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UN GATO QUE NO QUERIA SER GATO

Una mañana, un gato se miró en un espejo y dijo:


-soy muy feo; ya no quiero ser gato.
Le preguntó luego a doña gallina. -¿Señora gallina,
quién es el más bello animal?
-El gallo, hijo, el gallo. El gato fue y pidió prestado
al gallo su cresta, se la puso y se fue a pasear.
-¿Qué tal me veo? –Le preguntó a doña pata.
-Mal, hijo, muy mal. Si te pusieras plumas de pato te verías muy guapo.
El gato fue a pedirle prestado sus plumas al pato.
Con la cresta del gallo y las plumas del pato, muy orondo, se paseaba el gato y se
encontró con una joven gata y ésta le dijo:
-¡Qué horrible te ves, gato, con esa cresta de gallo y esa plumas de pato!
El gato muy avergonzado, devolvió la cresta al gallo y las plumas al pato; pero no se
sentía contento. Pensando que el caballo, por ser grande, era muy inteligente, le
preguntó:
¿Quién es el más bello animal?
-El caballo, amigo, el caballo – dijo el caballo y se puso a relinchar.
El gato pidió prestado sus crines y su cola al caballo, y se fue por el bosque a pasear:
Allí se encontró frente a frente con un enorme león y éste le dijo:
-¡Qué suerte! Ahora me almorzaré este caballo enano.
-¡No cometas un error primo león; yo no soy un caballo, soy un gato!
-desesperadamente, nuestro amigo se
quitó los crines y la cola del caballo y se
subió a un árbol.
Desde aquella vez, él gato solo quiere
ser gato, se mira en el espejo y,
arreglándose el bigote, dice: no soy feo;
soy un bello gato.

A. Crisólogo

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