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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL CONSAGRADA A LA PREVENCIÓN

DE RIESGOS LABORALES

La inteligencia emocional forma parte del mundo laboral, ya que hasta el 80 % del trabajo que
desempeña cualquier persona depende directamente de sus habilidades emocionales. En
sectores como el marketing, es imprescindible que el trabajador entienda qué puede sentir el
cliente al ver la campaña publicitaria o qué nuevo producto puede necesitar.]

 1 Hacia organizaciones sanas y responsables


 2 Las emociones positivas se contagian
o 2.1 ¿Cómo incrementar las emociones positivas en el trabajo?
 3 Trabajar la competencia emocional
 4 Formación en inteligencia emocional

Hacia organizaciones sanas y responsables


El trabajo a desarrollar también incide, directamente, en el aumento de la posibilidad de un riesgo
laboral y, sobre todo, en la alteración de la inteligencia emocional.

Factores como el tipo de trabajo que se realiza, la duración de los turnos, la falta de participación
en los procesos relacionados con la jornada laboral y una comunicación deficiente entre los
directivos y los empleados provocan un malestar que interfiere en el correcto desarrollo del
trabajo.

La corrección de estos factores te ayudará a conseguir que cada trabajador se sienta parte
fundamental de tu negocio y que preste la atención debida a evitar los riesgos más habituales.

Las emociones positivas se contagian


El estrés del trabajador está provocado por distintos factores psicosociales. La depresión y
la ansiedad afectan, de forma definitiva, a la estabilidad mental de cada empleado, lo que
afecta directamente a un aumento de posibilidades de sufrir un accidente.

Sin embargo, es posible crear un ambiente de trabajo positivo en el que todas las personas
implicadas se sientan partícipes de la buena marcha del negocio. Reconocer la labor de cada
empleado, fomentar una política de incentivos y corregir amablemente los posibles errores que
hayan cometido son siempre opciones mucho más recomendables para lograr el objetivo arriba
descrito.

¿Cómo incrementar las emociones positivas en el trabajo?


Se trabaja por necesidad, pero convertir la jornada laboral en un suplicio provoca un aumento de
los accidentes y la bajada inmediata de la productividad. Para aumentar las emociones positivas
en la plantilla de trabajadores, sería conveniente poner en práctica las siguientes medidas:

 Aumentar la flexibilidad del horario de cada persona, logrando así que el mismo se
ajuste a sus necesidades.
 Crear un área de reunión con los trabajadores, sin perder nunca de vista la importancia
de mantener el optimismo y la diversión dentro de lo posible.
 Usar una estancia con cierta amplitud para montar un pequeño gimnasio o llegar a algún
acuerdo con uno cercano. Así cada trabajador podrá realizar alguna actividad física ajena
a su trabajo.
 Fomentar la participación de los empleados en algún evento solidario o bien colaborar
con alguna ONG para aumentar la unión entre los mismos.
 Organizar viajes, excursiones y actividades conjuntas para aumentar la conciencia de
grupo.
 Admitir las sugerencias de tus empleados para que se sientan partícipes de la evolución de
tu negocio.
 Contar con el apoyo de un psicólogo y de un médico que hagan chequeos periódicos a los
trabajadores para confirmar su buen estado de salud física y mental.
 Ofrecer clases de meditación y relajación para que tengan la capacidad de amoldarse a
los periodos de mayor exigencia.
 Diseñar planes de financiación para facilitar el pago de la hipoteca o del vehículo del
trabajador, dándole facilidades de pago.

Trabajar la competencia emocional


Se entiende por competencia emocional una capacidad que el trabajador puede aprender
para conseguir que todos los empleados trabajen correctamente, consiguiendo así los
mejores resultados posibles. Si tu empresa se dedica a la venta al público de productos, esta
competencia es esencial para conseguir que cada cliente salga totalmente satisfecho de tu
negocio.

También es importante que tengas en cuenta que cualquier comunicación con tus clientes ha de
ser empática y optimista para lograr su fidelización. Un trabajador con una inteligencia emocional
desarrollada podrá atender a tu clientela de forma correcta más fácilmente.

Este tipo de competencia se basa en factores como la conciencia que tiene el trabajador de sí
mismo, su capacidad de adaptarse a cualquier tipo de situación y su motivación para alcanzar los
objetivos propuestos.

En lo que respecta a la relación del trabajador con el cliente, se deben valorar su empatía y sus
habilidades sociales. Resulta imprescindible contar siempre con algún trabajador específico que
se encargue de analizar estas competencias emocionales en cada uno de los empleados para
evitar posibles accidentes.

Formación en inteligencia emocional


La formación se suele limitar a aumentar el conocimiento teórico de los procesos de la empresa,
pero no enseña cómo actuar a la hora de enfrentarse a los diversos problemas que pudieran
surgir durante la jornada. Este tipo de formación debería dividirse en los siguientes grupos:
 Percepción. Ayuda a interpretar la veracidad de las reacciones, a observar de forma
eficaz y a interpretar el lenguaje no verbal.
 Técnicas de autocontrol, que amplían su conocimiento para crear el estado de ánimo
más adecuado para trabajar correctamente.
 Tener la capacidad de discriminar emociones y cambios que se hayan producido en el
trabajador.
 Gestionar la plantilla gracias al uso de técnicas de relajación, opiniones positivas y
escucha de sus inquietudes.

Todos los aspectos anteriores inciden, directamente, en la posibilidad del aumento de riesgos
laborales. Este factor provoca hasta un 20 % de pérdida de beneficios económicos y el incremento
de la mala reputación de tu empresa, lo que puede terminar convirtiéndose en una etapa de
pérdidas de la que te será complicado recuperarte.

Así, parece evidente que apostar por crear un ambiente de trabajo agradable, entender a cada
persona, crear grupos de trabajo en los que el ambiente sea el más adecuado y no permitir que la
rutina o el aburrimiento sean lo habitual son consejos a poner en práctica lo antes posible para
conseguir los resultados ya comentados.

La inteligencia emocional es, por lo tanto, la mejor base posible para que cada trabajador se
sienta siempre a gusto llevando a cabo su trabajo de forma eficaz. Si te interesa nuestro máster
en riesgos laborales, no dudes en solicitar toda la información que necesites al respecto.
Estaremos encantados de atenderte y de facilitarte la labor de convertirte en un profesional de
éxito en un sector que nunca para de evolucionar.

¿Qué es la Inteligencia emocional (IE)


La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos para controlar y gestionar
positivamente las emociones con el fin de vivir más plenamente.  El autoconocimiento,
la regulación emocional, la empatía y la resiliencia son algunas de las capacidades que, al
desarrollarse, la conforman.
“Su desarrollo se debe estimular, primordialmente, en la infancia porque es la edad
perfecta para auto descubrir las emociones a través de la empatía, la generosidad, el
entendimiento, la demostración de afecto, y de esa manera, expresarse adecuadamente
en una situación de tristeza, angustia, felicidad o euforia, sin ninguna cohibición y teniendo
el control sobre lo que se siente”, explica Jennifer Ruíz, psicóloga en Neuraxis, Clínica
Neuropsicológica Integral.

¿Cómo se desarrolla?
Para desarrollarla puedes acudir a la ayuda de uno o varios expertos, o empezar a
identificar ciertos aspectos que recomienda el psicólogo Daniel Goleman, mundialmente
reconocido por su teoría de la Inteligencia Emocional:

1. Descubre la emoción que habita detrás de cada uno de tus actos


Aprende a conectarte con las emociones a través de tu inteligencia. Busca el origen
emocional de cada acción, decisión o estado de ánimo.  La tristeza que hay oculta en un
grito, la inseguridad detrás del aislamiento social o el miedo que se esconde en la
falta de iniciativa. 

2. Incorpora un rico lenguaje emocional


Las cuatro emociones básicas son: alegría, tristeza, ira y miedo. Cuando aprendas a
identificar cada una, podrás poner en palabras lo que pasa por tu mente y por tu corazón.
Es fundamental para gestionar las emociones. Ira o enojo, ¿reconozco realmente cómo
me afecta?
3. El lado oculto de las emociones
Detrás de las emociones primarias hay otras secundarias. Descúbrelas. No te dejes llevar
por las apariencias. La tristeza no solo implica pena, ni la alegría únicamente gozo. Si
profundizas, aprenderás a “leer” el trasfondo emocional.

4. No te juzgues
Las emociones son simples mensajeras que te indicarán cómo manejarte positivamente.
No juzgues tus sentimientos. Ellos te brindan preciada información y son sumamente útiles
para poner en práctica el autocontrol y el manejo consciente de lo emocional.

5. El lenguaje corporal puede echarte una mano


Al principio cuesta reconocer las emociones. Sin embargo, si prestas atención a lo gestual
o corporal, te darás cuenta de que no siempre las palabras dicen la verdad. A modo de
ejemplo, podemos pensar en la gente que dice ser positiva y que siempre está dispuesta a
brindar ayuda, pero, sin embargo, en muchas ocasiones está meneando la cabeza como
negando. Entre los gestos y las palabras, quédate con los gestos.  

6. Aprende a hablar menos y actuar a tiempo


Antes de decir algo de lo que puedas arrepentirte, calla. Antes de tomar una decisión
intempestiva, aguarda. Ante cada emoción, detecta qué pensamiento surge y tómate un
tiempo para modificarlo en caso de ser necesario.

7. No juzgues las reacciones de los demás, ponte en sus zapatos


Utiliza la empatía para no juzgar al otro por lo que hace, dice o piensa. Cada cual tiene sus
razones. Mira más allá y descubrirás un mundo de emociones.

8. Haz un registro emocional


Apunta tus emociones para volverte con el tiempo en una persona capaz de gestionarlas
sin necesidad de tomar nota. Leer un listado de emociones y pensamientos te ayudará a
tomar conciencia para poder usarlo en tu beneficio y alcanzar tu superación.  

9. Expresa tus emociones con asertividad


Aprende a expresarte bien. Una frase asertiva sería: “siento tal emoción cuando haces o
dices tal cosa”. Quien conecta bien con sus emociones es capaz de comunicarse mejor
con los demás y pedir lo que necesita. ¡Ánimo! Tú también podrás hacerlo.

10. Lleva los puntos anteriores a la práctica


De nada sirve la teoría si no la pones en práctica.
Inteligencia emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los
demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. Todos podemos potenciar y
mejorar esa habilidad.

El término inteligencia emocional lo acuñó en 1995 por el psicólogo y periodista


estadounidense Daniel Goleman e hizo fortuna. Sus ideas están sintetizadas en Libros que nunca
te arrepentirás de haber leído si eres jefe.

Al menos tan valiosas como las aptitudes exclusivamente cognitivas como el razonamiento
analítico o la experiencia técnica son las que combinan el pensamiento y la emoción: las
competencias emocionales. Los aprendizajes de Daniel Goleman sobre la Inteligencia Emocional
son muy significativos. La diferencia entre los directivos sobresalientes y los mediocres se
encuentra en el ámbito de las competencias emocionales.

Nuestra inteligencia emocional determina la capacidad potencial de que dispondremos para el


aprendizaje de habilidades prácticas basadas en uno de los siguientes cinco elementos: la
conciencia de uno mismo, la motivación, el autocontrol, la empatía y la capacidad de relación.

Las claves de la inteligencia emocional según Daniel Goleman

1. Conciencia de uno mismo


Es uno de los aprendizajes de Daniel Goleman sobre la inteligencia emocional más importantes.
Se trata de una facultad clave en tres competencias:
 Conciencia emocional: La capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones
afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el
proceso de toma de decisiones.
 Valoración adecuada de uno mismo: El reconocimiento sincero de nuestros puntos
fuertes y de nuestras debilidades, la visión clara de los puntos que debemos fortalecer y la
capacidad de aprender de la experiencia.
 Confianza en uno mismo: El coraje que se deriva de la certeza en nuestras capacidades,
valores y objetivos.

2. Autorregulación
La autorregulación -capacidad de controlar nuestros impulsos y sentimientos conflictivos-
constituye el núcleo esencial de cinco competencias:
 Autocontrol: Gestionar adecuadamente nuestras emociones y nuestros impulsos
conflictivos.
 Confiabilidad: Ser honrado y sincero.
 Integridad: Cumplir responsablemente con nuestras obligaciones.
 Adaptabilidad: Afrontar los cambios y los nuevos desafíos con la adecuada flexibilidad.
 Innovación: Permanecer abierto a nuevas ideas, perspectivas e información.

3. Motivación
Los trabajadores ‘estrella’ se caracterizan por tres competencias motivacionales:
 Logro: El impulso que nos lleva a mejorar o sobresalir.
 Compromiso: La capacidad de asumir la visión y los objetivos de la organización o el
grupo.
 Iniciativa y optimismo: Competencias que movilizan a las personas para aprovechar las
oportunidades y superar los contratiempos.
4. Empatía
Este aprendizaje sobre la inteligencia emocional de Goleman nos deja un concepto claro. Las
diferencias en nuestro grado de dominio de las habilidades sobre las que descansa
nuestra conciencia social determinan las correspondientes diferencias en las competencias
laborales que dependen de la empatía. Entre ellas cabe destacar:

 Comprensión de los demás: Experimentar los sentimientos y las perspectivas de los


demás e interesarse activamente por sus preocupaciones.
 Orientación hacia el servicio: Anticiparse, reconocer y satisfacer las necesidades de los
clientes.
 Desarrollo de los demás: Darse cuenta de las necesidades de desarrollo de los demás y
contribuir a su satisfacción.
 Aprovechamiento de la diversidad: Servirse de la diversidad para aprovechar las
oportunidades que se presenten.

5. Capacidad de relación
La capacidad de relación es la habilidad social de movilizar adecuadamente las emociones de los
demás. Necesita de varias competencias, como:
 Influencia: Esgrimir tácticas eficaces de persuasión.
 Comunicación: Enviar mensajes claros y convincentes.
 Gestión de los conflictos: Negociar y resolver los desacuerdos.
 Liderazgo: Inspirar y orientar.
 Catalizadores del cambio: Iniciar, promover o controlar los cambios.
 

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