Está en la página 1de 6

Baja Edad Media

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Muerte de Wat Tyler, líder de la revuelta campesina de 1381 en Inglaterra.


La Baja Edad Media constituye el último periodo de la Edad Media y comprende los
siglos XIV y XV —aunque algunos historiadores sitúan su comienzo en el siglo XI
negando la existencia del periodo de la Plena Edad Media (siglos XI al XIII)—.1
Estuvo marcada por la crisis desencadenada por el impacto de la peste negra
iniciada en 1348 y que redujo la población europea a menos de la mitad.

Índice
1 El concepto de Baja Edad Media
2 La crisis del siglo XIV
2.1 Consecuencias de la crisis
3 Nuevas ideas
4 El fin de la Edad Media en la península ibérica
5 Notas
6 Referencias
El concepto de Baja Edad Media
La Baja Edad Media es un término que a veces produce confusión, pues procede de un
equívoco etimológico entre alemán y castellano: baja no significa decadente, sino
reciente; por oposición al alta de la Alta Edad Media, que significa antigua (en
alemán alt: viejo, antiguo).2 No obstante, es cierto que desde alguna perspectiva
historiográfica puede verse al conjunto del periodo medieval como el ciclo de
nacimiento, desarrollo, auge e inevitable caída de una civilización, modelo
interpretativo que inició Gibbon para el Imperio romano (donde es más obvia la
oposición entre Alto Imperio y Bajo Imperio) y que se ha aplicado con mayor o menor
fortuna a otros contextos históricos y artísticos.3

El símil astronómico de ocaso, que Johan Huizinga convierte en otoño, es utilizado


con mucha frecuencia en la historiografía, con un valor analógico que más que una
decadencia en lo económico o lo intelectual refleja un claro agotamiento de los
rasgos específicamente medievales frente a sus sustitutos modernos.4

La crisis del siglo XIV


Artículo principal: Crisis del siglo XIV
El final de la Edad Media llega con el comienzo de la transición del feudalismo al
capitalismo, otro periodo secular de transición entre modos de producción que no
finalizará hasta el final del Antiguo Régimen y el comienzo de la Edad
Contemporánea, con lo que tanto este último periodo medieval como la Edad Moderna
entera cumplen un papel similar y cubren una similar extensión temporal (500 años)
a lo que significó la Antigüedad Tardía para el comienzo de la Edad Media.

La ley de rendimientos decrecientes empezó a mostrar sus efectos a medida que el


dinamismo de los campesinos forzó la roturación de tierras marginales y las lentas
mejoras técnicas no podían sucederse a un ritmo semejante. La coyuntura climática
cambió, acabando con el denominado óptimo medieval que permitió la colonización de
Groenlandia y el cultivo de vides en Inglaterra. Las malas cosechas condujeron a
hambrunas que debilitaron físicamente a las poblaciones, preparando el terreno para
que la Peste negra de 1348 fuera una catástrofe demográfica en Europa. La
repetición sucesiva de epidemias caracterizó un ciclo secular.

Consecuencias de la crisis

El matrimonio Arnolfini, por Jan van Eyck (1430), representa el interior de una
acomodada casa burguesa, que ambientan bien algunos de los nuevos valores de esa
emergente clase social: la propiedad privada ganada con el trabajo, la familia
nuclear, la moderación, la discreción y la privacidad. La escena transcurre en
Flandes, un emporio comercial y artesanal, que suscitó el florecimiento de una
nueva forma de pintura, la de los primitivos flamencos que entre otras
innovaciones, iniciaron la pintura al óleo, lo que permitía detalles sutilísimos
para hacer cada vez más fieles los retratos, un género que siglos antes no tenía
ninguna demanda social.
Las consecuencias no fueron negativas para todos. Los supervivientes acumularon
inesperadamente capital en forma de herencias, que pudo en algunos casos invertirse
en empresas comerciales, o acumularon inesperadamente patrimonios nobiliarios. Las
alteraciones de los precios de mercado de los productos, sometidos a tensiones
nunca vistas de oferta y demanda cambió la forma de percibir las relaciones
económicas: los salarios (un concepto, como el de circulación monetaria ya de por
sí disolvente de la economía tradicional) crecían al tiempo que las rentas feudales
pasaron a ser inseguras, obligando a los señores a decisiones difíciles.
Alternativamente primero tendieron a ser más comprensivos con sus siervos, que a
veces estuvieron en situación de imponer una nueva relación, liberados de la
servidumbre; mientras que en un segundo momento, sobre todo tras algunas rebeliones
campesinas fracasadas y duramente reprimidas, impusieron en algunas zonas una nueva
refeudalización, o cambios de estrategia productiva como el paso de la agricultura
a la ganadería (expansión de la Mesta).

El negocio lanero produjo curiosas alianzas internacionales e interestamentales


(señores ganaderos, mercaderes de la lana, artesanos de paños) que suscitaron
verdaderas guerras comerciales (en ese sentido se ha podido interpretar las
cambiantes alianzas y divisiones internas Inglaterra-Francia-Flandes durante la
guerra de los Cien Años, en la que Castilla se implicó en su propia guerra civil).5
Únicamente los nobles con más capacidad (demostrada la mayor parte de las veces por
el despojo de nobles con menos capacidad) pudieron convertirse en una gran nobleza
o aristocracia de grandes casas nobiliarias, mientras que la pequeña nobleza se
empobrecía, reducida a la mera supervivencia o a la búsqueda de nuevos tipos de
ingresos en la creciente administración de las monarquías, o a los tradicionales de
la Iglesia.

En las instituciones del clero también se va abriendo un abismo entre el alto clero
de obispos, canónigos y abades y los curas de parroquias pobres; y el bajo clero de
frailes o clérigos vagabundos, de opiniones teológicas difusas, o bien
supervivientes materialistas en la práctica, goliardos o estudiantes sin oficio ni
beneficio.

En las ciudades, la alta burguesía y la baja burguesía viven un similar proceso de


separación de fortunas, que hace imposible mantener que un aprendiz o incluso un
oficial o un maestro de taller pobre tenga algo que ver con un mercader enriquecido
por el comercio a larga distancia de la Hansa o las ferias de Champaña y de Medina,
o un médico o un letrado salidos de la universidad para entrar en la alta sociedad.
Se va abriendo paso la posibilidad (antes inaudita) de que la condición social
dependa más de la capacidad económica (no necesariamente ligada siempre a la
tierra) que del origen familiar.

Frente al mundo medieval de los tres órdenes, basado en una economía agraria y
firmemente ligada a la posesión de la tierra, emerge un mundo de ciudades basado en
una economía comercial. Los centros de poder se desplazan hacia los nuevos burgos.
Estos reequilibrios se vieron reflejados en los campos de batalla, ya que los
caballeros feudales empezaron a ser superados por el desarrollo de técnicas
militares como el arco de tiro largo,6 arma que los ingleses usaron para barrer a
los franceses en la batalla de Agincourt, en 1415, o la pica, usada por la
infantería de mercenarios suizos. Es en esta época cuando aparecen los primeros
ejércitos profesionales, compuestos por soldados a los que no les une un pacto de
vasallaje con su señor sino la paga. A partir del siglo XIII se registran en
Occidente los primeros usos de la de pólvora, invención china extendida desde la
India por los árabes, pero de forma muy discontinua. Roger Bacon la describe en
1216 y hay relatos del uso de armas de fuego en la defensa musulmana de Sevilla
(1248) y Niebla (1262, véase El cañón en la Edad Media). Con el tiempo, el oficio
militar se envilece, devaluando las funciones de la nobleza con las de la
caballería y los castillos, que quedan obsoletos. El aumento de los costes y las
tácticas de batallas y asedios traerá como consecuencia el aumento del poder del
rey frente a la aristocracia. La guerra pasa a depender no de las huestes feudales,
sino de los crecientes impuestos, pagados por los no privilegiados.

Díptico de Melun, de Jean Fouquet (1450). Panel izquierdo: Étienne Chevalier, el


donante, con San Esteban, su santo patronímico. En otra época, la perspectiva
jerárquica hubiera distanciado a un simple mortal, por muy poderoso que fuera, de
personajes celestiales.

Mismo díptico, Panel derecho: La Virgen con el Niño. La modelo fue Agnès Sorel,
amante del rey Carlos VII de Francia, lo que aumenta el atrevimiento de la
representación, que aun así resultaba asumible por la sensibilidad de la época.
Nuevas ideas
Las nuevas ideas religiosas -que se adaptan mejor a la forma de vida de la
burguesía que a la de los privilegiados- ya estuvieron en el fermento de las
herejías que se habían producido previamente, a partir del siglo XII (cátaros,
valdenses), y que habían encontrado eficaz respuesta en las nuevas órdenes
religiosas mendicantes, insertas en el entorno urbano; pero en los últimos siglos
medievales el husismo o el wycliffismo tienen una mayor proyección hacia lo que
será la Reforma protestante del siglo XVI. El milenarismo de los flagelantes
convivía con el misticismo de un Tomás de Kempis y con los desórdenes y corrupción
de costumbres en la Iglesia que culminaron en el Cisma de Occidente. Fue devastador
el impacto que tuvo en la cristiandad occidental el espectáculo de dos (y hasta
tres) papas excomulgándose mutuamente (y a emperadores, reyes y obispos, y con
ellos a todos sus sacerdotes y fieles), uno en la llamada cautividad de Aviñón a la
que le sometía el rey de Francia (fille ainée de l'Eglise -hija mayor de la
Iglesia-), otro en Roma y un tercero elegido por el Concilio de Pisa (1409). La
situación no se recondujo totalmente ni siquiera con el Concilio de Constanza
(1413), que si hubieran prosperado las tesis conciliaristas se habría convertido en
una especie de parlamento europeo supranacional, cuasi-soberano y competente en
toda clase de temas. Hasta la humilde Peñíscola se llegó a convertir por algún
tiempo en el centro del mundo cristiano -para los escasos seguidores del Papa
Luna-.

Los intentos de imprimir mayor racionalidad al catolicismo ya venían estando


presentes desde la cumbre de la escolástica de los siglos XII y XIII con Pedro
Abelardo, Tomás de Aquino o Roger Bacon; pero ahora esa escolástica se enfrenta a
su propia crisis y cuestionamiento interno, con Guillermo de Ockham o Duns Scoto.
La mentalidad teocéntrica iba lentamente dando paso a una nueva antropocéntrica, en
un proceso que culminará con el humanismo del siglo XV, en lo que ya puede
denominarse Edad Moderna. Ese cambio no se limitó únicamente a las élites
intelectuales: personalidades extravagantes, como Juana de Arco, se convierten en
héroes populares (con el contrapunto de otras terribles, como Gilles de Rais -Barba
Azul-);7 la mentalidad social va alejándose del conformismo temeroso para acoger
otras concepciones que implican una nueva forma de afrontar el futuro y las
novedades:

Hoy comamos y bebamos y cantemos y holguemos, que mañana ayunaremos.


Villancico de Juan del Encina
El anonimato conscientemente buscado en el que vivieron silenciosamente
generaciones durante siglos

Non nobis, Domine, non nobis,


sed nomini tuo da gloriam
¡No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria!
Salmos 115:1, musicalizado y utilizado muy frecuentemente para uso litúrgico. Se
adoptó como lema de los templarios y aparece en la obra Enrique V de Shakespeare.8
y que seguirá siendo la situación de los humildes durante los siglos siguientes, da
paso a la búsqueda de la fama y de la gloria personal, no solo entre los nobles,
sino en todos los ámbitos sociales: los artesanos comienzan a firmar sus productos
(desde las obras de arte a las marcas artesanas), y cada vez es menos excepcional
que cualquier acto de la vida deje su huella documental (libros parroquiales,
registros mercantiles, escribanos, protocolos notariales, actos jurídicos).

El desafío al monopolio económico, social, político e intelectual de los


privilegiados, creaba lentamente nuevos espacios de poder en beneficio de los
reyes, así como un lugar cada vez más amplio para la burguesía. Aunque la mayor
parte de la población siguió siendo campesina, lo cierto es que el impulso y las
novedades ya no provenían del castillo o el monasterio, sino de la Corte y la
ciudad. Entretanto, el amor cortés (procedente de la Provenza del siglo XI) y el
ideal caballeresco se revitalizaron y pasaron a convertirse en una ideología
justificativa del modo de vida nobiliario justo cuando este empezaba a estar en
cuestión,9 viviendo una época dorada, obviamente decadente, localizada en el
período de esplendor del ducado de Borgoña, que reflejó Johan Huizinga en su
magistral El otoño de la Edad Media.

Véanse también: Gótico tardío, Gótico flamígero, Gótico internacional, Primitivos


flamencos y Trecento (demasiados parámetros en {{VT}}) Wikipedia.
El fin de la Edad Media en la península ibérica
Artículo principal: Baja Edad Media de la península ibérica
Mientras que para el Mediterráneo Oriental el fin de la Edad Media supuso el avance
imparable del islámico Imperio otomano, en el extremo occidental, los expansivos
reinos cristianos de la península ibérica, tras un periodo de crisis y
ralentización del avance secular hacia el sur, simplificaron el mapa político con
la unión matrimonial de los Reyes Católicos (Fernando II de Aragón e Isabel I de
Castilla), los acuerdos de estos con el de Portugal (Tratado de Alcáçovas, que
suponían el reparto de influencias sobre el Atlántico) y la conquista de Granada.
Navarra, dividida en una guerra civil entre bandos orientados e intervenidos por
franceses y aragoneses, sería anexionada en su mayor parte a la creciente Monarquía
Católica en 1512.

Véanse también: Reino nazarí de Granada, Primera Guerra Civil Castellana, Casa de
Trastámara, Almogávar y Compromiso de Caspe.
Véanse también: Guerra de Sucesión Castellana, Conquista de las Islas Canarias,
Guerra Civil de Navarra y Guerra civil catalana.
Véanse también: La Biga y la Busca, Guerra de los Remensas, Sentencia arbitral de
Guadalupe, Revuelta Irmandiña y Revuelta antijudía de 1391.
Véanse también: Revuelta de Pedro Sarmiento, Cristiano nuevo, Inquisición española
y Expulsión de los judíos de España.
Véanse también: Gótico isabelino, Plateresco y Manuelino.

Capilla del Condestable en la Catedral de Burgos, gótico final (1482).

La Virgen de los Reyes Católicos, Maestro de la Virgen de los Reyes Católicos


(anónimo hispano flamenco), 1491 - 1493, Museo del Prado.

Portada manuelina de la iglesia de Golega. El retorcimiento de las columnas imita


el de las gruesas maromas de los barcos, en una nación marinera volcada en la Era
de los descubrimientos.

Decreto de la Alhambra por el que se expulsa a los judíos de España, el mismo año
que se conquista Granada, se descubre América y Nebrija pública su Gramática
Castellana: 1492. Es el final de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna,
con una unidad religiosa que acompañó a la unión de los reinos de la Monarquía
Católica.

Notas

Referencias
[1]
Fernando Garcés, Historia del mundo sin los trozos aburridos, Ariel, 2009 ISBN 84-
344-8807-8, pg. 114. Cita también a Jacques le Goff (véase, por ejemplo En busca de
la edad media, Paidós, 2003, ISBN 84-493-1477-1, pg. 43
Basándose en una teoría de Eugenio D'Ors se ha aplicado esta idea a los periodos
del Arte griego: constructivo=arcaico, pleno=clásico y decadentes=helenístico; y
veía paralelismos en el Renacimiento: Quattrocento-Cinquecento-Manierismo; o en
otros periodos: Barroco tenebrista-Barroco triunfante-Rococó; Neoclasicismo-
Romanticismo
Huizinga op. cit.. Aragonés y castellano en el ocaso de la Edad Media ISSN 0213-
2486, Nº 10-11, 1993, pags. 51-84 Promotores, arquitectos y talleres en el ocaso de
la Edad Media María Victoria Herráez Ortega, Gerardo Boto Varela, 2004, ISBN 84-
9773-161-1). En la Historia De Las Ideas Políticas de Jean Touchard se le da a esta
periodización un valor comparativo con las demás: Capítulo III: La Alta Edad Media:
un empirismo hierocrático (siglos V a X). Capítulo IV: La Edad Media: el poder
pontificio entre los antiguos (siglos XI a XIII). Capítulo V: El ocaso de la Edad
Media (siglos XIV y XV). Reseña de la 6ª edición (2006) ISBN 84-309-4355-2.
Santos Madrazo Madrazo (1969) Las dos Españas. Burguesía y nobleza, los orígenes
del precapitalismo español Editorial Z Y X.
Arqueros en la Edad Media Archivado el 25 de octubre de 2007 en la Wayback
Machine.
Ernesto Ferrero Barbablú. Gilles de Rais y el ocaso de la Edad Media. La historia
verdadera que anticipó en cuatrocientos años las fantasias más perversas del
marqués de Sade.
Liber Psalmorum 115:1 en Vatican.va. Fragmento de la película Enrique V de Kenneth
Branagh (subtítulos en francés).
Arnold Hauser Historia social de la literatura y el arte.

Predecesor:
Plena Edad Media Periodos de la Historia
Baja Edad Media Sucesor:
Edad Moderna
Control de autoridades
Proyectos WikimediaWd Datos: Q212976Commonscat Multimedia: Late Middle Ages
IdentificadoresGND: 7503823-7
Categoría: Baja Edad Media
Menú de navegación
No has accedido
Discusión
Contribuciones
Crear una cuenta
Acceder
ArtículoDiscusión
LeerEditarVer historialBuscar
Buscar en Wikipedia
Portada
Portal de la comunidad
Actualidad
Cambios recientes
Páginas nuevas
Página aleatoria
Ayuda
Donaciones
Notificar un error
Herramientas
Lo que enlaza aquí
Cambios en enlazadas
Subir archivo
Páginas especiales
Enlace permanente
Información de la página
Citar esta página
Elemento de Wikidata
Imprimir/exportar
Crear un libro
Descargar como PDF
Versión para imprimir
En otros proyectos
Wikimedia Commons

En otros idiomas
‫العربية‬
Dansk
English
Bahasa Indonesia
Македонски
Norsk bokmål
Русский
Srpskohrvatski / српскохрватски
中文
32 más
Editar enlaces
Esta página se editó por última vez el 14 may 2021 a las 15:39.
El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir
Igual 3.0; pueden aplicarse cláusulas adicionales. Al usar este sitio, usted acepta
nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una
organización sin ánimo de lucro.
Política de privacidadAcerca de WikipediaLimitación de responsabilidadVersión para
móvilesDesarrolladoresEstadísticasDeclaración de cookiesWikimedia FoundationPowered
by MediaWiki

También podría gustarte