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Lamento indio

Dramatización para teatro de aula

Petra-Jesús Blanco Rubio

Portada

ArribaAbajoIntroducción

Esta escenificación está basada en la carta que el jefe Seatle de la tribu de los indios Suwamisha dirigió al
Presidente de los EE.UU., Franklin Pierce, en 1855.

Se cuestiona la autenticidad de la misma lo que no impide que, aunque éste no sea un documento
histórico, se haya convertido en el evangelio de los ecologistas.

No importa quién escribiera esta carta impregnada de una enorme carga poética. Su mensaje aún está
vigente. Todavía el Rostro Pálido -y en esta denominación se engloba toda la cultura occidental- oprime
insensiblemente a personas que él considera ignorantes para explotarlas en su beneficio.

En esta dramatización el Rostro Pálido o el Hombre Blanco está representado en el Director General de
la Compañía del Ferrocarril, que no duda en comprar sus tierras a los indios para construir un tren con el
que transportar la prosperidad. Para el Director General todos los problemas se resuelven con dinero. El
dinero es el dios de los Rostros Pálidos. Para tener dinero los Blancos sacrificamos amistad, amor,
familia... y hasta nuestro pasado y nuestro futuro.
Lo más triste de esta situación es que los Blancos creemos que somos superiores a otros pueblos y otras
razas que por carecer de dinero nos parece que también carecen de inteligencia y a quienes llamamos
salvajes.

Los alumnos que representen esta obra van a tener tiempo de reflexionar acerca de muchos valores que
los Blancos hemos olvidado y que aún se mantienen vigentes en otras culturas.

Pero sería ingenuo considerar que el jefe Seatle y su tribu de Suwamishas sean personas humildes: ellos
también son orgullosos y, en medio de su derrota, humillan a los Blancos a los que no consideran
portadores de ninguna virtud. Ante la inminencia de la pérdida de sus territorios por la fuerza o por el
pacto, deciden pactar con el enemigo a quien consideran indigno de poseer sus propiedades, queriendo
dar una lección de superioridad moral.

Esta dramatización, como todas aquellas escritas expresamente para Teatro de Aula, es una obra coral
en la que no hay protagonistas demasiado definidos o en la que todos los alumnos, absolutamente
todos, alcanzan su momento de protagonismo. El hecho de que la mayoría de las frases no estén
expresadas por un personaje concreto significa que pueden serlo por actores o actrices indistintamente y
que, según el número de alumnos pueden ser acumuladas o diseminadas para implicar a todos.

Las intervenciones que aparecen sin nombre pueden ser organizadas por el director como mejor le
parezca. Unas veces pueden ser aportaciones individuales; otras en grupos de dos o tres actores o
actrices; otras, el grupo completo, como una aproximación al coro griego. En algún momento el actor o
el grupo pueden levantarse y gesticular. Toda la representación debe estar impregnada de la melodía
que tocan los músicos, lo que no impide que ellos también intervengan en el texto. Es muy importante la
vocalización y la sincronía en el caso de expresión coral.

LAMENTO INDIO abre un enorme campo de reflexión no solamente acerca del texto sino de la estética
expresiva y plástica de la puesta en escena. Es interesante experimentar varias posibilidades de coro con
distintas modulaciones, e incluso, grabarlas en magnetofón para poder analizarlas en clase. Al
escucharse todo el grupo se va a dar cuenta no solamente de los errores, lo que ya es magnífico, sino de
las posibles mejoras y enriquecimientos.

Hay que tener presente que el texto no es más que un esqueleto al que hay que dotar de cuerpo y de
vida... y la vida solo la va a recibir si todos los elementos que lo componen están perfectamente
integrados, sincronizados e ilusionados.
El primer objetivo a conseguir es mejorar la expresión oral. Para ello hemos de partir de la lectura
impactante por el profesor que dirija el proyecto. Una lectura tan atractiva que se meta a los futuros
actores en el bolsillo.

La división del texto en cuadros facilita el estudio de cada uno de ellos sin gran dificultad. Este estudio se
organizará desde la clase de Lenguaje y aunque para entrar en el tema se hagan unas cuantas lecturas
totales, es práctico el ensayo intensivo de cada cuadro.

En la primera fase de lectura y aprendizaje debemos ser inflexibles en vocalización, velocidad,


modulación y tono. Un despiste por parte del profesor en estos momentos va a hacer perdurable ese
fallo de entonación o esa parada a destiempo. Puede ser interesante que cada uno de estos cuadros sea
representado por un grupo diferente de alumnos lo que facilitará los ensayos.

En el Teatro de Aula son muy valiosas las aportaciones verbales personales de los alumnos, pero dado
que en esta obra la mayoría del texto no es original sino que pertenece a un documento, no es
aconsejable el abuso de ellas. No así las modulares o gestuales, que siempre son enriquecedoras.

Una vez aprendido el texto por todos los componentes de cada grupo, puede comenzar la fase de la
puesta en escena que ha de ser muy espectacular a base de bailes, juegos de voces y otros recursos
expresivos originales. En esta parte hay que contar con la colaboración de los profesores de Música y
Educación Física.

Como esta obra apenas tiene acción, siendo toda ella muy dogmática y trascendental, hay que jugar un
poco con la Música y la Danza, no tanto para interesar a los actores, como para mantener el interés de
los espectadores. Así hemos de hacer que, por cualquier motivo, y bailando, los actores cambien de lugar
y de posición.

A primera vista, y por personas que no se dedican a la enseñanza, puede parecer que esta forma de
representación, que supone una suma de monólogos más que un verdadero diálogo, no es atractiva para
chiquillos de Primaria. Piensa mal. Y si conoce un poco la infancia, se habrá percatado de que el niño es
dogmático y maniqueo. Como dogmático y maniqueo es el documento del indio Seatle. Precisamente
para suavizar este radicalismo se ha creado la figura del Capitán que intenta contraponer a los valores
trascendentes del Jefe la realidad de la vida cotidiana.

Monitores de tiempo libre, u otro tipo de adulto que busque un tema interesante para ensayar con el
grupo de boys scouts, pueden pensar que se trata de una obra demasiado seria para entretener a la
chiquillada. Nada más lejos de la realidad: el auténtico niño es aquel que se toma en serio el juego. No es
lo mismo divertimento que risa: el niño se está divirtiendo cuando juega a guerras o a policías y ladrones.
Y lo hace sin reírse.

Es demasiado simple unir siempre al niño con los payasos. Como lo es buscar una dramatización en la
que el sabio despistado pierde las gafas. Entre otras cosas porque el sentido del humor en la infancia es
muy primario y hay que recurrir siempre a los mismos tópicos. Por otra parte, el género cómico es
extremadamente difícil, y debe ser representado por profesionales, casi siempre adultos. No es lo mismo
el Teatro para niños que el Teatro representado por niños, como es nuestro caso.

Hacer Teatro, de entrada, ya supone una fiesta en la clase. Una fiesta que el profesional de la educación,
al que le faltan horas y asignaturas para incentivar a los alumnos, debe exprimir exhaustivamente y que
no puede desaprovechar con un tema anodino. En el Teatro de Aula, hemos de utilizar la actividad
dramática a modo de tentáculos que abarquen todos los campos educativos.

LAMENTO INDIO, basado en un hecho histórico, ha de comenzar por situar a los alumnos en el lugar y el
tiempo en que ocurrieron los hechos (Conocimiento del Medio). Hay magníficas películas que pueden
ambientarnos y que servirán de referentes a la hora de elegir vestidos, tocados o collares (Expresión
Plástica), o música (Expresión Musical), o las danzas (Educación Física). Por supuesto que su análisis
crítico planteará problemas ecológicos y sociales que se pueden adaptar a nuestra realidad.

PERSONAJES

PRESIDENTE DE LOS EE.UU. DE AMÉRICA.

GENERAL.

DIRECTOR GENERAL DE LA COMPAÑÍA DE FERROCARRILES.

CAPITÁN.

SECRETARIO.

JEFE SEATLE.

HECHICERA.

ANCIANO.
MENSAJERO.

PUEBLO SUWAMISHA.

SOLDADOS.

PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA: es un hombre consciente de la responsabilidad que


supone dirigir un país en el que se enfrentan dos culturas antagónicas: la cultura indígena y la occidental.
Con la mentalidad propia de su época no alcanza a comprender las razones de identidad del pueblo
autóctono, al que considera inferior y que pretende redimir asimilándolo al pueblo colono. Sin reproches
de conciencia por invadir territorios indios, ofrece, de forma paternalista, la mejor solución: entregarles
nuevas tierras, aun mejores que las que pretende expropiar. Es más: hasta pretende regalar a los
«salvajes», a los que respeta, las ventajas de su religión redentora.

GENERAL: Es militar. Lo suyo es conquistar territorios y mantener la paz en las tierras conquistadas. Hay
muchos colonos que necesitan asentarse y, si estorban los indios, pues se les quita del medio; si hacen
algaradas, se les aniquila, y si el ferrocarril debe cruzar un territorio, porque así se ha decidido, pasará.
De eso se encarga él. Las necesidades de la Patria no se discuten.

DIRECTOR GENERAL DE LA COMPAÑÍA DEL FERROCARRIL: Con su sombrero y su chalina al cuello, como
en las mejores películas del Oeste, es la encarnación de los medradores que, sin exponer nada, han
sacado partido, a través de la Historia, de cualquier conflicto. Sabe mucho de ambiciones y miserias: sabe
que la gente se puede comprar, que muy pocas personas tienen la dignidad suficiente para hacer
prevalecer sus ideales ante una sustanciosa suma de dinero. Le dan igual los Blancos que los Rojos; no
ama a nadie, pero embauca a todos aquellos que le puedan enriquecer, sin importarle su color. Es un
tipo ruin y astuto. Su solución convence al Presidente.

CAPITÁN WHITE: Tiene una muy difícil misión que cumplir, la de convencer a Seatle de la sinceridad del
Presidente y de que la cultura de los Blancos no es tan despreciable como el Jefe cree. El Capitán tiene
los pies en el suelo y se da cuenta de que la cultura india es tan respetable como la blanca. Llega a esta
deducción después de parlamentar y convivir con los indios, lo mismo que los Hombres Rojos cuestionan
sus principios después de dialogar con los Hombres Blancos. Con el Capitán se analizan las dos culturas y
llega a la conclusión de que ambas son complementarias: solamente el Ser Humano llegará a su plenitud
si sabe utilizar el poder de su inteligencia respetando a la Madre Tierra.

JEFE SEATLE: Es el máximo representante de la tribu y responsable de la decisión que se tome ante la
propuesta del Presidente del Hombre Blanco que vive en Washington. Es consciente de su sabiduría,
aprendida gracias al contacto cotidiano con la Naturaleza, con la que se identifica; conoce la realidad de
su situación ya que el Hombre Blanco, pobre espiritualmente, pero rico en armas y maquinaria está en
condiciones de aniquilar a su pueblo. Seatle encarna los valores de su raza. Tiene la dignidad y el orgullo
del jefe incuestionable y humilla al Blanco, al que desprecia, con sus frases porque, en el fondo, aunque
pobre y desahuciado, se siente superior a él.

HECHICERA: representa la sabiduría de la Mujer. La mujer que sabe de hierbas, de las fases de la Luna, de
sortilegios, de pócimas que sirven para mitigar el dolor o enardecer a los soldados. La mujer a la que,
como una gran Madre, todos acuden en sus tribulaciones. Es la mujer acogedora, protectora, que
solamente vive para y por sus hijos, y que no le importa vulnerar sus principios si ello les beneficia. En la
tribu de los Suwamishas, aún regida por las normas sagradas de la Vida, la Madre Hechicera es un
elemento de respeto y veneración. Por eso se tienen en cuenta sus criterios en las horas difíciles.

EL ANCIANO: supone, en los pueblos que carecen de escritura, el archivo histórico al que hay que
recurrir. La Historia de los Suwamishas llega adonde llegan sus recuerdos y sus mitos adonde llegan sus
leyendas: por eso hay que escucharle y respetarle.

PUEBLO SUWAMISHA: Es el coro de la Naturaleza.

SOLDADOS: Son el coro de la Civilización Occidental.

ArribaAbajoCuadro I

Antes de abrirse el telón se puede motivar al auditorio con una música propia de las películas del Oeste.
(Es deliciosa toda la de Ennio Morricone, como las bandas sonoras de «La muerte tenía un precio» o
«Por un puñado de dólares»). Esta música es la que se debe utilizar siempre que se quiera contraponer
en escena el criterio Blanco al criterio Rojo, que utilizará música más o menos autóctona.
En escena aparece el despacho del PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS. A un lado ondea la bandera y,
en su mesa, el PRESIDENTE trabaja. Junto a él, en otra mesa, un GENERAL. Hablan.

GENERAL.- Señor Presidente: Nuestros soldados están dando ejemplo de arrojo y valentía. Nada les
detiene para conquistar terrenos a los indios salvajes.

PRESIDENTE.- Nuestra idea no es la de quitarles por la fuerza sus tierras a los indios, sino la de civilizarles
y transmitirles la cultura y la religión verdadera.

GENERAL.- Los indios, que llevan siglos con sus falsas creencias, no quieren aceptar nuestra sabiduría.

(Llaman a la puerta.)

PRESIDENTE.- Adelante.

SECRETARIO.- (Entrando y saludando.) Señor Presidente: el Director General de la Compañía del


Ferrocarril desea hablarle.

PRESIDENTE.- Bien. Hazle pasar.

DIRECTOR.- (Muy nervioso, quitándose el sombrero.) Señor Presidente...

PRESIDENTE.- ¡Señor Director General...!

DIRECTOR.- ... Señor Presidente...


PRESIDENTE.- Puede sentarse. Cálmese. Está usted muy excitado.

DIRECTOR.- ¿No he de estarlo? Con su permiso. (Se sienta.) Una tribu de indios salvajes han asaltado el
tren y han matado a todos los viajeros.

PRESIDENTE.- ¿Otra vez?

GENERAL.- (A la vez.) ¡No es posible!

DIRECTOR.- Otra vez. Ha sido posible.

GENERAL.- ¿Pero no estaba en su puesto el Capitán Smith con su regimiento?

DIRECTOR.- Estaba. Todos han muerto: desde el capitán hasta el último soldado. Han muerto como
héroes.

PRESIDENTE.- Es el tercer asalto en este mes. Así no podemos continuar. Habrá que suprimir el
ferrocarril.

DIRECTOR.- ¿Pero qué dice, señor Presidente? El ferrocarril es la base de nuestra economía, de nuestro
futuro. ¿Cómo, si no, vamos a enlazar el Este y el Oeste de los Estados Unidos? ¿Por dónde va a
transportarse la riqueza de la costa del Pacífico a las ciudades del Atlántico?

PRESIDENTE.- (Sonriendo.) ... Por aire, tal vez.

DIRECTOR.- No pierde usted el buen humor, señor Presidente. Pero no nos caerá esa breva. No sería
mala cosa eso de llenar el cielo de globos que volaran tan altos que no los alcanzaran las flechas de los
indios.

GENERAL.- ... Y desde donde los soldados pudieran dar en el blanco sin arriesgar su vida.
DIRECTOR.- No se trata de matar ni de morir, Presidente. Los comerciantes hemos ganado, desde la
antigüedad, todas nuestras batallas sin derramar una sola gota de sangre. Es cuestión de estrategia.

PRESIDENTE.- ¿Cuál es vuestra estrategia?

DIRECTOR.- Comprar al enemigo.

PRESIDENTE.- ¿Comprar a los indios?... ¿Con dinero? Ellos no valoran el dinero.

DIRECTOR.- Pero valoran la tierra y el aire... ¿Tiene por ahí un mapa?

GENERAL.- Sí. Aquí sobre la mesa.

DIRECTOR.- Veamos. (Los tres se acercan a la mesa y el PRESIDENTE despliega un mapa que tiene allí
doblado.) A ver si me oriento...

PRESIDENTE.- Aquí estamos. Esto es Washington. Por aquí llegamos construyendo el ferrocarril.

DIRECTOR.- Exactamente en este punto ocurrió el desastre del otro día.

GENERAL.- Es el territorio de los suwamishas. Son muy salvajes.

DIRECTOR.- Muy valientes, querrá usted decir. No hacían más que defender su territorio.

GENERAL.- Están acorralados. Ellos lo saben.

DIRECTOR.- Efectivamente. Ya ha matado bastantes suwamishas el ejército.

(Al PRESIDENTE.) A usted no le interesa matarlos. No querrá pasar a la Historia como el Presidente que
eliminó definitivamente a los indios.
GENERAL.- El ejército mata en defensa de los colonos...

DIRECTOR.- ... que edifican sus ranchos en territorio indio.

PRESIDENTE.- ¿Tiene usted alguna solución?

DIRECTOR.- Sí. (Ante el mapa.) Un poco al N. del territorio suwamisha se encuentra un valle fértil
mayor aún que el suyo. Les podríamos edificar poblados y llevarles nuestra cultura. Con el dinero que les
diéramos por sus tierras podrían organizar su vida civilizadamente.

GENERAL.- No les interesa nuestra civilización.

PRESIDENTE.- General: Deberíamos transmitírsela. Los indios aprenderían de nosotros el valor del
estudio, de la religión, y, sobre todo, del trabajo que genera riqueza.

GENERAL.- Los indios no saben lo que es el dinero, ni lo que es el trabajo. No les interesa.

DIRECTOR.- Lo sabrán. Cuando tengan entre sus manos doradas monedas de oro y sepan que con ese
dinero podrán ser dueños de todos los bienes de este mundo, cambiarán de opinión.

PRESIDENTE.- No estoy muy seguro.

DIRECTOR.- ¡Ay!, señor Presidente... La especie humana es la única que es capaz de engañar, traicionar...
y hasta de matar por poseer riquezas. Los indios, aunque salvajes, también son humanos.

PRESIDENTE.- No me parece mala idea. Consultaré con mis asesores.

(Se pone de pie y despide al DIRECTOR GENERAL.)


TELÓN

ArribaCuadro II

El Mensajero

En el momento de bajar el telón al terminar el cuadro primero, y descansando unos minutos, comienza a
sonar una melodía completamente distinta a la anterior: es la música autóctona de los indios. Si no ha
sido posible el aprendizaje por parte de los alumnos del acompañamiento, utilizaremos el play back.

Al abrirse el telón nos encontramos con un escenario en el que es protagonista la Naturaleza. Además de
árboles y frondosa vegetación, se escuchará el canto de las aves. En medio de un claro del bosque,
sentados ritualmente, el GRAN JEFE, el indio más ANCIANO y la HECHICERA de la tribu, fuman con largas
pipas mientras debaten los serios problemas que atañen a su pueblo. Todos ellos están vestidos con
trajes de ceremonia, adornados con collares de hueso y tocados con plumas multicolores, que llegan
hasta el suelo. Todos peinan largas trenzas negras. Hablan lenta y pausadamente, dándole trascendencia
a cada una de sus frases. Saben que sobre ellos recae la responsabilidad del bienestar de los suwamishs.

HECHICERA.- Los rostros pálidos nos acosan por todos los rincones.
JEFE.- Quieren cruzar nuestro territorio con vías de hierro para que pase sobre ellas la gran serpiente
humeante que llaman ferrocarril.

ANCIANO.- El ferrocarril asusta a los ciervos y mata a los búfalos.

JEFE.- Por eso nuestros guerreros impiden al Hombre Blanco que avance su camino de hierro.

HECHICERA.- Aunque los guerreros suwamishas son valientes y aguerridos, los hombres blancos son más
poderosos.

ANCIANO.- Tienen armas de fuego y pueden destruir una aldea en pocos minutos.

JEFE.- Nosotros solo poseemos flechas...

ANCIANO.- ... que antes únicamente utilizábamos para cazar y ahora necesitamos para defendernos.

HECHICERA.- Nuestra tribu no ama la guerra.

ANCIANO.- La guerra solo produce muerte y destrucción.

(Música. Los tres personajes se detienen a meditar en su conversación cuando se oyen los tambores de
la tribu enviando un mensaje.)

JEFE.- Escuchad: los tambores anuncian que tenemos visitantes.

(Escuchan, de nuevo, los tres, con gran interés.)


HECHICERA.- Ya llega el mensajero.

MENSAJERO.- El Presidente de los Rostros Pálidos, que está en Washington, os envía una carta. (Le
entrega la carta al JEFE.)

JEFE.- ¿Quién la ha traído?

MENSAJERO.- Una comisión de soldados, al mando de un Capitán.

ANCIANO.- ¿Dónde se han quedado?

MENSAJERO.- En la entrada del poblado.

(El JEFE lee la carta sin que los gestos de su cara indiquen ningún sentimiento. Música.)

JEFE.- El Presidente del Hombre Blanco, que está en Washington, dice que quiere comprar nuestra
tierra.

HECHICERA y ANCIANO.- ¿Que quiere comprar nuestra tierra!

JEFE.- Nos envía igualmente palabras de buena voluntad.

HECHICERA.- Es muy gentil por su parte.

ANCIANO.- Nosotros sabemos perfectamente que él no tiene casi necesidad de nuestra amistad.

HECHICERA.- Él es poderoso y sabe que nos puede destruir.


JEFE.- Ello no impide que nosotros examinemos su ofrecimiento. Porque sabemos que, si no accedemos
a venderle, el Hombre Blanco puede venir con sus fusiles y tomar nuestras tierras por la fuerza.

(Al MENSAJERO.) Preparad una tienda para el mensajero del Hombre Blanco que esta vez prefiere
parlamentar a matar.

Manda tocar los tambores para que se reúna todo el pueblo.

(Sale el MENSAJERO. Los NOTABLES se quedan meditando. Música.)

El Consejo del Pueblo

Tocan tambores y van llegando todos los indios e indias de la tribu. Los hombres se colocarán a un lado,
al fondo del escenario; las mujeres (algunas llevarán sus hijos a la espalda) al otro lado y también al
fondo. En primer plano los músicos, a un lado, dejando el otro para los SOLDADOS blancos. En el centro
de la escena, con gran ceremonia, los NOTABLES de la tribu. La escena aparenta un corro abierto por el
centro.

La tribu entera va a hacer su entrada en el escenario bailando al ritmo de una pegadiza melodía. (Existen
magníficas bandas sonoras de películas de indios -«Bailando con Lobos», por ejemplo- con un
acompañamiento rítmico de tambores que puede ser el que aprendan a tocar los alumnos.)
Después de dar un par de vueltas al ritmo de la música, los habitantes de la tribu se sientan en el
escenario con gran solemnidad. El JEFE se levanta.

JEFE.- El Gran Jefe de los Rostros Pálidos nos envía una carta para decirnos que quiere comprar nuestra
tierra.

-¿Cómo se pueden comprar el Cielo y el calor de la Tierra?

-¡El frescor del Aire y el destello del Agua no nos pertenecen!

-¿Cómo pueden ellos comprárnoslo?

ANCIANO.- Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo...

-Cada púa de pino brillante.

-Cada ribera arenosa.

-Cada niebla en las mañanas oscuras.

-Cada zumbido del insecto...

PUEBLO.- ... es sagrado en la memoria y la experiencia de nuestro pueblo.

(Un grupo se destaca de los demás y, danzando, da una vuelta alrededor.)


La Tierra

ANCIANO.- Nuestros muertos no olvidan jamás esta tierra porque ella es Madre de los Pieles Rojas.

-... Nosotros somos parte de la Tierra...

-... La Tierra es parte nuestra.

-Las flores perfumadas son nuestras hermanas.

-El ciervo,

-el caballo,

-la gran águila...

PUEBLO.- ... son nuestros hermanos.

-Las montañas rocosas,

-las fuentes de las praderas,

-el calor del cuerpo del caballo salvaje...

NOTABLES.- ... y el Hombre.

PUEBLO.- Todo esto pertenece a una misma familia.


(Música. Danza. Acabada la danza, habla el JEFE.)

JEFE.- Haced venir a los mensajeros del Hombre Blanco.

(Salen un par de indios y regresan con la expedición de parlamentarios.)

(A los blancos.) Esperad.

(Éstos se retiran a un extremo del escenario.)

¿Quién es vuestro jefe?

CAPITÁN.- Yo, el Capitán White.

JEFE.- Capitán: mi pueblo ha estado considerando vuestra pretensión y piensa que, cuando el Presidente
que está en Washington nos dice que quiere comprar nuestra tierra, pide demasiado.

CAPITÁN.- El Presidente os dice que os reservará un lugar donde vosotros podréis vivir
confortablemente entre los nuestros. Él será vuestro padre y vosotros seréis sus hijos.

JEFE.- Siendo así, nosotros examinaremos vuestro ofrecimiento de comprar nuestra tierra. Pero no será
fácil porque ella es sagrada para nosotros. Sentaos mientras nosotros deliberamos.
(El CAPITÁN y los SOLDADOS se sientan en el extremo libre del escenario. El PUEBLO danza alrededor de
los NOTABLES, que deliberan.)

El Agua

HECHICERA.- El agua limpia que corre en los torrentes y en los ríos, no solo es el Agua: es la sangre de
nuestros ancestros.

ANCIANO.- (A los SOLDADOS.) Si nosotros vendemos nuestra tierra, vosotros debéis recordar que es
sagrada y que cada reflejo fantástico en el agua límpida de los lagos habla de acontecimientos y
tradiciones que han marcado la vida de este pueblo.

-El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.

-Los ríos son nuestros hermanos.

-Ellos apagan nuestra sed.

-Ellos llevan nuestras canoas...

-... y alimentan a nuestros hijos.

CAPITÁN.- El Rostro Pálido también ama el Agua, y siente su caricia cuando cae en los campos yermos
durante la Primavera.

SOLDADOS.- Construimos molinos para aprovechar su fuerza;

-y diques para evitar las inundaciones;


-y canales para regar nuestras cosechas;

-y puentes de piedra sólida para comunicarnos con las personas que viven al otro lado del río.

CAPITÁN.- Nosotros os enseñaríamos a domesticar el Agua.

JEFE.- Si nosotros vendemos nuestra tierra sería necesario recordaros y recordar a vuestros hijos que los
ríos son nuestros hermanos... y los vuestros.

ANCIANO.- Y, en adelante, debéis aprender a dar a los ríos la ternura que se da a todo hermano.

HECHICERA.- A cambio nos enseñaréis a aprovechar la fuerza de las cascadas para mover máquinas
poderosas.

El Aire

-El Indio entiende el ruido sutil del viento que riza la superficie de un estanque...

-... y el olor del viento perfumado por el pino.

-El Aire es precioso para el Piel Roja porque él sabe que todas las cosas comparten el mismo aliento.

-El Hombre Blanco no parece darse cuenta más que del aire que respira.

CAPITÁN.- El Rostro Pálido os enseñará a utilizar el viento para moler el trigo,

-... o para hinchar las velas de los barcos que atraviesan el mar...,
-... o para tocar bellas melodías.

HECHICERA.- Si nosotros vendemos nuestra tierra, deberéis saber que el Aire nos es precioso y él
contiene el alma de todas nuestras vidas.

-El viento que ha dado su primer aliento a nuestro abuelo, ha recogido también su último suspiro...

-... y debe dar el espíritu de vida a nuestros hijos.

Los Animales

ANCIANO.- Si decidimos aceptar, yo pondría una condición: Que el Rostro Pálido trate, en adelante, a los
animales como a sus hermanos. Yo soy un salvaje y no comprendo otra ley.

-Yo he visto miles de búfalos corromperse sobre los campos, abandonados allí por el Rostro Pálido, que
los había abatido con el fusil por la ventana de un tren en marcha.

-Yo soy un salvaje... y no comprendo cómo el caballo de hierro humeante puede ser más importante que
un búfalo, que nosotros solo matamos para sobrevivir.

-Por donde ha pasado el Rostro Pálido aparecen los animales asesinados.

(Los lamentos que se expresan a continuación los emitirán diferentes actores, cada uno en un tono
inferior.)

-¿Dónde está el bosque?


-¿Dónde está el bosque?

-¿Dónde está el bosque? (Como un eco.)

PUEBLO.- ¡Desaparecido!

-¿Dónde el águila?

-¿Dónde el águila?

-¿Dónde el águila? (Como un eco.)

PUEBLO.- ¡Ha marchado!

HECHICERA.- ¿Qué es el Hombre para los animales?

-Si todas las bestias desaparecieran, el Hombre moriría de una gran soledad en el alma.

-Porque todo lo que acontece a las bestias, acontece también al Hombre.

-Todas las cosas de la Naturaleza están relacionadas.

JEFE.- (Al CAPITÁN.) Es necesario que enseñéis a vuestros hijos que la tierra que ellos pisan está hecha
con las cenizas de nuestros abuelos.

ANCIANO.- (Al CAPITÁN.) A fin de que respeten la Tierra, decidles lo que nosotros siempre hemos
enseñado a los nuestros: Que la Tierra es nuestra Madre y lo que acontece a la Tierra, les llega a los
hombres también.
CAPITÁN.- No todos los Rostros Pálidos destruyen la Naturaleza matando animales por placer.

-Nosotros llevamos cientos de años amando y cuidando al caballo, que es nuestro compañero de
camino.

SOLDADOS.- Porque lo hemos domesticado.

-Como hemos domesticado a la paloma para que lleve mensajes...

-... o al perro para que cuide nuestros rebaños.

-Y preparamos las colmenas de las abejas en los campos de romero...

-... y las tenadas de los corderos, para que no mueran de frío.

El hombre blanco

(Se adelanta un grupo y rodea a los SOLDADOS danzando. Son los que hablarán a continuación, siempre
acusadores.)

-El Piel Roja no ha cesado de retroceder ante el Rostro Pálido...

-... como la bruma de la montaña va delante del sol de la mañana.

JEFE.- Nosotros comprendemos que el Rostro Pálido no entienda nuestras vidas.


-Para él un pedazo de tierra le lleva a desear otro.

-La Tierra no es su Madre sino su enemiga.

-Trata a su Madre la Tierra y a su hijo el Cielo como cosas desechables y vendibles.

PUEBLO.- -... ¡Como un montón de chatarra...!

-En las ciudades del Rostro Pálido no hay un lugar tranquilo.

-En ninguna parte se puede escuchar el sonido de los árboles en Primavera.

-O el roce de las alas de los insectos.

PUEBLO.- Pero: ¿Será que lo vemos así porque somos salvajes y no lo comprendemos?

CAPITÁN.- El hombre civilizado no debe preocuparse en sus ciudades del helado viento del Norte porque
duerme al abrigo de una casa caliente y acogedora.

SOLDADOS.- ... ni debe buscar los rebaños de búfalos para comer porque en sus granjas se crían
animales con los que alimentarse,

... y en sus campos cultiva trigo que transforma en pan esponjoso y blanco.

JEFE.- (Pensándoselo.) Si accedemos a ir a la ciudad nos tenéis que enseñar a cultivar la tierra.

CAPITÁN.- Os enseñaremos.

HECHICERA.- Si vamos a la ciudad, ¿nuestros niños van a ser educados igual que los vuestros?... Los
niños de las ciudades no deben preocuparse de la picadura de la serpiente.
CAPITÁN.- Acudirán a la Escuela donde aprenderán en los libros el conocimiento almacenado por todos
los sabios que les han precedido.

ANCIANO.- Hasta ahora, la Naturaleza ha sido la Maestra de los Pieles Rojas.

CAPITÁN.- Pero la Naturaleza ha hecho reflexionar a la Humanidad de diferente manera en los


diferentes lugares y en los diferentes tiempos. Esta reflexión acumulada se llama sabiduría.

SOLDADOS.- La Humanidad, en su larga trayectoria, ha acumulado más sabiduría que una sola tribu.

-De vosotros aprenderá a amar a la Naturaleza.

La pipa de la paz

HECHICERA.- Es cierto: el Rostro Pálido ha conseguido cosas que nunca se nos han ocurrido a los Pieles
Rojas.

ANCIANO.- ¿Cuáles?

JEFE.- ¿Cuáles?

TODOS.- ¿Cuáles?

HECHICERA.- El Piel Roja tiene que levantar sus tiendas y buscar otro bosque cuando, en el que vive, se
ha terminado la comida.

ANCIANO.- Mientras que el Rostro Pálido cultiva los campos y él mismo produce sus alimentos.
HECHICERA.- El Piel Roja siente miedo, acurrucado en su tienda, al escuchar el aullido del coyote
hambriento.

JEFE.- Mientras que el Rostro Pálido tiene sólidas viviendas en las que no pueden penetrar las fieras.

CAPITÁN.- Estas viviendas y estos cultivos son los que os ofrece nuestro Jefe que está en Washington a
cambio del bosque que habitáis.

JEFE.- Pero nosotros no queremos perder nuestra identidad si aceptamos vuestra oferta.

CAPITÁN.- No tenéis que perderla: La convivencia entre pueblos distintos no debe servir para que uno
anule al otro sino para que ambos se enriquezcan. El Rostro Pálido aún tiene mucho que aprender del
Piel Roja.

ANCIANO.- La Sabiduría no es patrimonio exclusivo de una raza, sino de toda la Humanidad.

CAPITÁN.- El Rostro Pálido conserva en grandes Bibliotecas toda la sabiduría que la Humanidad ha ido
acumulando a lo largo de su existencia.

JEFE.- De poco le sirve si aún no ha aprendido a amar a la Tierra y a amar a sus semejantes.

CAPITÁN.- Por eso buscamos vuestra amistad: para volver a nuestros orígenes. Con vosotros
recuperaremos la inocencia perdida.

JEFE.- Sentaos aquí con nosotros y fumemos juntos la Pipa de la Paz.

(El grupo de SOLDADOS se acerca al corro y se sienta alternado con los indios. El JEFE enciende
ceremoniosamente la pipa y, antes de pasársela al CAPITÁN, se levanta.)
JEFE.- Entonces, si nosotros, los Pieles Rojas, vendemos nuestra tierra a los Rostros Pálidos:

Amadla...

TODOS.- ... como nosotros la amamos...

HECHICERA.- ... y cuidadla...

TODOS.- ... como nosotros la cuidamos.

-Todas las tribus se necesitan.

-Las Tribus Blancas.

-Las Tribus Rojas.

-Las Tribus de Todos los Colores...

TODOS.- ... tienen que hacer la Paz.

ANCIANO.- Ninguna Tribu es más antigua que otra.

HECHICERA.- Ni más sabia.

CAPITÁN.- Ni más poderosa.

TODOS.- Todas las Tribus de la Tierra forman la Humanidad.


-Todas las Tribus se necesitan.

-Y deben unirse para salvar la Tierra.

(Se levantan todos los actores, Rojos y Blancos, entrelazan sus manos y, a coro, dicen:)

TODOS.- PORQUE LA TIERRA NO PERTENECE AL HOMBRE,

PERO EL HOMBRE SÍ PERTENECE A LA TIERRA.

(Y, ceremoniosamente, mientras suena la música, los NOTABLES y el CAPITÁN fuman la PIPA DE LA PAZ,
mientras los SOLDADOS mezclados con los indios danzan alrededor hasta que cae el TELÓN)

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