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¿Qué es la antropología del cuerpo?

Para poder realizar un acercamiento hacia los espacios de la antropología del

cuerpo, iniciamos visualizando el cuerpo desde la modernidad europea, este repaso se

puede contrastar con otra visión, igualmente occidental o quizás europea, e igualmente

orientada a describirse como cultura, pero esta vez a través de la comparación con la

otredad, contraposición que por momentos parecería dejar a esa misma modernidad

europea.

Le Breton, hace referencia al cuerpo con un dibujo como representación, el cual

obedece a un contexto social y cultural de la historia personal, especie de construcción

social, imposible de confundirse con la realidad de la que depende. Además, ubica su

concepción del cuerpo en un mundo, entendido como un compendio de muestras

aprehendidas a través de lo visual, especie de relato inagotable siempre igual y eternamente

cambiante. Un mundo en el cual los cuerpos no cesan en su intento por acceder hasta lo

invisible, motivados por una mirada que relativiza las distancias, desarraigando los objetos,

sumergiéndolos en la atemporalidad de quien mira, pudiendo en consecuencia solo

reaccionar ante ellos, a partir de la significación que se les atribuye.

Entonces, entendemos que para la antropología un cuerpo es la parte material del

hombre, esta sustancia mezcla cuatro elementos como todo lo que existe: el agua (la

sangre), la tierra (el esqueleto), el aire (el soplo vital) y el fuego (el calor animal). El

cuerpo y el cosmos están mezclados, constituidos por los mismos materiales según escalas

diferentes. El cuerpo, por lo tanto, no encuentra su principio en sí mismo, como en la

anatomía y la fisiología occidental; los elementos que le otorgan sentido deben buscarse en

otra parte, en la participación del hombre en el juego del mundo y de la comunicación.


¿Por qué el cuerpo puede construir un objeto de análisis antropológico?

El tema del cuerpo fue introducido desde el siglo XIX en la antropología. Esta

fue una de las primeras disciplinas que concedió un lugar privilegiado a su estudio.

Según Bryan S. Turner existen cuatro razones, y sus respectivas orientaciones teóricas,

para entender la importancia del cuerpo en la antropología.

Primero, la antropología filosófica, que ubicó la cuestión del cuerpo en relación

con una ontología del Hombre —humanidad— y comprendió la encarnación humana

como hecho primordial, universal y básico que justificó las teorías de un ancestro

común y permitió articular respuestas al relativismo social.

Segundo, la antropología fenomenológica, fundamentalmente de factura

alemana y de los Países Bajos, la cual se inscribió en la tradición del romanticismo

anticapitalista, volviendo a los fundamentos de la existencia humana y a la idea de

Nietzsche del hombre como un “animal aún sin determinar”.

Tercero, el darwinismo social y más recientemente la sociobiología, a través del

libro de Edgard O. Wilson (1975), Sociobiology: the new síntesis, donde intentaron

explorar las interconexiones entre la naturaleza biológica y genética de la especie y las

cuestiones asociadas con los comportamientos, las diferencias y el cambio sociales.

Por último, la antropología social y cultural, en la cual destaca la obra pionera

de Marcel Mauss, Técnicas y movimientos corporales. El antropólogo francés reconoció

en el tema del cuerpo uno de esos “campos mal compartidos donde se plantean los

problemas científicos más urgentes”. Mauss, para “expresar la forma en que los

hombres, sociedad por sociedad, hacen uso de su cuerpo en una forma tradicional”,

legó la noción de “técnicas corporales”.

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