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¿Cómo se explica que un cúmulo de material puede originar nuestro mundo mental?

(Ward, 2006).

Considerando que el resolver esta pregunta no es algo que sea relevante para la
comunidad científica en comparación a la filosófica quien es la más interesada sobre
este cuestionamiento.
Conceptos sobre Mente y Cerebro
Durante la historia no se ha dado mucha importancia a descubrir o estudiar la relación
existente entre el cerebro y la mente, puede ser que esto se deba a que el término y
sus significados no se encuentran totalmente esclarecidos o definidos. (MacDonald,
2003; Ortiz, 2010). Por ejemplo, “mente” tiene varios significados de acuerdo a los
idiomas, por ejemplo, “mens” en latín significa pensamiento correcto, y en
indiogermánico significa pensar, intentar y recordar. Ante esta muy amplia gama de
significados, la Asociación Psiquiátrica Americana utiliza el concepto de “mental” en su
quinta versión de su Manual Diagnóstico y Estadístico (American Psychiatric
Association, 2004). Referente a la palabra “cerebro” su significado si encuentra
establecido y hace referencia a las estructuras que constituyen los hemisferios
cerebrales, tronco encefálico, y cerebelo.

Es necesario precisar que durante el trascurso del tiempo y el avance de la tecnología


los estudios y hallazgos referente al cerebro y su funcionamiento han evolucionado
desde un funcionamiento pensado en la física hidráulica hasta el funcionamiento
computarizado (Ortiz, 2010)

En la edición quinta el DSM, realiza una diferenciación entre las patologías mentales y
las físicas, esto es totalmente ya desfasado (Simón, 1999).

Lo mismo que sucede con el paradigma positivista que se limitan a atender hechos
corroborados, los idealistas hacen todo lo contrario negando la materia, los
mecanicistas que pretenden reducir el funcionamiento cerebral a procesos funcionales
del cerebro, y los dualistas que no definen satisfactoriamente la relación entre lo
religioso, filosófico y lo científico o natural.
El enfoque naturalista también ha dado su explicación referente a este tema, pero
jamás va a poder explicar desde su postura cómo es que le cerebro funciona y se
reacciona con el funcionamiento psíquico (Ortiz, 2010). El intentar separar o dividir en
dos bandos contrarios la neurología con solo el estudio de las funciones inferiores, y la
psicología clásica a su vez estudiando exclusivamente las funciones superiores. El
resultado fue un fracaso total. Posteriormente las neurociencias han intentado recabar
datos acerca de las funciones superiores del cerebro, pero sin la base teórica por lo
que no han logrado responder a la pregunta de la relación mente- cerebro (Giménez-
Amaya & Murillo, 2007; Braun, 2008.Citado por Alegre A & Zumaeta P, 2015).

La Teoría Informacional de la Personalidad es un grupo organizado de conceptos,


propuestas que intenta dar una respuesta al problema de la relación mente -cuerpo.
Para ello redefine conceptos importantes sobre la sociedad, el hombre concreto, y los
sistemas individuales que integran el sistema vivo, y sus procesos internos físicos y
químicos. Es decir, necesitan de los procesos tanto internos como externos para
mantenerse. Esta teoría aborda cinco puntos que son la materialidad del universo, los
sistemas vivos y su organización considerando la información interna de los mismos,
la organización de la sociedad tomando en cuenta la información externa, los seres
humanos en relación a la información externa y como la internaliza, finalmente
también considera el proceso de socialización de la persona.
Por su parte Harré en 1967, refiere que en el universo tanto lo vivo como lo no vivo se
encuentran conformado por materia, y esta tiene esta constituía por dos dimensiones
que la masa y la energía. Cuando se habla de masa hace referencia a la estructura
que dentro del espacio ocupa un lugar y cuando se habla de energía se refiere a la
actividad permanente, es decir la energía que se encuentra constantemente en
movimiento. Las dos dimensiones coexisten mutuamente, neguentrópica y entrópica.
Y acorde con las leyes termodinámicas el desorden del universo no disminuye solo se
mantiene y aumenta.
La sociedad es considerada como un sistema que está vivo y que se mantiene gracias
a la base de una información social, partiendo desde lo genes y que a través de las
síntesis estos han ido facilitando la formación de estructuras muchas mas complejas
así por ejemplo los tejidos. Dentro de estos procesos se hacen la diferenciación de
dos grupos, primero lo que van de lo menor a lo mayor (ascendentes), cuyo proceso
es llamado genético y epigenético; y el segundo grupo que trabaja a la inversa
(descendentes), llamado cinéticos, puesto que estas estructuras más complejas se
sostienen sobre la base de las mas elementales, es decir, las células que forman los
tejidos totalmente.

Ante todo, lo mencionado se propone lo siguiente, que un sistema vivo es aquel que
presenta un sistema material organizado por información, es decir, presenta
cualidades mostrándose integro, estable, reproducible, mutable presenta también en
su material de información memoria y anticipación (Ortiz, 2010). Considerando que la
información que se adquiere del entorno social influye en lo interno, en la información
de las redes neuronales y es que el ser humano también sufrió su proceso de
transformación pasando por la hominización, humanización y llegar a la socialización
tal cual se conoce al día de hoy.
En la formación de un niño dentro del vientre de la madre de ser una célula y luego
transcurrir etapas hasta lograr convertirse en un feto con una corteza cerebral
constituida, se puede observar cómo es que ocurre el mismo proceso que nuestros
antepasados hace miles de años pudiendo desarrollar y manifestar progresivamente
la información intra individual a información social, convirtiéndose está en lo esencial
para la transformación.
Es así que el ser humano convive en una homeostasis entre la información intra
individual y la información social.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alegre, A., & Zumaeta, P. (2015). La relación mente-cerebro: Una propuesta de
solución basada en formas de neguentropía intra y extra individuales. Propósitos y
Representaciones, 3(1), 265-311. Disponible en: 
http://dx.doi.org/10.20511/pyr2015.v3n1.73

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