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PALABRAS EN LA FIESTA DE SAN JUAN DE ÁVILA

DIOCESIS DE LEÓN 2022

Queridos sacerdotes, seminaristas, demás familiares de los homenajeados y


amigos:

En nombre de todos los presentes saludo con cordial afecto y expreso nuestra
felicitación y enhorabuena a los queridos D. Ovidio Álvarez Suárez; D. Antolín
Martínez Fuertes; P. Matías Pérez López, O.S.A.; Rafael Ramila Fernández,
S.M; D. Antonio Valladares Rando, y D. José Antonio González (fallecido),
quienes celebran sus bodas de oro presbiterales. D. Jorge García Rodríguez,
bodas de plata; y D. Francisco Viñuela Antolín, quien hace sus bodas de plata
diaconales. Nos unimos a todos ellos en acción de gracias a Dios por el gran
don del ministerio sacerdotal y diaconal, y por la fidelidad, fecundidad y
felicidad, concedido al devoto ejercicio de su ministerio.

En esta celebración de San Juan de Ávila, patrono del clero español, me ha


parecido más adecuado dejar la palabra al mismo santo para que un par de
palabras, tan oportunas en su Tratado sobre el Sacerdocio, nos expongan esa
riqueza de su pensamiento y amor por el ministerio. Resalta el Maestro Ávila en
su obra que ser sacerdote es el mayor don de Dios. “Entre todas las obras que
la divina Majestad obra en la Iglesia por ministerio de los hombres, la que tiene
el primado de excelencia y obligación de mayor agradecimiento y estima es el
oficio sacerdotal”1. Ante este preciado don, exhorta a la Iglesia y a quien lo
recibe a la continua acción de gracias diciendo: “¡Alabado sea Dios, bendito
sea Dios, muchas gracias se den a Dios, porque dio tan grande poder a los
hombres!”.

También nos recuerda que una de las virtudes a cultivar con mística de todo
ministro ordenado es la oración, ella le identifica vocacionalmente, y debe
ofrecerla al Señor a diario, no por deseo humano, sino como gracia del Espíritu
Santo; ella ha de ser eficaz, atenta y muy poderosa 2, como también San Pablo
lo considera “el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rom
8,26). Vosotros, los homenajeados, de seguro, a lo largo de estos años, habéis
sido faro para tantas personas en sus necesidades con vuestra oración, porque
el Espíritu siempre multiplica lo dado cuando lo media el amor.

Asimismo dice San Juan de Ávila que el buen sacerdote es un paraíso terrenal
en medio del cual está plantado el árbol de vida que es Jesucristo nuestro
Señor, metido en sus entrañas, dándole vida, y vida que nunca se acaba. Es el

1
San Juan de Ávila, Ser sacerdote, don de Dios, por San Juan de Ávila Tratado del Sacerdocio.
Fuente: http://misagregorianagrancanaria.wordpress.com/2012/03/18/san-juan-de-avila/
2
Ibíd.
huerto regado por el agua del Espíritu, cuyo fruto presente es la paz para sí y
para toda la Iglesia y después la vida eterna 3.

Démosle pues gracias al Señor, por la riqueza y lo que ha hecho en estos


hermanos nuestros, por este don y por la generosidad en su respuesta. Que la
santísima Virgen, a quien recordamos en este mes y de la que el maestro de
Ávila era tan devoto, os acompañe, auxilie e ilusione vuestra entrega en la
misión.

De nuevo:

¡FELICITACIONES!

Javier E Cortés T. 5 E.E.

3
Ibíd.

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