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Pinzón define el habla como el acto del individuo que realiza su facultad de
lenguaje por medio de la convención social que es la lengua, siendo éste, una
ejecución individual de voluntad e inteligencia. Complementando esta definición,
De Saussure publica que el Habla se realiza característicamente en la emisión
de sonidos o en la producción de marcas, y añade que un verdadero acto de
habla implica que dichos sonidos y marcas deben poseer un significado,
acompañado de la intencionalidad del emisor para que su mensaje sea recibido
sin dar cabida a interpretaciones erróneas.
Tan variada como la humanidad puede ser el lenguaje, pero existen algunas
clasificaciones que nos permiten puntualizar aspectos de cada uno, y por ende
de las comunidades que se identifican con ellos. Según la naturalidad, puede ser
natural (cotidiano, el que se habla en casa, con amigos y familiares) o artificial
(aquel lenguaje que fue creado para un fin específico, como los lenguajes de
programación, científicos, literarios, etc.). Según el elemento comunicativo, el
Transmitir y descifrar un mensaje parece ser una tarea sencilla con sólo
pensarlo, pero hallar las palabras correctas, aplicarlas en el contexto adecuado
y dirigir el mensaje al público indicado puede no ser tan simple. Un emisor
consciente del lenguaje que manejan sus receptores, sabe que la lengua es
necesaria para que el habla sea comprensible y, por lo tanto, debe escoger el
medio adecuado para que se establezca una comunicación efectiva, además de
esforzarse en desarrollar actitudes y aptitudes que potencien sus actos del habla,
consiguiendo atraer la atención sobre la idea que desarrolla.