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Pontificia Universidad Católica del

Ecuador Sede Ibarra

TEORIA DEL ESTADO


TEMA:

EL ESTADO Y EL DERECHO

INTEGRANTES:
LESLIE SANTILLÁN

TAMYA GODOY

KATERINE YEPEZ

ANITA MORALES

NATALIE RODRIGUEZ
EL ESTADO Y EL DERECHO

El autor Hegel, ve desde otro punto de vista acerca de la creación o más bien de la
relación del Estado y Derecho, lo relaciona con una teoría idealista, y dice que la idea de
que el Estado es la realización la idea moral, así como el instrumento más noble para
alcanzar y respetar la libertas humana, pero no separado del Derecho de Estado, sino que
los considera indisolublemente ligados, supuestos que además de ser el Estado la
objetivación de la idea moral y su forma de realización, en él se encarna tanto la voluntad
objetiva como la subjetiva, es decir, la colectiva y la individual .

El Estado y el Derecho surgieron históricamente al mismo tiempo y a consecuencia de


idénticas causas, las cuales son: la aparición de la propiedad privada y división de la
sociedad en clases antagónicas. El Derecho es inconcebible sin un Estado que a través de
sus Organismos ejerza la actividad relacionada con los poderes legislativos, ejecutivos y
judiciales.

Por otra parte ¿podría el Estado existir sin el Derecho? Esto sería imposible, primero
porque el Estado presupone una actividad coordinada de sus organismos y funcionarios,
que, para ello, deberán hallarse en determinadas relaciones de subordinación y estas
relaciones exigen como algo, necesariamente objetivo, su fijación en las correspondientes
reglas obligatorias, en las normas de Derecho, que regulan la marcha de los servicios.

Autores como el Dr. Basave Fernández del Valle afirman, aunque el Estado y el derecho
tienen su misma raíz en la vida humana y responde al mismo impulso de ordenar y
objetivar esta vida, tiene una esencia distinta.

La Doctrina de Hans Kelsen, llegó a negar la doble faz del Estado al identificar a este con el
orden jurídico; y se llega a la tercera teoría que establece la relación entre Derecho y
Estado.

El análisis de la vinculación que existe entre el Derecho y el poder político desemboca


inevitablemente en la necesidad de examinar las relaciones que hay entre el Derecho y el
Estado, ya que éste es precisamente la encarnación histórica más representativa de la
institucionalización del ejercicio del poder político.

En sentido lato o impropio, el Estado se identifica con toda unidad social políticamente
organizada y ordenada. En su sentido estricto y propio, el Estado, es un modelo de
organización política que se gesta en los siglos XIV-XV a través de un proceso de
concentración del disperso y fluido orden medieval, que se caracteriza fundamentalmente
por: secularización, unificación, centralización, determinación territorial,
institucionalización y legitimación legal:

En primer lugar, se inicia por una secularización del poder, alimentada por el influjo de las
convicciones del Renacimiento y por la progresiva implantación de las ideas de la
Reforma, potenciados además por las numerosas luchas religiosas de la época.

El proceso de unificación y centralización del poder político que se produce genera la


concentración de dos de las actividades más importantes de dominio, como fueron la
creación y la aplicación del Derecho y la acuñación de la moneda.

A su vez, tuvo lugar una determinación territorial del poder político, puesto que, superado
los vínculos de la lealtad personal típica de la organización medieval, comenzó a ejercerse
el dominio político sobre todos los individuos que vivían dentro de un territorio
determinado.

Al mismo tiempo, comenzó a intensificarse la tendencia a la institucionalización, de tal


modo que el poder político fue encarnándose cada vez más en una burocracia que estaba
jerárquicamente vinculada al príncipe.

Y finalmente, se empezó a imponer el principio de legalidad como fundamental criterio de


legitimación para el ejercicio del poder político, es decir, el sometimiento a la ley de la
comunidad política.
El acontecimiento más importante fue sin duda el progresivo protagonismo que el Estado
empezó a asumir en el proceso de creación y aplicación del Derecho. El Estado, no sólo
intentó ser el legislador supremo y único, sino que, al mismo tiempo, hizo todo lo posible
para convertirse en el máximo garante de la eficacia de sus propias leyes mediante el
monopolio del ejercicio del poder judicial

Diferentes planteamientos esgrimidos por entendidos en la materia nos dan la base que
justifica la relación Estado-Derecho, entre los cuales vale resaltar:

El que afirma la primacía del Estado frente al Derecho.

El que propugna la primacía del Derecho frente al Estado.

El que defiende la equiparación e incluso identidad entre Derecho y Estado.

Para la primera posición doctrinal, la existencia, el alcance y la vigencia del derecho


dependen directamente del Estado, hasta el punto de que todo el ordenamiento jurídico
positivo ha de ser reconducido en última instancia a la voluntad estatal que lo sostiene.
Consecuentemente, la eficacia y la existencia misma del Derecho dependen totalmente
del Estado, ya que éste es el único sujeto que, dentro de la sociedad organizada, tiene a su
disposición ese poder.

Según la segunda actitud, el Derecho es anterior al Estado, no sólo desde el punto de vista
cronológico, sino también desde el punto de vista lógico o conceptual. En efecto, el
Derecho es un principio ordenador contemporáneo del hombre cuya existencia precede a
la de cualquier organización política. Al Derecho le corresponde una clara prioridad frente
al Estado, ya que el propio poder de dominio de éste aparece fundamentado en el
Derecho, derivado del Derecho y legitimado por el Derecho.

Finalmente, para la teoría de la equiparación o identidad, no existe el problema de la


prioridad entre el Derecho y el Estado. El Estado sólo existe en la medida y en la forma en
que se expresa en el Derecho. El Estado es el Derecho como actividad normativa, es la
personificación de la totalidad del ordenamiento jurídico positivo, y el Derecho es el
Estado como situación normada. Se trata de dos palabras diferentes para designar un
mismo objeto.

Si nos atenemos a la situación actual, hemos de reconocer que resulta difícil pensar en el
Estado sin pensar al mismo tiempo en el Derecho, del mismo modo que resulta difícil
definir al Derecho sin hacer ningún tipo de referencia al Estado. Hoy, Derecho y Estado,
son dos realidades que presentan abundantes convergencias, tanto estructurales como
funcionales. Por eso resulta razonable afirmar la estrecha y profunda correspondencia que
se da entre ambos.

IDENTIDAD ENTRE DERECHO Y ESTADO:

Para la doctrina tradicional el Estado es una identidad distinta del Derecho a la vez que es
una entidad jurídica.

Esta doctrina enseña que el Estado cumple su misión histórica al crear el Derecho, “su”
derecho, es decir, el orden jurídico objetivo y al someterse al mismo, puesto por su propio
derecho le confiere derechos y obligaciones. Así concebido como un ente meta jurídico,
una especie de superhombre todopoderoso o de organismo social.

Los orígenes del Estado y el derecho.

Para llegar a comprender un fenómeno social, hay que considerarlo en el proceso de su


aparición, de sus cambios y de su desarrollo, saber cuáles son las causas que lo han hecho
nacer. Si queremos llegar a comprender la naturaleza del Estado y el derecho, tenemos
que explicar cómo y en qué condiciones, por virtud de qué causas nacieron. Bajo el
régimen de la comunidad primitiva, no se conocía aún el Estado. A la cabeza de la "gens",
de la tribu o de la agrupación de tribus había personas elegidas por toda la población,
encargadas de ejercer determinadas funciones sociales: organizar los trabajos en común,
velar por las aguas, principalmente en los países áridos, solucionar las disputas entre las
"gentes" y entre las tribus, guardar la observancia de las costumbres establecidas y los
usos religiosos, defender a los miembros de la propia "gens" contra los de otras tribus,
etc. Estos órganos del poder social no disponían de medios especiales de coacción,
independientes de la comunidad gentilicia o de la tribu. Su poder revestía,
fundamentalmente, una fuerza moral.

El Estado surgió al dividirse la sociedad en clases irreconciliablemente hostiles. Los


orígenes de este proceso de escisión de la sociedad primitiva y la aparición de la nueva
supra estructura social, del Estado, los revela claramente la historia del nacimiento del
Estado ateniense.

 LA CREACIÓN DEL DERECHO POR EL ESTADO.

Hay que diferenciar las teorías sobre si el Derecho positivo es una creación exclusiva del
Estado o si es producido más bien (en exclusiva o conjuntamente con el Estado) por otras
instancias o centros de poder social. La primera opción se designa con el nombre de
monismo jurídico y la segunda con el de pluralismo jurídico

Según este planteamiento, si bien el Estado no crea todo el Derecho desde el punto de
vista material (puesto que no es él el que da origen directamente a la normatividad de las
reglas de comportamiento), sí es él el que crea e impone todo Derecho desde un punto de
vista formal.

En toda su actividad jurídica el Estado está sometido al principio de legalidad, por lo que
su iniciativa creadora de Derecho es ya inicialmente una actividad normada.

El Estado es el que garantiza fundamentalmente la seguridad del Derecho al centralizar su


delimitación y su sanción. En la actualidad, el Derecho, para valer e imponerse como tal,
tiene que ser reconocido, asumido y respaldado en alguna forma por la voluntad suprema
del Estado.

Se habla mucho del respeto a la ley, a las instituciones, a la legalidad del Estado de
derecho. En efecto, la vida política es imposible sin leyes. Ya había códigos como el de
Hamurabi en Babilonia hace 37 siglos. El “Estado de derecho” es una situación de orden
donde los ciudadanos se remiten al sistema de leyes para arreglar sus conflictos,
respetando el juicio del juez. La Ley del Talión (”ojo por ojo, diente por diente”) deja lugar
al arreglo racional de las contradicciones. En los estados modernos la Constitución es el
fundamento del sistema de las leyes y de las instituciones, acordadas por una
participación simétrica de los afectados según el principio democrático.

Según este planteamiento, si bien el Estado no crea todo el Derecho desde el punto de
vista material (puesto que no es él el que da origen directamente a la normatividad de las
reglas de comportamiento), sí es él el que crea e impone todo Derecho desde un punto de
vista formal.

En toda su actividad jurídica el Estado está sometido al principio de legalidad, por lo que
su iniciativa creadora de Derecho es ya inicialmente una actividad normada.

El Estado es el que garantiza fundamentalmente la seguridad del Derecho al centralizar su


delimitación y su sanción. En la actualidad, el Derecho, para valer e imponerse como tal,
tiene que ser reconocido, asumido y respaldado en alguna forma por la voluntad suprema
del Estado.

Se habla mucho del respeto a la ley, a las instituciones, a la legalidad del Estado de
derecho. En efecto, la vida política es imposible sin leyes. Ya había códigos como el de
Hamurabi en Babilonia hace 37 siglos. El “Estado de derecho” es una situación de orden
donde los ciudadanos se remiten al sistema de leyes para arreglar sus conflictos,
respetando el juicio del juez. La Ley del Talión (”ojo por ojo, diente por diente”) deja lugar
al arreglo racional de las contradicciones. En los estados modernos la Constitución es el
fundamento del sistema de las leyes y de las instituciones, acordadas por una
participación simétrica de los afectados según el principio democrático.

Según este planteamiento, si bien el Estado no crea todo el Derecho desde el punto de
vista material (puesto que no es él el que da origen directamente a la normatividad de las
reglas de comportamiento), sí es él el que crea e impone todo Derecho desde un punto de
vista formal.

En toda su actividad jurídica el Estado está sometido al principio de legalidad, por lo que
su iniciativa creadora de Derecho es ya inicialmente una actividad normada.
El Estado es el que garantiza fundamentalmente la seguridad del Derecho al centralizar su
delimitación y su sanción. En la actualidad, el Derecho, para valer e imponerse como tal,
tiene que ser reconocido, asumido y respaldado en alguna forma por la voluntad suprema
del Estado.

Se habla mucho del respeto a la ley, a las instituciones, a la legalidad del Estado de
derecho. En efecto, la vida política es imposible sin leyes. Ya había códigos como el de
Hamurabi en Babilonia hace 37 siglos. El “Estado de derecho” es una situación de orden
donde los ciudadanos se remiten al sistema de leyes para arreglar sus conflictos,
respetando el juicio del juez. La Ley del Talión (”ojo por ojo, diente por diente”) deja lugar
al arreglo racional de las contradicciones. En los estados modernos la Constitución es el
fundamento del sistema de las leyes y de las instituciones, acordadas por una
participación simétrica de los afectados según el principio democrático.

Se caracteriza por asegurar en su Constitución política la protección de los derechos


fundamentales de hombre y la separación de los poderes.

Estos derechos fundamentales del hombre se consideran como inalienables y anteriores al


Estado, conformando así una especie de barrera frente a las eventuales arbitrariedades
del poder. La libertad, la propiedad y la seguridad del individuo son las ideas básicas en
torno a las cuales tales derechos se construyen.

Las propiedades "ese derecho inviolable y sagrado", tal como la definió “La Declaración
Universal de los Derechos del Hombre", Por otras parte, la propiedad es el instrumento a
través del cual se realiza adecuadamente la libertad individual.
CONCLUSIÓN:

El concepto de Estado ha evolucionado a través de la humanidad y en la medida en que


los individuos como colectivo han buscado los mecanismos de a través de este procurar el
bien común.

La relación Estado-Derecho no admite discusión, el Estado debe fundamentarse en los


postulados del Derecho para un ejercicio diáfano y estable, esto va de la mano con la
garantía de la independencia de los poderes, en la medida en que estos respeten los
principios establecidos por Montesquieu de la separación de los mismos.

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