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Why architects and laypersons judge buildings differently: cognitive

properties and physical bases

Alejandra Jiménez López

Esta lectura nos expone porque los arquitectos y los “laypersons” (o sea, los no
arquitectos) califican y tienen una “experiencia” con los edificios de manera muy diferente,
todo basado en un estudio en donde se exploró, mediante la cognición 1 de las personas, los
elementos físicos de los edificios. Aquí, a arquitectos y no arquitectos, se les dejó evaluar 2
la calidad estética de varios edificios. Este análisis dio como resultado que, tanto los
arquitectos y quienes no son arquitectos, interpretan las características físicas de los
edificios de manera diferente, es decir, cada quien experimenta “diferentes propiedades
cognitivas” y esto lleva a tener diferentes “conclusiones” estéticas.

Se basan en la premisa de que el poco o mucho conocimiento en relación a lo


arquitectónico de las personas no arquitectas reclutadas, no es para nada ajeno. Es más, su
opinión es necesaria para “tomar medidas” y crear edificios que puedan ser admirados por
la mayor población. Se observa también que, tanto los arquitectos como los no arquitectos
eran personas “locales”. Para poder evaluar se seleccionaron fotografías de edificios
comerciales contemporáneos de América del Norte y Europa, pero eliminando o minimizando
los edificios vecinos y los usos del suelo.

Los resultados dicen que, los arquitectos y no arquitectos tienen diferencias y


similitudes sobre lo que es la estética de estos edificios contemporáneos, por ejemplo, se
mostró que arquitectos y no arquitectos coincidieron con cuatro de las seis propiedades
cognitivas: “[…] ambos grupos parecen creer que los mejores edificios son aquellos que
son más significativos, amigables, robustos y originales.” (Gifford, Hine, Muller-Clemm,
1
Para los autores estas cualidades cognitivas “[…] son cualidades de construcción interpretadas que
pueden tener implicaciones más generalizables, como la complejidad y la claridad.”
2
Para este ejercicio se ocupó el “Lens model analysis” (Brunswik, 1956), para examinar los acuerdos y
desacuerdos. “En el centro del modelo de la lente se encuentran las características físicas objetivas de los
edificios, o señales. El modelo asume que las características físicas de un edificio influyen en las propiedades
cognitivas inferidas por los espectadores y que, a su vez, estas propiedades cognitivas influyen en la
impresión global del espectador sobre la calidad arquitectónica del edificio. El modelo de lente no […]
pretende explicar por qué las señales físicas influyen en las propiedades cognitivas inferidas que influyen en
los juicios estéticos globales; más bien, describe estas relaciones e invita a intentar una explicación causal.”
& Shaw, 2002). Pero también se observó el desacuerdo3 en dos propiedades cognitivas, con
lo que es claridad y complejidad, ya que “[…] los arquitectos ven los edificios originales
como claros y significativos, pero no robustos, mientras que los ‘ laypersons’ (no arquitectos)
no ven los edificios originales como claros o significativos, pero los ven como robustos.”
(Ídem) Para los no arquitectos, los edificios que son complejos también tienden a ser
significativos, pero esto no es así para los arquitectos. Es decir, ambos grupos “[…] no usan
pistas físicas para la originalidad de la misma manera, sin embargo, están de acuerdo en un
grado moderado sobre qué edificios son más o menos originales.” (Ídem).

La lectura nos deja en claro que ningún conjunto de significados es más correcto
que el otro, ya que estos resultados deben interpretarse como una “[…] campaña de
reconciliación cognitiva en las escuelas de arquitectura y quizás en la prensa popular para
que los dos grupos sean conscientes de sus diferencias lingüísticas.” (Ídem). Se observa que
los arquitectos son influenciados por su educación profesional al momento de analizar la
estética, sin embargo, también es importante el contexto en el que vive tanto el arquitecto
como la ciudadanía en general. Por ejemplo, lo sucedido con el Museo Internacional del
Barroco, en Puebla. Muchos, fuera de la ciudad, se sentían impresionados por la majestuosa
obra (sin saber que fue diseñado por un arquitecto de renombre), pero había personas (en
este caso familiares y conocidos de familiares no arquitectos) quienes se sentían
decepcionadas por “tratar” de representar el barroco en ese museo4.

Con esto, coincido con la conclusión llegada del experimento, en donde “[…] los
arquitectos deberían diseñar edificios para adaptarse al público en lugar de ellos mismos;
que la creatividad y la originalidad deben sacrificarse por algún mínimo común
denominador.” (Ídem). Veo necesario el uso de una “interpretación 5” de lo que la sociedad
demanda (sobre todo si es un espacio público), y esto se logra mediante una “[…]

3
Otro desacuerdo es el los materiales y la forma, pues se observó que los arquitectos están más
influenciados por los materiales de construcción en un edificio y para los no arquitectos, es más llamativa la
forma de la construcción.
4
Por ejemplo, familiares y conocidos mencionaban que era solo un edificio “blanco, raro y extraño”.
5
Por ejemplo, no dejar todo al gusto de la sociedad, sino usando nuestra “creatividad” para diseñar
edificios o espacios que sean unos estéticos para ambas partes, pero tomando en cuenta las verdaderas
necesidades. Satisfacción y bienestar.
educación o socialización arquitectónica que enfatiza tanto la extensión creativa de las
grandes tendencias estéticas como una mejor comprensión del gusto del público.” (Ídem).

Bibliografía

Gifford, R., Hine, D. W., Muller-Clemm, W., & Shaw, K. T. (2002). Why architects and
laypersons judge buildings differently: Cognitive properties and physical bases.
Journal of Architectural and Planning Research. Journal of Architectural and
Planning Research, 131–148.

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