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En el último apartado de este libro, pretendemos arrojar luz sobre un campo temático
tratado hasta ahora de forma insatisfactoria en la obra de Vidal de La Blache: la geografía
política, entendida aquí como una reflexión académica sobre las acciones estratégicas y de
control del territorio desarrolladas por los Estados a nivel nacional, continental o, cuando son
europeos, respecto a los dominios de ultramar. Al examinar la tarea, encontramos dos
perspectivas predominantes que deben evitarse, para no empañar el debate previsto. En el
primera de ellas, aún dominante en los libros de texto (manuales) de introducción a la
Geografía, encontramos a un Vidal alejado de las formulaciones geográficas revestidas de
connotación política para construir la imagen del autor como el polo opuesto de Ratzel
(también blanco de simplificaciones reduccionistas). En la segunda, asistimos a la
"rehabilitación" de Vidal gracias a la publicación, en 1917, de La France de l'Est, "un libro
geopolítico silenciado durante sesenta años", como se anuncia en la edición francesa de 1994
presentada por Yves Lacoste. Fruto tardío de la copiosa producción del autor, la obra se
explicaría por las circunstancias excepcionales en que llegó a la imprenta (durante la Primera
Guerra Mundial, en la que Vidal había perdido un hijo).
Es cierto que un número razonable de trabajos académicos recientes han contribuido
a superar tales perspectivas, situando al maestro francés al margen de las construcciones
sesgadas (Berdoulay, 1988; Andrews, 1986; Nicolas Obadia, 1988; Sanguin, 1988; Claval,
1998; Ribeiro, 2010b). Dentro de esta nueva orientación, anclada menos en las
interpretaciones que en una cuidadosa investigación, examinamos la incursión de Vidal en el
ámbito geográfico-político a través de artículos, reseñas o capítulos de libros. De acuerdo con
esta historiografía, pretendemos abordar el tema de forma detallada, considerando, además
del contexto histórico, la influencia de las ideas de Ratzel en el autor y su impresionante
cultura científica, que le proporcionó formulaciones originales en diversas ramas de la
Geografía.
A partir de estas referencias, Vidal realizó una lectura de la situación europea y de la
influencia francesa en el mundo que constituye un importante registro de su tiempo, en un
contexto de redefinición del papel de las principales potencias en la escena global. Como
señala Peter Taylor (1994:xiv), la geografía política siempre avanza en momentos en los que
la sociedad mundial se enfrenta a cuestiones de gran importancia histórica, como las que
circunscriben el periodo intelectual activo del autor. No es de extrañar, por tanto, que lo
practicara con soltura, dejando importantes huellas que pretendemos examinar a través de
los siguientes textos.
En esta breve presentación, hemos optado por comentar los textos seleccionados
siguiendo un orden diferente al de la secuencia cronológica adoptada en el libro. Este camino
obedece a la intención de no perder de vista la historicidad de la geografía política, para
considerarla tanto en la fase previa a la institucionalización del conocimiento geográfico como
en su desarrollo posterior, conviviendo con las nuevas elaboraciones derivadas de la
formulación del campo disciplinar -como la geografía humana, pronto convertida en marca de
Vidal y su Escuela-. La elección nos impuso alinear inicialmente los textos que mejor permiten
situar la geografía política frente a la geografía humana en el pensamiento del autor, para
deconstruir la imagen de la primera como un borrador o rama subordinada de la segunda
(consolidada en ciertas versiones de la historia de la disciplina).
Comenzamos, así, con un comentario sobre États et nations de l’Europe autour de la
France, obra de geografía política “a la vieja usanza” escrita cuando la noción de geografía
humana ni siquiera era contemplada por Vidal; seguimos con su defensa y favorable
apreciación de los “escritos de Friedrich Ratzel”, definidores de una geografía política
renovada de la cual la futura versión “humana” vidaliana será confesamente tributaria; por fin,
concluimos la secuencia con una examen de un texto tardío que no esconde su suscripción
geográfico-política (Du principe de groupement dans l’Europe Occidentale) , no obstante, aquí
el autor ya tenía a su disposición su geografía humana plenamente desarrollada. Todo eso
parece indicar que la geografía política no fue un “momento” de la obra de Vidal, ni tampoco
un género subordinado a cualquier otro, al punto de merecer sucesivas reservas a su
existencia autónoma (Brunhes, 1962: 406; Demangeon, 1982:53).
Tal actitud parece irrazonable si tenemos en cuenta la totalidad de la obra de Vidal.
Su geografía política se deja sentir también en textos de menor alcance teórico, liberados de
la preocupación por instituir "principios" o por dialogar con la geografía alemana. Inadvertidos
en las revalorizaciones del pensamiento del autor, tales escritos fueron evidenciados por
Guilherme Ribeiro (2010a, 2010b) a través de un rastreamiento de los Annales de Geographie
desde su fundación (1891) hasta la muerte de Vidal (1919), con especial atención al apartado
Notes et correspondances. Siguiendo ese camino, encontramos en esta sección una serie
de reseñas y comentarios bibliográficos que, si no se incluyen entre los marcos de la
epistemología vidaliana, en cambio, son testimonios notables de la manera en que el
académico se involucró en los problemas de su tiempo, comprometiendo su autoridad
intelectual en el debate de los grandes temas políticos en boga. Desde su institucionalización,
la Geografía francesa ha estado ligada al movimiento colonial (Berdoulay, 1981), hecho que
la ha llevado a reflexionar sobre los dominios establecidos en el exterior y, por extensión, la
espectacularidad sobre el papel que desempeñará Francia en el ámbito internacional.
Sobre la base de lo anterior, se incluyeron en esta sección cinco textos que implican
directamente la problemática colonial y la influencia francesa en el mundo: La zone frontiere
de l’Angerie et du Maroc, d’apres de nouveaux documents; La conquete du Sahara d’apres
E.F Gautier; Le contesté franco-brasilien; y La carte internationale du monde au milionieme.
Cerrando el conjunto, se añade un interesante comentario en el que Vidal parece profetizar
sobre el fin de la era colonial - La Colombie Britannique, par A. Métin.
***
¿Cómo clasificar États et nations de l’Europe autour de la France (1889), tercer libro
de Vidal, en términos temáticos? André- Louis Sanguin (1993: 128), por ejemplo, no dudo en
considerarlo el “primer manual de geografía política verdaderamente”, debido a sus detalladas
explicaciones sobre la formación territorial de los Estados europeos, atentas observaciones
acerca de las diversas nacionalidades existentes en el interior de aquellos y, en especial, por
su “geopolítica prospectiva”, - en términos de Sanguin- con relación al expansionismo alemán.
Una impresión similar aparece en la evaluación de Armen Mamigonian (2003), pionera en
llamar la atención del libro en medio de los numerosos escritos de Vidal. El geógrafo brasilero
enlista los mismo puntos marcado por Sanguin, destacando además de estos el aspecto
militar; finalmente concluye su argumentación de un modo en el cual no podemos discordar:
“Toda obra de La Blache está imbuida de una visión política al servicio del colonialismo
francés” (Mamigonian, 2003: 25). Cabe verificar, de todas maneras, lo que era llamado como
geografía política en el momento en que États et Nations fue escrito, con base en el estado
en que se encontraba la Geografía de entonces.
Para ello, recurrimos a la historia del pensamiento geográfico, entendiéndola como un
denso ámbito de investigación anclado en marcos textuales, fuentes documentales y en
constante diálogo con la historiografía. Desde esta perspectiva, en uno de sus estudios
seminales sobre el desarrollo del conocimiento geográfico, Horacio Capel (1989) señaló la
dualidad de este conocimiento, caracterizado por una matriz matemática (interesada en
aspectos de la esfera terrestre y su estructura física) y otra matriz histórica (basada en
información descriptiva derivada de la observación y la indagación). Esta dualidad atravesó
diferentes épocas desde la antigüedad hasta el siglo XVII, pero se debilitó en el siglo siguiente
debido a la aparición de las ciencias especializadas de la Tierra y la cartografía topográfica,
que absorbieron los contenidos de la geografía matemática para desarrollarlos en sus propios
campos. De ahí que, a partir de entonces, el conocimiento geográfico se identificara casi
exclusivamente con su matriz histórica, lo que dio lugar a los manuales de geografía política
o civil -así llamados desde finales del siglo XVII- y a las llamadas corografías -descripciones
enciclopédicas de estados y provincias-, ampliamente difundidas en el siglo XVIII y la primera
mitad del XIX. Los géneros, sin embargo, se mezclaban a menudo, de modo que "(en) la
geografía política o civil se incluía a menudo la descripción corográfica de países y regiones,
con los rasgos fundamentales de los diferentes pueblos" (Capel, 1989: 11). Dichos escritos,
según su autoría o finalidad, también podían contemplar temas como la influencia del clima,
la composición de la población, la religión, las formas de gobierno y la información sobre la
actividad comercial de los países estudiados (1989:11).
Estamos, cabe decir, ante un modelo cognitivo actual, sometido, sin embargo, a
constantes actualizaciones. Véanse las sucesivas Geografías Universales elaboradas en el
siglo XIX (como la de Maltre-Brun, con sus siete volúmenes publicados entre 1810 y 1829) y
también la Geografía General Comparada de Ritter, publicada en 1817-1818 y reeditada en
21 volúmenes entre 1822 y 1858. La institucionalización efectiva de la Geografía, en la
década de 1870, se produciría incluso antes de que contara con nuevos paradigmas que le
dieran coherencia y legitimidad científica (tarea que realizarían los creadores de la nueva
disciplina, como Ratzel, Davis y Vidal). Aunque tal empeño no se completó, los viejos modelos
aún en boga mantuvieron su utilidad, marcando la pauta de la enseñanza y las publicaciones.
La situación era quizás más válida en el caso de Francia, donde la geografía histórica
mantenía una fuerte influencia académica, bajo la sombra de Auguste Himly (Berdoulay,
1981). Pronto este panorama se transformaría sensiblemente con la creación de los Annales
de Geographie y la aparición de la geografía humana; sin embargo, debemos considerar a
Vidal como un autor en proceso, en beneficio de su mejor comprensión.
En base a lo que acabamos de exponer, vemos Etats et Nations como obra de
geografía política, pero en el sentido tradicional anteriormente apuntado. Si, por un lado, los
contenidos políticos son evidentes, por el otro, el estudio cubre prácticamente todo el universo
temático posible en un compendio geográfico. Para darnos una idea, solamente en su parte
general (introductoria) son abordados temas como la posición, configuración, la geografía
física y la distribución de las poblaciones y de las lenguas en el continente europeo. En la
parte más extensa dedicada a los Estados, los aspectos físicos son retomados fuertemente,
sirviendo de preámbulo para las consideraciones sobre la relación de las sociedades locales
con sus respectivos medios y algunos ensayos de clasificación regional. La importancia
política de los imperios (británicos y alemán) y reinos (los demás países) es discutida a partir
de criterios históricos, geográficos y militares; finalmente, el contenido enciclopédico ya
presente es acentuado a través de artículos de desarrollo urbano, vías de comunicación,
actividades comerciales y concentraciones industriales, los cuales dan al libro, igualmente,
un aspecto de geografía comercial o económica.
Todo esto no le quita interés a Etats et Nations, innovador en diversos aspectos.
Nuestra intención de evaluar el significado geográfico-político del libro no debe llevarnos a
buscarlo sólo en su objetivación más común, procedente directamente de la obra de Ratzel:
las relaciones entre el Estado y el suelo. En este sentido, cabe señalar que Vidal se mostrará
como un atento lector del maestro de Leipzig, sin incorporar necesariamente sus
concepciones. Ello es evidente en este libro, aunque, en aquella época, ni el geógrafo francés
había alcanzado la madurez de su pensamiento científico, ni el alemán había desarrollado su
versión más actualizada de la geografía política, plasmada en la obra homónima de 1897. Al
escribir Etats et Nations, Vidal dispuso de las consideraciones presentes en el primer volumen
de Anthropogeographie sobre la acción de los estados y grupos humanos frente al sustrato
material donde se asientan y establecen una vida común. Su forma de llevar a cabo la
discusión propuesta, sin embargo, diferiría de Ratzel en al menos dos aspectos, que
comentaremos brevemente a continuación.
La primera, bastante evidente en la estructura del libro, es el énfasis dado a los modos
de existencia social y cultural de los pueblos europeos, que, en cierto modo, contradicen la
primacía estatal del análisis ratzeliano, tan frecuentemente subrayada (Raffestin, 1993;
Souza, 1995). Al desarrollar el tema, Vidal recurre varias veces a los términos "nación" y
"nacionalidad", diferenciándolos de "pueblo" o "raza". Así, el pueblo holandés estaría formado
por tres razas principales (los frisones, los francos y los sajones), del mismo modo que la
amalgama entre los anglos y los sajones habría originado el pueblo inglés de finales del primer
milenio. Los pueblos, por tanto, serían el resultado de una superposición o mezcla de razas,
transcurrida a lo largo de los siglos. La nación y la nacionalidad, en cambio, aparecen
vinculadas a procesos de afirmación identitaria, sustentados en argumentos lingüísticos,
religiosos o, entonces, en vicisitudes históricas. Vidal no parece querer sacar ninguna
conclusión general sobre el problema de las nacionalidades, explorando, por el contrario, las
diferencias que representan los ejemplos sueco, holandés, escocés, irlandés y catalán. La
referencia a Suiza, bastante elogiada, adquiere para nosotros una importancia especial, al
revelar ciertas preocupaciones no explicitadas por el autor. El país es alabado por haber
construido una cohesión nacional por encima de cuestiones de religión y raza, por lo que
puede ser señalado como "una alta expresión de la civilización europea" (Vidal de la Blache,
1889:65). Se trata, como podemos observar, del mismo modelo de nacionalidad asociado por
el autor al caso francés.
La diversidad de situaciones evocadas y sus correspondientes cavilaciones
encuentran así una explicación. Reflejan la intención del autor de situar en otro plano el
debate sobre el sentido de la nación, estallado en Europa durante la Revolución Francesa y
sometido a un sensible desplazamiento en el ámbito cultural alemán, a través de Herder y
Fichte. El primero propuso a finales del siglo XVIII la noción de Volksgeist (que puede
traducirse como "espíritu nacional"), mientras que el segundo pronunció, en el invierno de
1807-1808, sus famosos Discursos a la Nación Alemana. En ambas elaboraciones, el término
nación tiene básicamente un sentido étnico-lingüístico, que corresponde, además, a un
territorio concreto: el de la raza y la lengua alemanas. Debido a su manifestación territorial, el
Volksgeist tuvo evidentes implicaciones para el pensamiento geográfico en Alemania y en
otros países, a menudo de forma reactiva.
Paul Claval ha captado bien el impacto de tal formulación a ambos lados del Rin,
ofreciendo un argumento que nos ayuda a entender los escritos de Vidal. En Alemania, con
su particular concepción de nación, la cuestión crucial era dónde fijar las fronteras del recién
constituido Imperio, para permitir que todo el pueblo alemán formara parte del Estado alemán;
en Francia, en cambio, el problema era diferente. La geografía francesa tendría una
motivación distinta: explicar Francia; explicar cómo un pueblo de orígenes diversos -celta,
romano, germánico- acabó constituyendo una entidad política original (Claval, 1996:199).
Esta es exactamente la preocupación implícita en Etats et Nations, aunque no se mencione
directamente a Francia. Cabe recordar que, en el momento de la publicación del libro, la
anexión de Alsacia-Lorena por parte de Alemania era todavía una herida abierta en el orgullo
francés. Esta herida no sólo reavivó las pasiones nacionales, sino que reavivó la polémica
teórica en torno a la Nación, es decir, entre el contrato-nación -de los que "quieren vivir
juntos"- y el concepto fundado "en la comunión de lengua y costumbres" (Rossolillo,
1992:797).
Discutiremos mucho más brevemente el segundo aspecto que difiere de Ratzel en
Etats et Nations, dado que también se manifiesta (y más claramente) en el comentario
posterior a los escritos del maestro alemán, que examinaremos próximamente. Es la
causalidad definitoria del retorno de los pueblos y los Estados, que a Vidal le suponen, a
veces, un tanto rígidas en las páginas de Anthrogeographie. Así, sin devaluar los aspectos
físico-naturales a los que, en numerosos casos, estarían ligados dichos pueblos y Estados,
el autor recurrirá sobre todo a la historia para darles sentido. En el prefacio de la obra, un
pasaje lapidario intenta resumir el principio defendido: "La influencia del suelo no se traduce
hoy directamente en las manifestaciones de la vida contemporánea. Esencialmente múltiple
y fluida, circula por la vida de los pueblos" (Vidal de la Blache, 1889: v-vi).
Del mismo modo, encontramos en el cuerpo del texto pasajes que parecen denotar
que la evolución histórica no resulta necesariamente del cuadro físico, presentando una
dinámica más compleja. Veamos un solo ejemplo: "la unidad italiana no es uno de esos
resultados a los que los hombres son empujados lentamente por la influencia de causas
geográficas, es una obra de la pasión y la voluntad" (Vidal de La Blache, 1889:531). Por otra
parte, hay que reconocer que el principio histórico al que se hace referencia no siempre es
capaz de proporcionar explicaciones coherentes, dando paso en cambio a formas de
razonamiento naturalizadas. Es así como leemos, en el mismo ejemplo citado, que la unidad
italiana estaba en cierto modo predestinada. No por medios geográficos, sino obedeciendo a
"(el) apasionado deseo de un pueblo ya aproximado por la historia y la lengua, de lograr en
el mundo un lugar digno de su pasado" (1889: 531-32).
Aunque presenta rasgos originales y distintivos, Etats et Nations no podía dejar de
presentar, como toda obra geográfica francesa de la época, un fondo ratzeliano. Esto
residiría, en gran medida, en una de las formulaciones más queridas por el geógrafo alemán:
la noción de posición (lage), resignificada a partir de una idea de Karl Ritter. En el contexto
del libro, sin embargo, es la elaboración de Ratzel -también llamada situación político-
geográfica- la que resulta más útil. Es un hecho conocido que Vidal recurrió directamente al
maestro alemán durante su periodo de formación, meses antes de asumir la cátedra de
Geografía e Historia en Nancy (enero de 1873). Descrita como "de las más amistosas y
frecuentes" (Broc: 1977:80), la relación entre los geógrafos se prolongó probablemente en los
años siguientes al viaje, de lo que se infiere un seguimiento de las ideas de Ratzel por parte
de Vidal. Seguramente asistió a los cursos impartidos por el primero en Leipzig en los años
anteriores a la publicación de Etats et Nations. Según Luciana Martins (1993:127), los títulos
de los cursos hablan por sí mismos: "Introducción a la geografía política" y "Geografía política
de Europa" (1887-1888); "Alemania y sus vecinos" (1888-1889).
Estados y naciones de Europa en torno a Francia... Después de todo, ¿qué sería el
libro sino una lectura geográfico-política de la posición francesa en el continente europeo?
Ciertamente, a Vidal no se le escapó que su país era al mismo tiempo un país atlántico,
continental y mediterráneo, rodeado por cinco o seis estados diferentes. De ahí la importancia
de conocerlos, utilizando el concepto revisado por Ratzel. Su adopción no implica ningún
finalismo, como en el caso de Ritter, sino -en palabras de un fino conocedor del mismo- "un
gran número de consideraciones sobre la civilización de los vecinos, la riqueza y los recursos
naturales, las combinaciones de intereses. (...) Todos los hechos geográficos que determinan
la posición tienen su interpretación, o mejor dicho, su valor político relativo. En realidad, no
hay reglas fijas" (Delgado Carvalho, 1935:195).
Más allá del contexto francés implícito, en algunos pasajes del libro Vidal analizó la
situación de los pequeños estados europeos por su posición desfavorable. En este sentido,
Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Dinamarca son retratados como "estados alemanes
exteriores en la órbita del nuevo Imperio" (Vidal de la Blache, 1889:204, énfasis nuestro). Más
elocuente aún sería el caso irlandés: "demasiado cerca de Inglaterra para escapar de ella,
demasiado grande para ser absorbida por ella, Irlanda es víctima de su posición geográfica"
(1889: 301).
***
P. KroPoTKin
Brighton, 24 de noviembre de 1914
INTRODUCCIÓN
NOTAS
f
F (
206 Antología de textos Halford J. Mackinder 207
es lo más probable, puesto que en su propia exposición utiliza argumentos dón, nos remitimos a nuestra última postura. Estos análisis han sido
que avalan un punto de vista opuesto al que él mismo formula. intentados y no han resultado satisfactorios. Es más fácil, prácticamente,
En la misma página de la que hemos extraído la cita anterior se puede aprender d análisis profundo de la cienda, que alcanza y satisface en todos
encontrar un párrafo en el que se expresa la aprobación más total de la los aspectos los instintos que nos llevan a plantear siempre la pregunta de
obra de Bryce: La Geografía en su relación con la Historia. La tesis prin- «¿dónde?», que obtener informadón sufidente a partir de las listas de
cipal de este trabajo es precisamente que el hombre constituye en gran nombres de'los viejos libros escolares o de las descripciones de la llamada
parte «un producto de su medio». La función de la geografía política con- geografía descriptiva. La topografía, que es geografía con las «razones por
siste en trazar la interacción entre el hombre y su medio. Sir Frederic qué» eliminadas, es rechazada unánimemente tanto por profesores como
Goldsmith plantea como función de la geografía política el suministrar a por alumnos.
nuestros futuros hombres de Estado «una comprensión total» de «las con- Existen otras razones para nuestra posición de mayor importancia que
diciones geográficas». Nada se puede objetar a este punto de vista. Pero la simple conveniencia práctica de la enseñanza. Mendonaré tres de ellas.
parece considerar que la «comprensión total» de la que habla se logrará La primera es la siguiente: Si se estudia lo que los viejos geógrafos llaman
con lo que quede después de que la geografía «física y científica» haya «rasgos físicos» en sus relaciones causales, se hace cada vez más fácil
sido eliminada. progresar. Nuevos hechos se adaptan de forma ordenada al esquema gene-
Antes de seguir adelante conviene saber si no podemos afinar más ral. Proyectan una luz nueva a todo d conocimiento previamente obtenido,
nuestra definición. La fisiología respondería a la definición de la ciencia y este conocimiento los ilumina a su vez desde diversas perspectivas. Por d
que describe la interacción del hombre y de su entorno. Corresponde a la contrario, cuando se sigue el método de la descripdón, o con mayor motivo
fisiología, a la física y a la química trazar la acción de las fuerzas inde- aún el de la enumeración, cada hecho adidonal no hace sino añadir un
pendientes en su mayor parte de una localización precisa. Es especialmente elemento más al fardo que debe ser almacenado en la memoria. Es como
característico de la geografía insistir en la influencia de la localización, tirar otra piedra a un montón de ellas. Es como estudiar matemáticas tra-
es decir, de las variaciones locales del medio. Mientras no lo hace no es tando de recordar las fórmulas en lugar de captar los principios.
otra cosa que fisiografía, y el fundamental elemento topográfico ha sido Nuestra segunda razón es, en pocas palabras, la que sigue. Un análisis
omitido. Propongo, por tanto, definir a la geografía como la ciencia cuya superficial puede conducir a error: por un lado, al no lograr ir más allá
principal función consiste en poner de manifiesto las variaciones locales de de la similitud superficial de cosas esencialmente diferentes; por d otro,
la interacción del hombre en sociedad y de su medio. al no conseguir detectar la semejanza esencial entre cosas que son super-
Antes de que pueda ser considerada la interacción, deben de ser ana- ficialmente diferentes.
lizados los elementos que interactúan. Uno de estos elementos es el medio En cuanto a la tercera razón, se trata de que la mente que ha captado
en su diversidad, y su análisis corresponde, yo creo, a la geografía física. de forma vivaz los factores de su medio en sus verdaderas relaciones, está
El otro elemento es, naturalmente, el hombre en sociedad. Su análisis muy abierta a la sugerencia de nuevas reladones entre el medio y el
será más breve que el del entorno. Las comunidades de hombres deben hombre. Incluso si no hubiera intención de hacer avanzar la ciencia, las
ser consideradas como unidades en la lucha por la existencia, más o menos mismas condiciones conducirán a una rápida, eficaz y, por tanto, permanente
favorecida por sus diversos medios. Nos encontramos de esta forma colo- apreciadón de las relaciones que han sido detectadas por otros.
cados en una posición en directo antagonismo con las nociones comúnmente Conviene, llegados a este punto, detenernos para sintetizar nuestra
aceptadas. Sostenemos que no puede existir una geografía política racio- posición en una serie de enunciados:
nal si no se construye sobre la base de la geografía física y consiguiente-
mente a ella. En los momentos actuales estamos sufriendo los efectos de 1) Se acepta que la función de la geografía política consiste en des-
una geografía política irracional, es decir, que su principal función no con- entrañar y demostrar las relaciones que existen entre el hombre en sodedad
siste en trazar las reladones causales, por lo que tiene que mantenerse y las variadones lócales de su medio.
como cuerpo de datos aislados para ser conservados en la memoria. Una 2) Con carácter previo deben de ser analizados los dos factores.
geografía de este tipo nunca puede ser una disciplina, nunca puede, por 3) Corresponde a la geografía física analizar uno de estos factores,
consiguiente, ser honrada por el profesor, y tiene forzosamente siempre el medio con sus variaciones.
que fracasar en la atracción de mentes lo suficientemente amplias como 4) Nadie más puede realizar esta fundón de forma adecuada.
para pertenecer a líderes.
Pero, se nos puede replicar: Para los propósitos de la geografía política, Porque:
¿no puede usted darse por satisfecho con un análisis más superficial y más Ningún otro análisis puede presentar los hechos en sus rdadones cau-
fácil de aprender que el suministrado por la geografía física? En contesta- sales y en su perspectiva verdadera.
( (
208 Antología de textos
Halford J . Mackinder 209
Por consiguiente:
Consideremos, por tanto, en primer lugar, la configuración de la super-
Ningún otro análisis podrá:
— en primer lugar, servir al profesor como disciplina; fide terrestre. Nos encontramos aquí ante una manzana de la discordia
entre geólogos y geógrafos. Los primeros sostienen que las causas que
— segundo, atraer de entre los discípulos a las mentes más elevadas;
— tercero, economizar el poder limitado de la memoria; determinan la forma de la litosfera pertenecen a su cienda, y que no hay
en ellas ni lugar ni necesidad de geógrafos físicos. En consecuencia, él
— cuarto, ser igualmente fiable, y,
— en quinto lugar, ser igualmente sugerente. geógrafo ha perjudicado a su dencia renunciando a induir entre sus
te datos resultados de le geología distintos de los elementales. Esta rivalidad
Llegados a este punto, es de esperar que se nos haga observar que, es bien conocida para todos los aquí presentes. No ha causado sino daño
si bien se admite la conveniencia de lo que pedimos, quizá estemos pidien- a la geografía. Dos ciencias pueden partir de información en parte idéntica,
do lo imposible. Nuestra contestación sería qtie no se ha intentado. La y no por eso tienen que andarse peleando, puesto que los datos, aunque
geografía física ha sido cultivada por los que ya estaban previamente car- idénticos, son considerados desde distintos puntos de vista. Son dasifica-
gados con la geología; la geografía política, por los que se ocupaban de la dos de forma diferente. El geólogo, menos que nadie, debe dar muestras
historia. Es hora de que aparezca d hombre que, adoptando el punto de de esta debilidad. En efecto, a cada paso, en su propio campo, depende de
vista geográfico como punto de vista central, atienda con el mismo interés ciencias hermanas. La paleontología es la clave para la edad relativa de los
tanto a las partes de la ciencia como a las partes de la historia que revistan estratos, pero está separada de forma irracional de la biología. Algunos
importanda para su investigación. El conocimiento es, después de todo, de los más difíciles problemas de la física y de la química caen dentro del
único, pero la extrema especializadón de la actualidad parece ocultar el campo de la mineralogía, especialmente, por ejemplo, las causas y los
hecho para cierta clase de mentes. Cuanto más nos espedalizamos, más métodos dd metamorfismo. El mejor intento de hallar una medida común
espacio y más necesidad hay de estudiosos cuyo objetivo constante sea del tiempo geológico e histórico lo constituye la interpretación astronómica
poner de manifiesto las relaciones entre temas especializados. Una de las del doctor Croll de las épocas glaciales recurrentes. Pero baste así. La ver-
mayores lagunas es la existente entre las dendas naturales y d estudio dadera distindón entre la geología y la geografía me parece que descansa
de la humanidad. Es tarea del geógrafo tender un puente sobre un abismo en lo siguiente: el geólogo mira al presente porque tiene que interpretar
que, en opinión de muchos, está rompiendo el equilibrio de nuestra cultura. el pasado; d geógrafo mira al pasado porque tiene que interpretar el pre-
Córtese cualquier miembro de la geografía y habrá sido mutilada en su parte sente. Esta línea distintiva acaba de ser trazada para nosotros por uno de
los más grandes geólogos.
más noble.
Al decir esto no estamos negando la necesidad de una especializadón
dentro de la propia geografía. Si se quiere hacer un trabajo original dentro Quizá en ninguna otra parte se advierta mejor que en la geografía física
de la ciencia, hay que espedalizarse. Pero para este fin, tanto la geografía el daño causado a la geografía por la teoría que le niega su unidad. El tema
física como la política resultarían tan inmanejables como la totalidad de ha sido abandonado en manos de los geólogos, y tiene, en consecuencia, un
la disdplina. Más aún, el tema de espedalizadón no tiene por qué caer giro geológico. Fenómenos tales como los volcanes, los veranos cálidos y
enteramente dentro del campo de una u otra de las dos ramas; puede los gladares han sido incluidos en capítulos sin reladón con las regiones en
estar en el límite de ambas. La geografía se parece a un árbol que se las que tienen lugar. Desde el punto de vista dd geólogo, esto es suficien-
divide muy pronto en dos grandes ramas, pero cuyas ramas secundarias te — está mirando su piedra de Rosetta; la comprensión de cada uno de los
están intrincadamente entrelazadas. Cada cual selecciona unas cuantas ra- jeroglíficos es de gran importancia, pero el significado del pasaje completo,
mitas adyacentes, pero éstas arrancan de diferentes ramas. No obstante, el relato del acontecimiento registrado, carece de importancia de cara a la
como materia de enseñanza, y como base de toda especializadón fructífera interpretación de otros registros. Pero una dencia de este tipo'no es real-
dentro de la disciplina, insistimos en la enseñanza y en la consideradón mente geografía física, y el doctor Archibald Geikie nos dice claramente
en sus Elementos de Geografía Física que utiliza estos términos como
de la geografía como un todo.
Este tema de la posibilidad nos conduce de forma natural a preguntar- equivalentes de fisiografía. La verdadera geografía física trata de suminis-
nos por las relaciones de la geografía con sus dendas vecinas. No podemos trarnos una descripción causal de la distribudón de las configuraciones de
hacer nada mejor que adoptar la rudimentaria clasificación del medio de la superficie terrestre. Los datos deben ser clasificados sobre bases topo-
Mr. Bryce. En primer lugar, tenemos las influencias debidas a la configu- gráficas. De aventurarme a formular estos hechos de forma algo tajante,
ración de la superficie terrestre; en segundo lugar, las que pertenecen a cabría decir: Ante una determinada configuración, la Fisiografía se pregun-
la meteorología y al clima; y, en tercer lugar, los recursos ofreddos por ta: «¿Qué es»; la Topografía: «¿Dónde está?»; la Geografía física: «¿Por
qué está ahí?»; la Geografía política: «¿Cómo actúa ante el hombre en
un país a la actividad humana.
sociedad y cómo reacdona éste ante ella?». La Geología se pregunta:
!
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«¿Qué enigma del pasado ayuda a resolver?» La fisiografía constituye una pero aislados, puntos de referencia mentales sobre los que situar los nom-
base común para el geógrafo y el geólogo. Las cuatro primeras pregun- bres. La porción política de un trabajo de este tipo no rebasa, incluso en
tas corresponden, al geógrafo. Las preguntas están ordenadas. Cabe pregun- el mejor de los casos, el rango de un buen sistema nemotécnico. Y en
tarse en cualquiera de ellas, pero, en mi opinión, es imposible contestar cuanto a la porción física, todos los manuales coinciden en cometer lo que,
positivamente a una que sea posterior antes de haber contestado a la que le desde mi punto de vista, es un fundamental error. Separan las descripcio-
precede. En este sentido estricto, la geología propiamente dicha es inne- nes del litoral y de la superficie. Esto es fatal para la demostración con
cesaria a la secuencia del ajgumento. la debida perspectiva de la cadena de causas y efectos. Los accidentes de
Daremos dos ejemplos de la inadecuación para los propósitos: geográ- la superficie y del litoral son como los resultados de la interacción de dos
ficos de las geografías físicas presentes (geológicas) aun cuando se con- fuerzas, la variable resistencia de los estratos rocosos y los variables pode-
sideren fisiografías. t res erosivos de atmósfera y mar. Los agentes de erosión, sean superficiales
La primera es la prominencia indebida concedida a temas tales como o marginales, actúan sobre el mismo conjunto de rocas. ¿Por qué tiene que
volcanes y glaciares. Vuestro secretario Mr. Bates ha llamado varias veces haber un cabo Flamborough? ¿Por qué tiene que existir una llanura de
mi atención sobre eso. Es perfectamente natural en libros escritos por geó- Yorkshire? No son sino dos niveles del borde de una misma y única masa
logos. Los volcanes y los glaciares son fenómenos que dejan muchas huellas de estratos de creta.
características tras sí. Por consiguiente, son muy importantes desde un (-)
punto de vista geológico y merecen un estudio especial. Pero el resultado A partir de la consideración del plegamiento de los materiales calcá-
recuerda a un libro sobre biología escrito por un paleontólogo. En él reos y de su carácter abrupto en comparación con las formaciones supra
podemos esperar encontrar una descripción detallada de la concha del ca- e infrayacentes, se pueden demostrar las causas de los dos grandes pro-
racol, por ejemplo, pero, en cambio, y en términos relativos, estará des- montorios, las dos grandes ensenadas y las tres grandes zonas de tierras
cuidada la descripción, mucho más importante, de las partes blandas. altas y abiertas que han determinado la localización, el número y la impor-
Mi segundo ejemplo es un ejemplo práctico que apela a la experiencia tancia de las ciudades principales y de las divisiones del Sureste inglés.
de todos los viajeros atentos. Supongamos que viajamos aguas arriba del Puede prolongarse el mismo proceso de razonamiento al nivel de detalle
Rhin; hay que estar particularmente falto de curiosidad para no hacerse que se requiera. E l tratamiento geográfico de cualquier otra región puede
preguntas como las siguientes: ¿Por qué, tras atravesar muchas millas en ser similar. Lo que es más: en cuanto se dominan las pocas ideas geológicas
tierra llana sobre la que el río describe numerosos meandros a nivel de la simples involucradas en el tema, se puede ya transmitir en unas cuantas
tierra aledaña, llegamos repentinamente a una parte del curso en la que frases un esquema y una concepción precisa del relieve. El esfuerzo reque-
atraviesa una garganta? ¿Por qué al llegar a Bingen, cesa más bruscamente rido para aprender a manejar la primera aplicación del método es proba-
aún la garganta y en su lugar hay un valle que parece un lago rodeado blemente mayor que el que requieren los viejos métodos. Su belleza radica
por filas paralelas de montañas? Ninguna geografía física de las habituales precisamente en el hecho de que cada nuevo hallazgo confiere una incre-
que yo haya consultado responde adecuadamente a preguntas de este tipo. mentada facilidad de adquisición.
Si ustedes desean tener un conocimiento especial sobre el tema, deben saber Resumiendo nuestras conclusiones en lo relativo a la relación entre
que si consultan el Journal of the Geological Society encontrarán un artícu- geología y geografía bajo la forma de las siguientes proposiciones:
lo delicioso al respecto de Sir Andrew Ramsay. Pero esto implica tener
tiempo y oportunidad para poder buscar en la obra original de autoridades, 1. Es esencial conocer la forma de la litosfera.
y aun así lo que se obtiene no es mucho. En efecto, sólo unas cuantas re- 2. Esta forma sólo puede ser recordada con precisión e intensidad si
giones aisladas han sido estudiadas de esta forma. se conocen y comprenden las causas que la han determinado.
Voy a concluir esta parte de mi exposición con un intento construc- 3. Una de estas causas es la dureza relativa de las rocas y su dis-
tivo. Elegiré una región que a todos nos resulta familiar, a fin de que posición.
vuestra atención se concentre más en el método qué en el objeto. Consi- 4. Pero no se debe admitir ningún tipo de dato O razpnamiento geo-
deremos el Sureste de Inglaterra. El método habitual que tiene la geografía lógicos si nó son pertinentes para la argumentación geográfica.
de tratar una región de este tipo consiste en describir desde un punto de Deben ayudar a contestar a la pregunta: «¿Por qué una determi-
vista físico primero la costa y después la superficie. Se enumerarán en nada configuración terrestre está donde está?»
orden los cabos y pequeños golfos de la primera, las colinas y valles de la
segunda. Después se suministrará una lista de las divisiones políticas, y Las dos restantes clases de factores del entorno señaladas por Mr. Bryce
otra posterior de ciudades principales, con los ríos a cuyos bordes se asien- requieren una menor consideración. La distinción entre meteorología y geo-
tan. En algunas ocasiones se añadirán algunos pocos casos, interesantes, grafía ha de ser práctica. Todo lo que en meteorología, y es mucho, se
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refiere a la predicción del tiempo no puede ser reclamado por el geógrafo. quiere. Corresponde al geógrafo facerlo en su lugar. Por otra parte, el
Tan sólo son de su competencia las condiciones climáticas medias o recu- geógrafo debe dirigirse a la historia para tratar de verificar las relaciones
rrentes. Y aun en este caso debe muy a menudo contentarse con adoptar que sugiere. El conjunto de leyes que gobiernan estas relaciones, que habrá
como datos los resultados de la meteorología de la misma manera que ido evolucionando con el tiempo, habría hecho posible escribir mucha
la propia meteorología acepta los de la física. Es un error, especialmente historia «prehistórica». La obra de John Richard Green Making of England
de los alemanes, el incluir tanta meteorología en la geografía. La geografía es en gran parte una deducción a partir de las condiciones geográficas de lo
tiene relaciones con muchas temas, lo que no quiere decir que tenga necesa- que ha debido ser el curso de la historia.
riamente que incorporarlos orgánicamente. Incluso el gran Peschel incluye Me queda por desarrollar lo. que opino sobre el hilo conductor del
en su Physische Erdkunde una discusión del barómetro y una demostración razonamiento geográfico. Lo haré'en dos fases. La primera será de carác-
de las fórmulas que se necesitan en las correcciones barométricas. Digre- ter general, tal como puede encontrarse en un programa de un curso
siones de este tipo son la causa de la tantas veces repetida acusación de universitario, o en el índice al principio de un libro. En la segunda fase
que los geógrafos no son sino simples entrometidos en todas las ciencias. se hará una aplicación específica a la solución de un problema definido
Nosotros afirmamos que la geografía tiene una esfera de trabajo específica. — las razones por las cuales Delhi y Calcuta han sido respectivamente la
Sus datos pueden superponerse a los de las demás ciencias, pero su función vieja y la nueva capital de la India.
consiste en poner de manifiesto ciertas nuevas relaciones entre estos datos. Presuponemos un conocimiento de fisiografía. Empezaríamos entonces
La geografía tiene que tener una ilación continua, y la forma de verificar a partir de la idea de un globo sin relieve, y construiríamos una concep-
si un determinado punto debe ser incluido o no, puede ser ésta: ¿Hace ción de la tierra por analogía con la mecánica. En primer lugar, las leyes
falta para el hilo argumental? Hasta qué punto son permisibles digre- de Newton son demostradas en su simplicidad ideal sobre la hipótesis de
siones respecto al objetivo de demostrar determinados datos es, evidente- absoluta rigidez. Sólo cuando estas ideas estén muy firmemente adquiridas,
mente, una cuestión práctica. Como regla se puede sugerir que deben ser se introducirán las tendencias de-acción contrapuestas de elasticidad y
evitadas si corresponde a otra ciencia el demostrarlas. fricción. Así abordaríamos el estudio de la geografía. Imagínese nuestro
La última categoría de Mr. Bryce se refiere a los productos de una globo en una condición sin relieve, esto es, compuesto por tres esferoides
región. La distribución de minerales es, como es obvio, incidental a la concéntricos — atmósfera, hidrosfera y litosfera— . Dos grandes fuerzas
estructura litológica, y sólo es necesario referirse a ella para insistir en lo universales estarían en acción — la energía solar y la rotación de la Tierra
que ha sido remachado previamente. Por lo que se refiere a la distribución sobre su eje— . Como es obvio, el sistema de vientos alisios tendría un
de animales y plantas, debemos aplicar la verificación a la que nos hemos movimiento oscilatorio no obstaculizado. Se introduce después el tercer
referido en el último párrafo: ¿Hasta qué punto se necesita para el hilo conjunto de fuerzas planetarias — la inclinación del eje de la Tierra sobre
conductor de la argumentación geográfica? La distribución de animales el plano de su órbita y la revolución de la Tierra en torno al Sol— . El
y plantas es muy pertinente si estos animales y plantas constituyen un resultado sería un desplazamiento anual de trópico a trópico de la zona
factor de primera importancia en el medio humano. También es oportuna de calmas que separa los alisios. La cuarta y última de las causas que
cuando la distribución suministra la evidencia de cambios geográficos, hemos denominado planetarias sería la variación secular en la elipticidad
como, por ejemplo, la separación de las islas del continente o una retirada de la órbita terrestre y en la oblicuidad de su eje. Lo que produciría varia-
de la línea de nieves. Pero no tiene sentido como parte de la geografía ciones similares en el desplazamiento anual y en la intensidad del sistema
el estudio en detalle y como ayuda para comprender la evolución de sus de los alisios.
especies de la distribución de animales y plantas. Esto es una parte de la Hasta ahora hemos evitado las variaciones longitudinales. Dada la lati-
zoología y de la botánica, para cuyo análisis adecuado se requiere un estu- tud, la altitud, la estación del año, tanto el año en un período secular
dio geográfico previo. como las condiciones climáticas son deducibles de muy pocos datos. Aban-
La realidad es que los límites de todas las ciencias deben, por natura- donemos ahora nuestra primera hipótesis. Concibamos ahora a la Tierra
leza, ser compromisos. El conocimiento, como ya hemos dicho, es único. tal como es, tal como está calentada, tal como se enfría, tal como se con-
Su división en temas es una concesión a las limitaciones humanas. Como trae, tal como está plegada. Estaba caliente, se está enfriando; por tanto,
último ejemplo de ello, nos referiremos a la relación de la geografía con se está contrayendo y su corteza más superficial está, en consecuencia,
la historia. En sus niveles elementales, deben, como es obvio, ir de la mano. plegándose. La litosfera ya no es concéntrica con la atmósfera y con la
En los niveles más elevados divergen. El historiador se ocupa plenamente hidrosfera. El lecho del océano se accidenta con dorsales y fosas. Las
de la crítica y estudio comparativo de documentos originales. No tiene ni dorsales se proyectan hacia la hidrosfera y, a través de la hidrosfera, hacia
tiempo, ni probablemente la conformación mental necesaria para considerar la atmósfera. Actúan como obstáculos en el curso de los alisios. Pueden'
la ciencia por sí misma a fin de seleccionar los hechos y las ideas que re- ser comparadas a piedras en el lecho de una torrentera con las que tro-
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214 Antología de textos Halford J . Mackinder 215
pieza la corriente y es desviada: o bien pasa por encima o se bifurca para pequeña es el área, mayor tiende a ser el número de condiciones de unifor-
sobrepasar el obstáculo. ( ...) . midad o casi uniformidad sobre, ella. Tenemos, por tanto, medios de
La acción de «elevación por encima» es visible en el caso de los vientos diferentes órdenes, cuya extensión y comprehensión, utilizando una frase
que alcanzan cadenas montañosas y, como consecuencia, riegan vertientes. procedente de la lógica, varían en relación inversa. Lo mismo ocurre con
Pero, además de las causas mecánicas de variación, existen causas térmi- las comunidades. «Una comunidad» es un grupo de hombres que tienen
cas, debidas en su mayoría a las diferencias específicas de temperatura entre ciertas características en común. Cuanto más pequeña es la comunidad,
la tierra y el agua — comg en el caso de los monzones— . La disposición mayor tiende a ser el número de características comunes. Las comuni-
de las grandes montañas tiene un significado especial. Allí donde’ los con- dades son de diferentes órdenes — razas, naciones, provincias y ciudades— ,
tinentes se extienden de este a oeste en lugar de tres grandes bandas a utilizando las dos últimas expresiones en el sentido de grupos corporativos
través del ecuador, el clima estará casi totalmente determinado por la de hombres. Con el uso de estos dos conceptos se puede dar cierta pre-
latitud. cisión a discusiones tales cornos los efectos de exponer dos comunidades a
De esta forma progresamos firmemente en el análisis de la superficie un mismo medio, y una comunidad a dos medios. Por ejemplo, una dis-
terrestre. Si se concibe a la Tierra como si no tuviera relieve, se pueden cusión de este tipo: ¿Cómo ha resultado diversificada la raza inglesa por
ver los poderes motores de la circulación del aire y del agua. Si se reem- las condiciones geográficas de tres medios, británico, americano y aus-
plaza esta concepción por la de una Tierra plegada, se puede entonces traliano?
comprender cómo las corrientes iniciales simples son diferenciadas, por Las cuestiones políticas dependerán en todos los casos de los resultados
obstrucción mecánica e irregularidad térmica, en corrientes de complejidad del estudio físico. Se necesitan ciertas condiciones de clima y de suelo para
infinita pero, sin embargo, ordenadas. la densificación de la población. Una cierta densidad de población parece
Pero tenemos que avanzar un paso más. La forma de la litosfera no a su vez necesaria para el desarrollo de la civilización. A la luz de estos
es fija. La contracción todavía está progresando. Viejos plegamientos se principios, pueden ser discutidos problemas tales como los contrastes entre
están reactivando y otros nuevos se están iniciando. Tal como empiezan a las antiguas civilizaciones de las altas tierras del Nuevo Mundo, Perú y
levantarse se inicia su destrucción. Las corrientes trabajan siempre para Méjico, y las antiguas civilizaciones de las bajas tierras del Viejo Mundo,
remover los obstáculos que obstruyen su curso. Tratan de alcanzar la sim- Egipto y Babilonia. Una vez más, los materiales comparativamente no dis-
plicidad ideal de la circulación. De esta manera las formas de la superficie locados permiten habitualmente el desarrollo de amplias llanuras, y las
terrestre están continuamente cambiando. Su configuración precisa está amplias llanuras parecen especialmente favorables al desarrollo de razas
determinada por su historia pasada tanto como por sus condiciones pre- homogéneas, como rusos y chinos. Una vez más también, la distribución
sentes. Los cambios recientes son objeto de uno de los más fascinantes de recursos animales, vegetales y minerales ha tenido mucho que ver con
capítulos de la geografía. Se construyen las llanuras por acumulación de- la determinación de las características locales de civilización. Obsérvese
trítica. Las. islas nacen de los continentes. Existe evidencia de ello a partir a este respecto las series presentadas por el Viejo Mundo, el Nuevo Mundo
de un centenar de fuentes: desde las rutas de migración de las aves, a la y Australia en lo que se refiere a salud comparada en cereales y animales
distribución de los animales o las profundidades de los mares vecinos. de carga.
Cada capítulo sucesivo prolonga el anterior. No se rompe la secuencia Uno de los capítulos más interesantes se refiere a la reacción del hombre
del razonamiento. De la posición de los obstáculos y el curso de los vientos ante la naturaleza. El hombre modifica el medio, y la acción de este medio
se puede deducir la distribución de la lluvia. A la forma y distribución sobre su descendencia resulta, por tanto, modificada. La importancia rela-
de las vertientes montañosas y a la distribución de las precipitaciones tiva de las configuraciones físicas varía de una época a otra de acuerdo con
sigue la explicación del sistema de drenaje. La distribución de los suelos el nivel de conocimiento y de civilización material. El adelanto en la ilu-
depende en gran parte de la estructura de los materiales, y a partir de la minación artificial ha hecho posible la existencia de una gran comunidad
consideración del suelo y del clima se obtiene la división del mundo en en San Petersburgo. El descubrimiento de la ruta del Cabo hacia la India
regiones naturales basadas en la vegetación. No me estoy refiriendo aquí y del Nuevo Mundo determinó la decadencia de Venecia. La invención de
a la distribución de las especies botánicas, sino a la de los tipos genéricos la máquina de vapor y del telégrafo eléctrico ha hecho posible el gran
de lo que cabe llamar el revestimiento vegetal de la Tierra — los desiertos tamaño de los Estados modernos. Se pueden multiplicar ejemplos al res-
polares y tropicales, los bosques de las zonas templadas y tropicales, y las pecto. Pueden también ser clasificados en categorías, pero nuestro propó-
regiones que pueden ser reunidas bajo la denominación de llanuras her- sito actual no pasa de indicar las posibilidades del tema. Una cosa, no
báceas. obstante, debe de ser tenida en cuenta. E l curso de la historia en un
Pasando ahora a la segunda etapa del estudio, convendrá utilizar determinado momento, sea en política, sociedad o cualquier otra esfera
dos términos técnicos. «Un medio» es una región natural. Cuanto más de la actividad humana, es producto no sólo del medio, sino también de la
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216 Antología de textos Élisée Reclus *
velocidad adquirida en el pasado. Debe reconocerse que el hombre es en ' EL HOMBRE Y LA TIERRA **
gran parte producto del hábito. E l inglés, por ejemplo, es capaz de soportar
buen número de anomalías hasta que adquieren peligrosidad con cierto
grado de virulencia. La influencia de esta tendencia debe siempre tenerse i
presente en geografía. En la situación actual, Milford Haven ofrece mu-
chas más ventajas físicas que Liverpool para el comercio americano; es,-
sin embargo, improbable que, en un futuro inmediato al menos, Liverpool
vaya a dejar paso a Milford Haven. Es un caso de vis inertiae. ■
(...)
Completamos así nuestro estudio sobre los ¿nétodos y el objeto de la
geografía. Creo que con líneas como las que he esbozado, puede elaborarse
una geografía que satisfaga tanto los requerimientos prácticos del hombre
de Estado y del comerciante como los requerimientos teóricos del historia-
dor y del científico y los requerimientos intelectuales del profesor. Su
amplitud y complejidad inherentes deben de ser invocadas como su mérito |
principal. Al mismo tiempo, tenemos que reconocer que éstas son también
las cualidades que convierten a la geografía en «sospechosa» en una época
de especialistas. Sería como una protesta permanente contra la desintegra-
ción de la cultura a la que estamos expuestos. En tiempos de nuestros
padres, los clásicos de la antigüedad eran los elementos comunes de la Prefacio
cultura de todos los hombres, un lugar de encuentro para los especialistas.
El mundo está cambiando, y parece como si los clásicos se estuvieran con- Hace algunos años, después de haber escrito las últimas líneas de una
virtiendo también en una especialidad. Tanto si lamentamos el giro que larga obra, la Nouvelle Géographie Universellej expresaba el deseo de poder
están tomando las cosas como si nos alegramos de él, es igualmente nuestro estudiar un día al Hombre en la sucesión de las edades, de la misma forma
deber encontrar un sustituto. A mi modo de ver, la geografía combina al- que lo había observado en las distintas regiones del globo, y establecer las
gunas de las calidades requeridas. Para el hombre práctico, tanto si trata conclusiones sociológicas a las que había llegado. Trazaba el plan de un
de obtener una posición en el Estado como de acumular una fortuna, puede nuevo libro en el que se expondrían las condiciones del terreno, del clima,
constituir una fuente insustituible de información; para el estudiante, re- de todo el ambiente en el que se han producido los acontecimientos de
sulta una base estimuladora desde la que dirigirse hacia un centenar de la historia, en el que se mostraría el acuerdo de los Hombres y de la
líneas de investigación; para el profesor puede constituir un instrumento Tierra, en el que se explicarían las actuaciones de los pueblos, de causa a
para el desarrollo de los poderes del intelecto, excepto sin duda para toda efecto, por su armonía con la evolución del planeta. Este libro es el que
esa vieja clase de maestros que mide el valor disciplinar de un tema por presento ahora al lector.
la repugnancia que inspira al alumno. Todo esto lo decimos en la asunción Desde luego, sabía por adelantado que ninguna investigación me haría
de la unidad del tema. La alternativa es dividir lo científico de lo práctico. descubrir esa ley de un progreso humano cuyo atractivo espejismo se agita
El resultado de adoptar esta decisión constituiría la ruina de ambos. Lo continuamente en nuestro horizonte, y que nos huye y se disipa para
práctico sería rechazado por el profesor y hallado indigesto en la vida .
posterior. Lo científico sería descuidado por muchas personas en virtud
de que carece de elemento de utilidad para la vida cotidiana. El hombre * Elisée Reclus (1830-1905). Además del que corresponde al texto traducido en
de mundo y el estudiante, el científico y el historiador perderían su pla- este libro, entre sus trabajos principales se encuentran:
Reclus, E. (1868-1869): La Terre. Description des phénoménes de la vie du globe,
taforma común. El mundo sería más pobre.
París, Hachette, 2 vols.
Reclus, E. (1876-1894): Nouvelle Géographie Universelle. La Terre et les hommes,
París, Typographie Lahure, 19 vols.
Reclus, E. (1897): Evolución, revolución y anarquismo. Traducción de A. López Ro-
drigo, Buenos Aires, Proyección, 1969.
* * Reclus, E . (1905-1908): L’Homme et la Terre, París, Libraire Universelle, 6 to-
mos; «Préface», t. I, pp. I-IV ; «Histoire Contemporaine. I I . Répartition des Hom-
mes», t. V , pp. 335-376! Traducción de Isabel Pérez-Villanueva Tovar.
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