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para llevar adelante los compromisos internacionales en las áreas de desarrollo y
medio ambiente es complejo y requiere evaluación.
Internacionalmente, los avances hacia sociedades más sustentables han sido muy
variados y variables. La Comisión de Desarrollo Sostenible de la ONU, creado en
1992 como iniciativa de la Cumbre de Rió, actúa como referente para estas
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iniciativas y las promueve a través de reuniones, agendas y nuevos instrumentos.
No obstante ello, en general el progreso ha sido lento. Debido a la magnitud de lo
que pretende el desarrollo sustentable – nada más ni menos de reorientar el
modelo de capitalismo tardío dentro el contexto de una nueva manifestación de
globalización económica – la velocidad del cambio tal vez no debe sorprender.
Sin embargo, el proyecto de vincular mejor las economías con los recursos
renovables y no-renovables respecto a los cuales dependen, para mejorar la
calidad de vida de los habitantes ha sido difícil en la mayoría de los contextos
nacionales, a pesar de lo retórico.
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conservación y gestión de recursos; el fortalecimiento del papel de grupos
principales (responsables y beneficiarios); y medios de ejecución.
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Los capítulos 8 sobre integración del medio ambiente y el desarrollo en la
adopción de decisiones, y 37 sobre mecanismos nacionales e internacionales para
aumentar la capacidad nacional, son los más relevantes en el ámbito de la
gobernanza, ya que éstos definen actividades y objetivos para cumplir con los
objetivos trazados en la Agenda 21. .
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en un mapa de diciembre 2005, la Comisión documenta que solamente Brasil y Ecuador en
América Latina están en el proceso de implementación de estrategias nacionales, mientras que
Chile esta en proceso de desarrollo de una estrategia, con Perú, Argentina, Bolivia y Uruguay.
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Con el desarrollo de las Metas del Milenio como benchmark para el desarrollo
internacional, también las estrategias nacionales están siendo orientadas hacia
ese fin, como forma objetiva de medir avances según objetivos acordados en
forma internacional. El interés en medición objetiva de los avances en el
fortalecimiento del desarrollo sustentable a nivel nacional también ha incorporado
el trabajo de la Comisión de Desarrollo Sostenible.
Desde la adopción del IDH a principios de los 1990s, y las comparaciones entre el
IDH y el PIB para establecer distintos rankings de condiciones de desarrollo
nacional, la necesidad de incorporar datos ambientales en esta relación ha sido un
hecho claro. Eso está ocurriendo hasta cierto modo, pero no en términos de
vincularlos como en el caso del IDH-PIB. El índice de sustentabilidad ambiental,
desarrollado por las universidades de Columbia y Yale para el Foro Económico en
Davos, fue utilizado para llenar este vacío y para organizar datos según cinco
campos, integrando 22 temas y 78 variables. Los campos principales son los de:
sistemas ambientales; reducción de estrés sistémico; reducción de vulnerabilidad
humana; capacidad social y institucional; y stewardship global. Aunque no sirve
como análisis de sustentabilidad o ranking de sustentabilidad de países, el énfasis
sobre vulnerabilidad y aspectos organizacionales reflejan claramente
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preocupaciones más amplias, que por ejemplo en el Índice de Desempeño
Ambiental (IDA) desarrollado por las mismas instituciones. El IDA es un índice
ambiental más convencional, basado en calidad de aire, calidad de agua, cambios
climáticos y variables de protección de suelos.
Las Metas del Milenio siguen esta tradición de desarrollo de indicadores para
comparaciones internacionales e intra-nacionales. Fueron diseñadas por la ONU
para establecer metas más que monitorear sólo cambios continuos, las metas han
sido fijadas como desafíos de desarrollo para el año 2015. En su totalidad, el
rango de temas cubiertos por las metas sugiere que sirvan como metas de
desarrollo sustentable, que generarán estrategias de sustentabilidad a nivel
nacional para proseguirlas. Los ocho campos de acción son:
Aunque los indicadores económicos no son incluidos, estos objetivos están más
relacionados con los que pueden ser designados objetivos últimos más que
objetivos próximos del desarrollo. Debido a que el desarrollo económico está
diseñado para mejorar la calidad de vida a través de la reducción de riesgos y el
mejoramiento de livelihoods, entendido en sentido más holístico, la evaluación de
la economía global y nacional debe ser medida en estos términos más que en
términos de acumulación de capital y crecimiento económico per se.
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La importancia de estos indicadores, en el contexto nacional, es que deben ofrecer
pistas para interpretar la evolución de un modelo de desarrollo más sustentable.
Ello como consecuencia de la implementación de una estrategia de desarrollo
sustentable, así como lo dibujado en la Política Ambiental para el Desarrollo
Sustentable.
Se puede decir que hasta el año 1998, la CONAMA vigilaba el medio ambiente
según la ley 19.300, pero desde el año 1998 tuvo el propósito de coordinar el
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sistema gubernamental y no-gubernamental para proseguir con una estrategia que
definiría un modelo de desarrollo esbozado en el informe Brundtland, y
operacionalizado a través del Agenda 21. En el 2008 entonces tenemos la
posibilidad de evaluar una década de promoción de un modelo de desarrollo
sustentable, y no solamente la aplicación de una ley durante quince años de
vigencia (desde su discusión en el Congreso hasta la fecha). Esa meta más
propositiva, y no solamente de procedimiento, está presente en la propuesta
original de la ley. El mensaje de Presidente Aylwin presentó una crítica del
modelo histórico y su consideración de variables ambientales, la distribución
inequitativa de los beneficios socio-económicos, los problemas ambientales
relacionados con la pobreza, y el ciclo critico de marginalización-pobreza-
degradación ambiental-enfermedad y miseria. Esta visión no esta tan alejada de
las criticas más detalladas de otras publicaciones de los años 1990s (ver, por
ejemplo, Claude, 1997; Larraín, 1999).
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Plan de Acción son basados en una selección de objetivos y medios de ejecución
presentes en la Agenda 21 – para que fuera diseñado – y se traduce en los
elementos nacionales en la Política Ambiental en 1998.
Objectivos
- Recuperar y mejorar la calidad ambiental
- Prevenir el deterioro ambiental
- Fomentar la protección del patrimonio ambiental y el uso sustentable de los
recursos naturales
- Introducir consideraciones ambientales en el sector productivo chileno
- Involucrar a la ciudadanía en la gestión ambiental
- Reforzar la institucionalidad ambiental a nivel nacional y regional
- Perfeccionar la legislación ambiental y desarrollar nuevos instrumentos de
gestión
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Es evidente que el gobierno chileno durante la última década ha sido lento en
comprometerse con un modelo de desarrollo sustentable. Aunque pueden
observarse varias iniciativas, como los Acuerdos de Producción Limpia, y
estrategias, tales como la de Biodiversidad y Cambio Climático, es evidente que el
desarrollo sustentable no ha alcanzado a consolidarse como directriz de los
ministerios con más injerencia en el tema, como lo son, entre otros, los de
Economía, Minería, Energía, MIDEPLAN y MINVU. Para asumir una orientación
hacia el desarrollo sustentable, es necesario que dicho concepto no se restrinja
sólo a una serie de iniciativas estrictamente ‘ambientales’ (como sinónimos de
‘naturales’) , o peor aún, que la agenda de desarrollo sustentable se reduzca a la
agenda ambiental. Por el contrario a una perspectiva sectorial, el desarrollo
sustentable debería estar a cargo de todas las entidades públicas, quienes en
conjunto debieren estimular el involucramiento del sector empresarial y de la
sociedad civil.
Tal vez la creación más importante que surge de la Política es la formación del
Consejo de Desarrollo Sustentable. En conjunto a la ley 19.300, sería el Consejo
Directivo el responsable para velar por el cumplimiento de la Política, pero la
constitución de un Consejo amplio facilita la meta de aumentar el proceso de
participación que requiere la Agenda 21, el Plan de Acción de Santa Cruz, y la
misma Política. No obstante, no cambia la responsabilidad principal sobre la
ejecución de la Política.
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Sostenible para nuestro país fundado en una sólida institucionalización a partir del
aporte de la ciudadanía organizada con el objetivo de alcanzar altos grados de
legitimización social de las políticas publicas.” La evaluación de la OCDE (2005)
también enfatiza el rol asesor del Consejo, a través de su informe anual y sus
recomendaciones a la Presidencia. El hecho con la misma evaluación no
documenta ningún detalle sobre su funcionamiento y logros indica el bajo nivel de
reconocimiento público de la entidad y sus impactos. Mientras que el Informe País
(2005, p.342) anota que: “Durante el periodo, su aporte no se ha materializado con
la fuerza esperada y, hoy en día, a nivel gubernamental existen intenciones de
modificar su estructura.”
La institucionalidad existente del Consejo sugiere que puede hacer poco más que
legitimizar las actividades de la CONAMA y no avanzar en la aplicación plena de la
Política Ambiental para el Desarrollo Sustentable de 1998. El informe de la V
Reunión Anual (el único documento del Consejo disponible en forma electrónica
en los sitios de la CONAMA y MINSEGPRES), en el resumen del Secretariado
Ejecutivo, reconoce esta situación cuando comunica que el Consejo, “…ha
identificado como tarea superar la debilidad e incapacidad de su misión y gestión
al no obtener compromiso del gobierno: (1) con propuestas de Desarrollo
Sustentable, (2) con la institucionalidad del CDS que garantice que sus acuerdos
sea efectivamente vinculantes, y (3) con considerar y ver forma de velar porque
los acuerdos del Consejo sean aplicables.” Entre los desafíos, y vinculados con
estas ‘fallencias’, el Secretariado apunta hacia: “(4) Que el CDS, por la naturaleza
de su misión, trascienda a la voluntad política del Gobierno en funciones y se
centre en los objetivos de propuestas de Estado en la implementación de la
Agenda 21 y Acuerdos de la Cumbre de Johannesburgo.”
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convertirlas en oportunidades de escenarios ‘win-win’, como lo define Porter y van
der Linde (1995), en forma local, nacional e internacional. Por ejemplo, Costa
Rica es un país que ha utilizado el desarrollo sustentable como una estrategia de
desarrollo nacional, para minimizar la degradación de recursos naturales y para
maximizar las oportunidades socio-económicas que surgen de distintos sectores
de servicios. No obstante, promover los vínculos entre la agenda global y
actividades nacionales en el área del desarrollo sustentable no es un tema
solamente ambiental (entendido como sinónimo de ‘natural`). Es un tema
transversal y estratégico que implica un dialogo inter-ministerial e inter-sectorial, y
una orientación de largo plazo con objetivos y financiamiento claramente definidos.
Existen experiencias y lecciones de otros países, desarrollados y en desarrollo,
con fuerte apoyo de la institucionalidad multilateral de la ONU, los bancos de
desarrollo, y organizaciones gubernamentales y no-gubernamentales a nivel
internacional. Es evidente que las actividades puntuales de un Consejo de sobre
noventa personas, para asegurar un rol y una influencia más continua, no es
suficiente ni adapto para estos desafíos. En el debate de la Comisión de
Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente (1997, p.76), acordaron
de crear un Consejo de Desarrollo Sustentable que, “…debe representar a todos
los sectores; precisa contar con recursos específicos y constituirse en un
organismo asesor de alto nivel.” Sin duda, cumple con el primer punto, pero se
puede cuestionar si los recursos son suficientes para una Política tan amplia,
también si el rol es de asesor o de intervención: en crear experiencias de Agenda
21 con los requisitos apropiados (ver CDS/ICLEI, 2002).
Para avanzar en esta dirección, es necesario evaluar el rol del instrumento que es
la Política Ambiental que ahora cumple diez años de vigencia. No es suficiente
crear nuevas institucionalidades sin reflexionar, criticar y también reconocer los
avances merecidos.
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identificar quienes no han utilizado esta carta en su deliberaciones y no han
asumido las responsabilidades correspondientes al desarrollo sustentable. En
este sentido, la ley define que es el Consejo Directivo de la CONAMA, o sea todos
los ministros que han ejercido como Consejeros desde 1999. En su introducción a
la Política Ambiental para el Desarrollo Sustentable de 1998, el Director Ejecutivo
de CONAMA en ese momento, Rodrigo Egaña, presentó la política como una
invitación, “…a unirse a este gran desafío nacional.” No obstante, dentro de un
sistema presidencial y centralizado en el gobierno como es el caso chileno, si los
mensajes desde la cúpula no son claros y directos, las posibilidades para otros
actores en el contexto nacional se van limitándose.
Bibliografía
Aylwin, P. (1992) Texto del mensaje del Presidente de la Republica, Don Patricio
Aylwin, con el que envió al Congreso Nacional el proyecto de Ley de Bases del
Medio Ambiente. Mensaje 387-324, 14 Septiembre 1992.
14
Claude, M. (1997). Una Vez más la Miseria ¿Es Chile un país sustentable?
Santiago, LOM.
Robèrt, K-H. (2000). “Tools and Concepts for Sustainable Development, how do
they relate to a general framework for sustainable development, and to each
other?”. Journal of Cleaner Production 8, 243-254.
15
Robèrt, K-H. et al. (2002) ‘Strategic Sustainable Development – selection, design
and synergies of applied tools’ Journal of Cleaner Production 10, 197-214.
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