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Historia de Japón

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Historia de Japón

Reconstrucción de una vivienda del período Yayoi.

Templo budista de Byōdō-in, construido durante el período Heian y Tesoro Nacional de Japón.

Samuráis de Satsuma durante la Guerra Boshin.


Fotografía de Felice Beato
Propaganda del Imperio de Japón durante su época de militarismo y expansionismo.

Vista nocturna de la metrópolis de Tokio.

La historia de Japón (日本の歴史 o 日本史 Nihon no rekishi / Nihonshi ) es la ?

sucesión de hechos acontecidos dentro del archipiélago japonés. Algunos de


estos hechos aparecen aislados e influenciados por la naturaleza geográfica de
Japón como nación insular, en tanto que otra serie de hechos, obedece a
influencias foráneas como en el caso del Imperio chino, el cual definió su idioma,
su escritura y, también, su cultura política. Asimismo, otra de las influencias
foráneas fue la de origen occidental, lo que convirtió al país en una nación
industrial, ejerciendo con ello una esfera de influencia y una expansión
territorial sobre el área del Pacífico. No obstante, dicho expansionismo se detuvo
tras la Segunda Guerra Mundial y el país se posicionó en un esquema de nación
industrial con vínculos a su tradición cultural.
La aparición de los primeros habitantes humanos en el archipiélago japonés data
del Paleolítico aproximadamente 35 000 años atrás.1 Entre los
años 11 000 y 500 a. C. dichos habitantes desarrollaron un tipo de cerámica,
llamado «Jōmon», considerada la más antigua del mundo.2 Posteriormente
apareció una cultura conocida como «Yayoi», que utilizaba herramientas
de metal y cultivaba arroz. En ella existían varios cacicazgos, aunque sobresaldría
el de Yamato.3 En siglos posteriores los gobernantes de Yamato afianzaron su
posición y comenzaron a expandirse por el archipiélago bajo un sistema
centralizado, doblegando a las diversas tribus existentes, alegando
su descendencia divina. Al mismo tiempo, el gobierno central comenzó a asimilar
costumbres de Corea y de China. La rápida imposición de tradiciones foráneas
produjo una tensión en la sociedad japonesa y en el año 794 la corte imperial
fundó una nueva capital, Heian-kyō (actual Kioto), dando origen a una cultura
propia altamente sofisticada proveniente de la aristocracia. No obstante, en
las provincias el sistema centralizado fue un fracaso y se inició un proceso de
privatización de tierras, dando como consecuencia un colapso de la administración
pública y la ruptura del orden público. La aristocracia comenzó a necesitar la
ayuda de guerreros para la protección de sus propiedades, dando origen a la
clase samurái.
Minamoto no Yoritomo asumió en 1192 el liderazgo de Japón, instaurando la
figura del shogunato como una institución militar permanente que gobernaría de
facto durante casi 700 años. El estallido de la Guerra Ōnin en 1467 provocó
una cadena de guerras que se extendieron por Japón, periodo que culminó
en 1573, cuando Oda Nobunaga comenzó a unificar el país, pero no pudo terminar
la tarea debido a que fue traicionado por uno de sus principales
generales. Toyotomi Hideyoshi vengó su muerte y culminó la unificación en 1590.
A su muerte, el país volvió a dividirse en dos bandos, los que apoyaban a su
hijo Hideyori y los que apoyaban a uno de los daimyō principales, Tokugawa
Ieyasu. Ambos bandos se enfrentaron durante la batalla de Sekigahara, de la cual
Ieyasu salió con la victoria, siendo nombrado oficialmente shōgun en 1603,
instaurando el shogunato Tokugawa. El período Edo se caracterizó por ser
pacífico, y por la decisión de cerrar las fronteras para evitar el contacto con el
exterior. El aislamiento terminó en 1853 cuando el comodoro Matthew Perry obligó
a Japón a abrir sus puertas y firmar una serie de tratados con las potencias
extranjeras (llamados «Tratados Desiguales»), lo que ocasionó malestar entre
algunos samuráis, quienes apoyaron al emperador para que retomara su
protagonismo en la política.

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