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Breve Historia de la Psicología Jurídica

Siglo XVIII. Alemania. Aflora la necesidad de la Psicología para la práctica judicial.

Siglo XIX. Se ratifica la necesidad de Ciencias Sociales que apoyen y ayuden a la


actividad judicial.

Siglo XX. Las aportaciones de Cattell, Binet y Stern son valoradas por muchos
autores como las del inicio de la denominada específicamente Psicología Judicial.

En 1911 se inician las testificaciones de los psicólogos: en Bélgica, la valoración


de la fiabilidad de los testimonios de niños de 8 y 10 años.

Desde el principio del siglo XX hasta los años 30 se propone la utilización del test
de asociación de palabras para establecer la culpabilidad de los acusados y otros
procesos psicológicos del testimonio.

En las siguiente dos décadas aparecen los primeros trabajos monográficos sobre
psicología legal de McCarty, Burtt y Robinson. Se reconoce la necesidad de que la
ley se fundamentara en los conocimientos de las ciencias sociales  y se aceptan
los tests como instrumento científicos.

En 1954 se desarrolló en Alemania el método del Análisis de la Validez de la


Declaración, en la actualidad es la variante más conocida e investigada en el
enfoque de los indicadores de credibilidad del testimonio.

Ya para el 1970 se nota la preocupación de la Psicología Clínica y Social por tratar


temas como los trastornos mentales, influencia de publicidad ante la celebración
de juicio y las sentencias.

A partir de la década del 1970 aparecen manuales


sobre análisis psicológico del delincuente,
programas de educación, imputabilidad, memoria de
testigos, psicopatología, intervención con niños,
entre otros.

En 1981, La Asociación Americana de Psicología


creó una división sobre psicología jurídica  y en
1984 otra, sobre psicología policial.

En la actualidad se trabaja para integrar las perspectivas en un enfoque global


para el estudio de mentiras complejas sobre sucesos factuales.
Psicología Jurídica: una aproximación conceptual

La psicología, entendida como la ciencia que describe, explica, predice y controla


el comportamiento (Sinzer, 1987), se entrecruza con numerosos campos del
conocimiento tales como la biología, las matemáticas, la medicina, la antropología,
la política, la economía, la sociología, y, entre ellas, el derecho. En cada una de
esas intersecciones se genera un intrincado acervo de conocimientos, fruto del
afrontamiento de los problemas específicos que allí se debaten. A la intersección
entre el conocimiento psicológico y el jurídico se denomina Psicología Jurídica
(PJ).

A pesar de las respuestas de algunos autores (Clemente, 1995, entre otros), cabe
la pregunta ¿existe la Psicología Jurídica como disciplina autónoma? ¿Es sólo un
ámbito de actuación o es realmente un área de especialización de la Psicología?
¿Puede erigirse realmente como ciencia porque cuenta con un objeto de estudio
particular, una metodología y un corpus teórico propio?

Otros cuestionamientos que permiten ahondar en la reflexión: ¿qué debe saber el


administrador de justicia acerca del comportamiento humano?, ¿los profesionales
de la psicología saben qué necesitan los juristas y sus usuarios?, ¿somos
asesores para la justicia o para el Estado o para los administradores de justicia de
justicia o para los usuarios?, ¿el profesional de la psicología jurídica y forense
propende porque se cumpla la ley o porque se fomente la convivencia pacífica?,
¿es función de la psicología apoyar la represión de los delitos?

Se plantean estos cuestionamientos porque con frecuencia se ha concebido la


psicología jurídica como una aplicación asistencialista de la psicología en el
ámbito del derecho, pero carente de fundamentación epistemológico y de
autonomía filosófica. El elemento epistemológico es el principal cuestionamiento
que los psicólogos jurídicos deben absolver para no caer en lo predicho por
Lakatos, citado por Vaquera (2006) quien señaló: “El científico se mueve
naturalmente como pez en el agua en la ciencia de su especialidad, pero en lo
tocante al saber sobre la ciencia, la epistemología, muchos científicos saben tan
poco como los peces de hidrodinámica”.

La psicología jurídica más que un hacer, puede constituirse como un pensar, como
un posicionamiento social y fisiológico que por supuesto se concreta en un actuar
consecuente con esa reflexión, pues el hacer sin plantearse un fin ulterior resulta
vacuo, así como el pensar sin actuar resulta idealista.
Los psicólogos jurídicos como expertos en el comportamiento humano, están
llamados a proponer soluciones viables, integrales, eficaces y no solamente
represivas, a los problemas conductuales con consecuencias jurídicas que
presentan las personas naturales. A la psicología jurídica no le interesa el
comportamiento humano por sí solo, sino aquel que tiene consecuencias jurídicas.
Por otro lado, la psicología jurídica está llamada a cooperar con la justicia, que con
frecuencia no tiene nada que ver con el derecho, a darle el toque humano al frío y
rígido sistema judicial; a cuestionar las normas, sus principios y su eficacia, a
fomentar la responsabilidad prosocial no solamente de las personas directamente
implicadas sino de los estamentos gubernamentales y de la sociedad en general.

En consecuencia, la psicología jurídica es una subespecialización de la psicología,


que como ciencia, describe, explica, predice y controla el comportamiento
humano, y cuyo objeto de estudio es el comportamiento humano con
consecuencias jurídicas. De la misma forma que al derecho solo le importa lo
humano en tanto entidad jurídica (Baena, 2000), a la psicología jurídica le interesa,
como su objeto epistemológico, el ser humano y su comportamiento cuando se
evidencia en ambientes judiciales y con consecuencias en el mismo.

Los psicólogos jurídicos pueden, y deben, hacer una lectura crítica constructiva de
los desarrollos históricos y conceptuales de la psicología jurídica que se han dado
en el mundo entero, que les de herramientas teóricas, conceptuales y
metodológicas que les permitirá una mejor fundamentación para enfrentar las
críticas y cuestionamientos que se le hace a los psicólogos jurídicos, tales como
que su papel consiste en resolver aquello que se les pregunta, no en cuestionarlo.
O que la psicología jurídica es apenas una rama auxiliar del derecho.

La Psicología jurídica.

Es la psicología aplicada en el campo del Derecho que le ofrece al psicólogo un


espacio de acción interdisciplinaria y le permite, a través de un acercamiento a
dicho orden, asumir su ejercicio utilizando los instrumentos que le son propios
como la intervención individual o grupal, el psicodiagnóstico, la asesoría, la
docencia y en ocasiones la evaluación institucional en armonía con los elementos
que le ofrece el campo jurídico como son: Las actuaciones judiciales y
extrajudiciales, el medio carcelario y el conjunto de individuos sujetos de
obligaciones y derechos que, en forma procesal mediante el litigio o, extraprocesal
mediante la conciliación, los hacen valer.

Muñoz Sabaté, indica “que puede haber una psicología del Derecho, una
psicología en el derecho y una psicología para el derecho”

La primera tiene como fin explicar la ciencia jurídica, en ocasiones calificada de


psicologismo jurídico como explicación psíquica. La segunda, hace énfasis en los
fundamentos psicológicos del derecho, considerando las normas jurídicas como
estímulos que producen o impiden ciertas conductas: es una psicología aplicada.
Finalmente, la psicología para el derecho desempeña el papel de ciencia auxiliar
del derecho y presta importante función en el aspecto probatorio.

¿Qué es Psicología Jurídica? No se trata, como se dijo, de explicar el derecho a


través de la psicología (psicologismo jurídico) ni de ponerle contenido psicológico
a los fines y principios del derecho lo cual corresponde propiamente a una filosofía
del derecho, o a la psicología general, no a la psicología jurídica. Mira y López
define la psicología jurídica como “La Psicología aplicada al mejor ejercicio del
derecho”. Para Muñoz Sabaté, “La psicología jurídica debe atenerse a la norma
sin intentar explicar si la misma es o no es justa ni pretender argumentar sobre sus
fines”.

Este mismo autor cita a Recasen Siches, quien distinque tres tipos de funciones
del derecho: “a) Seguridad; b) Resolución de los conflictos de intereses; c)
Organización, legitimación y restricción del poder político.

Relaciones entre la Psicología y la Ley

Están dadas por la extrapolación de


los estudios psicológicos a
los temas legales. Para
Eugenio Garrido, “Psicología
y Ley tienen la misma
concepción formal del al
conducta humana, aunque dentro
de las posibles explicaciones de la
conducta, la Ley, por regla general, entienda lo psicológico más como entidad fija
que como conducta aprendible”.

La psicología como fundamento de la Ley Positiva

El legislador no pretende ser irracional: Encarcelar a un recién nacido por haber


causado la muerte de la madre al nacer, (recurso extremo utilizado por la
hermenéutica), trata de ser racional y justificar que su ánimo no es imponer la ley
por voluntarismo. Hay principios y situaciones que respeta y acoge.

Psicología como auxiliar de la Ley

“El fundamento último de la ley es la escala de valores del legislador que es lo que
le infunde la racionalidad última”, indica Garrido. El aporte de la psicología como
auxiliar de la ley se debe concretar en investigaciones precisas mediante varios
métodos: Observación, indagación, selección de jurados, predicción de conductas,
evaluación forense u otros tipos de intervención con relación a los hechos al
procedimiento.

La Psicología como ayuda en el esclarecimiento de los hechos

La Psicología desempeña una importante función investigativa y hermenéutica, de


ahí la labor del psicólogo: como Perito, como experto, para establecer capacidad
testimonial y para indagar capacidad intelectual y/o volitiva.

La psicología como ayuda en el procedimiento

La psicología suministra elementos de gran valor para ser aprovechados en el


modo de realizar interrogatorios; en el análisis de los documentos (libros,
fotografías, escritos para identificación y reconocimiento).

El psicólogo en el campo jurídico

Integrar la visión científica y moderna del hombre considerado como un ser bio-
psicosocial y, además, sujeto de derechos y obligaciones, es el fin específico de
este campo ocupacional donde convergen como se ha dicho, dos disciplinas
eminentemente humanas, el Derecho y la Psicología, que tienen como centro al
hombre.

La Psicología con su estatuto de ciencia del comportamiento humano que si bien


ambiguo, como diría Lagache, por ser al mismo tiempo ciencia del hombre como
sujeto biológico y de otro lado, producto y productor de cultura, pretende captar los
elementos visibles de una estructura subyacente, aunque se presente como
ciencia de la conducta resultante de la interacción del organismo con el medio
ambiente.
Psicología Jurídica y ciencias afines

La Psiquiatría Forense

Es un área del conocimiento en la que convergen el derecho y la medicina,


ciencias y disciplinas que tienen distintos fundamentos y modalidades distintas de
conceptualización. El derecho es una ciencia social, cultural y jurídico-normativa,
que regula la conducta del hombre en la sociedad. La medicina natural,
predominantemente biológica, pero también social, que tiene por fin conservar la
salud y prevenir la enfermedad para proteger la productividad social del individuo;
en una de sus ramas, la psiquiatría se ocupa de la conducta, por cuanto ella es
producida por causas y patológicas o por aprendizaje social no adaptativa.

La Criminología

“Ciencia que tiene por objeto el estudio de la criminalidad en cuanto a su génesis y


desenvolvimiento como realidad social, así como la reacción que tal fenómeno
puede y debe suscitar”.

La Victimología

Es el estudio de la conducta de la víctima, término acuñado por B. Mendelson en


1945 y que tiene por objeto el análisis de las relaciones entre el agresor y la
víctima, ya que el hecho punible implica la existencia de la unidad dialéctica entre
el actor y la víctima.

La Penología

“Ciencia que se ocupa del estudio de las penas y de las medidas de seguridad, así
como de las instituciones postcarcelarias y post-asilares, orientadas a la
verificación de su eficacia, oportunidad y conveniencia, en aras de lograr la
verdadera rehabilitación social del individuo que ha patentizado una conducta
divergente”.

Campos de acción de la psicología jurídica

Psicología policial.

Aplicada a la fuerza pública y organismos de seguridad del Estado. Brindando


información, selección, organización, relaciones con la comunidad.

Psicología judicial.

Actuaciones dentro de todas las posibles áreas del derecho, sobre todo derecho
de familia, de menores y laboral, especialmente dedicado a la evaluación forense.
Psicología penitenciaria.

Clasificación y progresión de los internos, permisos penitenciarios, aspectos


organizaciones como el clima social, los tratamientos individuales y grupales.

Psicología jurídica del menor.

Tratamiento socializador de los menores.

Psicología preventiva del delito.

Prevenir la aparición del delito y de los problemas con la justicia.

Victimología

Se ocupa de las víctimas que acuden al sistema judicial.

Psicología del testimonio.

Procesos involucrados en el testimonio, la memoria, el lenguaje, la mentira y su


detección.

Psicología de los jueces.

Estudio de los procesos mentales de los jueces, de su tipología aptitudes,


psicopedagogía y toma de decisiones.

Estudio psicológico de la conducta desviada.

Psicología criminal y
sus motivaciones,
psicología del conflicto,
de la guerra.

Estudios sobre la
norma jurídica.

De los descriptores y
de los reforzadores así
como los procesos
psicológicos de su
edición.
Psicología de las relaciones conductuales en el mundo jurídico.

Reacciones, mecanismos de adaptación, toma de decisiones de los jurados.

Psicología aplicada a los tribunales.

De menores, de familia, civiles, laborales, administrativos, penales.

Psicología penitenciaria.

Estudia la personalidad del interno para orientar el tratamiento que debe ser
individualizado.

Psicología judicial.

Representa la psicología del testimonio, del jurado, estudiando toma de decisiones


e influencia social.

Psicología policial y de las fuerzas armadas.

Además de la formación y la selección, asesoría para la puesta en marcha de


grupos especiales, como unidades de menores, delitos contra la sexualidad,
estudio de la aplicación de las reglas y usos de la guerra psicológica.

Victimología.

Asistencia a víctimas de delitos violentos contra la libertad sexual. Estudios


victimológicos que mejoren la prevención y la intervención en grupos de riesgo.

Mediación.

O conciliación de conflictos que puedan reanudar jurídicamente como los


contractuales, los laborales, lo de familia, etc.

El Consejo Americano de Psicología Forense enumeró las funciones generales del


psicólogo forense en 1987 de la siguiente forma (Urrá y Vásquez 1993):

 Enseñar a los abogados, estudiantes de leyes y procuradores, a servir


como maestros especializados en cualquier tribunal judicial o
administrativo.

 Servir a los tribunales respondiendo a todas las consultas de los juristas, de


los sistemas correccionales, del sistema de salud mental.

 Diagnosticar, pronosticar y hacer recomendaciones en todo aquello que


tenga que ver con el estado mental del sujeto, analizar todos aquellos
problemas y dar las recomendaciones pertinentes en lo que a
responsabilidad, salud mental y seguridad del sujeto se refiere.

 Evaluar y tratar cualquier personal de la administración de la justicia que


tenga que ver con un proceso.

 Mediar entre diferentes servicios judiciales en conflictos psicológicos que


surjan en la arena legal.

 Investigar en las ciencias de la conducta para entender los


comportamientos legales del sujeto.

 Enseñar y supervisar a otros psicólogos forenses.

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