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.SOBERANIA DEL PUEBLO-0 DE LOS PUEBLOS?.LA DOBLE CARA DELA’ SOBERANIA‘DURANTE LA REVOLUCION DE LA-INDEPENDENCIA:(1810-1820)> Genevidve Verdo Resumen La revolucién de independencia como proceso politico toma pleno sentido cuando se lo estudia en el marco de los vinculos que unian las ciudades del antiguo virreinato, y la manera ‘en que evolucionan sus relaciones. En esta perspectiva, el problema de la representacién y de la concepcién del pueblo soberano son claves. Ellas se presentan bajo un doble aspecto: la concepcién tradicional que consideraba a las ciudades como los sujetos de la soberanfa, que es la que triunfa en Ja prictica, y una concepcién més modema del pueblo, la de los dirigentes revolucionarios, quienes consideraban al pueblo como una entidad tmica y abstracta, compuesta de individuos. La historia de la primera década de la revolucién se presenta, en buena parte, como una serie de intentos por parte del poder central por conciliar estas dos tendencias, que tienen que ser vistas como las dos caras de un mismo proyecto. A lo largo del periodo estudiado, observamos que la biisqueda de la autonomia por parte de los pueblos no es contradictoria con la voluntad de permanecer unidos. Eso da lugar a una formulacién hibrida, y por lo tanto muy original, del sujeto de la soberania y de su delegacién, cuvas formas més acabadas se formulan durante el Congreso de Tucumén y en la Constitucién de 1819, Palabras clave Revolucién, soberania, representacién politica, pueblos, autonomia Abstract In order to reveal its genuine meaning, the revolution of independence, seen as a political process, needs to be studied in the context of the links that were existing between the cities of the old viceroyalty, and their evolution during this ten-year period. Considering this, the problems of political representation, and conception of the sovereign “pueblo”, appear with a double aspect : the traditional view consists in considering the cities -seen as human and juridical communities- as the subject of the new sovereignty, but the revolutionary leaders ‘end to uphold the modem conception, considering the people in a unique and abstract way, as ‘a community of individuals. The first decade of rioplatense revolution can be seen mostly as a~ series of attempts made by the central government in order to conciliate those two approaches. Those should be not seen as two separate and opposite options, but as two faces of the same political project. As time goes by, it appears that the "pueblos" claim for political autonomy is not contradictory with the will of the union. It gives way to a hybridation in the formulation of the sovereign subject and the delegation of sovereignty, whose best expression can be found in the Tucuman Congress and in the 1819 Constitution Key words Revolution, sovereignty, political representation, cities, self-government Introduccién Este_trabajo_pretende estudiar la revolucion de independencia bajo su aspecto politic, gO! tomando en Guenta las cuestiongs leadas a la representacién politica v ala reformulacién de la soberania Parte del supuesto, ahora bien aceptado, que la ciudad -vista como_una 1 Goilicau lo rainewer del propreie neue comunidad humana dotada de una personalidad juridica- es uno de los principales actores del proceso de emancipacién. Es innegable que fueron ciudades las que hicieron la revolucién, Mevaron a cabo la guerra y optaron por tal o tal proyecto politico. A esto se debe afiadir que en realidad, fueron ellas los nuevos sujetos de la soberania que se expresaron en los organismos Tepresentativos. Fueron ciudades -o ciudadanos vistos como miembros de una comunidad- los que se expresaron en las asambleas populares y los comicios, y no individuos propiamente dichos, entendidos como seres dotados de racionalidad y juicio singular, libres de toda pertenencia corporativa A raiz de esta consideracién, la lectura que proponemos tiene como hilo conductor la evolucién de las relaciones entre las cit les_desde 1808, segii la jerarquia establecida en e} anti: it hasta_1820, momento de las famosas “independencias _provinciales™. Durante mucho tiempo, las_autonomias provinciales fueron vistas por unos como la destruccién de una unién nacional previa, y por otros como el cumplimiento de las promesas ie Mayo, cuando en realidad resultaron de un proceso llevado a cabo durante diez_afios, que FRODUCIO VE de Mayo, oe 7 Seas ve no_fue‘Tineal‘ni_ititencionado, sino que fue el producto de la combinacior formacién de Ja Junta en 1810 y que tiene que ver con latoncepcion de,puelia, erigido como iuevo suelo dela soberania, Este se identifica con ia ciudad o com una nueva entidad que\\ debe ser creada? {En este contexto, cual es el peso de la jerarquia de la ciudades y el derecho que tiene la prima inter pares, Buenos Aires, de tepresentar a las demés? {De qué manera logré ésta imponer su auioridad y mantener la unién de la mayor parte del antiguo visreinato, durante una década? Estas son algunas de las preguntas que orientan la reflexién que sigue Durante la primera década revolucionaria, van a coexistir dos tendencias opuestas respecto ala manera de ver la soberania y la organizacion politica del nuevo estado. Una, de cor a) “modema”. tiene como ideal le ceniralizaci6n y la uniformizacion de los asuntos politigos, la otra tiene como ideal Ia autonomia de gobiemo. Nuestra infencién es mostrar que, Gungue contiadjctorias, estas dos tendencias estaban intimamente eadas entre si, Aqui no se‘trata de a lucha entre centralismo y federalismo considerados como facciones opuestas, encamadas cada una por figuras bien marcadas, ya que éstas eran nada més que la expresion visible y politizada del fenémeno. En realidad, es \dencias_existian en el seno_del mismo proyecto politico ~no a nivel teérico So glaaniced voapToaT ican en buena parte [os vaivenes oS compromisos y las ambigiedades del régimen revolucionano dé estos afios, Entre otras cosas, llas permiten dar sentido a las formas hibridas que reviste la representacién politica, como asi también a las dificultades del poder central para fijar una forma de gobiemo y, al final, echan luz sobre la fragmentacién progresiva de Ia soberania I- Buenos Aires, cabeza del nuevo estado a. La pirdmide de la obediencia y sus transformaciones Con Ja formacién del Virreinato del Rio dela Plata, en 1776,y de las intendencias en 1782. Buenos Aires fue adquiriendo una posicion clave en la jetarquia administrativa de. las ciudades, constituida por las capitales de intendencias y las ciudades que les estaban subordinadas. En_el orden administrativo_v econémico, la capital ocupd desde entonces un Iugar destacado,.siendo la. sede. del Virreinato, dela. Superintendencia, de la Aduana._como asi también de una Audiencia. de un Consulado y de un Obispado, Este papel se vid reforzado por el rol que desempefié. durante las inyasiones. inelesas, las que constituveron un_ episodio ‘muy importante, En esa ocasién, Buenos Aires se mostr6 capaz de ser auténoma, va que organiz6 la defensa de Ja ciudad y las milicias, derrocd al virtey.y_eligié_a.otro, En dicha oportunidad, pid® auxilio a las provincias, las que respondieron con enfuciasmo, hecho que 2 ve Beige jas, A000 Una, de corte maQ)) fvests: 645949 63 OF Pal fay. gf, fue creo. al menos reforzéndo, el vinculo ya existente entre las ciudades del virreinate wis" aparecié entonces una suerte de “comunidad de destino”. En este marco, Buenos Aires asumid oy e De este modo, Los pueblos tomaron conciencia de que era necesaria la solidaridad entre ellos: el papel de la hermana mayor, que aetiia como baluarte y se sacrifica por Ja proteccién de las # demés. En este sentido. un hecho significativo es que en diciembre de 1807, su cabildo pide al Rey el titulo de “‘defensor de la América del Sur y protector de los Cabildos del Virreinato”. el ggas-> cub aue poco tiempo después, Ie serd concedido. De esta form, a ciudad fue ofciamente, Wy oaq econocida como cabeza del vireinato, lo cual implied, de acuerdo, con Ja.concepcion antiguay TM OS™ de la representacion, la faculiad de tomar decisiones para toda Ja jurisdiccién’ Tal es la situacién cuando estalla la crisis de la Monarquia espafiola, desencadenada por Ja invasi6n de los ejércitos napoleénicos a la peninsula ibérica y la reclusion, después de algunas turbulentas semanas, del flamante rey Fernando 7°, No es necesario recordar aqui los pormenores de esta crisis tan transcendental ni sus" CSN qacyaca repercusiones en América, basta sefialar sus rasgos principales. En_primer lugar, la exacerbacién de la fidelidad al rey y el rechazo undnime @ Napoledn, lo que motivé en todo el {erritorio de Ja monarquia, bajo el impulso de Ja Junta Central espafiola, una movilizacion ppatridtica intensa, Esta fue llevada a cabo, en América, principalmente por fos curas desde los pilpitos. La “Proclama al clero del obispado de Cérdoba”, del Dean Funes, es el arquetipo de este tipo de discursos’. En segundo lugar, la cuestién de la legitimidad de los poderes que surgié_con la reorganizacién politica de la peninsula en los afios 1808-1810 y que fue ‘motivada por la voluniad de reemplazar al Rey: a cual se debia reconocer, al de ia Junta de Sevilla que se autodenominaba “central” o al de la de Cédiz? ;por qué no considerar a la princesa Carlota como Ia regente y reemplazante “natural” de su hermano Fernando? ,qué pasaria si Espafia cayese en manos de Napoleén? Finalmente, en 1809, convocadas por Junta Central de Cédiz. en su famoso decreto del 2. mérica para elesir representantes a las Cortes. Aunque el diputado « argentino » nunca viajara a Espafia, durante algunos meses se \ ‘produce una intensa movilizaci6n en las ciudades en torno a esta eleccién. sa Estos elementos prepararon de algiin modo lo que va a suceder a raiz de la formacion de la fas CD¥2 Junta, en 1810. El hecho clave de las joradag de Mayo fue la transferencia de la soberania ene 160% / monérquica, representada por el virrey, al pueblo. Como es bien conocido, éste traspaso se | \ fundament6 en Ia eoria dela reiroversién, que proponia que en caso de impedimiento del ry. ‘la soberania debia volver al pueblo, al cual pertenecia en ultima instancia, segan la formula del « pactum translationis ». Recordemos que fue a misma idea que se usd en Espafia en 1808, al fundar Ja Junta Central después del arresto del legitimo rey y de su reemplazo por ~ jue 0 José Bonaparte, considerado como un usurpador’. Este aniecedente sirvio ala Junta de ee arta’) gobiemo creada el 25 de Mayo para investirse de una legitimidad absoluta, tanto respecto.al resto del virreinato, cémo frente a la peninsula: “Tan libre estos como los pueblos de la Peninsula, deben creerse con iguales facultades que aquellos, y si pudlieron formar Juntas y separar 4 sus magistrados las capiales de Espatia, no pude negarse gual autoridad a ias de América" A raiz de la retroversién de la soberania, la Junta de Mayo se impuso como la nueva cabeza del virreinato, para lo cual us6-diversos recursos. Asi.es como, pood después de su formaciOn, mandé_al Interior_una «(fuerza auxiliary con el_propésito de “ayudar” a las ciudades a Teconocer el cambio politico Y Ofpanizar, elecciones. Mas atin, hizo uso de la prédica, con el fin de justificar su propia creacién y su derecho a reemplazar las autoridades reales, que va no eran_consideradas legitimas, En ese momento aparece la figura del mandén, caricatura del | FIWPA, Det funcionario real, cobarde y corrupto, contra éf que Ta Junta descarga, desde junio hasta | Maxpént septiembre de 1810, una gran violencia simbélica. La represién ejercida contra el gobemador de Cordoba, Juan Gutiérrez. de la Concha, aparece como un paradigma del uso conjunto de la 3 phe Joust vo? fuerza y del discurso. Esto se ve claramente en el Manifiesto que emite Ja Junta para justificar, entre otras cosas, su accién en la ciudad mediterrénea: “Los pueblos pudieron erigir en la Junta Central un representante soberano del rey ausente; disuelto aquél, reasumieron la autoridad que antes habian ejercido, para subrogarle de nuevo y él acto de esta subrogacion le conferia una plenitud de facultades extensivas como antes a la conservacion 0 remocion de aquellos magistrados que no hubiesen merecido la confianza...* she Hay que sella, por otra parte, que la aotitud de dela Concha mosté que lo que estaba en\ cone? 6 juego no era s6lo un conflicto entre autoridades, sino también entre ciudades. En la carta que aus manda a Ia Junta para informarle que Cordoba va a FeEDnOcer Ta autoridad del Consejo de / Regencia, el gobernador expresa claramente que esa ciudad, se considera tan calificada como’ Buenos Aires para decidir sobre su destino “1° (..) si Buenos Ayres por capital del virreynato se ha conceptuado autorizada para quitar y poner xefes y hacerlos reconocer por el distrito independientes de Espana, con la capa de sostener estos dominios para el Sr Don Fernando 7°, Cérdoba como capital de esta provincia se encuentra autorzada para sostener las autoridades legitimamente autorizadas, y mantenerse independiente de Buenos Ayres, conservando esta provincia por el Sr Don Fernando 7° 2° (..) si Buenos Ayres duda de la fidelidad del Supremo Consejo de Regencia, por haberse instalado en los momentos de emigracion y dispersion de la Junta Suprema, Cérdoba como vé reconocida esta autoridad por la Espafa, y potencias aliadas; no puede dudar sea deposito firme de los sagrados derechos del Monarca."* Por su parte la ciudad de Buenos Aires, a través de su cabildo, apoya el esfuerzo de la Junta refiriéndose a su papel de baluarte y cabeza politica frente a las demas ciudades, Ella defenderé asi su derecho a tomar decisiones para salvaguardar al conjunto del virreinato en un contexto de guerra inminente, como lo explica a sus soldados el jefe de Ia expedicién auxiliar al Interior, el eapitin Ortiz de Ocampo: “Acordaos que es santa y justa la causa que os ha arrancado del seno de vuestra patria y de los duices brazos de vuestras esposas y vuesiros hijos, y que os ha conducido por medio de estos desiertos campos para colmaros por medio de estos glorias inmortales. La ‘moderacion y la constancia es todo cuanto tiene que recomandaros al presente vuestro General. Estad persuadidos firmemente que vuestra mision es de auxilio y no de conguista; que vais a abrazar a yuestros hermanos y no a sacrificar al fuego como a vuestros enemigos. ”? Los mismos argumentos son usados por la Junta en los documentos que envia a las austoridades del Interior para ganar su adhesién: “El pueblo de Buenos Ayres no pretende usurpar los derechos de los demas del virreinato, pretende, si, sostenerlos contra los usurpadores. Conoce que la union reciproca de todas las provincias es el unico medio de su conservacion. Conoce que para cimentar Ia conftanaa deben oirse los votos de tados y establecer un gobierno que deribe de la voluntad general de los que le han de obedecer."* Con los acontecimientos de Mayo, asistimos entonces ra imposicién del nuevo poder en dos aspectos: uno se relaciona con el orden politico v admihistrativo, o sea con la sustitucién \ 1, Go del poder virreinal por la Junta, el otro con el orden jerérquico y simbélico de las ciudades, De (0! ahi surge la comunidad de intereses, cuidadosamente mantenida durante toda la década, entre yo U-” el poder central y la ciudad de Buenos Aires. Esta situacién produce una confusién, de la que se sitve Buenos Aires para reforzar su prestigio. La ciudad capital sabr muy bien como escapar cuando le convenga. como veremos a continuacién. El rechazo por parte de Cérdoba al cambio politico fue excepcional: el resto de tas ciudades no dudaron en reconocer a la Junta, no s6lo por el temor a la expediciOn auxiliar. ino, porque vis huevo ¢ d de promo deseos de reforma ‘aproximarse de su ideal politico: la autonomia o el autogobiemno. La lealiad al rey, el temor ante Ia inertidumbre y la confianza que tenian en el papel director de Buenos Aires también influyeron en su decision, Pero aunque aceptaron el cambio, no dejaron sin embargo de re | preservar a toda costa-el orden de la comunidad, al que lamaban “su tranquilidad”. Vemos asi ‘ala ciudad de(Mendoza\pactar con el comandante de armas don Faustino Ansay, para que w acepte el cambio de autoridades sin intento de rebelion”. ae Eso nos lleva a pensar que Jas ciudades adhieren facilmente al nuevo orden porque, en Jo%W primer Jugar, no_ven en Jos eventos de Mayo un verdadero cambio ni lo sienlen como una comunidades de expresar sus quejas y defender sus intereses de manera mucho més eficaz que antes Laconvocaoria alos dns a fom un gon de Mayo, representa para las ciudades el me 23fe |! desus propios asuntos, on, Es ee momento que se define algo muy importante : la representacién politica aparece Aree Ja contrapartida de la adhesién al nuevo poder, sino como el elemento que | 4 a atinidad vc teal eae tc los cbse: Ese cable son ign eer wivabyie lesitimacin constituye el fundamento del nuevo pacto politico. Ledeb. Las dos caras de la sober: esol Durante los dos afios que siguen a la revolucién, desde 1811 hasta 1813, vemos expresarse evo? > de una manera muy nitida las dos tendencias opuestas que encierra el concepto de soberania oLENVES Prueba de ello es 1a famosa lucha oourrida a finales del afio 1810 entre Mariano Moreno, partidiario de 1a formacion de un congreso, y sus oponentes dirigidos por Comelio de Saavedra. — ‘La primera de estas dos tendencias la encarna, durante todo el afio 1811, laCTnta Grande nformada por los representantes de las provincias elegidos en 1810, luego incorporados a la Junta de Mayo. Por su composicién, esta Junta prentendia representar y ser el portayoz de una a Gonwise Sepeién colectiva dea sera a de los ules. Eta concepcién se impone a su vez ange @m el Interior por la reforma del_sistemé 10 que leva a Ja creacién de Jas juntas) io? amenaza_al_equilibrio_existente y, en segundo lugar, porque la Junta les offece_como| wy? Soritaperide de su obstienca Te Tepresentacion polites, es decir. la faculad pera esta fes0, que propone la circular del 27 ia ue ” 4, El mismo esfterzo por conciligea goberania de tos pueblos con la unidad del poder puede varse en la postura que-el Dedn(Funes)asume, en el seno de la Junta, frente al diputado de Jujuy, el Candnigo(Gomit quien defiende ablertamente una concepcién decentralizada del der en nombre deNa-soberania de los pueblos”, Asi lo expresa al comentar el decreto del 10 de febrero: “.. quando muchas Ciudades obedeclan d un gobernador, la Capital no gozaba otra pretminencia respecto d las subaliernas, que ser el asiento, 6 residencia ordinaria del Gefe; pero en razon de Ciudad & Ciudad, eran iguales los derechos de la Capital, y de la subalterna, ni aquella exercia un solo acto de poder, y jurisdiccién sobre estas; y ahora, & virtud de los articulos segundo, y nono, la Capital exerce actos de verdadera dominacion sobre las sublaternas; el pueblo de la Capital es el que tiene derecho de elegir, y constituir exclusivamente el govierno de la Provincia; por manera, que cada vesino de la Capital viene d ser un Governador nato de la Provincia, y cada havitante de todo el distrito de Ja governacion un subdito natural del primero (..) Hemos proclamado la iguaidad de derechos de todos los Pueblos, y esté en oposicion con muestros principios un orden que Biles ca: > Jus ppsaetD- yrovinciales el 10 de febrero de 1811. Este decreto ‘aparece como un infento concreto de V0" (Gor tb _ conciliar ef deseo de autonomia con la eficiencia de un poder centralizado: los miembros de rr {jd las juntas debian ser elegidos por los ciudad: jentras que el presidente era el jador intendente, todavia nombrado por! ral exalta 4 unos y deprime é los mas. Es injusto, por que se falta en el punto mas esencial & los pactos con que todas las Ciudades se unieron é este govierno."** Si el Canénigo Gorrti es el que maneja la contienda dentro de la Junta, fuera de ella vemos alas provincias luchar para conseguir més autonomia. Este objetivo aparece claramente en las peticiones que ellas envian al poder central, como por ejemplo, la del cabildo de Mendoza, ue pide en julio de 1811 su separacién de la intendencia de Cérdoba” La segunda tendencia, que podriamos lamar “centralista”, est representada por el ‘Triunvirato, Este organismo, creado en septiembre dé 1811 por la Tunta Grande, se. conforms ‘Por partidiarios de Mariano Moreno. A partir de alli, se abrié una pugna por la conquista del ‘poder que termind con la disolucién de la Junta, en octubre del mismo affo, En el intervalo, gage. los dos organismos intercambian cartas donde se lee claramente la concepcién que cada uno-——— tiene de Ja soberania, Frente a un Triunvirafo que preiende centralizar el poder y ejercerlo “en nombre del Pueblo”, Ja Junta se erige como tinica y verdadera representante de 1a soberania de Tos pueblos: % ANN "Los pueblos nos han elegido, nos han conferido sus poderes, nos han encargado que miremos por su felicidad y bien estar, enfin, han depositado en nosotros su confianza: este es el tinico y verdadero tinilo de mandar. Lo demas, querer que el mando absoluto se halle limitado 4 ‘tres tinicas manos, que los pueblos no han elegido, es injurioso 4 ellos mismos bo) Los pueblos en quienes reside originariamente el poder soberano, los pueblos unicos autores del gobierno politico, y distribuidores del poder confiado d sus magistrados, seran siempre los intérpretes de su contrato, los que puedan establecer un nuevo orden de cosas. Esos pueblos somos nosotros, desde que fuimos incorporadas al gobierno. La oposicién no reside solamente en la naturaleza, plural o “monista” -para retomar la categorizacién de Pierre Rosanvallon''- del sujeto soberano. Supone también todo un trabajo de maduracién y de abstraccién en la concepcién de dicho sujeto. “Los pueblos”. de los cuales se reclama representante la Junta, son las ciudades, las comunidades humanas y politicas que se imponen como actores centrales en el proceso de retroversion de la soberania. Son actores goncretos, cuya presencia en la flamante escena politica es innegable. Al contrario, el Pueblo fobering que dfienden los morstista ef wf sot abstaetoyque resulta de un tiple rabalo- de individualizacién, de abstraccion y de proyeccion= que lo desvincula de su realidad concreta para mostrarlo bajo un aspecto muy similar al antiguo soberano, el rey absoluto. En este sentido, el Pueblo soberano.de los morenistas es un pueblo “A la frangaise”, ideado e idealizado, proyectado en el futuro, que queda por construir, La concepcién radical induce por lo tanto toda la problematica de la “construccién del hombre nuevo”, mientras la valorizacién de “los pueblos” se ubica en el plano de la regeneracién, del final de un proceso que empez6 con la conquista y la creacién de las ciudades. La lucha entre estas dos tendencias en_el afio 1811 revela, entonces, las dos caras bajo las cuales se presenta la modernidad politica “Ahora bien, el Triunvirato, pese a su concepcién centralizadora del poder, tampoco puede techazar la representacién de los pueblos, que figura, por ejemplo, en el Estatuto Provisional de noviembre de 1811, Sin embargo, durante el afio 1812, hace muchos esfuerzos para quitar a Jas provincias todd eficiencia en las elecciones, como para impedir que Ja asamblea reunida en abril se atribuya el poder soberano™, Esa contradiccién solo parece resolverse después del motin de octubre, cuando el nuevo Triunvirato convoca alo que ya.a ser la Asamblea del Afid Trece, en la que las provincias tienen una_participacién jgual a Ja de Buenos Aires”. El equilibrio se restablece, por lo menos en apariencia, porque un estudio detallado de 1d Asamblea muestra que estaba conformada por varios miembros de la Sociedad Patridtica ... ide Buenos Aires!, Esto significa por una parte que la mayoria de las provi ian elegido sus representantes entre los residentes de la capital y por otra, que los miembros de ia Igameven ono NN Sociedad Patriética habian creado una red de influencia a través de todo el pais. Fue asi, por ejemplo, que la ciudad de Mendoza eligi como representante a Bernardo Monteagudo, o que Cérdoba eligié a Juan Larrea y Gervasio Posadas. En ese momento, todo parece indicar que las ciudades delegaron en 1a capital la funcién de representarlas. “Gracias a este “magisterio de opinién” ejercido por la Sociedad Patriética, la Asamblea del ‘Afio Trece logrd, cumplir una tarea importante de reformas v leyes, Llevé a cabo, en el orden iuridico, la transferencia de la soberania de! rey al pueblo, junto con una reforma liberal de la sociedad muy parecida a Ja realizada por las Cortes de Cadiz, La comparacién no carece de interés porque los liberales de CAdiz, cuya influencia era mayoritaria, fueron los que impusieron en Espafia la concepcién “modema” -es decir, radical- de la sociedad y de su representacién. Es esa misma ideologia la que se expresa en las leyes de la Asamblea rioplatense, por ejemplo en el decreto de 8 de marzo que dice: “Los diputados de las Provincias Unidas son diputados de la nacion en general, sin perder por esto la denominacién del pueblo a que deben su nombramtento, no pudiendo de ‘ningun modo obrar en comision.”"* Todo en esta cita es significativo, sobre todo el intento por conciliar el imaginario monista y radical-con el plural. La definicién de los diputados como “, es 024" “no se necesitaba a Buenos Aires tanto como antes para defenderse, erecid en las ciudades del Interior, v Jooues Sin embargo, si bien es cierto que no se necesitaba mas a Buenos Aires en su papel de q Ji cjudad-baluarte, todavia bucia falta un poder central que fuera capéz de orsanizar el esfuarzo~ Yam militar al nivel de todo el pais. Ahora bien, en 1815, este poder central todavia se identificaba ‘con el grupo que manejaba los asuntos en la capital. Es por eso que las autoridades del Interior reconocerén provisoriamente al nuevo Director, sin perder las esperanzas en la posibilidad de que se reuna un congreso que represente, esta vez si, Ia soberania de los pueblos pur, ve), b. Del Congreso a Ia Constitueién: intentos de conciliacién ope itt ® Este Conereso, con sede en Tucumén lo que no es casual-abre sus sesiones en marzo de dlewpn?” 1816, En el discurso de innauguracién, se puede notar que el sentido que asume va no es, | a como en_el caso de Ja Asamblea del Afio 1813, una representacién que pretende ser “nacional”, sino mas bien una conciliacién, un término medio, entre la unidad de los pueblos la defensa de sus intereses particulares: “Es decir, pues que esta eregido el tribunal de la nacion con la investidura de un derecho sagrado que proviene de la cesion que cada persona, cada familia, cada pueblo ha hecho de una porcién del uso de sus derechos, revestido de una fuerza compuesta del agregado de todas las fuerzas de los miembros que la han cedido, y que reune, y concentra en st la voluntad general formada de las voluntades pasticuares, a la manera de una luz viva que se enciende por la union de muchos rayos que se ditigen a un centro, {il Las expresiones subrayadas apuntan el carécter limitado de la delegacién de soberania por oe we parte de los pueblos a Ja asamblea; constituyen una expresién acabada de la coexistencia de Jas dos caras de Ta soberania ‘De hecho, la metéfora del sol traduce con exactitud el sed imaginario de este congreso, como lo haria también la imagen de una calecita: el eje -el poder \* ve central- es lo que permite a las distintas partes -los pueblos- de moverse con harmonia. Esas oe ‘metéforas ponen en evidencia el hecho de que en la practica, la soberania de la Nacién y la soberania de los pueblos no son tendencias distintas y opuestas, sino més bien, dos formas, diferentes de entender este concepto y el de la construccién politica. De ahi se infiere que el papel que cumple Ja representacién es el de conciliar estas tendencias. El Congreso”es‘el que encama la soberanfa de los pueblos, dandoles la posibilidad di expresarse por medio de sus representantes a la vez que representa el conjunto que forman jo seria_exagerado afirmar. pues, que las Provincias Unidas del Rio de la Plata como (construceién politica encuentra su expresion més acabada en el Con 6 Por esia razon, existe una competencia muy fuerte entre el Congreso y Buenos Aires, la me se ve despojada del papel que cumplia desde 1810, La abundante correspondencia del AJ ciputado Darregueira offece varias prucbas de este estado de énimo, como lo revelan por ejemplo los extractos siguientes: (Careere 2 tuteduue Lo toberauio. v fetto a beasts 1p 9 Y aefoweettias L Conpiat 2 feburnc Coraefeil Cant fn I 9, $0.78 oles del pagel y Gentle ckeetlelle ly ie Lo iget ws, ae “La apertura del Congreso va muy despacio. ;Qué burla amigo tan completa! ;Qué nf verguenca que estos miserables pueblos miren con tanto desprecio, en el chasco que nos estén dando, la representacién de esa gran ciudad y de toda su provincia! No les falta més que mandarnos...” “Amante cual ninguno a ese heroico pueblo [Buenos Aires], no consulto smo su opinion por regia de las mias; mas en la sujeta materia [la eleccion del Director} la llevan otros hasta sacar el gobierno central de alli para conciliar su estabilidad. Qué podremos poner los diputados de ésa? Cuando sean poderosas nuestras razones ¢de qué sirven contra el torrente de la pluralidad, afianzada en la incontestable verdad de los (6© sacudimientos y continuas revoluciones apital? "> Enel estudio de la accién politica deK Congreso) s@ verifica que él actiia como un vinculo entre las ciudades y el poder central, ocupéndose de los “asuntos interiores”, mientras e] Director se encarga de Tos “asuntos exteriores”. es decir, de la guerra y de la diplomacia”. Sin embargo, este divisidn de [las] funciones 0, mejor dicho, este punto de equilibrio entre las dos tendencias, no va a durar mucho. Después de la declaracién de independencia, el Congreso se ‘encuentra sometido a Ja presién ejercida por el peso creciente de Ja expedicién espafiola y la de una invasién portui etc. Como consecuencia de esto. el flamante Director, Juan Martin de Pueyrredon, modifica su_posicién, haciéndola_mas [omtaatnncretcicaion ‘como consecuencia, se reduce Ja soberania impartida a los ‘Dueblos, El documento en que se expresa esa nueva tendencia es el Manifiesto del 1° de agosto, “excitando los pueblos a la union y al orden’. En este texto, el Congreso se presenia como una asamblea de sabios ubicados en una “cumbre eminente”, “echando una ojeada” a los pueblos, “interrumpidos en [sus] meditaciones por la incesante agitacién tumultuosa que conmueve [a estos tiltimos]”. Estas palabras nos dejan ver inmediatamente que la relacién entre el Congreso rls cambiado: estos iltimos ya no son considerados como los Sujetos genuinos¢ yerania. Fs que las circunstancias son diferentes: “la revolucién toma ‘un nuevo cardcter y el pais se presenta con un aspecto més funesto”. Por lo tanto, no se trata c defender los derechos de los pueblos, sino de asegurar la salvaguardia del coniunto, a aalC “Vosotros provoodsteis la creacién de una autoridad representativa, que, erigida con el oto universal, formase un punto de unién de todas las relaciones, una expresién de todas las voluntades, una concentracién de todos los poderes: vuestras acciones estén todas comprometidas en este érbitro soberano de muestros destinos. (.) ELdebe far nites dla revolucién, abrir Ic leros del orden, restablecer la arr acallar los resentinientos v querellas de los pueblos. v consolidar a union de las partes dilaceradas,"” Este esfuerzo de consolidacién obliga a poner término a la revolucién, pues “el estado revolucionario no puede ser el estado permanente de Ja sociedad: un estado semejante declinaria luego en divisién y anarquia y terminaria en disolucién™®. Eso repercufe a su vez en Ia cuestién de la delegacion de soberania por parte de los pueblos, lo que el texto demuestra muy puntillosamente: “ .abdicar una faculiad y retenerla cumuilativamente, implica contradiccidn: inconciliable Ja una con la otra. seria forzosa la alternativa de destruirse aquélla, si se admitiese ésta; pero un pueblo jamis podré ser autorizado & romper los vinculos de la convencién ‘general. Asi, es preciso renunciar & los empefios particulares de cada pueblo 6 provincia esperar que sus derechos, pretensiones y querellas reciprocas se decidan por la autoridad imparcial irrefragable de la convencion general."*° En pocas semanas, el equilibrio pactado durante todo el afio 1815, expresado en la aperturs del Congreso, se destruyé, Con el Manifiesto del 1° de Agosto, producto de un contexto 10 surbulento, se asiste a la imposicién de una representacidn “absoluta” que pretende absorber y asumir por si sola toda la soberania que yacia del cuerpo social. Esta tendencia no hara sino reforzarse con el traslado del Congreso a Buenos Aires, al fin ph aa bij, ie aio 1816, Desde enonces, as provincias Geluge su representacion haciendo volver a os ‘tl! sigunos de sus representantes bajo ef pretexto por otra parte ci fé que no tienen los “Lox G pie’ Teoursos suficientes para solventar su estadia. Bs decir, que los pueblos vano cuenlan més con ¥ $b" ia representacion para defender sus derechos o, més importante alm, para proporcionarles 197" buillo y prestigio. Ahora bien, lo que si les otorga prestigio desde el aio 1810.¢s la guerra, yla ea. 4° posibilidad de enarbolar los laureles de la victoria, Por eso, a partir del afio Tay (todo parece tbe Pindicar que la epopeva sanmartiniana y sus repercusiones revisten una importancia mucho ag mayor que las decisiones del Congreso, Fl traslado de la representacién a Buenos mod nces la_sensacién de que se abre una brecha entre dos espacios deta, revolucién : el pa ‘militar)en los Andes, del cual participan todas las ciudades del Interior VSTeivil ena capital, ymca. OIL fe el poder directorial pierde poco a poco Su crédito y sus fuerz aa ‘No obstante, este poder debilitado es el que va a dar al nuevo pais la primera constitucion “definitiva”, pues todas las, jidas como provisorias™., En este texto se. rata, una vez més, de concil el seno de un mismo-Tégimen politico, las dos tendencias opuesstas que representan log pueblds, por una parte v Lanasion pore ' RevaLveron _La introduecién del \ gyepoy bicameralismo Yjene como intencién explicita equilibr: ss cantrifusas de los pusblos,- °M- “zepresentados por la cdmara baja- con la instituci6n del Senado; 4 te >, tet? “Es indudable que la Camara de Representantes por el origen y cualidades requeridas en (ue ¥2 gm sus mlambros es un Cuerpo propento 4 obrar segun as impresiones del expiritu de Pueblo w l y de Provincia: pero este espiritu particular, centrifugo por su naturaleza, no dejaria de : (OP Producir la larga la disolucion del Estado, si no fuese moderado y contenido por otro ib ( espiritu general y de concentracion existente en un Cuerpo, que feniendo siempre por yi divisa Ja balanza del interés nacional cuidase de resistir toda medida que no se hubiese ‘pesado en ella, lamando de este modo dun centro comun los intereses y aspiraciones que tirasen a dispersarse. Este Cuerpo como se hi visto debe ser el Senado..."** Insistimos sobre el_papel_particular_de_este_bicameralismo, nada_comin_en_las constifuciones revolucionarias, dado que la existencia de une a fue siempre. vista como la expresion més acabada de la unidad del pueblo soberano, Est ‘bastante parecido al inglés, funciona en forma opuesta al caso norteamericano, donde es el ‘Senado_el.que representa a los Estados, mientras la Camara de Reprtesentant conjunto del pueblo, es decir, al conjunto de los ciudadanos. En el ‘Provincias Unidas, 1a intencién fue representar las dos formas de la soberania desde una perspectiva evolutiva y didactica, pues se les atribuye a los Senadores la misién de “crear un pueblo”, es decir, de “nacionalizar la representacion”, formula que no puede ser mas clara: “Esto hace esperar que los sugetos que sean elevados 4 aquel rango habran merecido el concepto de la Nacion por servicios prestadas 4 toda ella y con los cuales se han hecho conocer y amar de las Provincias, y seré un plantel de hombres nacionales que aspirando en sus servicios al credito general de las Provincias, seran siempre los baluartes de la union, y por consiguiente de la libertad y gloria de todo el Estado."* 1h Este texto busca entonces traducir constitucionalmente la naturaleza hibrida que reviste Ia | #18209. soberania, conservindo a la vez un gobiemo centralizado. Sin embargo, la realidad va a enfrentarse con la construccion tebrica, por més sofisticada que ésta sea. En el momento-en que la constitucién fue jurada por las ciudades del Interior, éstas ya se habian desligado dela suerte de la ciudad capital, confundida con el destino del poder directorial rT IIL - El triunfo de los pueblos Y Ya conocemos el fin de la historia. La Constitucion de 1819. a pesar de sus esfuerzos para\, ero solucionar el problema del vinculo entre las provincias, se revel6 incapaz de reanudarlo, " Pocos meses después de su promulgacién, los acontecimientos militares precipitaron una Ae més Ia decomposicién del poder central. La invasion de Buenos Aires por las tropas de ¥ wee Litoral y la derrota de Cepeda, ef 1° de febrero de 1820, provocaron la caida definitiva del_ \yc\w) Directorio v. con él, del papel de “cabecera” que la capital habia asumido durante diez afios Durante los afios que siguen, en el contexto de reorganizacién del panorama politico de las : Provineias Unidas, asistimos a la vez al triunfo de la soberania de los pueblos v al esfuerz0 | ypepnust?” por_conservar_algo de los _antiguos lazos, refundando la unidad sobre la base de una," = ———~ delegacién parcial de los derechos, formula que llevard el nombre de “federalismo”. 7 El primer_hecho sobresaliente ser la creacién de los Estados provinciales™. En 1820. aprovechando el contexto de debilidad maxima del poder central v siguiendo el camino de las ‘provincias del Litoral™, cada una de las cabezas de intendencias (Cérdoba, Salta, Tucumén y Mendoza) declara su independencia y se erige en provincia auténoma con respecto a Buenos Aires, lo que da lugar a declaraciones formales v a textos constitucionales: ‘Lo que es interesante subrayar es que las ciudades cabeceras actuaron del mismo modo que Jo habia hecho Buenos Aires en 1810, y las ciudades espafiolas en 1808, Es decir, que las mismas comunidades que se declaran independientes en nombre de Ja retroversién_de la soberania al pueblo, pretextando “reasumir sus derechos” (delos cuales supuestamente habfan sido despojados por la Corona espafiola en primera instancia, y luego el poder central con sede en Buenos Aires), no reconocen a las ciudades subalternas un derecho equivalente, E] gobemador de Cérdoba, Juan Bautista Bustos, a pesar de ser Ia figura clave del movimiento federal, lo dice rotundamente a su colega de Catamarca: “La libertad de los pequefios distritos me parece una farsa. Ledse la historia y se verd que ni qun antes del imperio de los Incas, no se encontraron en esta América tribus tan reducidas como en el dia se pretenden. (..) El Congreso [de San Lorenzo] desidira si las ciudades subalternas deben tener su representacidn en el, o reducirla a uno (sic) por provincia.’ El caudillo de Tucumén Bemabé Aréoz va més lejos ain al declarar en su Manifiesto del 10 de abril de 1820, dirigido entre otros a la ciudad de Santiago del Estero: “El lisonjero esplendor del uso libre de wesiros derechos, os deslumbra y alucina hasta el deplorable grado de creeros capaces de entrar por vosotros mismos en un gobierno federal, para lo cual vuestra minoridad e importancia no puede perdonaros...”** ‘Sin embargo, la abierta hostilidad de los nuevos jefes no impidio a las ciudades subalternas wroclamar su independencia, como un efecto de la aceleracién del proceso de “reasuncién de Ja soberania” por parte de los pueblos. De hecho, entre la primera etapa y la segunda -Ia independencia de Jas capftales de intendencias- pasaron diez afios, mientras que entré segunda y la tercera -la emancipacion de las ciudades sublatemnas-, pasaron nada més que algunos dias. ELotto aspecto que hay que subravar en el proceso de creacién de los Estados provinciales, \ghalga del es_la_naturaleza sumamente facciosa_del poder, evidenciada por la documentacién, Un PoDeR ejemplo se encuentra en el manifiesto de Abraham Gonzilez, el nuevo gobermador de ‘Tucumén, después de haber depuesto a Bernabé Aréoz, “Quien sin risa ha podido ver un congreso compuesto del leguleyo, de un Aréoz presidente, un Ardoz secretario y otro aldtere inseparable del primero? ¢Cudles son las leyes, cules los establecimientos, cudles las benéficas disposiciones de esa tan baja alteza? {Una constitucién sembrada de errores y monstruosidades. no es el monumento més claro de la locura de esos hombres?” Y continita en otro documento, a propdsito de la diputacion: 12 Ud. sabe que una representacion diminuta, o es una facelén, o dista una linea de serlo, y creo que por este principio es que se ha sabiamente doblado la representacién provincial de Buenos Aires: sabe Ud. también, que ella no puede subsistir; sino dotada 0 compuesta de hombres con comodidad. y espiritu piiblico bien grande y sostenido de buenas luces. Supuesto eso, eche la vista sobre esta provincia y si separa al Dr. Garcia asesor de Cabildo. al Dr. Paz, juez de alzadas, al Dr. Molina, que huye de todo asunto de esta clase, yal Dr. Perico Ardoz, no encuentra Ud. mas quienes formen el Cuerpo Representativo."“° ‘La realidad politica de los nuevos Estados, tal como aparece en estos testimonios, pone a, Desatvatle oe) evidencia por una parte el nimero redueido de hombres capaces de ocupar puestos politicos y,. por otra, la conquista del aparato estatal por medio de redes sociales -familiales, clientelares ists) va conformadas. Esiastuacién, ene oes, va. permit al desarolo del fendmeng/ Chase del candillismo y la coexistencia del uso de Ia fuerza junto, con un orden legal” ‘A pesar de la fuerza con que se difunde ef modelo “federal” de gobiemo en estos afios, la voluntad_de_los Estados provinciales de mantenerse unidos gracias a la representaciOn 9 -Taptencis! permanece viva y reviste alm un cardcter de urgencis, Esia consiataciOn demuestra quelas dos ~ “*Y ‘endencias que hemos analizado, cuvos extremos serian la autonomia por una parte, y la fusién_en_una_sola_entidad. por_otra._no_son_tendencias_o} liables, pues MISMo PROY. estaban presentes dentro de un mismo proyecto po Pouitica, Vemos asi al cabildo de Salta Hamar a la unién de todas las_provincias del_anti vitreinato, como tinico medio de terminar con la guerra y de asegurar un nuevo érden politico: “Tucumén, Cérdoba, Mendoza, vosotras que estais mds proximas y en wna apritu innegable para cooperar a tan interesante y magnifica obra. Buenos Aires, la Banda Oriental y Paraguay, que podéis también coadyuvar con una generosa profusion. (..) Ejércitos de los Andes y Cérdoba; divisiones veteranas y partidas suelias, que os mantenéis en inaccién a costa de los ciudadanos de los territorios que ocupdis; a todos, todos, velvo a decir, os convida Ia provincia de Salta a la ayuda de la empresa del jefe que la preside." Las _nuevas autoridades se esfuerzan por poner rapidamente término_a los conflictos que stallaban entre Jas ciudades, mandando emisarios y promoviendo la paz a cualquier precio (por ejemplo, en el caso del enfrentamiento entre Buenos Aires y el Litoral, o entre Salta y Tucuman)®, Pero sobre todo, asistimos a varios intentos de los jefes de provincia por reunir (qvGGel05 un congreso. El primero en hacerlo es el gobermador Bustos, desde Cordoba, el 3 de febrero de 1820, Poco tiempo después, por el Pacto del Pilar firmada entre los jefes del Litoral el 23 de febrero, las autoridades de Buenos Aires convocan un congreso en San Lorenzo, En julio, ‘Guémes y el cabildo de Salta, que no pueden soportar solos el esfuerzo militar, proponen a su vvez la reunién de un congreso en Catamarca, con el objetivo de organizar los recursos para la guerra, Ahora bien, dado que ya no existia una “cabeza” que promoviese la unién, es decir, una ciudad reconocida como superior a las otras y con autoridad suficiente como para imponer su decisién, las iniciativas citadas terminan por contradecirse y anularse mutuamente y bien podrian ser leidas como intentos para apoderarse del liderazgo. De todas estas propuestas, la que mas peso tuvo es la cordobesa. En efecto, Cordoba.se 50 habia impuesto como el epi corsanizacion, politica bajo el modelo federal, y, CONGD® ‘Bustos habia desplegado una enereia considerable para,conyencer.alas demésdeesto. Enel /\g2/\ afio'1821, los diputados legan a Cérdoba donde el congreso esté por reunirse. El objeti dicha reunién era crear una confederacion para scabar con_la guerra, y_organizar_lo_que/ 08)” finalmente habria de llamarse “la naci Sin embargo, en el momento en el que el congreso esté por abrirse, el gobemador de v0 Buenos Aires, Martin Rodriguez. emite un latgo manifiesto,en el que expr wones, por Jas cuales Buenos Aire Pese a los reclamos 1B de las provincias, las autoridades portefias se mantienen firmes en su posicién. El argumento ‘que usan es el mismo que les sirvié durante tantos afios para postergar la promulgacion de una constitucion definitiva: antes de pensar en una organizacion politica duradera, [as provincies tienen que terminar con la guerra, afirmar su existencia, consolidar su administracion interior ‘¥ desarrollar sus recursos econdmicos, Solo asl, se darén cuenta del interés de unirse y el Congreso, entonces, “se reuniré s6lo”, con el objetivo de yo. estado. una vasta zona de libre comercio, ‘De esta forma, se ven claramente las nuevas pretensiones del gobierno de Buenos Aires. ya liberado de Ja dura carga de encabezar al conjunto de las provincias haciéndose cargo de la a: se declara independiente y gozando sola de los productos de la aduana, la antigua cabeza permanecerd aislada e inveriira sus recursos ert su propio desarrollo provincial, Conelusién El intento fallido de 1819 se revertira algunos aiios mas tarde, cuando las provincias se ‘organicen por medio de pactos interprovinciales, a los que Buenos Aires terminaré aliandose. Sin embargo, es importante subrayar_que todos los elementos de dicho proceso ya estaban presentes en la primera década de la revolucién de la independencia, Ei andlisi soberano_y de la manera en que se concibe el poder | iralizado.., aulénomo- permite también, de acuerdo a nuestra opinién, matizar la cuestién del enfrentamiento entre unitarios v federales considerando que éste deriva de una comin perspectiva politica fin ella “modema” del pia eniralizadora y retoma un vigor exraandiorio ol atic de oe seonicinlendo ‘Tevolucionatios, no s6lo en el caso argentino, sino en todo el mundo hispanico como lo han mostrado varios autores", No obstante, la originalidad del caso argentino es la dificultad para organizar el nuevo estado, ccuestién que siempre quedé por resolver. En este marco, vemos actuar fuerzas contradictorias, entripefas y_centrifugas, las que permiten entender Ja naturaleza y el sentido verdadero que tuvo la fragmentacién palautina de la soberania, como asi también, el papel jugado por Ja Tepresentaci6n politica * Docente e investigadora en la Universidad de Paris 1~Panthéon Sorbona, autora de una tesis doctoral sobre 1a Independencia argentina. Este articulo fue publicado en la revista Andes, Antropologta e Historia, CEPIHA, Universidad de Salta, n° 13, 2002, pp. 145-171 ''Para una aproximacién sobre el coneepio de representacin politica durante ol periodo, eft. Guerra, Frangois- Xavier: "The Spanish american tradition of representation and its Eiropean roots", en Journal of Latin American Studies, N°26, Cambridge, 1994, Pp. 1-35; Chiaramonte, José Carlos: "Vieja y nueva representacién: los provesos electorales en Buenos Aires, 1820-1820", en Annino, Antonio (coord.): Historia de las elecciones en Toeroamérica, siglo XIX, Fondo de Cultura Econdmica, Buenos Aires, 1995, Pp. 19-63 y “Cindadania, soberania Y Tepresentacién en la génesis del estado argentino (c, 1810-1852)", en Sabato, Hilda (coord), Ciudadania politica y formacién de las naciones. Perspectivas histéricas deAmériea Latina, Fondo de Cultura Econémica, ‘México, 1999, Pp, 94-116; Verdo, Genevieve: “El precio del poder. Formas ¢ usos de la representacién politica cn ia independencia argentina (1810-1821), en Revista de Indias, Vol. LX, N° 225, Mayo-Agosto 2002, Pp. 385-408. = Un analisis pormenorizado de este texto se encuentra en mi tesis de doctorado: Les Provinces ‘désunies' du Rio die ta Plata, Souveraineté et représentation politique dans Vindépendance argentine (1808-1821), Universidad de Paris 1, Paris 1998, Cap. 1 3 cf. Guerra, Frangois-Xavier: Modernidad e independencias, Mapite, Madrid, 1992. ‘ “tManifiesto de la Junta, 9 de septicmbre de 1810", en Carranza, Adolfo P. (comp): Archivo General de la Repiblica Argentina, Buenos Aires, 1894, tomo 2, Pég. 222. Hemos respetado la grafia original 5 Idem. El subreyado es nuestro 14 nyevas: MN ptelenstons. ‘@ * scara de Juan Gute de ie Concha « le Junta, juni de 1810", en Call-Bois, Ricardo (ir), Mayo. Docunental, UBA, Facultad de Filosofia y Letras, Instituto de Historia Argentina "Emilio Ravignani*, BuSnoe Aires, 1961, Vol. 12, Pég. 258, “sproclama del General ExpediciOn Auiliadora a su ejrcit, 25 de jlio de 1810”, en Archivo General de la Repiiblica Argentina, Opsit., Tomo 2, Pag, 202. "“Oficio del Cabildo de Buenos Aires al de Tueumén, 29 de mayo de 1810", en Freyre, Ricardo J. (comp): Tucundn en 1810, Tacumén, 1909, Pag. 75. ° Cf. Comacrén Ruiz, Jorge: “Mendoza en 1810”, en Tereer Congreso Internacional de Historia de América ‘Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1961, Tomo 6, Pp. 287-374 "" Bete episodio ba sido comentado por Segreti, Carlos: El unitarismo argentino. Notas para su estudio en la etapa 1810-1819, AZ Baitors, Buenos Aires, 1991, Pp. 27-29 y Chiaramonte, José Carlos: “Provincias 0 Estados?. Los origenes del federalisino rioplatense”, en Guerra, Frangois-Xavier (dir): Las revoluciones Iispanicas: independencias americanas yliberalismo eipafiol, EA, Complutense, Madrid, 1995, Pp. 167-205 " “Escrito del Diputado de Jujuy Juan Ignacio Gorrti, 4 de Mayo de 1811", en Levene, Ricardo: Las Provinciar Unidas del Sud en 1811: conseeuencias inmediatas de la Revolucién de Mayo, Buenos Aires, 1940, Apendice documental, Pig. 239. Este caso como muchos otros han sido estudiados por Ricerdo Levene en Las Provincias Unidas del Sud en I811, Opeit. “Oficio de la Junta Conservadora el Gobiemo Executivo, 28 de octubre de 1811", en Sampay, Arturo E.: Las Consttuciones de la Argentina (1810-1972), Eudcba, Buenos Aires, 1975, Pég. 115. El subrayado es nuestro. ¥ Rosanvallon, Piece: La démocratie inachevée. Histoire de la souveraineté du peuple en France, siécles, Gallimard, Pais, 2001 "Cf. Ozou, Mons: L/homme régénéré. Essais sur la révolution francaise, Gallimard, Paris, 1989. © Bste episodio ha sido poco estudiado salvo en las historias generales. Remitimas a mvestro trabajo de tess: Lax Provincias Desunidas’... Opcit, Cap. 2 1 Los textos de enero y febrero de 1812 que convocaben a Ja asamblea establecian una gran desigusldad entre Jas ciudades dl inferior que tenian un slo representante y Buenos Aires, que ademas de ser representa por sus cabildantes,tenfa derecho a elegir cien representantes, 33 de los cuales eran elegidos por sortea. "8 ] Redactr de laAsanblea, N? 3,13 de Maro de 1813, edict fa-sim, "La Nac", Buenos Aires, 1913, Pig, 9 '-aanifiesto del Cabildo de Buenos Aires, 30 de Abril de 1815”, en Mill, Agusto E.: La Revoluctén de Mayo 4g través de los impresos de la época (1809-1815), Buenos Aires, 1965, Vol. 2, Pig. 413. “Circular del Cabildio de Buenos Aires a los eabildos, 21 de Abril de 1815", Archivo Histérico de Mendoza, Periodo Independiente, Carp. 607, F° 130 y Archivo Historico de Tucumén, Seccién Administrativa, Carp. 24, F's, 2 “Ofcios de José Javier Dinz a las autoridades de Buenos Aires, 23 y 25 de Abril de 1815", en Documentos del Archivo de San Martin, Comisién Nacional del Centenario, Coni Hermanos, Buens Aires, 1910, Tomo 2, nena. Pot do Tos vie Diz ster Cain gobemadr de Buenos Aire, 8 de Mayo de 1815, Idem, Pég. 117 % “Acta Capitular de la ciudad de Salta del din 10 de Mayo de 1815", en Gemes, Luis (comp): Gilemes documentado, Plus Uitra, Buenos Aires, 1978, Tomo 2, Pag. 367. “Reflexiones del Redactor sobre la instalacién del Congreso, 24 de Marzo de 1816”, en Ravignani, Emilio (Comp.): Asambleas Constituyentes Argentinas, UBA, Faculted de Filosofia y Letras, Instituto de Investigaciones Histricas, Buenos Aires, 1937, Tomo 1, Pag. 182. BI subrayado es mest, % “Cartas de José de Darregueira a don Tomés Guido, 28 de Enero y 18 de Abril de 1816", en Gtemes, Luis (gomp,): Giemes Documentado, Op.cit, Tomo 3, Pp. 355 365. Para un estudio completo de le actiacién del Congreso de Tucumén, eft. Gianello, Leoncio: Historia del Congreso de Tucuéin, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1966. H efanifiesto del Congreso de las Provincias unidas de Sudamérica, exctando los pueblos &la unin y al orden, 1° de Agosto de 1816", on Mabragana, H. (comp.): Mensajes de las Gobernantes, 1810-1910, Buenos Aires, ~%. 1910, Tomo 1, Pp. 97-110, 2 Idem, Pag, 100, ? Tdem, Pig. 101. ® Idem, Pag. 103. El subreyado es nuestro, > Sobre el tema del "provisoriato”, eft. Segreti, Carlos: El xnitarismo argentino, Op.it. Cf. También mestro trabajo, Verdo, Genevieve: “Le régne du provisoire : I laboration consttutionnelle au Rio de Ia Plata (1810- 1820)", en Lempériére, Rolland, Martinez, Lomné (dir): L'Amérigue Latine face aux modéles européens Lemprants, adpaetions, refs, XIXe-XXe sitcles, L’Harmatian, Pris, 1998, Pp. 79-120 DN tberke Git Novales QC treme Ibewot Hadad SY0 "sen gut lor Peud be (2%, dco de . Coubey sesubr detains - He ie % “Sesin del Congreso del 12 de Diciembre de 1818”, en Ravignani, Emilio (comp.): Asambleas Constituyentes Argentinas, Op.cit, Pég, 404. 3 Fem. % Cfe. Chiaramonte, José Carlos: “Provincias o Bstados?”, Art.cit. % Recordamos que las provincias de Entre Rios y Sania Fé viven desde 1814 en una situacién de quasi- autonomia, bajo la protecsién de Artigas. ® Para una deseripeién completa del proceso, of. Segreti, Carlos: El pois disuelt, El estallido de 1820 y los gsfuerzos organizatvos, Patol de Belgrano, Buenos Aires, 1982 3 Ofiejo de Bustos a Zisneros, 31 de Marzo de 1820”, citado por Segreti, Carls: op.cit, Pag, 102. 2% \anifiesto de Bemabé Aréoz del 10 de Abril de 1820”, Idem, Pég. 95. » “Manifiesto de Abraham Gonzélez, 1° de septiembre de 1821", en Gtemes, Luis (comp): Giiemes Documentado, Op.cit, Tomo 11, Pp. 483-484, “© “Carta de Abraham Gonzilez al Gobernador de Buenos Aires, 2 de Octubre de 1821”, Idem, Pig. 493. “ Sobre estos temas, eft. Halperin Donghi, Tuli: “El surgimiento de los caudillo en el cundro de la sociedad sioplatense posrevolucionaria”, en Estudios de Historia Social, N°1, Buenos Aires, 1965, Pp. 121-149; CChiaramonte, José Carlos: “Legalidad consttucional o caucillismo: el problema del orden social en el surgimiento de los Estados auténomos del Litoral argentino en la primera mitad del siglo XIX", en America latina dallo stato coloniale allo stato nazione (1750-1940), Franco Angeli, Milano, 1987, Pp. 536-555; Romano, Silvia, “Usage de la force et ordre légal : Cérdoba dans la premiére moitié du XIX" sigcle”, en Histoire et Socités de I'Amérique latine, N°S, Pais, 1997, Pp. 69-93 y Goldman, Noema ~ Salvatore, Ricardo (comp. Caudillismasrioplatenses. Nuevas miradas a wt viejo problema, Eudeba, Buenos Aires, 1998. “Acta del Cabildo de Salla del 16 de Marzo de 1820”, en Goemes, Luis (comp.): Gomes Documentado, Opeit, Tomo 9, Pag, 267 Gf. Segreti, Carlos: Op.ct “ Sanifiesto del gobiemo de Buenos Aire a les provincias, 19 de Septiembre de 1821”, en Carranza, Neftali comp.) Oratoria argentina; discursos, manifiesos y documentos importantes que llegaron a la historia de su ‘patria, Sese y Larranage, La Plata, 1905, Pp. 217-228, Entre otros, Frangois-Xavier Guerra (Modernidad e Independencias, Op.cit) y Antonio Ansino “Soberanias en lucha”, en Guerra, Annino, Castro Leiva: Iberoamérica: de los Imperios a las Naciones, Toercaja, Seragoze, 1994, Pp. 229.253. Copcetios hp are PREC ACs, Puahlo Whetare Fe be ! 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