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NOMBRES Y TÍTULOS DEL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo es conocido por muchos nombres y títulos, la mayoría de los


cuales expresan alguna función o aspecto de su ministerio.
Estos títulos del Espíritu Santo nos revelan su esencia y naturaleza (Títulos = su
persona, su ser). Leamos este interesante estudio.

1. El Espíritu Santo: Lucas 11:13.

Este nombre enfatiza el carácter moral del Espíritu.  Él es el autor de


Santidad.
A Él ha sido encomendada la obra de ejecutar santidad divina en toda la
creación y en el ser humano. Este título, Espíritu Santo pone el énfasis, no
sobre la persona, sino sobre el poder, la manifestación y la operación del
Espíritu.

2. El Espíritu de Dios: Génesis 1:2,1 Corintios 2:11; Job 33:4

Él nos es revelado primeramente en la creación, cuando Él “se movía sobre la


superficie de las aguas,” (Génesis 1:2), expresando su participación en la
creación, junto con la de Jesús, por quien “todas las cosas fueron hechas por
medio de Él”. Juan 1:1-3.

Esta misma Trinidad de Dios nuevamente vemos en el bautismo de Jesús,


cuando el Espíritu desciende sobre Jesús y la voz del Padre es escuchada.
Mateo 3:16.

Este título enfatiza el origen divino, el carácter divino y el poder divino del
Espíritu. El Espíritu está específicamente relacionado con el Padre, pues
procede del Él.

Job dijo: el Espíritu de Dios me hizo y el soplo del omnipotente me dio vida.

Las cosas de Dios nadie conoció, sino el Espíritu de Dios.

3. El Espíritu de Cristo: Rom. 8:9.

El Espíritu Santo está muy especialmente relacionado con el Señor


Jesucristo. El imparte la vida de Cristo (Romanos 8.2), Él produce el fruto de
Cristo (Filipenses 1.11), Él revela las cosas de Cristo (Juan 16.16), Él imparte
el poder de Cristo (Hechos 1.8 y Juan 14.12) y Él toma el lugar de Cristo
ascendido (Juan 14.16-18).
El Espíritu ministra para hacer a Cristo presente en la Iglesia, y para formar a
Cristo en el creyente tan real como Él formó el cuerpo del Jesús humano
antes de Su nacimiento aquí en la tierra.
4. El Consolador: Jn. 14:16, 26; 15:26; 16:7.

"Consolador" viene de la palabra "paracletos" en el idioma original griego y


significa: "Uno llamado al lado de otro para el propósito de ayudarle". El
Espíritu Santo como Paracleto es Aquél que está listo para proveer: coraje,
fuerza, sabiduría, y gracia para toda necesidad. El Espíritu es dado para que
Él sea a los creyentes aquí en la tierra lo que Cristo sería si Él estuviere
presente personalmente. 

5. El Espíritu de Gracia: Heb. 10:29; Zacarías 12:10

Aun cuando Cristo es el origen y la fuente de Gracia, el Espíritu Santo hace


real en la vida de los creyentes las provisiones vitales del don de la gracia.

6. El Espíritu de Verdad: Jn. 14:17; 16:13.

Fue Jesús quien dio este título al Espíritu Santo. Lo usó tres veces. Puede
decirse que el Espíritu Santo manifestó completamente Su palabra como
espíritu de verdad al inspirar a los escritores del Sagrado Libro.

Fue allí donde dio testimonio del Padre y del Hijo en toda verdad. El error y el
engaño están en abierta contradicción con la naturaleza del Espíritu Santo.

Puesto que el Espíritu está en nuestro corazón, somos capaces de entender


la verdad, especialmente respecto a los asuntos espirituales, de una forma en
que los no creyentes no pueden. Pero nosotros tenemos la mente de Cristo
en la Persona de Su Espíritu dentro de nosotros.

7. El Espíritu de Vida: Rom. 8:2.

El Espíritu vivifica al hombre muerto en delitos y pecados, y le imparte nueva


vida.

La frase “Espíritu de vida” significa que el Espíritu Santo es quien produce o


da la vida, no que Él inicie la salvación, sino más bien que Él imparte la nueva
vida. Cuando recibimos la vida eterna a través de Cristo, el Espíritu nos
proporciona el alimento espiritual que es el sustento de la vida espiritual.
Aquí nuevamente vemos al Dios Trino en acción. Somos salvados por el
Padre a través de la obra del Hijo, y la salvación es sustentada por el Espíritu
Santo.

8. El Espíritu Santo de la Promesa: Ef. 1:13.


Porque el recibimiento de su poder y de su gracia constituye una de las
bendiciones sobresalientes prometidas en el Antiguo Testamento. Ezequiel
36.27; Joel 2.28.
9. El Espíritu de Adopción: Rom. 8:15.

Cuando una persona es salvada, no solamente se le da el nombre de hijo de


Dios, y es adoptado en la familia de Dios, sino que también recibe dentro de
su ser la conciencia de que es participante de la naturaleza divina.

10. El Autor de la Escritura: 2 Pedro 1:21; 2 Timoteo 3:16

La Biblia es inspirada, literalmente “respirada por Dios” mediante el Espíritu


Santo, la tercera Persona de la Trinidad. El Espíritu movió a los autores de los
66 libros para escribir exactamente lo que Él espiraba dentro de sus
corazones y mentes. Al igual que un barco se desplaza través del agua
mediante el viento en sus velas, así también los escritores bíblicos fueron
impulsados por el Espíritu Santo.

11. El Espíritu de la Garantía / Sello / Arras: 2 Corintios 1:22; 5:5; Efesios


1:13-14

El Espíritu Santo es el sello de Dios sobre Su pueblo, Su derecho sobre


nosotros como Su propiedad. El regalo del Espíritu a los creyentes es el
depósito inicial de nuestra herencia celestial que Cristo prometió y aseguró
para nosotros en la cruz. Por haber sido sellados por el Espíritu, estamos
seguros de nuestra salvación. Nadie puede romper el sello de Dios.

12. El Espíritu Morador de los Creyentes: Romanos 8:9-11; Efesios 2:21-22;


1 Corintios 6:19

El Espíritu Santo reside en los corazones del pueblo de Dios, y esa


permanencia es la distinción característica de la persona regenerada. Desde
el interior del creyente, Él dirige, guía, conforta e influye, así como también
produce en nosotros el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Él produce esa
íntima relación entre Dios y Sus hijos. Todos los verdaderos creyentes en
Cristo tienen el Espíritu residiendo en sus corazones.

13. El Espíritu Intercesor: Romanos 8:26

Uno de los aspectos más alentadores y reconfortantes del Espíritu Santo es


Su ministerio de intercesión a nombre de los que Él habita. Debido a que
muchas veces no sabemos qué o cómo orar cuando nos acercamos a Dios, el
Espíritu intercede y ora por nosotros. Él interpreta nuestros “gemidos” por lo
que cuando nos sentimos oprimidos o abrumados por los afanes de la vida, Él
está con nosotros para asistirnos mientras nos apoya ante el trono de la
gracia.

14. El Maestro: 1 Corintios 2:13

Jesús prometió que el Espíritu les enseñaría y les recordaría a Sus discípulos
“todas las cosas” que Él había dicho mientras estaba con ellos. Los escritores
del Nuevo Testamento fueron movidos por el Espíritu para recordar y
entender las instrucciones que Jesús dio para la formación y organización de
la Iglesia, las doctrinas relativas a Él Mismo, los pasos para llevar una vida
santa, y la revelación de las cosas por venir.

15. El Testigo: Romanos 8:16; Hebreos 2:4; 10:15

El Espíritu es llamado “testigo” porque Él verifica y da testimonio del hecho de


que somos hijos de Dios, que Jesús y los discípulos que realizaron milagros
fueron enviados por Dios, y que los libros de la Biblia son divinamente
inspirados. Además, al otorgar los dones del Espíritu a los creyentes, Él nos
da testimonio a nosotros y al mundo de que pertenecemos a Dios.

16. Espíritu de gloria (1 Pedro 4:14)


17. El Espíritu de revelación (Efesios 1:17)
18. El Espíritu del Hijo (Gálatas 4:6)
19. El Espíritu de Sabiduría (Isaías 11:2; Efesios 1:17)
20. El Espíritu de Poder (Isaías 11:2)
21. El Espíritu de Entendimiento (Isaías 11:2)
22. El Espíritu de Conocimiento (Isaías 11:2)
23. El Espíritu de Temor del Señor (Isaías 11:2)
24. El Espíritu de Juicio (Isaías 4:4; 28:6)
25. El Espíritu Abrasador (Isaías 4:4)
26. El Espíritu del Señor (Isaías 61:1)
27. El Poder del Altísimo (Lucas 1:35)
28. El Espíritu del Padre (Mateo 10:20)
29. El Buen Espíritu (Nehemías 9:20; Salmos 143:10)
30. El Espíritu Libre (Salmos 51:12)
31. El Espíritu de Profecía (Apocalipsis 19:10)
32. Los Siete Espíritus de Dios (Apocalipsis 1:4)

Además de estos nombres, muchas referencias son hechas para el Espíritu Santo y
algunos eruditos cuentan hasta 126 diferentes términos.
Reflexión final: El Espíritu Santo no sólo ha sido enviado para estar en nosotros,
sino para estar con nosotros, esto implica comunión, amistad, conocimiento mutuo,
es el deseo de Dios que tengamos comunión con Su Espíritu. Dios ayúdanos a
fortalecer y crecer en la comunión con tu Espíritu.    

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