(narrador) ¿No será que el mundo ocurre entre la normalidad y el espasmo de
un ataque epiléptico? El cielo y el infierno contenidos entre el dolor y el gozo. Para destrabar la lengua y no asfixiarnos en el éxtasis; Julio Bracho. [aplausos]. Gracias, bienvenidos, esto es “Primer acto”. Dostoievski, el gran novelista ruso, siempre ha fascinado al mundo de la escena. Lo complejo de sus personajes, su mundo interior lleno de contradicciones se saltan, con facilidad, de sus novelas al teatro. Hoy, dos de sus grandes creaciones “El Idiota” y “Los demonios” hilvanadas a partir de la atmosfera de “Los hermanos Karamásov”. Cobran vida en el teatro El Granero, del Instituto Nacional de Bellas Artes. Hoy nos acompaña una de las autoras de este espectáculo a quién también se vuelve la actriz y de las protagonista de esta parte escénica. Ylia Popesku. También está con nosotros la mancuerna en dramaturgia de esta obra, la también, actriz María Inés Pintado. Y por ultimo una de las actrices más prometedoras de nuestra escena y del cine nacional la bella Casandra Ciangherotti. Démosle la bienvenida con un fuerte aplauso a Ylia, Ylia, por favor. [aplausos]. Bienvenida. Gracias. María Inés Pintado. [aplausos]. Bienvenida. Y Casandra Ciangherotti. [aplausos]. Chicas, pues qué placer. Gracias. Es un privilegio tenerlas aquí. Este, ellas tan bonitas y yo tan feo. [ríen]. Empecemos con Ylia. A ver, estábamos platicando ahí en los camerinos, papás rumanos, nacida en Venezuela, ¿y luego qué haces en México? [ríe]. Aquí vine invitada para abrir la escuela rusa de actuación en México porque yo tuve la oportunidad de irme a estudiar a Moscú y ahí estuve seis años, en la Universidad de Cine de Moscú y allí organizamos el proyecto de abrir una escuela y finalmente aquí fue donde encontramos el patrocinio para poderla abrir. (Julio) Es fascinante, déjame y te digo que, bueno, al igual que María Inés, admiro mucho a las personas que de la nada, generan proyectos y se auto gestionan, y eso es, verdaderamente admirable, tuve la fortuna de verlas en escena. Le decía un poco a Casandra, después, que de pronto faltaba un poquito de testosterona, pero tenían unos momentos fascinantes, caray. Un poco de lo sintético, ¿qué hay de diferencia entre la escuela rusa y un poco lo que hacemos acá? Mira, en esencia es una cuestión de percepción de cómo abordas el personaje. La manera en cómo te entroyectas en él o en cómo lo haces tuyo. Yo creo que, este, no diferimos mucho, estamos trabajando cuatro actrices con diferentes técnicas y llegamos a un resultado común, ¿no? Entonces no creo que haya así, eh, algo que nos diferencie más que la manera en que abordamos el trabajo, cómo llegamos a él. Okay. María Inés, ¿mexicana? (María Inés) Mexicana, mjm. Y también, ¿cómo vas a dar a la escuela rusa? Este yo estuve un mes en el CUT, me rechazaron, entonces estaba yo haciendo teatro callejero y el director me dijo; vete a esta escuela, vas a ver, son buenísimos. Entonces fui, me aceptaron, estuve con este método ruso que sí, yo sí siento que es muy diferente al método que se utiliza aquí en México porque he dado clases, también, con otros maestros mexicanos, y luego me fui a Inglaterra, que es totalmente lo contrario al sistema ruso. Es interesantísimo, entonces ahí hay una mezcla. (María Inés) Hay una mezcla, sí, yo quería esa mezcla, ¿por qué? Porque el sistema ruso es, es, tú mejor lo puedes decir que yo. [ríe]. (Ylia) No, sí, hay una mezcla en lo que tú haces ya hay una mezcla, es en la manera de abordar no a partir de los sentimientos y de las emociones, sino a partir de asociaciones, de imágenes, de estructura psicológica, a partir del análisis del texto, y además ahorita estamos trabajando con un texto ideal para lo que es la técnica rusa que es Dostoievski, ¿no? Cada día creo que encontramos más sutilezas, cada día encontramos más de dónde…, es inacabable, ¿verdad? Sí, sí. Infinito. El método ruso es muy interno y el método, por ejemplo, el inglés, bueno, los ingleses no dicen que tienen un método, pero es un trabajo mucho más práctico. Seguimos con la que enreda a los hombres, Casandra. ¿Y qué? ¿Sí llevas en tu nombre la penitencia de adivinar el futuro o no? A veces. [ríen]. (Julio) Padrísimo. Bienvenida. Muchas gracias. (Julio) Tu formación, ¿cómo fue? Pues, yo estudie la carrera de actuación en Casa Azul, pero mis papás son actores entonces desde chiquita pues siempre estuve, además son divorciados, entonces los fines de semana me tocaba ir con mi papá y entonces siempre estaba haciendo teatro. Entonces siempre estuve en los camerinos, en las butacas, siempre estuve viendo teatro. (Julio) Okay, ¿y cómo llegas a este montaje? Pues, no sé exactamente. [ríe]. El director había hecho algún trabajo con Casandra, la conocía y él nos propuso que ella estuviera con nosotros y pues nos pareció idónea. Alberto fue el que dijo… (Julio) El culpable. La propuesta. (Ylia) El culpable, exacto. Sí, es un director con el que he trabajado ya en otros dos montajes y tenemos como muy buena relación y ya me propuso con estas chicas. (Julio) Okay, para que sepa un poco el público, son un gran trabajo de dramaturgia, complejísimo, de veras, ¿y cómo fue? O sea, dijeron; vamos a hacer estos personajes, es el sueño de cualquier actor, eh. (Ylia) Sí, es cierto. Y por lo mismo. (María Inés) Y vamos a seguir con todas las novelas, bueno, es lo que queremos. (Ylia) ¡Sí! Es lo que queremos. Vamos a ir, este, tirando cada una de las piezas, pero el hecho es que sí, es un material con el que trabajaba yo allá, es un material con el que llegué y trabajé aquí con los alumnos y es un material que conocemos, es un material de batalla, entonces por eso lo tenemos tan cercano y sí, como tú dices, es el material soñado para cualquier actor. O sea, estar como público, caray, qué delicia y por eso les decía esto de auto gestionarse proyectos, me parece digno de aplauso, ¿no? Ahora, hay momentos con “El Idiota” que tu misma feminidad le da un toque a este príncipe, ¿eso es al propósito o es algo que se da o es algo, o sea cómo es? Fíjate que eso tiene más que ver, creo que con el entrenamiento ruso que en realidad estoy tratando de no trabajar tanto las formas sino el contenido del personaje. Y por el alma tan frágil y bueno, es un personaje fuerte, pero él tiene un alma frágil y muy sensible, es probable que se refleje eso, ¿no? Porque… Totalmente. Ay, qué bueno. Totalmente. Y les quiero decir, hay una frase que me rebotó en el alma, es “la tragedia es tener el paraíso adentro y no poder accesar”. (María Inés) Qué padre, ¿no? Qué tal. No, llegué devastado a mi casa, o sea, fue así de nooo ¿por qué? Hoy en día yo creo que a ese personaje lo meterían al psiquiátrico, ¿no? es carne psiquiátrico. (María Inés) Exactamente. [ríe]. Es terrible. Y el otro es un burdo este, fuerte, y tal vez hasta más práctico, pero también se vuelve patético, ¿no? Sí, vaya porque, buen adjetivo que utilizas; burdo, porque burdo, sí es burdo, tiene líneas gruesas, muchas cuestiones emocionales, pero no deja de tener sutilizas porque también es frágil, también es vulnerable. Ama, ¿no? La ama. ¡Ama! Finalmente puede amar y es capaz de amar hasta llegar a las últimas consecuencias, pero… Sí, creo que es una invitación para los que no somos muy conocedores de Dostoievski, al público en general que se eche un clavado a leer, ¿no? (Ylia) Sí. Es alucinante y bueno, a Casandra, es esta, le decía, es feminidad llevada al extremo. Va de un capricho a otro, este, es terrible, y adorable. También, pues, son personajes que están llenos de contradicciones, en ese sentido es delicioso interpretarlos porque, exactamente, Anastasia hace una cosa, quiere muchas cosas, pero hace todo lo contrario de esas cosas que desea. Justamente hablábamos de eso el otro día porque les decía que me parece que los tres personajes están escondidos detrás de una cierta pantalla. Anastasia a través de su desdén, Mishki a través de cómo la necesidad de amor e Ylia está atrapada detrás de este personaje tan burdo, pero el personaje que interpreta Ivett Etto, el de Aglaya es un personaje que no está oculto detrás d nada, es un personaje que… (Julio) Franco. Pues, totalmente franco, entonces existen estas dualidades entre los personajes, que no está Ivett el día de hoy con nosotros, pero hace un trabajo bellísimo también en la obra de teatro. (Julio) Es una gran actriz yo le he seguido la pista desde siempre. (Casandra) Una estupenda actriz. Les quiero decir que es sumamente actual y eso es lo fuerte de este montaje. También ahorita hablamos aquí atrás del rigor como actores y no son, no me gustan los aboyazos, pero cuando me gusta algo, cómo negarlo. Iba, eh, me encontré a un amigo pintor y los dos sacudidos, oye, es terrible esto, ¿no? porque hablan del amor, ¿son ateas? (María Inés) No. [ríen]. (Ylia) No. (Julio) Porque hablan de Dios todo el tiempo. (Ylia) ¡Sí! Se habla de Dios, Dios, bueno, Dostoievski era un rebelde de su época, ¿no? cuestionaba… (Julio) Visionario. Visionario además, sí, rebelde y visionario, cuestionaba la religión, cuestionaba lo que estaba sucediendo en la religión de la Rusia donde estaban los ortodoxos, la iglesia católica, entonces es algo como que está intrínseco y finalmente Dios, como lo vemos es esa conexión que debemos de tener con nosotros, ¿no? Y que, por eso encontramos esa actualidad de que la sociedad actualmente está desconectada de Dios, está desconectada de ellos mismos y por eso resuena tanto, ¿no? Sí, vapulea. Mjm. Bueno, vamos a ir a un corte comercial y al público les digo; Dios existe, nihilista, pero con fe, desesperado, pero siempre retratando al ser humano con la esperanza de comprenderlo, al regreso hablaremos de este Dostoievski y que ahora visita uno de nuestros escenarios en México, volvemos, esto fue Primer Acto, de nuestro primer acto. [aplausos]. § [música] §. Fue por una mujer. La primera vez que la vi sentí como un, como un rayo de fuego me atravesaba el corazón. Y los poderosos y hasta algunos profesores. Y los dignatarios están dispuestos a aniquilar a la sociedad. Mañana iniciaré una nueva vida, pero hoy es el día de mi cumpleaños y esta es la primera vez en mi vida, soy dueña de mí misma. Para ustedes, él es Dios. ¿Dios? [aplausos]. Bienvenidos, estamos de regreso en el segundo acto de nuestro Primer Acto. Y para hablarnos del “Demonio” y “El idiota”, vamos a nuestra tercera mirada, demos la bienvenida, con un fuerte aplauso a la dramaturga y crítica teatral; Estela Leñero. [aplausos]. Bienvenida. Estela, dígalo todo. Bueno, no, primero que nada creo que es muy importante conocer un poco de la, del material de trabajo con lo que construyen este texto María Inés Pintado y Ylia Popesku en donde parte como de dos hilos conductores que serían “El idiota”, que es un hombre, un joven que sale del manicomio por sus ataques epilépticos un poco como Dostoievski, y, el contrapunto, esta sería como la anécdota del “Idiota”, yo me imagino que es de la que parte, eh, la obra, se complementa con otra novela que es “Demonios”, en donde toman, más, toda esta parte más reflexiva, más discursiva acerca de cuestiones morales, religiosas, conceptos del amor, entonces estas dos líneas me parecen a mí que son las que construyen este texto de esta obra de Dostoievski, con estas dos novelas, que a veces siento que se carga mucho la mano en cuanto a lo escénico, a las reflexiones de estos personajes, pero que, eh, por otro lado se sostiene con la actuación, me parece, coincido con Julio, la actuación tan interior que interpreta María Inés en cuanto al príncipe, o Ylia este en cuanto a estos personajes, ambiguos, ¿no? Que es como retomar esta ambigüedad de los personajes, ¿son masculinos, son femeninos? Bueno, sí, unos son muy masculinos, pero el príncipe es, está loco, pero no está loco como el Quijote, ¿no? Entonces esos son los personajes, creo yo también que contrasta un poco el estilo de actuación, a veces parecerían los otros personajes más básicos, más dramáticos, y los otros, ¿no? Que dicen; bueno, pues, otra formación, de la escuela rusa de actuación, más interiores, más íntimos, más este, mmm, no tan expresivos visualmente sino un trabajo más bien interior. A ver, un pregunta y la pongo aquí, en la mesa, hay un escena al final, donde hay toda una reflexión, ¿por qué defender esa escena? O sea, ¿hubo una discusión de dejarla, no dejarla, de si era necesaria o no era necesaria? (Ylia) ¿Del Gran Inquisidor? (Julio) Exactamente. (María Inés) ¡Ah! Es muy importante (Ylia) Claro, fíjate que sí, en algún momento sí pensamos; ¿va, no a? pero antes que el Idiota, para nosotras el eje que nos motivaba a tener qué hablar era el Gran Inquisidor que es un capítulo que tiene, viene en los “Hermanos Karamásov”, que por sí mismo se ha montado, Peter Burk, ¿hace cuántos años? (María Inés) Cinco, seis años. (Ylia) Cinco, seis años lo trajo, hizo un montaje del Gran Inquisidor por lo que se discute allí consideramos que es la esencia, el Gran Inquisidor atacando una segunda venida de Jesús a la Tierra, del por qué. La esencia reflexiva, ¿no? (Ylia) Reflexiva, filosóficamente hablando lo consideramos el eje, por eso la incluimos. (María Inéz) Y estorbaba un poco porque no formaba mucho parte de la trama. (Ylia) Exacto. (María Inés) Pero tenía que ver con lo que queríamos hablar, entonces nos costaba trabajo tomar esa decisión, pero creo que resolvimos la obra con un epilogo y un prólogo, creo que el epílogo y el prólogo se unieron finalmente a esa escena que es el Gran Inquisidor. (Julio) Okay. ¿Y cómo es, o sea, aquí, es un original? ¿Lo podríamos decir así o es una adaptación o cómo lo definimos? (Ylia) Es una adaptación, definitivamente es una adaptación. (María Inés) Con la esencia… (Estela) Es una adaptación de tres, bueno, son casi cuatro novelas, pero con dos ejes básicos. (Ylia) Exactamente. (Julio) Oye, es un trabajo titánico. O sea, es decir, por eso… Fue año y medio de trabajo. 1200 cuartillas, los Karamásov… Más… 1900, el Idiota. El Idiota. Fue como resumir, resumir, resumir, y bueno ir buscando la esencia de lo que queríamos hacer. Ese creo que es el gran acierto de esta obra. ¿Y cómo es el trabajo con el director? O sea, ¿sí fue delegar el bebé y un poco encargárselo o hubo ahí también…? No, fue un trabajo, interactuamos intensamente, fue el trabajo de adaptación ya para llevarlo a montaje junto con Alberto, fue el trabajo de casi un mes de reunirnos. (María Inés) Sí nos reuníamos y sí nos costaba mucho trabajo soltar al bebé. (Ylia) Sí, nos dolió. Es que es duro, ¿no? Es duro. (Ylia) Ciertas frases, ciertas líneas, pero… Sí, por supuesto. [ríen]. (Estela) Y además son actrices, ¿no? (María Inés) Además. (Ylia) Entonces era como, era completamente así desde adentro que sufríamos cada palabra que nos quitaba o decía que moviéramos o… De hecho, queríamos, digo, llegamos con 80 cuartillas, obviamente no iba a ser de 80 cuartillas. (Julio) No, no. (Estela) Era material, material de trabajo. Pero queríamos meter mucho de los “Hermanos Karamásov” que es una maravilla y el dijo; están locas. [ríe]. Y tiene razón. Es muy sabio, Alberto. Sí, sí, tiene esa justo medio, ¿no? Y ustedes traen ya un trabajo, un background bastante, ¿cuántos años fueron o cuánto tiempo fue? De este trabajo año y medio. Okay, ¿y tú llegas, qué, un mes antes o cómo? [ríe]. Sí, fue como muy rápido, fue; ya, ya, necesitamos que vengas. La semana siguiente ya estaba ahí, aprendiéndome el texto, juntando con ellas. (Ylia) Además que es un gran personaje que es Anastasia Filipo, ¿no? (Julio) Sí. Es un personaje soñado por cada una de las actrices rusas y creo que del mundo a nivel mundial. Sí, sí empieza a conocer la obra se vuelve como una joya de la corona, ¿no? (Casandra) Es fascinante. Es un personajazo. (Estela) Y tiene un símil con los “Hermanos Karamásov” porque los “Hermanos Karamásov” tienen… Ahí está Grushinka. (Estela)…dos mujeres que se enamoran de un hombre, ¿no? (Ylia) Exactamente. Y aquí es como la misma anécdota aunque el protagonista es tan distinto, es casi, casi opuesto, ¿no? En los “Hermanos Karamásov” es un borrachote, o sea, es como más un desprendido, le vale un cáchuate, aunque tiene sus conflictos morales que eso es lo maravilloso de Dostoievski, ¿no? que puede ser un borracho parrandero y jugador. (Ylia) Pero se cuestiona. (Estela) Pero tiene un conflicto interno. (María Inés) La escena en que está Ragoginsh diciendo; mira el cielo, donde se quiere ahorcar es de Dimitri. Ese cuestionamiento de quiero pero no quiero, pero sí, pero no soy, total, como que viven disparados entre un extremo a otro, allá se les llama personajes maximalistas, que van de un extremo a otro. De la depresión a la alegría, de la, del cuestionamiento superficial al cuestionamiento totalmente existencial. Pero qué curioso, como Dostoievski, ¿no? Su vida es casi una novela, se proyecta a esos niveles, de ser un jugador empedernido a tener estos conflictos existenciales tan profundos. (Ylia) Así es. Oye, y como actor, cosa, es que es muy interesante, ¿cómo es ya, las autoras le dan la obra al director, se sientan hacen todo este trabajo en mesa y es, tiene que haber un momento donde también hay que desprenderse de esa parte, no? (Ylia) Sí, así es. [ríe]. Y además estábamos haciendo la producción entonces, sí llega un momento en que te tienes que salir porque, finalmente, vamos a tener que dedicarnos a la creación del personaje, ¿no? Sí, eso fue difícil también. (Julio)Títanico. [ríen]. O sea, las chicas, y bueno, la reacción del público se vuelve, es muy grato ver un teatro casi lleno, estaba ese día, un viernes, y el performance sobre las compañeras, este, y ahí apunté otro par de frases que ahorita no recuerdo, pero que sí retumban y esa creo que es la, lo bello y también poético de Dostoievski, eh, ¿algo más, Estela, antes de irnos? No, no, no, nada, bueno, más que es interesante, que vayan a seguir con estas novelas de… ¿Verdad? Sí, de Dostoievski, eh, aunque sí me parece un reto muy, mmm, eh, grande, el poder volver dramático, eh, un texto narrativo como es el de Dostoievski que tiene una trama, pero que tiene muchísimas reflexiones, y cómo hacer para que no sea, eh, un traslado en donde la puesta en escena se vuelve muy literaria. Ese sería como el riesgo, me parece. (Ylia) Sí, es el reto, exactamente. (Casandra) Yo creo que en ese sentido también Alberto trata de manejar esta obra de teatro para que pueda ser entendida por cualquier tipo de público, o sea, incluso las personas que no conocen a Dostoievski, o que nunca han leído a este autor, pueden llegar a ver esta obra de teatro y ver a través de las mascaras y a través de estos personajes, que pueden tener un poco de farsa, o pueden tener un poco también de…, eso ayuda para que una persona que ni siquiera hable el mismo idioma pueda comprender la obra de teatro, ¿no? Y eso, a mí, en el teatro me parece sumamente valioso, es como irte a ver teatro a Rusia o irte a ver teatro a otro país, que no hablas el mismo idioma, pero ves la obra de teatro y dices; entendí todo, ¿no? Ahí es donde sucede realmente el como, como una gran magia y entonces en ese sentido conviertes esta obra, no para un público selectivo sino para todo mundo. (Julio) Sí, abre el espectro. (Casandra) Y es un poco la misión también del arte, ¿no? Pues, bueno, invitemos al público a que vaya a este montaje maravilloso con estas excelentes actrices y alucinaciones y miradas tormentosas, el fantasma de uno de los grandes de la literatura entre nosotros. Esto fue Primer Acto, muchas gracias y nos vemos hasta la próxima. [aplausos]. (narrador) El castigo por no asistir al teatro es convertir en crimen su omisión, esto fue el final de “Primer Acto”. Los vemos la próxima semana, los esperamos. § [música] §.