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HISTORIA de ESTADOS UNIDOS % acne - i: H ORIA de roupaiiecnatrehnoiniimnnonen Ml 2 \pOS UNIDOS ™| pordneo sin tomar en cuenta el lugar que en ella les corres: ponde a los Estados Unidos de América. Ni se puede 76-1945 OSCE ‘comprender la marcha actual de la politica norteameri- cana sin conocer sus antecedentes histdricos. ¥, sin embarge apenas hay libros en la bibliografia espafiola que puedan ofrecernos lo que nos proporciona éste de la profesora Aurora Bosch: una vision global, informada y solvente, Zz 5 g i. < a g < a 9 & & & pensada especificamente para los lectores espafioles, de Ia evolucién hist6rica de los Estados Unidos, desde la reyolucién que condujo a su independencia hasta el fin de la segunda guerra mundial, que confirmé su papel como potencia dominante. Corseguir esta clase de sintesis requie- re, por una parte, un conacimiento a fondo de los resultados mas recientes de Ia investigacibn, a los que dificilmente se puede acceder a partir de nuestras bibliotecas,y un ¢sfuerz0 | para explicarlos y sintetizarlos para un ptiblico espaol Esto es lo que Aurora Bosch ha realizado, y el resultado es una espléndida visién de conjunto de los éxitos y fracasos de la democracia norteamericana desde 1776 hasta 1945; - ‘i Me hae e Capitulo 12 LA GRAN TRANSFORMACIOD GUERRA, PROSPERIDAD E IMPERIO MUNDIAL, 1939-1945 La POLETICA EXTERIOR DE ROOSEVELT: DEL AISLACIONISMO A LA GUERRA TOTAL ‘Tras la primera guerra mundial, la depresién posbélica, los conflic- tos sociales y los problemas con Europa en relacién con los préstamos de guerra, replegaron a Estados Unidos en el hemisferio occidental y acabaron con el internacionalismo liberal de Wilson; aunque el aisla- cionismo no pudo ser total por el cardcter de primera potencia mundial de Estados Unidos, pues la economia dependfa de inversiones y mer- cados exteriores y las posesiones ultramarinas implicaron al pais en asuntos internacionales, especialmente en el Pacifico. ‘Lo que sf persisti6 del idealismo wilsoniano durante los gobiernos republicanos de la década de 1920 fue la convicei6n de que Ia carrera atmamentistica habfa levado a la primera guerra mundial y que el de- ~ sarme podfa llevar a la paz. Para controlar el poderfo naval mundial y 1a expansién japonesa en el Pacttico, el presidente Warren Harding, convocé en noviembre de 1921 la Conferencia de Armamento de Was- hington, en la que Estados Unidos, Gran Bretafia, Japsn, Francia e Ita- lia se comprometieron a paralizar la construccién naval de guerra du- rante diez afios, repartirse el deminio de los mares, respetar sus posesiones en el Pacifico y —con la inclusién de China, Portugal y Bélgica— apoyar la politica de «paertas abiertas» en China y respetar su integridad territorial." La impotencia ¢ ilusién de estos tratados se evidencié cuando, en 1930, el Ejército ruso acabé con los esfuerzos chinos por hacerse con 446 ISTORIA DE ESTADOS UNIDOS elcontrol del ferrocuril del este de China, sin que Estados Unidos, gy atin no habja reconocido a la Unién Soviética, pudiera hacer nada ne evitarlo. Los gobiernos republicanos habfan justificado el no reconeen seta dea Union Sovicion porta nauraleradespaiea deere politico, su negativa a cumplit las obligaciones de pago contraidns me tes de la revolucién y, sobre todo, por el proyecto bolchevique de aye, ‘ycluci6n mundial», que tenfa como uno de sus objetivos «los pares coloniales de Latinoamérica» ? Bl temor y la realidad de lapenettacisn ccomunista dominé también la continuacién de la politica intervencig. nista de Estados Unidos en el Caribe y Sudamérica® durante la décadg de 1920 y principios de los treinta, pues el Departamento de Estade pensaba que los lideres bolcheviques estaban usando América Lating ‘como base de sus actividades contra Bstados Unidos y los hizo res. pensables de la reciente revolucién en Nicaragua —que provocs tain tervencién de 5.000 marines en 1926— y del levantamiento conta la dlictadura militar salvadorefia en 1932. Cuando Franklin D. Roosevelt accedi6 @ Ia Presidencia en marzo de 1933, Adolf Hitler habia llegado al poder en Alemania y los japo. neses habfan ocupado Manchuria, retirdndose de la Sociedad de Na ciones al condenar ésta sus aeciones en China en 1932. Aunque Roo- sevelt tenfa conocimientos e interés en politica exterior y se habia minifestado desde 1920 partidario entusiasta de que Estados Unidos participara en la Sociedad de Naciones, fuera miembro del Tribunal Internacional y redajera las deudas ce guerra y los aranceles; la grave dad de ia crisis econdmica le oblig6, durante su primer mandato, a cen- trase en el New Deal? y a continuar muchos aspectos de la politica ex- terior de sus antecesores, con Ia salvedad de acentuar la politica de «ctuena vecindad» con Latinoamérica y reconocer a 1a UniGn Sovigt- ccaen 1933, buscando en ella un posible aliado frente al expansionismo japonés en el Pacifico ‘Su politica de «buena vecindad» acabé con el intervencionismo en el Caribe y Latinoamérica, En 1934 el Congreso derogé la Enmienda Platt, por lo que Estados Unidos cedia sus derechos a intervenir a per petuidad en Cuba.* Ese mismo aio, los marines se retiraron de Hai, fue reconocido el gobiemo revolucionario de El Salvador y se const- {uy6 el Banco de Exportacién e Importaci6n para otorgar crédito alas reniblicas latinoamericanas. Antes de que acabara Ia segunda guerra mundial, el gobierno puso fin al control financiero sobre Ia Repiblica Dominicana y no se opuso @ la nacionalizacién del petr6leo mexicano por el gobiemo de Cérdenas a partir de 1938 LA GRAN TRANSFORMACION 447 © pero en los afios siguientes la tensi6n no hizo sino aumentar en Eu- ~ jopa y Asia; mientras el sentimiento pacifista y neutalista creesa en Paados Unidos, especialmente cuando entre 1934 y 1937 fueron sa- endo @ la luz los resultados de 1a Comisién de Investigacién del Se- edo sobre los origenes de le participacién estadounidense en la pri- thera guerra mundial, que conclufa que banqueros y fabricantes de ‘as habjan hecho escandalosos beneficios con Ia guerra. En plena depresién econémica, la idea ce que el pafs habia participado en la pri- snera guerra mundial por el interés de los monopolios se extendié en- ire una poblacién que crefa que las grandes empresas eran las causan- tes de Ia crisis econémica, La presidn de un movimiento pacifista de varios millones de per sonas y Ja promesa del presidente de mantener al pafs fuera de cual- quiet conflicto, Hevaron al Congreso a aprobar sucesivas Leyes de Neutralidad —1935, 1936 y 1937—, mientras aumentaban las agre- - siones al statu quo por parie de Alemania, Italia y Jap6n. La Ley de Neutralidad de 1935 prohibja Ia venta de armas y municiones a todos "js paises beligerantes, y tras la invasin italiana de Etiopfa, en octw- te de 1935, el Congreso afadi6 una disposicién en enero de 1936 que " prohibia conceder cxéditos a los pafses beligerantes. Cuando en julio te 1936 estallé la guerra civil en Espafia y Alemania e Italia apoyaron fl bando insurgente del geneeal Francisco Franco, frente al gobierno democratico de la II republica, Roosevelt apoyé la postura del Reino Unido y Francia de que solamente la no intervencién podria aislar el conflicto, El presidente pidiéel embargo moral del comercio de armas yanimé al Congreso a extencer las Leyes de Neutralidad a las guerras civiles. Bn la primavera de 1937, el Congreso aprobé una nueva Ley de Neutralidad, que requerfa que las mercanefas exportadas a paises beli- gerantes fueran pagadas en efectivo y transportadas en sus propios bar- cos —sistema de cash and carry—, lo que era una forma inteligente de mantener un comercio provechoso sin corter el riesgo de una guerra. La nueva Ley de Neutralidad pas6 su prueba de fuego en julio de ~ 1937, cuando comenzé la guerra no declarada entre China y Japén, por lo que Roosevelt no tuvo que :nvocar la ley de neutralidad y pudo flore- cerun comercio mundial de armas norteamericanas hacia China, violan- = do el aislacionismo estricto. Las continuas agresiones de Japén sobre la poblaci6n civil china —como el bombardeo de Shangai o el sagueo de [F_ Nanguin— provocaron en octubre de 1987 la primera manifestcién po [ blica de Roosevelt contra el «teino del terror» y un orden internacional © sin ley, en el que el 10 por 100 de la poblacién del mundo amenazaba la ; ‘i 448, HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS paz del otro 90 por 100; haciendo un lamamiento a poner en «cuarente. ha» a aquellas naciones que creaban un estado de anarqufa intemacional ¢ inestabilidad. En 1938, e1 Departamento de Estado anuncié que se po. nia la venta y exportaci6n de armas a los pafses culpables de ataques a la poblacién civil, y en julio de 1939, Estados Unidos avis6 a Japon de que cancelaba durante seis meses su acuerdo comercial firmado en 1911, Jo que allanaba el camino para un embargo de materiales de guerra ‘A pesar de estos movimientos, Estados Unidos se sentia seguro en elrrundo de 1938 y no consideraba el fascismo, el comunismo 0 el ex. pansionismo japonés una gran amenaza. En Europa, Francia y el Reino Unio podian contener a Hitler, el anticomunismo estaba venciendo en Espafia, y, ademis, los gobiemos de la Europa centrooriental eran hos tiles a la Unién Soviética y continuaban conteniendo el comunismo, En Asia, Estados Unidos, Gran Bretafia, Francia y Holanda dominaban el Pacifico, y aunque Japén querfa acabar con el dominio blanco en et con‘inente y era una amenaza contra el statu quo, no tenfa recursos na- turales esenciales y estaba atrapado en su guerra contra China. En cuanto a la Uni6n Soviética era relativamente débil y no podfa ser mi. Jitarmente expansionista, En Oriente Medio y Africa, dominaba el co- lonialismo europeo, y en América el nuevo imperialismo estadouni dense garantizaba materias primas baratas y mercados dependientes. Esta sensaciGn de seguridad significaba que en,1938, Estados Uni dos estaba en contra del expansionismo alemén ¢ italiano en Europa y del japonés en Asia, pero no estaba dispuesto a hacer mucho para de- tener a estos paises y mucho menos @ mejorar su Bjército, Esta siguié siendo su postura cuando en marzo de 1939 Hitler ocup6 Checoslova- quia e incluso cuando, tras la invasion de Polonia en septiembre de 1939, Gran Bretatia y Francia declararon la guerra a Alemania. Tras la invasién de Checoslovaquia, Roosevelt no pudo conseguir siquiera que el Congreso revocara el embargo de armas y permitiera a las in- dustrias norteamericanas vender material de guerra a Francia y Gran Bretafia con el sistema de-cash and carry, mostrando asf a Hitler que ‘en un futuro inmediato no tenfa nada que temer de Estados Unidos. Entre octubre de 1939 y la primavera-invierno de 1940, un presi- dente Roosevelt atrapado por una opinién ptiblica dividida entre el in- ternacionalismo y el pacifismo, tomé una posici6n intermedia frente al conflicto europeo, pues reiterd en el Congreso que mantendrfa al pais fuera de la guerra, pero consiguié que aquél revocara en noviembre dé 1929 el embargo de armas, y aprobara el sistema de cash and carry pars verder material de guerra a Francia e Inglaterra, Esta decisién alineaba ed LA GRAN TRANSEORMACION a9 1 Bstados Unidos con Ins democracies europeas, reiteraba la amistad con Buropa Occidental y dejaba claro que el pais resistiria cualquier in- tento de romper el equilibria de poder en Europa; pero también indica- ba que Estados Unidos no estaba dispuesto a pagar un precio muy ele- vado por detener a Hitler. Con esta filosoffa de frena’a Hitler al menor costo, Roosevelt se en- frent6 a Ia guerra Relémpago Alemana —que de abril a junio de 1940 invadié Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica y conquisté Francia en dos semanas—, dejando al Reino Unido solo frente a Alemania Italia. Entonces, por primera vez Estados Unidos se sintié vulnerable y Roo- sevelt puso a disposicién de los briténicos 50 destructores de la prime- rm guerra mundial, a cambio ée recibir concesiones por noventa y nue- ve affos en toda una serie de bases aéreas y navales en las Indias Occidentales briténicas. También en septiembre de 1940, el Congreso aprobs el reclutamiento en tiempos de paz. para los varones compren- 4idos entre los veintiin y treinta y cinco affos. Estas decisiones y acontevimientos tuvieron lugar en medio de Ia campafia electoral dé 1940, a la que Roosevelt se presentaba para un tercer mandato. Siempre habfa dicho que no iba a presentarse y que es- taba preparado para aceptar la candidatura de Cordell Hull, sihabja un progresista como vicepresidente, como Harry Hopkins 0 Bob Jackson. Pero ya en enero de 1940 confesé a Henry Morgenthau, secretario del ‘Tesoro, que no se presentarfa a no ser que las cosas empeoraran mucho en Europa. Cuando cayé Francia en junio de 1940, aumentaron los in- dicios de que Roosevelt estaba pensando en un tercer mandato, ale~ ‘gando que no podia haber tres meses de interregnum en medio de una " guetma; pero en Ia Convencion demécrata de julio de 1940, Roosevelt gané la nominacién diciendo desde el primer dfa que no iba a presen- © tatse ala reeleccién, Bl artifice de esta lecci6n de estrategia politica fue Harry Hopkins quien, mientras ten‘a lugar la Convencisn, alquil6 tres suites en distintos hoteles de Chicago, en las que negociaba con los Aistintos jefes del Partido Demdcrata, déndoles ef mismo mensaje: «Roosevelt rechazarfa la nominacién si se emitieran més de 150 votos contra len Ta primera votacién».* De esta forma, F. D. Roosevelt fue nominado candidato demécrata " ala Presidencia por aclamacién popular, orquestada por el jefe de- mécrata de Chicago, y escogié a Henry Wallace como vicepresidente en contra de todos los conservadores del partido— porque Wallace ra un liberal que protegeria el legado del New Deal si él morfa. Pese _ #la ruptura de F. D. Roosevelt con los Ideres negros por Ia discrimi 45¢ HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS nacién en el Bjército —y, con el lider del CIO John Lewis, que hubie. ra querido ser su vicepresidente — los votantes negros, los trabajadores industriales y, en general, el voto de las grandes ciudades le apoys frente a Wendell L. Willkie? al que consideraban un candidato de Wall Street. El presidente recibié 449 votos electorales, contra 82, peto el apoyo en voto popular descendié respecto a las elecciones an {erores 2 menos del 55 por 100. La politica exterior centré la cama fia electoral, en la que Roosevelt reiterd, una vez més, que «vuestros hijos no van a ser enviados a luchar en guerras extranjeras» y tres dias antes de las elecciones, declaré que «este pais no ir a la guerra», ‘La reeleccién de Roosevelt para un tercer mandato presideneialfor- talecié su posicidn de ayudar a los aliados. En su charla radiofénica del 59 de diciembre de 1940, anuncié que Estados Unidos debia convestir- ‘seen «el gran arsenal de la democracia» y en su mensaje anual al Con- reso, el 6 de enero de 1941, pidis ef apoyo para las naciones que esta- ban luchando en defensa de lo que él llamé las cuairo libertades: libertad de palabra, libertad de religiOn, libertad de la necesidad y li bertad del miedo». Cuatro dias después, ante las presiones desespera das de Winston Churchill, porque Gran Bretafis no podfa pagar en fefectivo la enotme cantidad de armas que necesitaba, el presidente pro- puso al Congreso prestarlas directamente sin cobrarlas, con el acuerdo Ge que serian devueltas o reemplazadas una vez acabada la guerra. Este fie el espiritu de Ia Ley de Préstamos y Arriendos, aprobada por un amplio margen de votos en marzo de 1941. La ley autorizaba al presi- dente a vender, transfert, intercambiar y prestar cualquier articulo de defensa, al gobierno de cualquier pafs cuya defensa conciba el pres: Gente como vitel para In defensa de Fstados Unidos: asf como a poner fa su disposicidn los diques norteamericanos. En este programa de ar- mar a los aliados se llegarfan a empleat 50.000 millones de délares. El 24 de junio de 1941, cuando Hitler habfa comenzado Ia invasion de Ia Uni6n Sovistica, Estados Unidos anuncié que la Ley de Préstamos y “Arriendos se extendfa a un nuevo aliado: Ja Uni6n Soviética. ‘Roosevelt, siguiendo el ejemplo del imperio briténico, estabe inten tendo que otros lucharan por Estados Unidos para mantener el statu quo a: menor costo posible; sin embargo en los tltimos meses aument6 la tensién directa entre Estados Unidos y el Bje." Tras la aprobaci6n dela ley de Préstamos y Arriendos, Estados Unidos se apoders de todas Ins raves del Eje que hubiera en puertos norteamericanos; en abril de 1941 tomé Groenlandia bajo su protecci6n y anuncié que Ia Marina patella fa los mares en las zonas de defensa. Fn mayo, después de set hundide ¥ LA GRAN TRANSFORMACION 451 un buque de carga por un submarino alemén, Roosevelt proclamé una tilimitada emergencia nacional». En agosto de 1941, finalmente Chur- chill consigui6 el ansiado encuentro personal con Roosevelt en Terra- ova, en donde se redactaron los objetivos de guerra de Tos aliados, re- ‘ogidos en la Carta del Atléntico. Ademds de la lucha por «las cuatro libertades», los aliados se comprometian a una serie de acciones: re- hunciar a todo engrandecimiento territorial, devolver el autogobiemo a Jos pueblos que habfan sido despojados de él, garantizar el acceso igua- litario a las materias primas, esi como la cooperacién econémica, la li- bertad de los mares y un nuevo sistema de seguridad colectiva. Durante los meses siguientes, el Atléntico parecié el lugar en que Estados Unidos serfa arrastrado a la segunda guerra mundial, pues de septiembre a octubre de 1941, dos destructores fueron atacados y uno hundido por submarinos alemanes.!? En las semanas siguientes, el Congreso aprobs eliminar las secciones que limitaban la Ley de Neu- tralidad, de forma que el presidente podfa armar a barcos mercantes y enviarlos directamente a las zonas de combate. Sin embargo, Estados Unidos entré en la guerra como consecuencia de la expansién japone- saen el Pacifico. En realidad, hacia més de un affo que las agresiones de Japén sobre China eran constantes, pero aun asf Estados Unidos no habia declarado el embargo total a Japén y siguié vendiéndole petss- Jeo durante toda la primera mitad del alo 1941. Bl éxito de la Blitz- ireig en Europa habia permitido que los sectores militaristas en el go- bierno japonés fueran desplazando a Ios moderados, poniendo en prictica su proyecto de sustituir a los imperios coloniales europeos en ‘Asia, y expansionandose en busca de los recursos naturales que Japén no tenfa por la Indonesia holandesa y 1a Indochina francesa, asf como por las posesiones briténicas de Malasia, Birmania y 1a India. Los pri- eros pasos de esta estrategia fueron un permiso del gobierno francés de Vichy para construir aeropuertos en Indochina y afiadir Tokio al Eje Roma-Berlfn en septiembre de 1940, Mientras tanto, la estrategia de Roosevelt segufa siendo de conciliacidn en el Pacifico, para centrar sus esfuerzos en el Atlintico, pues consideraba que la Marina norteameri- ‘eana no estaba preparada para hacer la guerra en dos océanos."* Sin embargo, la ocupacidn japonesa de la Indochina francesa en ju- lio de 1941 provocé el embargo total y Ia congelacién de fondos y tivos japoneses en Estados Unidos. Reino Unido y Holanda hicieron Jo mismo, con el resultado de que Japén perdi su mercado norteame- ricano, asf como el abastecimiento de productos vitales para continuar Ja expansi6n y mantenerse en China e Indochina. Los militaristas ja- 452 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS poneses decidieron declarar la guerra a esos tres pafses en los meses si guientes si no se reanudaba el abastecimiento. En conereto, las negociaciones entre Jap6n y Estados Unidos fue ron un intento de ganar tiempo por parte de ambos pafses ante una guerra que consideraban inevitable, ya que Japén no estaba dispuesto a salir de China y Estados Unidos no podfa contentarse con menos. Las circunstancias se endurecicron cuando el 16 de octubre cay6 el gobier- tno moderado de Fumimaro Konoye, y el general Hideki Tojo, ministro de la Guerra, se convirtié en primer ministro, Aunque las negociacio nes continuaron hasta finales de noviembre, el gobierno norteamerica- no no podia confiar en un gobierno japonés que, segiin las informacio. nes de Magic —el descifrador del ¢6digo japonés—, habfa tomado ya Ja decisidn secreta de ira la guerra contra Estados Unidos, Gran Breta fia y Holanda y atacar distintos objetivos en el Pacifico “Lo que Estados Unidos no supo 0 no logré descifrar a través de ‘Magic —a pesar de lo que seftatan las teorfas revisionistas— fue el lu gary la fecha del ataque japonés, que se esperaba inminente desde et 55 de noviembre de 1941. Y, desde luego, nadie pensaba que los japo- hneses podfan Hlegar tan lejos, a Pearl Harbor, en el Pacifico sur occi- Genial. Por eso se deseché toda la intensa comunicacién entre Tokio y Honoluli, que Magic intercepts en los primeros dias de diciembre y hho ce tomé ninguna medida especial en la base de Pearl Harbor, de for- ‘ma que no se habfan cancelado las licencias de fin de semana y los fviones estaban en tierra ala con ala. En medio de la mayor sorprest, el domingo 7 de diciembre de 1941, a 1as 7.53 de la mafiana, al grito de {Tora, Tora, Tora! 10s japoneses bombardearon la flota del Pacifico du Tame dos horas, Fue ef mayor desastre naval de Ia historia de Estados Undos, Murieron més de 2.400 militares y civiles, hubo 1.178 heridos, se destruyeron 149 aviones, se hundieron los acorazados Arizona, West Virginia y California; et Oklahoma quedé gravemente dafiado; el Ne yada fue encallado para que no se hundiera y otros muchos barcos fue- ron hundidos o seriamenté dafiados. Aun asf, el desastre no fue total, ‘pues los japoneses no bombardearon los depésitos de petréleo y olvi ‘Haron los portaviones que habian salido de forma fortuita hacia unos dias y que serfan decisivos en la guerra naval que se avecinaba | "Mids devastadora, y a diferencia de Peatl Harbor, nunca investigada, fue la derrota que se inflingi6 al general Douglas MacArthur en F nas nueve horas después, en la que fueron destruidos la mitad de los 20 bonbarderos que habja en las islas. MacArthur no hizo nada a pesar de haber recibido la informacién de Magic y tener nueve horas de preavt ¥ LA GRAN TRANSFORMACION 433 so, Bse mismo dia, los japoneses atacaron también Guam, Midway, Hong Kong y la peninsula de Malay. Al dfa siguiente del ataque a Pearl Harbor y a las Filipinas, el Congreso declaré la guerra a Japén. El 11 de diciembre de 1941, Alemania e Italia, fieles al pacto tripartito con Ja- pén, declararon la guerra a Esados Unidos. Mas de dos afios después de iniciada la guerra en Europa, Estados Unidos entraba en la segunda guetra mundial como un miembro de pleno derecho de la «gran alian- za," que junto con el Reino Unido y la Uni6n Soviética debfa derrotar primero a Hitler en Europa y después a los japoneses en el Pacifico. Esta estrategia de guerra suponfa que Estados Unidos tenfa que librar una guerra en dos continentes y dos océanos al mismo tiempo ambos alejados del hemisferio occidental—, mientras seguta siendo cl principal abastecedor de armas y alimentos de los aliados. Un es- fuerzo de estas caracteristicas exigié la movilizaci6n total, dirigida por cl gobiemo federal. RECLUTAMIENTO, REARME Y ECONOMIA DE GUERRA Cuando estallé la guerra en 1939, el Hjército de Estados Unidos te- ria 200.000 soldados y 200.000 miembros de la Guardia Nacional, ademés de 1.800 aviones —obsoletos la mayoria de ellos— mientras que la mayor parte del equipamiento militar restante estaba disefiado de acuerdo con las especificaciones de fa primera guerra mundial.” Bn | 1938 el gasto militar sélo ascendfa al 1,5 por 100 del producto neto,” pues una opinién piblica intensamente neutralista no habfa consentido | en momento alguno el rearme, a pesar de que éste hubiera podido con- teibuir a sacar al pafs de la depresiGn. Bra pues la nacién menos prepa- rada para la guerra, pero en términos de potencial econémico y huma- | no, en un contficto bélico prolongado era el pafs que superaba a todos “Ios dems, por lo que Alemania y Japén no contaban inicialmente con entrar en guetra con Estados Unidos para sus planes de victoria La Ley de Expansién Naval de mayo de 1938 y la Ley de la Mari- na Mercante de 1939 comenzaron a abrir timidamente el camino hacia " clrearme, pues proporcionaron a 1a Comisién Maritima y al Departa- | mento de Marina un marco de actuacién en el que construir un mayor |7 rimero de mezeantes. En septiembre de 1940 el Congreso aprobs Ia © Ley de Entrenamiento y Servicio Selectivo, que permitfa el recluta- | miento de 1os hombres comprendidos entre veintintin y teintay cinco {_ tos, con lo que el Ejército aumenté a 1,4 millones de hombres en jo- 5 a 454 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS nio de 1941. Tras Peatl Harbor, e! Congreso extendié el reclutamientg alos hombres de entre dieciocho y cuarenta y cinco afios y el servicio ‘militar hasta seis meses después de que acabara la guerra. Asf, incu dos los voluntarios, mis de 15 millones de hombres y mujeres sirvie. ronen las Fuerzas Armadas durante la guerra. Pertrechar a este Bjército tan numeroso, tener una flota que luchara en dos océanos, cumplir las exigencias de mantener 12,000 aeroplannos én servicio al terminar la primavera de 1942 y seguir abasteciendo los aliados, exigié una enorme reconversién econdmica ditigida por el gobierno federal. Esta reconversi6n sacarfa a la economfa norteameri- cana de la depresi6n y el desempleo y la colocarfa en una situacién de expansi6n, prosperidad y pleno empico. ‘La movilizacién econémica, como Ia militar, se retras6 al maximo, pero una vez decidida el resultado fue répido y espectacular. En 1939, Ja economfa norteamericana era asin una economfa en depresién y pre dominantemente civil. Los gastos de defensa representaban todavia el 1,4 por 100 del GNP y el desempleo segufa siendo del 17 por 100 500.000 parados—. Estas caracterfsticas dominaron también el fo 1940, cuando el desempleo seguia siendo del 15 por 100 y la in versi6n privada aleanzaba aiin niveles més bajos que en 1929. Con todo, a finales de 1940 y durante la primera mitad de 1941, comenzé ya la transicién hacia una economia de guerra, y a partir de marzo de 1941, con la aprobaci6n de la Ley de Préstamos y Arriendos, se inicié el progresivo predominio de la produccién militar sobre la civil, que se acelerarfa tras el ataque a Peat] Harbor."* Fsta répida transformacién fue posible porque, a diferencia de lo ‘que habia ocurrido con Ia financiacién del New Deal,” hubo un con. serso generalizado en recurrir al gasto piiblico y al déficit para posibi liter el rearme, que a finales de 1941 ascendia al 16 por 100 del PIB y en 1945 al 25 por 100. Para financiar este incremento del gasto pabli co, l presidente hubiera querido recurrir mayoritariamente a impues- tos, pero el conservadurismo fiscal del Congreso prefirié un aumento del déficit piblico a un aumento de la fiscalidad. Asi, el 45 por 100 de los gastos de guerra se pags con impuestos, especialmente el impuesto sobre la renta y también sobre los beneficios empresariales, que fueron creciendo durante toda la guerra.” El resto se pagé recurriendo a dine ro ptestado, en forma de emisiones de bonos de guerra, que se hubiera preferido que adquirieran mayoritariamente particulares y pequefios inyersores, ya que hubiera supuesto una financiacién més democrética dé la guetta; pero como éstos s6lo cubrieron 1/3 de las emisiones de LA GRAN TRANSFORMACION 455 deuda, la mayoria se suscribi6 por bancos comerciales durante la guer- ray, on la posguerra, por los bancos de la Reserva Federal, los gobier- 10s locales y estatales, y los trust de inversion ‘Como muy bien sabian Alemania y Jap6n, la economia norteame- sicana era con diferencia la de mayor prosperidad entre los pafses con- tendientes. Estados Unidos producfa casi todos los materiales estraté- gicos en una proporcién superior a los otros pafses beligerantes, era muy potente en los sectores nis relevantes de cara a la produccién de armamento y en ningéin otro pas se contaba con industrias tan varia- das y complejas. Solo estaban totalmente desabastecidos de caucho sintético y apenas tenfan una industria de alumninio. La esirategia econémica estuvo muy ligada a la estrategia militar. Inicialmente, cuando se pensaba en mantener la neutralidad a toda cos- ty In estrategia militar era rearmar a aquellos pafses —Francia, Rei- no Unido, Rusia y China— que suftieron las agresiones més fuertes por parte de alemanes o japoneses; mientras que la estrategia econd- mica de Estados Unidos, convertido en arsenal de la democracia, era ganar la batalla de la produccién. Curiosamente, el pafs no tuvo que cambiar esta estrategia econdmica con el ataque a Peatl Harbor, pues aunque pas6 de la neutratidad a la movilizacién total, la enorme hol- gura de su economia permitié el rearme nacional y continuar el sumi- nistro a los aliados.? Conseguirlo dependi6, en gran parte, de cémo se dirigié la econo- rmfa durante Ie guerra, En la primera mitad de 1940, la movilizacién econémica fue timida y errética, Por un lado, las empresas, con la experiencia de Ia primera guerra mundial y la depresi6n, se resistfan 1 aumentar su capacidad productiva o a desviar su produccién hacia la guerra, cuando estaba creciendo el consumo civil.” Por otto lado, el presidente era reacio tanto a buscar la colaboracién de los empresatios _ que se habfan opuesto al New Deal, como a centralizar la direccién de Jneconomfa, Ast las cosas, tras su reeleccién para un tercer mandato en toviembre de 1940, junto con el progresivo avance de Hitler en Europa ~ yl ataque a Pearl Harbor, Ia posicién del presidente fue evolucionan- do hasta permitir una central-zacién suficiente de la direccién de la economia, que tuvo en cuenta a los dos partidos y no dud en buscar la colaboracién destacada de ejecutivas y empresarios opuestos abier- © lamente al New Deal. Asf, la eleccisn de sus consejeros econémivos y su postura de suspender todos los ataques a los monopolios a partir de centonces, le hicieron parecer un defensor de las grandes empresas du- > ante la guerra, 456 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS Ciertamente, desde que Estados Unidos entré en guerra el objetivo primordial del presidente era ganarla lo més répidamente posible, y es0, en cuanto a movilizacién econémica, significaba primar en los conttatos a aquellas empresas que pudieran atmar con rapidez al Ejér. citoy superar la produccién de material bélico de los paises ene:nigos, ‘iste era también la opci6n del secretario de Guerra, el republicang Henry L. Stimson, y del general George C. Marshall, quienes decidie. ron aprovechar la capacidad productiva y experiencia de las grandes empresas, en contra de la opinién de Ia Junta de Produecién de Guerra (The War Production Board, WPB) —el drgano que teéricamente controlaba la economia desde 1942—, partidaria de preservar las pe- quetias empresas. Pero no era la WPB, sino las Fuerzas Armadas, las que de verdad regian las prioridades econémicas, de forma que en marzo de 1943, e| 70 por 100 de la producci6n militar se dirigié hacia las 100 grandes compafifas del pais. Nada pudo hacer, para distraer esta tendencia, la presiOn de aquellos congresistas que denunciaban una conspiracién para destruir lo mds caracteristico del capitalismo norteamericano y que consiguié que se organizara, dentro de la WPB, una Corporacién de Pequefias Industrias de Guerra. De esta forma, algunas grandes empresas y conocidos empresatios se convirtieron, respectivamente, en emporios y magnates industriales por su capacidad de atender con prontitud las demandas de las Fuerzas ‘Armadas, Entre estos magnates, destacé Andrew Jackson Higgins, un empresatio de Nueva Orleans, maestro de las técnicas de produccién ‘en masa, cuyos barcos batfan récords de velocidad en el Missisippi an- tes de la guerra, Durante el contlicto consiguis una gran expansiGn de Jas industrias Higgins, produciendo para la Marina lanchas de desem. batco y las famosas Patrol Torpedo PT, las répidas lanchas torpederas, que se hicieron famosas en el Pacifico. Su éxito industrial durante la guerra s6lo fue superado por Henry J Kaiser, el industrial de Cabifornia. En los afios de la depresién y, mu: cho mis, en los afios de Ia guerra, Ia rapidez en cumplir los contratos con el gobierno era mucho mAs importante que la calidad de lo produ- ido 0 los costes de produccién. Fue esta rapidez lo que permniti6 a Kai~ serhacer una fortuna mediante los contratos gubernamentales durante la cepresi6n y aumentarla durante la guerra. El imperio de Kaiser ha- bfa comenzado en Ia industria de 1a construccién en la costa oeste, coro miembro de un consorcio denominado Las Seis Compaiifas, que ‘gar6 un contrato federal para construir la presa Boulder. Se trataba de LA GRAN TRANSFORMACION 457 Ja obra publica més espectacular de los afios de la depresi6n y propor- cion6 a los constructores un beneficio superior a los diez millones de _ délares. Entre 1933 y 1942 e} consorcio construy6, también con con- tratos federales, los pantanos de Bonneville y Coulee en el rfo Colum- bia, y puso los pilares para el puente de Golden Gate. [De ahi Kaiser y su consorcio pasaron a ejecutar contratos de guerra ya construir acantonamientos, carreteras militares, refugios y sobre {odo barcos, adaptando las técnicas del prefabricado del negocio de la construccién; consiguieron asi el récord de construir el Liberty Ship,el carguero principal de la guerra, en cincuenta y cinco dfas, ¢ incluso es- tableci6 otro récord de catorce dfas. Esta hazafia convirtié a Kaiser en tun chéroe nacional», cuyo consorcio construy6 también la planta de cemento més grande del mundo y su propia fabrica de acero, que hata de California otro foco de Ja industria pesada nacional.”> Estas expansiones industriales eran un negocio seguro, pues el go- | bierno aportaba el capital y el mercado y, como decian los defensores de las pequefias empresas, tenian poco que ver con el libre comercio y © lalibre competencia. Habfan sido posibles gracias a los contratos fe- derales, pagados con ef diners de 1os contribuyentes, en los que los costos de produccién eran secundarios, pues primaba sobre todo la ra- pidez en la entrega, Mas dificil fue crecer 0 mantenerse para las indus- trias no relacionadas con la guerra. Algunas lo consiguicron adaptén- dose, como los grandes almacenes Gimbel’s y Macy's —que almacenaron productos que pronto iban a escasear—, y otras lograron demostrar que sus productos eran «esenciales para la guerra», como © as plumas Parker, la Coca-Cola o el chicle Wrigley. be La compafifa dc plumas Parker, aunque vio reducida su produccién por la WPB al 60 por 100, consigui6 que sus beneficios aumentaran durante la guerra, Concentr6 su produccién en las tres plumas mis c3- rns, extendié su dominio de los mercados exteriores, acept6 abastecer 1 Bjército y Ia Marina sin beneficios, pero también sin costos, ¢ inclu- 50 logré atimentar sus ventas en el mercado interior gracias a Ia tinta Quink, un nuevo producto de la empresa, creado en 1941, para cuyo Ianzamiento se gasté 2,5 millones de d6lares en publicidad, centrada en el eslogan de que escribir a los soldados mantenia alta su moral. Con ese reclamo publicitario, la venta de tinta Quink —para Ta que no habfa ninguna restriccién en la produccién— crecié un 800 por 100 durante la guerra. En cuanto a la Coca-Cola, el director general de la Compafifa, Ro- bert W. Woodruff, persuadi6 al principio de la guerra a la Marina y al (eerste 458 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS [jército de que la Coca-Cola era un producto esencial para la guerra porgue se acomodaba alos gustos y deseos de soldados y marinos. De esa forma, pudo aumentar la produccién, a pesar del racionamiento de Saicar, Lae Puerzas Armadas animaron a la Compafifa @ seguir 8 los ejércitos con su jarabe y plantas de embotellado, to que Te permits tnantener ¥ aumentar st produccién, pues el azticar para las Fuerzas ‘Armadas no provenia de la limitada cantidad dedicada al consumo ci. {AL Coca-Cola no consiguié beneficios inmediatos con esta estrategia Empresarial, pero consolid6 el gusto intemacional por su bebida, lo Ge ayudaria a que la década posterior a la guerra fuera ta de mayor erecimiento internacional de la empresa “El chicle parecfa también wn producto destinado a desaparecer du rante Ia guerra, La goma era mitad azsicar y, desde 1941, estaba racio hada para el consumo entre un 70-80 por 100. Mas importante an a sania gomosa de arboles exéticos, que hacta la gome masticabe, pro yeni de Malasia y Borneo, dominadas por Japén, o de América Cen- traly del Sur, donde los suministros eran basicas pero habia dificul des para e! transporte. Tampoco se podia convertir en una industria de fgunma, pues sus trbajadores no estaban cualificados y sa maquinara noera adaptable a otro producto. . ; ‘psa de todos los inconvenentes, Philip K- Wrigley consi us su chicle sobreviviera a la guerra. Primero mantuvo su acceso a las see Sasi, enviando Sudamézca a sus sangradores de éboes de goma a sangrar también caucho, de forma que se almacenaban en el tnismo sitio y los mismos hombres consegu‘an transporte para I savia de la goma del chicle. Para obtener el aztear, consiguis que su pro dfucio parcciera escncial para la guerra y e! esfuerzo bélico, pues ayu- dlabe a eliminat la tensi6n, limpiaba la boca, aplacaba la sed y evitaba famar. Para conseguitlo, gast6 dos millones de délares en programas eradio que ensalzaban las hazatias del Bjército y a los trabajadores ce fas industrias de guerra; en ellos se introducfan cufas publicitarias so- bie las bondades del Wrigley’s Spearmint como, por ejemplo, «para ayudar sus trabajadores a sentirse mejor y trabajar mejor, prockre que tengan sus cinco barritas de chicle cada dfa». Mediante esta campane, fn cada racién de combate los soldados llevaban na barrita de Wrin {gey's Spearmint, y la empresa s6lo distribufa su goma de mascar ene fos trabajadores de las industrias de guerra quienes, sometidas a unt presién especial, podfan relajrse y producir mas gracias al chicle —* LA GRAN TRANSFORMACION 459 (MOVILIZACION SINDICAL, «IGUALDAD EN EL SACRIFICIOy 'y CONTROL DE PRECIOS Los enormes beneficios que estaban consiguiendo les grandes em as con la guerra provocaron tensiones con los sindicatos y la clase ‘obrera industrial, que se manifestaron en la lucha contra la inflacién y Jos controles de precios y salarios. A diferencia de la primera guerra mundial, que se presenté como un conflicto que beneficiaba a los gran- des intereses econdmicos, desde que Winston Churchill formé en 1940 un gobierno de coalicién con los laboristas, la ayuda de Estados Uni- dos al Reino Unido en Ia segunda guerra mundial parecia beneficiat sobre todo a los intereses de Ie clase obrera briténica. En 1941, cuando se firmé la Carta del Atléntico, F, D. Roosevelt insistié en que uno de Jos objetivos de Ia guerra fuera la mejora de las condiciones econ6mi- cas y laborales, asf como el avance en la Seguridad Social. Estados Unidos luchaba asf por un mundo més igualitario y por extender la po- Ica del New Deal més allée sus fronteras.”” De acuerdo con esta interpretaci6n liberal, los lideres del Congreso de Organizacién Industrial aprovecharon los primeros pasos de la mo- vilizaci6n, y la demanda de erapleo subsiguiente, para organizar sindi- calmente las industrias sin presencia sindical, conseguir aumentos st- lariales y una planificaci6n econdmica socialdemécrata. Desde que Philip Murray asumi6 la Presidencia del CIO en noviembre de 1940, infent6 organizar todas las grandes industrias sin sindicat y las indus- trias de defensa para resolver los erGnicos problemas financieros y de organizacién del CIO. EI resultado fue un amplio movimiento huel uistico en la primera mitad de 1941, con 4.288 huelgas, que moviliza- ron & 2,4 millones de trabajadores —s6lo superado por el movimiento hueiguistico de 1919—. La mayoria de estas huelgas tuvo lugar en las industrias pesadas, que no habfan podido ser organizadas en 1937 y (que eran profundamente antisindicales y contratias al New Deal, como + Ford, International Harvester, Allis-Chalmers, Montgomery Ward y el grupo de Little Steel. Las huelgas, lideradas porel CIO en un 70 por 100, fueron bastan te violentas, pues desde que en 1940 el Tribunal Supremo habia decla- rado ilegales las huelgas de «brazos caidos», que ocupaban las fiibri- © cas, se solfan utilizar piquetes de més de 100 personas, que rodeaban | las fabricas, mantenfan a los encargados y esquiroles alejados y a me- nudo luchaban con ta policfa, Tras estas violentas huelgas, comenza- a i | 460 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS ron a organizarse empresas muy antisindicales, se consiguié por pi ‘meta vez en la historia laboral acabar con las diferencias salariales en- tre los mineros del norte y del sur de los Apalaches y, en general, se lo. ‘216 un aumento de salarios reales. En el Congreso, la respuesta de los sectores conservadores fue de- sacreditar atin més el New Deal, y las Legislaturas de los Estados de Texas, California y Georgia aprobaron leyes que hicieron la organiza cién sindical mucho més dificil. En cuanto al gobierno, intents acabar con la oleada huelgufstica recurriendo al patriotismo, haciendo una Ia. mada a la «producci6n ininterrumpida» en los sectores de defensa y nombrando a Sidney Hillman, uno de los Ifderes del CIO, director aso. ciado de Ia Oficina de Direccién de la Produccién. Esta agencia consi- ‘guis constituir un Comité Tripartito de Arbitraje y Cuestiones Labora- Tesen marzo de 1941 —el National Defense Mediation Board (NDMB) y sn sucesor el National Labor Board (NLB)— , que fue tan importan ite como la Ley Wagner de 1935, al disefiar el sistema norteamericano de telaciones Jaborales, ya que establecis un sistema de jurisprudencia industrial e hizo més rulinarias y buroctéticas las relaciones industria les, Pero Sidney Hillman no consiguié el apoyo a su estrategia de insti tucionalizacién de los sindicatos de Philip Murray y otros Ieres del CIO, que segufan defendiendo la autonomfa sindical frente a lo que se {nterpretaba como intentos de coercién gubernamentales. ‘La frustracisn del gobierno ala hora de moderat las acciones de los sindicatos se evidencié en Ia huelga de la Aviacién Norteamericana (North American Aviation), la gran empresa aerondutica del sur de Ca lifornia, Desde la década de 1930, el Sindicato de la Industria del Au- tom6vil (United Automobile Workers, UAW), intentaba sin éxito or ‘ganizar las empresas aeronduticas del sur de California, alejadas de los ccentros principales del sindicato en el medio oeste y localizadas en tor- no la antisindical ciudad de Los Angeles. Pero el boom de la indus: tria de defensa lo cambié todo. En 1941, habia 100,000 trabajadores aeronduticos en Los Angeles, la mayoria no cualificados, en su primer empleo industrial, y cobrando salarios bajos —poco mejores que los ‘que pagaban en la industria textil del sur—; el UAW, liderado por los ‘combnistas, intent6 organizarlos en las empresas més impostantes, und de las cuales era la Aviacién Norteamericana, ELS de junio de 1941 comenz6 la huelga, en la que participé todo elaparato del CIO del sur de California, que serfa Ia més impostante en cl Estado desde la huelga general de San Francisco de 1934, La huel ga desafiaba la peticién que el presidente habia hecho el 26 de no- 1 LA GRAN TRANSFORMACION 461 viembre de 1940 de mantener la produccién ininterrumpida en las in- dustrias de defensa e inmedistamente causé alarma en Washington, donde el secretario de Defense consiguié que el presidente hiciera una edeclaracién de ilimitada emergencia nacional», relacionando las huelgas en las industrias de defensa con la 5 columna. BI 8 de junio, Roosevelt pidié al Congreso cue aprobara una Legislacién para man- {ener abiertas las fabricas que estuvieran amenazadas por huelgas, y el 9 de junio de 1941 autoriz6 que 2.500 soldados a punta de bayoneta © ocuparan ta fabrica y rompieren la huclga.” Esta represi6n gubernamental y la invasién de la Unién Soviética por Alemania el 22 de junio de 1941 cambiaron la politica sindical, que renunei6 ala actividad huelgofstica para apoyar el esfuerzo bélico. En este cambio de actitud fue importante el patriotismo de ta clase obrera de origen europeo, la cual se vio definitivamente integrada en la nacién durante la guerra, pues Ja propaganda gubernamental exaltaba In diversidad étnica nacional yel indice de naturalizaciones crecié has- tael 40 por 1002° A cambio del apoyo al esfuerzo bélico, los sindica- |) tos obtuvieron el respaldo gubernamental a la sindicacién obligatoria. A | partrdel mes de junio de 1942, segtin a union security, los nuevos tra- tajadores contratados tenfan quince dias para decidir si salfan del sind ~ cato, pero una vez en él debian pagar las cuotas y seguir sus normas, pues, de lo contrario, eran despedidos de la compaiifa y expulsados. La sindicaciGn obligatoria y el pleno empleo favorecieron un enor- me crecimiento de los sindicatos, que en conjunto pasaron de 9,5 mi- llones en 1940 a 14,8 millones en 1945, siendo el ineremento de ta | APL de un 63 por 100 y el del CIO de un 66 por 100, También afianzé I In orientaci6n institucional y burocrética de los sindicatos, que a partir {© de entonces tuvieron como estrategia principal influir en las Agencias © gubemamentales que dirigfan la movilizacin para intentarorientar la | politica econdmica en un sentido socialdemécrata; primero, luchando © or puticipardirectamente en la administracin de Ins industias bisi- | ces —el Plan Murray, del Consejo Industrial—, y cuando este intento fracas6, tratando sin éxito de aliarse con todos aquellos elementos en el obierno y el mundo de los negocios que se enfrentaban a la alianza en- Jas Fuerzas Armadas y las grandes corporaciones. Este fracaso era un exponente més del giro politico conservador que las necesidades de la guerra estaban favoreciendo, Sectores hostiles al New Deal y a los nuevos sindicatos industriales, como los empresarios "del medio oeste o los conservadores sudistas, reaparecieron con fuerza, en aras del aumento de produccién, propusieron no solamente més 462 [HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS horas de trabajo y el cese de Ia actividad huelgufstica, sino la renuncig alas primas por horas extraordinarias, Ante esta ofensiva conservadory {que trataba de acabar con las reformas del New Deal, Roosevelt y ¢} ‘WEB propusieron a los sindicatos renunciar voluntariamente a la pr ‘mas por horas extraordinarias, a cambio de cobrar en bonos de guerra las aoras que excedfan a las 40 semanales. B] 24 de marzo de 1942, un congreso extraordinario del CIO acce. di6.a renunciar a las primas por horas extraordinarias, a cambio de que este renuncia se incluyera en una politica nacional de «victoria a través de la igualdad en el sacrificio»." Asi, exigian al gobierno instituir un tope salarial de 25.000 délares anuales, control democratico del racio namiento y de los precios, aumentos salariales de acuerdo con el costo de la vida, moratoria de las deudas y garantfa de un salario de por vida para Ins personas dependientes de los que estaban sirviendo en las Fuerzas Armadas. El presidente Roosevelt, preocupado desde el principio del conflic- to por las demandas , miles de trabajadores temporeros © contratados podian pasar a Fstados Unidos, para suplir la falta de ‘mano de obra en la agricultura durante la guerra, Por otra parte, el ser vicio militar les dio reconocimiento gubernamental y confianza en sf ‘| inismos; muchos Ifderes posbslicos eran veteranos y, como tales, se | habfan beneficiado de importantes ventajas educativas y econémicas 470 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS Mivonfa NEGRA Pero sin duda fue la minoria negra la que, gracias a su organizacién cohesién y ntimero, aprovech6 mejor la coyuntura béliea. La partici. pacién de Estados Unidos en la segunda guerra mundial, tal y como quedé expresada en la Carta del Atlantico, al tener como objetivo ex. terder los principios de la libertad y la democracia a todos los pueblos yy lachar contea la tiran‘a y el racismo, patecfa la oportunidad ideal para {que la minorfa negra reivindicara su ciudadania plena, participando sin discriminaci6n en el esfuerzo bélico. ara conseguir este objetivo, estaba mucho mejor preparada y co- hesionada que en la primera guerra mundial. En 1940 habia mas de 150 periédicos negros, entre ellos el Chicago Defender, que vendia 82.000 ejemplares; habia Iideres sindicales negros, como A. Philip Rendolph, presidente de la Hermandad de mozos de coches-cama (The Brotherhood of Sleeping Car Porters) y, durante la depresi6n, se ha- bfan organizado movimientos de base como el de «empleos para ne- {gr09» 0 los boicots de tiendas. También desde la década dle 1930 habia ‘umentado su influencia politica al pasar a votar al Partido Demécra ta, gozando de simpatfas entre los altos cargos de la Administracién Roosevelt y teniendo un mimero sin precedentes de consejeros presi denciales. ‘A pesar de estos progresos en Ia organizacién, su punto de partida era muy bajo en 1939. Habfa habido pocos avances en Ia integracién en el Ejército tras la primera guerra mundial, que contaba solamente con 4 unidades negras en el ejército, 3.640 soldados y 5 oficiales ne ‘gros. Bn cuanto a la Marina, limits la participacién de los negros a tra bejar en las cocinas, estaban excluidos entre los marines y admitfa « ‘un ndimero limitado de guardacostas. En la vida civil, la minorfa negra suftié especialmente la depresiGn, pues el desempleo de los trabajado- res negros en las zonas industriales del norte fue de un 38,9 por 100, mientras que el de los trabajadores blancos era de un 18,1 por 100, ¥ Jas reformas del New Deal —especialmente en el sur— se aplicaron con criterios raciales, Para intentar aprovechar la coyuntura bélica, desde mayo de 193%, el Comité por la Participacién de los Negros en la Defensa Nacional Juch6 por acabar con la discriminacin, tanto en el reclutamiento y las Fuerzas Armadas como en las industrias de defensa; pero cuando co: ‘men76 la movilizacién en 1940 fueron discriminados en ambos émbi- LA GRAM TRANSFORMACION 4 tos. Desde el principio de Ia guerra, la organizacién cfviea de la mino- sia negra tavo como objetive acabar con esta doble discriminacién, que les alejaba de los beneficios de la guerra; pero los mayores logros se consiguicron a partir de 1942, cuando la duracién del esfuerzo béli- co exigia utilizar todos los recursos humanos disponibles para ganar el conflicto. Enel dmbito militar, la declaracién que el presidente hizo alla pren- sael 9 de octubre de 1940 seria la postura oficial de Ja Casa Blanca y el Fjército durante toda la guerre: se aumentarian las oportunidades de la ninorfa negra, pero s6lo en unidades militares negras. Tras las protestas posteriores se hicieron algunas concesiones, como nombrar al primer general negro de la historia de Estados Unidos en la persona del coronel Benjamin O. Davis, prometer la formacién de unidades de aviacién ne- gras o designar al representante legal de la NAACP — William H. Has- tie— como ayuda civil del secretario de Ia Guerra, Estas medidas re- dundaron en algunos progresos concretos en las Fuerzas Armadas, como establecer una base de entrenamiento del Ejército del Aire en cl Instituto Tuskegee de Alabama, o que a partir de 1942 la Marina acepta- re afroamericanos para el serv-cio, aunque de forma segregada. Incluso segregados, los soldados negros gozaban de ventajas con respecto a su situaci6n anterior. Estaban bien alimentados, tenfan un salario fijo, recibieron alguna formacidn y gozaban de cierto prestigio yautoridad gracias al uniforme. Pero las Fuerzas Armadas en general __ se perjudicaban con esta polf'ica, pues no podian utilizar todo el po- tencial humano del pais e inevitablemente la segregacidn afectaba ala _relativa baja moral de los soldados negros y aumentaba los conflictos F saciales entre blancos y negros. | Apelando precisaniente a la baja moral y eticiencia de tos soldados | negros, Jos mandos militares rehusaron hasta 1943 enviar a soldados negros a ultramar, y s6lo ante la tremenda escasez. de Infanteria que el | jército norteamericano Heg6 a tener en diciembre de 1944, en la ba- talla del Bulge, en medio de la desesperada ofensiva alemana de las Ardenas, fue cuando el general Dwight D. Bisenhower acept6 que vo- luntarios negros Iucharan con soldados blancos, aunque siempre en compaiiias de 40 hombres, incluidos en batallones blancos de 200 hombres. Hasta el final de la guerra, 37 de esas compafifas fueron asig- nados a unidades blancas. Comprobado el despilfarro de recursos humanos que supuso la se~ regaciGn, el fin de ésta se aceler6 tras la guerra en los tres ejércitos. El Ejército preparé la integracién ya en 1945: en la Marina fue un hecho te att i —— 47 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS desde 1949 y ese mismo afio el Ejército del Aire comenz6 a organizar- ta, El resultado seria la integracin total en las Fuerzas Armadas en la década de 1950, en las circunstancias de Guerra Frfa y confirmacién del liderazgo internacional de Estados Unidos. En cuanto a las industrias de defensa, durante 1940 y 1941, ia dis- ctiminacién racial y 1a cualificacién exigida excluy6 a los afroameri- ‘canos de los beneficios del empleo y la mejora de salarios de los que yaestaban disfrutando los trabajadores blancos. Fue la permanencia de Ja discriminaci6n, tanto en las industrias de defensa como en las Fuer zas Atmadas, lo que llevo a A. Philip Randolf a amenazar con una ‘marcha sobre Washington el I de julio de 1941, siel presidente no ta supemfa, Cuando Roosevelt supo que 100.000 personas estaban dis- puestas # marchar sobre Washington, promulg6 el Decreto 8.802 del 38 de junio de 1941, que acababa con la discriminaciGn en las indus- itias de defensa, aunque no en el Bjército, y constiufa la Comision de Précticas de Empleo Justas (Fair Employment Practices Commision), (FEPC), la primera Agencia federal desde la reconstruccién que li- hata por la igualdad de oportunidades de los negros. A este decreto, considerado «una proclamacién econémica de emancipacién» se ‘sumnd Ia decisién de la Junta Nacional de Trabajo de prohibir a diseri- minaci6n racial en los salarios, aunque los mayores cambios se prosiu- jeron tras 1942, como resultado de la escasez de mano de obra dispo- ible ‘La conjuncién de estas decisiones poltticas y de las cireunstancias de Ia guerra produjo un cambio espectacular en el émbito laboral. En- tre 1942 y 1944, un mill6n més de afroamericanos, de los que 600.000 tran mujeres, entraron en el mercado de trabajo. La mayoria enconts ‘empleo en las industrias de defensa de California o en la regién de De- toi, asf como en la Administracién federal, especialmente en Ia OF cina de Control de Precios. En cuanto a sus ingresos, crecieron el do- ble durante 1a guerra, aunque fueron la mitad del promedio de 10s Jngresos de las familias blancas. Es cierto que todos estos avances se consiguicron en una situaci6n excepcional de expansién econdmica ¥ con una gran proporcién de mano de obra blanca ocupada en Jes Fur zas Armadas, pero una vez probada cierta estabilidad y prosperidad era dificil volver atts. Pero sin duda los avances mayores durante la guerra se produjeron enel dmbito de la lucha de la minoria negra por sus derechos civiles La organizacién de la posible marcha sobre Washington, en julio de 1941, supuso el nacimiento de una nueva forma de lucha de la minoria LA GRAN TRANSFORMACION 413 negra, basada en la accién directa y Ia formacién de asociaciones ex- clusivamente negras, pues Randolph transformé su amenaza de mar- cha sobre Washington en una poderosa organizacién de base, el Movi- riento de la Marcha sobre Washington, que explicitamente exclufa a Jos blancos, pero que por rivalidad con la NAACP y falta dle fondos, comenz6 a declinar a principios de 1943.56 Hubo otras formas de accién directa, como las sentadas de estu- diantes en lugares segregados del norte urbano, y James Farmer or- zaniz6 la primera asociaci6n que pregonaba la resistencia pasiva y la no violencia: el Congreso de Igualdad Racial (Congress of Racial Equality, CORB), que organiz6 su primera sentada en mayo de 1942, enel restaurante Jack Spratt de Chicago. Hubo también avances en el sur, que en 1945 contaba con 1/3 de los 450.000 afiliados a la NA- ACP®” y se vio favorecido por la decisi6n del Tribunal Supremo en el caso de Smith versus Allwrigat (3 de abril de 1944) contra la segre- zgacidn en las Primarias, ya que permitié el comienzo de las campafias de registro de votantes. De igual modo, en el dmbito electoral fue de- cisivo el principio de la coalic:6n entre la minorfa negra (NAACP), la judia (el Congreso Judio Ame-icano) y los liberales de izquierda, que serfa definitiva para acabar con la discriminacién racial en las déca- das de 1950 y 1960. Igualmente importante fue la integracién racial enel CIO durante la guerra, convirtiéndose en el sindicato més inte- grado racialmente de la histo-ia de Estados Unidos y haciendo que los sindicatos fueran por primera vez organizaciones importantes dentro de las comunidades negras."* ‘A pesar de estos avances, en el sur continuaron Ios linchamientos, Washington siguié siendo una ciudad sogrogada y la Cruz Roja re chazaba mezclar sangre de blancos y negros en sus bancos de sangre. En el norte, los problemas de vivienda y la competencia en el trabajo causaron disturbios raciales en Detroit y Nueva York en 1943. Pero «stas resistencias no empafiaron el balance que hacfa Gunnar Myrdal ‘én su famoso libro, An American Dilemma,en el sentido de que se ha- bia progresado més en cinco afios que en el perfodo comprendido en- ™ te Ia guerra civil y 1944.” Sin cl efecto igualador que supuso la par- ticipacién en In guerra —incluso en un Ejército segregado—, la emigracién masiva a las zonas industriales, y el disfrute de mejores | alacios y seguridad laboral, serfa difiil entender Ios avances de las | 414 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS MUIERES EN LA INDUSTRIA DE DEFENSA 1a mujer, como la minorfa negra, encontré en Ia guerra la oportu. nidad ideolégica para reclamar la igualdad de trato y la ocasién de re. forzarlo con un aumento de su incorporacisn al mundo Taboral, carac. tetizado por el acceso a nuevos puestos de trabajo —antes solamente accesibles a los hombres—, la primera oportunidad de ser miembros regulares de las Fuerzas Armadas y el disfrute de una nueva indepen. dencia.® Pero mientras esta enorme transformacién de las relaciones de género tenfa lugar en la retaguardia, los soldados luchaban por la promesa de una «prosperidad centrada en la familia» ‘Como pasara con la minoria negra, la posicién de partida de las mujeres era muy baja; ya que en mayor medida que los hombres ha bian sufrido la depresidn y el desempleo, para el que carecfan de ayu- da gubernamental, no estaban organizadas sindicalmente y tenfan que soportar duras criticas por trabajar fuera de casa, ser egofstas y ocupar el lagar de los hombres. Esta actitud, comin al sector privado y pabli- co, quedé sancionada en Ia seccién 213 de la Ley Econdmica de 1932, Ja cual requerfa que cuando las Agencias federales reducfan personal Jos empleados que estuvieran casados con alguien que tuviera también tun empleo federal, serian los primeros en ser despedidos. Aunque la ley no hablaba especificamente de sexo, el 75 por 100 de los emplea- dos despedidos fueron mujeres. ‘Asi, durante la década de 1930 hubo una tegresi6n en el avance de Ja posicisn de la mujer desde Ia primera guerra mundial. Se retrasé el acceso de las mujeres a empleos de cuello blanco y disminuy6 el por certaje de mujeres profesionales; aunque aumenié la proporcién de "mujeres casadas en el mercado laboral —pas6 del 29 por 100 al 35 por 100— y continus incrementiindose 1a participacién global de las mu- jeres en el mundo del trabajo —del 22 al 25 por 100— en empleos no cuulificados © semicualificados del sector servicios 0 como personal ‘administrativo, con salarios un 50 por 100 inferiores a los de los hom bres y una sindicacién muy baja, pues hacia 1940 las mujeres const tufan el 9,4 por 100 de la afiliacién sindical, aunque eran el 25 por 100 de la fuerza de trabajo." Desde esta situacién de inferioridad y discriminacién, la guerra les abri6 todo un abanico de posibilidades. En un conflicto planteado como tuna lucha por Ja libertad y la democracia, las mujeres esperaban que st participacién en el esfuerzo bélico les permitiera alcanzar esos obje! LA GRAN TRANSFORMACION 415 vos en su pats. La necesidad de mano de obra femenina les dio una nue- va legitimidad como trabajado-as y una consideracién mayor entre em- presatios y sindlicatos; adlemds, la propaganda bélica resaltaba la impor- tancia de las mujeres como ciudadanas y les asignaba significativas responsabilidades pablicas. Las ganancias materiales fueron igualmen- te importantes. Entre 1940 y 1945 la fuerza de trabajo femenina crecié ‘ids de un 50 por 100, constituyendo en 1945 el 36,1 por 100 de la mano de obra civil, 3/4 partes de la cal eran mujeres casadas. Los incremen- tos mayores de empleo se produjeron en el sector industrial, especial- mente en las industrias de defensa, donde el trabajo femenino se incre- ‘ment6 en un 460 por 100, ya que las mujeres sustituyeron a los hombres cen la industria aerondutica 0 en 10s astilleros, tal y como lo populatizé “Rosie, the Riveter, la famose mecénica vestida con mono. Estos tra- bajos, antes reservados a los hombres, significaban salatios més eleva- dos y, junto con el alejamiento de sus familias por la emigracién a las ~ nuevas zonas industriales y los hombres en el frente, proporcion6 una mayor independencia material y personal, tanto a las mujeres solteras como a las casadas, Sin embargo, estas posibilidades de mayor libertad sexual fueron combatidas por la campaiia de pureza pablica, que urgia a Jas mujeres a «permanecer puras para el retorno de los veteranos» y re- comendaba a los hombres evitar contactos con «mujeres solteras por miedo a contagiarse de alguna 2nfermedad infecciosa> ‘También Ia guerra expandié el papel de la mujer como ciudadana. Los 2/3 de la poblacién adulta femenina no empleada encontraron mu- chas oportunidades de apoyar el esfuerzo bélico en la defensa civil, vendiendo bonos de guerra, 0 colaborando con la Agencia de Ri miento y Control de Precios. Incluso su trabajo doméstico estuvo ador- nado durante la guerra de un sentido patritico, cuando hacian conser- vas, ahorraban grasas o administraban las provisiones. Pero todos estos cambios no alteraron la imagen tradicional de la feminidad, Hubo mas matrimonios, més tempranos y con més hijos; los soldados luchaban por volver a su pafs y disfrutar de ta abundancia posbélica, con la familia, en la casa de los suburbios."* No obstante, la promesa del matrimonio implicaba un matrimonio distinto, cargado de sexualidad, por lo que las j6venes debfan enviar a sus novios en el fren |» te sus fotos insinuantes en bafiador, para inspirarles a luchar Asi, cuando la guerra acabé y las mujeres perdieron los mejores puestos de trabajo en el sector industrial, su recompensa por los servi- cios prestados no fue equiparable a la de los hombres —con excepcién = de las mujeres enroladas en las Fuerzas Armadas—, y retornaron a 476 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS ‘casa a criar familias numeroses en Ia posguerra, Para algunas autoras, 1 pesar de estos retrocesos, persistieron muchos cambios, entre ellos la incorporacidn de la mujer a las Fuerzas Armadas." mientras que otras ppiensan que no qued6 una idea del matrimonio asentada en Ia igualdad ‘econdmica, ni ninguna tendencia en la economia hacia la igualdad de gener. (CONSERVADURISMO POLfTICO CONTRA Er, New Dial, La guerra supuso, pues, avances y mejoras para el conjunto de | poblacién, aunque la redistribuci6n fue mucho més limitada por el au ‘mento del sentimiento antiNew Deal y el conservadurismo politico. Esta tendencia se hizo ya evidente en 1942, en el ambiente que prepa taba las elecciones de mitad de mandato. El descontento con el New Deel agrupaba al electorado de ingresos elevados, a republicans des- contentos por haber perdido tres elecciones presidenciales consecuti vvas y a demécratas conservadores del sur, contrariados por la politica de igualdad de empleo en las industrias de guerra y el FEPC. En una situacién de pleno empleo, salarios altos, beneficios y ex pansién econémica, parecia menos importante la intervencién de un gobierno® que elevaba los impuestos, establecfa controles y raciona- miento y, ademds, parecfa incapaz de lidiar con la crisis bélica, tanto en el frente como en la retaguardia. En el Pacifico, el avance de los je- poneses era arrollador; en la retaguardia, habfa crisis en el abasteci miento de materias primas, y descontento con el racionamiento, los al tos impuestos y la inflacion. De esta critica al New Deal, favorecida por Ia expansién econémica de la guerra, fue surgiendo un nuevo conservadurismo politico, muy in fluido por el libro del economista austrfaco-briténico, Friedrich A. Ha- yek, Road to Serfom, que establecta que sin libertad de mercado no pocfa haber libertad politica. Hayek al equiparar fascismo con socialis: mo y New Deal, y establecer que cualquier planificacién econémica implicaba una pérdida de libertad, no s6lo ayud6 a poner las bases del ‘moderno conservadurismo politico, sino que permitié a los conserva dotes reclamar la palabra libertad, que segtn ellos habia sido usurpada y deformada por «socialistas, partidarios del New Deal y liberales» Paralelamente, de entre las filas de los demécratas y liderado por el vicepresidente Henry Wallace, surgié la idea de un liberalismo social para la posguerra,® cuyo objetivo era seguir una politica federal que | LA GRAN TRANSFORMACION an proporcionara a todos los norteamericanos «la libertad de In necesi- dad» que Roosevelt habia prometido en su discurso de «las cuatro li- bertades», con una economfa de pleno empleo en tiempos de paz, un Estado del bienestar muy desarrollado y un elevado nivel de vida para Ja mayorfa, En 1943, este sector del Partido Demécrata hizo un llama- miento a una nueva Declaracién de Derechos, que garantizara a todos Jos norteamericanos una expansién del sistema de Seguridad Social, mayor acceso a la educaci6n, seguro médico, vivienda adecuada y tra- bajo para todos. Por supuesto, esta politica se apoyaba en un sistema fiscal progre- sivo, presentado por el secretario del Tesoro, Henry Morgenthau, en | marzo de 1942, que enfatiz6 la necesidad de més ingresos tanto para financiar la guerra como para las reformas sociales de la posguerra. Pero esta propuesta, que suponfa un aumento en el impuesto sobre la renta como en el de beneficios empresariales, asf como en las cuotas de la Seguridad Social, y que introducfa el entonces innovador método | dehaver deducciones fiscales de los salarios, qued6 muy tecortada por el Congreso en la Ley Fiscal de 1942. Esta ley, claramente, no preten- dia resolver las desigualdades sociales que preocupaban al Tesoro, aunque aumenté los impuestos personales y de beneficios de las em- presas, la subida perjudicé a las familias de menos ingresos, especial- mente a los trabajadores industriales.” | Asi, cuando se celebraron las elecciones de 1942, el tradicional electorado demécrata estaba ‘sritado o era indiferente, mientras que elelectorado republicano y conservador estaba muy movilizado, Ade- is, los soldados en el extranjero no pudieron votar, ni los trabajado- 13 cmigrados recientemente podfan reunir los requisitos necesarios de residencia para registrarse y votar, De esta forma, la coalicién de repu- blicanos y conservadores demécratas sudistas, que dominaba el Con- __greso desde 1938, aument6 su confortable mayorfa. 1 Comité Nacional Demézrata erefa que este resultado adverso se ebia al resentimiento por la excesiva burocracia, el control de precios y lapolitica laboral y egricola, Por su parte, Roosevelt entendié el mensa- {ey durante el afio 1943 no patrociné ninguna reforma social, mientras el Congreso fue desmantelando las Agencias del New Deal,” rechazé el © proyecto de ley Wagner-Murray-Dingell para expandir la Seguridad © autonomfa sindical, Por su parte, el Comité de Actividades Antiameri- canas acusé a 40 empleados dela Administracién de actividades radica- les, que iban desde el comunisrio al nudismo. Sin embargo, las mayores, a8 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS derrotas fueron en el sistema fiscal, que aseguraron que la guerra se fi. nanciasfa, pero que no habria reparto social en Ia posguerra, ni que Ip Seguridad Social se extenderia hasta incluir el seguro médico.” Roosevelt, centrado en ganar la guerra, acogié todos estos ataques con pasividad, pero cuando comenz6 la campafia para las elecciones de 1944, tenfa que recuperar a su electorado tradicional prometiendo refermas y reparto social en la posguerra, Asf, en su mensaje del Esta. do de la Unién de eneto de 1944, hizo un amamiento a la aprobacién de una segunda Declaracién de Derechos, bajo la cual podfan estable- ccerse nuevas bases de prosperidad y seguridad para toda la poblacién, Sin embargo, con un Congreso hostil, Roosevelt solamente pudo ase- gurar estos derechos a los soldados, garantizando asf a los futuros Yeteranos de guerra la proteccién y las oportunidades que ia opinion piiblica identificaba con las esperanzas de los norteamericanos, «la Ii beriad de la necesidad» enunciada por Roosevelt. La llamada G L.Bill, convertido en ley en junio de 1944, tenfa como objetivo proporeionar « los veteranos un estatus seguro y confortable, cor empleo, educacisn y residencia. Asf, Ia ley daba a los veteranos prioridad en muchos empleos, orientacién ocupacional y subsidios ‘mientras buscaban un trabajo satisfactorio. Pero también les ayudaba a establecer pequeiios negocios o les pagaba la mitad de los préstamos ‘para comprar granjas 0 casas, les financiaba los estudios en cualquier nivel educativo, proporcionaba asistencia médica integral en los hos- pitales de veteranos y establecfa In burocracia necesaria para facilitar el uso de todos estos servicios.” "AMPO DE BATALLA, UN PAfs DP¢ Estapos UNtDos EN FI ENLA VICTORIA ALIADA. UNA GUERRA RACIAL EN EL Pacfr1co ‘Tras los ataques a Pearl Harbor y las Filipinas hubo tres meses de continuas derrotas de los imperios coloniales que dominaban Asia, pues ninguno estaba preparado para la guerra moderna —basada en la superioridad naval y aérea— que los japoneses estaban realizando. En el mes de diciembre de 1941, los japoneses tomaron Wake, Guam ¥ Hong Kong y habian comenzado a atacar simulténeamente las Filipi- nas y Malasia. En Malasia, los briténicos cosecharon una de las peores dertotas de Ja guerra, mientras sus mejores tropas estaban luchando en el desierto = LA ORAM TRANSFORMACION 479 de Africa contra los italianos. La répida victoria japonesa fue conse- sguida con una téctica de guerra flexible y dindmica, similar ala guerra relimpago alemana y muy snperior frente a unas tropas indias recién reclutadas, mandadas por inexpertos oficiales, que no estaban entrena- das para la lucha en la selva. La derrota culminé con la rendicién de ta base naval de Singapur —considerada inexpugnable por los briténi- cos—, el 15 de febrero de 1842. Sir Archibald Wavell, al mando de ‘ms de 130,000 briténicos, indios, australianos y voluntarios locales, serindi6 a unas tropas japonesas que eran la mitad, pero se habfan apo- derado de las reservas de agua y amenazaban con un desastre civil EI 16 de diciembre comenz6 la ofensiva contra las Indias Holan- esas Occidentales, aiin peor preparadas que Pearl Harbor 0 Singapur para resistir un ataque de los japoneses quienes, desde el enclave bri- ténico de Borneo, pretendian conquistar Indonesia, Wegar a Nueva Guinea y de allf a la costa nocte de Australia, pais que estaba casi sin defensas, pues el grueso de su Ejército estaba luchando con los brité- nicos en el Oriente Medio 0 en el sureste asiético. Ante el inminente ataque japonés se reunieron todas las fuerzas aliadas de la zona bajo tun improvisado mando iinizo. Este contingente aliado, apodado ABDA (American-British-Dutch-Australian), consistfa en la pequef flota asidtica de Estados Unidos, In armada real australiana, las fuer zas defensivas del Ejército australiano, los remanentes de la flota oriental briténica, las unidades que la Armada holandesa tenfa en In- donesia y los 140,000 miemtros del Ejército indonesio, mayoritaria- mente nativos mal equipados y entrenados para la guerra moderna. La estrategia japonesa para conquistar estas preciadas islas, que content- an todos los recursos naturales de que Japén carecia —como petréleo, caucho, metales no ferrosos, asf como artoz.y madera—, estaba exce- lentemente concebida. Planesron utilizar toda su Fuerza Naval y An- fibia para atacar, sucesivamente, las distintas islas de un archipiélago de 3.000 kil6metros de extensién. En enero de 1942 se ocuparia Bor- neo y las Célebes, en febrero Timor —con Io que se cortarfa la cone- xin aérea entre Java y Australia—, y Sumatra y Java en marzo. Fi- nalmente, todas las fuerzas se unirfan en la conquista de la capital, Batavia hoy Yakarta— en la isla de Java. Ante esta estrategia, las fuerzas de tierra del jército holandés de las Indias Orientales apenas opusieron resistencia. En el mar los aliados eran més potentes, pero ‘cuando fueron derrotados en la batalla del Mar de Java ante unas fuer zas japonesas superiores, répidamente se firmé la capitulaci6n aliada el 12 de marzo de 1942.

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