Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El antimodelo de mujer:
las rojas
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
35
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
36
El antimodelo de mujer: las rojas
Fuero del Trabajo, 1938. Recoge la famosa expresión: «Se liberará a la mujer
casada del taller y la fábrica».
Ley de Subsidios Familiares, 1938. Su objetivo era: «elevar y fortalecer la familia
y se otorga para que, aunque la prole sea numerosa, no se rompa el equilibrio
económico del hogar de forma que obligue a la madre a buscar en la fábrica
o taller un salario con que cubrir la insuficiencia del conseguido por el padre,
apartándola de su función suprema que es la de preparar a sus hijos».
Orden sobre el Trabajo de la Mujer y del Niño, 1938. En su preámbulo se afirma:
«la tendencia del Nuevo Estado es que la mujer dedique su atención al hogar
y se separe de los puestos de trabajo». Entre otras medidas propuestas, se
encuentra la prohibición «del empleo de la mujer casada, a partir de un deter-
minado ingreso que perciba su marido».
37
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
38
El antimodelo de mujer: las rojas
ACTIVIDADES
1. Observa el cartel del documental La madre que los parió: ¿por qué crees
que aparece arrancada la cara de una mujer en la fotografía?
2. Os proponemos un visionado del documental (disponible en línea:
<https://vimeo.com/26161110>) y la realización de un debate posterior so-
bre cómo afectó la ley del adulterio a la relación y percepción de los hijos
hacia sus madres.
Junto con las leyes, las prohibiciones y las normas, la dictadura trató de difun-
dir el modelo de mujer tradicional católico a través de la educación y los medios
de comunicación. Unos canales de socialización que controlaba férreamente, sin
dejar apenas espacio para las voces críticas o alternativas. Como se ha señalado, en
el sistema educativo formal se recuperó la segregación entre niños y niñas, después
de que la República hubiese apostado por las aulas mixtas. Además, las niñas ten-
drían maestras y recibirían unos contenidos específicamente dirigidos para ellas.
Para convertirlas en madres y esposas «ejemplares». En la educación femenina tuvo
una notable influencia la Sección Femenina, la organización de masas de la Falange
creada con el objetivo específico de socializar a las niñas y mujeres españolas en el
modelo de feminidad conservador y los valores políticos de la dictadura.
Fig. 2.3. Formación Político-Social. Primer curso de Bachillerato, Madrid, Sección Femenina
de fet y de las jons, 1962, pp. 7-8
39
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
ACTIVIDADES
1. Describe la escena representada.
2. ¿Qué modelo de madre y qué modelo de padre transmite este libro de
texto?
ACTIVIDADES
1. Describe la escena de la fotografía sobre el acto oficial contra la morta-
lidad infantil. ¿Qué roles juegan hombres y mujeres en dicho acto? ¿Qué
diferencias encuentras entre ellos? ¿Qué otras cosas te llaman la atención?
2. La confección de canastillas
para bebés solía ser una de las
actividades obligatorias inclui-
das en el Servicio Social de la
Mujer. ¿Por qué crees que se
elegía esta actividad?
3. ¿Habías oído hablar alguna
vez del Servicio Social de la
Mujer? Preguntad a las mujeres
más mayores de vuestra familia
si lo realizaron y haced una
puesta en común posterior en
el aula. Fig. 2.5. Canastillas para bebés, Sección Feme-
nina de Requena ([arv-sf ], caja 51)
40
El antimodelo de mujer: las rojas
«La vida de toda mujer –a pesar de cuanto ella quiera simular o disimular–, no
es más que un continuo deseo de encontrar a quien someterse. La dependencia
voluntaria, la ofrenda de todos los minutos, de todos los deseos e ilusiones es lo
más hermoso, porque es la absorción de todos los malos gérmenes –vanidad,
egoísmo, frivolidad– por el amor». Revista Medina, «Consúltame», 13 de agosto
de 1944.
«Amamos a la mujer que nos espera pasiva, dulce, detrás de una cortina, jun-
to a sus labores y sus rezos. Tememos instintivamente su actividad, sea del tipo
que sea». Editorial de Revista Medina, 20 de marzo de 1941.
«Sólo es mujer perfecta la que sabe formarse para ser madre. Si en el agra-
dable camino de una vida fácil, la mujer no sabe prepararse más que para el
amable triunfo de salón, pobre será su victoria... El gozo de ser madre por el
dolor y el sacrificio es tarea inexcusablemente femenina». José Juanes, Medina,
6 de diciembre de 1942.
«Me parece, naturalmente, un disparate que tengas novio a los quince años,
y que éste sea el sucesor de otros dos y de unos cuantos “flirts”. ¿Qué piensas
dejar para cuando te pongas de largo?» Letras, «Consultorio sentimental», junio
de 1950.
Rojo, roja
5. adj. Izquierdista, especialmente comunista. U. m. c. s.
6. adj. En la guerra civil española de 1936-1939, republicano. Apl. a pers., u. t. c. s.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua, online.
41
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
«Las mujeres que desfilaban del brazo por la calle apoyando los actos revolu-
cionarios eran consideradas la hez de la sociedad, pura “escoria”, “mujerzuelas”
que hacían gala de su “lujuria desenfrenada”, y producían una profunda inquie-
tud a cuantos creían en el mantenimiento del orden social existente. Pensaban
que odiaban su propio sexo, pues iban más allá de lo que era natural en él»
(M. Richards: Un tiempo de silencio. La guerra civil y la cultura de la represión en la
España de Franco, 1939-1945, Barcelona, Crítica, 1999, p. 58).
42
El antimodelo de mujer: las rojas
ACTIVIDADES
1. Analiza la descripción de las imágenes que se realiza en los pies de foto:
¿Qué imagen quieren que te hagas de lo que aparece reflejado? ¿Qué ima-
gen buscan reflejar en el caso de hombres y mujeres? ¿Es la misma?
2. ¿Puedes describir las fotografías sin verte influenciado por sus pies de
foto?
43
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
Las milicianas
El estereotipo por excelencia de las «rojas», el punto máximo que se podía al-
canzar de depravación, era la «miliciana». No solo invadieron el espacio público
participando del mundo de la política, sino que además lo hicieron con una
estética masculina: llevaban pantalones, el «mono», pistola… Además, fueron
más allá de salir a las calles. Marcharon voluntarias a distintos frentes a luchar
por la República. La denostación de esta figura comenzó ya durante la Guerra
Civil dentro del propio bando republicano y alcanzó su grado máximo con la
dictadura.
«Esta identificación se ejemplarizó en la miliciana, estereotipo por excelencia
de roja y, por tanto, de mujer licenciosa que atenta contra la moral y que se
despega especialmente del modelo de mujer, madre y esposa, “ángel del ho-
gar”, que el Nuevo Estado aspiraba a imponer» (A. Egido: «Mujeres y rojas: la
condición femenina como fundamento del sistema represor», Studia Histórica,
vol. 29, 19-34, 2011, p. 29).
44
El antimodelo de mujer: las rojas
ACTIVIDADES
1. ¿Por qué crees que se indica que estas mujeres están «tan lejos de las
virtudes de su sexo»?
2. ¿Qué te parece el vocabulario empleado para describir las imágenes?
¿Qué crees que se quiere transmitir? ¿Simplemente describir la imagen?
45
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
ACTIVIDADES
1. ¿Habías oído hablar de Vallejo-Nágera?
2. ¿Qué otras experiencias históricas del siglo xx te recuerdan las investiga-
ciones de Vallejo-Nágera?
46
El antimodelo de mujer: las rojas
Estas mujeres que de una u otra forma pertenecían al bando de los vencidos
no solo sufrieron un discurso determinado, sino también una represión diferen-
ciada por su condición femenina. Cierto es que las mujeres fueron represaliadas
en mucho menor número que los hombres si nos atenemos a la represión judicial,
más visible y contable. En el estudio de las diferentes modalidades judiciales de la
represión suelen representar un porcentaje mínimo respecto a sus homónimos va-
rones. Pese al avance y los cambios para con ellas durante la etapa republicana, su
protagonismo político continuó relegado a un plano secundario. Su implicación en
los aspectos estrictamente políticos y militares fue inferior a la de los hombres y en
consecuencia cayó sobre ellos el grueso de la represión en términos cuantitativos.
Quizá ello ha contribuido en cierta manera a su menor atención.
Ahora bien, hay también aspectos cualitativos propios de la represión fran-
quista cuando sus víctimas fueron mujeres que no pueden ser obviados. «Represión
femenina» o «represión de género» son las expresiones más utilizadas por la histo-
riografía para referirse al fenómeno represivo cuando afectó a las mujeres. Resaltan
los elementos diferenciados y diferenciadores y el eje que condiciona estas particu-
laridades propias: el potente discurso de género que marcó y distinguió la represión
sufrida por hombres y mujeres adquiriendo connotaciones específicas en función de
su sexo. Este afectó tanto a los motivos por los que fueron represaliadas como a las
formas de castigo.
«Sin embargo, no nos parece, lo diremos una vez más, que la represión ejer-
cida sobre las mujeres deba entenderse del mismo modo que la represión en
general, considerada equivalente a la masculina, sino un fenómeno que tiene
sus rasgos propios y sus objetivos específicos. Por ello su ignorancia o su in-
suficiente consideración ha acarreado hasta ahora un a veces incompleto, a
veces incorrecto, acercamiento al hecho global de la represión» (P. Sánchez:
Individuas de dudosa moral, Barcelona, Crítica, 2009, p. 93).
En cuanto a los motivos por los que fueron castigadas las mujeres, encontra-
mos similitudes con los hombres, pero también particularidades muy destacadas.
Cuando los juzgados eran hombres, las acusaciones para considerarlos culpables
pueden clasificarse en tres: su participación en el ejército republicano, su trayectoria
y actividad política y su supuesta participación en hechos violentos. La represión
contra las mujeres persiguió también el castigo de su militancia política o de cual-
quier connivencia con el estigmatizado pasado republicano y/o revolucionario. Sin
47
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
Fig. 2.9. Acusaciones habituales en las sentencias de los consejos de guerra contra presas
valencianas. Elaboración propia.
ACTIVIDADES
1. ¿Qué acusaciones te llaman más la atención?
2. ¿Crees que los hombres fueron acusados por las mismas cuestiones?
3. ¿Cómo podían probarse estas acusaciones?
4. ¿Qué imagen se ofrecía de estas mujeres?
5. ¿Qué te parece que por estas supuestas actuaciones las condenasen a
años de cárcel?
48
El antimodelo de mujer: las rojas
Fig. 2.10. Informe de Falange sobre Isabel C. (Expe- Fig. 2.11. Informe de Falange sobre Isabel T. (Expe-
diente de responsabilidades políticas con- diente de responsabilidades políticas con-
tra A. A., I. T. e I. C., Fondo Valencia, caja tra A. A., I. T. e I. C., Fondo Valencia, caja
4100, arv) 4100, arv)
Informes de la Jefatura Provincial de fet jons sobre una madre y su hija para
su expediente por Responsabilidades Políticas. Ambas fueron condenadas en
consejo de guerra a doce años y un día de prisión por un delito de «auxilio a la
rebelión» –otra manipulación del lenguaje de la dictadura–.
49
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
ACTIVIDADES
1. ¿Por qué fueron represaliadas estas mujeres?
2. ¿Qué delitos habían cometido?
ACTIVIDAD
1. Elabora un mapa conceptual sobre las diferencias en las causas del cas-
tigo entre hombres y mujeres
Aunque muy a menudo por causas diferentes a sus homónimos varones, estas
mujeres sufrieron igualmente las principales modalidades judiciales de la represión
de posguerra. Desfilaron ante los consejos de guerra, fueron condenadas a prisión
y a muerte, se les incoó un expediente por responsabilidades políticas y fueron
depuradas en el ámbito laboral. Sin embargo, lo más característico de la represión
femenina en cuanto a la forma de punirlas tiene que ver con toda una serie de cas-
tigos físicos y métodos de tortura específicos por su condición de mujeres y/o que
atacaron los rasgos definitorios de su feminidad. Estos castigos y métodos de tortura
específicos son más invisibles a los ojos de los historiadores e historiadoras. No han
dejado prácticamente huellas y son difíciles de rastrear. Además, forman parte de
esa «represión no contable» –esto es, casi imposible de cuantificar–, pero que ayuda
a comprender el enorme peso del miedo social.
50
El antimodelo de mujer: las rojas
ACTIVIDAD
1. ¿Qué crees que podría incluirse en la llamada «represión no contable»?
51
Mélanie Ibáñez Domingo y Javier Esteve Martí
Fig. 2.12. Plano comisarias y otros espacios de detención en Valencia. Elaboración propia. Cuartel
Guardia Civil (Arrancapins). SIEM (Calle Sorní). Comisaría (Plaza Tetuán). Comisaría
(Calle Pelayo). Jefatura Superior de Policía (Calle Samaniego). Convento Sagrado Co-
razón, habilitado como comisaría (cerca de Alameda).
Testimonios recogidos por Tomasa Cuevas. También ella presa política, reco-
rrió España con un magnetófono realizando entrevistas a mujeres represalia-
das por la dictadura (T. Cuevas: Testimonios de mujeres en las cárceles franquis-
tas, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2004).
«Entonces nos llevaron a la comisaría a porrazos nada más entrar [...] fue
cuando nos hicieron bajar al refugio de abajo. En el refugio estaba JM, que la
tenía completamente desnuda; cuando ella bajó a declarar me pasaron a mí la
declaración. Como en ese momento se fue la luz, me llevaron fuera para pegar-
me. Me pegaron mucho, me desplazaron el tendón de la pierna» (Testimonio
de Carmen R. Comisaría indeterminada de Valencia. Ca. 1945).
«He conocido infinidad de compañeras que han sido verdaderamente tor-
turadas, quemadas. Había una maestra que recuerdo con exactitud cómo se
llamaba: M.; la trajeron con todos los labios quemados; era de Alcira. Los fascis-
tas, al detenerla, después de torturarla le quemaron los labios. No abusaron de
52
El antimodelo de mujer: las rojas
ella por sus años, era una mujer que tendría unos cincuenta años. Bueno, no
te puedes imaginar» (Testimonio de Magda A. Ca. 1939. Lugar indeterminado
de Alzira. Puede tratarse de una sede local de Falange, un cuartelillo u otros).
«Entraron el 29 en Valencia y el día 4 de abril vinieron a por nosotras; nos
llevaron esposadas. Yo tenía entonces una niña de pecho; nos llevaron a la
calle de Pelayo, cerca de la plaza de toros, donde había una comisaría. A mí y a
mi madre nos metieron en celdas diferentes; allí pegaban horrores [...] ya me
la sacaron [a su madre, de la cárcel] a que muriera, ¿eh? Porque tenía desde
las rodillas hasta el tobillo todo descarnado, era horrible [...] Y sobrevivió: ¡huy!
Pues ahora hará siete años que murió [...] Le vino de las corrientes eléctricas
que le pusieron» (Testimonio de Carmen C. 1939. Comisaría de la Calle Pelayo,
Valencia).
«Y al día siguiente me sacaban de la prisión del castillo [de Requena] al siem,
y allí pasaron la orden al Juzgado al que ya pertenecía yo; oí por teléfono que
lo decían y di un respiro muy grande [...] hacían muchas barbaridades y sin
responsabilidad ninguna, porque allí desaparecía la gente o se la cargaban a
palos, o los mataban en cualquier sitio… Cuando me vi libre del siem ya respiré»
(Milagros Q. 1939. Castillo de Requena y siem [calle Sorní, Valencia]).
«La martirizaron [...] Llegó un momento en que mandó una notita para que le
mandaran veneno porque ya no podía más, pero por fin la dejaron. Estuvimos
diecinueve días en la comisaría; a mí me pasaron por la sala de las corrientes
pero no me las pusieron. Pero patadas, bofetadas y puntapiés, todos los que
quisieron [...] estábamos en manos de un morfinómano y un loco [...] Bueno,
yo perdí tres o cuatro veces el conocimiento [...] Por fin nos llevaron a la cárcel.
Fue una sensación de libertad entrar en la cárcel» (Testimonio de Ana María O.
Ca. 1939-1940. Se refiere al convento del Sagrado Corazón de Valencia, habili-
tado como comisaría).
53