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Las ocho causas judiciales del señor (ex) embajador

En estas páginas se repasan cada una de las ocho causas escandalosas en las que Sergio Daniel
Urribarri está comprometido y por las que jamás debió haber sido embajador.

Américo Schvartzman1

El ex gobernador entrerriano Sergio Daniel Urribarri, quien acaba de renunciar como embajador en
Israel y Chipre, está condenado, procesado o imputado en varias causas escandalosas que revelan un
daño al pueblo entrerriano que es todavía difícil de mensurar en todo su alcance. Daniel Enz, el
periodista que más ha hecho para que ese alcance sea dimensionado, afirma que Urribarri se que
había desviado, por lo menos cien millones de dólares, mientras que en el juicio que acaba de
condenarlo son casi nueve millones de dólares lo que se comprobó. Urribarri tiene otras tres causas
que son todavía más graves.

En esta nota se resumen las que lo comprometen hasta el momento, y que hacen incomprensible
cómo el peronismo entrerriano nunca se sacó de encima este lastre vergonzoso (quizás porque
hacerlo implica reconocer la complacencia o la complicidad de su dirigencia). Menos entendible es
su designación por parte del presidente Alberto Fernández, que generó indignación y rechazo en
todas las personas que se han asomado a cada una de estas tramitaciones judiciales.

Aquí detallamos en primer lugar, la causa por la que fue condenado el pasado viernes: tres causas
unificadas conocidas como “Sueño Entrerriano”. Pero son más las tramitaciones judiciales que
complican al ex gobernador, y esperan elevación a juicio. A continuación, el detalle resumido de
cada una de ellas.

1. “Sueño Entrerriano”: unifica tres causas, que se detallan abajo. Se la conoce así porque
investiga el desvío de fondos públicos para promocionar la campaña presidencial de 2015 de
Urribarri, que precisamente tuvo como lema “Un sueño entrerriano”. El sueño le costó caro al
pueblo entrerriano: casi 47 millones de pesos (en ese momento unos 5 millones de dólares, es decir
que hoy equivalen a casi 400 millones de pesos, dependiendo el precio del dólar que se tome). La
carátula de la causa es “negociaciones incompatibles con la función pública, peculado y
defraudación a la administración pública”. Pero en realidad se unificaron tres expedientes sobre
hechos diferentes que tienen en común el uso de fondos públicos para financiar la delirante
intentona presidencial de 2015. El juicio oral llevó cincuenta jornadas y resultó en la condena de
Urribarri a ocho años de prisión de cumplimiento efectivo y la imposibilidad de ejercer nunca más
un cargo en la función pública. También fue condenado el ministro de Cultura y Comunicación,
Pedro Báez (luego diputado provincial).

Las tres causas unificadas son:

a. “Parador playero”: En esta causa se acusa a Urribarri y su entonces ministro de


Turismo, Hugo Marsó, de sustraer más de 14,5 millones de pesos para instalar el célebre parador
playero en Mar del Plata en enero de 2015, fingiendo promocionar la provincia para promocionar su
precandidatura presidencial. En este caso están imputados, además de Urribarri y Marsó; el cuñado
del exgobernador, Juan Pablo Aguilera; Gerardo Caruso, titular de la empresa “El juego en que

1LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y PERIODISTA. DOCTORANDO EN FILOSOFÍA EN LA UNSAM. INTEGRA LA COOPERATIVA PERIODÍSTICO CULTURAL
EL MIÉRCOLES, EN ENTRE RÍOS. ES AUTOR DE "DELIBERACIÓN O DEPENDENCIA. AMBIENTE, LICENCIA SOCIAL Y DEMOCRACIA DELIBERATIVA"
(PROMETEO 2013). FUE DIRECTOR DE LA VANGUARDIA DIGITAL. INTEGRA EL GRUPO DE ÉTICA AMBIENTAL QUE COORDINA TERESA LA VALLE
EN SADAF (SOCIEDAD ARGENTINA DE ANÁLISIS FILOSÓFICO).
andamos”, que montó el parador, y que a su vez es ex director de Contenidos del Fútbol para Todos;
y la contadora Corina Cargnel, de las firmas Tep y Next vinculadas a Aguilera. Los fiscales
probaron que la firma de Caruso participó de un sistema de retorno de dinero en efectivo hacia el
cuñado de Urribarri por dos millones de pesos. Una pieza clave en este sistema, según la tesis fiscal,
es la contadora Cargnel, quien también va a juicio en otra causa.

b. La causa Nelly/Mercosur es el expediente que investigó el pago de 28 millones de pesos


a fines de 2014 para cuatro spots de TV durante la Cumbre de Presidentes en Paraná. La acusación
asegura que el fin de esos videos era promocionar a Urribarri como precandidato. En este
expediente estaba imputado Jorge Corcho Rodríguez, acusado de haber sido partícipe en la
contratación de Nelly Entertainment SA, firma que preside. Rodríguez accedió a una probation
(suspensión de juicio a prueba) en la que además de trabajos comunitarios, debió pagar 150 mil
pesos en concepto de resarcimiento al pueblo entrerriano por el daño causado.

c. La solicitada anti-buitre: La tercera investigación es la contratación de una solicitada


publicada en junio de 2014 en 18 diarios nacionales por más de cuatro millones de pesos. La
solicitada se publicó en medios de gran tirada y allí, Urribarri llamó a todas las fuerzas políticas a
rechazar a los Fondos Buitre, en un momento en que era el tema candente por el fallo del Juez
Griesa. Los fiscales consideran que fue otro uso proselitista de los fondos de los entrerrianos,
porque los fondos salieron del ministerio de Cultura y Comunicación, a cargo de Pedro Báez.

Las otras causas, por las cuales aun no ha sido juzgado, son:

2. Global Means: En este expediente Urribarri y Báez están acusados de haber contratado
publicidad de manera directa con una “empresa” de demostrado vínculo con Báez (al punto de que
su familia tiene autorización para manejar los vehículos de esa “empresa”). Las comillas en
“empresa” son porque abruman las irregularidades: la empresa no existía legalmente cuando Báez y
Urribarri firmaron la contratación: Global Means registró el inicio de actividades en AFIP y en
ATER a partir de octubre de 2011. Pero la primera contratación es de julio de ese año. Por si fuera
poco, la inscripción en el Registro de Medios de la Provincia –requisito ineludible para que
cualquier medio o empresa reciba publicidad– es de noviembre de ese año. Hay más: el trámite para
el pago fue el 24 de marzo de 2012… un feriado nacional. La truchada no solamente muestra el
nivel de impunidad con el que se manejaban, sino que también configura el delito de
“negociaciones incompatibles con la función pública”. El tercer acusado es el “dueño” de Global
Means S.A., Germán Buffa, a quien se le endilga una participación primaria. Buffa además, integra
el directorio de El Diario de Paraná, y ha sido catalogado de testaferro de Urribarri en esa posición.
La investigación determinó que entre 2011 y 2014, la “empresa” recibió casi 4 millones de pesos
para la difusión de distintas campañas y acciones de gobierno en medios porteños. Y en ese período
la firma tuvo como exclusivo cliente al Estado entrerriano, salvo una campaña que hizo para otra
agencia de publicidad.

3. “La causa de la vaca”: En esta causa Urribarri y Báez son considerados autores de los siguientes
hechos: negociaciones incompatibles con la función pública, fraude, peculado, abuso de autoridad,
incumplimiento de los deberes de funcionario público, falsificación de documentos públicos. El
cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera, y otras personas directivas de empresas privadas (otra vez
Cargnel, Hugo Montañana, Jesús Bustamante), aparecen como “partícipes primarios” y también se
acusa a la pareja de Aguilera (Luciana Almada), Emiliano Giacopuzzi, Alejandro Almada y
Maximiliano Sena, quienes son considerados testaferros de Aguilera. La acusación asegura que
Urribarri y Báez sustrajeron fondos públicos “de manera constante, habitual y reiterada” y los
direccionaron a favor de Juan Pablo Aguilera, cuñado de Urribarri y funcionario del Gobierno de la
Provincia de Entre Ríos. A eso lo hicieron con múltiples contratos de publicidad del Estado
entrerriano a favor de dos empresas del propio Aguilera mediante cinco testaferros. Entre 2010 y
2015, las firmas Next SRL y Tep SRL recibieron sumas del Estado Provincial “para lo cual se
valieron de ficticias constataciones de su ejecución”, por un total de 24 millones de pesos.
Bustamante y Montañana, titulares de empresas de publicidad, participaron de esas contrataciones
con un porcentaje que le reembolsaban a Aguilera a través de la contadora de la empresa, Corina
Cargnel. Tan ficticias eran las constataciones que por eso la causa es conocida como “la de la vaca”.
Resulta que los pagos del Estado se hacen con una certificación de que el servicio se prestó: en este
caso, se adjunta en el legajo una fotografía de los carteles supuestamente contratados, visibles en
alguna ruta, en el acceso a alguna ciudad. Pero la certificación era tan trucha que las fotos
mostraban siempre a una misma vaca, en la misma posición, adelante del cartel. Nuevamente la
certeza de la impunidad. “Esa vaca no puede haber estado siempre en el mismo lugar y en la misma
posición”, dijo el fiscal. Y así pasó a ser “la causa de la vaca”. Aunque en Entre Ríos no opera la
figura del “arrepentido”, en esta causa Bustamante jugó un rol similar: aceptó un juicio abreviado,
lo que tiene como condición el reconocimiento del delito. Por eso no será parte del juicio oral:
reconoció las coimas y los hechos de los que se lo acusa, y recibió una condeña a dos años y la
realización de trabajos comunitarios, pero además pagó nada menos que 4,8 millones de pesos al
Estado por el daño causado al pueblo entrerriano. Los fiscales adelantaron que pedirán 9 y 8 años de
prisión para Urribarri y Báez respectivamente.

4. Enriquecimiento ilícito: Esta causa se inició tras una denuncia presentada en la Procuración
General en diciembre de 2015 por los abogados Rubén Pagliotto y Guillermo Mulet, luego de que la
revista Análisis publicara un contundente informe sobre el crecimiento patrimonial de la familia
Urribarri: de ser un simple empleado de banco oriundo de General Campos, en pocos años la
familia se transformó en un clan de empresarios que parece salido de una serie yanqui. Así, en esta
causa aparecen las empresas a nombres de sus hijos Mauro y Sergio (Kriptax Inc), la de sus
hermanos Jorge y Armando (Agro Premium), la de su esposa Ana Lía (Ancorar), todas con sede
legal en el mismo lugar: Junin 658, piso 6, departamento A, torre B. en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. También allí aparece la mansión célebre en el lago de Salto Grande, que se
popularizó gracias al Google Earth. Entre otras medidas, se allanaron propiedades de la familia,
sedes de empresas favorecidas por Urribarri como gobernador, y oficinas o estudios contables de
presuntos testaferros en diferentes ciudades. Y como consecuencia se incorporó a un empresario
clave en el impresionante crecimiento patrimonial de Urribarri: el paraguayo Diego Armando
Cardona Herreros. La justicia determinó que entre 2008 y 2015 ese empresario administró más de
11 millones de dólares “en negro” del ex gobernador. El fiscal en esta causa detalló cómo Cardona
Herreros consiguió millonarios contratos con el Estado entrerriano a cambio de pago de coimas a
funcionarios. La investigación encontró en las computadoras del empresario correos electrónicos y
planillas excel en los que Cardona Herreros llevó una cuidadosa contabilidad de los gastos que le
pagaba a Urribarri y a su familia: viajes al Caribe, a Cuba, a Madrid y a Venecia, la compra de
vehiculos y propiedades y hasta el pago de su teléfono celular. “Urribarri utilizó la infraestructura
de Cardona Herreros para su crecimiento patrimonial. Este dinero que incorporó a su patrimonio,
además, no encuentra registro en ningún organismo oficial. No está en la ATER ni en la AFIP, ni en
ninguna declaración jurada. Hemos podido determinar que Cardona Herreros compraba vehículos
para la familia Urribarri, le compraba viajes al Caribe, para que viajen el ex gobernador y su
familia. De todas estas operaciones no existe registro en otro lado que no sea en las computadoras
de Cardona Herreros que secuestramos”, afirmó el fiscal Badano.

5. Contratación de software: En esta causa también juega un rol relevante el paraguayo Cardona
Herreros. Aquí se acusa a Urribarri por negociaciones incompatibles con la función pública y
cohecho, palabra con la que la jerga judicial identifica al pago de coimas. Los fiscales aseguran que
a partir de 2007, primero como ministro de Jorge Busti, y luego durante sus dos gestiones como
gobernador, Urribarri “con el fin de generar un núcleo ilícito, favoreció a Relevamientos
Catastrales”, la empresa de Cardona Herreros, que se quedó con numerosas licitaciones para la
compra de software por parte del Estado Provincial. La imputación dice que Urribarri realizó
“acuerdos con Cardona Herreros, y ordenó a funcionarios que aportaran información anticipada, y
que gestionaran la contratación a favor de Cardona Herreros”. En estas maniobras se verificaron
sobreprecios que, según el fiscal, “retornaron” como sobornos a una serie de funcionarios: el ex
ministro de Economía, Diego Valiero; el titular de la Secretaría de Presupuesto, Luis Erbes; el
director de Ajustes y Liquidaciones, Miguel Ulrich; el ex secretario de Hacienda, José Humberto
Flores; y el ex ministro de Trabajo, Guillermo Smaldone. La empresa de Cardona logró una enorme
cantidad de contratos importantes en el Estado entrerriano, por sumas varias veces millonarias en
dólares, y en algunos casos con costos mensuales por mantenimiento. Los fiscales consideran
probados “retornos” por un millón de dólares, e incluso aparecen depósitos a funcionarios
realizados desde la propia empresa, entre muchas otras irregularidades. Otra vez, la certeza de la
impunidad.

6. Contratos de la Legislatura: Esta causa investiga el mayor escándalo de corrupción en la


historia reciente de Entre Ríos: una organización delictiva montada desde el seno del Poder
Legislativo para la sustracción de dinero del erario público a través de contratos apócrifos en
nombre de la Cámara de Senadores y Diputados de la provincia mediante “personas que no
realizaban ninguna prestación a favor del Estado, y percibían una ínfima parte de los honorarios
pactados, quedando el resto de ellos en poder de la organización”. El mecanismo funcionó entre
2008 y 2018 y el cálculo oficial del perjuicio al pueblo entrerriano asciende a la increíble cifra de
2.000 millones de pesos. Se lo descubrió de casualidad: a un policía le llamó la atención que tres
personas en un cajero automático pasaban mucho tiempo adentro y tenían muchas tarjetas de débito.
Así se comenzó a seguir el hilo. La cantidad de personas involucradas es todavía indefinible, y
aunque están presos solamente un par de miembros del escalón inferior (los que iban al banco con
varias tarjetas de débito a retirar el dinero), la investigación llega a Urribarri y otras figuras políticas
de la provincia que en el período tuvieron responsabilidades en la Legislatura. ¿Cuál era el
mecanismo? Un grupo de personas de los mandos medios de la Legislatura, entre las cuales está
(otra vez) el cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera, nombraba contratados para funciones no
especificadas. Durante años esos contratados cobraban mediante cheques, pero en realidad no se
quedaban con el dinero: se lo daban a las personas que fueron detenidas. “Entre ambas Cámaras se
llegaron a suscribir contratos de obra con, al menos, 350 personas”, denunció la Procuración. Pero
con el correr de la causa ahora se habla de más de 1.000 contratos, que eran firmados en el
domicilio particular o comercial de dos de los detenidos: Flavia Beckman y Hugo Mena. Los
fiscales consideran probada la estructura funcional de la banda, que implicaba a muchas personas:
luego de que se depositaban los sueldos de los contratados truchos, se le entregaban los cheques
Mena y Beckman, ellos los endosaban y los repartían entre casi veinte personas para facilitar el
cobro en distintas sucursales del Nuevo Banco de Entre Ríos. Luego concentraban la recepción de
esos dineros, pagando una suma infima a cada “cobrador”. El botín era entregado a Gustavo Pérez,
Sergio Cardoso, Roberto Faure, Alejandro Almada (cuñado de Aguilera), y Alfredo Bilbao. Este
último era el encargado de las rendiciones de cuenta, y después de deducir gastos, impuestos de los
“contratados” y comisiones, se encargaba de entregar el neto a Juan Domingo Orabona y a Juan
Pablo Aguilera. Hasta ahí llega lo que la justicia considera probado. Está claro para los
investigadores que un mecanismo de este tipo no se pudo haber realizado sin el visto bueno o la
participación directa de las autoridades legislativas, y en esa lista están no solo Urribarri, sino
también José Allende, Adán Bahl, Pedro Guastavino, José Lauritto y José Cáceres, todos ellos
presidentes del Senado en su oportunidad. El expediente se inició en septiembre de 2018, y hoy la
Procuración pretende elevar a juicio una primera parte de la monumental causa, con un corte en el
nivel de responsabilidades hasta los mandos medios de la Legislatura, y dejar abierta la posibilidad
de que haya una segunda causa por los contratos truchos. En cualquier caso, Urribarri ya se
encuentra afectado y debió nombrar abogado.

Hay otras causas “menores” que, si la justicia quisiera, podrían agregarle condenas a Urribarri. Por
ejemplo, la querella que le inició el abogado Guillermo Mulet por injurias o calumnias, en la que el
ex gobernador nunca se presentó; o la causa de las cosechadoras truchas, donde el ex ministro
Valiero complicó al ex gobernador, cuando reveló que fue el responsable de toda la operatoria. Pero
por el momento estas causas están en el freezer, y no parece que vayan a moverse, por lo cual no las
incluimos en este repertorio. Urribarri sostiene que estas causas son una “persecución” en su contra,
cosa poco creíble ya que todas se han desarrollado en años en que el peronismo sigue siendo
gobierno en Entre Ríos, y por jueces, fiscales y procurador nombrados por ellos. El fallo enciende la
esperanza en una provincia donde jamás la justicia había dado semejante mensaje de independencia
y decisión.

Fuentes: Análisis Digital, Página Judicial, Entre Ríos Ahora y El Miércoles Digital.

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Según los fiscales, Urribarri y Báez sustrajeron fondos públicos “de manera constante, habitual y
reiterada” para direccionarlos a favor del cuñado de Urribarri, mediante “ficticias
constataciones”, por unos 24 millones de pesos.

“Global Means” no existía legalmente en AFIP ni en ATER cuando Báez y Urribarri firmaron la
contratación de publicidad. Y es tan grande la truchada que la firmaron un 24 de marzo, feriado
nacional.

La pericia judicial determinó que el empresario, beneficiado por Urribarri durante años,
administraba millones de dólares del ex gobernador. El fiscal explicó: “Cardona Herreros
compraba vehículos para la familia Urribarri, le compraba viajes al Caribe, para que viajen el ex
gobernador y su familia”.

La justicia considera probados “retornos” por un millón de dólares, e incluso depósitos a


funcionarios realizados desde la empresa, entre muchas otras irregularidades.

El “mecanismo” en la Legislatura funcionó entre 2008 y 2018 y el cálculo oficial de esa estafa al
pueblo entrerriano asciende a la increíble cifra de 2.000 millones de pesos.

Se lo descubrió por casualidad: a un policía le llamó la atención tres personas con decenas de
tarjetas de débito en un cajero.

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