El uso de agroquímicos en la modificación genética de plantas para el consumo
humano comenzó en nuestra sociedad en los años 90. La adopción de esta
tecnología promete alcanzar, entre varios objetivos del desarrollo sostenible, la superación del hambre y la pobreza en el mundo. Sin embargo, dejó varias dudas, ya que hay posiciones que señalan los problemas que trae consigo la expansión de esta semilla, hay estudios diversos en el mundo que muestran que los cultivos transgénicos afectan los ecosistemas del suelo y el agua. El termino transgénico, se descompone en trans (mover, trasladar) y génico (información genética). Estos cultivos genéticamente modificados (OMG) están aumentando a pasos agigantados debido al aumento en la población mundial y a los avances tecnológicos. Los productores utilizan estos cultivos con el fin de una más rápida producción, menor trabajo en la tierra y el menor costo posible. Colombia sembró un total de 100.256 hectáreas de cultivos transgénicos en 2019 distribuidos entre 87.335 hectáreas de maíz; 12.909 de algodón y 12 hectáreas de flores azules, según cifras presentadas por el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA. Las compañías biotecnológicas productoras de organismos genéticamente modificados, afirman que los alimentos transgénicos son seguros, que ningún alimento en la historia ha sido tan escrupulosamente evaluado y que no hay evidencia científica de que puedan provocar daños en la salud del consumidor. Es por estas razones, que en este documento daremos a conocer la evolución, ventajas y efectos adversos que pueda ocurrir.