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No señores, no se debe lucrar con un evangelio digno y a costa de la pasión y

muerte de un justo, el cual su vida en sacrificio derramó.

Pablo lo entendió fielmente e imito a su Señor, arriesgando siempre su vida, para


al final morir decapitado, pero con gozo de acabar su carrera.

El que quiera ser grande entre vosotros debe de ser un servidor, debemos tomar
el lebrillo y mojar la toalla para servir a los demás. ¿Quieres lujos? trabaja con
honor, ¿Anhelas fama? Has equivocado tu vocación, a Cristo se le sirve por amor.

“Mi reino no es de este mundo”, lo dijo el señor, la recompensa entonces para


nosotros está en los cielos, y por su gracia él nos salvó, vivamos con santidad y
sirviendo al que nos llamó, y la forma de agradarle es vivir vidas santas, y
hablándole a las almas, que no conocen que Jesús pagó por su pecado

Antonio Márquez Ruiz

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