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Los 

contratos agrarios
Los contratos agrarios son aquellos que se realizan teniendo como base u objeto de la
relación jurídica una explotación agraria o agrícola, ganadero o forestal.

Tenencia y cultivo de la tierra


La tenencia de la tierra y su cultivo pueden dar lugar a las siguientes figuras jurídicas:

1. Propietario de la tierra
2. El poseedor de ella
3. El precarista (sin arriendo)
4. Arrendamiento
5. Aparcero
6. Usufructuario
7. Censatario o enfiteuta
8. Concesionario

Clases de contratos agrarios


Los contratos agrarios en cuanto que ponen en marcha la explotación de los recursos
naturales para un aprovechamiento agrícola, forestal o pecuario, por persona, con
carácter general, distinta al propietario de la tierra, en los títpicos contratos de
arrendamientos rústicos. disciplinan el conflicto entre propietario y arrendatario de la
misma.

En el derecho agrario existen desde tiempo inmemorial un gran número de contratos


agrarios, podemos mencionar, de forma ejemplificativa, los siguientes:

 Contrato agrario de arrendamientos rústicos


 Contrato agrario de aparcería
 Contrato agrario de venta a ojo
 Contrato agrario de venta de leche
 Contrato agrario de venta al peso
 Contrato agrario de corredor o alfarrassador o alfarrassadora
 El contrato de colloch
 El contrato de soccita
 El contrato de venta de finca forestal

Contrato agrario de arrendamiento rústico


El contrato agrario por excelencia es el contrato de arrendamiento rústico, en el que se
incluyen tanto tierras como laboral o cosecha, peto también los contratos agrarios puros,
de éstos último trata este post, en el que se trata de los contratos de venta o transacción
con el producto del cultivo de la tierra.

El sistema agro-alimentario
Se entiende por sistema agroalimentario, el conjunto de los sectores productivos agrario y
pesquero, así como los de transformación y comercialización de sus productos.

El contrato agrario en la Comunidad Valenciana


La venta a ojo
El contrato agrario de venta a ojo tiene por objeto la totalidad estimada de la cosecha
pendiente y no recogida, o simplemente en flor, existente en uno o varios campos al
tiempo de ser convenida, por precio alzado y pagado al contado, o en el plazo estipulado
si el contrato fuere escrito.

A los efectos del párrafo anterior, la totalidad de la cosecha objeto de contrato puede
venir referida a los frutos de una misma variedad concreta, en caso de existir varias.

Puede también convenirse la compra de la cosecha futura sobre semillas, ya las entregue
quien compra o quien vende.

Exclusiones de la venta a ojo


Sin perjuicio de lo previsto en el artículo anterior, no podrá celebrarse esta modalidad
contractual sobre una parte de la cosecha, o por una o hasta una cantidad (fijada por
número o por peso) de fruto o producto, ni por cantidad mínima o de determinada
calidad.

Queda excluida esta compraventa especial en todos los casos en los que sea preciso
proceder a operaciones ulteriores de pesaje, cuenta o verificación para la determinación
de alguno de los elementos del contrato.

Determinación de la cosecha
1. La cosecha es cuantificada de modo estimado por corredor experto o corredora
experta, o por la parte compradora, y aceptada por quien vende. Se expresa en las
medidas propias del tipo de cultivo y costumbre del lugar.

2. La propuesta del corredor o de la corredora, o de la parte compradora, es vinculante


para ésta desde que se ofrece, y para la parte vendedora desde que la acepte.

Precio
1. El precio consiste siempre en una cantidad cierta y alzada de dinero, determinada sobre
la estimación de la cosecha hecha por corredor o corredora.

Si en la venta sobre semillas éstas fueren entregadas por la parte compradora, su importe
podrá descontarse del precio pactado.

2. Si no se hiciere mención separada, el precio se entenderá sin inclusión de los impuestos


indirectos repercutibles que lo graven y de los que sea sujeto pasivo quien vende.

Venta al peso o per arrovat


El contrato agrario de venta al peso o per arrovat tiene por objeto la totalidad o parte de
los frutos que finalmente haya al tiempo de la recolección de uno o varios campos,
convenida mientras la cosecha se encuentra pendiente, a un precio fijado por unidad de
peso o de cantidad.

Modalidades de la venta al peso


1. Por razón de su objeto, este contrato agrario puede revestir una de estas tres
modalidades:

a) Venta contada (tot comptat), que obliga a recoger, contar o pesar la totalidad del fruto.

b) Venta medida, o de medida, que sólo obliga a recoger los frutos que tengan un
diámetro mínimo o hasta uno máximo determinado.

c) Venta limpia (neta), que permite no recoger, o no contar, medir o pesar, los frutos que
carezcan de la calidad comercial exigible según la normativa aplicable (de desecho).

2. A falta de prueba en contrario, se entiende que el contrato es a venta contada. En las


demás modalidades, el fruto restante después de la recolección queda a disposición de
quien vende.

contrato-venta-al-peso-tipo

Contrato agrario sobre parte de los frutos


Este tipo de contrato agrario, si el contrato no abarcare la totalidad de los frutos de un
campo, deberá circunscribirse a la totalidad de los habidos (conforme a la modalidad
pactada) en determinada superficie o número de árboles, o de la variedad o patrón objeto
del contrato.

Aforos de los frutos


1. La expresión del aforo o cantidad de fruto estimada en los vales de compra tiene valor
meramente indicativo y no limitará la obligación de quien compra de recoger y pagar el
exceso producido, ni determinará incumplimiento de la parte vendedora por no haberse
producido los estimados.

2. No obstante lo anterior, el aforo estimado en el vale de venta se presume iuris tantum


como real en caso de incumplimiento total o parcial del contrato, para fijar las
indemnizaciones.

3. Si el contrato lo fuere sobre una concreta y determinada cantidad de fruto, se estimará


sujeto al Código Civil, sin que le sea de aplicación lo previsto en la ley.

Del corredor o corredora, o alfarrassador o alfarrassadora


Los contratos agrarios, como mandatario o mandataria de la parte compradora, sin
perjuicio de la relación jurídica que le una con ella.

Quien ejerce las funciones de corredor o corredora no necesita acreditar poder escrito, ni
sus actos están sometidos para su validez a confirmación de su principal. Ello no obstante,
en caso de duda, el o la principal podrá exigir al corredor o corredora que pruebe la
existencia del mandato.

Quien ejerce las funciones de corredor o corredora queda personalmente obligado u


obligada frente a la parte vendedora en los casos de no manifestación de la identidad de
su comitente al tiempo de la perfección de la venta y en los casos de dolo o fraude.

Si posteriormente se desvelare la identidad de quien le otorgó el mandato, las dos


personas responderán solidariamente. Fuera de estos supuestos, quien ejerce las
funciones de corredor o corredora no queda personalmente obligado u obligada frente a
la parte vendedora por los contratos que celebre en nombre de quien le otorgó el
mandato.

Los contratos agrarios de cultivo en Cataluña


Por contratos agrarios de cultivo se entienden los contratos de arrendamiento rústico,
aparcería y, en general, todos los contratos, cualquiera que sea su denominación, por los
cuales se cede onerosamente el aprovechamiento agrícola, ganadero o forestal de una
finca rústica.

El contrato de cultivo puede incluir una explotación agraria, entendida como un conjunto
de bienes y derechos que conforman una unidad económica.

El contrato de cultivo no se extiende a las edificaciones destinadas a vivienda que haya en


la finca, pero sí a las demás construcciones, a la maquinaria y a las herramientas
existentes, salvo pacto en contrario, en ambos casos, y salvo lo establecido en el artículo
39.
El contrato de cultivo no comprende los demás aprovechamientos de la finca no
vinculados al cultivo, como por ejemplo la caza, que corresponden al propietario o
propietaria, también salvo pacto en contrario.

La realización de actividades agroturísticas en la finca por parte del cultivador o


cultivadora precisa un pacto expreso entre las partes y, en el marco de la
multifuncionalidad agraria, debe ser compatible con la actividad de cultivo.

Cultivador directo y personal


1. Se entiende por cultivador directo y personal la persona física que, sola o con la
colaboración de personas que conviven con ella o, si no hay convivencia, de
descendientes o de ascendientes, lleva a cabo efectivamente la actividad agraria y asume
los riesgos de la explotación, si el 50% de su renta total se obtiene de actividades agrarias
u otras complementarias, siempre que la parte de la renta procedente directamente de la
actividad agraria efectuada en su explotación no sea inferior al 25% de su renta total y el
tiempo de trabajo dedicado a actividades agrarias o complementarias sea superior a la
mitad de su tiempo de trabajo total, sin perjuicio que pueda contratar personal auxiliar.

2. Tienen la condición de cultivador directo y personal las sociedades agrarias de


transformación, las comunidades de bienes, las cooperativas o secciones de cooperativa
de producción agraria y las sociedades civiles, mercantiles y laborales, para el cultivo de
que se trate, siempre que incluyan en su objeto social finalidades de carácter agrario y
que la mayoría de derechos de voto corresponda a las personas físicas a que se refiere el
apartado 1.

3. Las administraciones públicas y sus empresas y entidades vinculadas arrendatarias de


fincas rústicas tienen la condición de cultivador directo y personal a todos los efectos de la
presente ley.

4. Con la finalidad de preservar, potenciar y fomentar los valores ambientales, la


diversidad biológica y el patrimonio cultural de las tierras agrarias, gozan de los efectos de
los derechos específicos que la presente ley reconoce al cultivador directo y personal las
asociaciones y fundaciones sin afán de lucro arrendatarias de tierras agrícolas definidas
por sus estatutos como entidades exclusivamente dedicadas a la custodia del paisaje rural
o agrícola, al cuidado de la biodiversidad en el territorio rural o al mantenimiento del
patrimonio cultural de las tierras rurales.

La Forma del contrato agrario


1. Los contratos agrarios de cultivo deben formalizarse por escrito.

2. Las partes pueden exigirse en cualquier momento, con los gastos a cargo de la parte
que formule la petición, que el contrato se formalice íntegramente en documento público
y que conste en el mismo una descripción de la finca objeto del contrato y, si procede, un
inventario de los elementos y de los derechos vinculados a la explotación que se cede y
cualquier otra circunstancia que sea necesaria para desarrollar y ejecutar adecuadamente
el contrato.

El contrato de conlloch
Se trata de un contrato agrario por el que se pacta el que el aparcero cría y recría ganado
para el dueño con derecho a utilizarlo o incluso sin este derecho.

El contrato de “soccita”
Se trata de un contrato agrario por el una de las partes se obliga a cuidar, incluso
apacentar, el ganado de otro, repartiéndose entre él y el dueño los frutos y ganancias.

Contratos agrarios en Aragón


Además de los contratos agrarios establecidos en la legislación civil común
(arrendamiento rústico, aparcería, etc.), destacamos el siguiente contrato.

El contrato de “mediaría” es un contrato agrícola, con carácter general, asociativa, en


virtud de la cual los frutos que se obtengan en la explotación agrícola se dividen por mitad
entre el dueño de la finca y el aparcero o mediero.

El contrato agrario de venta de leche en Galicia


El contrato agrario de venta de leche, que se ha regulado por la Orden de 5-05-2009 de la
Xunta de Galicia, con la finalidad de evitar los abusos entre comprador y productor de
lecho en Galicia, tras la desaparición de la cuota láctea y exigencias de venta de leche por
debajo del valor de producción, lo que supondría la desaparición de muchos pequeños
ganaderos.

El Reglamento Nº 261/2012 del Parlamento Europeo y el Consejo de 14 de marzo de


2012, dentro de la Política Agraria Común (PAC), regula aspectos como los contratos de
compraventa obligatorios entre los productores de leche y la industria.

Además, se establece también todo lo referente a la negociación de precios a través de las


organizaciones de productores y el rol de las organizaciones interprofesionales.

Los contratos de venta de leche, habrán de adaptarse a la nueva regulación que especifica
el Real Decreto 95/2019, de 1 de marzo, por el que se establecen las condiciones de
contratación en el sector lácteo y se regula el reconocimiento de las organizaciones de
productores y de las organizaciones interprofesionales en el sector, y por el que se
modifican varios reales decretos de aplicación al sector lácteo.

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