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FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA

SIGLOXIX

Filosóficamente podemos distinguir dos etapas correspondientes a las dos mitades del
siglo. La primera mitad viene marcada por los sistemas del idealismo absoluto –Fichte,
Schelling y, sobre todo, Hegel-, y la crítica al mismo por parte de Marx. En la segunda
mitad destacan corrientes que también constituyen reacciones al hegelianismo: el
positivismo, los filósofos de la voluntad –Schopenhauer y Nietzsche- y el vitalismo
irracionalista, en el que destacan Freud y, sobre todo, Nietzsche.

1. PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX

El pensamiento de Hegel supone la ruptura de los límites que había establecido el


criticismo kantiano. Su filosofía es un idealismo absoluto porque elimina la cosa en sí
de Kant y concibe al sujeto como realidad absoluta. La realidad es el espíritu, el sujeto
que piensa y es pensado, y como la realidad lo comprende todo (absoluto), se trata de
un espíritu absoluto. La realidad es el todo que se piensa a sí mismo, pensamiento del
pensamiento, dentro del cual está la propia actividad filosófica como culminación de ese
proceso de autoconocimiento. El resto de realidades humanas –la historia de los
pueblos, el arte, la religión, el derecho- son realizaciones de la idea o espíritu en el
tiempo.

El método que permite pensar el absoluto es la dialéctica. La realidad se desenvuelve y


progresa mediante el conflicto y la posterior conciliación de los opuestos. Solo la
dialéctica permite pensar el absoluto porque la contradicción es la ley que rige el
desarrollo de la realidad. En cualquier tema en el que fijemos la atención aparecen los
opuestos: infinito-finito, yo-otros, naturaleza-espíritu, necesidad-libertad, etc. La
dialéctica consiste en negar por segunda vez los opuestos, para conciliarlos en una
síntesis que los contenga a ambos.

La idea no solo es conocida filosóficamente, sino que se realiza tanto en el plano ético
como en el orden político. Hegel pensaba que en su propia época, los comienzos del
siglo XIX, el espíritu había alcanzado ya la plenitud de su realización en la esfera del
Estado. La defensa del Estado absolutista y su rechazo al liberalismo, fue la causa de la
antipatía que Hegel suscitó entre los pensadores liberales de todas las épocas. Por esta
razón, los propios filósofos que siguieron a Hegel se dividieron en dos corrientes:

- La derecha hegeliana busca la justificación del cristianismo a partir de los


conceptos de la filosofía hegeliana así como la defensa del Estado absolutista.
- La izquierda hegeliana acepta el método dialéctico pero critica el Estado
burgués en general, y elabora una radical crítica a la religión. En esta corriente
se inscribe Feuerbach y, sobre todo, Marx (que criticará tanto a Hegel como a
Feuerbach).

Marx criticará las condiciones de explotación de los trabajadores, resultado del


desarrollo industrial protagonizado por la burguesía. Los trabajadores cobraban unos
salarios que les permitían únicamente subsistir en unas condiciones infrahumanas. De
esta manera, la clase social que había adquirido en el siglo anterior el poder político a

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costa de la aristocracia, conquistó en este siglo el poder económico a costa de la clase
obrera, surgiendo así dos clases enfrentadas y opuestas: la capitalista y la proletaria.

Esta situación será denunciada por Marx, por un lado, a través de su vida, participando
él mismo en la lucha revolucionaria de su tiempo -este siglo es el “siglo de las
revoluciones”-. Por otro, dicha denuncia la realizará a través de su pensamiento,
elaborando una teoría de la historia y la sociedad en la que la lucha de clases es el motor
de la historia, en cuyo horizonte final, la clase proletaria saldría vencedora, dando lugar
a una sociedad sin clases.

2. SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

La segunda mitad del s. XIX comienza con el fracaso de las revoluciones de 1848,
desvaneciéndose así las aspiraciones independentistas y democráticas. Sin embargo, los
principios nacionalistas, liberales y socialistas habían enraizado en la sociedad europea
y anunciaban la caída del absolutismo del antiguo régimen. Al acabar el siglo XIX
muchos Estados europeos habían desarrollado constituciones que consolidaban cambios
políticos democráticos.

Los cambios en la economía y en la sociedad que se desarrollan durante la segunda


mitad del s. XIX provocan que los pensadores reaccionen frente a la visión especulativa
y pretendan estar más cerca de la realidad.

La segunda parte del siglo está más bien dominada por el positivismo de A. Comte. El
positivismo es una actitud científica antimetafísica que defiende atenerse a los hechos
para descubrir la regularidad entre los mismos en que consiste la ciencia. Hay una ley de
progreso del espíritu humano que, tras pasar por el estadio religioso en la Antigüedad y
el metafísico en la Edad Media, ha llegado al estadio definitivo positivo, en el que la
ciencia guía a la humanidad.

La línea de pensamiento positivista continuó vigente en el S.XX con el “Círculo de


Viena” y, en general, con la filosofía de estilo anglosajón, la filosofía analítica o
filosofía del lenguaje.

El evolucionismo defendido por Ch. Darwin (1809-1882) acabó con la imagen estática
de la realidad: las especies varían y se diversifican dando lugar a otras nuevas. La
evolución de los seres vivos se produce como resultado de la lucha por la existencia. La
selección natural aparece como un mecanismo despiadado que se alimenta de la muerte
de los débiles.

La ampliación al ser humano de los principios evolucionistas dio lugar al darwinismo


social de H. Spencer (1820-1903), que legitimaba la doctrina del liberalismo
económico. La miseria del proletariado y el imperialismo se consideran expresión de la
ley natural, cuya consecuencia es la competencia del mercado, en la que los más aptos
para la supervivencia económica son los vencedores.

Otra reacción contra el racionalismo hegeliano fue la que defendió la filosofía de la


voluntad. Sus principales representantes fueron A. Schopenhauer y F. Nietzsche. Esta
filosofía rechazó el intelectualismo que ha caracterizado la historia de la filosofía.
Considera que la razón no es la vía adecuada para acceder al conocimiento de la

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realidad, sino que es un instrumento al servicio de la voluntad. Ésta es, pues, el núcleo
desde el que debe interpretarse la realidad.

Asimismo, se va abriendo paso a lo largo de la segunda mitad del siglo, otra mentalidad
que pone el acento en un sentido individualista del destino humano Los cambios de la
sociedad, lejos de liberar al hombre, ahogan su vida. Esta actitud ante la vida surge de la
decepción que provoca una realidad social que no ha permitido realizar los ideales de la
Ilustración ofreciendo una imagen del mundo como una mentira en la que las ideas han
ido cediendo ante el poder político y económico. S. Freud (1856-1939) criticó esa
sociedad que imponía prohibiciones y censuras que impedían vivir de un modo
equilibrado y empujaban a los individuos a la neurosis. Aunque Freud no fue un filósofo
profesional, su concepción del mundo del mundo se puede incluir dentro del vitalismo
irracionalista que desde finales del XIX se impuso cada vez con más fuerza en la
cultura.

En esta línea de pensamiento, la filosofía alemana de la segunda mitad del siglo XIX se
lanzó a la tarea de salvar al individuo defendiendo la creatividad, la libertad y la vida
frente al idealismo hegeliano y el positivismo científico. Ni el idealismo, que legitimaba
la concepción del omnipotente Estado, ni el positivismo, que dejaba en manos de la
razón técnica de la ciencia la organización social y el progreso de la humanidad, eran
capaces de comprender la vida humana. Dilthey (1833-1911) planteó la necesidad de
diferenciar las ciencias naturales, que buscan la explicación de los fenómenos sometidos
a las leyes de la causalidad, y las ciencias del espíritu, que pretenden comprender el
sentido de la vida humana.

La filosofía de Nietzsche manifiesta con radicalidad la crítica a la razón idealista y


positivista y la defensa de los valores de la vida. Su vitalismo nihilista constituyó una
fuerte reacción contra toda forma de pensamiento racionalista, contra todo sistema
dogmático de conceptos y valores y contra toda forma de colectivismo social, político o
económico. Todo ello le condujo a realizar una crítica radical de toda la civilización
cristiana occidental.

Nietzsche, Marx y Freud han sido conocidos como los “filósofos de la sospecha”. Se
entiende por filosofía de la sospecha aquella interpretación de la filosofía que sirve a
determinados intereses, sean de clase (Marx), de poder (Nietzsche), o respondan al
impulso sexual inconsciente (Freud).

SIGLO XX

1. FENOMENOLOGÍA, EXISTENCIALISMO Y HERMENÉUTICA

FENOMENOLOGÍA

Fenomenología, existencialismo y hermenéutica comparten el enfrentamiento al


positivismo y a su empeño por reducir el conocimiento a conocimiento científico.
Impulsada por E. Husserl, pretende hacer de la filosofía una ciencia estricta. Para ello
propone el estudio de los actos psíquicos o vivencias de los sujetos. La fenomenología
es una ciencia eidética, de esencias (eidos); tiene como objeto la esencia de los actos
psíquicos (pensar, recordar, querer, sentir, etc), prescindiendo de que se den o no en
algún sujeto determinado (no se trata de saber por qué tal sujeto está alegre, sino de

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conocer la esencia de la alegría). La esencia es lo que algo es, su definición o núcleo
inteligible (ser humano, circunferencia o rojo), lo que se muestra de la cosa a la
inteligencia, y se conoce de forma inmediata a través de una intuición. La esencia no es
construida por el sujeto, sino descubierta por él.

Los actos psíquicos son el objeto de estudio de la fenomenología y se caracterizan por la


intencionalidad, es decir, porque se refieren a algo distinto de ellos mismos (pensar se
refiere a algo pensado, querer a algo querido,..)

Para conseguir que la filosofía sea una ciencia estricta, una manera rigurosa de conocer,
Husserl propuso un método que también se denomina fenomenología. Este método
consta de dos etapas: 1) Reducción eidética, que consiste en prescindir de los hechos (la
alegría que siento ahora), para quedarse con la esencia (la esencia de la alegría), y 2)
Reducción trascendental o epojé (suspender el juicio) que consiste en prescindir, poner
entre paréntesis la existencia real del mundo, de uno mismo y de los demás sujetos.
Con esto se descubre un nuevo ámbito de ser, el de las vivencias puras de la conciencia
reducida.

EXISTENCIALISMO

El existencialismo considera al ser humano como existente –un ser que, ante todo,
existe-, abandonando con ello la noción de esencia que siempre ha caracterizado la
filosofía occidental. Esta consideración exige, al mismo tiempo, comprenderlo como un
ser singular, un ser concreto, no abstracto, con características singulares que le son
propias. Además esta filosofía aplicará el método fenomenológico al análisis del ser
humano como existente y singular, y con el que lo analizado se describe sin ningún tipo
de presupuesto, sin dejarse llevar por ideas preconcebidas.

Heidegger (1889-1976), discípulo de Husserl, considera un error de su maestro


refugiarse en la conciencia pura. Retoma la pregunta por el ser pero, según él, con
mayor profundidad. Es el existente humano, al que Heidegger denomina Dasein (ser-
ahí), el que pregunta por el sentido del ser. Esta pregunta se dirige al ente, que es lo que
está presente (cada una de las cosas que son es un ente) y que no hay que confundir con
el ser porque éste no está presente. Puesto que el Dassein es quien pregunta por el ser,
lo primero que se debe hacer es aclarar el modo de ser del Dassein. Éste no se ha de
entender como acto sino más bien como posibilidad que se proyecta y se repliega: hacia
el pasado “es-en-el-mundo, arrojado”, y hacia el futuro, es proyecto. Las categorías
existenciales propuesta por Heidegger para describir el Dassein son numerosas; entre
ellas cabe destacar: Existe en el modo “ser-en-el-mundo”, en el modo de cuidarse u
ocuparse de los demás entes, en el modo de ser-para-la-muerte, en el modo de
comprender…

Heidegger, más que representante del existencialismo (el mismo Heidegger rechazó esta
inclusión), lo es de una filosofía de la existencia. El existencialismo en todas sus
modalidades recoge la influencia tanto de Husserl como de Heidegger. Dentro de este
movimiento podemos distinguir dos tendencias:

- El personalismo cristiano:

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- S. Kierkegaard (s.XIX), quien pretendió una renovación de la filosofía
cristiana desde la autenticidad interior.
- M. Scheler, instaurador de la ética axiológica, es decir, la ética fundada en el
concepto de valor y en la persona.
- K.Jaspers, G. Marcel, E.Mounier, que representan el existencialismo
personalista de raíz cristiana.

- El existencialismo ateo:

Su principal representante es J.P. Sartre (1905-1980), quien además de filósofo, fue


escritor literario, periodista y activista político radical de izquierda.

Sartre parte de la fenomenología: asumió el concepto de intencionalidad de la


conciencia, pero rechazó la noción de vivencia pura y de sujeto puro. Nos ofrece una
peculiar ontología del ser y la nada en la que la realidad exterior es el ser-en-sí, sin
causa, sin origen y sin sentido, y la conciencia es el ser-para-sí, sin esencia. El ser-
para-sí, el hombre es libertad pura, pura existencia carente de esencia, está condenado a
ser libre, tiene la tarea de hacerse a sí mismo, es un proyecto por hacer a través del cual
se va dotando de la esencia de la que carece. Pero la vida humana carece de sentido, éste
no es más que una ficción. Sin embargo, la libertad sin límites externos conlleva
responsabilidad y autenticidad que no es otra cosa que el reconocimiento del carácter
ilimitado de la propia libertad. Al no existir Dios ni códigos morales establecidos desde
fuera, el hombre no tiene donde agarrarse en el ejercicio de su libertad, y ello le genera
la angustia, la náusea entendida como el sentimiento que tiene de flotar sobre la nada y,
también, ante la falta de sentido del ser-en-sí, la realidad externa.

HERMENÉUTICA

La filosofía hermenéutica constituye una teoría general de la comprensión interpretativa


de la historia y de la cultura. Su origen se encuentra en la ciencia de la interpretación de
textos, especialmente desarrollada en Alemania, en las primeras décadas del s. XIX, y
referida originariamente a la interpretación de los textos bíblicos.

Según su máximo exponente, Gadamer (1900-2002), la hermenéutica obtuvo un


impulso decisivo con la fenomenología de Husserl y, sobre todo, de Heidegger, de
quien Gadamer fue discípulo.

Según Gadamer la comprensión e interpretación de los textos y, en general, de todas las


expresiones histórico-culturales no se puede prescindir de los prejuicios (idea ilustrada).
La comprensión solo es posible desde una serie de prejuicios: las categorías nos han
sido transmitidas en el mismo lenguaje que empleamos. Por tanto, el método que se
aplica a la comprensión interpretativa no debe consistir en eliminar los prejuicios sino
en ser conscientes de ellos. Se es consciente de los propios prejuicios cuando se
confrontan con aquello que se nos ofrece como novedoso –sea un texto o una
manifestación cultural de otra época- . De este método, la hermenéutica se reviste de
una estructura lógica circular: se pregunta por lo que no se sabe, pero apuntando ya en
una determinada dirección, dentro de un ámbito de posibilidades para la respuesta.

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2. NEOPOSITIVISMO, ESCUELA DE FRANKFURT Y ESTRUCTURALISMO

Importantes corrientes de pensamiento del s. XX desplazaron su atención hacia el


lenguaje. A esto, que venía operando desde la filosofía trascendental de Kant, se le
denominó giro lingüístico. Si la filosofía trascendental suponía la búsqueda de las
condiciones a priori del conocimiento, algunas de las principales corrientes filosóficas
del s XX –estructuralismo, neopositivismo y hermenéutica- coincidieron en señalar
que las condiciones a priori del conocimiento y de la cultura en su conjunto radican en
el lenguaje. Se invierte así la perspectiva tradicional según la cual el lenguaje es la
manifestación del pensamiento. Con el giro lingüístico es al revés: no hablamos porque
poseemos pensamiento, sino que pensamos porque tenemos lenguaje. El lenguaje es la
condición a priori del pensamiento.

A partir de esta coincidencia, la filosofía del s. XX puede ser clasificada en zonas o


ámbitos:

- En el ámbito anglosajón imperó el neopositivismo y la filosofía analítica.


- En el ámbito germánico dominaron la hermenéutica y el neomarxismo de la
Escuela de Frankfurt.
- En el ámbito francófono (sobre todo Francia, pero también Italia) se impuso el
existencialismo, y más tarde el estructuralismo y el postestructuralismo

NEOPOSITIVISMO

Esta corriente de pensamiento tiene su origen en el positivismo de Comte, y al igual que


él, sostiene que el único conocimiento válido es el científico. La novedad que aporta el
neopositivismo consiste en utilizar como herramienta de análisis la lógica simbólica
que había comenzado a desarrollarse a finales del s. XIX, principalmente a partir de G.
Frege.

El neopositivismo se desarrolló a partir de dos focos bien diferenciados en los que se


observan dos etapas sucesivas:

• El primer foco se localizó en las universidades de Oxford y Cambridge. La


tesis principal del grupo de filósofos que lo integraron sostiene que la mayor
parte de las cuestiones filosóficas tradicionales son fruto de confusiones
conceptuales derivadas de un mal uso del lenguaje. La tarea de la filosofía, por
tanto, debe consistir en realizar un análisis del lenguaje con el fin de elaborar
una teoría del significado que evite esas confusiones.

- La primera etapa de esta vertiente abarcó el período comprendido entre 1910


con la publicación de la obra de B. Russell y Whitehed Principia Mathematica,
y 1929 año en que Wittgenstein regresó a Cambridge tras un retiro voluntario.
El empeño fundamental de esta etapa del neopositivismo consistió en construir
un lenguaje lógicamente perfecto que evitase cometer los errores conceptuales
en los que, a juicio de estos filósofos, ha estado perdida la filosofía durante
siglos.
- La segunda etapa derivó en la filosofía analítica. Se inició en 1929 y cubrió
buena parte de la segunda mitad del s. XX. En esta fase se abandonó la idea de

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construir un lenguaje perfecto y el interés se centró en el uso cotidiano del
lenguaje.

• El segundo foco de la filosofía neopositivista surgió en torno a la cátedra de


Filosofía de las Ciencias Inductivas de la Universidad de Viena (Círculo de
Viena), ocupada por M. Schlick desde 1922 hasta 1936. En este último año,
Schlick fue asesinado por un ex alumno del partido nazi y el resto de los
miembros del Círculo trasladó su residencia a los EEUU.

- La primera etapa correspondió al Círculo de Viena integrado por M Schlick,


R. Carnap, F. Weisman y H. Reichenbach. Su proyecto filosófico consistió en
establecer un criterio de significado que permitiera diferenciar los enunciados
científicos de aquellos otros que pretendían serlo y no lo eran. El criterio
propuesto fue el de verificación empírica (verificacionismo)
- La segunda etapa fue de origen vienés y desarrollo estaudinense y se inició con
la crítica de K. Popper al verificacionismo anterior y su propuesta del
falsacionismo como criterio de demarcación de los enunciados científicos.
Posteriormente, los intentos de comprensión del conocimiento científico se
orientaron hacia la historia de la ciencia, abandonando el énfoque lógico-
lingüístico que había dominado hasta entonces. T.S. Khun será el principal
autor de esta nueva corriente.

LA ESCUELA DE FRANKFURT

La Escuela de Frankfurt tuvo su origen en el Instituto de Investigación Social creado en


1923 con la idea de emprender una crítica global de la sociedad contemporánea. Este
movimiento filosófico recogió la herencia de Hegel y Marx, pero también la de Freud y
sobre todo la de la hermenéutica, lo que alejó a sus miembros de los planteamientos
marxistas clásicos.

Se pueden distinguir dos períodos:

1. Desde su fundación hasta finales de los años 50. Los autores más importantes
fueron M. Horkheimer y T. Adorno. A estos se unieron después H. Marcuse,
E. Fronm y W. Benjamin
2. Desde los años 50 hasta nuestros días. Destaca J. Habermas

Los filósofos de Frankfurt denunciaron ciertas doctrinas políticas del momento


(nazismo, fascismo y comunismo estalinista) como formas alienantes de totalitarismo.
Pero, sobre todo, realizaron una aguda crítica del sistema capitalista en Occidente que
actualizaba la propuesta de Marx. Su objetivo fue elaborar una teoría crítica de la
sociedad que permitiese desenmascarar las nuevas alienaciones a que está sometido el
ser humano contemporáneo. A pesar de los diversos planteamientos de los distintos
miembros de la Escuela, pueden encontrarse algunas características comunes:

- Realizaron una crítica de la sociedad contemporánea, centrándose en las


contradicciones del capitalismo y en la alienación del individuo en la sociedad
tecnificada.

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- La investigación social debía proceder según un método dialéctico. Habermas
también propuso el método hermenéutico para comprender las realidades
sociales.
- Presentaron un planteamiento utópico, es decir, encaminado hacia una
transformación de la sociedad que permita que los seres humanos puedan
realizarse libremente.
- Criticaron la filosofía positivista y neopositivista, al no aceptar la consideración
de que el único conocimiento válido es el científico-natural.

EL ESTRUCTURALISMO

Esta corriente de pensamiento se centra en el lenguaje y se impuso en Francia en la


década de 1960, en sustitución del existencialismo. En la actualidad, ha pasado de moda
y ha sido reemplazada por el postestructuralismo (Derrida), el pensiero débole (
Vattimo) y otras corrientes de la filosofía denominada postmoderna ( Deleuze,
Lyotard, Rorty, etc)

Esta tendencia presenta la característica de que sus principales representantes o no se


consideraban a sí mismos filósofos (Levi-Strauss), o no se consideraban estructuralistas
(Foucault), o tenían una idea diversa del estructuralismo.

Bajo esta denominación destacan los siguientes autores:

- C. Levi-Strauss. Fue el iniciador del movimiento con la aplicación del método


estructural a la etnología (estudio de las costumbres en pueblos primitivos).
- M. Foucault). Es el más conocido; se dedicó sobre todo a la historia del
conocimiento. Formuló lo que se denominó arqueología del saber.
- J. Lacan. Estudió el psicoanálisis de Freud desde la perspectiva estructuralista.
- L. Althusser. Aplicó el método estructuralista a una nueva lectura de Marx.

El estructuralismo propuso un nuevo método de comprensión e interpretación en las


ciencias sociales, basado en el concepto de estructura. La estructura es una especie de
modelo explicativo que permite comprender un conjunto de elementos. Es un código
interpretativo, una clave que, aplicada a un conjunto de signos, revela su significado.

Los estructuralistas parten de la base de que todas las civilizaciones poseen una
estructura común que puede descubrirse siempre que se apliquen los códigos
interpretativos adecuados. Esa estructura está oculta para los propios individuos que
viven inmersos en su civilización; por eso no comprenden el significado de su propia
cultura.

FILOSOFÍA ESPAÑOLA

Destacan dos autores; M. de Unamuno y J. Ortega y Gasset. Ambos compartieron una


serie de temáticas comunes: el ser humano concreto, la realidad histórica, el problema
de España, etc., y asimilaron y difundieron en España las corrientes de pensamiento de
mayor vigencia en el resto de Europa.

1. Unamuno (1864-1936) es un autor que se resiste a la inclusión dentro de la historia


de la filosofía, sobre todo, por el rechazo del propio autor a todo lo que sonara a

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filosofía académica. Para él, el yo es el tema central de la filosofía, que se extiende
después al resto de realidades que tienen que ver con el yo: el pueblo, la historia,
España. En este sentido, Unamuno se identificó con los filósofos que resaltaron el valor
trascendental de lo subjetivo, de la realidad vital o existencial. Además, en su filosofía
se encuentra una ruptura entre sentimiento y razón (que también se traduce entre fe y
razón). El fondo de la realidad no puede ser captado por la razón y únicamente el
sentimiento intuye que la voluntad es el núcleo de la realidad (influencia de
Schopenhauer). El sentimiento inspirador de la filosofía es la angustia y el motivo
permanente de la angustia es la muerte, siendo esta el horizonte constante de su
pensamiento.

2. Ortega y Gasset (1883-1955) es el filósofo español más conocido


internacionalmente. Su filosofía recoge la herencia de la fenomenología existencial. Su
célebre frase yo soy yo y mis circunstancias traduce a su modo el principio de la
intencionalidad de la conciencia (los actos psíquicos se refieren a objetos). El ser
humano no es un sujeto trascendental o puro, sino un yo real, dentro de unas
determinadas circunstancias.

Su doctrina se denominó raciovitalismo porque realizó una síntesis entre dos corrientes
opuestas: el racionalismo y el vitalismo. La razón vital es la razón al servicio de la
vida, no opuesta a ella. La vida misma solo puede ser conocida por la razón vital. Ésta
se opone a la razón científica que solo es apta para conocer los fenómenos de la
naturaleza sometidos a leyes necesarias. Las ciencias de la naturaleza pretenden explicar
–según expuso Dilthey-, es decir, reducir un fenómeno a su causa. La razón vital, en
cambio comprende, más que explica las realidades específicamente humanas.

La noción de la razón vital desemboca en otra de mayor alcance: la razón histórica. La


razón vital se refiere al conocimiento del propio sujeto, de la vida propia. Pero Ortega
extiende el concepto de sujeto para aplicarlo también al conjunto de seres humanos que
forman un pueblo, una generación, una civilización, etc. Este conocimiento se denomina
razón histórica. En este sentido, el ser humano no tiene naturaleza sino historia. Esta
afirmación se refiere al sujeto individual, pero, sobre todo, al ser humano considerado
colectivamente.

3. María Zambrano, filósofa y poetisa, fue discípula de de Ortega ya Gasset y estuvo


vinculada con la generación del 27. Su pensamiento coincidió con el de Ortega en el
rechazo de la razón científica en orden al conocimiento de lo humano, pero extendió su
crítica a toda la tradición filosófica. La filosofía intenta arrebatar racionalmente la
verdad oculta, es una especie de rapiña que busca afanosamente lo escondido,
desatendiendo lo manifiesto. Ese es el error de la razón filosófica. La verdad, sin
embargo, no puede ser arrebatada, sino que ella misma se muestra de manera gratuita.
En todos los tiempos encontramos filósofos razonadores que clasifican y definen, pero
también poetas que cantan sencillamente la verdad que encuentran. La poesía es la
manifestación espontánea de la verdad misma a través del lenguaje, a través de la
mirada sencilla y la palabra creadora. La verdad más profunda no es necesidad (lo que
no puede ser de otro modo), como han creído los filósofos, sino pura gratuidad,
desbordamiento que se manifiesta espontáneamente, como expresan los poetas. En
definitiva, la pugna entre filosofía y poesía es resuelta a favor de la razón poética.

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