INTERCULTURALIDAD, —
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Luchas (de)coloniales de nuestra época
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spectivas presentes Y pasadas ¢sorp! ns que “Ig
oe biguo, dificil de consentir y poco significatiy,
ee i ias —étnico-culturale:
ir y construir desde las diferencias —etnuc - SY a
ee dad ecuatoriana? {Cudl seria la manera de pensar
ie de estas diferencias constitutivas de ella,
i ivisién? De esta form,
Jemento de complementaridad y unidad y no de division a,
ele!
iit e 1 ser un proyecto “otro” de una sociedad “otra” 32
podria la interculturalidad ser un proy' ; d
un proyecto que refute al del mestizaje, su horizonte colonial y su discurso de
Z ;
poder, sirviendo como contrarrespu esta? En el afan de interpelar estas pre.
guntas, pasamos ahora al anélisis de la interculturalidad.
Frente a tales ‘i
nacional” siga siendo atin am!
Ja vez coloniales |
y construir la sociedad, haciendo
”
INTERCULTURALIDAD Y EL PROYECTO DE SOCIEDAD “OTRA’
En los afios 60 Agustin Cueva pronosticé la necesidad de toma de con-
ciencia y transformaci6n total de la sociedad ecuatoriana:
Lo que necesitamos llevar a cabo es una labor encaminada a hacer que el
hombre tome conciencia de su situacién real y actde en consecuencia. Pues no
hay que olvidar que si bien es cierto que la verdad ecuatoriana no apareceri
entera sino en el momento de una transformacién total, no lo es menos que para
que ésta se produzca es necesario que previamente se haya Iegado a un punto
alto de toma de conciencia de nuestros problemas (Cueva, 1967/1986).
En la misma linea, el historiador ecuatoriano Galo Ramén (2000) pre-
gunt6 hace casi una década si era posible la interculturalidad en el Ecuador,
interrogante que me parece central frente al problema de la sociedad y cultu-
ra nacionales discutido en parrafos anteriores y frente al reto de la conciencia
critica y transformacién total que presenté Cueva. Pero, ,qué mismo enten-
32. La nocién de “otrootra” aqut, como he explicado anteriormente, no implica una sociedad o un
Proyecto més; tampoco un proyecto alternative que tenga como referente al actual. Mas bien
Parte del sentido que le da el érabe-islémico Abdelkebir Khatibi (2001) retomada por el argenti-
novestadounidense Walter Mignolo (2003). Bs decir, al encontrar y constmit algo radicalmente
Gistinto desde la diferencia y hacia la liberacin (Khatiiy; la necesidad de imaginar un proyecto
de sociedad no desde la modernidad 0 los colonizadores y “liberadores” sino desde principios
Politicos, éticos, econsmicos y epistémicos distintos (Mignolo, 2003),
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~<_ demos por as Y cual es su relacién con esta reingenieria social?
{Como se di ferencia del multi y Pluriculturalismo y de qué manera sugiere y
requiere transformaciones radicales de la sociedad “nacional”? Al respecto,
por qué hablar de un proyecto social, politico y ético de la interculturalidad
y, simulténeamente, de un proyecto de una sociedad “otra”?
HACIA UNA COMPRENSION DE LA INTERCULTURALIDAD
Desde los afios 90 se da en América Latina en general, y en la region
andina en particular, una nueva atencién a la diversidad étnico-cultural; una
atenci6n que parte de reconocimientos juridicos y una necesidad, cada vez
mayor, de promover relaciones positivas entre distintos grupos culturales; de
confrontar la discriminacién, el racismo y la exclusién; de formar ciudadanos
conscientes de las diferencias y capaces de trabajar conjuntamente en el desa-
rrollodel pafs y en la construccién de una sociedad justa, equitativa, igualita-
ria y plural. La interculturalidad se inscribe en este esfuerzo.
Como concepto y prictica, proceso y proyecto, la interculturalidad sig-
-nifica -en su forma mds general- el contacto e intercambio entre culturas en
| términos equitativos; en condiciones de igualdad. Tal contacto ¢ intercambio
| no deben ser pensados simplemente en términos étnicos sino a partir de la
relacién, comunicacién y aprendizaje permanentes entre personas, grupos,
conocimientos, valores, tradiciones, légicas y racionalidades distintas, orien-
tados a generar, construir y propiciar un respeto mutuo, y un desarrollo pleno
las capacidades de los individuos y colectivos, por encima de sus diferen-
s culturales y sociales. En sf, la interculturalidad intenta romper con la his
{hegeménica de una cultura dominante y otras subordinadas y, de esa
reforzar las identidades tradicionalmente excluidas para construir,
vida cotidiana como en las instituciones sociales, un con-vivir de_
egitimidad entre todos los grupos de la sociedad. _/
Ituralidad no es una descripcién de una realidad dada 0 logra-
nto casi “natural” de las sociedades y culturas (Guerrero, 1999).
‘un proceso y una actividad continuos; la interculturalidad debie-
fa menos como sustantivo y mas como verbo de accién, tarea de
dy no solamente de sectores indigenas y afrodescendientes. En
lidad tiene el rol —critico, central y prospectivo en todas las
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aso a paso sociedades, estructurg
ruir pe is.
e reconstruir pa osha * i;
ituciones sociales= de rece ‘ticos, juridicos y epistémic
instituciones Sock (educativos, soci politicos, jul ¥ eptstémicos), y
educa
temas y process Meatrslaciones, actitudes, valores, pricticas, saberes 4
ccionar entre todos f° 1 es} gualdad, el reconocimi
de accionar ee ndamentados en el respeto € igualdad, a miento da
nS la convivencia democratica que, por la misma realidad
las diferencia: a ate
social, es muchas veces conflictiva. sy price
" emente, los términos inter, multi y pl juriculturalidad, son usados
ene Por ende, un primer paso necesario para aclarar el signifi.
i distinguirlo de los otros términos.
como sinénime ; ;
cado de la interculturalidad, es : ;
La multi, pluri e interculturalidad se refieren a la diversidad cultural; sin
embar, ms apuntan a distintas maneras de conceptualizar esa diversidad y q
desarrollar politicas y practicas relacionadas con ella dentro de las organiza-
ciones ¢ instituciones de la sociedad, incluido el propio Estado. Veamos estas
diferencias.
La multiculturalidad es un término principalmente desc
Basicamente se refiere a 1a multiplicidad de culturas, existentes
‘rminado espacio —local, regional, nacional o inter n
sariamente tengan una relacién entre ellas. Su_
to de paises occidentales, como los
nacionales (negros e indigenas) coexisten.
con “minorfas involuntarias” cuya
colonial e imperial estadounidense —4
nos- y a los blancos, todos ellos descendi
‘e curopeos; 0.como en Europa, donde la j
temente. i
En esos contextos, el multicult
cultural; es decir, una Separacion 0 g
cerradas sobre sf mismas, sin ag
ticulturalidad se cConstruy
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s6lo a nivel de las actitudes~ es considerada suficiente para permitir que la
sociedad nacional (y monocultural) funcione sin mayor conflict, problema o
resistencia. Pero, ademas de obviar la dimensién relacional, esta nocién de
tolerancia como eje del problema multicultural —“problema” de las minorias—
‘oculta la permanencia de las desigualdades e inequidades sociales que no per-
miten a todos los grupos relacionarse equitativamente y participar activa-
mente en la sociedad, dejando asf intactas las estructuras e instituciones que
privilegian a unos en relaci6n a otros.33
Tiene raz6n Raimon Panikkar (2002: 30) cuando dice que: “el multicul-
turalismo exhibe todavia el sindrome colonialista que consiste en creer que
existe una supracultura superior a todas las demds, capaz de ofrecerles una
hospitalidad benigna y condescendiente, incluso si la llam4semos metacultu-
ra”. Entonces, mientras se lo emplea para referir a situaciones 0 contextos
especificos, el multiculturalismo est4 fundamentado en problemas supuesta-
mente “universales” —o que tienen que ver con “minorias étnicas’— cuya res-
puesta o solucidn, segtin esta légica, también debe ser universal. Por eso y
como argumentaré en el préximo capitulo, las politicas multiculturales del
~ Banco Mundial y de otras entidades financieras, multilaterales y transnacio-
nales, son las mismas en todos los pafses del llamado “tercer mundo”; son
politicas que se “abren” hacia la diversidad al mismo tiempo que aseguran el
( ol y continuo dominio del poder hegem6nico nacional y los intereses del
mo global. Refiriéndose a este fendmeno, Slajov Zizek (2001) sos-
ne que la que atestiguamos es la nueva Iégica multicultural del capitalismo
que el multiculturalismo sustenta la produccién y administra-
diferencia dentro del orden nacional, volviéndola funcional a la
del neoliberalismo (Muyolema, 2001), la interculturalidad -como
aqui, pensada desde los grupos histéricamente subalternizados
rriba”— apunta a cambios radicales en este orden. Su proyecto
reconocer, tolerar o incorporar lo diferente dentro de la
s establecidas. Por el contrario, es implosionar —desde la
tructuras coloniales del poder (incluyendo a aquéllas que
el saber, el ser y las relaciones complejas en torno a la
| multiculturalismo a nivel global en los dltimos aiios han aparecido tex-
iva liberal, enfatizando la tolerancia y ocultando la permanencia de las
das y la hegemonta dominante (ver, por ejemplo, Klymicka, 1998),
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sta ci royectO; es Te-concep.
madre naturaleza), como reto, propuesta, bie oe 0: cea —
: fl estructuras sociales, epistemi ,
alizar y re-fundar estructuras oe as. y
eee y en relaci6n equitativa légicas, practicas y modos cultura.
ponen en escena ta so, la i i
Tes diversos de pensar, actuar y vivir. Por eso, la interculturalidad no es uy
hecho dado sino algo en permanente camino y construc de
explorar con mayor profundidad la nocién de intercul eed ida ‘i rare.
idad como categoria ms utilizada en el con-
mos el concepto de pluriculturali
texto latinoamericano.
La pluriculturalidad responde a la necesidad de un comgamney que'rep ies
sente la particularidad de la regién, donde pueblos indigenas y negros han
convivido por siglos (aunque conflictivamente) con blanco-mestizos, y donde
los mestizajes -el cultural y el del discurso del poder— han sido, como vimos
antes, parte de la realidad, conjuntamente con la resistencia e insurgencia
sociocultural y, recientemente, la revitalizacin de las diferencias. Al contra-
no de la multiculturalidad, la pluriculturalidad sugiere una pluralidad hist6ri-
cay actual, en la cual varias culturas conviven en un espacio territorial y jun-
tas, supuestamente, hacen la totalidad nacional.3+ rig
Aunque la distincién entre multi y pluri es
te es que el primer término apunta a un’ u
formas de organizacién social muchas v
mientras que el segundo sefiala la plural
mismas. Es decir, la multiculturalidad no
criptiva, a la existencia de distintos grupo
y politica, permanecen separados, divid
pluriculturalidad indica una conviven a
territorial, aunque sin una profunda
esta manera, se limita a describir una {
venciones en ella ni cuestiona la m
do dentro de sf, racializando y subal
cas y sistemas de vida. Por ello, su
politico no representa avance alg
con el Estado,
34 Digo “supuestamente” porque, como arg
Premisa discursiva de la cultura domis
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Interculturalidad, Estado, sociedad. Luchas (de)coloniales de nuestra época. 45
La interculturalidad es distinta en cuanto se refiere a complejas relacio-
nes, negociaciones e intercambios culturales, y busca desarrollar una interac-
cidn entre personas, conocimientos, pricticas, ldgicas, racionalidades y prin-
cipios de vida culturalmente diferentes; una interaccién que admite y que
parte de las asimetrfas sociales, econémicas, polfticas y de poder, y de las
condiciones institucionales que limitan la posibilidad de que el “otro” pueda
ser considerado sujeto —con identidad, diferencia y agencia~ con capacidad
de actuar. No se trata simplemente de reconocer, descubrir o tolerar al otro 0
ala diferencia en sf. Tampoco se trata de esencializar identidades 0 entender-
Jas como adscripciones étnicas inamovibles.35 MAs bien se trata de impulsar
activamente procesos de intercambio que, por medio de mediaciones socia-
les, politicas y comunicativas, permitan construir espacios de encuentro, did-
logo, articulacién y asociacién entre seres y saberes, sentidos y practicas,
Iégicas y racionalidades distintas.
Pero estos procesos de intercambio no constituyen un simple contacto 0
relacién entre culturas, como ha sucedido histéricamente y como ocurre coti-
dianamente en espacios culturalmente compartidos como los mercados, los
medios de transporte o el medio laboral, entre lenguas (por ejemplo, el kich-
y el castellano) o en el consumo musical, plistico o gastronémico (ver
2000; Garcia Canclini, 2001). Por el contrario, apunta a algo mucho
ofundo que pretende confrontar los racismos y las desigualdades en los
culturales, entre culturas mismas y como parte de las estructu-
iones de Ja sociedad. Por eso, y sin negar que existan relaciones
irales en el 4mbito personal, podemos decir que en el de la sociedad,
ndo a todas sus instituciones, la interculturalidad atin no existe. Se
e un proceso por alcanzar por medio de nuevas politicas, practicas,
y acciones sociales concretos y conscientes que se pueden construir
ibstracto” sino en medio de procesos formativos colectivos, en los que
‘miembros de culturas diversas asi como sus maneras de ser y
cambios
Jdentidades” se refiere a la tendencia a resaltar la diferencias étni-
o las diferencias de mujeres, de os GLBTI, ete.— como si fueran iden-
véneas, estéticas y con fronteras siempre definidas. El problema con
‘multiplicidad, luidez y cardcter dindmico y mltiple de la identi-
ino tiene una sola identidad sino maltiples, cada una con diver-
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separable de la jdentidad y la dife.
as en las que nos identificamos con otra per.
cil El hecho de relacionarse be eee
mos de oe sy pricticas culturales distintas requiere
as, saberes, penta que se forman y destacan; tanto a
x * aed Eso no implica a ie 0