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VOTO PARTICULAR QUE FORMULA EL MAGISTRADO HORACIO

ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO, EN EL AMPARO DIRECTO 61/2020,


INTERPUESTO POR ALEJANDRO QUIROZ ROBLES, CONTRA LA
SENTENCIA DE TRES DE AGOSTO DE DOS MIL VEINTE, DICTADA POR
LA OCTAVA SALA PENAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA, EN
EL TOCA PENAL 15/2020.

Con fundamento en el artículo 35 de la Ley Orgánica del Poder Judicial


de la Federación, me permito emitir voto particular respecto de la determinación
emitida en el presente asunto por este tribunal en sesión ordinaria virtual de
seis de noviembre de dos mil veinte, en los términos siguientes:

En la resolución adoptada por este tribunal se determino conceder el


amparo y protección de la justicia al quejoso, contra las autoridades y actos
que se precisan en la resolución, para el efecto de que se fundara y motivara
debidamente el grado de culpabilidad impuesto al quejoso, dejando intocados
los puntos relativos a la acreditación del delito Fraude Procesal y la
responsabilidad del quejoso en su comisión.

En el caso, surgen dos temas que no me permiten compartir la decisión


de la mayoría de este órgano colegiado; uno relativo a la PRESCRIPCIÓN del
ilícito que se atribuye al quejoso, y otro, en cuanto a que no se acredita su
responsabilidad en la comisión.

PRESCRIPCION

Respecto al primer tema, se tiene que la conducta que se atribuye al


quejoso es la señalada de fecha veinte de abril de dos mil doce, cuando el
quejoso presentó un escrito inicial de demanda civil ante autoridad judicial, al
que acompañó un contrato de arrendamiento celebrado entre él, en calidad de
arrendador, y su cosentenciado como arrendatario, tildado como acto simulado,
para lograr, a través de una sentencia dictada a causa de esa demanda, el
desalojo de la ofendida que realmente se encontraba en ocupación de dicho
inmueble.

Por tales hechos es que se tipificó el licito de fraude previsto y


sancionado por el articulo 310 del Código Penal para la Ciudad de México, el
cual establece lo siguiente:

“ARTÍCULO 310. Al que para obtener un beneficio indebido para si o


para otro, simule un acto jurídico, un acto o escrito judicial o altere elementos
de prueba y los presente en juicio, o realice cualquier otro acto tendiente a
inducir a error a la autoridad judicial o administrativa, con el fin de obtener
sentencia, resolución o acto administrativo contrario a la ley, se le impondrán
de seis meses a seis años de prisión y de cincuenta a doscientos cincuenta
días multa. Si el beneficio es de carácter económico, se impondrán las penas
previstas para el delito de fraude.”

Del anterior precepto y en concordancia con la fracción I del articulo 111


del citado código, se tiene que la media aritmética para contabilizar el plazo en
que opera la prescripción punitiva de tal ilícito es de tres años y tres meses

Asimismo, se tiene que el cuatro de agosto de dos mil catorce se


presentó denuncia por dichos hechos: por tanto, el plazo referido se vio
interrumpido y en consecuencia se amplió en una mitad, es decir; un año seis
meses y quince días, por lo que el plazo de la prescripción culminó el cuatro de
febrero de dos mil diecisiete.

Por lo anterior, se tiene que el dieciséis de marzo de dos mil diecisiete, fecha
en la que se formuló la primera consignación, habla prescrito la pretensión
punitiva, aunque en dicha consignación no se haya concedido la orden de
aprehensión, más aún el dos de mayo de dos mil dieciocho, cuando se emitió
una nueva consignación en la que fue concedida dicha orden. Por lo que en
ambos casos resulta que la pretensión punitiva se encontraba prescrita.

Por lo aquí expuesto es que considero que la pretensión punitiva ya


estaba prescrita al momento en que se concedió la orden de aprehensión, tal
como lo dispone el articulo 105 del Código Penal para la Ciudad de México.

Sin que obste el hecho de que la parte quejosa no haya expuesto


concepto de violación al respecto, pues existe la obligación legal para los
Tribunales Colegiados de analizar, aún en ausencia de inconformidad, lo
relativo a la prescripción de la pretensión penal, esto conforme a lo dispuesto
por el artículo 189 de la Ley de Amparo, mismo que no fue atendido por la
decisión mayoritaria.

Artículo 185. El Órgano jurisdiccional de amparo procederá al estudio


de los conceptos violación atendiendo a su prelación lógica y privilegiando en
todo caso el estudio de aquellos que, de resultar fundados, redunden en el
mayor beneficio para el quejoso. En todas las materias, se privilegiará al
estudio de los conceptos de violación de fondo por encima de los de
procedimiento y forma, a menos que invertir el orden redunde en un mayor
beneficio para el quejoso.

En los asuntos del orden penal, cuando se desprendan violaciones de


fondo de las cuales pudiera derivarse la extinción de la acción persecutoria o la
inocencia del quejoso, se le dará preferencia al estudio de aquellas aún de
oficio.

ACREDITACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL DEL QUEJOSO


Aunque considero que la anterior razón seria suficiente para conceder el
amparo de forma lisa y llana al quejoso, existe otro motivo que me hace disentir
de la decisión de la mayoría, relativa la acreditación de la responsabilidad del
quejoso en la comisión del delito en cuestión, respecto lo cual estimo lo
siguiente:

Se tiene que cuando Eduardo Alberto Baños Armendáriz y Alejandro


Quiroz Robles acudieron ante la autoridad ministerial a dar contestación
respecto a la denuncia en la que se les imputó el delito citado, Alejandro
manifestó que desconocía la existencia de una cesión de derechos a favor de
la ahora tercero interesada Margarita Cecilia Calderón Aguilar, asimismo en las
posteriores actuaciones no hubo prueba que demostrara que el quejoso tuviera
conocimiento de dicha cesión, aun cuando mediante prueba pericial se
concluyera que en dicha cesión obraba una firma que correspondía a la de
Eduardo.

En efecto del expediente 815/1987 del juicio de arrendamiento, no se


desprende que dicha cesión de derechos haya sido presentada, asimismo no
hay prueba alguna de la que se pudiera desprender que el aquí quejoso tuviera
conocimiento de dicho acto jurídico, incluso del expediente 777/1994 no se
advierte que la tercera interesada haga referencia a dicha cesión.

Por tanto, considero que no hay un conocimiento fehaciente por parte


del quejoso de la existencia de tal cesión, antes de la elaboración del contrato
de arrendamiento (que fue calificado como acto simulado y que constituye la
materia del delito por el cual fue sentenciado) y hasta la denuncia es que se
advierte que el quejoso fue sabedor de tal cesión, con motivo de una copia
certificada de un juicio de amparo en materia civil que data del año dos mil
catorce.
Por lo que la naturaleza del delito imputado al quejoso requiere
necesariamente de la acreditación del dolo en su comisión y si en el caso
puedo concluir que el quejoso no tenia conocimiento fehaciente de la cesión de
derechos mencionada, considera que no puede estimarse penalmente
responsable de la simulación del acto jurídico, al desconocer que su
contratante habla previamente cedido los derechos de arrendamiento del
inmueble en litis.

En otro aspecto, en la decisión de la mayoría se determino que la


consumación del ilícito se dio cuando se dictó sentencia condenatoria para la
desocupación del bien inmueble, lo cual va en contra de lo razonado por la
propia autoridad responsable, controvirtiendo lo dispuesto por el articulo 75 de
la Ley de Amparo; sin embargo, considero que la consumación de este licito es
de carácter formal, es decir que bastaba con la presentación por parte del
quejoso del acto calificado como simulado.

Al respecto considero, como lo clasificó la autoridad responsable, que en


el caso se actualizó lo dispuesto por el artículo 310 del Código Penal de la
Ciudad de México (en su primera parte), al señalar: “Al que para obtener un
beneficio indebido para sí o para otro, simule un acto jurídico, un acto o escrito
judicial o altere elementos de prueba y los presente en juicio…”, pues dicha
expresión es disyuntiva a la que subsecuentemente señala tal tipo penal, que
dispone “o realice cualquier otro acto tendiente a inducir a error a la autoridad
judicial o administrativa, con el fin de obtener sentencia, resolución o acto
administrativo contrario a la ley, se le impondrán de seis meses a seis años de
prisión y de cincuenta a doscientos cincuenta días multa. […]”, por lo que para
la consumación del ilícito no resultó indispensable que el quejoso obtuviera una
sentencia contraria a la ley, tal como se asumió en la sentencia emitida por la
mayoría.
Estas son las razones y argumentos que motivan la emisión del presente
voto particular, y por las que considero que debió concederse el amparo y
protección de la justicia en forma lisa y llama al quejoso, por considerarse que
en el presente asunto se actualizaba la prescripción de la pretensión punitiva y
se configuraba una duda más que razonable respecto a la responsabilidad del
quejoso en la comisión del delito Fraude Procesal.

Pas razones indicadas es que el suscrito magistrado emite voto


particular, ante la presencia de la secretaria de acuerdos Daniela Edith Ávila
Palmares

Ciudad de México a cuatro de marzo de dos mil veintiuno.

MAGISTRADO

HORACIO ARMANDO HERNANDEZ OROZCO

SECRETARIA DE ACUERDOS

DANIELA EDITH ÁVILA PALOMARES

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