacrificio de las mayorías sencillas de la población.
Sumado a lo anterior, cabe agregar un hecho particular causado por la
privatización de las aguas y por una institucionalidad débil y cooptada: el robo
o usurpación de aguas. En este último hecho nos detendremos un momento. La
palabra “usurpar” viene del latín “usurpare”, que es un vocablo compuesto
perteneciente al campo jurídico. Se compone de “usus” (derecho de utilización y
goce que uno tiene sobre lo suyo), y la raíz contracta del verbo “rapare”
(arrebatar, agarrar con violencia, robar). Usurpar significa arrebatar,
apoderarse de un derecho de uso que corresponde a otro.
Nuestro Código Penal sanciona a los que, sin título legítimo e invadiendo
derechos ajenos, saquen agua de represas, estanques, ríos, arroyos, fuentes,
canales, acueductos, redes de agua potable e instalaciones domiciliarias, para
hacer de ellas un uso cualquiera. También sanciona a quienes rompan o alteren
con ese mismo fin diques, esclusas, compuertas, marcos u otras obras
semejantes existentes en los ríos, arroyos, fuentes, depósitos, canales o
acueductos. Asimismo, el Código Penal sanciona a quienes usurpen un derecho
cualquiera referente al curso de aguas o turben a alguno en su legítima
posesión.
En las comunas de Cabildo, Petorca y La Ligua, las grandes empresas
agroexportadoras han aplicado la máxima de que “el fin justifica los medios”;
en rigor, el agua les pertenece, ya que constitucionalmente se encuentra
salvaguardada la propiedad privada sobre el recurso. Pero más aún, estos
“señores” se sienten además con el derecho de intervenir los cauces de los ríos,
desviar el curso de los mismos, secar las napas subterráneas, y construir obras
de captación de aguas en la hoya de los ríos; total, y como ellos señalan:
“generan empleo y tributos para el país”.
Con todo lo anterior, no sé si hablar de guerra por el agua en Chile sea
políticamente correcto. En realidad, poco me importa ser políticamente
correcto cuando en vastos sectores del territorio nacional, hombres y mujeres
privados de agua se enfrentan a estas nefastas circunstancias.
La situación de las aguas en Chile es una vergüenza: una vergüenza ver
como hombres y mujeres a lo largo de todo el territorio son reducidos a
conductas francamente inhumanas. El negocio del agua en Chile es una
inmoralidad y atenta de forma flagrante contra los derechos humanos
esenciales de las personas. Así las cosas, la lucha por el agua es un imperativo
moral, ¿no le parece?
A continuación, pondremos a disposición un texto escrito el 15 de agosto
del 2012, en el marco de la propuesta del gobierno de Piñera para la
bancarización del agua. Este hecho demuestra las medidas radicales de
financiarización de las aguas, en un gobierno de derecha.

LA BANCARIZACIÓN DEL AGUA EN CHILE


Felipe Martin, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego,
entidad perteneciente al Ministerio de Agricultura, ha señalado el propósito del
Gobierno de Piñera de impulsar el desarrollo de una red de Bancos de Agua en
distintas regiones; red que estará a cargo de privados.
Del mismo modo, se ha sostenido que la creación de los Bancos de Agua
tiene por finalidad optimizar las transacciones de Derechos de Agua,
superando barreras tales como, la falta de información avanzada, la baja
regularización y la carencia de infraestructura adecuada.
Felipe Martin ha fundamentado la iniciativa del Gobierno sosteniendo que
“se deben optimizar las transacciones de agua ya que nadie sabe quién vende y quién
compra. En sectores donde hay sequía, si estuviera disponible el agua o la información
de quién la tiene, se generaría un mercado” (Diario La Tercera; 2008).
En Chile, qué duda cabe, la mercantilización y enajenación de los bienes
naturales no tiene parangón9. Iniciativas como la bancarización de las Aguas
buscan incentivar aún más el lucro con un bien que debería ser de uso y
dominio público.
La iniciativa bancaria se lanza precisamente cuando comienza a crearse una
mayoritaria corriente de opinión favorable a terminar con la privatización de
las aguas. Además, se lanza en un escenario de sequía feroz, sequía amplificada
geométricamente por la usurpación de aguas y por el lucro desvergonzado.
Es difícil aportar nuevos adjetivos a una iniciativa como ésta, más aún
cuando la misma tiene el evidente propósito de favorecer a los de siempre, es
decir, a los poderosos, a aquellos que concurrirán presurosos a comprar y
transar derechos de agua en este nuevo experimento. Es una iniciativa que
también blanqueará a los usurpadores de agua, a aquellos que no han tenido
remilgos para acaparar agua de forma impropia ¿Es posible materializar una
iniciativa como ésta en medio de los feroces conflictos por el agua que existen
en Chile?, ¿es posible que un gobierno que entrega el litio, incentiva el lucro
con la educación y la salud, hoy además, bancarice las aguas ante la pasividad
de muchos y el reclamo de pocos?
La separación de la propiedad del agua del dominio de la tierra, a propósito
de la promulgación del Código de Aguas el año 1981, dio origen al mercado del
agua. Desde el año 1981 el Estado chileno tiene la prerrogativa de conceder
derechos de aprovechamiento de aguas de forma gratuita y a perpetuidad a los
privados, los que desde hace más de 30 años concurren al “mercado” a
comprar, vender o arrendar… agua.
La creación de los bancos regionales del agua se intenta en medio de agudos
conflictos estructurales en torno al preciado elemento. Cuencas sobre-
entregadas, priorización de entrega de derechos de agua a emprendimientos
económicos, cientos de denuncias de robo de aguas que se mantienen en la
impunidad, y que, en rigor, han provocado que miles de hombres y mujeres se
hayan visto privados de agua para bebida y para servicios higiénicos básicos;
funcionarios de gobierno transformados en promotores del lucro con el agua,
institucionalidad genuflexa y cooptada por el “negocio” del agua. Perfeccionar
el mercado del agua se declara, sin vergüenza alguna, atentando
definitivamente contra la preservación de la vida de las generaciones presentes,
e hipotecando la vida de las generaciones futuras.
La batalla por el agua se encuentra declarada. Se puede continuar
pasivamente aceptando las “reglas del mercado” o, definitivamente, asumir el
desafío de luchar por recuperar el recurso estratégico más importante para los
seres humanos: AGUA. Podemos prescindir de todos los bienes suntuarios que
nos rodean; sin embargo, sin agua, la vida se encuentra irremediablemente
amenazada. Los tiempos y los plazos se agotan; hoy, recuperar el agua para
todas y todos es un imperativo ético, un imperativo moral… mañana será
demasiado tarde.
7. En los meses de enero y febrero del año 2013, sucesivos cortes en el suministro de agua en el sector
oriente de Santiago tuvieron a más de dos millones de habitantes sin agua, durante varias semanas.
Los cortes se debieron al colapso de las matrices de agua en una parte importante de la capital,
producto del aluvión ocurrido el día 21 de enero en el sector precordillerano de San Alfonso, en el
Cajón del Maipo [Nota del Editor].
8. El autor se refiere al acuífero o capa de agua subterránea más cercana a la superficie del suelo. [Nota
del Editor].
9. Un ejemplo de ello, lo refleja el estudio realizado el año 2011 por el Banco Mundial, sobre los recursos
hídricos en Chile. Este documento señala que en nuestro país, entre los años 2005 y 2008, se
realizaron transacciones de agua entre privados por un equivalente a U$4,8 billones de dólares, en
circunstancias en que las aguas han sido otorgadas gratuitamente por el Estado a los privados. [Nota
del Editor].
IV. EL MODELO AGRÍCOLA EN CHILE

El modelo de producción agrícola en Chile se caracteriza por la


privatización del recurso estratégico más importante para la producción de
alimentos: el Agua.
El modelo de producción agrícola también se caracteriza por la falta de
instrumentos de ordenamiento territorial coherentes con las capacidades de
uso de los suelos. En la Provincia de Petorca, por ejemplo, el 40% de la
superficie plantada con paltos se encuentran establecidas en suelos de cerro; es
decir, en suelos sin aptitud de cultivo.
A nivel nacional, y en promedio, todos los años se intoxican 800
trabajadores agrícolas debido al uso irracional de plaguicidas, particularmente
por el uso de plaguicidas pertenecientes a las categorías 1A y 1B,
extremadamente tóxicos y muy tóxicos respectivamente. En nuestro país, por
ejemplo, la utilización del insecticida Methamidofos es absolutamente habitual;
sin embargo, países con los cuales Chile mantiene tratados de libre comercio, lo
tienen absolutamente prohibido debido a sus efectos cancerígenos en la salud
de las personas.
Asimismo, Chile reproduce semillas modificadas genéticamente desde la
década de los ‘90, las que luego exporta; sin embargo, las intenciones de
permitir la entrada a gran escala de alimentos transgénicos tiene larga data. Es
importante recordar que el ex ministro de Agricultura del primer gobierno de
Michelle Bachelet, Álvaro Rojas, el año 2007, recibió en Chile al vicepresidente
corporativo de Monsanto para implementar un proyecto de 25 mil hectáreas de
soya transgénica en la zona central del país y, con aportes del Instituto
Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP), “favorecer” este
emprendimiento con la participación de los pequeños agricultores.
Obviamente, Rojas no consideró las evidencias científicas sobre contaminación
cruzada de las especies nativas, a propósito de la liberación al ambiente de
polen modificado genéticamente, o del principio precautorio que prevalece en
Europa, ya que los efectos en la salud de las personas, debido al consumo de
alimentos transgénicos, es de amplio y vigente debate.
Los senadores Frei, Espina, Coloma, Allamand y Flores son los que desde el
Congreso han patrocinado la iniciativa de validar el consumo de alimentos
transgénicos en nuestro país, a partir del principio de equivalencia substancial; es
decir, un alimento transgénico es igual a uno orgánico o convencional.
El tema transgénicos ha estado hace mucho tiempo en la discusión y
partidarios furibundos de este tipo de alimentos se encuentran en todo el
espectro del país.
La aprobación de la iniciativa de Ley UPOV 9110, privatizaría las semillas
nativas, afectando los intereses de los verdaderos obtentores, me refiero
particularmente, a los pequeños campesinos y comunidades indígenas del país.
Estos deberán comprar semillas todos los años, ya que no podrán guardarlas o
multiplicarlas sin antes haber pagado la patente respectiva.
¿Dónde se imbrica la ley de Obtentores Vegetales con Transgénicos? Al
privatizar las semillas, el país se transforma en el paraíso para empresas como
Monsanto, la empresa más importante en transgenia a nivel mundial y a la que
el Gobierno le haría concesiones en materia de patentes vegetales, permitiendo
de esta forma que Monsanto entre de “contrabando” sus semillas
genéticamente modificadas.
En nuestro país, y raya para la suma, el modelo de producción agrícola se
caracteriza por el uso intensivo e irracional de nuestros recursos naturales
finitos, suelo y agua; por la sobrequimización de los medios de cultivo a
propósito del uso de plaguicidas altamente contaminantes; y, con las últimas
iniciativas, la privatización de nuestras semillas y entrada a gran escala de
alimentos modificados genéticamente, el modelo será “perfeccionado”.
Estos aspectos, todos y cada uno de ellos, son el reflejo inequívoco de que en
Chile la agricultura es una simple actividad económica que con capital y
tecnología brinda beneficios a quienes invierten en ella. Como país no tenemos
una política de desarrollo agrícola viable económicamente y competitiva, pero también
socialmente justa y ecológicamente más sana. Éste es el problema de fondo –
problema que autoridades incapaces no han abordado–, además de la deuda
que existe desde que nos compramos el paquete tecnológico derivado de la
revolución verde en la década de los ‘80, que significó la artificialización de la
agricultura en Chile. Este proceso no consideró los efectos irreversibles que
provocaría este tipo de modelo agrícola a nivel de suelos, agua y medio
ambiente –entendiendo como tal, todo lo que nos rodea– y, en especial, la vida
de las generaciones presentes y futuras.
A continuación, citaremos dos artículos que abordan esta temática. El
primero se refiere a la contaminación de la agricultura, a propósito del Día
Mundial del Medio Ambiente, que data del 6 de junio del año 2011; mientras
que el segundo, es del 12 de diciembre del mismo año, y aborda la
industrialización de la agricultura ante el cambio climático.

DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y LA AGRICULTURA EN CHILE


El 15 de diciembre de 1972, la Asamblea General de la ONU designó el 5 de
junio como Día Mundial del Medio Ambiente. Esto, porque en esta fecha se
inició la conferencia sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo, Suecia.
Veinte años después, la Asamblea General convocó la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD). En
esta ocasión, los gobiernos se reunieron para tomar las decisiones necesarias
para llevar a cabo los objetivos de la Conferencia de Estocolmo y para asumir
el compromiso de alcanzar un futuro sostenible para la tierra.
La política ambiental supone, principalmente, dos grandes retos. Por un
lado, es necesario desarrollar capacidades de producción que no supongan un
gran impacto sobre los recursos naturales y, por otro lado, minimizar los
efectos sobre el medio ambiente durante estos procesos productivos.
En Chile, se realizan muchas declaraciones altisonantes sobre la necesidad
de conjugar desarrollo y protección del medio ambiente; sin embargo, esto no
supone cambios profundos en las formas convencionales de producir
alimentos.
A nivel internacional se encuentra instalado el concepto de huella de
carbono; no obstante, pocos saben que este concepto se encarga de medir el
daño ambiental, que corresponde al total de emisiones de gases de efecto
invernadero causados para la elaboración de un producto.
La actividad humana y los gases de efecto invernadero, son los principales
responsables del cambio climático, el que, en rigor, es igual al calentamiento
neto global más las consecuencias que derivan del mismo. En este escenario, es
importante preguntarse, ¿cuál es la contribución directa e indirecta de la
agricultura convencional a la producción de gases de efecto invernadero?
Inicialmente, hay que señalar que el uso intensivo de fertilizantes sintéticos
nitrogenados (a nivel mundial), es la principal fuente de emisiones agrícolas de
gases de efecto invernadero. El empleo masivo de fertilizantes y las emisiones
resultantes de óxido nitroso, representan el mayor porcentaje de contribución
agraria al cambio climático: el equivalente a 2.100 millones de toneladas de
dióxido de carbono cada año (el gas de efecto invernadero más letal).
De todos los productos químicos, los fertilizantes son los que más
contribuyen a las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La
producción y aplicación a nivel mundial de plaguicidas aportan al medio
ambiente 72 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
Los efectos indirectos de la agricultura al cambio climático se encuentran
asociados a la tala de bosques y otras cubiertas naturales vegetales para
producción de alimentos o para uso industrial, eliminando sumideros de
carbono fundamentales e incrementando el calentamiento global.
Chile es un importador neto de fertilizantes sintéticos. Sólo el año 2008 se
importaron 1,1 millones de toneladas de fertilizantes. Entre 1984 y 2008 las
importaciones de plaguicidas crecieron en un 500% (aproximadamente). Por lo
tanto, el modelo de producción agrícola chileno contempla la sobrequimización
de los medios de cultivo, en particular, el uso intensivo de plaguicidas.
En la agricultura convencional y en el sector forestal, se utilizan cerca de 420
principios activos de plaguicidas, con aproximadamente 1.000 marcas
comerciales, de los cuales 27 ingredientes activos plaguicidas son tipificados
como extremadamente tóxicos. En Chile se intoxican en promedio más de 750
trabajadores agrícolas todos los años por el uso irracional de estos principios
activos. Además, en nuestro país la importación de plaguicidas asciende a más
de 32.000 toneladas anuales. Diversos estudios señalan que uno de los
principales problemas ambientales de Chile es la erosión de suelos, que afecta a
una superficie estimada de 40 millones de hectáreas, señalándose como ejemplo
de esto, el establecimiento de cultivos en suelos sin aptitud de cultivo; es decir,
en suelos de cerro.
En el día mundial del medio ambiente, y cuando todos los actores políticos
de la vida nacional saldrán a hacer anuncios grandilocuentes acerca de la
necesidad de proteger el medio ambiente, es necesario y es imprescindible
señalarles que en lo que respecta al modelo de producción agrícola chileno
nada hemos avanzado, salvo artificializar la naturaleza con un claro sesgo
neoliberal. En otras palabras, lo que se ha hecho es transformar a la naturaleza
en un bien de capital, cuya función es proporcionar la mayor plusvalía posible,
sin importar las consecuencias ambientales y sociales que esta conducta
económico/depredadora confronta.

CAMBIO CLIMÁTICO Y AGRICULTURA INDUSTRIALIZADA


Hace pocos días el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon,
advirtió que el futuro de la Tierra está en juego, declaración realizada en el
marco de la XVII cumbre de la ONU sobre Cambio Climático.
El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, al hacer uso de la palabra sostuvo:
“los países desarrollados tienen la responsabilidad de liderar la respuesta al
desafío del cambio climático. Deben liderar el esfuerzo global para reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero. Y también deben liderar el apoyo a
los países en desarrollo en sus acciones para reducir las emisiones y en sus
esfuerzos para evitar el impacto del cambio climático”.
La dimensión ecológica de los efectos que provoca la agricultura
industrializada en Chile se expresan en la nivelación o descenso de los
rendimientos de producción, derivado de la degradación de la base productiva
(erosión, compactación, esterilización de suelos, disminución de la materia
orgánica, resistencia e ineficacia de plaguicidas); desplazamiento de la
producción de pequeños agricultores hacia zonas marginales y ecológicamente
frágiles. Introducción de tecnologías de producción destructivas en zonas no
aptas para cultivo, por ejemplo, el uso a gran escala de fertilizantes en laderas y
también efectos colaterales, tales como, las intoxicaciones por plaguicidas
altamente contaminantes que sufren cientos de trabajadores todos los años,
deforestación, pérdida de biodiversidad, destrucción de suelo fértil, alteración
del ciclo global del nitrógeno debido a la sobrefertilización, difusión de biocidas
tóxicos11 al ambiente, sobreexplotación de las aguas, entre otros efectos.
El uso excesivo de fertilizantes, la roturación, la degradación de los suelos, la
ganadería intensiva, son las causas fundamentales del cambio climático en la
agricultura. La tala de bosques, el desmonte de cerros para producción
intensiva de frutales –paltos en la región de Valparaíso–, eliminan sumideros
de carbono fundamentales –plantas y suelos que absorben carbono
atmosférico– e incrementa el calentamiento global.
A propósito del cambio climático y la relación que tiene la forma
industrializada de producir alimentos a nivel mundial, y en Chile en particular,
cabe preguntarse, ¿cuáles serán las políticas que se implementarán desde el
Ministerio de Agricultura para mitigar estos efectos?
Si la Unión Europea, uno de los principales compradores de frutas y
hortalizas chilenas comienza a incorporar la huella del carbono como criterio
de adquisición de alimentos, ¿qué medidas se impulsarán desde el gobierno de
la Alianza? A priori, y más allá de favorecer al sector exportador, impulsar
políticas cambiarias favorables, o mantener la privatización de los recursos
hídricos, y no me refiero a los alimentos transgénicos, ya que ese es otro
debate, ¿cuáles serán entonces las políticas que se implementarán en el sector
agrícola para una explotación racional y eficiente de recursos finitos, tales
como el suelo y el agua?, ¿continuará prevaleciendo la mirada bursátil en la
actividad agrícola, por sobre la necesidad de impulsar políticas de desarrollo
agrícola racionales y sustentables, entendiendo por sustentabilidad la necesidad
de satisfacer las demandas actuales de alimentos, garantizando el cumplimiento
de las expectativas futuras?
El cambio climático es igual al calentamiento neto global más consecuencias.
De esto podemos dar cuenta como región de Valparaíso, a propósito de las
heladas ocurridas en la Provincia de Petorca desde el año 2007 en adelante y las
posteriores sequías; sequías que han agravado sus efectos a propósito del delito
de usurpación de aguas que se practica en las hoyas hidrográficas de los ríos
Petorca y La Ligua. Hoy, una vez más, y debido a la condición hídrica que
vivimos en las comunas interiores de la Provincia de Petorca, concretamente en
La Ligua, Cabildo y Petorca, la autoridad acaba de declarar (9/12/2011) zona de
emergencia hídrica a la Provincia de Petorca.
El cambio climático ha motivado esta columna; sin embargo, la evidencia
empírica se encarga de demostrar que en materia agrícola, Chile carece de
políticas que apunten a disminuir los efectos de la agricultura convencional en
el cambio climático global. En Chile, el fertilizante derivado del petróleo más
utilizado continúa siendo la UREA, responsable de la contaminación de las
napas freáticas. Las importaciones de plaguicidas durante los últimos 10 años
han crecido en un 500%, se continúan desmontando cerros para plantar paltos,
se intenta imponer con la venia del Congreso el consumo de alimentos
transgénicos, los que se caracterizan por los altos niveles de insumos químicos
que se emplean en su producción, lo que, a su vez, aumenta la emisión de gases
de efecto invernadero.
El Secretario General de Naciones Unidas ha hecho un llamado mundial a
“proteger la tierra”, y lo que resulta evidente es que, una vez más, la
improvisación y la falta de coherencia será la respuesta de la autoridad.
10. Cabe destacar que en el mes de marzo del 2014, apenas asumió el segundo mandato Michelle
Bachelet, el gobierno retiró del parlamento la llamada “Ley Monsanto”, iniciativa que buscaba
aprobar el convenio UPOV 91. Sin embargo, al momento de edición del texto, el gobierno de
Bachelet, planteó la necesidad de contar con una ley que aborde este tema, dejando la incertidumbre
sobre la reposición de esta iniciativa en el parlamento. [Nota del Editor].
11. El término “biocidas tóxicos” –también conocidos como agrotóxicos– se refiere a los productos
químicos derivados del petróleo –como pesticidas o fungicidas–, utilizados en el sistema agrícola
industrial para destruir organismos considerados nocivos para los cultivos. Las consecuencias del uso
intensivo de estos biocidas están asociadas a la degradación y contaminación de los suelos, así como
la pérdida de biodiversidad. Cabe señalar que estos productos fueron impulsados en todo el mundo
por un grupo de corporaciones trasnacionales tras la denominada “Revolución Verde”, fenómeno que
consistió en la incorporación intensiva de productos químicos a la agricultura. [Nota del Editor]
Segunda parte
NUESTRA LUCHA POR LA
RECUPERACIÓN DE LAS AGUAS
V. NUESTRAS CONCEPCIONES SOBRE EL AGUA

EL AGUA COMO FUENTE DE LA VIDA Y BIEN NATURAL ESTRATÉGICO


En 1992 la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, conocida como la cumbre de Río de Janeiro, instauró el 22
de marzo de cada año como el Día Mundial del Agua, para destacar
el papel fundamental que este bien tiene para el desarrollo humano y
la conservación de la vida y los ecosistemas.
El agua es el bien natural más importante y estratégico; más aún,
del agua depende la vida de las personas y es la fuente de toda forma
de vida, el funcionamiento de los ecosistemas y, por cierto, el
desarrollo de las economías locales; lo que, en rigor, no es una frase
más.
El agua constituye aproximadamente el 80% del cuerpo de la
mayoría de los organismos, de ella depende la gran mayoría de los
procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos. El 70% de la
composición humana es agua; del agua dependen las funciones
fisiológicas del cuerpo humano. Se puede vivir sin electricidad; sin
embargo, nosotros, hombres y mujeres, no podemos vivir más de
siete días sin agua.
Es claro, la vida depende del agua, así como también las distintas
actividades productivas que lleva a cabo el hombre.
La tierra y las diversas formas de vida que en ella existen, humanos
incluidos, enfrenta una grave y en algunos casos, irreversible crisis
de agua.

EL AGUA COMO UN DERECHO HUMANO


En La lucha por la promoción y defensa de los Derechos Humanos
ha estado asociada a la condición singular de cada ser, a su dignidad,
y por ende, de esta condición se derivan un número importante de
libertades y derechos, los que en su conjunto tienen por misión
salvaguardar la esencia de cada mujer, de cada hombre. Esto coloca
límites, obligaciones y deberes al Estado, así como también a los
demás sujetos que conviven dentro de una comunidad.
Los derechos humanos son el resultado de la lucha incansable de la
humanidad por alcanzar condiciones de vida adecuadas, no sólo a
nivel individual, sino también colectivo. El respeto por los derechos
humanos trasciende los sistemas políticos y jurídicos; en rigor, es un
asunto de ética y de decencia.
El agua, por ser esencial para los seres humanos, se encuentra
íntimamente relacionada en cuanto a su acceso, suministro y
potabilidad, al desarrollo de la vida en condiciones dignas.
La carencia de agua, la falta de abastecimiento continuo para los
usos personales y domésticos, la negación a su acceso por razones de
sexo, raza, edad, condición social o factores económicos, sus usos no
adecuados y su insalubridad, son todos y cada uno de ellos factores
que atentan directamente contra la vida de las personas y las
poblaciones.
El agua debe ser garantizada en todos sus aspectos; su negación,
por acción u omisión, o bien por falta de acciones del Estado,
objetivamente, atenta contra los seres humanos, sin distinción
alguna.
A propósito de todo lo anterior, el agua no puede ser considerada
un simple compuesto, ni tampoco como un elemento importante en
la elaboración de estrategias; tampoco puede ser considerada como
un recurso natural renovable, ni como un bien comercial, una
mercancía o un bien económico.
El acceso al agua es y debe ser considerado un derecho humano, ya
que esto forma parte de las garantías indispensables para asegurar
un nivel de vida digno y adecuado, en particular, porque es una de
las condiciones indispensable para asegurar la pervivencia de la
sociedad. Por lo tanto, más allá de que el agua es un bien de uso
público, y como se encuentra refrendado prácticamente en todas las
constituciones del mundo, el agua es un derecho humano elemental.
Como ya lo mencionamos anteriormente, en Chile el agua se
encuentra al arbitrio de las leyes del mercado. A fines del año 2013, el
informe anual de Derechos Humanos de la Universidad Diego
Portales sostuvo, en su capítulo número 7, que el Estado de Chile hoy
no garantiza el acceso al agua de su población, irrespetando el
Derecho Humano al agua. En la misma línea, el Instituto Nacional de
Derechos Humanos (2012) señaló que en Chile se atenta contra el
principio humano de acceder al agua, dado que este elemento se
encuentra librado al arbitrio del mercado y condicionado por falta de
regulaciones.

EL AGUA COMO BIEN NACIONAL DE USO PÚBLICO


Finalmente, cabe destacar que en términos jurídicos, el agua debe
ser considerada constitucionalmente como un bien nacional de uso y
dominio público. Es el Estado el que debe ser propietario de las aguas,
las que deben ser administradas en conjunto con las comunidades.
La privatización de las aguas evidentemente afecta de forma
irreversible nuestra soberanía nacional sobre un bien natural
considerado como un bien nacional de uso público. En rigor, Chile es
el único país del mundo que mantiene sus aguas privatizadas y somos
un ejemplo mundial de lo que no hay que hacer en materia de
garantizar el acceso democrático y equitativo a este vital bien.
A continuación citamos un artículo escrito el 22 de mayo del
2014 junto con César Correa, de la Coalición Ecuménica por el
Cuidado de la Creación, en el marco de los anuncios dados por la
presidenta Michelle Bachelet, en la cuenta pública presidencial
del 21 de mayo.

AGUA: ¿BIEN NACIONAL DE USO PÚBLICO?


Terminado el primer discurso de la presidenta Bachelet, en éste, su
segundo mandato, quienes hemos estado en la lucha por la
recuperación y defensa del agua tenemos una sensación ambigua. Por
un lado nos parece que la construcción colectiva de una propuesta y
un discurso coherente por parte de las comunidades afectadas por
conflictos de agua, sumado a la presión que hemos desarrollado a lo
largo de todo el territorio, en el parlamento, los medios y otros
espacios, ha posicionado la problemática del agua en la opinión
pública y ha obligado a las autoridades a pronunciarse frente al tema.
Pero por otro lado, nos surgen dudas sobre qué es lo que realmente
se ha escuchado de las demandas de las comunidades y cómo esto se
ha traducido en los anuncios y propuestas que ha hecho la
presidenta.
En este sentido, creemos que los anuncios sobre un proyecto de ley
para la protección de los glaciares y el reconocimiento del agua como
un bien nacional de uso público van por el camino correcto, los
saludamos y esperamos una profundización inmediata sobre ellos.
Sin embargo, y para ser rigurosos, nos parece contradictorio que
junto a estos anuncios que valoramos, se anuncie también una mayor
promoción y fortalecimiento de la minería y la industria forestal; en
particular, la vigencia y extensión del decreto 701, decreto que
incentiva el monocultivo forestal, actividad que agota las napas
freáticas y erosiona los suelos. Minería e industria forestal son
actividades absolutamente extractivas en materia de aguas, y por
ende, principales causantes de conflictos de contaminación, escasez y
acceso al agua de bebida, para servicios higiénicos, y para producir
alimentos por parte de la población.
Una segunda mirada más global del discurso, nos lleva a pararnos
con distancia y cautela frente a los otros puntos referidos al tema.
Por ejemplo, nos cuestiona cuál será la consideración de la opinión
de las comunidades y organizaciones en las propuestas que
presentará el delegado presidencial en junio próximo. ¿Seremos
invitados a algún espacio de reflexión o sólo algunas ONG’S de
carácter más técnico serán convocadas para representar a la
sociedad civil? Desde ya nos parece preocupante que sólo se
mencionen “sustanciales modificaciones al Código de Aguas”, en
circunstancias que la vigencia de los instrumentos privatizadores del
agua, Código de Aguas formulado el año 1981, y el tratado binacional
minero, suscrito por Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Carlos Menem a
fines del año 1997, tuvieron como impronta transformar a las aguas
en objeto de lucro, usura y exclusión. Del mismo modo, no es posible
consagrar a las aguas como un bien nacional de uso público con la
actual institucionalidad hídrica; institucionalidad responsable de
haber sobre-entregado las cuencas hidrográficas, responsable de no
ejercer sus funciones fiscalizadoras, en especial, en aquellos
territorios donde conspicuos políticos y empresarios roban agua
para lucrar. ¿Es posible que robar agua sea una falta administrativa
penalizada pecuniariamente, cuando la privación de agua por
razones económicas y sociales compromete la vida?
Lo hemos señalado en innumerables ocasiones, el agua no puede
ser vista como un recurso, concepto usado habitualmente por las
autoridades y las empresas, sino como un Bien Común, como un
derecho humano fundamental, como un elemento vital, y por tanto,
no puede estar al servicio de una mirada de desarrollo basada en la
explotación de la naturaleza que no considera los sentidos y
significados culturales de este elemento, ni a los pueblos, el
medioambiente y las formas de vidas de las comunidades. El anuncio
presidencial, a nuestro juicio, se enmarca en una concepción de
mundo donde todo, incluso el ser humano y los elementos básicos
para su supervivencia, está al servicio del mercado, y quienes se
oponen a esta visión son criminalizados, censurados, declarados
peligrosos para la sociedad, situación que muchos de nuestros
compañeros y compañeras viven a diario.
Esperamos que lo anunciado hoy, y las medidas que les sucederán,
estén en consonancia con una real valoración del agua, con una real
participación de los afectados y de la mano de un compromiso
gubernamental con una gestión del agua participativa y comunitaria.
VI. EL CASO PETORCA: NUESTRA LUCHA

EL CONTEXTO: ROBO DE AGUA Y COLUSIÓN DE POLÍTICOS Y EMPRESARIOS


El Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protección
del Medio Ambiente (MODATIMA) se junta a principios del mes de enero
del año 2011, básicamente como una organización de defensa y denuncia ante
los delitos de usurpación que se cometen con las aguas en la Provincia de
Petorca, Región de Valparaíso, delitos caracterizados por el acaparamiento
impropio de las aguas. Este hecho se pone de manifiesto mediante la existencia
de obras irregulares en los lechos de los ríos y sus esteros adyacentes. Drenes,
pozos sin derechos legalmente constituidos, obras de conducción de aguas sin
los permisos correspondientes, desvío de los cauces de los ríos, obras de
acumulación de aguas sin permisos ambientales; todas y cada una de estas
situaciones han sido latamente documentadas y respaldadas.
En términos prácticos, y para entender el conflicto de las aguas que se vive
en la Provincia de Petorca, hay que señalar que el modelo de producción
agrícola existente en comunas como La Ligua, Cabildo y Petorca, se caracteriza
por el uso intensivo e irracional de recursos naturales finitos: suelo y agua.
La Provincia de Petorca es, junto con la Provincia de Quillota –también
perteneciente a la Región de Valparaíso–, la provincia más importante del país
en producción de paltas de exportación. En rigor, más del 90% de toda la
superficie cultivada se encuentra destinada a la producción de paltas;
producción que se ha caracterizado por plantar en los cerros. Para entenderlo
mejor, en la Provincia de Petorca, el 50% de la superficie plantada con paltos se
encuentra establecida en suelos de cerro; es decir, en suelos sin aptitud de
cultivo. Las grandes empresas agrícolas, además, han tecnificado sus sistemas
de riego impulsando aguas hacia las “alturas”; tecnificación que ha sido posible
con el concurso de los subsidios del Estado para estos denominados
“emprendedores”.
Los ríos Petorca y La Ligua fueron declarados en restricción el año 1997 y
2004 respectivamente. En palabras de los campesinos, “hoy existen más árboles
plantados que agua disponible”.
Todo lo anterior se ha visto favorecido por una institucionalidad que no da
el ancho. La Dirección Regional de Aguas ha sobre-entregado los ríos, lo que
hoy se pone de manifiesto de manera dramática con el agotamiento de los
caudales ecológicos de los ríos y de las napas subterráneas. Los grandes
empresarios han simplemente aplicado el principio de Maquiavelo, “el fin
justifica los medios”; es decir, drenes, pozos y obras de conducción irregulares.
Todo vale, porque, como ellos señalan, “generan empleo y tributos para el país”.
Concretamente, la Dirección Regional de Aguas se justifica señalando que no
tiene personal para fiscalizar, y si el delito se comprueba, los denominados
“grandes” pagan las 20 Unidades Tributarias Mensuales y siguen usurpando
agua.
La usurpación de aguas no se detiene, los camiones aljibes (camiones que
transportan agua) forman parte de la fisonomía provincial, mientras vastos
sectores de la población de la Provincia de Petorca se ven impedidos de realizar
sus necesidades básicas asociadas al uso y goce de las aguas.

“EL AGUA ES VIDA, LO DICE MODATIMA; EL AGUA SE ROBA, LO DICE PÉREZ


YOMA”
Un ejemplo concreto de lo anterior lo evidencia el caso de Edmundo Pérez
Yoma, ex ministro del Interior del primer gobierno de Bachelet, quien tiene
intereses creados sobre la materia. Agrícola El Cóndor Limitada es una
empresa agrícola que se encuentra emplazada en la comuna de Cabildo,
Provincia de Petorca, concretamente en la localidad de la Mora. El agua de
riego de esta empresa, proviene de la cuenca del río La Ligua. Es en esta
empresa donde se han realizado un par de reuniones de gabinete encabezados
por el ex ministro del Interior.
Agrícola El Cóndor contiene aproximadamente 4.000 hectáreas de secano –
suelos sin aptitud de cultivo– y donde se encuentran plantados para fines de
exportación más de 250 hectáreas de paltos y cítricos. Su propietario, Edmundo
Pérez Yoma, es el mismo que fue emplazado en enero del año 2008 por los
dirigentes de las Coordinadoras de regantes de los ríos La Ligua y Petorca, a
propósito del uso ilegal de las aguas de riego.
El año 2008 la Provincia de Petorca sufrió la peor sequía de los últimos 30
años y empresarios inescrupulosos drenaron las cuencas de los ríos La Ligua y
Petorca para conducir agua subterránea de forma impropia a sus explotaciones.
Es en ese marco que Edmundo Pérez Yoma fue denunciado. Resoluciones
posteriores de la Dirección General de Aguas de la Región de Valparaíso
establecieron, en inspección en terreno, que Agrícola El Cóndor constaba con 6
captaciones de aguas subterráneas, cuatro de ellas con aguas inscritas y dos
captaciones que, al no tener instalados equipos de extracción, no configuraban
delito o infracción alguna. Sin embargo, lo que nunca se aclaró era para qué se
construyeron dos captaciones adicionales.
En fin, la historia señala que la cuenca del río La Ligua fue declarada en
restricción el año 2004, lo que significa que debido a la falta de agua la
autoridad pertinente –la DGA– se encontraba impedida de asignar derechos
de agua. Resoluciones de la DGA de Valparaíso asignaron derechos de agua a
Agrícola El Cóndor los años 2004, 2006 y 2007 (resoluciones números 115, 546
y 197 respectivamente). La pregunta que surge es evidente, ¿por qué la DGA le
concede derechos de agua a una explotación de secano, en una cuenca que se
encuentra declarada en restricción?
En suma, drenes y pozos sin agua legalmente constituida agotan las napas
subterráneas, cerros plantados hasta el infinito con paltos de exportación,
cuencas sobreexplotadas, institucionalidad indolente e incapaz, presiones,
amenazas, castigos, políticos y empresarios coludidos para usurpar agua.
Zanahoria y garrote: zanahoria para los que hacen la vista gorda ante el robo
de agua, garrote para los que luchan para restituir el imperio de la ley en los
ríos de la Provincia de Petorca, garrote para los que luchan por un derecho
humano esencial e imprescindible para las personas: agua, nada más, pero
tampoco nada menos.

NUESTRA ESTRATEGIA: VISIBILIZACIÓN, PARLAMENTARIZACIÓN,


MOVILIZACIÓN Y ARTICULACIÓN SOCIAL
Es en el contexto de problemas estructurales no resueltos que nuestro
movimiento ha luchado durante años para transformar la situación de las aguas
en la Provincia de Petorca y en el país, y ha definido la estrategia de
visibilización, parlamentarización, movilización y articulación social, para
conseguir nuestros objetivos. Hechos, los porfiados hechos.
Febrero del año 2011, hombres y mujeres de las ciudades y los campos de la
Provincia de Petorca se movilizan exigiendo respuestas a los efectos de la
sequía, incorporan en sus demandas temas de fondo, como son el fin del Código
de Aguas, y restituir la propiedad del agua al dominio de la tierra. Su crítica al
modelo de producción agrícola no encuentra respuesta de las autoridades de
gobierno. Los parlamentarios del distrito y la circunscripción cierran sus
oficinas durante febrero y hacen uso de sus vacaciones. Nada parece ser más
importante que las vacaciones, total el tema de la sequía puede esperar. Ante
esta injusta situación, nace el Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la
Tierra y la Protección del Medio Ambiente (MODATIMA).
En términos de la parlamentarización que llevamos adelante, es justo decir
que durante el año 2011 concurrimos en tres ocasiones a denunciar la
usurpación de aguas a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de
Diputados. Junto a más de 400 campesinos, nos hicimos presentes en la sesión
especial de aguas que se desarrolló en el hemiciclo de la cámara el día 20 de
abril; sesión que dentro de sus acuerdos decidió la formación de una Comisión
Investigadora sobre Extracción Ilegal de Aguas y Áridos en los ríos de Chile.
Declaramos en la comisión investigadora el día 8 de agosto del mismo año.
El día 24 de noviembre recibimos a los diputados integrantes de la Comisión
Investigadora en la Provincia de Petorca. Con toma de carretera incluida, se
corroboraron in situ los delitos de usurpación de aguas.
Durante el año 2012 la actividad continuó. El 4 de enero, nuevamente
concurrimos a declarar ante la Comisión Investigadora de Extracción Ilegal de
Aguas y Áridos.
El 24 de febrero del mismo año, cansados de esperar respuesta de
autoridades y políticos indolentes, más de 500 personas nos tomamos la
carretera en la ruta 5 Norte durante largas horas, ante una violenta represión
de carabineros. Posteriormente, nos tomamos la comisaría de La Ligua,
exigiendo la libertad de quienes cayeron presos ante la violenta represión.
Entre los años 2012 y 2014 nos hemos reunido con todas las autoridades con
que pudimos hacerlo: alcaldes, autoridades provinciales y regionales,
diputados, senadores, encargados de divisiones públicas, consejeros regionales.
Asistimos en innumerables ocasiones al parlamento a exponer la situación de
las aguas en la Provincia de Petorca y en Chile. Hasta ahora… nada, ninguna
respuesta contundente de las autoridades y las instituciones de este país.
Sumado a ello, a la fecha, hemos participado en más de 100 foros
universitarios en distintas regiones del país, denunciando la inequidad del
modelo de producción agrícola, los delitos que se cometen en los ríos de
nuestra provincia y el absurdo carácter privado y mercantil de las aguas en
Chile. Con nuestra opinión y antecedentes aportados, se escribieron decenas de
artículos en medios de prensa, regionales y nacionales. Todos y cada uno de
ellos dieron cuenta de la situación de las aguas en nuestra provincia y, al mismo
tiempo, visibilizaron a los políticos y empresarios vinculados a la usurpación de
las aguas.
Con nuestra lucha se han realizado diversos reportajes. El primero de ellos
del programa “Los Difamadores”, llamado “Un robo a secas”. También, el
programa “En la Mira”, de Chilevisión, realizó un reportaje sobre la “Guerra
por el Agua”, mostrando los casos de Petorca y Caimanes.
Con todo, la movilización y la articulación han sido cada vez más
permanentes. Entre los años 2011 y 2014 hemos realizado cientos de asambleas
ciudadanas, con campesinos y habitantes de la Provincia de Petorca. Tomas de
carretera en 5 ocasiones, la última de ellas el sábado 22 de febrero del 2014. En
ella, aproximadamente 400 hombres y mujeres provenientes de la Provincia de
Petorca, en particular de las comunas de La Ligua, Cabildo y Petorca, coparon
una vez más la Panamericana Norte, a la altura de Quebradilla. Esta acción
tuvo por finalidad visibilizar una vez más la agonía que padecen las mayorías
sencillas privadas de agua, privadas de agua por un puñado de políticos y
empresarios que no han trepidado en usurpar agua desde los ríos La Ligua y
Petorca, con la finalidad de salvaguardar las utilidades generadas de la
producción de paltas de exportación.
Un mes antes, el jueves 9 de enero, también nos tomamos la carretera. En
esa ocasión, hubo 13 detenidos, a los que carabineros “conoce muy bien”; por
ende, también conocen muy bien a los políticos y empresarios que son objeto
de nuestras denuncias permanentes. En la ocasión también fueron detenidos
nuestros símbolos, y entre ellos, el más emblemático de todos, ese que ha
marchado al frente de muchas columnas, como dice la barra, “nuestro lienzo
querido”, “TODOS UNIDOS POR UNA MISMA CAUSA: EL AGUA”.
Fuimos puestos en libertad después de dos horas, y a partir del control de
detención seremos citados a Fiscalía. Al momento de salir de la unidad policial,
solicitamos recuperar nuestro lienzo y el “mando de Carabineros” nos informó
que había sido puesto a disposición de la fiscalía como medio de prueba; es
decir, sigue detenido. A estas alturas es probable que el lienzo contenga una
enorme carga subversiva, y que como medio de prueba sea determinante para
nuevas imputaciones o acciones privativas. Para nosotros y nosotras es nuestro
lienzo querido, ese con el que le hemos dicho al país que estamos todos unidos
por el agua, simple: unidos por el agua.
Con respecto a la articulación nacional, en los últimos años, a propósito de
la lucha por la recuperación de las aguas, hemos confluido con más de un
centenar de organizaciones de distintos territorios del país. Específicamente, en
el mes de noviembre del año 2012 se realizó el Encuentro “Aguante la Vida”,
organizado por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales
(OLCA), en el cual se decidió realizar una marcha nacional por la
recuperación del agua. A partir de esta articulación, el 22 de abril del año 2013
y el 26 de abril de año 2014 se realizaron la primera y la segunda Marcha
Nacional por la Recuperación del Agua y la Vida respectivamente. Con las
mismas organizaciones que convocamos a ambas marchas nacionales, hoy
hemos constituido el Movimiento Social por la Recuperación del Agua y la Vida
y, con ellas, tenemos muchas similitudes que nos impulsan a caminar juntos.
En fin, hemos librado esta batalla sólo armados de valor y moral, en las
sombras acecha la mano artera y vengativa; no importa, seguiremos adelante,
porque es preferible “vivir un minuto de pie que la vida de rodillas”. El agua
debe ser y será de todos los chilenos.
A continuación citamos un artículo relacionado con las movilizaciones,
referido a la primera Marcha Nacional por la Recuperación del Agua y la
Vida, que reunió a más de cien organizaciones de todo el país. Este artículo
fue escrito el 25 de abril del año 2013.

50 KILÓMETROS DE DIGNIDAD Y CORAJE


Este texto no tiene ni una pretensión, escucho en estos minutos el himno de
la alegría (Beethoven), la emotividad está a flor de piel, el cuerpo
absolutamente cansado, pienso en los días anteriores, también en una cita del
poeta Cubano José Martí, esa que habla del decoro.
Hace aproximadamente siete meses, un grupo de organizaciones
socioambientales nos reunimos en Santiago en un encuentro organizado por el
Observatorio de Conflictos Ambientales, denominado “Aguante la Vida”. En
ese marco, y durante dos días, intercambiamos nuestras experiencias en
materia ambiental, en particular, los efectos que ha provocado en la vida de las
mayorías sencillas el drama de “vivir sin agua”.
Fueron dos días de relatos conmovedores, todos relacionados con el lucro y
la usura de los recursos hídricos. Al finalizar, junto a un grupo pequeño de
amigos circunstanciales, hoy amigos para toda la vida, sostuvimos que algo más
debíamos hacer. En ese momento socializamos la necesidad de decirle al país
que un número importante de hombres y mujeres estaban dispuestos a ponerse
de pie, echar a andar, y salir a las calles por la recuperación y defensa del agua.
Siete meses pasaron, siete meses de trabajo silencioso y anónimo. No fueron
pocas las desconfianzas que hubo que limar. El interés colectivo prevaleció por
sobre los intereses particulares. La construcción de confianzas fue un proceso
que derivó en más de 120 organizaciones apoyando la marcha nacional por el
agua, y suscribiendo el documento que sintetizó las demandas de los territorios
y las comunidades organizadas: fin al lucro, propiedad colectiva y gestión
comunitaria del agua, fin a los instrumentos privatizadores, leyes para los
ecosistemas fragilizados y nueva institucionalidad hídrica. Ahora parece
sencillo, pero la estructuración y formato definitivo del documento fue el
resultado de varias semanas de trabajo y revisión.
22 de abril, Día de la Tierra, día de la Marcha Nacional por el Agua, y no fue
casual el día escogido. La carga simbólica tiene que ver precisamente con
volver a unir la tierra con el agua.
Lo pensamos como una Marcha Nacional, y eso debía ser, una marcha. Las
Organizaciones del Sur definieron marchar desde Linderos, las del Norte desde
Til-Til; ambas para confluir en Santiago. Nuestra ambición era que el acto
central fuera en la Plaza de la Ciudadanía, pero la Intendencia de la Región
Metropolitana negó el permiso tres días antes, y, a cambio, ofreció la Plaza de
los Héroes, lugar donde finalmente las organizaciones confluimos
pacíficamente y sin aceptar provocaciones.
Como dirigente de MODATIMA, y en mi calidad de ser uno de los voceros
de la Marcha Nacional por el Agua, me correspondió marchar desde Til-Til,
específicamente desde la localidad de Huertos Familiares, donde arribamos el
día sábado 20 de abril a las 18:00 horas.
La llegada de los hombres y mujeres del Norte fue lenta; sin embargo, con el
paso de las horas el ambiente empezó a cambiar. La comida, el intercambio de
experiencias y expectativas distendió a los que allí estábamos, lo que finalmente
nos envió a dormir. Al amanecer del día domingo 21, y en la previa a la partida,
todos y todas nos reunimos en el comedor del Liceo de Huertos Familiares,
donde, para ser justos, fuimos atendidos con respeto y cariño. Mauricio Ríos,
Dirigente del Valle del Huasco, rompió el silencio y señaló el recorrido de la
marcha. Luis Soto, dirigente de MODATIMA, y responsable de la seguridad,
dio a conocer los criterios que se seguirían en el trayecto y en cada una de las
detenciones. A mí me correspondió dar a conocer los objetivos de la marcha y
la arenga antes de partir. Habíamos constituido un equipo.
Aproximadamente 100, entre hombres y mujeres, fuimos los que iniciamos
la marcha la mañana del día domingo 21 de abril del año 2013. Escoltados
durante todo el trayecto por carabineros, al principio partimos muy
ensimismados, tal vez pensando en la locura que se nos había ocurrido. Cada
cierto tiempo rompíamos el silencio con algún grito en contra de las mineras, o
recordábamos que el agua era un derecho y no un privilegio. Transcurridos 5 ó
6 kilómetros aparecieron los tambores y los cánticos. En unos pequeños
vehículos llegaron para sumarse a la marcha varios Hare Krishna, los que a la
postre fueron un incentivo fundamental para continuar adelante.
El primer tramo fue Huertos Familiares-Batuco. Las bocinas de aliento se
repetían en el trayecto, algunos vecinos tímidamente salían de sus casas a
saludar, todo muy dentro del orden presupuestado por carabineros. Sin
embargo, al llegar al peaje de Lampa dimos una muestra del espíritu y la
decisión que nos embargaba, desplegamos los lienzos y por más de 20 minutos
nos tomamos literalmente varias cajas del peaje, ante la mirada atónita de los
carabineros. De ahí seguimos a Batuco, donde las organizaciones sociales nos
esperaban con fruta, proteínas y agua.
Después del descanso, nuevamente a la carretera, esta vez hasta Quilicura,
tal vez el tramo más largo. Con un sol otoñal sobre nuestras cabezas, que de
otoñal no tenía nada, marchábamos. Seguían las bocinas de apoyo, y cuando las
fuerzas nos abandonaban, aparecían nuevamente los cánticos. Aún en la
carretera, y a la entrada de Quilicura, un grupo de vecinos organizados nos
recibió con aplausos, agua y helados. La primera emoción fuerte de la marcha y
la sensación inmensa de que no estábamos solos.
Al llegar a Quilicura los organizadores de nuestra recepción nos solicitaron
pasar por la plaza de la comuna, ya que allí se celebraba un acto por el Día de la
Tierra. Me correspondió hacer uso de la palabra para explicarle a la
comunidad el objetivo de la marcha Carnaval por la recuperación y defensa del
agua.
Una vez más, esta vez en la comuna de Quilicura, fuimos muy bien recibidos
por las organizaciones sociales, las que en una sede habían preparado un acto
cultural, que incluía comida, frutas y agua para los caminantes.
La noche del domingo 21 de abril dormimos en el gimnasio municipal de
Quilicura. Los 36 kilómetros de marcha habían hecho estragos en la gran
mayoría de los hombres y mujeres. Dolores en las articulaciones, plantas de los
pies heridas, dolores varios; sin embargo, todos y todas teníamos la convicción
de llegar hasta el final. Sabíamos que a Quilicura iban a llegar delegaciones de
distintas partes del norte; sin embargo, el sueño nos venció. Al amanecer del 22
de abril, y al mirar a nuestro alrededor, nos dimos cuenta que el número de
hombres y mujeres había aumentado exponencialmente.
Repetimos el rito en el centro del gimnasio. Mauricio Ríos señaló la ruta e
insistió que el objetivo era llegar a Plaza de Los Héroes. A mí me correspondió
la arenga final.
Antes de reiniciar la marcha nos dimos cuenta de que numéricamente
habíamos cambiado. Los medios radiales nos llamaban insistentemente,
repetíamos las cuñas: “32 años de lucro y usura con el agua de todos y todas es
demasiado tiempo”, “queremos que las aguas sean un derecho humano”, “que las aguas
vuelvan a ser un bien nacional de uso y dominio público”, “fin al Código de Aguas”,
“queremos que las aguas sean de propiedad colectiva”.
Cuando la mañana del 22 de abril reiniciamos la marcha desde Quilicura
hacia la Plaza de Los Héroes (14 kilómetros más), sólo en ese momento nos
dimos cuenta de lo que esto iba a significar. La escolta policial nos llevó por la
caletera de Vespucio, cortando por diversos atajos, siempre por lugares poco
transitados; sin embargo, cuando llegamos a Vivaceta la cosa cambió. La gente
salía de sus casas y nos saludaba, los trabajadores de la construcción alzaban
sus puños y sus palas, la columna se incrementaba, los bocinazos se repetían,
los niños saludaban, y al llegar a Mapocho la emoción simplemente nos hizo un
nudo en la garganta. En Mapocho se sumaron miles, se llenó de lienzos,
cánticos, fotógrafos, medios radiales, televisivos… sólo atinamos a abrazarnos.
Al pasar por el costado de la Estación Mapocho y frente a Aguas Andinas el
fervor creció; ahora la columna del norte estaba constituida por miles de
hombres y mujeres, todos y todas demandando agua para sus comunidades y
territorios. La entrada a la Alameda por Cumming fue simplemente increíble,
eran cuadras y cuadras de lienzos, banderas y cánticos.
Habíamos llegado a la Plaza de Los Héroes. Miles inundaban la Alameda, las
heridas y los achaques se habían olvidado. Al momento de hablar en la plaza
señalamos que éste era un mensaje para el país, el decoro estaba presente, y la
lucha por la recuperación y defensa del agua instalada.
Las fuerzas policiales tenían fuerzas y medios suficientes para la represión;
sin embargo, una mayoría sencilla y decidida optó por ignorarlos
completamente. El protocolo de seguridad había establecido que los voceros
podíamos pasar a La Moneda a entregar la demanda del movimiento social que
lucha por el Agua. Al traspasar los piquetes de Fuerzas Especiales nos tomamos
fuertemente del brazo y caminamos hacia el corazón financiero y político del
país, no sin antes gritar durante el trayecto nuestras consignas.
Al ingresar el documento en la oficina de Partes nos preguntaron qué era lo
que queríamos solicitarle al Presidente, y con fuerza, dijimos: “QUEREMOS
QUE EL AGUA SEA UN DERECHO HUMANO”.
En la suma total, fueron 50 kilómetros desde Til-Til hasta Santiago. 50
kilómetros de dignidad y coraje, 50 kilómetros que hicimos hombres y mujeres de
distintas localidades. Ni siquiera nos preguntamos los nombres, con algunos
nos conocíamos a propósito de todo el trabajo previo, pero al finalizar este
relato, me quedo con el abrazo final de un hombre curtido por el sol del Norte
y con quién marche los 50 kilómetros: “Después de esto somos hermanos y
compañeros para todo lo que nos resta de vida”.
VII. LA CRIMINALIZACIÓN DE LA LUCHA SOCIAL

Relatado todo lo anterior, y para ser justos, cabría señalar que la historia
también recuerda que el año 2008 Edmundo Pérez Yoma se querelló contra
dirigentes que lo emplazaron públicamente en una actividad del entonces
gobierno de Bachelet, en la comuna de Cabildo. La querella contempló como
testigos de la parte querellante al ex diputado de la DC por el Distrito 10,
Eduardo Cerda García, al ex alcalde DC de la misma comuna de Cabildo,
Eduardo Cerda Lecaros, el ex gobernador PS de la Provincia de Petorca, Julio
Trigo, y el ex SEREMI de agricultura de la Región de Valparaíso, Hugo Yavar.
Inicialmente los abogados que patrocinaron la querella eran funcionarios de la
Intendencia de la Región de Valparaíso y del Ministerio del Interior. A fines de
abril del año 2008, Pérez Yoma se desistió de la querella y los dirigentes
ratificaron los dichos de acaparamiento impropio de las aguas de riego en que
incurrió el ex ministro del Interior y anfitrión de un par de reuniones de
gabinete desarrolladas en su empresa Agrícola El Cóndor.
En el año 2012, luego de que concurriéramos a denunciar el robo de aguas de
Pérez Yoma a CNN Chile, el mismo ex ministro que se querelló el año 2008
con dirigentes campesinos, volvió a querellarse, esta vez, en mi contra.
A propósito de esto, me gustaría compartir algunas breves reflexiones en
torno al significado de la palabra justicia. No soy abogado, menos erudito en
torno a los aspectos legales que rigen la convivencia en nuestro territorio, lo
que no me impide reflexionar sobre la forma en que se imparte justicia en el
país y cómo la misma se pone al servicio de los poderosos. Diversos autores
sostienen que la justicia es un valor que “inclina” a obrar y juzgar, teniendo por
guía la verdad y dando a cada uno lo que le pertenece; en esta misma dirección
se sostiene que para que la justicia pueda existir, se debe observar una
imparcialidad absoluta; en rigor, la justicia como valor democrático es un nivel
que se desea alcanzar y está vinculado estrictamente al valor del bien general.
¿Para qué sirve la justicia? En términos simples, sirve para lograr el
equilibrio entre las distintas partes, para asegurar que más allá de las
diferencias, tengamos los mismos derechos y obligaciones, tomando en cuenta
el interés general y no sólo el de una de las partes. En esencia, la justicia obliga
a que la ley sea igual para todos y se aplique a “todos” por igual, sin privilegios
de ningún tipo.
Sobre estas disquisiciones en torno al significado de la justicia, me surge una
reflexión. Qué difícil es pedir justicia en un país como Chile, donde la justicia
es, en rigor, el privilegio de los poderosos. Poderosos que emplean el derecho
como la voluntad de su clase, la clase dominante, erigida en fuerza de ley. A mi
juicio, la justicia en Chile es como las serpientes… muerde a los descalzos.
A continuación, citamos un relato escrito el 21 de enero del 2014, que
explica la judicialización que Pérez Yoma ha llevado en nuestra contra.

PÉREZ YOMA12
Estimados amigos, como saben, los abogados de Pérez Yoma –el estudio
Puga y Ortiz– desde julio del 2012 me ha llevado 8 veces a tribunales por
sostener que Pérez Yoma usurpa agua.
Todo comenzó cuando sostuve, el 18 de abril del 2012, en la entrevista de
Tomás Mosciatti, y con pruebas a la vista, que en la Provincia de Petorca había
conspicuos políticos y empresarios usurpando y lucrando con el agua de las
mayorías sencillas.
A los pocos días, concretamente el 11 de mayo del 2012, fui notificado de una
querella por injurias con publicidad. Ha pasado el tiempo, hoy esa querella se
encuentra radicada en 4 tribunales: en La Ligua, por un discurso público
pronunciado en una plaza pública en el marco del Día Mundial del Agua; en
Quillota, por entrevistas dadas a medios locales; en Santiago, por la entrevista
dada a Tomás Mosciatti; y finalmente en Concepción. Curiosamente, este
último frente judicial se abrió después de la emisión de “La guerra por el agua”,
del programa “En la mira”, de Chilevisión, programa emitido el día 3 de julio
del 2013.
El periplo por tribunales ha sido largo y cansador, y como he sostenido
siempre, atenta contra dos principios básicos: contra la libertad de expresión y
contra el legítimo derecho a la defensa ante un delito feroz: robar agua.
Los tribunales han sido el escenario donde los poderosos han intentado
acallarnos; por ende, a fines de diciembre del 2013, declaré que no iba más a
tribunales, que no me prestaba más para esta farsa, en tanto no se discutiera el
problema de fondo: terminar con el lucro y la usura con el agua, terminar con
la privatización, recuperar el agua para las comunidades y los territorios.
Los abogados de Pérez Yoma han continuado citándome a tribunales y los
tribunales han continuado prestándose para esta mascarada. El día de ayer, 20
de enero del 2014, fui citado al Juzgado de Garantía de La Ligua (cuarta vez); y
para ser coherente, no me presenté.
Pues bien, José Luis Farías, abogado que nos defiende en La Ligua y Quillota,
sí se presentó a la audiencia de las 11:00 AM y los que ahí estaban quedaron
atónitos. La Jueza Jeannette Roco Ramírez se inhabilito de la vista de la causa,
debido a que ella misma, el día 12 de marzo del 2013, sancionó a la pena
máxima (pagar 20 UTM) a Agrícola El Cóndor, de propiedad de Pérez Yoma,
por obras irregulares en la caja del Estero Los Ángeles, estero adyacente al río
La Ligua y que colinda con la propiedad del ex ministro.
El día 30 de enero estoy nuevamente citado a tribunales; esta vez al segundo
de garantías de Santiago, donde nos defiende Rodrigo Román, de la Defensoría
Popular. Es probable que otro conejo salga del sombrero, o que el juez dicte
orden de detención por no presentarme, o intenten congraciarse con Pérez
Yoma; vaya uno a saber la conducta de los jueces.
He querido transmitir esto, generalmente lo hago en forma de artículo; sin
embargo, en lo que a mí me afecta, y no tengo ánimo de mártir ni nada por el
estilo, simplemente colocado en este tránsito, llegaré hasta el final, porque mi
convicción más íntima es que la lucha por el agua es la defensa de la vida. ¡No
más lucro y usura con el agua de todos y todas!
Gracias a ustedes por ayudar a sostener esta batalla.
12. Gracias a la presión de la lucha por el agua y a la inconsistencia en los argumentos de los abogados
querellantes, en los días en que el texto se encontraba en edición, los abogados de Pérez Yoma
desistieron de las querellas interpuestas contra Rodrigo Mundaca en los tribunales de Concepción,
Quillota y Santiago. [Nota del Editor].
VIII. LA GUERRA POR EL AGUA

Para finalizar este libro, no queremos dejar pasar por alto la situación de las
aguas en el mundo, así como referirnos a las batallas por el agua que se han
librado en otras latitudes de nuestro país.

LA SITUACIÓN DEL AGUA EN EL MUNDO


En 1992 la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente,
conocida como la cumbre de Río de Janeiro, instauró el 22 de Marzo de cada
año, como el Día Mundial del Agua, con el fin de destacar el papel fundamental
que este bien tiene para el desarrollo humano y la conservación de la vida y los
ecosistemas.
El 70% de la superficie del planeta está cubierta por agua, y de ésta, más del
97% es agua salada; menos de un 3% es agua dulce, estando el 2% confinada en
glaciares y polos y menos del 1% se encuentra disponible para consumo
humano y actividades productivas.
Hoy la población mundial (alrededor de 7.200 millones de seres humanos)
necesita más de un 20% del agua realmente disponible, y se estima que en los
próximos 10 años la demanda de este elemento, será un 50% superior al
suministro real.
Algunas estimaciones sostienen que 1.000 millones de personas alrededor
del mundo no tienen acceso al agua potable, y que 1,5 millones de niños mueren
cada año a causa de enfermedades provocadas por aguas no potables y
contaminadas.
La historia es un elemento imprescindible para analizar el presente y
proyectar el futuro. La lucha de la humanidad es la lucha por conseguir mejores
condiciones de vida material y espiritual. La propia historia señala que ningún
problema “importante” se ha resuelto sin el uso de la fuerza material. En este
sentido, diversos autores sostienen que el conflicto geopolítico más importante
del siglo XXI será la lucha por la propiedad del agua. A nivel planetario, la
lucha por el agua se expresa en la confrontación entre aquellos que defienden el
lucro y la usura con el agua –en rigor, los que sostienen que el agua es un bien
de capital que debe regirse por las leyes de la oferta y la demanda– frente a
aquellos que luchan por recuperar el agua como un derecho y un bien público
indispensable para la vida, y consagrarla como un derecho humano esencial e
irrenunciable. En esencia, hoy las fuerzas que luchan por el agua son fuerzas
contrarias antagónicas y en vías de colisión inevitable.
El agua para el siglo XXI va a tener la misma importancia que el petróleo
durante el siglo XX; es decir, el agua va a determinar la “riqueza de las
naciones”, y será objeto de la codicia de los mismos que durante el desarrollo
del siglo XX recurrieron a los artilugios del orden y la paz mundial para
apropiarse con mano ajena del petróleo del Medio Oriente.
En América Latina, durante la década del ‘70 y parte del ‘80, 18 de 20 países
tuvieron gobiernos dictatoriales, los que se caracterizaron por la aplicación del
neoliberalismo en su expresión más brutal y desigual, privatizando derechos
sociales y bienes naturales imprescindibles para la vida de todos y todas.
Actualmente, en América Latina se vive un proceso creciente de toma de
conciencia en torno al derecho esencial de acceder al agua. Movilizaciones
masivas en Argentina, en Perú, en Bolivia –con la guerra del agua– y en
Ecuador, indican que los pueblos toman la decisión de ejercer soberanía sobre
sus aguas.

LAS BATALLAS POR EL AGUA EN CHILE


Hace un tiempo atrás, la edición chilena de Le Monde Diplomatique, en su
número 140, titulaba, “Las Batallas por el Agua”, en referencia a los conflictos por
el acceso al agua que se desarrollan a lo largo de todo Chile.
Efectivamente, los conflictos estructurales por el agua se extienden a lo largo
de todo el territorio nacional, de norte a sur, de cordillera a mar. Enfrenta a las
comunidades del norte con la megaminería, a las comunidades del centro con
las empresas agroexportadoras, las comunidades del sur con las empresas
forestales e hidroeléctricas, a todas y todos con las usureras empresas
sanitarias, las que aplican las tarifas más caras de América Latina por proveer
agua potable.
Las fuerzas que se enfrentan son completamente asimétricas; los poderosos,
que se han enriquecido a costa del usufructo con las aguas, defienden y
defenderán sus intereses, recurriendo a todas las prácticas conocidas y
desconocidas. Las mayorías silenciosas y sencillas, por su parte, comienzan a
comprender que el orden establecido puede y debe desafiarse, razón por la cual
hemos marchado en dos ocasiones (2013 y 2014) hacia el corazón financiero y
político de la república, me refiero a La Moneda, y lo hemos hecho bajo una
consigna simple, pero cargada de valor: hemos marchado por la “recuperación
y defensa del agua”.
Desde la Región de Arica y Parinacota, hasta la Región de Aysén, los
intentos por continuar encubriendo los conflictos por el agua han sido
derrotados. En el Congreso Nacional se han desarrollado sesiones especiales
para debatir acerca del estado de las aguas, creando comisiones de sequía,
comisiones investigadoras para el delito de usurpación de aguas y para las
irregularidades en la aprobación ambiental de proyectos que lucran a partir del
uso irracional de las aguas.
Las guerras han tenido lugar a lo largo de todo el desarrollo de las
formaciones económicas y sociales. En el origen de ellas está la voluntad de un
grupo particular de aumentar su poder o riqueza. Además, supone el
enfrentamiento organizado de grupos humanos, con el propósito de controlar
bienes naturales o humanos. Teólogos y juristas católicos han desarrollado el
concepto de guerra justa; hoy este concepto es parte importante del derecho
internacional. Tomás de Aquino (teólogo y filósofo del Siglo XIII) sostuvo que
para que la guerra fuera justa tenía que estar en juego la defensa del bien
público; también, que los atacados lo merezcan por alguna causa y, finalmente,
sostenía que la intención de los contendientes tenía que ser recta; es decir,
encaminada a promover el bien o a evitar el mal.
Lo he sostenido muchas veces: la lucha por el agua, es la lucha por la vida, es
la lucha para restablecer el bien común y la vida en el territorio, en las
comunidades. La vida de los sencillos se encuentra seria e irreversiblemente
amenazada por la codicia desbordada de las fuerzas del lucro con el agua y por
la complicidad de una clase política genuflexa ante los dictados del capital. Por
ahora, es una guerra asimétrica en términos de fuerzas y medios; asimétrica
porque los “señores del agua” gozan de inmunidad para hacer y deshacer con el
agua de todos y todas. En tanto, nuestra tarea es seguir sumando mentes y
ganando corazones para una causa justa y legítima: recuperar el agua.
¿Qué nos queda como lección? Tal vez, la más importante es que nada nos
será regalado, nada podremos cambiar que no sea con la lucha decidida por
recuperar el agua para los chilenos: ganar mentes y conquistar corazones para
una causa noble y justa, como es el acceso al agua. Nadie sobra en esta batalla.
Es cierto que los poderosos se blindan con prestigiosos staff de connotados
abogados; una vez más, no les tenemos miedo, luchamos por principios, sus
dádivas y prebendas no nos interesan. A los escépticos, a los que intentan
aplicar la política gatopardista de que todo cambiará para seguir igual, les
decimos que el agua es un derecho humano al que no renunciaremos.
Sun Tzu, estratega militar y filósofo de la antigua China, en su obra el “Arte
de la Guerra”, sostuvo que la misma, era el arte del engaño. En Chile se libra
una guerra por el agua, invisible y feroz, y el mayor engaño es negarla: el
mayor engaño es negarse a protagonizarla blindados de coraje y decoro.
Para finalizar, citamos un artículo que se escribe a propósito del regreso
del viaje a la Universidad de Verano Europea para Movimientos Sociales,
en París, organizada por ATTAC. El artículo fue escrito el 30 de agosto de
2014.

DE PARÍS A MACONDO
He dejado pasar algunos días para que la mesura y la calma imperen al
momento de reflexionar sobre nuestra participación en la Universidad de
Verano Europea para Movimientos Sociales, realizada en la ciudad de París,
entre los días 19 y 23 de agosto del 2014. El encuentro desarrollado en la
Universidad Diderot no es casual, puesto que el nombre de la universidad se
encarga de rendir homenaje a Denis Diderot, filósofo francés, célebre porque
en el centro de su pensamiento estaba el conflicto entre la razón y la
sensibilidad, por la búsqueda de conocimientos con fundamento científico y por
la verificabilidad de los hechos observados empíricamente. En cuanto a su
posición filosófica mantuvo una postura materialista no dogmática, y debido a
sus ideas y publicaciones Diderot fue perseguido y encarcelado por el poder
público.
Durante el desarrollo de la Universidad de Verano Europea asistimos a
diversos foros de discusión y análisis referidos a alternativas al modelo
neoliberal, gobiernos progresistas en América Latina, el rol de las
transnacionales europeas y su responsabilidad en las políticas extractivistas
imperantes en América Latina, soberanía alimentaria y dependencia.
Particular interés tuvo el debate en torno a la financierización de la
Naturaleza, lo que se traduce en cómo el capitalismo verde incorpora los
servicios de la naturaleza al mercado; en rigor, la privatización de los bienes
naturales puestos al servicio de la generación de plusvalía.
El agua, como bien natural estratégico, fue tal vez uno de los temas de
debate más importante durante el desarrollo de la Universidad de Verano. Tres
días consecutivos se destinaron a debatir en torno a los efectos de la
privatización del agua. Dirigentes del movimiento de afectados por represas en
Brasil, Guatemala y México, abordaron los efectos del desplazamiento forzado
de comunidades, profundizaron sobre las resistencias territoriales,
denunciaron la criminalización de los que luchan por defender el agua como
bien común y derecho humano, hablaron de la conducta de gobiernos serviles
ante los dictados de las transnacionales que, en América Latina, se apropian del
agua a costa del sacrificio de las comunidades y la pauperización de los
territorios. También fuimos testigos del juicio crítico de representantes de
Organizaciones No Gubernamentales Europeas en torno al rol de
transnacionales francesas como Suez, propietaria de la empresa sanitaria
Aguas Andinas, responsable del suministro de agua potable en Santiago, capital
de Chile; o de empresas público privadas italianas como ENEL, dueña del 81%
de los derechos de aprovechamiento de aguas no consuntivas en Chile; es decir,
dueña de las aguas que hoy se destinan a la generación de hidroelectricidad en
el país. Merece una mención particular el modelo privado de aguas chileno,
referido por todos los expositores como el modelo más inhumano existente en
todo el planeta.
A nuestro turno, el día 22 de agosto nos correspondió intervenir en el marco
de los seminarios de agua, dando cuenta del origen del lucro con el agua en
Chile, de la vigencia del Código de Aguas formulado en dictadura, de cómo los
gobiernos de la Concertación y la derecha perfeccionaron el modelo de lucro y
usura con el agua, privatizando las empresas sanitarias y entregando la
naciente de nuestras cuencas a la megaminería. Asimismo, hablamos de los que
se han enriquecido con el agua entregada de forma gratuita y perpetua por el
Estado; también nos encargamos de dar a conocer las luchas territoriales que
desde Arica y Parinacota y hasta Magallanes se libran por agua, para finalizar
con las demandas del Movimiento Social por la Recuperación del Agua y la Vida.
Fueron días intensos, los que finalizaron el día 23 de agosto, hablándole a la
comunidad chilena residente en París, comunidad que al finalizar nuestra
exposición formó un comité chileno-francés por la recuperación del agua,
comité que se apresta a desarrollar acciones de visibilización de la lucha por el
agua en toda Europa. Particularmente valiosa fue su declaración de
constitución, demandando el fin del lucro con el agua y la recuperación de la
misma para las comunidades y territorios.
Cumplidos nuestros objetivos, el retorno fue la constatación una vez más de
la impudicia con que el agua sigue siendo objeto de lucro y usura en Chile,
particularmente en la Provincia de Petorca, Región de Valparaíso.
El día martes 26 de agosto, junto a dirigentes sociales de la comuna de
Cabildo, concurrimos a la Gobernación Provincial de Petorca a reunirnos con
la encargada de los fiscalizadores de la Dirección General de Aguas de la región
de Valparaíso, Daniela Vidal. Una vez más, en las manos de los dirigentes
sociales estaban antecedentes concretos de usurpación de aguas cometidos por
empresas mineras y agroexportadoras de la provincia; una vez más, y como
sucede hace más de 10 años, la excusa de la institucionalidad fue la carencia de
facultades para poner fin a la usurpación de aguas; una vez más se puso de
manifiesto que la institucionalidad en materia de aguas en Chile es parte del
problema y no de la solución; una vez más constatamos que los poderosos
pueden usurpar agua sin ningún tipo de restricciones o medidas punitivas
efectivas que puedan impedir este atropello al derecho más esencial para la
vida, el agua.
Como cruel ironía, en momentos que realizábamos las denuncias de
usurpación de aguas ante la autoridad incompetente, en paralelo se desarrollaba,
en dependencias de la gobernación provincial, la Mesa Regional de Aguas, con
la presencia del Secretario Regional Ministerial de Agricultura y el Delegado
Regional para los recursos hídricos; mesa que ha excluido a las organizaciones
territoriales que desde la Provincia de Petorca, instalaron la lucha por el agua
en el país. Desconocemos qué discutía la mesa regional, cuáles son las
implicancias de sus “reflexiones”, y si las mismas son vinculantes;
desconocemos si en el origen del debate está la usurpación de aguas, o bien la
derogación de los instrumentos privatizadores del agua; desconocemos la
utilidad de esta mesa regional, cuando en las propias narices de las autoridades
encargadas de velar por el bien común se sigue usurpando agua.
Estamos de vuelta en el territorio y es imposible no evocar el realismo
mágico de García Márquez, el mismo escritor que nos habló de Macondo,
pueblo en que no se puede distinguir entre lo real y lo irreal; al fin y al cabo, en
Macondo todo es posible.
EPÍLOGO

Antes de escribir el epílogo he divagado en torno al significado de esta


palabra, consultado e internalizado el concepto. Todos refieren que ésta es la
parte final o desenlace de todo libro y, lo cierto es que no tengo la intención de
finalizar o concluir nada, en particular cuando soy de aquellos que piensan que
el desarrollo de la naturaleza, la sociedad humana y el pensamiento se
encuentran en constante movimiento, en constante cambio.
El libro que tienen en sus manos, y los capítulos que lo conforman, hablan
básicamente del agua, el bien natural más importante para la vida humana;
también el más importante para la vida de los otros seres vivos que habitan el
planeta y, en consecuencia, el más imprescindible para el funcionamiento de los
ecosistemas, de las comunidades y las economías locales. Es por ello, y por su
creciente importancia económica, que hoy no son pocos los que sostenemos que
el agua va a tener para el siglo XXI la misma importancia que tuvo el petróleo
para el desarrollo del siglo XX; y ya conocemos de sobra lo que esto ha
significado en términos de acaparamiento, explotación, abusos y guerras.
Hoy vemos que los conflictos por el agua son cada día más frecuentes y
colocan en colisión dos miradas de ella, que representan también dos opciones
sociales y políticas frente al futuro de la humanidad y el planeta: una primera,
que considera el agua como bien común y como un derecho humano
fundamental que no puede ser apropiada por unos pocos, sino que cuidada,
administrada/gestionada y puesta al servicio de la vida; versus una segunda,
que la considera como un recurso, y por tanto, sólo la concibe desde una
perspectiva económica, al servicio de intereses particulares que buscan la
acumulación de plusvalías y lucrar con su condición de esencialidad para la
vida.
En el escenario antes descrito, Chile es el único país del mundo que tiene
privatizadas sus fuentes y la gestión del agua. El “conflicto” por el agua se
encuentra extendido desde Arica-Parinacota hasta Magallanes, enfrenta a las
comunidades del norte con la megaminería, a las comunidades del centro con
las empresas agroexportadoras, a las del sur con las hidroeléctricas y forestales
y, finalmente, todos los hombres y mujeres del territorio pagamos las tarifas
más altas de América Latina por consumir agua potable.
Este epílogo no es el fin, es el principio; el que se nutre y fortalece con las
resistencias en los territorios ante el lucro y la usura con el agua. Es el inicio y
homenaje a todas y todos los que se pusieron de pie y echaron a andar por la
recuperación y defensa del agua. No ha sido ni es una batalla fácil, ni exenta de
escollos y dificultades, pero la mejor batalla es aquella que se libra hasta el
final. Conjugando esfuerzos multisectoriales, este libro ha sido el reflejo del
esfuerzo entre la Fundación CREA y nuestra organización, MODATIMA, y
con absoluta modestia y claridad, no tiene por propósito dictar norma o
cátedra alguna en materia de lucha por el agua; más bien, es un llamado a todas
y todos para que comprendan que solos no podemos. Es un llamado en
construcción, dialéctico, si usted así lo prefiere. La batalla por el agua es hoy,
no mañana, y a eso quiero convocarlos, porque en definitiva, y para expresarlo
con la mayor sencillez posible, la lucha por el agua es la defensa de la vida: eso
es lo que hoy está en juego.
REFERENCIAS

Banco Mundial (2011). “Chile: Diagnóstico de la gestión de los recursos


hídricos”. Departamento de Medioambiente y Desarrollo Sostenible.
Región para América Latina y El Caribe.
Diario La Tercera. “Autoridad impulsará desarrollo de red de bancos de
agua en el país”. Noticia del 12 de agosto de 2012. Extraída del sitio web:
http://www.latercera.com/noticia/negocios/2012/08/655-4776 71-9-
autoridad-impulsara-desarrollo-de-red-de-bancos-de-agua-en-el-
pais.shtmll
Gobierno de Chile (2012). “Estrategia Nacional de Recursos Hídricos:
2012-2025”. Extraída de sitio web:
http://www.mop.cl/Documents/ENRH_2013_OK.pdf
Instituto Nacional de Derechos Humanos (2012). “Mapa de Conflictos
Socioambientales en Chile”. Santiago de Chile: Consejo Instituto
Nacional de Derechos Humanos. Disponible en el sitio web:
http://www.indh.cl/mapaconflictos/assets/pdf/libro-web-
descargable.pdf
Universidad Diego Portales (2013). “Informe Anual de Derechos
Humanos”. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.
UNESCO-WWAP (2003). “Agua para todos, agua para la vida”. Informe
de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los Recursos Hídricos en
el mundo. París, Francia.
COLOFÓN
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Libro editado y publicado por AMÉRICA EN MOVIMIENTO
EDICIONES, se terminó de diagramar en su versión ePub en
septiembre del 2020.
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Para su composición tipográfica se emplearon las tipografías
Kelson Sans Bold (FONTFABRIK) para los títulos y Jauría (PABLO
MARCHANT) en sus variantes regular e itálic para el texto
continuo.
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