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Ríos 2015 Séptimo Simposio Regional sobre Hidráulica de Ríos

EVOLUCIÓN MORFOLÓGICA DE LA COLA DE UNA ISLA, ASIENTO DE UNA TORRE


DE ALTA TENSIÓN
Angel N. Menéndez, Pablo E. García, Nicolás D. Badano y Emilio A. Lecertúa
INA, Laboratorio de Hidráulica, Autop. Ezeiza-Cañuelas Tramo J.Newbery km 1,600, (1802) Ezeiza, Argentina
Univ. Buenos Aires, Depart. Hidráulica, LaMM, Av. Las Heras 2214, (1127) Buenos Aires, Argentina
E-mail: angel.menendez@speedy.com.ar - Web: http://50.30.34.57/~modelacion/es/

RESUMEN

Se describen dos estudios llevados a cabo en relación al problema de erosión de la cola de la Isla Guáscaras, en
el río Paraná, sobre la cual se construyó en 1994 una torre de Alta Tensión. El primero fue un estudio
geomorfológico, ejecutado en 2006, para explicar el proceso erosivo de la cola iniciado en 1998, y que durante
los primeros años de la década del 2000 llevó prácticamente a su desaparición, dejando a la torre en aguas
abiertas. En base al diagnóstico y las recomendaciones de ese estudio, en el año 2008 se reconstruyó la cola y se
implementó una obra de defensa costera. El segundo estudio, ejecutado en 2014, apuntó a explicar la socavación
significativa observada desde 2012 al pie de la protección costera sobre la margen norte. Incluyó un análisis de la
evolución morfológica alrededor de la cola reconstruida, y una modelación hidro/morfológica. El análisis
morfológico permitió detectar cambios regionales, asociados a la dinámica del río, y locales, relacionados a la
obra de defensa. Por su parte, con la modelación se evaluó la performance de la obra de defensa, y su
responsabilidad en la socavación observada. A partir de ambas componentes se obtuvieron conclusiones, en base
a las cuales se efectuaron recomendaciones para incrementar la estabilidad de la obra de defensa.

ABSTRACT

Two studies related to the problem of erosion of the tail of Guascaras Island, within the Paraná River, where a
high voltage tower was built in 1994, are described. The first one was a geomorphologic study, undertaken in
2006, in order to explain the erosive process of the tail started in 1998, which led to its practical disappearance
during the first years of the 2000 decade, leaving the tower in open waters. Based on the diagnosis and
recommendations of this study, in 2008 the tail was rebuilt, and coastal defense works were implemented. The
second study, produced during 2014, aimed to explain the significant scour at the toe of the northern branch
coastal defense observed since 2012. It included an analysis of the morphological evolution around the rebuilt
island tail, and hydro/morphologic modeling. The analysis allowed the detection of regional changes, associated
to the river flow dynamics, and local changes, related to the defense works. In turn, with the numerical model the
performance of the defense works and their responsibility in the observed scour were assessed. From both
components of the study conclusions were obtained, based on which recommendations were provided in order to
increase the stability of the defense works.

INTRODUCCIÓN

La Torre 465 de la Línea de Alta Tensión de 500 kV entre Paso de la Patria (Prov. Corrientes)
y Resistencia (Porv. Chaco), que transporta energía desde la central hidroeléctrica de
Yacyretá, fue fundada en 1994 sobre la punta de la cola de la Isla Guáscaras, ubicada sobre el
río Paraná.
Desde fines de la década del 90 se observó un proceso de erosión de esa punta, que se tornó
particularmente acelerado en los primeros años de la década del 2000, provocando la
desaparición casi completa de la base de asentamiento de la torre, dejándola entonces
prácticamente en aguas abiertas (Figura 1). Esto la tornó más vulnerable a una falla estructural
frente a la acción hidrodinámica durante las crecientes, además de aparecer el peligro de
colisión de una embarcación.

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En el año 2006 se llevó a cabo un estudio geomorfológico, en base al cual se propusieron


estrategias de defensa. Se seleccionó la estrategia de reconstrucción de la cola, e
implementación de una obra de defensa costera consistente en un espigón a cada lado, y
protecciones flexibles de las márgenes. Esta obra se construyó en 2008 (Figura 1).
En 2012 se detectó una socavación significativa al pie de la sección norte de la obra de
protección costera. En 2014 se desarrolló un estudio del problema de socavación, de modo de
obtener un diagnóstico y proponer medidas de remediación.
En este trabajo se presenta una síntesis de los estudios geomorfológico y de socavación
efectuados, que ejemplifican metodologías de análisis que resultaron útiles para la toma de
decisión.

Figura 1.- Torre en aguas abiertas (izq.) y cola reconstruida (der.)

ESTUDIO GEOMORFOLÓGICO

DATOS

Se utilizó información cartográfica, batimétrica, fotográfica, satelital, geotécnica e


hidrométrica, comenzando en 1921 y hasta 2006, año de estudio. Los planos recopilados
fueron primero escaneados y luego digitalizados y georeferenciados, de manera de obtener las
trazas de las islas y las líneas de las márgenes para diferentes instantes de tiempo. En
particular se dispuso de:

 Planos con cartografía y batimetría de 1921, 1940 y 1964.


 Fotografías aéreas de 1958 y 1983.
 Restitución fotogramétrica de 1973.
 Imágenes satelitales de 2002 y 2004.
 Batimetrías de detalle de 2003 (enero), 2004 (junio), 2005 (agosto) y 2006 (marzo).

A modo de ilustración, en la Figura 2 se muestran comparaciones cartográficas para tres años,


mientras que la Figura 3 presenta dos de los relevamientos batimétricos de detalle.

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Figura 2.- Comparación de cartografías.

6975000 6975000

47 47

44 44
6974500 6974500

41 41

38 38
6974000 6974000
35 35

32 32

6973500 29 6973500 29

26 26

6973000 23 6973000 23

5627500 5628000 5628500 5629000 5629500 5630000 5627500 5628000 5628500 5629000 5629500 5630000

a) 2003 b) 2004
Figura 3.- Batimetrías de detalle.

INTERPRETACIÓN

Se comprobó que el tramo del río Paraná que contiene a la Isla Guáscaras ha mostrado una
alta actividad geomorfológica, a saber, formación y destrucción de islas, crecimiento y casi
desaparición de riachos, y erosión o recuperación de márgenes. Esta actividad se asoció a
cambios en la distribución de corrientes y carga sedimentaria ingresantes al tramo, muy
probablemente ligados a variaciones que se producen aguas arriba, en la confluencia de los
ríos Paraguay y Paraná.
Se identificaron las estructuras geomorfológicas más significativas que mostraron cambios
(Figura 4):

i. El riacho Guáscaras, que pasó de ser un curso casi insignificante a constituirse en un


brazo significativo del río Paraná, que sufre sedimentación ante la persistencia de
bajos caudales, y se erosiona ante el pasaje de una crecida.
ii. Un escalón de fondo en la confluencia del riacho Guáscaras con el río Paraná.
iii. Una hoya menor aguas abajo del escalón, formada por el torbellino de eje longitudinal
que se genera en este último.

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iv. Un banco de arena, que en algún momento afloró como las Islas Tres Hermanas, y que
divide al río Paraná en un brazo principal y uno secundario.
v. Una hoya mayor, aguas abajo del banco de arena, formado por los torbellinos de eje
vertical que aparecen en la confluencia de los dos brazos.


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Escalón

Hoya menor

Banco Tres Hermanas


Hoya mayor

Figura 4.- Estructuras geomorfológicas

Algunos de los cambios de esas geoformas se asociaron a variaciones en las condiciones


hidrodinámicas del río Paraná:

a) La desaparición de las Islas Tres Hermanas puede haberse debido a la acción de los
mayores caudales que se registraron desde los años 70 en el río Paraná.
b) La tendencia continua hacia el afinamiento de la Isla Guáscaras, cuya forma actual ya
aparece bien definida 30 años atrás, es compatible con la persistencia de relativamente
altos caudales.
c) La falla de la margen izquierda de la cola, que se detecta en el relevamiento de 2005,
puede haber sido disparada por la crecida (ordinaria) de 2004, que ya estaba dejando
su marca en el relevamiento de 2004 como una canalización adyacente a la margen
izquierda de la cola que comunicaba con la hoya menor.

Los trabajos de instalación de la torre pueden haber creado una situación de vulnerabilidad de
la cola de la Isla Guáscaras, que se había mantenido relativamente estable desde al menos los
años 70. Posiblemente la situación hizo crisis con el pasaje de la gran onda de crecida de
1998. La erosión posterior de la cola probablemente sólo ha sido el desarrollo de esa crisis, en
la búsqueda de una nueva situación de equilibrio medio entre las fuerzas erosivas de la
corriente y las resistivas del suelo, moduladas continuamente en función del régimen
hidrológico.
La erosión continua de la barranca subacuática sobre la que estaba asentada la torre en 2003,
que se produjo en los años posteriores, fue seguramente el resultado de la acción conjunta del
torbellino de eje longitudinal al escalón de fondo, los vórtices de estela al final de la isla y los
torbellinos de eje vertical producidos por las propias pilas de la torre, que terminaron de
‘limpiar’ esos residuos arenosos del desmoronamiento de la punta.

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SOLUCIÓN

Se plantearon tres alternativas de solución:

I) La solución segura, consistente en construir una torre nueva corrida hacia la nueva
punta de la isla, incluyendo el diseño de las obras de protección necesarias para evitar
un nuevo proceso erosivo.
II) Agregar nuevas fundaciones a la torre existente, de modo de aumentar su resistencia.
Ello acarrearía el riesgo de producir perturbaciones en la fundación existente durante
la construcción de las nuevas.
III) Reconstruir la punta de la isla, para volver a dar abrigo a la torre existente.

Se adoptó la solución III, la más rápida, económica y eficaz para el corto plazo (horizonte de 5
años), pero con el compromiso de efectuar un continuo seguimiento para verificar su
sustentabilidad a mediano plazo.

ESTUDIO DE SOCAVACIÓN

EVOLUCIÓN MORFOLÓGICA

Se llevó a cabo un análisis de la evolución morfológica alrededor de la cola reconstruida, en


base a una serie de relevamientos batimétricos, a saber, 15/Nov/06, 30/Ene/08, 18/Ago/08,
25/Feb/09, 08/Feb/12, 12/Oct/12 y 23-30/Jul/13 (Los primeros dos son anteriores a la
ejecución de la obra).
Se discriminó entre cambios regionales – asociados a la dinámica del río – y cambios locales –
relacionados a las obras de defensa.
El cambio morfológico cualitativo regional más significativo en el riacho Guáscaras se dio
entre febrero de 2009 y febrero de 2012, cuando se produjo la concentración del flujo sobre su
margen izquierda, acompañada de una profundización significativa – del orden de los 4 m –
del canal secundario (Figura 5).

Figura 5.- Relevamientos batimétricos en febrero de 2009 (izq.) y febrero de 2012 (der.)

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A escala local en torno a las obras de defensa, luego de una etapa de tendencias esencialmente
erosivas, que se extendió entre noviembre de 2006 y febrero de 2012, se detectó una relativa
estabilización morfológica, acompañada incluso de una relativamente leve sedimentación en
el canal del riacho Guáscaras (Figura 6). Las dos fosas de erosión observadas están asociadas
a la presencia de los respectivos espigones. Desde su detección, en agosto de 2008, hasta el
relevamiento de febrero de 2012, estas fosas se consolidaron y profundizaron en alrededor de
5 m. No puede descartarse que la formación de la fosa asociada al espigón de la margen del
riacho Guáscaras haya incentivado la concentración del flujo sobre su margen izquierda, y la
consiguiente profundización del canal secundario.

Figura 6.- Relevamientos batimétricos en noviembre de 2006 (izq.) y febrero de 2012 (der.)

MODELACIÓN NUMÉRICA

Se desarrolló un estudio de modelación numérica para explicar la evolución observada. Se


consideraron dos escalas espaciales, una regional y otra local.
En primer lugar, se implementó un modelo hidrodinámico bidimensional regional, de modo
de determinar la partición de caudales entre las dos ramas del río. Se utilizó el código abierto
de dominio público OpenFOAM, resolviéndose numéricamente las ecuaciones para aguas
poco profundas. Se dispuso de un relevamiento batimétrico especialmente efectuado durante
julio de 2013 para construir el MDE (Modelo Digital de Elevación) del lecho. La grilla de
cálculo estuvo conformada por 160.000 elementos triangulares, con un paso medio de malla
de 20 m hasta una distancia de alrededor de 500 m de la costa de la Isla Guáscaras, creciendo
al alejarse de la isla hasta alcanzar 30 m a los 1500 m de la costa.
La resistencia hidráulica se parametrizó por medio del coeficiente de rugosidad de Manning,
asignándosele a priori un valor de 0,020, que no hizo falta ajustar durante la calibración. La
viscosidad de torbellino se fijó en 5 m2/s, que conduce a números de Reynolds de malla de
orden 1, necesario para disipar la energía de escalas sub-grilla.

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Las condiciones de borde son el caudal en el contorno de aguas arriba, que actúa como
forzante del flujo (y que se distribuyó lateralmente en base al método de la distribución lateral,
Weber et al. 2005), y el nivel aguas abajo, que actúa como un condicionante del flujo. Estos
no son independientes. Se obtuvo la relación entre ellos combinando datos existentes de
aforos del río Paraná con resultados del modelo hidrodinámico unidimensional MOAGAB del
INA. En la Figura 7 se muestra la distribución del módulo de la velocidad y el campo de
velocidades para un caudal representativo de condiciones medias (18,400 m3/s).

Figura 7.- Módulo de la velocidad y campo de velocidades para un caudal medio

El modelo fue validado comparando sus resultados con aforos de la partición de caudales
entre el riacho Guáscaras y el río Paraná, mostrando el acuerdo muy satisfactorio observado
en la Figura 8. A título de verificación del modelo, se compararon perfiles transversales de
velocidades medias sobre la profundidad relevados con los calculados, indicando un acuerdo
general satisfactorio.

Figura 8.- Validación del modelo hidrodinámico regional

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En segundo lugar, se implementó un modelo hidrodinámico/morfológico bidimensional local


para la zona-problema, de modo de determinar si el espigón está cumpliendo con su rol de
protección. Este también utiliza el código OpenFOAM. El modelo morfológico se basa en la
ecuación de Exner, utilizando para el cálculo del caudal sólido la fórmula de Engelund-
Hansen para el transporte total, cuya adecuación al río Paraná es conocida. Además, se tiene
en cuenta el proceso de desmoronamiento a través de la introducción de una componente del
transporte en el sentido de la máxima pendiente (Badano et al., 2008; Liu and García, 2008).
Específicamente, el modelo morfológico se concentra sobre la margen derecha de la zona de
obra, de modo que el dominio es un tubo de flujo adyacente a esa margen. Este se discretizó
con una malla de 46.000 elementos triangulares, con lados de entre 1 y 10 m, con mayor
densidad sobre la zona costera.
El modelo morfológico está condicionado por la morfología regional y la situación
hidrológica. La primera interviene a través de la condición inicial. La situación hidrológica,
por su parte, ingresa como condición de borde de caudal para el tubo de flujo, asociada a un
caudal total del río Paraná a través de lo que informa el modelo hidrodinámico regional.
Como diámetro medio del sedimento (d50) se tomó 125 m, valor representativo para la zona
de acuerdo a las mediciones efectuadas, con una densidad de 2650 kg/m3 y una porosidad de
0,4. Para el cálculo de la tensión de corte se utilizó el coeficiente de fricción asociado al
grano; considerando d90 ≈ 200 m (tal cual surge de las mediciones) se obtuvo un coeficiente
de Manning efectivo de 0,017. La viscosidad de torbellino se fijó en 0,5 m2/s, compatible con
valores adimensionales típicos (Vionnet et al. 2004).
Se efectuó una validación del modelo morfológico comparando sus predicciones con las
observaciones. Dado que el modelo no tiene en cuenta el detalle de la morfología general del
entorno, la comparación sólo apuntó a determinar si el modelo es capaz de reproducir
aproximadamente la forma y extensión general de la hoya de erosión asociada al espigón y el
orden de magnitud de las profundidades máximas. Como condición inicial se esquematizó la
batimetría para acercarse a la morfología general observada en Feb/12 (sin fosa de erosión).
La Figura 9 muestra la batimetría de Feb/12 (con fosa de erosión) y el resultado del modelo
para el máximo caudal ensayado (35.000 m3/s). Se observa que, dentro de la ventana elíptica
de comparación (que abarca la parte principal de la hoya de erosión), el modelo representa
adecuadamente la estructura, extensión y orden de profundidad de la fosa erosiva, con lo cual
se lo consideró validado.

Figura 9.- Erosión local de relevamiento (izq.) y de modelo (der.)

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PERFORMANCE DEL ESPIGÓN

Se efectuaron ensayos con el modelo morfológico para cuatro caudales del río, de medio a
altos (del orden de los alcanzados durante el período de tiempo de análisis), considerando
como condición inicial un fondo horizontal a cota 40 m IGN, representativo del nivel del
lecho del riacho Guáscaras. De los resultados para los cuatro escenarios de análisis luego de
35 días, cuando se han alcanzado condiciones relativamente estabilizadas, se observó que:

 Como era de esperarse, la fosa de erosión de expande y profundiza cuando aumenta el


caudal.
 La fosa de erosión alcanza una profundidad máxima del orden de los 8 a 9 metros al
pie del espigón.
 Para los caudales más altos se desarrolla una fosa secundaria apenas aguas abajo del
extremo de la isla.
 El espigón protege la margen derecha recompuesta de la cola de la isla, donde se
mantiene la cota de fondo inicial.
 Si bien se manifiesta una leve tendencia erosiva sobre la margen del extremo de la isla
para caudales crecientes, esta es eventualmente contrarrestada por una tendencia más
intensa de sedimentación para el caudal mayor.

Estos resultados indican, entonces, que el espigón está cumpliendo con su rol de proteger la
margen recompuesta de la cola de la isla sobre el riacho Guáscaras, es decir, que la fosa de
erosión local que produce nunca alcanza la envergadura suficiente como para generar una
erosión significativa al pie de la obra de protección de esa margen. En consecuencia, la
erosión detectada al pie de esa obra debe asignarse al cambio morfológico regional que tuvo
lugar en el riacho Guáscaras bajo la acción de altos caudales, que se manifestó en la
concentración del flujo sobre la margen izquierda de la isla, con la consecuente bajada general
del nivel del lecho de ese canal.
Esa bajada general del nivel del lecho del canal constituyó un hecho inesperado a priori, que
puso a prueba la capacidad de resistencia de la obra de protección. La obra salió airosa de ese
desafío, aunque al mismo tiempo se interpretó el reclamo de acciones complementarias para
garantizar su estabilidad.

RECOMENDACIONES

Se formularon las siguientes recomendaciones como acciones complementarias:

 Remediar los daños causados por la erosión extendida al pie de obra, incluyendo el
espigón.
 Defender el espigón del impacto directo de la corriente, que actúa como un mecanismo
desestabilizador de esa estructura, mediante la construcción de un segundo espigón
aguas arriba. En base a resultados del modelo morfológico, se lo localizó a 70 m de
distancia y se le asignó una extensión de aproximadamente 30 m. En la Figura 10 se
muestran los resultados para el caudal máximo. Se observa que la presencia del
segundo espigón conduce a fosas de erosión mucho menos significativas para el
primer espigón, mientas que las fosas de erosión asociadas al segundo espigón son
incluso menos significativas que para el primero. Además, prácticamente no se genera

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erosión aguas arriba del primer espigón. De esta manera, las dos obras resultan, en
conjunto, más estables que el actual espigón en solitario.
 Efectuar un seguimiento continuo de la estabilidad del pie de la obra mediante
inspección por medio de buzos, de modo de detectar tempranamente eventuales
nuevas erosiones que comprometan su estabilidad.

Figura 10.- Fosas de erosión con el segundo espigón.

CONCLUSIONES

En este trabajo se han presentado metodologías de análisis de un problema específico de


evolución morfológica que ha puesto en peligro una importante obra de infraestructura.
Como conclusión metodológica general, se ha mostrado que resulta clave la interpretación del
fenómeno a partir de observaciones, es decir, el planteo de un diagnóstico que explique tanto
las características morfológicas como las tendencias de evolución observadas. Sólo a partir de
esa base es posible pasar a una etapa de modelación, ya que esta debe formularse de modo de
apuntar a responder preguntas específicas que surgieron de esa primera etapa interpretativa.
Obviamente, esto requiere tener disponible una base de datos observacional adecuada.
Para el problema particular de estudio, se dispuso de información cartográfica, batimétrica e
hidrométrica suficiente como para efectuar un diagnóstico tanto del problema original de
erosión de la punta de la Isla Guáscaras, como del problema siguiente de socavación al pie de
la obra de protección costera construida. La estrategia de solución planteada en relación al
problema original como resultado del estudio geomorfológico, consistente en la
reconstrucción de la punta de la isla y la implementación de obras de protección costera,
mostró un funcionamiento adecuado. De hecho, soportó un cambio morfológico regional
inesperado a priori. Las acciones recomendadas en función de los daños observados por los
efectos de ese cambio se encuentran en implementación.

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Reconocimiento. Los estudios aquí presentados fueron encomendados por Yacylec S.A.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Badano, N.D., Sabarots Gerbec, M., Re, M, Menéndez, A.N. (2012). “A coupled hydro-
sedimentologic model to assess the advance of the Parana River Delta Front”, River Flow
2012, Proceedings of the Sixth International Conference on Fluvial Hydraulics, 5-7
September, San José, Costa Rica.

Liu, X., García, M.H. (2008). “Three-Dimensional Numerical Model with Free Water
Surface and Mesh Deformation for Local Sediment Scour”, Journal of Waterway, Port,
Coastal, and Ocean Engineering, Vol. 134, No. 4, July 1.

Vionnet, C.A., Tassi, P.A., Martín Vide, J.P. (2004). “Estimates of flow resistance and eddy
viscosity coefficients for 2D modelling on vegetated floodplains”, Hydrol. Process. 18, 2907–
2926.

Weber, J.F., Menéndez, A.N., Tarrab, L. (2005). “Distribución Lateral de Velocidades en


Cauces Naturales”, Ingeniería del Agua, Vol. 12, Nº 3, Setiembre, 277-289.

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