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Falacias
• Argumento a silentio
• ad antiquitatem
• ad baculum
• ad consequentiam
• ad crumenam
• ad hominem
• ad ignorantiam
• ad lazarum
• ad logicam
• ad misericordiam
• ad nauseam
• ad novitatem
• ad populum
• ad verecundiam
• Post hoc ergo propter hoc
• Cum hoc ergo propter hoc
• Conclusión irrelevante
• Arenque rojo
• Falacia de composición
• de división
• del equívoco
• del apostador
• del hombre de paja
• del alegato especial
• de las muchas preguntas
• de evidencia incompleta
• del falso escocés
• de la verdad a medias
• de accidente
• de accidente inverso
• de asociación
• de causa cuestionable
• circular
• ecológica
• naturalista
• Falsa equivalencia
• Apelar al ridículo
• Generalización apresurada
• Petición de principio
• Reductio ad Hitlerum
• ad Stalinum
• Tu quoque
• Acento o énfasis
• Falso dilema
• Afirmación del consecuente
• Negación del antecedente
En lógica se conoce como argumento ad hominem (del latín ‘contra el
hombre’)1 a un tipo de falacia informal (argumento que, por su contenido o
contexto, no está capacitado para sostener una tesis) que consiste en dar por
sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el
emisor de esta.2 Para utilizar esta falacia se intenta desacreditar a la persona
que defiende una postura señalando una característica o creencia impopular de
esa persona, en vez de criticar el contenido del argumento que defiende la
postura contraria.3
• A afirma B;
• hay algo cuestionable (o que se pretende cuestionar) acerca de A;
• por tanto, B es cuestionable.
Al denunciar este tipo de falacia, no se debe caer en el error de pensar que por
existir un argumento ad hominem la afirmación de B sería verdadera (esto es
también una falacia conocida como argumento ad logicam). El hecho de que
alguien desacredite al orador no prueba nada acerca de la falsedad o veracidad
de lo que este diga.
Una falacia ad hominem es una de las falacias lógicas más conocidas. Tanto la
falacia en sí misma como la acusación de haberse servido de ella
(argumento ad logicam) se utilizan como recursos en discursos reales. Como
una técnica retórica, es poderosa y se usa a menudo —a pesar de su falta de
sutileza— para convencer a quienes se mueven más por sentimientos y por
costumbres acomodaticias que por razones lógicas. Se atacan, así, no los
argumentos propiamente dichos, sino a la persona que los produce y, más
concretamente, su origen, raza, educación, riqueza, pobreza, estatus social,
pasado, moral, familia, etcétera.
Por ejemplo:
Ejemplo 2:
I
r
l
a
nb
úa
sv
qe
ug
ea
dc
ai
ó
n