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Semana 21.

La adolescencia ante los desafíos de


la humanidad
Aprendizaje esperado: Formula compromisos ante desafíos derivados de su
pertenencia a la humanidad.
Énfasis: Formular compromisos ante los desafíos que tiene la humanidad en el
mundo.

Las personas son seres tan complejos que la identidad se expresa de diferentes
maneras. Por ello se habla de distintas formas de identidad.
Identidad personal, permite tener una conciencia de todo lo que se hace diferente a
los demás: rasgos físicos, aptitudes, valores, actitudes, preferencia sexual, todo lo
que te hace único e irrepetible.
Identidad colectiva, que se manifiesta en un sentido de pertenencia a un grupo
social o cultural del que se forma parte, compartiendo creencias, valores,
costumbres, ideología, gustos e intereses.
Identidad de la humanidad. Toda persona debe reconocer que los seres humanos
tienen rasgos en común, como la capacidad de razonar, de generar un lenguaje, de
tomar decisiones y reflexionar en los actos. Al relacionar y sentir parte de distintos
grupos, las acciones y decisiones inciden en el destino de la humanidad,
reconociendo la dignidad de todas y todos, independientemente de las diferencias.
En la convivencia diaria, con tu familia o en la escuela, hay símbolos y prácticas que
les dan identidad, esto es lo que hace que pienses que formas parte de un grupo.
En la convivencia con ellos y ellas has podido ver que la sociedad es diversa y
compleja, que no todas las personas tienen la misma forma de ser, que valoran
cosas de forma diferente.
Actualmente, con los avances en las comunicaciones y el comercio, puedes
comunicarte con muchas personas del mundo, con latinoamericanos, europeos,
asiáticos y africanos. En pocos minutos puedes saber lo que ocurre en México y el
mundo, así puedes recibir y conocer información acerca de cuáles son los
problemas comunes a la humanidad, cómo nos afectan y buscar soluciones de
manera conjunta.
De acuerdo con las Naciones Unidas, se reporta que en el mundo hay una población
de 7 700 millones de personas.
Todas las personas, de alguna manera, están interconectadas, porque al ser seres
sociales por naturaleza y habitar en un mismo planeta, las actividades humanas se
interrelacionan tanto en el ámbito social, cultural, económico y político como en el
de los recursos y medio ambiente.
Para atender problemas globales, varias personas y grupos sociales han impulsado
el concepto de ciudadanía mundial, que la UNESCO define como “un sentido de
pertenencia a una comunidad más amplia y a una humanidad común”. Este
concepto “hace hincapié en la interdependencia política, económica, social y
cultural. En las interconexiones entre los niveles local, nacional y mundial”.
Es decir, lo que pasa en términos políticos, económicos, sociales o culturales en un
lugar determinado puede tener consecuencias en otra parte del mundo, tanto
positiva como negativa. Saber esto, y actuar en consecuencia, encamina a
desarrollar una ciudadanía mundial.
La ciudadanía mundial implica promover el interés y el compromiso con lo que
sucede a los seres humanos de todo el mundo.
Un ciudadano o ciudadana del mundo se preocupa por las sociedades y el medio
ambiente de todo el mundo, es responsable consigo misma y con las y los demás,
toma decisiones considerando la trascendencia en los planos personal, local,
regional, nacional y mundial. Por ejemplo, cuida los recursos humanos, como el
agua, y no la contamina, pues es consciente de que sus acciones pueden afectar la
vida y la supervivencia de otras personas y seres vivos del lugar donde habita, de
la región, del país y del mundo.
No sólo es eso. El sentido de pertenencia a la humanidad implica la conciencia de
que somos seres humanos diversos. Se basa en un sentido de igualdad y
pertenencia a la humanidad como habitantes del planeta, donde todas y todos
tienen los mismos derechos y obligaciones al compartir un espacio, y la
responsabilidad de permitir que nuevas generaciones puedan disfrutar de mejores
condiciones ambientales, sociales y económicas que las que actualmente se viven.
De la misma manera, se debe respetar la diversidad cultural, que es parte inherente
a las sociedades del mundo. En la calle, en la escuela, en la comunidad puedes ver
niñas y niños, ancianas y ancianos, hombres y mujeres de distintas edades con
rasgos y prácticas culturales diversas; los conocimientos, creencias,
comportamientos, hábitos y actividades se han conformado en entornos particulares
creados y practicados en las comunidades con el fin de satisfacer las necesidades
de los grupos sociales con los que convives.
Se tiene diversidad de intereses y a la vez se identifican como parte de una nación,
ya que coexisten en un mismo escenario y forman parte de la pluralidad cultural
cuando aportan los conocimientos y experiencias a la sociedad en conjunto.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO, por sus siglas en inglés) plantea como objetivo de la Educación para la
Ciudadanía Mundial (ECM) “Capacitar a los educandos de todas las edades (niñas,
niños, jóvenes y adultas y adultos por igual) para que asuman un papel activo en
los esfuerzos para enfrentar y resolver los problemas mundiales y que se conviertan
en contribuyentes proactivos a un mundo pacífico, tolerante, inclusivo y seguro”.
Ser una persona proactiva se refiere a tener la capacidad de tomar decisiones de
manera responsable, valorando las alternativas y asumiendo las consecuencias de
los actos, manteniendo en todo momento iniciativa para actuar.
Desarrollar las habilidades propias de una ciudadanía mundial o global implica
considerar tres dimensiones: cognitiva, socioemocional y conductual.
Desigualdad de género, un problema
humano
Aprendizaje esperado: Promueve la igualdad de género en sus relaciones
cotidianas y la integra como criterio para valorar otros espacios.
Énfasis: Reconocer la perspectiva histórica de las desigualdades entre hombres y
mujeres en diversas sociedades.

Desde el nacimiento de las personas se les reconoce una identidad sexual, de


acuerdo con sus órganos genitales. A partir de esta distinción sexual, se generan
ideas acerca de cuál será su forma de ser, pensar y actuar en la vida social. Es
importante destacar que, sin importar tus características, todos los seres humanos
son iguales en dignidad y derechos, y se merecen ser tratados con respeto y de
forma equitativa.
El derecho a la igualdad de género se expresa cuando se habla con otras personas,
mujeres u hombres; cuando trabajas y realizas actividades con el propósito de
interactuar, compartir, lograr lo que quieres y anhelas haciendo uso de las mismas
oportunidades; al participar en sociedad de acuerdo a los roles y capacidades en
diferentes contextos o espacios donde te desarrollas.
En este sentido, la convivencia entre mujeres y hombres debe darse en un ambiente
de reconocimiento, respeto y valoración, donde socialmente mujeres y hombres se
desenvuelvan con las mismas oportunidades para alcanzar sus metas. Esta
condición es necesaria para lograr la convivencia igualitaria, equitativa y
democrática en la familia, en la escuela, en la comunidad y en los espacios
laborales.
La igualdad de género significa que todas las personas, independientemente de ser
mujeres u hombres, tienen los mismos derechos humanos, siendo éste un valor que
reconoce la diversidad humana con capacidades, méritos o cualidades físicas,
emocionales y sociales particulares, con la posibilidad de interactuar, tomando
conciencia de la importancia y papel o rol que tiene cada persona participando en
su casa, escuela, colonia y en su trabajo.
Por ello, reconocer la igualdad de género permite ser valoradas y valorados,
reconocidas y reconocidos en nuestras personas, así como tener acceso a las
mismas oportunidades para realizar determinadas acciones, buscando un beneficio
personal y social y un compromiso, apoyando las acciones que promueven la
equidad.
Sin embargo, alcanzar la igualdad de género también se ha convertido en una
permanente preocupación en las sociedades del mundo, debido a que en nuestros
días aún existen condiciones de vida que limitan y violentan principalmente a las
mujeres.
Revisa un poco la historia. Desde el principio de la humanidad, la mujer ha buscado
ocupar un lugar en la sociedad. Se ha pensado que hace miles de años los hombres
se dedicaban a la recolección y la caza principalmente, y que las actividades eran
asignadas tomando en cuenta las habilidades de cada uno, que los hombres
cazaban y pescaban mientras las mujeres, las niñas y los niños participaban en la
recolección de algunos frutos y buscaban agua para beber.
Vivían con una organización de comunidad, donde todo lo que se tenía era para
todos, incluyendo las mujeres; no existía el concepto de matrimonio, era una
sociedad polígama, estas comunidades recibían el nombre de hordas.
Las mujeres tenían muchas hijas e hijos y pasaban tiempo con ellos, por lo que esta
relación constante favorecía el reconocimiento de la mujer, además de que la
recolección de frutos se convirtió en una actividad relevante, de esta manera surgió
el matriarcado.
Con el sedentarismo, las principales actividades que se desarrollan son la
agricultura y la crianza de animales, con lo cual se fortalece la comunidad y aparece
la familia o clan, donde la mujer pierde presencia y reconocimiento debido a que el
hombre pasa más tiempo en el clan, por su constitución física y sus habilidades va
adquiriendo mayor presencia.
En las diferentes culturas, muchas de las deidades eran mujeres que representaban
los fenómenos y eventos de la naturaleza, por ejemplo, en nuestro
país, Centeotlcíhuatl, la diosa del maíz (tolteca); Coatlicue, diosa de la fertilidad
(azteca), e Ixchel, diosa de la luna (maya). Algunas deidades se presentaban sin
cabeza, pero con extremidades muy robustas, pechos y abdomen grandes.
Cabe señalar que con el sedentarismo llegó también la monogamia, es decir, la
relación de pareja conformada por una mujer y un hombre, la familia, el matrimonio
y la idea de que el hombre puede ser dueño de la mujer a partir de esta unión.
La mujer se quedó en casa atendiendo a los hijos y realizando labores de cuidado,
el hombre salió en busca del alimento y de lo necesario para proveer y satisfacer
las necesidades básicas, lo que implícitamente le otorgó el poder. A partir de ahí,
en los diferentes momentos históricos se va relegando a las mujeres, quitándoles
presencia en la sociedad, pues no se les permitía participar en la política, en la
conformación de los gobiernos, no tenían derecho a la posesión de bienes y
administración de los mismos, sólo a la reproducción y al cuidado del hogar.
Esta imposición de sumisión y obediencia las mantuvo marginadas durante muchos
siglos, al grado de perder su participación en la vida pública. El poder militar e
ideológico otorgó mayor reconocimiento a los hombres. Durante el periodo de
oscurantismo, la mujer desarrolló conocimiento acerca de la herbolaria, lo que fue
considerado hechicería.
Con la Revolución francesa se generaron cambios radicales para proteger y hacer
respetar los derechos humanos, así como la consideración y protección de grupos
que hasta ese momento experimentaban la marginación y segregación, entre estos
grupos estaban las niñas y mujeres.
En este proceso, como en muchos otros eventos, las mujeres tuvieron un papel
importante, previo y durante la guerra. Como producto de la Revolución francesa se
publica la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Ante ello, Olympe de Gouges figura entre un grupo de mujeres que hacen pública
la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, como respuesta al no
sentirse incluidas en la primera declaración. Este evento forma parte de los inicios
de lo que hoy se conocen como pensamiento feminista.
Igualdad de género en México y el
mundo
Aprendizaje esperado: Promueve la igualdad de género en sus relaciones
cotidianas y la integra como criterio para valorar otros espacios.
Énfasis: Identificar el panorama actual de la desigualdad de género en México y el
mundo.

En todas las culturas se ha menospreciado a las mujeres por las ideas preexistentes
en las sociedades, donde se establecen estereotipos basados en el sexo de las
personas, negando la igualdad de derechos para mujeres y hombres.
Estas ideas han pasado de generación en generación y lo único que han logrado es
generar efectos negativos en la convivencia, pues perpetúan la desigualdad entre
hombres y mujeres, generando discriminación, lo que conduce a la exclusión y
negación de los derechos de las personas por el hecho de ser mujeres.
La desigualdad de género es un problema de la humanidad. Es importante que
todas las personas puedan vivir con la misma dignidad y con las mismas
oportunidades para desarrollarse y alcanzar la felicidad. Por el simple hecho de ser
personas, se merecen que se respete su dignidad.
La desigualdad de género se manifiesta en las ideas que justifican la violencia hacia
las mujeres, sea física, psicológica o sexual, en las distinciones económicas o
laborales, y, en general, cuando se hace ver a las mujeres como seres inferiores o
se las someten al maltrato. Estas situaciones representan obstáculos para vivir en
un ambiente democrático y justo.
La lucha por la igualdad de género ha llevado siglos y aún está vigente. En ella,
muchas mujeres se han visto expuestas ante la sociedad, y, en muchos casos, han
sufrido violencia; en otros, han logrado reconocimiento, pero los avances aún son
escasos.
Como sabes, en las ciencias sociales hay una serie de planteamientos que
favorecen la reflexión sobre las desigualdades entre hombres y mujeres. Algunos
de estos planteamientos se ven reflejados en las ideas feministas o en los estudios
sobre nuevas masculinidades, que persiguen la igualdad en derechos para mujeres
y hombres, y cuestionan las actitudes dominantes y opresoras de algunos
integrantes de la sociedad.
Para tener mayor claridad acerca de cómo puedes analizar una situación teniendo
como referente la perspectiva de género, es importante tener en cuenta algunos
conceptos como género, sexo e igualdad de género. Son términos que has
escuchado muchas veces, sobre los cuales seguramente aún no tienes claridad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el género se refiere a
los roles, las características y oportunidades, definidos por la sociedad, que se
consideran apropiados para los hombres, las mujeres, los niños, las niñas y las
personas con identidades no binarias.
El género es producto de las relaciones entre las personas. No es un concepto
estático, sino que cambia con el tiempo y el lugar. Cuando las personas o los grupos
no se ajustan a las normas (incluidos los conceptos de masculinidad o feminidad),
los roles, las responsabilidades o las relaciones asociadas al género, pueden ser
objeto de estigmatización, exclusión social y discriminación.
El sexo es un concepto que “refiere a una característica biológica y anatómica que
distingue a los miembros de una especie entre machos y hembras, en el caso de la
especie humana, en hombres y mujeres”.
El concepto de género no alude al sexo, sino a las ideas y los significados que en
las distintas sociedades se atribuyen a lo femenino y a lo masculino. El género es
una construcción de ideas que se aprenden en la convivencia con las y los demás,
por lo tanto, puede modificarse.
Los roles de género son actitudes, “lo que se espera que hagan las mujeres cuando
los hombres llegan a casa”, “que se hagan cargo del hogar y de los hijos”. Son esas
ideas erróneas que hacen pensar en lo que las mujeres y los hombres pueden y
deben hacer. Son algo que has aprendido, pero que debes reflexionar, analizar y
cambiar.
La igualdad de género considera que mujeres y hombres tienen las mismas
oportunidades de acceder a los servicios y recursos, de desarrollarse libre y
plenamente, además de poder tomar decisiones en distintos ámbitos de la sociedad

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