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Ensayo Giglamesh
Ensayo Giglamesh
Otro punto de vista a la justicia actual, nos remonta a la civilización Babilónica con el
código de Hammurabi, la cual fue un conjunto de 282 leyes bien organizadas y
distribuidas, regidas por la ley del talión, un tipo de justicia retributiva y violenta, mejor
conocida por el dicho “Ojo por ojo, diente por diente”. Dicho conjunto de leyes
cumpliría la tenaz labor de mantener la disciplina dentro del pueblo babilonio,
imponiendo un tipo de justicia, que a pesar no vemos actualmente, sirvió para regular el
comportamiento humano en aquella época paralelo a la moralidad de antes, y
naturalmente inspiración para la normatividad en nuestras normas actualmente.
Sería el código de Hammurabi también uno de los registros más antiguos cuyo entre sus
leyes determinaba la propiedad privada y, así mismo, el traslado de una propiedad a
otra, la importancia de esta labor se reconoce cuando entendemos la propiedad privada
como un valor inherente del ser humano, toda persona considera ciertas cosas como
suyas, y en función de conceder ese valor natural a nosotros, Hammurabi plasma en las
leyes el regulador necesario para saciar esta necesidad y además mantenerla en control
dentro de la civilización. Obviamente esto sería imitado en el actual código civil con lo
que nos permite disfrutar, disponer y reivindicar de una propiedad dentro del margen de
la ley.
Existe una estrecha relación entre el faraón de la antigua cultura egipcia, el rey
Hammurabi en la desaparecida babilonia, o quizá hasta el mismo Gilgamesh de Uruk,
dicha similitud aún prevalece en instituciones de poder actuales, una similitud tan
trascendente como su nombre representa: el poder. Que sucede cuando un rey, faraón,
monarca, emperador, desea imponer su voluntad sobre su pueblo, además de reafirma su
soberanía sobre él, tiene que recurrir al poder que su cargo le brinda, empleando la
autoridad militar para que se encarguen del control sobre las personas, ya que, él no
puede hacerlo por sí mismo, aunque lo desee. Dichos eventos nos demuestran cómo
hasta el día de hoy se exhiben casos de igual similitud, como en toda nación
administrada por un estado, donde la jerarquía de la autoridad está admitida de imponer
algunas ideas sobre otras, solo que hoy en día si existe una igualdad de condiciones
entre todos los ciudadanos, y la sólida democracia que nos permite escoger a estos
funcionarios que intuimos no tienen malos motivos para imponernos su voluntad, es
decir, no lo hacen solo por una motivación personal y no comunitaria.
En conclusión, p