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creo llegaréis así más fácilmente a la entraña de la

labor del Congreso, ya que en cuanto aquí exponga sólo


las ideas allí manifestadas ocuparán el sitio de honor.
Tampoco trataré en esta Memoria nada que tenga
relación con el estado político, social y económico de
Rusia, pues no sería lugar apropiado para una expo­
sición de tal índole.
Cuanto se trató en el Congreso y mi participación en
el mismo como delegado; he aquí el límite de mi tra­
bajo.
Apreciaciones de cómo se manifestaron allí las ideas;
actitudes de cada una de las delegaciones; alcance y
trascendencia de los acuerdos tomados; mi disposición
frente a unos y a otros será la base principal de mi
exposición, pues de ello se derivan lógicamente todas
las restantes conclusiones.
Reconozco lo difícil de la tarea que debo realizar, pero
las necesidades informativas de nuestra organización
así lo exigen y a ellas debemos sacrificar toda conve­
niencia.
Reconozco también que mi actuación como delegado
en el Congreso adolece de ciertas cuestiones de detalle,
de aquella clarividencia que hubiera sido precisa al
delegado para comprender el alcance de algunas de las
cuestiones sometidas a su examen, pero me remito a
vuestra benevolencia, seguro que sabréis disculpar estas
nimiedades, en razón a las delicadas circunstancias de
que me hallaba rodeado.
Puede ser que asomen, en la superficie de mis labios,
algunos puntos de inconsecuencia, o, al menos, que por
tal pueda tomarlos un escudriñador intransigente; si
asi fuera, apelo de nuevo a la benevolencia, convencido
que la intención que pudo guiarme a obrar de esa ma­
nera fue sana y noble, y sólo circunstancias especiales
y delicadísimas pudieron obligarme a ceder en aquello
que yo consideraba intangible.
Mis actos todos en el Congreso, la actitud que desde
el primer momento adopté, las ideas que expuse y las
discusiones mantenidas en las ideas expuestas por los
demás, se inspiraron, todos, en ios acuerdos tomados

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Biblioteca Nacional de España

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