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Un gato se sintió feo y quiso ser otros animales más bellos como el gallo, el pato y el caballo, tomando prestadas sus características. Sin embargo, al pasearse con plumas y crines ajenas, otros animales se burlaron de su apariencia. Al final, el gato aprendió a aceptarse y valorarse a sí mismo tal como es.
Un gato se sintió feo y quiso ser otros animales más bellos como el gallo, el pato y el caballo, tomando prestadas sus características. Sin embargo, al pasearse con plumas y crines ajenas, otros animales se burlaron de su apariencia. Al final, el gato aprendió a aceptarse y valorarse a sí mismo tal como es.
Un gato se sintió feo y quiso ser otros animales más bellos como el gallo, el pato y el caballo, tomando prestadas sus características. Sin embargo, al pasearse con plumas y crines ajenas, otros animales se burlaron de su apariencia. Al final, el gato aprendió a aceptarse y valorarse a sí mismo tal como es.
-soy muy feo; ya no quiero ser gato. Le preguntó luego a doña gallina. -¿Señora gallina, quién es el más bello animal? -El gallo, hijo, el gallo. El gato fue y pidió prestado al gallo su cresta, se la puso y se fue a pasear. -¿Qué tal me veo? –Le preguntó a doña pata. -Mal, hijo, muy mal. Si te pusieras plumas de pato te verías muy guapo. El gato fue a pedirle prestado sus plumas al pato. Con la cresta del gallo y las plumas del pato, muy orondo, se paseaba el gato y se encontró con una joven gata y ésta le dijo: -¡Qué horrible te ves, gato, con esa cresta de gallo y esa plumas de pato! El gato muy avergonzado, devolvió la cresta al gallo y las plumas al pato; pero no se sentía contento. Pensando que el caballo, por ser grande, era muy inteligente, le preguntó: ¿Quién es el más bello animal? -El caballo, amigo, el caballo – dijo el caballo y se puso a relinchar. El gato pidió prestado sus crines y su cola al caballo, y se fue por el bosque a pasear: Allí se encontró frente a frente con un enorme león y éste le dijo: -¡Qué suerte! Ahora me almorzaré este caballo enano. -¡No cometas un error primo león; yo no soy un caballo, soy un gato! -desesperadamente, nuestro amigo se quitó los crines y la cola del caballo y se subió a un árbol. Desde aquella vez, él gato solo quiere ser gato, se mira en el espejo y, arreglándose el bigote, dice: no soy feo; soy un bello gato.