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Esta lectura nos expone porque los arquitectos y los “laypersons” (o sea, los no
arquitectos) califican y tienen una “experiencia” con los edificios de manera muy diferente,
todo basado en un estudio en donde se exploró, mediante la cognición 1 de las personas, los
elementos físicos de los edificios. Aquí, a arquitectos y no arquitectos, se les dejó evaluar 2
la calidad estética de varios edificios. Este análisis dio como resultado que, tanto los
arquitectos y quienes no son arquitectos, interpretan las características físicas de los
edificios de manera diferente, es decir, cada quien experimenta “diferentes propiedades
cognitivas” y esto lleva a tener diferentes “conclusiones” estéticas.
La lectura nos deja en claro que ningún conjunto de significados es más correcto
que el otro, ya que estos resultados deben interpretarse como una “[…] campaña de
reconciliación cognitiva en las escuelas de arquitectura y quizás en la prensa popular para
que los dos grupos sean conscientes de sus diferencias lingüísticas.” (Ídem). Se observa que
los arquitectos son influenciados por su educación profesional al momento de analizar la
estética, sin embargo, también es importante el contexto en el que vive tanto el arquitecto
como la ciudadanía en general. Por ejemplo, lo sucedido con el Museo Internacional del
Barroco, en Puebla. Muchos, fuera de la ciudad, se sentían impresionados por la majestuosa
obra (sin saber que fue diseñado por un arquitecto de renombre), pero había personas (en
este caso familiares y conocidos de familiares no arquitectos) quienes se sentían
decepcionadas por “tratar” de representar el barroco en ese museo4.
Con esto, coincido con la conclusión llegada del experimento, en donde “[…] los
arquitectos deberían diseñar edificios para adaptarse al público en lugar de ellos mismos;
que la creatividad y la originalidad deben sacrificarse por algún mínimo común
denominador.” (Ídem). Veo necesario el uso de una “interpretación 5” de lo que la sociedad
demanda (sobre todo si es un espacio público), y esto se logra mediante una “[…]
3
Otro desacuerdo es el los materiales y la forma, pues se observó que los arquitectos están más
influenciados por los materiales de construcción en un edificio y para los no arquitectos, es más llamativa la
forma de la construcción.
4
Por ejemplo, familiares y conocidos mencionaban que era solo un edificio “blanco, raro y extraño”.
5
Por ejemplo, no dejar todo al gusto de la sociedad, sino usando nuestra “creatividad” para diseñar
edificios o espacios que sean unos estéticos para ambas partes, pero tomando en cuenta las verdaderas
necesidades. Satisfacción y bienestar.
educación o socialización arquitectónica que enfatiza tanto la extensión creativa de las
grandes tendencias estéticas como una mejor comprensión del gusto del público.” (Ídem).
Bibliografía
Gifford, R., Hine, D. W., Muller-Clemm, W., & Shaw, K. T. (2002). Why architects and
laypersons judge buildings differently: Cognitive properties and physical bases.
Journal of Architectural and Planning Research. Journal of Architectural and
Planning Research, 131–148.