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En el Extremo Oriente, la tensión surgía del movimiento antiimperialista que cuestionaba la legitimidad de la
presencia colonial europea.
Tuvo mucha importancia la apuesta de Japón por constituir un nuevo imperio en la zona, excluyendo a las
potencias occidentales. El proyecto imperialista japonés desafiaba tanto a los viejos imperios británico,
francés u holandés como al nuevo imperialismo estadounidense de las Filipinas y el Pacífico central.
Entre 1931 y 1939, se fueron configurando los dos bandos enfrentados: el bando de las potencias del statu
quo europeo (Alemania e Italia a las que se sumó Japón); y el bando de las potencias aliadas encabezado
inicialmente por Reino Unido y al que se fueron incorporando otros Estados.
● Italia. El régimen fascista de Benito Mussolini, había iniciado una política imperialista y
expansionista que le llevó a abandonar la equidistancia entre la entente franco-británica y Alemania.
Deseaba un mayor expansionismo en la zona. Este camino le condujo a un pacto de amistad con el
Tercer Reich en 1936, dando lugar al llamado «Eje Roma-Berlín».
Japón y Alemania en 1933 e Italia en 1937 abandonaron la Sociedad de Naciones tras la condena de sus
iniciativas expansionistas.
Ya iniciada la guerra, a la entente franco-británica se sumarían países que eran amenazados por las fuerzas
del Eje.
Los únicos países neutrales fueron Suecia, Suiza, Irlanda, España y Turquía.
Ni Italia ni Japón asumieron compromisos bélicos en ese momento, adoptando una posición semi neutral.
Tampoco la URSS tomó parte inicial en el conflicto en virtud de su pacto de no agresión y cooperación
político-económica con el Tercer Reich, que le permitió apoderarse de grandes territorios polacos y bálticos
sin oposición.
EE. UU también permaneció neutral por su política de aislamiento.
En esas circunstancias, con la victoria alemana sobre las fuerzas polacas, la guerra pareció estancarse.
En la primavera de 1940, con las ofensivas alemanas de «guerra relámpago», consiguieron conquistar
Noruega y Dinamarca, asegurándose el dominio del Báltico y el vital suministro de hierro sueco;
También invadieron Holanda y Bélgica, rebasando así las defensas francesas en el Rin y acercando sus
fuerzas al canal de la Mancha y a la costa inglesa.
En esta gran ofensiva envolvieron al ejército galo y forzaron a Francia a romper su alianza con Reino Unido
y pedir el armisticio.
Francia entregó toda su parte atlántica al dominio alemán, incluida París.
La Italia de Mussolini decidió salir de su no beligerancia para alinearse con Alemania atacando a los
británicos en Egipto.
El primer ministro británico, Winston Churchill, decidió resistir el expansionismo ítalo-germano. La respuesta
alemana fue preparar la invasión de Inglaterra.
2.2 LA BATALLA DE INGLATERRA Y LA GUERRA NAVAL EN EL ATLÁNTICO
El ataque a Inglaterra se completó con las primeras operaciones de la batalla del Atlántico, que enfrentó a
las flotas de submarinos alemanes y británicos.
Roosevelt, en marzo de 1941, consiguió del Congreso de Estados Unidos la aprobación de la Ley de
Préstamo y Arriendo, que facilitaba la venta de material militar a Reino Unido y otros países aliados en
ventajosas condiciones de pago.
En agosto, tuvo un encuentro con Churchill en el que firmaron la Carta del Atlántico, con compromisos de
colaboración futura.
La confirmación de la victoria británica tuvo lugar en el momento en el que la guerra se extendía por el
Este de Europa y el norte de África, en virtud de las campañas italianas contra Grecia y Egipto.
Los pésimos resultados obtenidos por los italianos forzaron a Hitler a acudir en ayuda de Italia.
El Ejército Rojo no daba síntomas de colapso y a finales de julio llamaba a filas a reservistas para defender
las líneas en torno a Leningrado, Moscú y Stalingrado
2.4 LA MUNDIALIZACIÓN DE LA CONTIENDA: EL FRENTE PACÍFICO
El 7 de diciembre de 1941, la aviación japonesa atacó Pearl Harbor, la principal base estadounidense en el
Pacífico central.
Este hecho provocó su entrada en la guerra. En los meses siguientes, Japón invadió y ocupó los territorios
británicos de Malasia, Filipinas estadounidense, la Indochina francesa…
Los sueños imperiales japoneses se habían hecho realidad. Ante el avance japonés, Estados Unidos puso
su potencial económico, humano y bélico del lado de los aliados.
A mediados de 1942, Estados Unidos consiguió detener la expansión japonesa, con lo que la guerra
empezó a cambiar a favor de los aliados.
A finales de 1942 se había abierto un nuevo frente terrestre con el desembarco anglo-norteamericano en el
norte de África: la «operación Antorcha».
En mayo de 1943 alemanes e italianos se rindieron en Túnez; el norte de África quedó en manos de los
aliados y abrió el camino de la conquista de la isla de Sicilia. Los aliados invadieron Sicilia en julio, lo que
provocó la caída del régimen fascista y la detención de Mussolini.
En septiembre el nuevo Gobierno italiano firmó un armisticio con los aliados.
Los alemanes les hicieron frente, y el país quedó dividido: en el sur se constituyó un Gobierno pro aliado y
en el norte, un Gobierno fascista, controlado por los alemanes y presidido por Mussolini.
Las victorias aliadas se fueron consolidando y se inició una campaña sistemática de bombardeos aéreos
sobre: Alemania. Todo el país quedó arrasado por las bombas británicas y estadounidenses, lo que provocó
la paralización de la industria bélica, la destrucción de infraestructuras y, sobre todo, el desplome moral de
la sufrida población germana.
Las tropas aliadas desembarcaron por sorpresa en las costas francesas de Normandía, sin que los alemanes
hubieran previsto la defensa. Tras duros combates, la progresión de las fuerzas aliadas permitió liberar París en
pocas semanas y llegar a las fronteras occidentales de Alemania.
La suerte estaba echada, pero Hitler no estaba dispuesto a asumir la derrota ni a rendirse.
Entre enero y abril de 1945, la guerra se focalizó en el territorio alemán.
El hundimiento del Tercer Reich terminó con la toma por asalto de la capital alemana el 30 de abril de 1945.
Ese mismo día, Hitler se había suicidado en su búnker.
Incapaz de admitir la derrota y dispuesto a no sufrir la suerte de Mussolini, que había sido capturado y
ejecutado durante su tentativa de huida hacia Alemania, el sucesor de Hitler, Dönitz, asumió la necesidad de
rendirse, lo que exigían los dirigentes aliados.
En junio de 1942, los norteamericanos consiguieron derrotar a los japoneses en las islas de Midway, a la par
que empezaban a ayudar de manera efectiva a la resistencia militar de nacionalistas y comunistas en China.
Japón se vio obligado a iniciar una retirada y evacuación de cada una de las islas y posesiones logradas.
La dependencia de Japón de las importaciones de petróleo, unida a la campaña naval enemiga contra sus vías
de transporte marítimo, acabaron reduciendo la capacidad productiva. La estrategia bélica de Estados Unidos
hizo muy buen uso de su enorme superioridad en recursos y materiales a través de dos vías complementarias:
El nuevo presidente Harry S. Truman, decidió utilizar una nueva bomba. Así se selló el destino de Hiroshima: el
6 de agosto de 1945.
Tres días después se lanzó otro ataque a Nagasaki; otra bomba de plutonio cayó sobre la ciudad.
El emperador Hirohito decidió la rendición. El 15 de agosto de 1945, el emperador habló a todo su pueblo para
anunciar el final de la lucha y la rendición de Japón.
4. LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
PÉRDIDAS HUMANAS
55 millones de muertos, 35 millones de heridos y más o menos 3 millones de desaparecidos.
EFECTOS MORALES
Intenso trauma moral que además cuestionó todos los valores éticos en los que descansaba la civilización
occidental.
Para juzgar estos atropellos se constituyó un tribunal internacional compuesto por los 4 grandes: Estados
Unidos , Francia, Inglaterra y Rusia, que definió un nuevo concepto jurídico en el derecho internacional: el
de los crímenes contra la humanidad.
Entre 1945 y 1946 tuvo lugar los juicios de Núremberg, que juzgó a 21 dirigentes nazis de los que 12 fueron
condenados a muerte.
Este proceso fue seguido de otros para castigar a los responsables del régimen nacionalista y conseguir la
desnacificación de Alemania.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS
- Elevado volumen de deuda que se había contraído y subida vertiginosa de los precios.
- Estados Unidos, una vez más, experimentó un crecimiento económico muy rápido, consolidando su
posición económica como 1ª potencia mundial.
CONSECUENCIAS POLÍTICAS
- En la Europa Oriental, liberada por la Unión Soviética, se impusieron a la fuerza las democracias
populares, que en realidad eran dictaduras comunistas bajo la hegemonía de la URSS.
- En Extremo Oriente, Japón perdió su imperio en Asia, que fue ocupado por Estados Unidos, que
impulsó la democratización.