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Desprendimiento pobreza. Ligeros de equipaje para volar alto.

Yo no haría eso ni por un millón de dólares: Cuentan que, en cierta ocasión, Madre Teresa recibió la
visita de uno de esos famosos, que se creen la leche en bote de solidarios y van con séquito de
fotógrafos, a uno de los morideros de Calcuta. El famoso, espeluznado al contemplar como Madre
Teresa abrazaba y besaba cuerpos llagados y labios putrefactos, le dijo a la monja: "Yo no haría esto
ni por un millón de dólares"... Madre Teresa musitó en vos baja, humilde pero audible: "Yo
tampoco...".

Muy apropiada para los tiempos de consumismo y materialismo en el que vivimos. Hago las cosas si
me reportan un beneficio.

Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.

Jesús llegó al mundo sin abundancia material. Hasta prescindiendo de lo necesario. Un lugar
acogedor y digno.

Y también muere en la cruz sin nada.

No poner nuestro corazón en las riquezas, en las cosas, en tener, comprar,…

El corazón se pega a cosas y nos impide hacer el bien

Ligeros de equipaje para volar alto.

Generan muchas complicaciones y agobios. Por conseguirlas, por si me las quitan, pensamos que no
podemos ser felices si no las tenemos,… Si no tenemos este móvil, este juego, esta ropa, incluso
estas cualidades deportivas, físicas, de ingenio,…

Puede llegar a la obsesión y a las discusiones. Pecado de la avaricia.

El alma del purgatorio que se apareció a Maria Simma: (Le pidió a Dios que le ayudara a servir a las
almas del purgatorio) Le dijo que era un alma del purgatorio y que sufría terriblemente a causa de un
sucio pecado que podía haber evitado. Ahora ya no había remedio, estaba desolado, arrepentido y
sin salida. Jamás alcanzaría el cielo si María Simma no le ayudaba.

Por lo visto aquel hombre había luchado judicialmente durante diez largos años contra un hermano
suyo a raíz de una finca que él consideraba que debía heredar, pero que sabía que era legalmente de
su hermano. Los papeles de la herencia se perdieron en la guerra nazi y no había forma de
comprobar quién heredaba la tierra en disputa. Todos habían conocido el deseo del progenitor
fallecido, pero aun así, nuestro espectro no había descansado a base de trapicheos y mentiras
inteligentes que descaradamente alegó ante el juez, hasta conseguir recuperar la finca para el
disfrute de su propia familia.

Todo este proceso judicial acabó entonces por dejarle a él como heredero legal. Con esta actitud y
sus consecuencias, destruyó el cariño y la unión familiar y produjo sufrimiento a las esposas, hijos y
nietos de ambos hermanos.

Cuando falleció, se llevó su gran error a la tumba.


Cuando fallezcamos no nos llevaremos nada a la tumba. Detrás del coche fúnebre no vendrá una
furgoneta con las cosas.

Cuantas discusiones a veces por tener esta o tal cosa o porque no me la quiten.

NO DISCUTIR POR LAS HERENCIAS

Toda mi cosecha la almacenaré en graneros.

Las cosas son buenas como medios y no como fines.

No dejar que nuestro corazón se pegue a las cosas. Si dejamos de tenerlas que no sea un drama.
Porque sino sufriremos.

Sin embargo enfocarnos en tener abundancia espiritual en el corazón. No material.

Ante la tentación de tener, dar. Hay más alegría en dar que en recibir. Fomentar la generosidad en
nuestra vida.

La cura de la avaricia está en la generosidad.

Dar cosas buenas a los otros. Prestar.

Perder el miedo a no tener.

Cuando sale la comida en casa. Dejar que lo demás cojan lo mejor.

Dejar el mejor sitio en el sofá. Que otros sean los primeros en elegir.

Perder el miedo a quedarme sin. Y si me quedo sin nada qué pasa.

Tener lo justo y necesario.

Jesús envió a los doce: No llevéis nada para el camino. Ni bastón, ni mochila, ni pan, ni dinero,
Cuando vayáis no llevéis dos túnicas...—Cuando os envié sin bolsa ni alforjas ni calzado, ¿acaso os
faltó algo? —Nada —le respondieron.

Darlo todo: Todo se lo piden a San José en las Carmelitas. Ellas solo viven de la providencia. Al mismo
tiempo ellas también reparten comida a los necesitados y suelen repartir todo lo que tienen. Resulta
que hubo una época en la que no les llegaba comida. Estuvieron un mes sin recibir. Empezaron a
extrañarse. La superiora fue a hablar con las que se encargaba de la despensa y les preguntó: ¿Qué
creéis que está pasando que para que no nos lleguen donaciones y comida? La que se encargaba de
la despensa decía: es que no estamos dando todo. Siempre nos guardamos un poco por si acaso.
Cuando vienen pobres no les damos todo lo que piden sino un poco menos para tener nosotras. Ellas
iban guardando pequeñas dosis de garbanzos, lentejas. Y la superiora le dijo: pues ese es el error.
Tenemos que confiar en Dios y darles todo. Y así ya veréis como vendrán suministros. Así que todo lo
que estéis guardando hay que darlo. Para que luego llegue para los que lo necesiten y para nosotras.
El próximo que llegue pidiendo algo, dale todo. Y efectivamente, llegó un señor, le dieron todo. Se
quedaron sin nada en la despensa. Y esa misma tarde llegó un camión con un montón de alimentos.

Así es como Dios hace las cosas.


Cuando un suelta las seguridades Él entonces nos guía.

Seamos generosos con Dios en nuestras vidas.

Sólo lo puedes comprobar fiándote de Dios.

Y si lo perdiera todo.

Oración Cardenal Van Thuan (13 años encarcelado en Vietnam):

Perderé todo: pero me quedarás Tú.


Allí estará tu amor para inundar mi corazón. Mi felicidad será total
Y por eso repito: Te he elegido.
Sólo te quiero a Ti y tu gloria.

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