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ÉTICA Y HABILIDADES DIRECTIVAS EN EL SECTOR PÚBLICO

 Debe ser responsable y actuar con equidad y justicia; el trabajo debe ser
distribuido sin generar abuso en algunas personas, y así todos colaboren
equilibradamente.
 Debe ser decidido y actuar con seguridad, aplomo; en ningún momento
puede demostrar debilidad, aunque puede ser reflexivo antes de adoptar
alguna medida, más aún si se trata de algo que puede alterar el ambiente
de trabajo.
 Debe anticiparse a cualquier evento negativo, antes de que ocurra; no
debe ser reactivo. Si no planifica, se puede ir a la deriva.
 Debe mostrar un comportamiento controlado; para ello debe aplicar la
inteligencia emocional, sin perder los papeles. Mantener la calma en
momentos difíciles es una buena arma de compañía. No hay que olvidar
que las dos emociones que mejoran la calidad de vida son la alegría y la
serenidad, por eso hay que mantener ambientes contentos y calmados.
 Debe ser agradable, tolerante y comprensivo.
 Debe ocuparse de todos los aspectos de importancia de su gente, pero no
preocuparse, sino ocuparse, estar presente en todos los detalles.
 Debe ser colaborador constante, apoyar y ponerse al lado de su gente,
haciendo lo mismo que ellos cuando la circunstancia lo exija.

En esencia, debe ser un líder, saber hacer las cosas para que funcionen, saber
estar presente donde se le necesite y saber tener a su gente en un ambiente
de trabajo agradable para el desarrollo del equipo.

2.1. ¿Dónde queremos estar?

Hay personas y organizaciones que no tienen idea de a dónde quieren ir o


dónde quieren estar; es importante reflexionar y diagnosticar dónde nos
encontramos en un momento determinado, para estar en condiciones de
establecer si es el lugar que queremos, o si hay otro lugar de mejora para
nosotros y nuestra institución.

Contar con una visión efectiva, o redefinirla, luego de la reflexión realizada, es


muy importante; la idea es no perder el tiempo con enunciados que no los
hacemos nuestros, que están ahí puestos, para que los veamos, pero a los cuales
no les prestamos atención; como a cualquier adorno de la casa, está presente,
pero no nos damos cuenta.

Si una persona u organización no tiene claro o no tienen presente a dónde


quieren llegar, ¿cómo llegarán al lugar correcto? De hecho, que llegarán a un
lugar, pero ¿será el correcto? Si respondiéramos que sí, seguro que será de

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casualidad, será como sacarse la lotería, aunque lo más probable es que no nos
sintamos satisfechos.

2.2. ¿Para qué queremos estar ahí?

El hecho de definir a dónde queremos llegar no es suficiente razón para que le


encontremos sentido a lo que hacemos; es necesario tener presente nuestra
misión, ya sea la actual u otra que también podemos redefinir para nuestra
«nueva organización».

Con esta información podemos preguntarnos por las cosas que hacemos, para
qué sirven todos los procesos que realizamos; podemos verificar que nuestros
valores mantengan vigencia, ratificar los diseños que tenemos, etc.

Este punto es importante porque lleva a la reflexión: ¿de llegar a ese lugar —es
decir, haciendo lo que hacemos para lograrlo— nos sentiremos como esperamos?
No hay que olvidar que la vida no es un fin, es un medio, en el que lo más
importante es el proceso que seguimos.

2.3. ¿Qué maneras aplicaremos para lograr lo


buscado?

Si ya sabemos a dónde queremos llegar y lo que haremos para lograrlo, ahora


faltaría el ingrediente principal para que todo salga bien: los valores; estos nos
indicarán si la forma como queremos hacerlo es correcta.

Los valores nos dan una respuesta inmediata a lo que observamos, tanto si está
bien o mal lo que se observa; los valores no mienten, salen a relucir apenas
ocurre algo, es como un resorte dentro de nosotros.

2.4. Definición y comunicación de los valores de la


institución

Mencionábamos que se debe prestar atención a los valores; de lo contrario, serían


como un adorno en casa, que pasa desapercibido a pesar de estar presente. En
el caso del adorno, puede no ser grave, pero cuando hablamos de los valores,
puede ser nefasto.

Si no se toma en cuenta a los valores en el día a día, la probabilidad de hacer


cosas contrarias a los objetivos de la organización es muy alta; corremos el riesgo

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de que cada quien haga lo que se le ocurra; mientras seamos personas


responsables, esto no se notará, porque solo una mala persona haría
deliberadamente algo en contra de la organización; pero hay que considerar que
hasta las buenas personas se equivocan, de no tener presente una manera
específica de actuar.

No hay que olvidar que los valores deben ser consensuados para que tengan
validez; de nada serviría que estén presentes, si no los convertimos en propios.

¿Cómo se comunica los valores?

 Todo lo que la organización premia.


 Todo lo que la organización sanciona.
 Cuando determinamos prioridades.
 Todo lo que los directivos dicen y hacen cuando acepan o se niegan a
aceptar la responsabilidad de lo que han hecho (y cuando la organización
lo permite).

¿Cómo se aplica los valores en la organización?

Fuente: HAMBURGER FERNÁNDEZ, Álvaro Andrés. Los valores corporativos de la empresa. Como suscitarlos,
difundirlos y vivenciarlos.

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