El Acuerdo de París, aspira a reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio
climático manteniendo el aumento global de la temperatura durante este siglo muy por debajo de 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales. Éste mismo también aspira a reforzar la capacidad de los países para lidiar con los efectos del cambio climático mediante flujos financieros apropiados, un nuevo marco tecnológico y un marco de desarrollo de la capacidad mejorado. De lo anterior mencionado se basan las metas del objetivo 13; que se dividen en 3 secciones: 13.1 Mejorar la resistencia y capacidad de adaptación a todos los peligros concurrentes al clima y desastres naturales en los países. 13.2 Adjuntar medidas en relación al cambio climático en las políticas nacionales de cada país. 13.3 Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto a la disminución del cambio climático, su adaptación, reducción de sus efectos y la alerta temprana de los mismos. Para llegar a 2030 con garantías de cumplimiento de estos propósitos ha sido necesario realizar un seguimiento de la implementación de los ODS. De esta manera, existen iniciativas oficiales de Naciones Unidas como la Sustainable Development Solutions Network (Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible), que monitoriza la actividad de países y regiones en lo que se refiere a la labor de implantación de los ODS y sirve además para canalizar la información. Por su parte, el grupo empresarial Bertelsmann publica un informe anual con la colaboración de cientos de organismos públicos y privados en el que realiza un análisis exhaustivo del grado de implantación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en al menos un 80 % de los países incluidos en la Agenda 2030 con una población superior al millón de habitantes. En cuanto al ODS 13, se traza como algunas de sus metas, incorporar políticas contra el cambio climático en las políticas nacionales, mejorar la educación ambiental o lograr para 2020 el objetivo de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para atender el Fondo Verde para el Clima (GCF en inglés), este mismo ente rector, aprobó proyectos de resiliencia climática y para favorecer las bajas emisiones de gases de efecto invernadero por 1200 millones de dólares en 33 países del Sur, incluido en América Latina el destinado a favorecer ecosistemas en las costas de Cuba. Los proyectos reunirán 7500 millones de dólares mediante cofinanciamiento, aportando los países concernidos y otras instituciones 6300 millones de dólares. La cartera del GCF se eleva a 8400 millones, de los cuales ha desembolsado 1700 millones, asociados a iniciativas que totalizan unos 30 000 millones de dólares. Por lo tanto, se puede prever que, en cuanto a la disponibilidad económica, la ODS 13 seguirá su rumbo de cumplir sus metas para el año 2030. Los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y aunque uno de los mayores problemas sea la confianza de los países al proyecto, cabe recalcar que el mismo implica mejoras en la economía mundial, generando empleos y perfeccionando las tecnologías para cada actividad. Por ejemplo; El Programa Ampliado de Obras Públicas de Sudáfrica generó un millón de puestos de trabajo durante su primera fase quinquenal y su finalidad es crear 4,5 millones empleos adicionales en el futuro inmediato. Además de promover la producción de energía renovable, el programa apoya la rehabilitación de humedales y bosques y la gestión de incendios y abarca cuestiones como la inclusión social, habida cuenta de que muchos de los trabajadores provienen de grupos vulnerables, como es el caso de las madres solteras. En la actualidad hay más personas trabajando en la industria de la energía renovable a nivel internacional que en el sector del petróleo y el gas. De hecho, se estima que en 2012 había 5,7 millones de trabajadores vinculados directa o indirectamente a la industria de la energía renovable, cifra que podría triplicarse antes de 2030. Aunado a lo mencionado, es importante saber que la mayoría de los ODS sustentan y apoyan a el ODS 13, teniendo que contribuye directamente al logro del ODS 7 propuesto, que consiste en “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos” y, de manera quizá menos evidente, a cumplir el ODS 8 propuesto, que plantea la promoción “del empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”. El ODS 9 propuesto, consistente en “Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación”, hace referencia, en parte, a la necesidad urgente de contar con infraestructuras diseñadas para soportar, entre otras cosas, fenómenos meteorológicos extremos o una subida del nivel del mar. También alude a la urgencia de establecer procesos industriales más limpios y eficaces, que utilicen una cantidad significativamente menor de recursos naturales y generen mucha menos polución, y en especial gases de efecto invernadero. El ODS 11 propuesto, relativo a las ciudades y los asentamientos humanos, fija objetivos de aquí a 2030 en materia de transporte sostenible, el uso eficiente de los recursos en las zonas urbanas y el aumento de la resiliencia, haciéndose eco del futuro Marco de Acción de Hyogo sobre la gestión del riesgo de desastres. Por lo tanto, hasta el día de hoy se ha avanzado inclusive durante la pandemia con estos proyectos que van desde nacionales hasta internacionales. La ONU prevé que las metas sean cumplidas antes del 2030, y, los países desarrollados están muy involucrados en la Agenda, pues los mismos han declarado la factibilidad y confianza que existe en el futuro de este acuerdo con el fin de lograr un punto de inflexión en las emisiones de gases de efecto invernadero con miras a un futuro de neutralidad climática.
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